Traté de sacudir
a Siwon una vez más y murmuró algo en voz baja y se puso totalmente encima de
mí. Una de sus piernas vestidas de mezclilla se deslizó entre la mía y el
grueso brazo que había envuelto alrededor de mí me encerró aún más en el lugar
y esa amplia palma se colocó completamente a través de la curva de mi espalda.
Volteó su cabeza
y frotó su mejilla contra el costado de mi cien y suspiró. Me hizo dejar de
luchar por un segundo y miré arriba interrogativamente hacia él porque el
sonido era tan derrotado.
Me dolió
escucharlo.
Él se sentía como
sí su motor estuviera funcionando a mil grados y tenía que pesar el doble que
yo, pero se sostenía a mí como si fuera un salvavidas. Como si fuera un oso de
peluche viviente, y sea lo que sea que lo mantuviera despierto en la noche,
sosteniéndome lo haría alejarlo.
Exhalé
refunfuñando e intenté decidir cuál era el mejor curso de acción. En
retrospectiva debería haber dado al cantinero el número de Hyukjae y dejarlo
metido en este lío, pero como siempre tenía que intervenir. Ninguna buena
acción queda impune.
No había manera
de librarme a menos que le diera un rodillazo en las bolas o le diera un
puñetazo en la cara para despertarlo y eso parecía un poco exagerado. Me sentí
mal por el hombre. Obviamente él estaba luchando, y claramente un mal día no
empezaba a cubrir lo que él estaba tratando de ahogar con la bebida. Supuse que
no mataría recostarme quietecito hasta que él se volteara o aflojara su agarre.
Además tenía la ventaja añadida de dejarme disfrutar de toda esa dureza del
cuerpo preparado para la batalla que se presionaba contra el mío.
Suspiré de
resignación y traté de moverme un poco para conseguir más espacio. Siwon solo
apretó aún más su agarre y se colocó más completamente sobre mí. Cedí y envolví
un brazo alrededor de sus hombros; eran tan amplios, tan anchos, apenas podía
alcanzar el otro lado. Puse la otra mano en sus costillas, justo encima de la
herida que se estaba curando. Mantuve mis ojos en el techo y no en el reloj,
pensando que él estaría incómodo, dándose cuenta que ya no estaba solo y que
rodaría en cualquier momento.
Solo en algún
momento oí la puerta delantera abrirse y los pasos de Zhoumi en el piso del
pasillo, lo que significaba que eran más de las dos de la mañana y mi manta
humana no había movido un músculo. Había estado clavado en la cama durante más
de dos horas, y no parecía que fuera a librarme antes del amanecer.
Finalmente estaba
demasiado cansado para solo mirar al lado de su rostro dormido o preguntarme
por todos los pequeños cortes y pequeñas marcas que salpicaban su piel. Esta
cercanía con él hizo que la cicatriz por encima de su ceja tuviera un aspecto
realmente malvado.
Parecía que era
un hombre muy afortunado para tener en funcionamiento el ojo de ese lado de su
hermoso rostro. Allí había una historia, una difícil y peligroso vida vivida
trazando a través de su piel para que todo el mundo viera y juzgara.
Lo que hacía para
mí de Siwon un hombre aún más difícil de tratar de entender y francamente
estaba agotado de todo eso. Mi último pensamiento antes de que me rindiera a mi
lucha de tratar de esperar a sacármelo fue que ni una vez en todos los años en
que Hangeng y yo habíamos compartido una cama me sostuvo alguna vez cerca, como
si nunca quisiera que me fuera.
No estaba seguro
de qué me mantenía despierto, si era el sol que me cegaba, la sensación de
estar cubierto por una manta eléctrica en el medio del verano o si era el hecho
imposible de ignorar que no estaba solo en mi cama de vuelos rosa.
Entrecerré los
ojos contra la luz de la mañana entrando en la habitación, pero todo lo que
pude ver durante días era azul. Un azul que las palabras no podrían describir,
un azul que estaba tan caliente y brillante que parecía que podía quemarme vivo
desde adentro hacia afuera.
Abrí la boca para
preguntar a Siwon si se sentía bien, para decirle que se largara de encima,
pero no salió nada. Nos miramos el uno al otro y la falta de ropa entre
nosotros de repente se convirtió en una cosa notable. Podía sentir su Corazón
latiendo contra mí, donde nuestros torsos se tocaban, podía sentí cómo su pecho
se levantaba y caía cuando inspiró profundamente y lentamente dejó salir el
aire, podía sentir la dureza de su erección que necesitaba su propio código
postal contra la suavidad de mis piernas expuestas por mis diminutos pantalones
cortos para dormir.
De cualquier
forma que lo vea esta era una situación compro- metedora, teniendo en cuenta
que éramos prácticamente desconocidos, mi lengua normalmente ágil estaba
teniendo dificultades para encontrar sus defensas.
Su mano se
aferraba a mi trasero cuando me dio un apretón así que pensé que se iba a
apartar, pero no lo hizo. Usó su otra mano para levantar su considerable peso
sobre mí por primera vez en horas, levantó su mano libre y me quedé congelado
cuando él comenzó a acariciar suavemente la curva de mi labio inferior donde mi
boca seguía abierta como una imbécil. Sus manos eran tan grandes, tan rudas que
no deberían ser capaces de ser tan reverentes, tan delicadas. Me hizo jadear.
Debería decir
algo. Él debería decir algo. Sin embargo, ninguno de los dos lo hizo y cuando
esos bonitos y tristes ojos se acercaron a mí, cuando esa sexy boca rodeada por
una sombra de barba cubrió la mía, lo único que podía hacer era mentir y asumir
que esto era inevitable.
Había sido besado
muchas veces en mi vida, por buenos y malos chicos, por los chicos que me
gustaban y los que no, por chicos con los cuales pasé unos minutos y con los
cuales estuve años, pero nunca nadie me había besado como este.
Algo pasó cuando
esa boca se posó sobre la mía. Mi cerebro hizo cortocircuito, mi sentido común
y la racionalidad se fueron lejos y todo lo que quedó fue un montón de hormonas
en ebullición y un deseo tan fuerte que casi dolía latiendo bajo mi piel.
Estaba rodeado
por él, engullido por él. Estaba en todas partes y era abrumador. Sabía que
debería decirle que se detuviera, que esto no era correcto. Yo no hacia este
tipo de cosas y tenía la sensación de que todavía estaba a cielo abierto y
sangrando por todo lo que había arrojado sobre él la noche anterior, pero las
palabras no venían y no era como si pudiera usarlas si lo hacían.
Su boca era dura
contra la mía, su lengua invadiendo cada rincón, cada lugar oculto. Ninguno de
los dos tenía mucho cabello del cual sostenerse, así que tuve que conformarme
con aferrarme a sus orejas para mantenerlo en su lugar. Debería estar dándole
un empujón, no acercándolo más, pero no había manera de que eso pasara, no con
toda esa fuerza física empujando contra mí y esos ojos que me hacían querer
ahogarme en ellos.
Le devolví el
beso, porque en realidad eso era lo único que podía hacer. Deslicé mi lengua
contra la suya, dejando que mis dientes encontraran su suave labio inferior, pasando
mí brazo alrededor de su cuello mientras nos devorábamos el uno al otro.
No había otra
forma de describirlo. Nos retorcíamos juntos, sus ásperos jeans se frotaban
contra mis piernas desnudas, sus manos me sostenían en un apretón del cual no
podía liberarme aunque lo quisiera. Nos besamos, nos chupamos, nos mordimos y
en algún momento pasó de ser una especie de combustión espontánea a un fuego
lento que me había hecho envolver una pierna alrededor de su estrecha cintura y
no protestar cuando sus impacientes manos empezaron a tirar de mi camiseta y
caí sobre la cama.
Esto fue
demasiado rápido, ya era demasiado malo. Él no era el tipo de chico que había
estado teniendo en cuenta. Él estaba tan lejos de mi idea de perfección, pero
no había ninguna discusión de que él llenaba la factura para construir en mí un
doloroso hormigueo que solo crecía.
Jadeé un poco
cuando mi ropa rozó mi cabeza. No había estado desnudo con un chico en un
tiempo muy largo y estar desnudo con este chico era intimidante. Donde él era
toda suavidad y músculos perfectamente moldeados, yo era todo un remolino de
colores tatuados sobre una piel blanca.
Mi brazo
izquierdo, tenía un montón de lirios tatuados a lo largo del lado izquierdo de
mi caja torácica. Eran brillantes, llenas de todos los colores bajo el sol y el
pistilo en cada una de ellas estaba decorado con un piercing subcutáneo. Yo
tenía cuatro o cinco pequeños que brillaban y parpadeaban desde el centro de
cada flor. Era algo que estaba seguro de que este serio e intenso soldado nunca
había visto antes, pero no fue suficiente para detenerlo.
Arrojó mi
camiseta sobre su hombro y tocó con la punta de su dedo índice uno a uno, lo
que me hizo temblar. Todavía no habíamos intercambiado una sola palabra y las
cosas se salían rápidamente de mis manos. Me estaba quedando sin espacio para
hacer una escapada elegante.
Puse una mano en
el centro de su pecho, extendí mis dedos y traté de reunir mis locos e
embriagadores pensamientos. Necesitaba un minuto para recuperar mi aliento, un
segundo para recordar que no éramos dos personas que tenían cosas en común, que
normalmente no existirían en el mundo del otro.
Estaba frotando
su pulgar entre las pequeñas joyas que salpicaban mi costado. Él no parecía
extrañado por ello o desconcertado por toda la tinta que estaba ahora en
exhibición, de hecho, ni una vez alejó su hipnótica mirada de mí. Él puso su
enorme mano sobre la mía forzando a mi palma aplanarse contra su piel.
No me gusta
recibir órdenes de nadie, en ningún momento, pero algo me estaba pasando, a
nosotros, y no era capaz de detenerlo. Arrastró mi mano sobre su esternón, a
través de su pecho, su ondulado y tenso estómago, por encima de su ombligo
bajando hacia su camino feliz, deteniéndome cuando alcanzó el rígido material
de su bragueta, el calor y la dureza de su piel me quemaban tras su ropa al
instante que mis dedos lo tocaban. No me presionó otra vez. Retiró su mano y
cepilló con su pulgar mi mejilla. Me estaba dando una salida si yo la quería,
de alguna manera, sin una sílaba este tipo me dijo más que cualquier otro
hombre con el que podía recordar haber ido a la cama.
En mi periferia
estaba flotando la cordura, la lógica, la racionalidad, todas las cosas a las
que tenía que aferrarme para detener esto. Esos pensamientos eran nebulosos y
brumosos pero estaban. Siwon me estaba dando la oportunidad de agarrarme a
ellos si eso era lo que quería hacer, y de pronto me di cuenta que lo que había
oído sobre él, que en el fondo era un buen chico tenían que ser cierto.
Él no me estaba
empujando, él no estaba tratando de tomar ventaja a pesar de que era mucho más
grande que yo y obviamente podría forzar la situación si así lo quería. Él me
estaba dando una oportunidad y yo estaba a punto de sorprendernos a ambos
porque no podía resistir la palpitante atracción de su piel dura como roca bajo
mis dedos. Quería verlo, quería tocarlo, quería saber si era tan grande y duro
como el resto de él. Puse tan solo la punta de mis dedos en la parte superior
de sus jeans y libre el primer botón.
Él siseó entre
dientes y bajó la cabeza para alcanzar con su boca uno de mis pezones. Fue tan
sorprendente, la succión y la humedad, el roce áspero de la barba de la mañana
a través de mi piel, me arqueé y tiré mi cabeza hacia atrás. Cuando pasó su
lengua, cuando raspó mi sensible piel con los bordes de sus dientes, yo estaba
deshecho. No había más pensamientos para tratar de actuar bien, sin más
preocupaciones de que no lo conocía bien, solo quería y necesitaba lo que él me
iba a dar. Fin de la historia.
Puse mis dos
manos entre nosotros, bajé su cremallera sin herirlo y comencé a tirar de la
mezclilla fuera de sus caderas. No tenía ropa
interior, siempre era así de caliente, y definitivamente no era tímido
porque se levantó y empujó sus pantalones el resto del camino. Cayeron al suelo
junto a mi descartada camiseta y mientras se arrastraba hacia atrás por encima
de mí me tomó un segundo para comprobar la mercancía y sentí que mis ojos se
abrieron en estado de alarma.
Yo no era un
mojigato, sabía que había distintas formas y tamaños, estaba íntimamente
familiarizado con lo bueno, lo malo y lo feo. Era un peligro de mi profesión,
pero Siwon estaba dotado de algo que no estaba seguro de sí la anatomía y
biología iban a permitir que sucediera. No tenía nada que decir, era enorme por
todas partes. Estaba pensando en que necesitaba replantearme todo este asunto y
comenzar a actuar como una persona inteligente, como una persona responsable
pero puso sus manos sobre mis pantalones cortos junto con mi ropa interior y de
pronto estaba desnudo, y atrapado bajo él antes de que la protesta y el pánico
pudieran asentarse.
No había forma de
que encajáramos, aunque estaba tan excitado, me sentía como si todas las partes
en que nuestra piel se tocaba fueran a terminar soldadas entre sí. Podía sentir
el deseo y la húmeda erección entre mis piernas, vi que él también lo sintió,
cuando en sus ojos brillaron chispas en todas direcciones. No me importaba lo
sexy que fuera, lo terriblemente caliente y lo mucho que me molestara, no había
forma de que su arma de destrucción masiva trabajara su camino dentro de mi
cuerpo.
Mi temor debe
haberse notado en mi cara, porque la ceja debajo de su cicatriz se levantó y
dejó de tocarme, ya no caían pequeños besos a lo largo de mi clavícula y dejó
de tocar suavemente las flores que decoraban mi costado. Me miraba mientras yo
estaba fascinado por la gota de sudor que se deslizaba desde su sien, pasaba
por el borde de su mejilla, se abría paso por su cuello y seguía a largo de un
pecho que parecía pertenecer a una estatua de mármol.
Yo no estaba
familiarizado con este tipo de autocontrol, este tipo de voluntad, por lo que
solo tracé el recorrido de esa gota de sudor y me detuve en su pezón.
—Eso nunca va a
encajar.
Las palabras
fueron estranguladas, como si no hubiera bebido nada en cien años o más. Estábamos
tan cerca, esto era tan crudo y abierto que no sabía qué hacer con él o
conmigo. Mis palabras estaban destinadas a ser divertidas, para frenar las
cosas, pero sonaba asustado, incluso a mis propios oídos y yo sabía que no era
solo porque era mucho más que cualquier otro hombre con el cual haya estado.
Esa sola ceja se
elevaba aún más alto y esa pequeña sonrisa ladeada que me noqueó el otro día.
Supongo que decidió que mis palabras eran un reto y no una advertencia porque
lo siguiente que supe fue que toda su atención se desplazó a mi entrada ese
lugar húmedo y necesitado.
Abrió mis piernas
con uno de sus muslos, empujó mi cadera hacia arriba y profundizó sus dedos en
mi entrada, electrificando todo con su toque, mientras se encargaba de mi
entrepierna. Le dio un pequeño masaje en ese especial punto haciéndome jadear
su nombre.
Al ver mi
reacción siguió jugando con el resto de mi cuerpo, creando una marea de
sensaciones que me romperían en cualquier segundo. Me tocó, me acarició. Me
trabajó como nunca lo habían hecho antes y justo cuando me estaba volviendo
polvo, presionando los talones en el colchón casi viendo estrellas quitó sus
hábiles dedos, moviéndome bajo él empujado toda su turgente carne dentro de mí.
No estaba listo para ello, pero él se deslizó completamente y me llenó hasta el
punto que pensé que me iba a ahogar por todo lo que estaba sintiendo, todo lo
que pude ver fue el brillo en sus ardientes ojos.
Se quedó quieto
por un segundo, esperando a ver si lo apartaba, si le decía que era demasiado.
En cualquier otro momento habría apreciado su contención; ahora quería estrangularlo.
Me sentía empalado, clavado, pegado, lo cual odiaba y amaba a la vez. Este era
un aspecto del sexo que nunca antes había experimentado, añadía un nuevo
elemento que llevaba las cosas a un diferente nivel.
—¿Bien?
Fue la única cosa
que dijo desde que todo comenzó y realmente fue más un susurro que un sonido.
Sabía que si le decía que no, que me dolía, que era demasiado, se detendría, me
dejaría salir de debajo de él y se alejaría sin preguntas, fue esa instintiva
comprensión la que me hizo bajar las barreras y deslizar mis manos alrededor de
su cuello. Quería verlo terminar, quería saber qué pasaba con esos
espectaculares ojos cuando llegaban al borde. Yo estaba cerca, no había forma
de frenarme ahora.
Se movió
lentamente al principio, creo que tenía un legítimo temor de haberme causado
serios daños con su arma, pero había hecho un excelente trabajo preparándome,
dejándome listo para él, por lo pronto yo estaba retorciéndome nerviosamente
debajo de él instándolo a moverse más rápido a ir con más fuerza, a dejarse
llevar.
Era bueno leyendo
mis señales me observó con sus ojos fijos en los míos y antes de darme cuenta
mis piernas estaban en lo alto de su cintura y se conducía hacia mí como si
estuviera tratando de atravesar el colchón. Fue impresionante.
Los músculos de
su cuello se marcaban como cables, una fina capa de sudor cubría sus
pectorales, sus bíceps se hincharon lo suficiente como para ofrecer un buen
espectáculo, y esos ojos, oh hombre, esos ojos se encendieron como espectáculo
de fuegos artificiales. Cuando él gruñó su liberación y se dejó caer en el
hueco de mi cuello. Tuvo cuidado de no colapsar todo su peso sobre mí, cuidando
de bajar mis piernas, de salir despacio lo que nos hizo jadear a ambos.
Se dejó caer
sobre su espalda, nos quedamos mirando el techo respirando agitadamente sin
hablar. No estaba seguro de lo que había que decir. En todas mis expectativas
de lo que yo esperaba, nunca había visualizado a alguien como Lee Siwon.
En cierto modo me
maravillé de que bloqueara el sol, pero todo lo demás estaba esperándome en el
horizonte. Era un problema que literalmente iba a ser jodidamente duro de
ignorar, pero de todas formas lo iba a intentar hasta que supiera qué demonios
acababa de hacer y exactamente qué
significaba para todos mis planes cuidadosamente construidos.
Pensé que estaba
soñando. En algún lugar entre la bruma de
la sangre y
muerte, y la
estupefacta nauseabunda sensación de estar casi perdidamente ebrio, tuve
un sueño de que un duendecillo entró y me salvó de todo.
Todo fue un
borrón después de la quinta o sexta bebida. Lo que sabía era que por los
aturdidores efectos del alcohol, y por los suaves y amables recordatorios de Eric,
las cosas desastrosas en la vida no podían estar ligadas directamente a mí,
eran las únicas cosas que me impedían salirme completamente de los carriles.
Cuando abrí mis
ojos porque el sol era una mierda, abofeteándome en la cara, no tenía ni idea
de dónde estaba. Demonios, apenas sabía quién era, mi cabeza estaba palpitando,
me sentía un poco como si fuera a vomitar, y todo lo que sabía era que estaba
rodeado de color rosa de pared a pared. También tenía todo tipo de suaves
curvas atrapadas debajo de mí y olía a algodón dulce y flores.
Tenía que ser un
sueño, porque en ningún momento de mi realidad llegué a despertar, después de
un día de mierda para acabar con todos los días de mierda, y tener esos
increíbles ojos de dos tonos mirándome con temor, pero también con una buena
dosis de admiración. Por lo tanto, tenía que ser un sueño, y ya que estaba
soñando, yo iba a hacer lo que me había estado muriendo por hacer desde que él
me llamó Capitán Anti-Diversión y me sonrió como si ya supiera todos mis sucios
y oscuros secretos. Yo iba a besar esa boca descarada hasta que ninguno de
nosotros pudiera respirar, hasta que mi cabeza dejara de doler, hasta que
olvidara lo que me había puesto en tan lamentable, y vulnerable, estado en
primer lugar.
Solo que no tenía
idea de que un simple beso con este pequeño, mandón y bocón joven iba a volverme
de cabeza. Quería besarlo porque era lindo, suave y realmente creía que tenía
los ojos más bonitos que había visto, pero sobre todo quería besarlo porque
sabía que me diría que me detuviera, que no dudaría en alejarme y ponerse hecho
un manojo de nervios de justa indignación. Yo ya me estaba sintiendo casi tan
bajo como podía, así que no había nada de malo en dar un paso más allá.
Heechul
aparentemente no jugaba por cualquier conjunto normal de reglas, sin embargo. Él
hizo todo lo contrario de lo que yo esperaba, y al poco tiempo yo estaba
demasiado asustado para hablar, demasiado asustado para respirar siquiera,
porque estaba preocupado que solo un leve movimiento en la dirección equivocada
y él pondría fin a la única cosa que me había hecho sentir bien en un tiempo
muy largo. Todavía se sentía como un sueño, pero él era tan caliente, tan
condenadamente inesperado, ahora se sentía como un sueño hecho realidad.
Cuando todo había
terminado, mientras yacía allí jadeando y tratando de pensar en una respuesta
adecuada, ya que “gracias” solo lo reduciría, él rodó por el otro lado de la
gran cama y me miró con unos ojos que eran a la vez brillantes y
resplandecientes y oscuros y turbulentos. Esa cosa de dos colores realmente era
una especie de viaje.
—Voy a tomar una
ducha y luego necesitas llevarme a buscar mi auto en ese agujero en la pared en
el que estabas ayer.
Él se dio la
vuelta para hurgar en un pequeño closet al otro lado de la muy rosa habitación
y me tomó un momento para admirar la vista. Era ágil, toda líneas suaves y la
piel decorada coloridamente. Todo lo relacionado con esta chica era una
sorpresa.
—Ahh... no es que
no estoy agradecido por ello, pero ¿cómo exactamente fue que terminé aquí? —El
en la cama contigo lo dejé tácito.
Él se puso una
corta bata que tenía diminutas estrellas de plata por todas partes y parecía
sedosa y brillante. Me miró por encima de su hombro y pasó las manos por su
cabello corto. Me acerqué al borde de la cama y empecé a ponerme mis jeans,
pero tuve que tomarme un segundo porque mi cabeza comenzó a latir al ritmo del
latido de mi Corazón.
—El cantinero
llamó a la tienda buscando a Hyukjae pero él ya se había ido. Estaba lidiando
con la crisis de ser un nuevo propietario y Kyuhyun no estaba en el
apartamento. Tú no estabas en condiciones de ser dejado solo, así que te traje
aquí.
Él no solo que
era ardiente sino que debajo de toda esa apariencia respondona había un Corazón
muy grande. Yo era mucho para manejar en un buen día, y sabiendo dónde había
estado ayer antes de que el alcohol inundara mi sistema, él fue muy valiente en
tratar de hacer frente a todo eso por su cuenta. La mayoría de las personas no
harían eso por un virtual extraño.
Me froté fuerte
las manos sobre mi súper corto corte de cabello; esto no había sido totalmente
incómodo hasta el momento, pero ahora se sentía más personal.
Él no dijo nada
más, solo desapareció en el cuarto de baño, y oí la ducha encenderse. Encontré
mi camisa arrugada en una pila con mis botas y terminé de vestirme. Olía como a
sexo y alcohol de un día. Olía a como Hyukjae solía oler todo el tiempo. El
caprichoso pensamiento de mi hermano me tenía buscando distraídamente mi
teléfono y mis llaves.
Debí haberle dado
a Eric mejores instrucciones antes de derrumbarme ayer. No es que Heechul
pareciera tener ninguna prisa por tratar de deshacerse de mí, pero esto tenía
todas las características de una situación que podría cambiar en un segundo y
no podía evitar la sensación de que había algo que se me estaba olvidando.
No seguro de qué
hacer conmigo mismo en la habitación exageradamente rosa, me decidí a desafiar
la naturaleza e ir en busca de un vaso de agua y tal vez algunos calmantes para
mi cabeza. La casa era pequeña y linda.
El estilo
ecléctico del Heechul estaba en exhibición en todo. El sofá era púrpura, las
alfombras eran de lunares, y yo asumí que la enorme pantalla plana y sistemas
de juegos tenían que pertenecer a Henry porque eran las únicas cosas en la sala
de estar no salpicadas de color. Encontré la cocina en la parte trasera de la casa
y me encogí por dentro cuando vi que no estaba vacía.
Kangin estaba en
la pequeña mesa bebiendo una taza de café y aparentemente haciendo caso omiso
de su hermano, quien lo estaba interrogando acerca de algo. Ambos juegos de
ojos se agrandaron cuando entré en la habitación. Kangin levantó una ceja y Zhoumi
parpadeó como si no tuviera idea de quién era yo. Sentí un rubor embarazoso
comenzar a trepar por mi cuello y me aclaré la garganta. Le rogué a Dios que
pudiera recordar qué, si acaso cualquier cosa, había hecho la noche anterior.
—Ah, hola.
Agradecido acepté
la taza de café que Kangin me entregó y apoyé la cadera en la barra mientras
ellos seguían mirándome.
—¿Es tu camioneta
esa de ahí fuera? —Me gustaba la voz de Zhoumi. Era toda suave y calmada. Me
gustaban esas largas piernas suyas en sus pantalones para correr, también, pero
Henry era como un hermano para mí, así que no había manera de que alguna vez
admitiera eso en voz alta.
—Si. Necesitaba
un conductor designado y Heechul decidió serlo.
—¿Pasaste la
noche?
No me gustaba la
acusación, yo estaba acostumbrado a estar del otro lado.
—Sí, bueno, me
desmayé en su cama, así que realmente no era
una opción.
Pude ver a Kangin
haciendo los cálculos en su cabeza de que Heechul no había estado en el sofá o
en cualquier otro lugar esta mañana.
—Interesante.
—Kangin solo se rio y no dijo nada, por lo cual yo estaría eternamente
agradecido. Había algo acerca de la manera en que él te miraba, algo acerca de
la forma en que te medía, eso era desconcertante e inquietante.
—¿Que es
interesante? —Heechul entró en la habitación con olor a limpio y fresco. Traté
de no darme cuenta de que había dejado que la barba quemara a todo lo largo de
su mandíbula y garganta.
Zhoumi hizo una
mueca y le dio una banana.
—Que tuviste que
cuidar al Lee supuestamente responsable, anoche.
Heechul frunció
el ceño y pasó junto a mí de vuelta a la sala de estar. Llevaba pantalones
cortos negros y una camiseta de rayas blancas y negras.
—Todos tenemos
días malos. Tengo que conseguir mi auto, ¿estás listo?
Asentí con la
cabeza y le entregué a Kangin la taza de café. Intercambiamos una leve
inclinación de cabeza, como si él entendiera el potencial para que esto fuera
lo más incómodo en el mundo, y le di a Zhoumi una pequeña sonrisita. Él levantó
sus cejas hacia mí y tomó mi lugar en la barra. Sabía que tan pronto como nos
fuéramos estarían desmenuzando lo que significaba mi estancia.
Me di cuenta de
que Heechul parecía estarse moviendo un poco más lentamente que su habitual
manera hiperkinética. Quería preguntarle si le había hecho daño, él era más
pequeño que las parejas con las que normalmente me iba a la cama, pero
parecíamos estar en la misma página acerca de dejar que el asunto se asentara y
yo no quería agitar las aguas. Sacó mis llaves de su bolso y me las lanzó.
—Dejé la
billetera y el teléfono en la guantera.
—¿Hice, o dije,
algo fuera de lugar anoche?
Necesitaba saber
si le debía una disculpa por cualquier cosa... bueno, por algo además de
devorarlo como si fuera mi última comida.
—No. Solo estabas
triste, muy triste.
No sabía si eso
significaba que yo me estaba sintiendo triste, o que yo estaba triste como para
que él sintiera pena por mí. No había manera de que pudiera mirarlo a los ojos
otra vez si eso había sido una follada por lástima. Era demasiado bueno,
demasiado intenso y si él solo sentía pena por mí, nunca sería capaz de mirarme
en el espejo como un hombre otra vez.
—Recibí una
llamada telefónica desde el desierto ayer. Fue mala.
Entré en el tráfico.
Necesitaba averiguar si había hecho un desastre de mí mismo frente a Eric y la
pandilla, en el bar, también.
—Eso dijiste.
También mencionaste que estar en casa te hace responsable de alguna manera por lo
que pasó, lo cual yo espero que sepas que es una locura. La gente cuyo trabajo
es luchar en una guerra tiene un alto riesgo de que ellos puedan terminar
heridos o muertos, tú debes saber eso. Estar aquí o allá no hace ninguna
diferencia en el asunto.
Suspiré y apreté
mis manos en el volante.
—No importa.
Cuando fui desplegado mi hermano murió, cuando estoy aquí los hombres de mi
unidad mueren. Simplemente no puedo alejarme de esto y sin embargo, de alguna
forma, cada vez me las arreglo para pasar rozando la puerta de la muerte.
Él me miró con
aquellos ojos extraños, la compasión en uno, la censura y la advertencia en el
otro.
—Eso es demasiado
para que una persona lo cargue a cuestas todo el tiempo, Siwon. Tú no puedes
ser responsable por todos o sentirte culpable todo el tiempo por ser uno de los
afortunados.
—¿Cómo tú? —Le
lancé una mirada de reojo—. Corres alrededor, rescatando a esos jóvenes,
Donghae y Zhoumi, y ahora a mí. Tú quieres salvar a todos tanto como yo lo
hago. —No iba a tocar la parte de la culpabilidad de esa declaración.
—Sí, lo sé, la
única diferencia es que cuando ellos sufren por sus propias decisiones, no tomo
la responsabilidad por ello. Cuando Hyukjae estaba actuando como un idiota y se
alejó de Donghae, eso no fue mi culpa. Cuando Zhoumi estaba fingiendo que podía
vivir sin Henry, eso no tenía nada que ver conmigo. Solo estoy ahí para quererlos
al atravesar esto y recoger los pedazos después. Tú crees que ocasionas
directamente las cosas malas y eso es una estupidez.
Él de alguna
manera tenía un punto, así que no le respondí y, así, pasamos el resto del viaje
en silencio. Cuando llegamos al bar me dirigí a la parte de atrás y él señaló a
un ridículo Mini Cooper que estaba pintado de un brillante rojo. Yo ni siquiera
cabía en la cosa. Me detuve junto a él y apagué el motor. Me incliné sobre el
asiento y saqué mis cosas de la guantera. No me perdí la forma en que su
aliento quedó atrapado cuando mi brazo rozó su pecho.
Nos miramos el
uno al otro en mudo silencio durante un minuto completo antes de que él
alcanzara la manija de la puerta. No podía solo dejarla irse sin decir algo
acerca de esta mañana, no es que yo tuviera una idea de lo que debería ser.
—Acerca de esta
mañana... —Él levantó una mano antes de que pudiera comenzar.
—Simplemente no
lo hagas.
Oh si!
ResponderEliminarPaso lo que tenía que pasar!!
Ahora la tensión sexual, los va a matar(?)ahhhhh
Genial!!!!!
Wi~
Tal parece que hay cosas que no necesitan palabras...solo una mirada y una sonrisa
ResponderEliminarLos dos ewtán que no se la creen...renegaban uno del otro diciendose que no era su tipo,y miren nada más...sus "no tipo" les ha provocado acciones y cosas que nadie más lo ha ía hecho...si eso no es ser su tipo...al menos van por buen camino para descubrirlo.
Pero es que ni planeado les hubiera salido mejor.
Esto pasó en la mañana,o sea que Kangin tuvo que haber escuchado cosas...Mimi andaba corriendo así que no se entero de nada...si es que Kangin no le dijo algo más.
El final...por ahora creo que así están bien,nadie está claro.
Siwon no quiere ver que estuvo con él por lastima,y Hee,no sé lo que piense ya que por ahora no quiere tratar el tema...pero tendrá que hacerlo.
Ahora qué harán(?)...si los dos se sintieron tan bien estando en los brazos del otro.
😏 si ponía otro emoji le decía todo.
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