—Kyuhyun,
Dios mío… —mordió su labio y sostuvo mi rostro—. Lo siento.
Levante
una ceja y extendí la mano para rodear mis dedos alrededor de sus delicadas
muñecas.
—Lo sé,
recibí tu mensaje. Solo que no sé por qué lo sientes.
Me
parpadeó y pude verla luchando por poner sus pensamientos en orden. Ella era
bonita cuando era torpe.
—Principalmente
lamento no tener fe en ti y en mi. Realmente me amo, Kyuhyun. Creo que tomo
mirar a la vida vivida solo y con miedo para darme cuenta. Pienso que tal vez
tú pateaste la puerta y no pude esconderlo más. Tengo mucho por ofrecer y
merezco totalmente la mejor clase de amor. Merezco tu amor.
Todas las
piezas de mi Corazón que pensé que él se llevó, él se acercó y las puso de
nuevo, en un modo más resistente.
—Mereces
cualquier cosa y todo lo que siempre quisiste, Sungmin.
Me sonrió
pero era de un modo tímido y casi nervioso.
—La cosa
que he querido por más tiempo aparte de convertirme en enfermero has sido… tú.
Estoy tan jodidamente enamorado de ti, Cho Kyuhyun.
—Sin
embargo, ¿Qué estás haciendo aquí?
—Fui a ver
a mamá. Estaba herido y actuando como un chico de escuela en pánico. No estaba
pensando, no estaba escuchando, y pensé que el espacio ayudaría. Tuvimos una
conversación de Corazón a Corazón, mamá y yo, y me di cuenta de que no podía
evitar mirarme a través de otros ojos que no fueran los míos. Todos cometemos
errores, decimos cosas hirientes fruto de la casualidad, pero eso no define
quienes somos. Estaba viniendo a casa cuando Leeteuk me llamó. Él se encontró
con Heechul y escuchó que Shindong no estaba muy bien. Rompí cada límite de
velocidad que existe para llegar aquí. Nunca me hubiera perdonado si tenías que
hacer esto solo.
Dios, yo
solo lo amaba.
—Te
necesito. —Mi voz se rompió cuando lo dije, y los sentimientos que estaba
luchando por mantener en mi cabeza estaban amenazando con aumentar de nuevo.
—Sé que lo
haces, y yo necesito estar aquí para ti. Así es como funciona el amor. —alcanzó
mi mano y le dio un apretón—. ¿Cómo está
él?
Negué con
la cabeza.
—Se pone
peor cada día. No he dejado su lado mucho. Él entra y sale de la conciencia,
olvida quien es, que tiempo de su vida es este. Las enfermeras parecen pensar
que es solo cuestión de días sino horas.
Él me jaló
más cerca y me dejé caer en su abrazo. Su cabello era tan suave y olía como
primavera y sol incluso si era medianoche.
—Lo
siento. Esto ha tenido que ser horrible. ¿Puedo hacer algo por ti?
Lo besé
detrás de la oreja y lo sentí estremecerse de nuevo.
—Esto es
todo. A menos que quieras ceder e irme a conseguir una cajetilla de cigarrillos
y algo de alcohol.
Él se
alejó y me frunció el ceño. Yo le gruñí.
—Solo estoy
bromeando. Solo tenerte aquí hace que apeste menos. Estoy tan contento
de que finalmente puedas ver que tan maravilloso eres.
—Bueno,
puede que tenga mis momentos aquí o allí todavía, sé paciente conmigo, pero me
di cuenta de que si alguien tan genial, tan talentoso y cuidadoso como tú puede
amarme, entonces debo ser realmente especial.
La única
respuesta que tenía era besarlo de nuevo. En otro momento, en cualquier otro
lugar, habría encontrado el lugar más cercano en el que pudiera perderme dentro
de él, pero tan feliz como estaba de que estuviera aquí, de que era
oficialmente mío, todavía tenía otros asuntos importantes en mi mano. Suspiré
contra sus labios y cerré mis ojos.
—Tengo que
quedarme con Shindong. No puedo estar en otro lugar si él se va.
Él suspiró
de vuelta y estábamos solo respirándonos el uno al otro adentro y afuera.
—No voy a
ninguna parte Kyuhyun. Si estás aquí, entonces también yo.
Quería
discutir con él. No estaba exactamente entusiasmado con la idea de verme en
este desorden y tan vulnerable, pero tenía que admitir que tenerlo cerca y
apoyarme en él sonaba bien.
Lo conduje
a la habitación en la que estaba Shindong, puso su mano en su boca y vi sus
dedos temblar. Una capa brillante de nuevas lágrimas surgió en sus ojos, pero él
se sacudió y se separó de mí para caminar al lado de la cama. Sus ojos estaban
en todas partes y tocaban su muñeca con esos dedos delicados. Me di cuenta
demasiado tarde mientras me dejaba caer en el sillón que estaba haciendo lo
suyo. Se detuvo por un largo minuto y luego se giró hacia mí con una expresión
devastada. Me levanté para poder traer otra silla, pero él se puso firmemente
en mi regazo y me acurruqué para que estuviera acunado contra mi pecho.
—Su pulso
es realmente débil, inestable; la respiración es superficial y trabajosa.
—Sip
—Lo
siento.
Yo resoplé
un poco y besé la punta de su cabeza.
—Continúas
diciendo eso.
—Porque
realmente lo hago.
Lo atraje
más cerca de mí como podía y vi a mi padre con una sensación de vacío en el
estómago.
—Sé que lo
haces. Él me dijo que no viviera una vida de arrepentimientos esta noche,
también me dijo que te amara tan fuerte que no hubiera una forma de salir de
ello, y entonces me pidió que lo llamara papá.
Mi voz se
rompió, y por primera vez desde que todo esto empezó, todo lo que estaba
sintiendo comenzó a filtrarse. Por suerte estaba oscuro y el único que podía
decir algo era Sungmin. La humedad se abrió paso de mis ojos y se perdió en su
brillante cabello.
Puso la
palma de su mano en mi Corazón y dio unos golpecitos a tiempo con el ritmo
apresurado de mi Corazón.
—Puedes
hacer todas esas cosas por él. —Su voz era suave y amable como si estuviera
asustado de que pudiera ponerme los pelos de punta.
—Ahora que
estás aquí, puedo hacerlo.
Nos
quedamos en silencio después de eso, solo nos sostuvimos el uno al otro en la
oscuridad y esperamos ver lo que el siguiente día contendría. Sabía que lo que
sea que fuera, lo enfrentaríamos juntos y eso hacía enfrentar lo inevitable
ligeramente más soportable.
El
siguiente día, Shindong estuvo por momentos lúcido y por otros divagando. Algunas
veces sabía exactamente
quien era yo
y se mantenía sonriéndome ampliamente y mirando
a Sungmin.
Lo insté a
ir a casa, le dije que no tenía que quedarse ya que había faltado al trabajo,
pero no estaba cediendo. Revoloteó alrededor, haciendo su cosa de enfermero, de
novio, y estaba agradecido por todo ello.
Shindong lo
hacía reír cuando estaba despierto y lúcido. Le contó historias estropeadas de
mi juventud malgastada con Henry y los gemelos Lee, lo cual llevó a un “muestra
y cuenta” de todos mis asquerosos tatuajes que tuve que cubrir con otros. Él no
duró mucho tiempo, y ella fue asombrosa con él incluso cuando yo me sentí
inútil y sin saber que decir.
Tuve un
tiempo muy difícil cuando él divagaba, cuando pensó que estaba en algún sitio
más en un tiempo diferente. Yo quería romper cosas cuando murmuraba cosas sobre
mi mamá y esa relación desastrosa.
Hacía que
todo el desprecio que tenía por ella, saliera a la superficie y todo ese dolor
antiguo y aquellos sentimientos de inferioridad se filtraran y me hicieran
sufrir. Sungmin hizo un buen trabajo al recordarme que la opinión de mi mamá ya
no tenía peso para mí.
Era
temprano la mañana siguiente, muy temprano, el sol no había salido aún, cuando
algo cambió. Yo estaba dormitando en el sillón reclinable, Sungmin estaba dormido
en el sofá en la otra habitación, pero algo en el aire cambió y mis ojos se
abrieron de golpe. Me levanté y caminé al lado de la cama de mi papá y bajé la
mirada hacia él. Sus ojos estaban medio abiertos y yo podía ver, literalmente
ver, que estaba luchando, esforzándose para inhalar cada aliento que estaba
tomando.
Mi Corazón
se salió de ritmo y sabía, tenía un presentimiento, que esto era todo. Que el
último grano de arena en su reloj de arena estaba cayendo.
—Hola.
—Podía solo susurrar y sus ojos parpadearon en mi dirección.
No podía
decir si él podía verme ahora, si podía decir quién era yo en este momento,
pero levantó una frágil mano y la tomé en la mía. La emoción atascó mi garganta
cuando vi su pecho esquelético tomar cada vez más tiempo para elevarse y bajar.
Sus dedos huesudos se curvaron sobre los míos y no sé si realmente lo dijo o
simplemente quería que él lo hubiera dicho, pero podía jurar que las palabras
siempre contigo se deslizaron fuera y alrededor de nosotros antes de que sus
ojos se cerraran una última vez.
No sé
cuánto tiempo me quedé allí, no sé si hice algún ruido o no, pero él ya no
estaba respirando más y yo estaba solo sosteniendo su mano y mirándole,
entumecido. Escuché un sonido ahogado y levanté la mirada para ver a Sungmin rondando
en la puerta, las manos sobre la boca y los ojos grandes en su cara. Lo supo y
estaba sufriendo por mí.
Se acercó
y envolvió los brazos en torno a mi cintura desde atrás y permanecimos allí,
callados y apenados, sufriendo su muerte y un poquito perdidos.
—Creo que
justo antes de morir me dijo que siempre estará conmigo.—Sonaba oxidado e
inseguro.
—Siempre
estará contigo, Kyuhyun. Él es una parte de ti en todo lo que haces. Siempre va
a estar aquí cuidando de ti. —Sentí uno de sus dedos trazar sobre los bordes de
mi columna, donde mi dragón estaba durmiendo y en reposo.
—Sí, pero
no va a ser lo mismo sin él.
—No, no lo
será, pero harás lo mejor que puedas para mantener su recuerdo vivo.
Malditamente
cierto, lo haría. Era lo menos que podía hacer después de todo lo que Shindong había hecho no solo
por mí, sino por el resto de las almas rebeldes que yo llamaba mi familia.
Los
siguientes días fueron un caos. Me sentí como si estuviera en el ojo del
huracán que recorría alrededor de mí. Sungmin se puso a trabajar en el asunto
antes de que el sol siquiera apareciera.
Hizo los
arreglos para que su cuerpo fuera a donde necesitaba ir y fuera manejado en la
forma que los últimos deseos de Shindong pidieron. En cuestión de horas el
condominio de Shindong estaba lleno de gente. Todas las parejas se agruparon
para trabajar en los arreglos del funeral. Ya que Shindong iba a ser
incinerado, un velatorio fue establecido por unos pocos días desde el día que
falleció.
Yo había
perdido la habilidad de hablar, de interactuar, y solo respondía cuando me
hablaban, así que fue Sungmin quien lo ejecutó. Mi chico tímido, dubitativo y
nervioso, se hizo cargo de la misma forma que lo hacía en la Sala de
Emergencias y no podía haberlo amado más si intentara.
Podía
decir que mis amigos se dieron cuenta de la forma que él me daba ánimo, me
apoyaba, y todos se enamoraron un poquito de él también. No estaría haciendo
nada de esto sin él.
Los chicos
estaban en la tarea de alertar a todos del fallecimiento Shindong. Un día se
desvaneció en el siguiente y yo estaba en el centro de todo ello, mayormente
entumecido e indiferente. En algún punto, creo que Hyukjae notó mi estado comatoso, y mientras que había
un montón de asuntos y negocios que todavía tenían que ser manejados, celebrar la
vida de Shindong y la persona maravillosa que él era, definitivamente
necesitaba ser lo primero en la agenda, así que le pidió a Siwon organizar una
reunión en el Bar sobre la marcha. Éramos los Cho después de todo, así que era
apropiado.
Fue en
algún momento en mi tercer trago, con Sungmin apoyado contra mi lado mientras
que todos relataban historias tristes y empalagosas acerca de cómo Shindong
había impactado en sus vidas, que el frío y la indiferencia finalmente
comenzaron a desvanecerse. Me sentía triste, me sentía solo, estaba asustado,
pero más que nada, estaba decidido a hacer a mi viejo orgulloso, y en eso era
lo que él querría que me concentrara.
Presioné a
Sungmin más cerca de mí. Le besé en la punta de su nariz pecosa y le dije:
—Gracias.
Me frunció
las cejas.
—¿Por qué?
Por todo,
pero eso en realidad no lo cubría.
—Por ser
tú.
Le dije a Shindong
adiós en mi cabeza, y elevé mi copa para un brindis que tuvo a todos chillando
y aullando con todas sus fuerzas. Era una forma de despedida entusiasta y
adecuada de decir adiós. Todas las personas que Shindong había tocado, la
familia que había ayudado a construir, honramos su memoria y el uno al otro
mientras nos emborrachábamos apropiadamente y vivíamos su vida sin
arrepentimientos.
El velorio
fue el día posterior. La iglesia estaba casi llena hasta el tope. Toda la
pandilla estaba de pie afuera, recibiendo a la gente mientras entraban. Era un
espectáculo raro, todos nosotros, que éramos normalmente tan coloridos y
brillantes, vestidos en tonos de negro y gris. Incluso el cabello de Hyukjae era de un negro sombrío y sólido por la
ocasión.
Amaba que
todos quisieran rodearme, que tuviera un montón de brazos listos para
levantarme si iba a caer, pero me sentí muy fuerte siempre que Sungmin no
vagaba muy lejos de mi lado. Era la roca que necesitaba para mantenerme fijado
en el aquí y el ahora.
Heechul
estaba llorando abiertamente y solo lo había visto hacer eso cuando estaba
embarazado y cuando Siwon recibió un disparo. Los ojos gélidos de Hyukjae también lucían un poco vidriosos y nítidos,
pero enterró la cara en la cima de la cabeza de Donghae para ocultarlo mientras
caminaban dentro.
Junté las
manos con Sungmin y las traje a mis labios para que pudiera besarle los
nudillos.
—¿Listo?
Abrió la
boca para decir algo pero la cerró de golpe de nuevo frunciendo el ceño cuando
el sonido de tacones en el cemento de repente nos interrumpió. No podía creer
que ella estuviera aquí o que tuviera la audacia de traerlo a él. Les miré con cara de enfado.
—¿Qué están
haciendo aquí? —No iba a ocultar el desprecio en mi tono.
Mi mamá se
aclaró la garganta.
—La
verdad, Kyuhyun, ¿cómo se vería si no estuviéramos aquí?
¿En serio?
Sentí mis dientes posteriores chasquear al juntarse.
—No me
importa cómo se vea. Este es un momento para la familia de Shindong, las
personas que lo amaron. Hiciste tu elección y no fuimos ninguno de nosotros,
así que puedes irte.
Sentí los
dedos de Sungmin curvarse alrededor de mi
codo.
—Estás
siendo ridículo. —Para mi madre siempre lo
era.
Abrí la
boca para replicar cuando Grant decidió que iba a meterse en la conversación.
—Siempre
fuiste un niñato egoísta. Ahora muévete fuera del camino antes que alguien
salga y se meta en esta escena. Deja de ser indecoroso… si puedes manejarlo.
Me puse
hecho una furia. Iba a arrancarle la garganta. Iba a romperle la nariz. Iba a…
jalé a mi novio indignado hacia atrás porque dio un paso frente a mí y pinchó
con la punta de su dedo justo en el centro de la corbata de Grant. Era raro
verlo tan enfadado, así que di un paso adelante para poner una mano sobre su
hombro y mantenerlo serena.
—¿Cómo te
atreves? —Estaba furioso en mi nombre, echando humo y totalmente en la mitad de
un arrebato de ira. Era alucinante, pero Grant entornó los ojos y dio un paso
adelante—. No eres nada más que un abusador elitista. Fuiste muy afortunado de
tener la oportunidad de criar un niño feliz y sano, y aun así echaste eso a la
basura. Kyuhyun es un millón de veces el hombre que tú nunca serás. —Sus ojos
destellaron cuando miró entre mi mamá y
Grant—. Son unos egoístas y repugnantes, y se merecen el uno al otro. No
ganaron el derecho a tener a Kyuhyun como hijo.
Grant hizo
un sonido estrangulado en su garganta y dio otro paso hacia él. Llegué
alrededor de Sungmin y puse una mano en el centro del pecho de él y lo empujé.
Me aseguré de que entendiera la seriedad de lo que le estaba diciendo en mi
tono.
—Si te
atreves aunque sea a mirarlo del modo equivocado, romperé cada hueso de tu
cuerpo y luego cuando se curen, los romperé todos de nuevo. Cuando era un niño
fuiste un imbécil y no pude hacer nada sobre ello. Ya no soy un niño, así que
podrías querer cuidarte.
—¿Me estás
amenazando? —Sonó indignado y remilgado.
—No, solo
estoy diciéndote como es. No te quiero aquí, a ninguno de ustedes. Ahora, si
nos disculpan, tengo que ir a dar el último adiós a mi padre.
Mi mamá
lucía como si quisiera decir algo más, pero al igual que siempre hacía cuando
Grant comenzaba a guiarla lejos, se fue de buena gana. Bajé la mirada a Sungmin
y le di una sonrisa torcida.
—Vamos a
hacer esto.
Entré a la
iglesia y lo acompañé a sentarse al lado de Heechul, que inmediatamente
envolvió a mi chica en un abrazo. Seguí caminando hasta el podio que fue
colocado al lado de la urna.
—Llamé a Cho
Shindong un montón de cosas por el tiempo que lo tuve en mi vida. Amigo, jefe,
mentor, tío y al final… papá. Él era todas esas cosas y mucho más para muchos. Shindong
se hizo cargo de cualquiera que estuviera perdido e intentó guiarlos en la
dirección correcta hasta que ellos fueran encontrados. Y haciendo eso, juntó un
grupo de almas furiosas, frustradas y sin rumbo, y ahora nos tenemos los unos a
los otros. Le debemos nuestra familia a Shindong.
Escuché
gargantas aclararse y vi cuerpos moverse en los asientos.
—Cuando
era más joven quería ser igual que Shindong cuando creciera. Pensé que él era
tan genial, tenía el mejor trabajo, y admiraba cómo vivía su vida en sus
propios términos, todo mientras que intentaba hacer su mejor maldito esfuerzo
de cuidar de mí. Él fue un buen tipo, y si me hubieras preguntado en ese
entonces cómo habría querido ser recordado, habría dicho que por su arte, su
dedicación a crear un lugar para la creatividad y la individualidad para
prosperar. Ahora…
Tuve que
tomar un segundo para aclararme la garganta y curvé las manos en puños sobre el
podio en frente de mí.
—Ahora
creo que mi respuesta sería yo. Soy un hombre que hizo a su padre orgulloso.
Mantendré su sueño, su legado, vivo y lo haré con su recuerdo en mi mente en
cada paso del camino. También creo que estaría orgulloso de nosotros. A pesar
de los calvarios, las luchas, los obstáculos que la vida ha decidido lanzar en
nuestros caminos, estamos enamorándonos, casándonos, teniendo bebés,
desarrollando negocios y haciendo las cosas que nos hacen felices. Creo que en
realidad es todo lo que siempre quiso para cualquiera de nosotros. Cho Shindong
será extrañado, mi papá será extrañado. Pero vivirá en cada uno y todos de
nosotros cuyas vidas tocó y ayudó a moldear.
No tenía
nada más, así que dije gracias, le dije a la multitud, quien estaba
silenciosamente llorando por la mayor parte, que cualquiera que quisiera
compartir algo era más que bienvenido a levantarse y tomar el micrófono, y bajé
para tomar un asiento al lado de mi chico.
Él tenía rastros
de lágrimas en su pálido rostro y se curvó hacia mí con su cabeza en mi hombro.
—Gracias.
—Su voz fue un respiro ronco de sonido.
—¿Por qué?
—Por ser
tú.
Así que
allí estaba. Puse un brazo alrededor de sus hombros y escuché a las personas
contar historias sobre cuán maravilloso era mi padre, cuán impresionante había
sido, y pensé que cuando fuera todo dicho y hecho, llevaría sus cenizas a algún
lado en las montañas y conduciría el Charger a toda velocidad y lo dejaría ir.
Era un final que él aprobaría en todos los sentidos.
Sabía que Kyuhyun
iba a tratar de pasar entero por todo esto pero él tenía que ir a la cama y
descansar. No quería decir nada, no estaba seguro de que fuera mi lugar, pero
cuando mencioné lo fundido que se veía tanto Hyukjae como Siwon estuvieron de acuerdo, y me dijeron
que lo llevara a casa y lo metiera a la cama. Hyukjae me dijo con una mirada que creía que su
hermano debería irse, de todos modos alejé a Kyuhyun del grupo con el que
hablaba, y le dije:
—Llévame a
casa.
No lo
discutió, ni cuestionó, no se detuvo a decir a nadie que estaba haciendo,
simplemente nos alejamos y me llevó de vuelta a su apartamento. Una vez dentro
comenzó a sacarse su ropa oscura, lo cual en realidad era un espectáculo
maravilloso, pero después que se dio una ducha y se sirvió algo de comida, era obvio que
era un zombi, lo que no dejaba la habitación abierta para hablar y mucho menos
para cualquier otra cosa que podría haber estado en la agenda.
Me quité
los zapatos, me acurruqué junto a su enorme cuerpo tatuado y froté su cabeza
rapada, tracé con mis dedos las llamas que adornaban su cráneo, y sus hombros
hasta llegar a su pecho que subía y bajaba a un ritmo constante.
Una vez
que se durmió, me deslicé por debajo de él y fui a ordenar el apartamento
porque lo había descuidado durante las últimas semanas. Llamé a Sunny y le dije
que estaba de vuelta y que iba a volver al trabajo tan pronto como me
necesitara y le dije que coordinara la entrevista con el director de enfermería
para la promoción.
Le di la
versión de las notas de Cliff sobre lo que había estado pasando y mi Corazón se
llenó por lo receptiva y amable que era. Realmente necesitaba dejar que esta
amistad creciera fuera del trabajo porque era una gran mujer y me había apoyado
mucho. También llamé a Sungjin para ponerlo al día y hablar sobre salir
corriendo a casa de mamá sin avisar.
Estaba
enjuagando las abandonadas tazas de café preparándolas para cargar el
lavavajillas cuando hubo un ligero golpe en la puerta. Puesto que todos sus
amigos estaban en la casa de Heechul y Siwon, además él había dejado clara su
posición con respecto a su madre pensé que tendría que ser Leeteuk. Me limpié
las manos en una toalla y fui a abrir la puerta. Mis ojos se abrieron como
platos cuando lo vi.
Su cabello
rojo oscuro estaba en una maraña. Tenía un moretón amarillo y verde floreciendo
alrededor de uno de sus ojos oscuros y su labio inferior tenía un corte
abierto. Tenía la mitad de su uniforme de policía abierto solo lo cubría una
camiseta blanca. Había sangre alrededor de su cuello y le habían arrancado un
brazo del uniforme.
—¿Estás
bien?
Él resopló
pero vi su labio cortado temblar un
poco.
—Peligros
del trabajo. Forcejee con un drogadicto que era más grande y malo que yo. Solo quería ver cómo estaban.
Era
realmente agradable y quería darle una señal de que esta amistad estaba
floreciendo.
—Estamos
bien. Fue duro en su momento. Su mamá es una perra y su padrastro es una
mierda, pero el servicio fue lindo y Kyuhyun rompió el Corazón de todos con su
discurso. Él está descansando, lo que creo que necesita más que nada ahora.
Gracias por venir.
Asintió
con la cabeza.
—Estaba de
camino a casa de todos modos. Eso es lo que importa. He tenido un día de
mierda. Voy a acostarme, también.
Agarré su
brazo mientras se daba vuelta y me di cuenta que tenía el brillo de las
lágrimas en sus oscuros ojos.
—Se hace
más fácil ya sabes.
—¿Qué?
—Tener un
trabajo como el tuyo. En mi primera noche en la Sala de Emergencias, hubo un
tiroteo de pandillas. Llegaron cinco heridos de bala a la vez. Fui entrenado para ello, sabía lo que tenía que hacer, pero después que todo fue dicho y
hecho, me fui a casa donde lloré durante tres horas y vomite mi almuerzo. Uno
se acostumbra y se convierte en parte de la rutina.
Asintió
con la cabeza y se pasó la lengua por el feo corte de su labio.
—Es por
eso que necesito que seas mi amigo, Sungmin.
Estaba al
otro lado del pasillo frente a su propia puerta cuando le grité:
—Tú tienes
mi número, úsalo.
Hizo un
gesto con la mano hacia mí por encima del hombro y desapareció dentro de su casa.
Volví a
limpiar para cuando terminé había decidió que era mi turno para una ducha. Kyuhyun
todavía estaba dormido cuando me metí en la habitación para sacar una de sus
camisetas para cambiarme.
Estaba
frotando con una toalla mi cabello caminando de regreso a la sala de estar para
ver televisión cuando noté que se había despertado, me detuve en seco. Estaba
definitivamente despierto, apoyado en la parte posterior del sofá y me miraba
con unos ojos aun somnolientos. Sus bóxers eran de color azul marino en esta
ocasión y sus brazos se hincharon seductoramente donde estaban cruzados sobre
su delicioso pecho. Como siempre, mi mirada siguió esas alas que desaparecían
en la cintura de su ropa interior.
—Oye —No
pude evitar el tono ronco en mi voz.
Él levantó
una ceja negra y en la comisura de su boca se inició una sonrisa.
—Gracias
por cuidar de mí, Sungmin.
Di unos
pasos más en la sala de estar y él agarró el extremo de la toalla que ahora
colgaba lánguidamente en mi mano la usé para empujarme hacia él hasta estar a
pocos centímetros de distancia el uno del otro.
—En
cualquier momento, Kyuhyun.
Extendió
una mano para enrollarla en mi húmedo cabello alrededor de mi cuello. Redujo el
espacio entre nosotros hasta quedar pegado contra su pecho desnudo. Era el
mejor lugar del mundo en el cual estar.
—¿Qué tal
si dejas que me ocupe de ti por un tiempo?
Bueno,
¿qué clase de tonto sería para dejar pasar una oferta como esa? Solo que la
última vez que habíamos estado en este sofá, a pesar de que fue muy sexy sentí
que había sido un poco injusto para él y quería ser justo. Quería hacerme cargo
de él en todas las formas existentes desde este momento en adelante.
—¿Qué tal
si nos cuidamos mutuamente?
Sus cejas
se alzaron y finalmente después de demasiado tiempo, una sonrisa en toda regla
ilumino su hermoso rostro.
—Suena
como un buen trato. —Luego inclinó la cabeza y me besó como si fuera la primera
y la última cosa que quisiera hacer cada día de aquí en adelante.
—Eres tan
hermoso. —Realmente lo era desde adentro hacia afuera.
Levantó
una ceja y colocó un pequeño y dulce beso en la punta de mi nariz.
—Al igual
que tú. —Solía simplemente ignorarlo, al pensar que eran solo palabras que
estaba diciendo porque pensaba que tenía que decirlas. Ahora entendía que lo
decía en serio y que no importaba si lucía como lo hacía ahora o si lucía como
lo hice antes, era la persona que él encontró hermosa.
—Gracias.
—Te amo,
Sungmin.
—También
te amo, Kyuhyun.
Kyuhyun
quería vivir una vida sin arrepentimientos y yo quería vivir una vida
satisfecha. Nos necesitábamos el uno al otro para lograr eso, y ahora que nos
teníamos el uno al otro no había entonces resistencia, no era más que esta vida
que teníamos juntos.
Dios!!! En verdad llore al leer sobre la muerte de Shindon, pero era lo mejor, solo estaba sufriendo. La mama de Kyu es una verdadera perra.
ResponderEliminarY mil gracias por el hermoso final del cap, se que Kyu a de.estar muy feliz de que Min le haya dicho que lo ama.
Un abrazo ^_^
Que feo y que triste lo de Shin
ResponderEliminarEl capítulo anterior pensé:"solo está sufriendo,pero se irá cuando él quiera"
Y así fue...solo se alejo de Kyu cuando lo vio seguro en los brazos de Min,lo dejo en buenas manos...solo así podía irse sin pena.
Dios mio,que vieja tan perr* y que tipo tan más imbécil...no tengo nada más qué decir sobre ese par😠
Pobre Teuk...pero eso,son gajes del oficio,espero no esté tan mal a como lo leí...Min podria ayudar,claro,cuando deje de cuidar a Kyu por un momento.
Aaahh Min,por fin.
Me duele lo de Shin,pero esto último me alegra mucho,ya era hora,ya era la maldita hora que los dos se vieran así.
Esto ya huele a final T_T