Me bajé
del auto y llamé al lugar de la pizza en que me conocían por mi nombre. Ordené
la cena y estaba colocando mi teléfono en mi bolsillo trasero cuando una voz suave
jurando y agitándose con fuerza captó mi atención.
Mi vecino
estaba de pie afuera de la puerta cerrada de su apartamento pateando firmemente
con la punta de su estileto que era más rosado que el rosa. Estaba usando un
lenguaje que me hizo sonreír, y fruncir el ceño cuando le pregunté si podía
ayudarlo con cualquier cosa. Apartó su cabello de la cara y colocó sus manos
sobre sus caderas. Hoy se veía como si hubiera venido de algún tipo de show de
moda, menos la expresión contrariada en su cara.
—Siempre
cierro la puerta detrás de mí. Cualquier puerta, todas las puertas, lo cual
normalmente es una buena cosa, pero no cuando mis llaves están al otro lado.
Dejé mi celular en el auto, y estaba a solo dos pasos en el pasillo cuando me
di cuenta de que no agarré mis malditas llaves. —Gimió dramáticamente y levantó
sus manos—. Así que mi teléfono está atascado en mi auto y mis llaves están
atascadas en mi apartamento y soy un idiota.
Levanté
una ceja hacia él porque gruñó y empujó su mano a través de su cabello.
—Puedes
usar mi teléfono para llamar al dueño, aunque podría ser más rápido que
llamaras a un cerrajero. Pedí una pizza, puedes venir y pasar el rato por un
minuto.
—¿Eso no
hará que el novio se ponga frenético?
No tenía
idea.
—No sé.
—¿Sobre el
ataque frenético o el novio?
—Ambas.
¿Quieres usar mi teléfono o no?
Suspiró y
me siguió dentro de mi apartamento. Le entregué el teléfono y usó Internet para
encontrar un cerrajero que estaría aquí dentro de una hora. Se arrojó a sí
mismo en mi sofá y miró el techo.
—Si
pudiera entrar en mi camioneta, tengo una ganzúa. Apuesto a que podría forzar
la cerradura.
Le ofrecí
una cerveza y tomé asiento en el lado opuesto del sofá.
—¿Por qué
tienes eso?
Continuó
como si ni siquiera me hubiera escuchado.
—Y mi
pareja… Jesús, cuando escuche sobre esto, nunca lograré que lo olvide. Hice que
nos quedáramos fuera del auto patrulla hace dos semanas.
¿Qué?
—¿Leeteuk?
Se giró
para mirarme y podía ver que estaba molesto.
—¿Sí?
—¿Exactamente
qué haces?
Resopló un
respiro y rodó la cerveza entre sus manos.
—Soy
policía. Otra vez, ¿qué?
—¿En
serio? —No podía mantener la incredulidad fuera de mi tono.
—Sí. Te
dije que no me creerías si te contaba qué hacía. Nadie lo hace. Me gradué de la
academia el año pasado, así que soy un policía novato, pero todavía policía.
Dejé mi
mirada incrédula caer a sus zapatos tontos y conjunto llamativo.
—¿De
verdad? —No podía imaginarlo con una insignia y un arma para salvar mi vida.
—Aún soy
un joven, pero sí, soy oficial de patrulla. Ese es el por qué mis horarios son
tan dispersos y por qué pienso que tengo una buena interpretación de las
personas.
Hubo un
golpe en la puerta y fui a recibir la pizza. La puse en frente de la mesita de
café y no me molesté en encontrar un plato. No era como si estuviera tratando
de impresionarlo o algo así. Puso los ojos en blanco y recogió una porción.
—Bueno, el
instinto que tenías sobre Sungmin fue erróneo. Dijiste que estaba interesado en
mí, que tenía un enamoramiento, pero últimamente siento como si todo lo que me
tiene haciendo es persiguiendo mi propia cola.
Leeteuk se
rio un poco y pensé que realmente significaba algo que yo no estuviera al menos
un poco atraído por él. Estaba tan enganchado con Sungmin que a pesar que sabía
que mi vecino era hermoso y divertido, él no era para mí.
—Kyuhyun,
lo he visto. Cuando está viniendo, cuando se está yendo, siempre tiene la misma
mirada en el rostro. Está emocionado de verte, de estar contigo, pero debajo de
eso está aterrorizado. No sé la historia entera, pero si está haciéndote perseguir
tu cola, créeme cuando te digo que no hay forma de que no esté girando sobre sí mismo de la
misma manera en tantos círculos tratando de atrapar la suya también.
Dios,
esperaba que así fuera, porque si yo iba a ser el único sintiéndome mareado y
con náuseas, hacía este paseo menos divertido.
—Fuimos a
la secundaria juntos, nos manejábamos en círculos bastantes diferentes. Me topé
con él en la Sala de Emergencias el año pasado cuando un amigo se metió en una
pelea de bar. Él tuvo una cosa por mí en ese entonces y al parecer pensó que yo
estaba diciendo cosas muy feas de él y le dejó una marca. Decía cosas muy
horribles debido a que era un impulsivo y era un poco imbécil, pero no eran
acerca de él. Ahora parece no poder superarlo, a pesar que se siente como que
fue en otra vida.
Me dio una
mirada dura y estiró un brazo por otra porción de pizza.
—El primer
amor de un jovencito es una gran cosa. En realidad nunca lo superamos.
—No creo
que fuera amor.
Me apuntó
con el pico de su botella de cerveza y entrecerró sus ojos oscuros.
—Creo que
estás equivocado. Si está aferrándose a eso con tanta fuerza, todavía está
asustado de que vayas a engañarlo, herirlo de nuevo pese a que obviamente has
cambiado y claramente él te importa, fue el primer amor.
Quería
discutir, pero había visto cuán poderoso podía ser el primer amor. Era
ciertamente poderoso, y si realmente yo lo había deslucido para Sungmin, allí
quedaba una muy buena oportunidad de que él podría nunca dejarme entrar, de que
nunca confiaría en mí lo suficiente.
Iba a
decirle a mi bonito vecino cuánto pensé que apestaba cuando hubo un ligero
golpe en la puerta. Pensando que era el cerrajero, me levanté y abrí la puerta.
Sentí mi mandíbula aflojarse con sorpresa cuando llegué cara a cara con el
joven que no podía sacar de mi mente. Lucía como si recién hubiera salido del
trabajo. Iba a preguntarle cómo había conseguido salir tan temprano, pero su
mirada estaba bloqueada en Leeteuk y su boca era una línea plana, apretada. Ni
siquiera me echó un vistazo.
—Hola.
Aquellos
ojos parpadearon a los míos y un suave rosa inundó su rostro.
—Hola.
—Saliste
temprano del trabajo.
Su mirada
se lanzó de vuelta a Leeteuk, quien se había levantado y caminaba hacia la
puerta.
—Lo hice.
Una de mis compañeras vino antes de casualidad, y yo estaba preocupado sobre
cómo lo estabas haciendo después de tu visita. —Había un indudable hilo de
acusación en su tono.
Fruncí el
ceño, dolía que pensara que sustituiría el tiempo que pasaba con él para pasarlo
con cualquier otro. Él fue el único que me hizo sentir mejor después de visitar
a Shindong. Deseé que pudiera hacerle creer eso. Leeteuk echó un vistazo
alrededor de nosotros dos mientras la puerta del frente se abría y un tipo en
ropa de trabajo cargando una caja con herramientas asomó la cabeza.
—¿Alguien
se quedó afuera?
Sungmin se
movió con nerviosismo en frente de mí mientras Leeteuk nos pasaba. Me guiñó un
ojo y le palmeó el hombro a Sungmin, caminando hacia su propia puerta.
—Gracias
por el rescate, Kyuhyun. Él es alguien bueno, chiquillo, no le dejes escapar.
Di un paso
atrás y observé, literalmente observé, mientras Sungmin luchaba con si iba a
seguirme dentro o no. Todo estaba reflejado sobre su cara pálida, y la
indecisión me hizo sentir ligeramente enfermo.
Decidí que
si no entraba, entonces esto era todo. No podía hacerlo más. Me gustaba,
demonios, era más que gustarme, pero esto desconocido, esta persecución, era
solo una cosa más en mi vida que estaba amontonándose con complicaciones. Tanto
como quería que esto funcionara, simplemente lo quería, en algún punto él iba a
tener que darme algo sólido a lo que aferrarme.
Estiró un
brazo y comenzó a peinarse un poco el cabello. Apartó su mirada de mí y pasó de
lado por lo que nuestros pechos apenas se rozaron. Cerré la puerta y lo seguí a
donde se sentó en el brazo del sofá.
—Gracias
por venir.
Asintió un
poco al hundir el mentón.
—Tiene que
estar poniéndose más difícil. La prognosis de Shindong no era muy buena cuando
se fue del hospital.
Me detuve
a su lado y puse un dedo bajo su mentón. Lo forcé a levantar la mirada, a
encontrar la mía. Había sombras en sus ojos mientras me miraba.
—Solo
ayudaba a un vecino, sabes eso, ¿cierto?
Dejó a sus
párpados cerrarse así que en realidad no podía ver que estaba pasando en esa
compleja mente suya.
—No
importa. No tenemos esa clase de derecho para con el otro.
Ahí
estaba. Yo quería más y él no quería nada. Sentí mi estómago caer y me alejé de
él. Siguió el movimiento y me frunció el ceño.
—Eso es
tan malo, Sungmin. Quería esa clase de derecho. No sé de qué —hice señas entre
nosotros con una mano—, se trata todo esto, pero significa algo para mí, y si
no puedes decir lo mismo, entonces no quiero ser solo el tipo que follas porque
puedo hacerte correr y nadie más puede. Ahora eso no es suficiente para mí, y
sinceramente me hace sentir como la mierda.
Caminé
hasta la puerta principal, listo para abrirla de un tirón y enviarlo en su
camino para siempre. Estaba enfadado y disgustado, y no me importaba ocultarlo.
No tenía ninguna clase de espacio libre para separar cuanto de ello tenía que
ver con él y cuanto tenía que ver con lo que yo
estaba sintiendo debido a Shindong.
—Hoy
quería pasar la noche contigo porque la única persona que alguna vez me hizo
sentir como que valía algo está muriendo y tengo que verlo y no hacer nada.
Nada mejora eso. Nada lo arregla, pero cuando estoy contigo… —Froté mí cara con
una mano y la usé para agarrarme la nuca—. Duele solo un poquito menos. Me
haces querer concentrarme en lo bueno, en los recuerdos que tengo que me hacen
feliz, pero evidentemente esto no significa lo mismo para ti. Ni siquiera
tienes ganas de quedarte la noche entera conmigo, Sungmin. Lo entiendo, no
estás en esto de la forma en que yo lo estoy, así que puedes irte. Gracias por pasar
por aquí.
Tuve la
mano en el pomo y un calor sofocante estaba pulsando bajo mi piel. Odiaba verlo
irse, pero por mi cordura y paz mental, era la decisión correcta. Estaba
alistándome para abrir la puerta cuando de repente él estaba entre la madera y
yo. Puso las manos en el centro de mi pecho y extendió los dedos ampliamente.
Mi Corazón se aceleró, comenzó a latir mucho más rápido, como si estuviera
tratando de salir de mi pecho y ponerse a sí mismo en las manos de él.
—Kyuhyun.
—Su voz era apenas un susurro.
—Ya no
puedo hacer esto, Sungmin. Ni siquiera sé que es esto.
—Lo
siento. Lo siento mucho. No quise apartarte, desestimar lo que sea que tenemos.
Solo no sé cómo hacer esto contigo. No quiero ser el joven celoso y temeroso,
pero lo soy. Vi a Leeteuk y quería darme la vuelta y nunca volver.
Sus manos
se movieron arriba por mi pecho y acunó cada lado de mi cara.
—Me hace
sentir mejor pensar que no importaría si estuvieras haciendo algo cuestionable
con él porque no significamos nada para el otro. No puede herir si no tenemos
esa clase de sentimientos verdaderos entre nosotros.
Su lógica
era ridícula. Por supuesto que todavía podía herir, porque incluso si se
convencía que no tenía ningún sentimiento por mí, sus reacciones todavía me
desgarraban ya que yo seguro como la mierda que tenía sentimientos por él.
—Todo lo
que puedo ver es a ti. ¿Por qué no puedes entender eso? Nadie brilla tan
radiante como tú en el cielo que estoy mirando. Para mí no hay sol, no hay luna
y no hay estrellas en el cielo, solo kilómetros infinitos de nubes de tormentas
muy, muy, grises.
Movió las
manos más arriba y usó los dedos para trazar las llamas sobre mis orejas.
Estaba tratando de calmarme, tratando de hacer que los bordes deshilachados se
volvieran a juntar y poner suturas en las heridas que él había infligido sin
querer.
—Quiero
creer en eso tan desesperadamente, Kyuhyun. No puedo explicártelo, pero parte
de mí quiere muchísimo verme de la forma en que tú lo haces, pero un parte más
grande, más fuerte, se rehúsa a creer que es posible.
Puse las
manos alrededor de sus delicadas muñecas. Mis dedos superpuestos debido a que
sus muñecas eran tan frágiles, y sentí su pulso latiendo con fuerza bajo su
pálida piel.
—¿Qué
quieres, Sungmin? ¿Qué quieres realmente?
Quitó las
manos de mi cabeza y las dejó posar en mis hombros. Sus ojos eran un remolino mientras
luchaba por controlar la emoción moviéndose rápidamente en las profundidades.
—Quiero
que tu papá esté bien y que no tengas que verlo sufrir. Quiero ser capaz de
disfrutar el tiempo que pasamos juntos como una persona normal y no estar
constantemente esperando a que el otro zapato caiga. Quiero ser ascendido en el
trabajo. Quiero que mi mamá supere a mi papá y deje de sufrir. Más que nada,
quiero asegurarme que esta cosa que estamos haciendo no nos deje a ninguno de
nosotros tristes y llenos de arrepentimientos.
No podía
culpar su honestidad, pero también no podía darle ninguna clase de garantía o
afirmación de que alguna de aquellas cosas que quería fuera posible. De hecho, sabía que algunas
no lo eran.
—¿Qué
quieres de mí? —Soné un poco como que estaba siendo estrangulado. Ya estaba al
borde de mi límite emocional por el día. Hacer esto con él era lo último que
necesitaba o quería.
Suspiró y
finalmente todas las sombras y niebla en sus ojos se aclararon.
—Te quiero
a ti, Kyuhyun. Siempre te quiero; esta es solo la única forma que sé cómo
hacerlo y sentirme cómodo.
—¿Por qué
estás tan seguro de que voy a lastimarte? ¿De que voy a joderla y
decepcionarte?
Me dio una
sonrisa torcida y trabajó sus manos bajo el cuello de mi camisa para que
pudiera acariciar la base de mi cuello.
—Porque
está destinado a suceder, pero en verdad quiero disfrutar lo que tenemos antes
de eso.
¿Cómo
luchaba contra eso? ¿Cómo lo convencía, cuando parecía tan seguro de que si se
dejaba ir y confiaba en los sentimientos construyéndose entre nosotros en lugar
de preocuparse sobre lo que podría suceder o lo que había sucedido, que
podríamos hacer el aquí y el ahora algo que durara por siempre?
Quería
seguir discutiendo, seguir presionándolo para ver que esto era más que una
juerga, más que dos personas quienes eran sexualmente compatibles. Quería que
sintiera, que supiera que yo no habría sido capaz de atravesar todo lo que
estaba pasando con Shindong y la tienda sin su amabilidad, su ternura y
cuidado. No obstante, él tenía las manos bajo mi ropa y su boca fija sobre la
mía, y aunque sabía que estaba tratando de distraerme de la conversación,
decidí no detenerlo.
Si esta
era la única forma en que iba a dejarme conectar con él, tendría que
arreglármelas con eso por ahora. Era un chico después de todo… y había cosas
mucho peores en la vida que tener un joven hermoso para tener sexo. Además, él me quería, me había
probado eso una y otra vez. Supongo que solo tendría que decidir en última
instancia si lo que él quería de mí iba a ser suficiente cuando yo sentía como
si necesitara entregarle todo lo demás
que tenía.
Iba a
fastidiar todo esto. Lo sentía por todo el camino hasta la médula de mis
huesos.
Tenía que
tocarlo. Tenía que intentar y calmar la forma
en que estaba cortándole y haciéndole sangrar. No hubo forma de ocultar
que mi vacilación, mi resistencia, hizo que sus ojos se oscurecieran y su boca
se apretara.
A pesar de
su evidente decepción, nunca atacó, no fue grosero, lo que hizo que todo fuera
aún más complicado en mi cabeza. Hice lo que sabía que iba a hacer que todo
desapareciera por un tiempo, lo besé, empecé a sacarle la ropa y me apreté
contra su duro cuerpo. Él estaba rígido y no respondió por medio segundo, pero
como siempre cuando nos juntábamos de esta manera, su gran estructura empezó a
aflojarse.
El ver a Leeteuk
poniéndose como si fuera su casa en su sofá había hecho que cada preocupación,
cada inquietud, cada parte insegura de mí quisiera huir de él y nunca mirar
atrás. Todas esas preguntas de por qué él
me querría, de cuánto tiempo tardaría en encontrar a alguien sin mis
obsesiones, alguien que no estuviera anclada al pasado, con una roca fuera de
control que cae por un precipicio en la cabeza.
Si no
hubiera habido verdadera alegría, real gratitud brillando de sus ojos cuando
vio que era yo quien estaba en la puerta, hubiera huido y no hubiera vuelto a
hablar con él. Odiaba que esta cosa con él me hiciera sentir de esa
manera, que trajera una debilidad
tan ridícula al frente de mi mente. Me hacía sentir como si estuviera atrapado en el tiempo. No podía
soportarlo, así que lo rechacé cuando trató de explicarse. Me estaba
protegiendo, aislando mi Corazón, pero no me imaginaba que mis palabras
estuvieran dibujando una línea en la arena, donde él estaba preocupado, y su Corazón
muy bien podría ser tan frágil como el mío.
Hice un
ruido de sorpresa cuando él me apretó de nuevo de lleno en la puerta y enredó
sus dedos en mi cabello. Sus ojos ardían hacia mí.
—Esta es
una conversación que vamos a tener que terminar en algún momento, Sungmin.
—Pero
puedo esperar, Kyuhyun. —Pasé los labios a través de la base de su garganta y
lo sentí tragar. Odiaba que se sintiera como si tuviera que lidiar conmigo y
con todos mis problemas antes de todo con lo que estaba luchando con respecto a
su padre.
Me besó en
la sien y luego usó su lengua para trazar el cartílago de mi oreja. Me hizo
temblar por todas partes incluso cuando susurró:
—No, ahora
no. Pero muy pronto.
Se apretó
aún más plenamente en mí, haciéndome extender las piernas. Dejó caer las manos
a la curva redonda de mi culo y me quedé sin aliento cuando él se movió, me
levantó, y me instó a envolver mis piernas alrededor de su cintura. Envolví mis
brazos alrededor de sus hombros y sellé mi boca sobre él mientras caminaba. Me
encantaba la forma en que el movimiento frotaba nuestros cuerpos.
Se inclinó
hacia delante y me dejó en el centro de la cama mientras se apartaba y se
quitaba la camisa por la cabeza. Ahora, ese era un espectáculo que nunca me cansaría
de ver. La tinta que envolvía y se retorcía por sus brazos era brillante y
llamativa, pero era ese dragón, esa otra parte de él, la que siempre quise
tocar. Las alas, el fuego, las escamas que cubrían gran parte de su enorme
cuerpo... era como si tuviera una segunda piel y solo unos pocos la llegaron a
ver en toda su grandeza y yo era una de las afortunadas.
Se
desabrochó el cinturón y levantó una ceja hacia mí. Me senté y me saqué mi
camiseta. La ropa de trabajo del hospital no era lo más favorecedor que una
persona podía llevar, pero a él no parecía importarles. Su mirada hizo esa cosa
donde se ponía toda negra cuando me quedaba delante de él en la cama en nada
más que mi ropa interior.
—Me
encantan tus pecas.
Me hizo
temblar, pero la mirada en sus ojos, y la expresión de su rostro, hacía que mi
cuerpo se hiciera líquido y ardiera por todas partes. Encontró mis pezones, me
retorcí y me moví debajo de él mientras los lamía, los rodeaba, los chupaba con
el centro caliente de su boca. Yo estaba manoseando su inexistente cabello,
echando la cabeza hacia atrás y adelante a través de la colcha porque estaba
siendo tan meticuloso, tan minucioso con su atención puesta en lo que
estaba haciéndome.
Para el
momento en que terminó, yo estaba jadeando y a punto de explotar solo por su
atención a mi pecho. Me empujó más hacia atrás en la cama. Pensé que iba a solo
quitarme los bóxer y seguir adelante con el tiempo sexy. Lo quería
desesperadamente, sentía mi cuerpo llorar en señal de bienvenida y
anticipación, pero parecía que Kyuhyun no tenía prisa y no me dejaba tomar la
marcha hoy.
Algo
estaba pasando por su cabeza, algo de lo que no estaba al tanto, pero cuando
trepó por la cama hasta mis piernas y puso un beso mordaz en el interior de un
muslo antes de levantarlo por sobre su hombro, lo supe.
Habíamos
tenido un montón de sexo en los últimos meses, un montón siendo probablemente
una subestimación. Kyuhyun usando su boca sobre mí ya no era extraño o
aterrador y nuevo. Él era bueno en eso, siempre lo disfrutaba, pero esto era
diferente, todo era diferente. Él no solo me estaba haciendo el amor, él no
solo estaba tratando de excitarme o enloquecerme. Él me estaba adorando. Él
estaba tratando de mostrarme en otro sentido lo hermoso y perfecto que me veía
como ser.
—¿Kyuhyun?
—dije su nombre... bueno, más bien fue como ahogado, porque su boca y sus manos
estaban haciendo cosas que estaban acabando conmigo. Sentí mis manos torcerse
en nudos apretados en las sábanas mientras me acariciaba con la lengua un
manojo especialmente sensible de nervios.
—¿Hmm?
Tenía las
manos a cada lado de mis caderas, mis dos piernas estaban lanzadas sobre sus
anchos hombros y su cabeza oscura estaba completamente enterrada en mi Corazón.
Se sentía insensible y decadente por la forma en la intención que tenía por
demostrar su punto.
Me tensé,
sentía pequeños temblores comenzar en la base de la columna, y cuando su boca
fue acompañada por explorativos y acaricientes dedos en mi entrada, todo lo que
tomó fue un suave empujón y caí sobre el borde. Vagamente lo sentí besarme a lo
largo del estómago que me temblaba, sentía sus dedos en movimiento, jugando
conmigo para sacarme la respuesta, pero eran sus ojos, tan oscuros, tan
centrados en mí, que tenían mi Corazón rindiéndose y todo el ruido de traqueteo
en mi cabeza finalmente se tranquilizó.
Dejó que
mis piernas se deslizaran a cada lado de él y trazó un patrón sobre la suave
piel de mi pecho.
—Eres tan
dulce. Por dentro y por fuera. —Su voz era ronca, así que me agaché para que
pudiera tirar de él y ponerlo sobre mí.
Siempre me
decía cosas así. Me decía que era hermoso, me decía que era agradable y
divertido para pasar el rato. A menudo me decía que yo era su favorito en la
cama. Nunca respondí a nada de eso, pero no había forma de pasar por lo que me
acababa de dar.
—Gracias.
—Soné oxidado e infrautilizado para mis propios oídos. Aceptar un cumplido no
debería ser tan difícil. La forma en que Kyuhyun me veía, el reflejo de mí
mismo en esos ojos, era la cosa más hermosa del mundo, y yo estaba teniendo un
tiempo mucho más difícil fingiendo que no veía exactamente lo que estaba viendo
de mí.
Mis
sencillas palabras tenían sombras y luces cambiantes en sus hermosos ojos. Se
levantó sobre mí en una rígida flexión para que yo pudiera quitarle los bóxers
alrededor de su tensa erección. Saltó libre, gruesa y lista, llevando un nuevo
adorno. Parpadeé y luego lo miré interrogante.
—¿Por qué
tiene un anillo tu pene?
Él sopló
una carcajada que creí que tenía más que ver con el término clínico para la parte
del cuerpo que lo que tenía que ver con mi pregunta real.
—Acabo de
cambiar la barra.
Detrás de
la cresta de la cabeza de su erección hinchada había un delgado aro que rodeaba
toda la circunferencia de su pene. El pequeño anillo de plata era fascinante.
No era un experto en perforaciones en el cuerpo para los estándares de
cualquiera, pero nunca había visto algo así, especialmente emparejado con ese
piercing en la punta que utilizaba para su total provecho y del que tuve que
admitir que era una gran fan.
—Tu polla
está llevando joyas.
—Me gusta
cambiarlo. Se sentirá bien, confía en mí.
No lo
dudaba, y por primera vez desde que empezamos a tener sexo, me hubiera gustado
no haber estado tan marcado, tan asustado de hablar con él acerca de lo que
esta cosa que estábamos haciendo era en realidad. Si se trataba de una
relación, un compromiso, tendría un control de natalidad y llegaría a sentir
todo esa dura y caliente carne contra el lado fresco de metal sin látex entre
nosotros.
O_____O
ResponderEliminarTukie~ un Policia!!!!!
Wau~ algo me dice que un mapachito tendra problemas con la ley(?)
Jajajajaj
Dios. Espero que Min pronto deje sus temores y afronte sus sentimientos sin ningun problema.
ResponderEliminarJajjajaja y nunca me hubieranimaginado a Leectuk siendo policia
Pues...me ha encantado que Kyuhyun casi,casi le pusiera un ultimatum a Min
ResponderEliminarClaro que a lo mejor no es tanto así,pero me gusta el hecho de que le hubiera puesto las cartas sobre la mesa y le dijera todo eso.
O sea,Min prácticamente desea que Kyuhyun se vaya con alguien más o espera verlo con alguien más para así sentirse satisfecho,por confirmar lo que ha creído todo este tiempo.
No voy a culpar a Min ni a quitarle importancia a su trauma...pero joder,Kyuhyun no solo se lo ha dicho,se lo ha demostrado..lo acaba de hacer y Min...se aferra a lo malo,no quiere avanzar,solo quiere el momento y Kyu lo quiere todo,pero Min no lo quiere ver...¬¬