—Entre —anunció Jungsoo
por encima del hombro al oír el golpe. Estaba tratando de sonar civilizado,
pero no había nada en él por el momento que se sintiera civilizado. Sora se
había ido. Él la había enviado lejos. Y ahora estaba aquí, al borde de una
especie de guerra con su hermano y sin su compañera para decirle que todo iría
bien.
—Se ha ido —dijo Jongkook,
el general de su ejército, hablando en voz baja detrás de él.
Jungsoo se tragó
el comentario sarcástico que estaba en la punta de su lengua. No era culpa de Jongkook
que Sora se hubiera ido. No era culpa de nadie, sino la suya propia.
—Lo sé, pero
gracias por decírmelo.
Él sabía que Jongkook
quería decir algo más, pero éste no estaba seguro de si era un momento adecuado
para hacerlo.
—¿Qué pasa Jongkook?
—preguntó Jungsoo finalmente mientras un fuerte suspiro escapaba de sus
pulmones.
—¿Era realmente
necesario enviarla lejos? —Jongkook estaba tratando de mantener la acusación
lejos de su voz, pero él quería que su Rey fuera plenamente consciente de la
desaprobación—. No es solo usted quien siente su ausencia.
Jungsoo no estaba
seguro de si eso era lo que pasaría, pero entendía lo que querían decir. Ellos
se sentían insignificantes, sin propósito y sin saber qué hacer mientras veían
a su Rey titubear por el camino a través de su existencia, tratando de dar
sentido a lo que tenía qué hacer después.
—Jongkook —su voz
fue suave mientras su cabeza caía hacia delante y una ráfaga de aire abandonaba
sus pulmones—, no la habría enviado lejos si hubiera pensado que había otra
opción.
—Ya lo sé. Pero
enviándola lejos has traído el miedo a los corazones de nuestra gente.
—¡Deberían tener
miedo! —gruñó Jungsoo mientras se daba la vuelta y sus ojos taladraban a Jongkook—.
No queda nada bueno en mi hermano. Cualquier cosa digna en él murió con su
mujer, y todo lo que queda es una cáscara vacía, anhelando ser llenada con
sangre, pena y el dolor de los demás. Deberían tener miedo —estas últimas
palabras salieron casi en un susurro.
Jungsoo sabía que
sus palabras fueron crueles y que su ira estaba fuera de lugar, pero eso no
ayudó a mantenerlo bajo control.
—En muy poco
tiempo voy a estar yéndome a la manada Coreana. Voy solo. Tú tendrás que
mantener un ojo en el perímetro. La oscuridad en el aire no se ha hecho más
densa, pero tampoco ha disminuido en absoluto. —La voz de Jungsoo había perdido
parte de su filo y estaba empezando a bloquear las emociones que amenazaban con
consumirlo.
No tenía tiempo
de lamentarse por su compañera. Tenía un enemigo por derrotar y no podía
vencerlo estando aquí de pie en esta sala del trono quejándose de cosas que no
podía cambiar.
***
Siwon cerró la
puerta silenciosamente detrás de sí mientras entraba en la habitación. Observó
en silencio mientras Heechul iba al armario y empezaba a sacar la ropa,
poniéndola sobre la cama. Él no tenía ni idea de lo que iba a decirle, pero
estaba aterrorizado que tan pronto como abriera la boca iba a ser para pedirle
que se quedara y suplicar su perdón.
Le había
lastimado mucho en el último mes, y sabía que solo continuaría lastimándolo.
Qué opción tengo, gruñó para sus adentros. Quería salvar la vida de su hijo, y
no quería poner a Heechul en un lugar donde tuviera que elegir entre él o su
bebé. Ésta era la única solución a la que podía llegar, y sabía que Heechul le
diría que eso apestaba y que pensara en algo nuevo, pero acababa de repasarlo
de nuevo.
—¿Vas a decirme
por qué estás tan tranquilo con dejar a tu esposo embarazado volar al otro lado
del mundo con una mujer que está siendo perseguida por un loco hechicero? —Su
voz era tranquila y nivelada.
Siwon dio un paso
hacia él, pero Hee levantó su mano para detenerlo.
—Respóndeme, B
—le dijo con firmeza.
—Te amo, Heechul.
Te amo más de lo que cualquier hombre tiene derecho a amar. Eso es todo lo que
necesitas saber. —Trató de implorarle con sus ojos que solo confiara en él.
Pero, solo podría realmente pedírselo cuando sabía que él estaba pensando en
acabar con su vida sin decírselo.
—Tan romántico y
cursi como suena, es una porquería de respuesta Siwi y tú lo sabes. —Hee agarró
su maleta del armario y empezó a poner la ropa que había colocado en su cama.
Soltó una risa seca que decía que era de cualquier cosa, menos de humor—. Lo
digo en serio, ¿después de todo lo que hemos pasado juntos? ¿Después de todo lo
que hemos hecho juntos, honestamente crees que solo aceptaré lo que me estás
diciendo y actuaré como si tuviera la cabeza tan lejos de mi trasero que no
puedo oler toda esa mierda que has soltado?
Sus ojos se
abrieron de par en par ante su lenguaje. Él estaba acostumbrado a que fuera
grosero, pero incluso para Hee esto era intenso.
—Sí, lo dije.
—lanzó sus brazos de par en par—. ¿Qué vas a hacer al respecto, Alfa? Decirme
otra dulce estupidez y esperar que me calle con eso, para que así pueda ignorar
el hecho de que mi compañero me está dejando por fuera, enviándome a mí y a su
hijo aún no ha nacido a otro país, sin ni siquiera un: “Adiós nene, espero que
nuestro bebé sobreviva al
alumbramiento”. ¡Vamos, Siwi!
¿Qué demonios es eso?
Siwon se volvió
bruscamente y estrelló sus puños contra la pared rompiendo aún más a través del
yeso mientras sus palabras atravesaban su corazón.
—¡¿CÓMO PODRÍAS
SIQUIERA PENSAR TAL
COSA?! —gruñó, pero se mantuvo de
espalda—. No tienes ni idea del dolor que estoy pasando ahora mismo, compañero.
Se volvió
lentamente hacia él mientras su respiración aumentaba y luchó por el control
para evitar transformarse
—La idea de que
tú estés lejos, donde no puedo tocarte, no puedo sostenerte, no puedo estar
allí si me necesitas, es como una espina caliente metida dentro de mis
entrañas.
—¿Cómo se supone
que voy a saber eso, Siwon? —gruñó Hee enseguida—. No me dejas entrar. Escondes
tus pensamientos de mí. Mantienes tu toque lejos de mí. Es como si no pudieras
soportar estar conmigo. ¡¿QUÉ SE SUPONE
QUE PIENSE?! —Las lágrimas resbalaban por sus mejillas y había abandonado la
maleta medio empacada.
Sus ojos se
encontraron y el dolor que ambos sintieron irradió entre ellos.
Siwon tambaleó
hacia delante y cayó de rodillas delante de él.
—Por favor, sé
que no lo merezco, pero confía en mí, por favor —susurró él contra su estómago.
Hee cerró los
ojos y absorbió el contacto mientras pasaba los dedos por su oscuro cabello.
Había crecido lo suficiente en el último par de meses de modo que sobresalía
delante de sus ojos sin que él se diera cuenta, y añadiendo a su encanto fuera
de límites.
Hee sintió más
lágrimas deslizarse por sus mejillas y caer sobre el rostro de él mientras lo
miraba. Siwon se levantó y envolvió sus brazos alrededor, tirando de él tan cerca
y fuerte como pudo sin lastimarlo.
—Princesa
—susurró contra su cabello. Aspiró su aroma, pudo saborearlo en su lengua y
añoró las noches de risas compartidas, susurros y amor—. Siento mucho haberte lastimado. Pero
tienes que creerme, te amo, amo nuestro bebé, y no estoy abandonándote.
Heechul se
estremeció al sentir su aliento contra su cuello y sus manos recorriendo su
espalda, firme y confiado en su toque. Le encantaba eso de él. Mientras le
abrazaba, le pedía que confiara en él y a pesar de que no le diría lo que le
estaba atormentando, Heechul sabía que lo haría. Le daría a Siwon cualquier
cosa que pidiera, aunque le rompiera el corazón hacerlo.
—Prométeme que
vas a estar bien —le dijo mientras se apartaba lo suficiente como para ser
capaz de mirarlo a sus ojos color ámbar—, prométeme que vendrás por mí y tu
hijo. Prométeme eso. —Sus palabras fueron cortadas con el ahogo que sentía
mientras trataba de evitar derrumbarse.
—Silencio, Heechul
—le dijo suavemente. Lo besó en la frente, las mejillas, la barbilla y luego
sus labios. La mano de Siwon se deslizó dentro del cabello de Heechul y a cada lado de su cara,
manteniéndolo inmóvil mientras tomaba su boca en la suya. Lo besó
profundamente, grabando su sabor en su mente, su amor en su corazón, y, como de
costumbre, Heechul dio tanto como obtuvo. Él mordisqueó sus labios y sonrió
cuando gimió y apretó su protuberante cuerpo contra el suyo. Él siguió
besándolo, pero dejó que una de sus manos se deslizara hacia abajo hasta que
descansó sobre su estómago. Heechul jadeó a medida que se apartaba del beso y
presionaba su frente contra la de él. Sus ojos se encontraron con los suyos
mientras cubrió su mano con la suya.
—Te amo. —El
susurro de Hee se extendió a los lugares oscuros que empezaban a formarse a
medida que su vínculo comenzaba a debilitarse. Él alejó el pensamiento de su
mente y se centró en el joven en sus brazos… su esposo.
—A veces “te amo”
parece inadecuado para lo que siento por ti —susurró él.
—Por favor, dime
que me quede —le rogó Heechul y eso trajo una nueva oleada de angustia.
—Lo deseo princesa,
más de lo que sabes. Pero necesitas irte. Estarás a salvo ahí.
El lobo de Siwon
le gruñó. Nosotros lo mantendremos a salvo, le dijo al hombre. Nosotros lo
protegemos; él es nuestro.
No podía discutir
con su lobo, porque todas esas cosas eran ciertas, pero el hombre sabía que a
veces proteger significaba dejar de lado el instinto de protección, sin
importar cuánto deseara aferrarse a él.
Hee esperó, pero
él no dijo nada más. Lo atrajo más hacia sí, tratando de memorizar la sensación
de su cuerpo.
—Me iré —dijo
finalmente—, pero todavía estoy enojado contigo.
Una pequeña
sonrisa curvó un lado de sus labios y se estiró para besarlo.
—Se nota que
todavía estás enojado —le dijo entre besos.
Su beso se hizo
más y más intenso de lo que las palabras parecían incapaces de describir el
amor y la necesidad creciendo entre los dos. Hee se aferró a él como si fuera
una balsa salvavidas en una turbulenta tormenta. Sus manos vagaron por él y
éste no lo detuvo como lo había hecho tantas veces antes.
—Lo siento, princesa.
Lo siento mucho —murmuró una y otra vez, mientras sus propias manos lo
acariciaban y amaban, como no se había permitido hacer en tanto tiempo.
Sabía que solo
debía besarlo, ayudarlo a empacar, y luego irse, pero no podía. Ésta podría ser
la última vez que estaría con su compañero, la última vez para besarlo, tocarlo
y amarlo, así que iba a tomar lo que era suyo, lo que se había negado y a él
por mucho tiempo.
—Te amo, Heechul
—dijo mientras lo ponía en su cama y cubría su cuerpo con el suyo.
—Demuéstramelo. —Él
estaba sin aliento mientras las palabras salían de su boca.
—Tengo la
intención de hacerlo
—le susurró al oído. Su lobo aulló triunfante y Siwon fue incapaz de
detenerse mientras hundía sus dientes en la marca de su cuello, marcándolo como
suyo.
«Tuyo», concordó
él.
«Mío».
***
—Entiendo por qué
quieres ir. —Kangin estaba de pie con la espalda contra la pared y sus brazos
cruzados sobre su pecho. Apenas contenía el gruñido en su voz, pero no podía
evitar que sus ojos brillaran. Estaba enfadado… enojado con Jungsoo por enviar
a Sora lejos, enojado con Leeteuk por decidirse a ir sin hablar con él primero,
enojado con su padre por haber accedido a eso, y enojado consigo mismo porque
no podía hacer ninguna maldita cosa.
—Si entiendes,
entonces, ¿cuál es el problema? —preguntó Teukkie mientras lanzaba su ropa al
azar en la maleta sin molestarse en comprobar lo que estaba en sus manos.
—El problema es
que no voy a estar ahí para mantenerte a salvo.
Teukkie dejó lo
que estaba haciendo y miró a su compañero.
—¿No he probado
que soy capaz de protegerme a mí mismo?
—Ese no es el
punto —espetó Kangin—: Tú eres mi compañero. Tienes que estar a mi lado.
Teukkie gimió y
echó la cabeza hacia atrás.
—¿Me estás
tomando el pelo? Mira, entiendo que los hombres tengan ese raro complejo que
los vuelve posesivos y todo eso, pero ésta es mi mamá, Kangin. Está dolida y no
voy a permanecer atrás mientras se va a los Estados Unidos después que el
hombre al que ama la ha enviado lejos.
—Es por su propio
bien. Él está tratando de mantenerla a salvo. —Kangin se apartó de la pared y
se dirigió a su compañero—. No es como si él no la amara.
—¿Y crees que eso
lo hace menos doloroso? —Teukkie cerró su maleta y la cremallera con mucha más
fuerza de la necesaria. Pobre maleta, pensó, no es tu culpa que todos los
hombres en este maldito continente sean
unos idiotas despistados.
«Puedo oírte, ¿sabes?»
Teukkie levantó
los ojos para mirar a Kangin.
—Sí, estoy muy
consciente del hecho de que con frecuencia escuchas cuando no estás invitado.
Tomó la maleta de
la cama y la dejó en el suelo, tirando de la manija para así poder rodarla.
Hizo otro paseo hacia el cuarto de baño, pero luego decidió que cualquier cosa
que olvidara su madre lo tendría en casa. Si no, entonces Walmart estaba a solo
un paso de distancia.
Kangin miró en
inquietante silencio como su compañero revoloteaba por la habitación. No podía
hacer que se quedara. Había argumentado todas las cosas que se le ocurrieron
para discutir y eso no era suficiente. Mientras se dirigía hacia la puerta del
dormitorio, arrastrando la maleta, miró por encima de su hombro.
—¿Me acompañas?
—preguntó con una voz que era mucho más suave que la que había estado usando
con él. Era la voz que usaba cuando quería algo, la voz a la que rara vez se
podía negar.
Él gruñó, pero se
acercó y tomó su maleta.
—No estoy
contento con esto, Leeteuk —le dijo mientras sus ojos se clavaban en los de él.
—Entendido.
—¿Acaso te
importa?
Bufó.
—Sabes que sí.
—¿Pero aun así te
irás?
—Sí.
Se inclinó y lo
besó en la frente, sorprendentemente amable considerando el ceño en su cara. Él
lo agarró entonces y lo sacó de su habitación, con la maleta en una mano, Teukkie
en la otra. No había nada más por decir. Ahora solo tenía que esperar poder
mantener la compostura hasta que estuvieran juntos de nuevo.
***
Donghae estaba muy sorprendido por la respuesta volátil
de Hyukjae a su decisión de ir a los Estados Unidos con Sora y los demás. De
todos los lobos machos, Hyukjae era el más relajado y despreocupado. Pero su
naturaleza relajada había desaparecido mientras se paseaba por su habitación,
habiéndose puesto apresuradamente un par de pantalones, lo que bastó solo para
su inducir aún más su rabia.
Donghae permaneció
en silencio junto a sus cosas empacadas y esperó a que él hablara. Había
guardado todo mientras él se había ido y ahora tenía una hora para distraerse,
o discutir con su compañero irrazonable, cualquiera que fuera el caso.
—No soy irrazonable
—gruñó—. Mi compañero quiere volar por todo el mundo sin mí. Lamento si eso me
parece un poco molesto.
—Hyukjae —la voz
de Donghae era suave pero firme—, ven
aquí por favor.
Esperó
pacientemente mientras él daba un par de vueltas por la habitación y finalmente
se acercaba a su lado. Miró sus ojos y vio la ira bailar frenéticamente en
ellos. Extendió la mano y le apartó el cabello que siempre caía por su frente
hacia un lado. Sus ojos se cerraron y en el contacto un ruido sordo salió de su
pecho.
—Te amo, y
necesito que me dejes hacer esto —le dijo mientras se acercaba a él. Se movió
hasta que estuvo presionado contra él y su olor se arremolinó a su alrededor.
Abrió su mente y su vínculo tan ampliamente como pudo para que pudiera ver que
no era fácil para él. No quería estar lejos. Seguramente tenía que saber que
dejarlo no era la opción ideal, pero era la única opción que había.
—No —susurró él
mientras sus frentes se tocaban—, podrías optar por quedarte.
—Sora necesita a Teukkie,
y Teukkie nos necesita a Hee y a mí. Esa es la forma en que funcionan las
familias, Hyukjae. Sabes esto. No me pidas elegir entre tú y mis amigos porque
sabes que voy a elegirte. ¿Cómo no elegirte, la otra mitad de mi alma? Pero
sabes que me mataría hacerlo.
Él cerró sus ojos
fuertemente. Tenía razón. Si se lo pedía, entonces se quedaría y lo destruiría si
algo le sucediera a sus amigos y no hubiese estado allí. Pero entonces, si algo
le sucediera a Donghae mientras se hubiera ido, eso lo destruiría a él. ¿Dónde
estaba el compromiso en eso? ¿Cómo es que un hombre envía a su compañero lejos
sin protección y estaría de acuerdo con eso?
Dejó escapar un
lento suspiro, su mano agarró la parte posterior de su cuello y la otra se posó
en su cadera y lo atrajo más cerca.
No fue un beso
gentil. Hyukjae se sentía cualquier cosa menos gentil y ni siquiera podía
fingirlo. Lo besó profundamente, tratando de ahogarse en su sabor y con la
esperanza de que, cuando tomaran aire, todo aquello solo sería un mal sueño. Donghae
respondió con pasión, como siempre hacía
cuando él lo tocaba.
«No va a ser por mucho tiempo», le dijo Donghae
a medida que continuaban besándose.
«¿Cómo lo sabes?», preguntó él mientras
mordía su labio toscamente.
Donghae se apartó
y lo miró. Tenía las mejillas encendidas y su respiración era rápida. Era
hermoso.
—Porque si
piensas que va a ser fácil para mí estar lejos de ti, entonces has estado
oliendo muchas de las hierbas con las que he estado trabajando. No quiero estar
lejos de ti más tiempo del que sea absolutamente necesario.
Las manos de él
se deslizaron por su espalda y luego fueron más abajo.
—¿Puedo
convencerte de que te quedes? ¿Mostrarte lo que extrañarías?
Donghae casi gimió cuando vio la alegría regresar a su
compañero. Era ese coqueteo, su burlón comportamiento, lo que lo volvía loca y
él lo sabía. Hacía uso de eso sin piedad y casi siempre se derrumbaba.
—Créeme. Sé lo
que voy a extrañar.
Hyukjae golpeó su
trasero, algo que parecía gustarle hacer, y le gruñó.
—Mientras lo
sepas, entonces debes saber que te recordaré con frecuencia. —Él golpeó
ligeramente su cabeza indicando su vínculo mental.
Donghae sintió su
piel calentarse a medida que la sangre corría a sus mejillas. Él se rió entre
dientes.
—Veo que estás
recordando lo bueno que soy en el uso de nuestro vínculo para volverte loco.
Donghae se apartó de su abrazo y entrecerró los ojos
hacia él, aunque había una nota de alegría en su voz.
—Solo recuerda
que la venganza es una mierda, chico hoyuelos.
Hyukjae gruñó
mientras envolvía un brazo a su alrededor.
—¿Poniendo
apodos, Donghae? De verdad crees que ahora es el momento para empezar con eso.
Sabes que me gusta cuando juegas rudo.
Donghae le dio un codazo en el costado mientras salían
de su habitación, y aunque apreciaba la alegría que le mostraba, todavía podía
sentir la ira subyacente que él había elegido enterrar. Podía sentir a su lobo
luchar con el hombre por el dominio.
TT_______TT
ResponderEliminarNoo
No mates a mi siwonshis~
Ahhh no podria sopprtarlo!
Solo espero que el rey hechicero llegue antes de que las parejas se vallan...
No sé por quienes sentirme más triste,por el KangTeuk o por el Sichul T____T
ResponderEliminarHee se va dejando a su lobo,le ha dicho que le pida que se quede...Hee pidiéndole eso me rompió el corazón.
Siwon que lo deja ir aún en contra de todo lo que quiere y desea,diciendo que es por le bien de Hee y el bebé...ese es su consuelo.
Teuk sin más a decidido irse,obvio es su madre,Kangin no lo quiere dejar ir pero es obvio que no le queda de otra,no cuando él mismo es quien ha decidido alejar a su compañero desde el hechizo.
El EunHae al menos lo ha hablado y están de acuerdo en que esto es lo más "lógico" aunque a los dos les duela. Al menos Hae ya vio que su lobo con todo ese encanto y despreocupación...si puede llegar a ser "irracional"
Yo solo espero que sea cierto que lejos estarán bien...
Ahora dudo que si Jungsoo llega a tiempo...Sora no se detendría y todos se irían
Dios. Frqncamente siento demasiada insertidumbre con lo que pueda pasar con Siwon. Espero que la diosa de la luna se apiade de él y su sacrificio.
ResponderEliminarMil gracias por el.cap ^_^