—No tienes que
hacer esto —dijo Sora a su hijo mientras caminaban hacia el avión fletado de la
propiedad de la manada Coreana.
—La vida no se
trata de cosas que hay o no que hacer; se trata de hacer lo que debemos, tratar
de hacer lo correcto. No hay ninguna razón para que vayas a casa por tu cuenta,
sobre todo después de todo lo que todos hemos pasado. — Teukkie no abandonó su
ritmo mientras caminaba junto a Sora. Sabía que su madre trataba de convencerlo
de no ir, pero esa no era una opción y quería que ella lo supiera.
—Gracias. —Sora
se acercó y apretó la mano de Teukkie y contuvo las lágrimas que habían
intentado caer desde que había llegado a la mansión Coreana. No se sentía bien
derrumbarse delante de su hijo. Ella era la madre, el adulto maduro, por lo que
apartó el dolor y la decepción, y plasmó en su cara que las cosas
estaban bien.
Los compañeros de
cada una de las parejas fueron los únicos autorizados a acompañarles al
aeropuerto, de modo que Junjin, Siwon, Kangin, Hyukjae, Yunho y Henry estaban
de pie con sus compañeros mientras Dambi y Hongki estaban un poco a un lado,
dando a las parejas un poco de espacio.
Teukkie no tenía
ninguna intención de llevar a cabo la despedida con su compañero. Ellos se
habían dicho todo lo que necesitaban y si se quedaba demasiado tiempo él
acabaría iniciando su asalto de razones de por qué no debería ir sin él.
—Cuídate —sus
palabras fueron un gruñido, pero su mano se estiró y acarició su cara tan
suavemente como si estuviera tocando un tesoro delicado—. No tienes precio para
mí —le dijo en voz baja.
Teukkie dio otro
paso atrás y se encontró con los ojos de su compañero una última vez antes de
dar vuelta y correr hacia el jet. No miró hacia atrás por miedo a correr de
vuelta a sus brazos y decirle que lo llevara a casa.
Tenía que ser
fuerte para su madre. Tenía que hacerle saber a Kangin que era capaz de cuidar
de sí mismo y más que nada, necesitaba que Kangin volviera a ser él mismo.
Tenerlo con él no parecía ayudar. Tal vez fuera de la imagen, él sería capaz de
averiguar lo que tenía que hacer para avanzar más allá de la ira y el dolor que
lo consumía.
—No puedo
convencerte al respecto,
¿verdad? —le preguntó Hyukjae a Donghae .
Él envolvió sus
brazos a su alrededor y apretó la cara contra su pecho. Su aroma lo envolvió y
aunque no tenía el sentido del olfato de los lobos, reconocía su olor y lo
reconocería miles de veces en cualquier lugar. Nunca supo que la forma en que
alguien olía podría provocar tal emoción y nostalgia. Deseó poder embotellarle y llevarlo con él para así poder tenerlo cuando necesitara su cercanía.
—No —susurró
suavemente sabiendo que él sería capaz de oírlo.
Él dejó escapar
un suspiro exhausto y odiaba ser quien le que causara tal angustia.
—Voy a estar bien
—le dijo mientras se apartaba y miraba a su demasiado hermoso rostro—. Te amo.
Él le dedicó una
de sus muecas devastadoras, con hoyuelos y todo, y Donghae sintió que se le
aceleraba el pulso. Se preguntó si esa misma sonrisa le produciría la misma
reacción en veinte o incluso dentro de cincuenta años más. Mientras miraba a
sus ojos donde travesuras danzaban sin parar, supo que lo haría.
—También te amo, Donghae
mío. —Envolvió una mano alrededor de la
parte posterior de su cuello y lo atrajo hacia él presionando sus labios firmes
en los suyos blandos. Lo besó profundamente, devorando la sensación y su sabor.
Era algo más que
un beso. Fue un reclamo. Su corazón era suyo, al igual que su corazón era de
él. Empujó hasta la última gota de necesidad, y amor en el beso y Donghae lo sintió en lo profundo de su alma.
Cuando finalmente
lo dejó para tomar aire, él le dio un último beso en la frente y luego lo
empujó suavemente en dirección al avión.
—Ve ahora antes
de que te encadene a mi lado.
Donghae le tomó la palabra y dio la vuelta y caminó
enérgicamente al avión siguiendo el mismo camino que Teukkie acababa de tomar.
Hee vio cómo Zhoumi
se despidió de Henry y Changmin de Yunho. Ninguno de los hombres parecía más
feliz que su compañero. La diferencia estaba en que sus miradas torturadas eran
porque no querían que sus compañeros se fueran. La mirada torturada de Siwon,
sin embargo, era por una razón desconocida para él, lo que le molestaba
demasiado.
—Por favor, trata
de mantenerte alejado de los problemas. —Su voz alejó su mirada de las otras
dos parejas y se volvió hacia él.
—No creo que a muchos
hombres les guste ver a un gran joven embarazado desnudarse, sin importar lo
hermoso que sea, así que no creo que tengas que preocuparte por eso… por ahora.
—Hee estaba intentando que su sarcasmo no se notara en su voz. No importaba lo
mal que estuviera con su compañero no quería dejarlo con una mala sensación.
—Desnudarte no es
tu único talento cuando se trata de problemas, compañero. —Sus ojos se
estrecharon en él, pero Heechul oyó la alegría en su voz y eso aflojó algo en
su interior, aunque solo fuera por un minuto.
—¿No te consuela
saber que tienes una vida muy larga para tratar de mantenerme fuera de
problemas? —bromeó de nuevo. Y así nada más, sus defensas volvieron y fue como
si las últimas dos horas no hubieran ocurrido.
—Avísame cuando
aterrices. Te amo, Heechul. —Se inclinó hacia adelante y le sostuvo su cara
entre las manos. Lo miró a los ojos durante unos instantes y luego le dio un
firme beso en los labios. Heechul casi se cayó hacia delante cuando lo soltó, y
si no hubiera tenido sus manos para agarrarlo, seguramente hubiera aterrizado
en su rostro. Lo fulminó con la mirada.
—También te amo, Siwon
—dijo al igual que con tanta rigidez como él lo había hecho—. Avísame cuando
decidas actuar como el compañero que me reclamó sin reservas. Porque esto —lo
señaló de pies a cabeza—, no está funcionando para mí. De verdad me gustabas
más cuando te negabas a dejar que me fuera de tu vista. ¿Qué pasó con eso, B?
Después de mi muerte, me dijiste que no me dejarías estar lejos de ti.
Entonces, ¿qué pasó?
—Las cosas
cambian, Heechul. Las circunstancias cambian. Te amo. Ya hemos hablado de esto.
Vendré por ti pronto. —Siwon dio un paso atrás lejos de su compañero y la
mirada de rechazo en su rostro desgarró su corazón ya destrozado.
Hee hizo un
movimiento de ir hacia su compañero, pero los brazos a su alrededor lo detuvieron.
—Déjalo ir por
ahora, Hee. —La suave voz de Hongki penetró la bruma de ira y dolor que se
había precipitado sobre Hee cuando Siwon se apartó de él. Asintió, se encontró
con los ojos de Siwon, y luego se volvió para alejarse de él.
Siwon observó
cómo su compañero se acercaba al jet con los hombros echados hacia atrás con
orgullo y la cabeza bien en alto. Él no se encogía, no su esposo. Sin importar
cuánto le doliera el corazón, no permitiría que el resto del mundo lo supiera.
Sus manos se
apretaron en puños a su lado y el remolino de miedo y arrepentimiento se agitó
en sus entrañas. Solo debía dejarlo ir. No había necesidad de alargar esto, pero
cuanto más lejos estaba, más desesperado se tornaba su lobo, luchando por ser
libre, por correr tras su compañero. Al diablo con eso, pensó mientras se dirigía
rápidamente hacia él.
—Heechul. —Su voz
fue áspera por la emoción y sabía que sus ojos brillaban. Él se dio la vuelta,
sorprendido por escucharlo. Se aprovechó de atraparlo con la guardia baja y
agarró su rostro, tirandolo hacia él. Su boca se abrió instintivamente cuando
su lengua empujó en ella. Su sabor inundó sus papilas gustativas y él lo saboreó
devorándolo y deleitándose con la respuesta que le dio. Sus
brazos se envolvieron alrededor del cuello de él y lo atrajo más cerca.
Él lo abrazó por
unos segundos más antes de finalmente alejarse y dar un paso atrás.
—Te amo y sigo
siendo el hombre que te reclamó. Nunca dudes de eso otra vez. —Antes de que
pudiera responder, se volvió y se alejó.
Hee miró a Hongki
quien parecía tan sorprendido como él se sentía.
—En todo caso,
sigue siendo tan mandón como siempre —le dijo Hongki. Hee sonrió y se dirigió
de nuevo hacia el avión.
—Y demasiado sexy
para su propio bien. Si fuera feo seguramente no lo molestaría tanto.
—Un tanto
superficial, ¿no? —resopló Hongki.
—Oh, no Doc, no
superficial, solo dolorosamente honesto.
Todos
permanecieron muy silenciosos mientras encontraban sus asientos en el avión,
cada uno perdida en sus propios pensamientos. No fue sino hasta que Teukkie
saltó de su asiento y aplastó la cara contra la ventana mirando hacia fuera con
una expresión de terror que hizo que todos fueran sacados de su estupor.
—¡KANGIN! —gritó
mientras golpeaba su mano contra la ventana de plástico.
—¿Qué está
pasando? —preguntó Hee mientras se abría paso a una ventana para ver lo que
asustaba tanto a Teukkie.
El aliento de Donghae
se atascó en su garganta mientras miraba
por su propia ventana. Sintió como si su corazón fuera a latir fuera de su
pecho.
—Van a matarse
entre sí —murmuró Hongki mientras todos miraban con fascinación enfermiza a la
lucha en plena marcha entre los dos hombres, ahora en forma de lobo.
Unos brazos
firmes se envolvieron alrededor de Teukkie mientras se dirigía hacia la puerta.
—¡VE! —La voz de Hyesung
sonó ruidosamente contra la oreja de Teukkie y éste se encogió bajo el volumen
y el mando detrás de la misma. Teukkie sabía que Hyesung se estaba dirigiendo
al piloto, y cuando el avión comenzó a moverse, supo que Hyesung no iba a
dejarlo ir.
—Tengo que ir con
él, Hyesung —dijo Teukkie a su Alfa mientras luchaba con él.
—No. Tienes que
dejar a Junjin manejarlo. No van a matarse entre sí. Solo tienen que sacarlo de
su sistema y tratar con ello. No pueden hacer eso contigo y Donghae allí porque sienten que no podrían protegerlos
y enfrentarse entre sí al mismo tiempo. Esta es una buena cosa, Leeteuk.
El avión siguió
avanzando, ganando gradualmente velocidad al mismo tiempo que Hee gritaba:
—¡Oh! Vaya, qué
buen golpe, Kangin.
—¡Hee! —gruñó Donghae
. Hee levantó las manos.
—Oye, no te
descargues conmigo. Tan pronto como Hyukjae consiga dar un buen puñetazo, voy a
animarlo; no hay necesidad de preocuparse de que vaya a elegir favoritos.
Teukkie
finalmente dejó que sus hombros se relajaran y renunció a su lucha por salir de
los brazos de Hyesung. Después de varios segundos, Hyesung lo dejó ir. Se
dirigió a la ventana, sabiendo que lo que iba a ver sería doloroso. A pesar de
que no estaba recibiendo los golpes, no había nada que pudiera hacer para
ayudar a su compañero. Y eso era tan doloroso como cualquier agonía física.
Cuando el avión
aceleró, tuvieron que estirar el cuello para ver a los lobos. Teukkie se
extendió hacia la mente de Kangin, pero él le había bloqueado por completo.
—¿Él tampoco te
deja entrar? —preguntó Donghae al notar
la mueca en el rostro de Teukkie.
Teukkie negó.
—Van a estar
bien, Hae —le dijo, sin saber si estaba tratando de convencerse a sí mismo o al
sanador.
Donghae asintió, pero no pareció estar más convencido
de lo que Teukkie se sentía. Así que al parecer su intento había fracasado en
ambos.
Sintieron al
avión agitarse cuando las ruedas dejaron el suelo y el jet se elevó en el aire,
llevándolos más lejos de la lucha y cada vez más lejos de los hombres que tan
desesperadamente querían que se quedaran.
—Voy a decir una
cosa sobre esos hombres, nunca hay un momento aburrido. —Dambi apareció repentinamente
haciendo que todos saltaran.
—Santo infierno
—gimió Hee.
—¿No podrías
enviar algún tipo de señal cuando estás a punto de aparecer de la nada?
—preguntó Sora.
—¿Qué quieres que
haga… tirarme un pedo justo antes de aparecer y entonces les advirtiera el
olor? —Dambi tomó asiento junto a Hyesung y cruzó las piernas, apareciendo
majestuosa a pesar de sus palabras crudas.
—¿Por qué dices
que seríamos alertados por el olor, más que por el sonido? —preguntó Donghae .
Dambi sonrió.
—Creo que ustedes
los humanos lo llaman silencioso pero mortal.
—Eso es
sencillamente asqueroso. ¿Podrías por favor decirnos algo útil? — espetó Teukkie,
al parecer, no disfrutando de las bromas.
—¿Qué te gustaría
saber? —le preguntó Dambi.
La mandíbula de Teukkie
se tensó mientras trataba de mantener la compostura. Su mente seguía saltando
de vuelta a la visión de su compañero arremetiendo contra Hyukjae, garras y
colmillos extendidos, los ojos brillantes y espumosa saliva goteando de su boca
como un animal rabioso.
—Al parecer, el
altercado se inició debido a un comentario de Junjin —les dijo Dambi.
Hyesung dejó
escapar un resoplido.
—Le dije que se
quedara fuera de esto. Dime que por lo menos fue sutil.
Dambi sonrió con
deleite.
—Oh, deberías
saberlo mejor, Hyesung. Tu compañero es tan sutil como Hee es mojigato. —Eso le
valió a Dambi un bufido de todos y un “solo estás celosa” de Hee. Haciendo caso
omiso, continuó—: Él le dijo a Hyukjae que pateara el trasero a Kangin... —La
boca de todos cayó abierta y los ojos se abrieron como platos—, y entonces le
dijo a Kangin que dejara salir su miedo e ira y lidiara con ello. Le dijo que
si no se ocupaba de ello, entonces Junjin se ocuparía de ello. Y entonces todo
comenzó.
Hee dejó escapar
una fuerte carcajada que llenó la cabina del avión.
—Hyesung, por
favor dime que aprovechas eso regularmente porque tienes que admitirlo, tu
hombre es caliente.
—Bueno, primero
que nada, ¡ASCO! —Teukkie señaló a Hee—. Y en segundo lugar, ¿por qué iba Junjin
a hacer eso?
Hyesung se
deslizó hacia delante hasta el borde de su asiento y puso los codos en las
rodillas. Tomó una profunda bocanada de aire y luego se encontró con los ojos
de su nuero.
—Debido a que es
la única cosa que le ayudará a Kangin a superar esta rabia y miedo dentro de
él. Él es más dominante que Hyukjae, aunque tal vez no por una gran medida.
Aparte de cuando estuvimos en Estados Unidos, nunca ha sentido la necesidad de
establecer ese dominio. Como el hijo del más poderoso Alfa en generaciones,
nunca ha sido cuestionado en su propio terreno. Pero ahora siente que Hyukjae
le ha hecho daño. Tiene que demostrar ese dominio para ayudarse a probar a sí
mismo que puede proteger a Teukkie. La otra razón es una más simple. Es un
hombre, y se enoja como los otros machos. Resuelven sus diferencias con una
pelea física. Es de esa manera con los hombres humanos también, ¿cierto?
Donghae dejó escapar una gran bocanada de aire,
haciendo que sus mejillas se inflaran.
—Esto es una
mierda.
—En serio
—concordó Hee y añadió—, si Junjin va a iniciar peleas entre hombres lobo
posesivos, mandones y calientes, por lo menos debería hacerlo cuando tengamos
asientos de primera fila, porque déjenme decirles que mis momentos son pocos y
distantes en estos días. Podría utilizar toda la ayuda que pueda conseguir. —La
voz de Hee era alegre y juguetona, pero Teukkie y Donghae vieron el dolor en los ojos de su amigo.
—Hee —dijo Donghae
mientras tomaba su mano.
—No estoy listo
para hablar de ello —dijo Hee rápidamente y luego miró a Sora—. Así que tu
zoquete hombre es la razón por la que estamos en este pequeño viaje.
Instrúyenos en lo que hizo. —La declaración de Hee consiguió apartar
efectivamente su atención y distrajo a sus dos amigos de preocuparse sobre sus
compañeros enfrentándose. Dos pájaros; un tiro.
Dambi se frotó
las manos mientras asentía.
—Esto va a ser
tan bueno.
Sora frunció el
ceño.
—Tú ya sabes lo
que pasó —dijo a la Fae.
—Tal vez, pero el
punto es que una no se cansa de oír hablar de un Rey corriendo como un conejo
asustado, mientras su compañera le arroja cosas y recrimina con la boca de un
marinero.
—Consigan las
palomitas de maíz —gritó Hee—, vamos por algo de entretenimiento malvado, jóvenes
señores y dama. Si su lucha comenzó con mucho juego previo, entonces el final
está obligado a dejarnos a todos sin aliento, y tal vez incluso satisfechos.
El grupo se quejó
de manera colectiva.
—¿Qué? —preguntó Hee
inocentemente.
—No todas las
peleas de todos terminan con sexo —le informó Teukkie.
—Oh, bueno,
entonces ustedes se lo están perdiendo. Lo digo en serio. Eso es como decir que
Santa no necesita a Rudolph y su nariz brillante, o que el Cuatro de Julio no
necesita fuegos artificiales. Quiero decir, es como…
—Hee —lo
interrumpió Teukkie—, lo entendimos.
La cabeza de Hee
negó con vehemencia.
—No, lo siento príncipe
lobo, no puedes posiblemente entenderlo hasta que lo hayas conseguido, si sabes
lo que quiero decir, después de tener una prolongada noche salvaje con tu
compañero. Entonces y solo entonces, vas a entenderlo.
—¿Fue tan claro
como el barro para alguien más? —preguntó Donghae .
—Creo que él está
diciendo que tenemos que tener relaciones con nuestros compañeros con la mayor
frecuencia posible, incluso después de las peleas —dijo Zhoumi con calma.
Hee aplaudió con
un fuerte grito.
—¡FINALMENTE!
Alguien lo entiende.
***
—¿Hasta cuándo
vas a dejar que esto continúe? —le preguntó Siwon a Junjin mientras observaban
a los dos lobos luchar. Afortunadamente, la manada tenía su propio hangar privado
para albergar el jet, de modo que no había nadie para presenciar las bestias
gruñendo y desgarrándose la una a la otra.
—Tanto como sea
necesario —respondió Junjin—. No van a matarse el uno al otro. Saben que
matarían al compañero del otro también. —Junjin permanecía tranquilo e
imperturbable mientras los hombres que le rodeaban gruñían o se encogían en
respuesta a la lucha frente a ellos.
Junjin había
pensado que sería su trabajo intervenir y hacer frente a la lucha de Kangin,
pero en el momento en que vio a los dos lobos juntos, supo lo que había que
hacer. Kangin tenía que dejar de lado su ira y Hyukjae necesitaba demostrar que
era capaz de enfrentarse a Kangin, y que todavía podía ser el compañero de
manada de Kangin y aun así cuidar de él una vez que esto hubiera acabado.
Junjin y Siwon
tuvieron que usar su poder para evitarles a los otros machos el unirse a la
pelea. Todos ellos tenían ganas de luchar después de acabar de ver a sus
compañeros irse volando a otro continente sin ellos.
Siwon por sí
mismo estaba luchando contra su propio lobo, el cual anhelaba destruir
cualquier carne que estuviera disponible, pero no iba a ceder ante el deseo. No
necesitaba que Junjin supiera lo que había planeado. Sabía que el Alfa no lo
aprobaría.
La mente de Kangin
estaba cubierta de una neblina de furia mientras se lanzaba al lobo que se
había atrevido a tocar a su compañero. Sus garras se clavaron en la carne y
esto satisfizo algo en él al ver la rica sangre roja derramarse en el pelaje
gris.
Saltó hacia atrás
rápidamente, pero no lo suficientemente rápido cuando sintió los dientes de Hyukjae
hundirse en su costado. Incluso el dolor del asalto fue como un bálsamo para
las heridas internas que le habían estado plagando durante tanto tiempo. Una y
otra vez se rodearon entre sí, y una y otra vez se desgarraron la carne, pero
sin llegar a hacer ni una vez una herida mortal.
No se trataba de
muerte; se trataba de corregir un error, sanar el quebrantamiento. El
quebrantamiento que había llegado tan lejos en Kangin que sentía como si nunca
estaría completo otra vez. Kangin casi tropezó cuando oyó una voz en su mente,
una que no pertenecía a su compañero.
«Solo puedes sanar si perdonas, Kim Kangin,
hijo mío».
La voz suave se
envolvió a su alrededor y detuvo su progreso inmediatamente. Kangin cerró los
ojos y esperó a que la Gran Luna hablara. Como no lo hizo, él la reconoció.
«Estoy
escuchando», respondió.
«Hyukjae es tu
hermano. Él no te ha hecho daño de alguna manera. La magia negra ha retorcido
tu realidad. Llega más allá de la oscuridad, Kangin. Aférrate a la luz que tu
compañero acoplado te da y ve la verdad de la situación. Ninguna cantidad de
sangre derramada curará esta herida. Tienes que elegir ser sanado».
Kangin abrió los
ojos y vio que Hyukjae estaba de pie frente a él, aún en su forma de lobo,
mirándolo con recelo. Había detenido su ataque tan pronto como Kangin se
congeló y estaba a la espera de su próximo movimiento. Se dio cuenta que no
había ninguna condena en los ojos de Hyukjae, ningún odio o disgusto. Él
simplemente miraba y esperaba.
«Estoy cansado»,
admitió.
«Sé que lo estás.
No estás solo. Deja de lado tu ira y deja a aquellos que se preocupan por ti,
que te aman, ayudarte a superar esto». Sintió el calor de un abrazo y luego se
había ido.
Kangin cambió de
regreso a su forma humana y Hyukjae rápidamente siguió el ejemplo. Todos los
hombres estaban quietos, sus alientos apenas perceptibles mientras observaban a
los dos machos.
—Sé que no era
real —habló Kangin finalmente—, pero incluso sabiendo eso, sentí algo dentro de
mí romperse cuando lo vi.
Hyukjae se acercó
un paso sin hacer caso de su desnudez.
—Todos nosotros
lo experimentamos, Kangin. Nuestros compañeros atravesaron cada uno la misma
cosa pero con diferentes machos.
—¿Cómo puedes
soportarlo? —preguntó Kangin desesperadamente.
—No ha sido fácil
si es eso lo que estás pensando. Pero me di cuenta que iba a hacer más daño que
bien pensar en ello. Donghae ya había
sufrido lo suficiente como para que yo estuviera a punto de añadirle más dolor.
Kangin se
estremeció ante sus palabras, sabiendo que le había causado a su compañero
tanto dolor. Se suponía que debía protegerlo y en su lugar había descargado su
miedo e ira sobre él.
Kangin inclinó la
cabeza hacia Hyukjae y la inclinó ligeramente, mostrando su cuello.
—Pido tu perdón,
compañero de manada. Te he hecho daño. Te he faltado el respeto y le he faltado
el respeto a tu pareja.
Hyukjae
instintivamente dejó escapar un gruñido bajo ante la sumisión que Kangin estaba
mostrando.
—No hay nada qué
perdonar, pero incluso si lo hubiera, eres perdonado.
Kangin dejó
escapar un profundo suspiro al sentir parte de la oscuridad retroceder. La
pesadez que había estado pesando sobre su pecho disminuyó y finalmente se
sintió como si pudiera llevar aire a sus pulmones. Se volvió hacia su padre
entonces y de nuevo mostró el cuello en sumisión.
—Alfa, pido
disculpas por perder el control y no buscar la ayuda que necesitaba.
Junjin se acercó
a su hijo y le acarició la mejilla con cariño.
—No es mi perdón del
que debes preocuparte. —Kangin casi cayó de rodillas cuando pensó en Leeteuk.
Le había hecho daño y ahora estaba volviendo a Coldspring, tan lejos de él.
¿Cómo iba a enmendar las cosas entre
ellos cuando no podía sostenerlo? ¿Cómo iba a ver la sinceridad en sus
ojos si no estaba allí con él?
—Él te perdonará
—le dijo Hyukjae mientras tomaba el pantalón deportivo que Siwon le entregó—.
Tal vez no hoy, o mañana, o dentro de diez años, pero eventualmente lo hará.
Todos los hombres
se rieron afablemente y Kangin no pudo evitar la sonrisa que curvó sus labios.
Su compañero era impulsivo, pero no guardaba rencor. Puede que tuviera que
humillarse severamente, pero le demostraría una vez más que era el regalo más
precioso que le habían dado nunca y que lo trataría así de nuevo.
Junjin se volvió
para dirigirse al grupo y tan pronto como habló el humor huyó de sus caras.
—Sé que todos
ustedes están enojados conmigo y Siwon. Sé que piensan que hemos tomado la
decisión equivocada. Solo el tiempo lo dirá. Pero hasta entonces, no nos vamos
a sentar y revolcar en la ira o compasión o incluso el dolor que acompañará a
la separación. Una vez más, el mal ha mostrado su lado oscuro y debemos ser los
que lo derroten. Porque si no lo hacemos, ¿quién lo hará? —Encontró cada una de
sus miradas y uno por uno bajaron sus ojos—. Fueron creados para un propósito
mayor, no solo para amar a su compañero, sino para cuidar el mundo en que
vivimos, para que nuestros compañeros tengan un lugar seguro para vivir y
nuestros hijos tengan un lugar seguro para crecer. Así que tienen hasta llegar
de nuevo a la mansión para borrar los ceños fruncidos de sus rostros, y como
creo que Hee podría decir: “pongan sus caras de juego”. Nuestras parejas
volverán a nosotros, y cuando lo hagan, es mejor tener una buena noticia para
ellos o que la Gran Luna nos ayude.
—¿Crees que la
Gran Luna podría ayudarnos contra la ira de sus compañeros Americanos?
—preguntó Yunho con una sonrisa.
—Conociendo nuestra
suerte, probablemente la convencerían de unirse a su causa para patear nuestras
partes posteriores —replicó Junjin.
—¿Partes
posteriores? —preguntó Hyukjae mientras la diversión bailaba en sus ojos.
—Mi nuero es Teukkie.
—No digas más.
Jajajjjaaj que bueno que por fin Kagin pudo liberarse de sus demonios y seguir adelante. Ahora lo unico que queda es derrotar esta nueva amenaza y que lo Kagin y Siwon pidan perdon a sus compañeros. Claro esta si Siwon logea sobrevivir de lo que planea hacer.
ResponderEliminarGracias por el cap ^_^
Bueno!
ResponderEliminarLa gran luna ayudo al mapachito...
Y mi siwonshis pa cuando!????
Ah!????
No inventen!!!! Si se fueron!!!!
OMG
Bueno...una de cal por las que van de arena.
ResponderEliminarLas parejas se van de todas maneras (para estar a salvo) en verdad espero que ese alejamiento ayude demasiado.
Con dolo cada uno diferente,pero se van y los lobos se quedan.
Por otra parte...Kangin ha echo lo que ya se había recomendado anteriormente...una pelea con el "causante" de su dolor lo aliviaria.
Y funcion,aparte la luna dio un poco de ayuda