Heechul se
acomodó en el asiento posterior en gélido silencio, esperando a que Siwon se
sentara a su lado.
Cuando el
coche se puso en marcha, le dijo con voz ronca:
—¿Por qué no
me habías dicho nada? ¿Cómo has podido hacerme una cosa así? ¿Tanto miedo le
tienes a tu padre?
—¿A mi padre?
—le espetó él—. Se trata de tu abuelo y de este engaño que se te ocurrió a ti
solo. Me pediste que te ayudara y eso es lo que he hecho. ¿Y qué se te ocurre
decir?: «Mi piso, mi cepillo de dientes, mi pijama». Así no vas a engañar a
nadie, querido Heechul. Tanto tu abuelo como mi padre deben de estar preguntándose
qué clase de matrimonio es éste.
Siwon sacudió
la cabeza.
—A mi padre,
por supuesto, no le importa nada. Pero tu abuelo es harina de otro costal. Así
que, por ahora, recuerda que lo de ser mi esposo fue idea tuya. A menos que esa
casa haya dejado de importarte —Siwon hizo una pausa—. Si es así, confiésale
todo a tu abuelo y acabemos con esta farsa.
Heechul se
encogió en el rincón del asiento del coche. Y contuvo el impulso de taparse los
oídos.
Siwon se
encogió de hombros.
—En ese caso,
seguiremos con el engaño, aquí y en Corea.
Siwon lo miró
y añadió asintiendo:
—Sí, Heechul,
vas a venir conmigo a Corea ¿Qué otra opción tienes? ¿O es que crees que tu
abuelo aceptaría que viviéramos en países diferentes? Porque estoy seguro de
que no.
—Yo no puedo
marcharme de Inglaterra —dijo temblando, rogando—. Aquí tengo mi trabajo, mi
vida...
—Creía que
estabas dispuesto a sacrificarlo todo por ese montón de piedras.
Heechul se
negó a mirarlo.
—Y yo creía
que ya lo había hecho.
—No te
preocupes, no tendrás que volver a pagar ese precio —Heechul no reconoció el
tono de voz empleado por él—. Has logrado convencerme de que mejor que no
espere nada de ti como esposo, Heechul, así que no voy a volver a pedirte nada.
Heechul se
mordió los labios.
—¿Y mi
trabajo?
—Lo dejarás.
—¿Y... mi
piso?
—Supongo que
podrás alquilarlo hasta que vuelvas. Siento mucho que tengas que sacrificarte a
vivir bajo el mismo techo que yo durante tu estancia en Corea. Sin embargo, la
casa tiene habitaciones de sobra. Y cuando llegue el momento del divorcio,
dejaré que me eches la culpa.
—Gracias —dijo
Heechul—. Hasta esta tarde, creía que la culpa era tuya.
Siwon se
encogió de hombros.
—Como estabas
decidido a pensar mal de mí, te dejé.
—¿A costa de
tu primo?
—No
menosprecies el sentido del humor de Donghae —le espetó Siwon.
—Y tú sobre
valoras el mío —le dijo con aspereza— No puedo creer que hayamos hecho esto. Mi
vida patas arriba y todo... por una apuesta. A ver, ¿qué tiene eso de gracioso?
—Tú tienes tus
motivos y yo los míos. Además, lo de mi padre y yo era más que una apuesta
—dijo Siwon con voz cansada—. Fue el resultado de una serie de desacuerdos. Yo
necesitaba independizarme, demostrar que también era el hijo de mi madre. Que
la quería y la recordaba con cariño y que no estaba dispuesto a ignorar que
había existido y que era mi madre.
Siwon hizo una
pausa y continuó:
—Ahora, en
fin, quiero dirigir la empresa cuando mi padre decida jubilarse. Hay mucha
gente por todo el mundo que depende, para su subsistencia, de que nuestra
empresa prospere. No va a ser un sacrificio para mí dejar la pintura.
Siwon volvió a
guardar silencio unos instantes.
—Sin embargo,
continuaré pintando cuando el tiempo me lo permita y exhibiré mi trabajo en String.
Ya he hablado con Lau y lo ha aceptado. Y tú también deberás hacerlo mientras
sigas siendo mi esposo.
—De todos
modos, espero que no sea por mucho tiempo —respondió fríamente.
—Amén.
Guardaron
silencio hasta que llegaron al MaSi Palace.
Allí, los
condujeron a la suite nupcial más lujosa del hotel, en el ático. En una mesa
auxiliar los esperaba una cesta con frutas y una cubeta de hielo con una
botella de champán.
Mientras Heechul
miraba a su alrededor, un camarero entró con un carrito con café, chocolate
caliente y deliciosos sándwiches.
—Dios mío, qué
atenciones.
—Pensarán que
las parejas en luna de miel necesitan reponer energías —comentó Siwon mientras
se servía salmón ahumado con caviar—.
¿Quieres que te prepare algo?
—No, gracias
—respondió.
—Expresas
agradecimiento de una forma muy única, Heechul — Siwon sirvió una taza de
café—, como si quisieras mandarme al infierno.
—Si lo que
quieres es mi agradecimiento, encuentra la forma de sacarnos a los dos de este
lío —le espetó violentamente.
—Tú eres el
único responsable de esta situación —dijo él en tono de aburrimiento—. Pero
conténtate con que no va a ser una situación permanente.
—Deberías
haberme advertido —dijo—. Deberías haberme dicho que tu padre iba a venir.
—No lo he
sabido hasta esta misma tarde —contestó Siwon—. Le envié una invitación, pero
no se me ocurrió pensar que vendría. Debería haber recordado que a mi padre le
gustan las sorpresas.
—No todas, a
juzgar por cómo ha reaccionado al verme —Heechul tragó saliva.
Siwon dejó la
taza, se acercó a él y le levantó la barbilla con los dedos.
—¿Y te ha
dolido?
Durante un
momento, Heechul se quedó sin respiración.
—No, ¿por qué
iba a dolerme?
—No lo sé —Siwon
bajó la mano y se separó de él—. En fin, ahora tengo que ir a hablar con mi
padre. Entre otras cosas, tengo que convencerlo de que tú y yo nos adoramos. Va
a ser difícil.
Siwon señaló
una puerta que había en una de las paredes de la estancia.
—El dormitorio
está ahí. Espero que encuentres todo lo que necesitas, a excepción de tu
pijama. La boutique del hotel no vende pijamas y ahora las tiendas ya están
cerradas.
Heechul se lo
quedó mirando.
—¿El
dormitorio? ¿Sólo hay uno?
—Y con una
sola cama —Siwon se encogió de hombros— Como ya te he dicho, es la suite
nupcial principal, así que será mejor que la aprovechemos.
La sonrisa de
él carecía de humor.
«Una sola
cama», pensó Heechul unos minutos después, examinándola. Pero era la cama más
grande que había visto en su vida
Sin embargo,
en aquella preciosa habitación, encontró dos albornoces idénticos colgados de
la puerta. Se dio una ducha rápida, consciente de que Siwon podía regresar en
cualquier momento. Después, se puso una de las batas y se ató el cinturón
firmemente.
No veía libros
por ninguna parte, pensó mientras se metía en la cama. Al parecer, los
ocupantes de esa suite debían de dedicarse a otros entretenimientos.
Se colocó en
un lado de la cama, lo más cerca del borde que le fue posible sin caerse, y se
subió la ropa de la cama hasta la barbilla.
Lo mejor que
podía hacer era dormirse, pensó cerrando los ojos con decisión. ¿Pero cómo iba
a dormirse cuando la verdad era que estaba esperando la llegada de Siwon con
anhelo?
Por fin,
después de un buen rato, oyó la puerta de la suite. Luego, lo oyó entrar en el
dormitorio. Lo oyó acercarse a la cama y mirarle.
Con los ojos
bien cerrados, Heechul se esforzó por respirar pausada y rítmicamente.
—No eres buen
actor, Heechul —comentó él en tono burlón. Entonces, agarró el borde de la
sábana, lo bajó un poco y jadeó—. ¿Tienes intención de dormir así? No puedo
creerlo, vas a ahogarte.
Heechul agarró
la sábana, se la subió y lo miró con furia.
—Aunque así
sea, es mejor que la otra alternativa.
Siwon sonrió
irónicamente.
—Espero que no
quieras que siga tu ejemplo.
Siwon se
dirigió al cuarto de baño, desnudándose por el camino y dejándolas caer en el
suelo.
Rápidamente, Heechul
se tumbó boca abajo y ocultó el rostro en la almohada, avergonzado del nerviosismo
que verlo desnudo le había provocado. Un nerviosismo que lindaba con... el
entusiasmo.
Siwon le había
dicho que no iba a pedirle nada, recordó tragando saliva.
De repente, en
su mente se proyectaron imágenes del tiempo que habían estado juntos. Y con
ello sintió algo sumamente potente, algo terriblemente peligroso.
La piel
comenzó a picarle, los labios le temblaban...
Jadeó y se
llevó las manos a la boca como si así pudiera recuperar el control de sí mismo.
«No quiero
sentir esto», se dijo a sí mismo con frenesí. «No me atrevo».
«Y, sin
embargo, lo deseo tanto que me dan ganas de morir. No puedo seguir luchando
contra lo que siento; sobre todo, mientras haya una posibilidad de...».
Heechul se
sentó en la cama, se quitó el albornoz y lo tiró al suelo, en medio de la
habitación, con el fin de que Siwon pudiera verlo. Luego, volvió a cubrirse con
las sábanas y se separó del borde de la cama, moviéndose hacia el centro.
Quizá lo
tentara...
Le pareció que
había pasado una eternidad hasta que Siwon salió del baño. Lo oyó acercarse a
la cama y apagar las luces. Sintió el movimiento de la cama cuando Siwon se
acostó.
Y casi sin
atreverse a respirar, esperó a que él lo abrazara. Y esperó...
Cuando por fin
se atrevió a volver la cabeza y mirarlo, lo vio tumbado de espaldas a él, sin
moverse, indiferente...
En un
silencioso rechazo.
Heechul
contuvo las lágrimas para que el hombre al que deseaba no lo oyera llorar.
Y se preguntó
cómo iba a soportar todas las noches venideras hasta que ese falso matrimonio
llegara a su fin.
La luz era
increíble, pensó Heechul, tenía una intensidad y una claridad que jamás había
visto. Pero claro, nunca antes había estado en Corea. Ni siquiera se le había
ocurrido ir allí de vacaciones porque siempre pasaba las vacaciones en StarM.
Y nunca había
imaginado que iría allí en un avión privado.
Habían salido
del aeropuerto en un coche con chófer que iba a llevarlos a su casa. Siwon
solía hacer el trayecto en helicóptero, pero había decidido que a Heechul le
gustaría más recorrer el camino con más lentitud.
Heechul no
sabía qué le estaba esperando. En cualquier caso, le había aliviado enterarse
de que no iban a vivir en la casa de Choi Kangta. A pesar de que la estancia
del padre de Siwon en Londres había sido breve, había logrado ponerlo nervioso
cada vez que estaban juntos.
Tras la
partida de Choi Kangta, Siwon había arreglado su traslado a otra habitación del
hotel, donde habían pasado otras dos incómodas noches.
—¿Por qué no
puedo ir a mi casa? —le había preguntado.
—Porque los
periódicos aún están interesados en nuestro matrimonio —le habían contestado Siwon
secamente.
Heechul no
había vuelto al trabajo. Le habían vaciado su despacho y le habían llevado sus
cosas al hotel; entretanto, una empresa se estaba encargando de alquilar su
piso.
Se había
comprado ropa nueva, trajes sencillos, de colores claros y de tejido ligero,
cosas que podría utilizar a su regreso a Inglaterra.
Al fin y al
cabo, podía permitirse comprar ropa nueva. Siwon le había devuelto el cheque
que le dio antes de la boda. Otra transacción económica.
Y había
rechazado las ofertas de Siwon de comprarle joyas.
Había ido a StarM
solo para despedirse de su abuelo, esperando un adiós emocional. Sin embargo, Kim
Sooman había estado de muy buen humor y más dispuesto a hablar de su jardín que
de su inminente marcha a Corea.
—¿Es que no
vas a echarme de menos ni un poco? —le había preguntado.
—Supongo que
te echaré tanto de menos como tú a mí, querido —le había dicho su abuelo
dándole una palmada en el hombro—. Pero perteneces al hombre que has elegido y
no puedo ser egoísta. Además, tampoco te vas al otro lado del mundo. Y tu
suegro me ha invitado a ir a Corea cuando quiera.
Kim Sooman
lanzó una queda carcajada.
—Tu marido también
me ha recordado que tenemos pendiente una partida de ajedrez.
—Pero yo
también vendré aquí de visita... ¿no? —le había dicho casi en tono de súplica.
«Y no sólo de
visita, sino para reclamar mi herencia. Porque he hecho lo que querías que
hiciera, abuelo. Me he casado dentro del plazo que me diste, así que... ¿cuándo
vas a darme lo prometido? ¿Cuándo vas a decirme que StarM es mío?».
—Claro que
vendrás —Kim Sooman le sonrió—. Pero primero tienes que adaptarte a tu nueva
vida. Al fin y al cabo, querido, tu prioridad es montar un verdadero hogar para
tu marido.
—Creo que para
eso tiene sirvientes.
—No estamos
hablando de lo mismo, querido Heechul —su abuelo hizo una pausa—. Es una pena
que los rosales hayan tenido tantos problemas este año, creo que voy a echarles
algún producto químico.
Y eso había
sido el fin de la conversación, pensó Heechul cansado. Había sido Siwon quien
organizó una cena de despedida con Leeteuk y Kangin, a los que también invitó a
visitar Corea.
Por último, la
despedida con Hyukjae y Donghae había sido más difícil. Donghae se había
mostrado amable, pero frío con él. Por fin, cuando se encontraron a solas, Heechul
intentó disculparse, pero Donghae le corto bruscamente:
—¿En serio
piensas que me importa esa tontería? La verdad es que no puedo soportar que Siwon,
la persona a la que más quiero en el mundo después de Hyukjae y mi padre, se
haya entregado a alguien a quien le importa un comino. Qué desperdicio.
«No lo
comprendes», le había querido gritar él. «Cuando te vi ese día, había ido
porque no podía soportar más estar separado de él. Había empezado a soñar con
el amor y con los hijos».
Sin embargo,
en voz alta, había contestado:
—No durará
mucho, pronto volverá a su vida normal. Los dos lo haremos.
Al recordar, Heechul
contuvo un suspiro. Entonces, se volvió para hacerle a Siwon un comentario
sobre el paisaje, pero lo sorprendió con la atención fija en otra cosa.
Siguiendo la dirección de la mirada de él, vio que la cintura del pantalón se
había bajado, exponiendo parte de su cadera.
Rápidamente,
se tiró del pantalón.
—Heechul, te
he visto desnudo, deja de exagerar —dijo él fríamente—. Y si quiero mirarte, lo
haré. Porque, si no recuerdo mal, esa parte estuvo pegada a mi cadera.
Con el rostro
encendido, Heechul dijo en tono de ruego:
—Siwon, por
favor... El conductor te va a oír.
—No habla
inglés —contestó él.
Heechul se
quedó sentado muy rígido, sin mirarlo, con los ojos fijos en el paisaje.
—Pronto vamos
a llegar al pueblo —dijo él al cabo de unos minutos—. Y se nos espera, así que
intenta sonreír, jagiya. Recuerda que eres un esposo feliz.
El coche
empezó a descender hacia el pueblo.
Heechul había
creído que Siwon exageraba; sin embargo, la población entera parecía haber
salido a la calle para darles la bienvenida, obligándolo a saludar tímidamente.
El coche dobló
una esquina y, de repente, se encontraron con el mar de frente, una plancha de
un exquisito azul que se unía con el cielo en el horizonte.
Heechul
suspiró.
—¡Dios mío,
es... increíblemente hermoso!
—Sí —dijo Siwon
con voz queda—, siempre me asombra mirarlo.
—Pero tú debes
de estar acostumbrado, ¿no?
—Como ya te he
dicho, pasé la mayor parte de la infancia en Inglaterra con mi madre. Hasta que
no volví no me di cuenta de lo mucho que significaba para mí, lo llevaba en la
sangre.
Heechul forzó
una sonrisa.
—Sí, te
comprendo.
Pasaron por el
pequeño puerto alejándose de la costa para ascender por una carretera. En la
distancia, Heechul vio unos muros blancos.
—Ahí vive mi
padre. Mi casa, sin embargo, es más pequeña, aunque la he construido de tal
manera que puede agrandarse.
—¿Cuando
tengas familia? —dijo en tono frío y leve con el fin de disimular la pena que
le producía imaginar a Siwon con su primer hijo en los brazos.
Un hijo que él
no iba a darle...
«Deja de
torturarte a ti mismo». Heechul logró lanzar una carcajada.
—Me resulta
difícil imaginarlo.
—Mis amigos,
los que ya tienen hijos, no estarían de acuerdo contigo, Heechul —y Siwon
apartó la vista de él.
Por fin, la
casa de Siwon apareció en la distancia. Era una construcción de un solo piso
con tejas verdes.
—Bienvenido a
tu casa, Heechul —dijo él sin emoción en la voz—.Prepárate para que te
agasajen.
Entonces, Heechul
vio un grupo de personas esperando a la entrada de la casa para recibirlos.
Cuando el
coche se detuvo, Siwon le dijo:
—El hombre de
la chaqueta de lino gris es el encargado de la casa. Habla bastante bien el
inglés y puedes confiar en él por completo.
Siwon señaló a
la mujer que estaba al lado y añadió:
—Ésa es el ama
de llaves. También fue mi niñera cuando nací y ambos y otros del pueblo, espera
milagros de nuestro matrimonio. Intenta ser paciente con ella.
—Deberías
haberme dejado en Inglaterra —dijo Heechul.
—Sí—contestó
él en tono cortante— Pero quizá yo quería evitarle sufrimiento a tu abuelo.
¿Vamos?
Heechul estuvo
nervioso durante las presentaciones. Sabía que no era el esposo que todos los
allí reunidos habían esperado.
El cocinero,
parecía censurar su delgadez por la forma como lo miraba.
Heechul
también notó la expresión de desprecio de una preciosa joven que se encontraba
en la retaguardia del grupo.
Siwon estaba
diciéndole a su encargado:
—¿Está hecho
lo que pedí?
Él asintió
vigorosamente
—Los hombres
han terminado hace dos días y los muebles nuevos llegaron ayer. Todo está
listo.
—¿Vamos a
verlo, jagiya —preguntó Siwon a Heechul rodeándole la cintura con un brazo.
—¿Has hecho
cambios por mí? —preguntó Heechul con sorpresa, pero no obtuvo respuesta en ese
momento.
para mi que el abuelo ya sabe todo o lo dedujo,pero poniéndose del lado de Hee, en serio ya que le den la casa por la que hizo tantos "SACRIFICIOS" digo no...
ResponderEliminarAquí el único feliz por el matrimonio es el abuelo de Hee.
ResponderEliminarHee no sabe como sentirse aunque ya quiera que termine.
Siwon quiere hacer un buen matrimonio y más ahora que estará donde realmente no quiere pero debe estar....o algo así.
Obvio Kangta sigue estando conforme.
Hae en definitiva no le gusta😂😂😂😂
Y bueno...ni l9s sirvientes se alegran por su jefe...que malos todos...pero ya mejorara la cosa.
Hee haciendo castillos en el aire y derrumbandolos él mismo...así no se le llegaran a cumplir nunca.
Tanto que Hee peleaba por lo suyo,y ahora solo le queda esa casa,la cual su abuelo sigue sin darle.