Acababa
de salir hacia el tráfico del mediodía cuando mi teléfono timbró, indicando una
llamada de mi mamá. Parecía tener una extraña habilidad para saber justo cuando
estaba en el borde y en mis peores momentos. Estaba comprobándome y la
necesitaba después de esa visita con la psiquiatra. Mi madre siempre me había
simplemente aceptado por lo que sea o quien sea que fuera. Nunca había
presionado, nunca había tratado de guiarme hacia un lado u otro, y como que
necesitaba ese amortiguador después de esa sesión de desnudar el alma con la
psiquiatra.
—Hola,
mamá.
—¡Leeteuk!
No he hablado contigo desde hace una eternidad. ¿Cómo estás? ¿Cómo va Jongkook?
Una
eternidad eran solo cuatro o cinco días, pero le gustaba llevar un control acerca
de mí. Gruñí un poco, agarré mis gafas de sol del portavasos, y las pegué a mi
rostro.
—He
estado ocupado. Perdón por no llamar. Volver al trabajo así como ajustarme a un
nuevo compañero me ha mantenido de puntillas, y Kook está bien. Está enloqueciendo
y creo que ha perdido cerca de diez kilos de músculo y ha ganado dos kilos en
vello facial. Sus hermanas están cuidando bien de él.
Hizo
un sonido agudo de simpatía y casi podía verla agarrándose la garganta de una
manera dramática. Mi mamá no era nada más que exagerada.
Al
final, por mucho que me amara, siempre se reducía a eso con mi mamá, un hombre.
Jamás entendería cómo es que estaba bien siendo soltero. Cómo el encontrar a
alguien con quien estar nunca había sido una prioridad para mí como lo había
sido para ella.
—Está
casado.
—¿Y?
Me
quejé en voz alta.
—Mamá,
eso justo ahí es el por qué deberías mantener a un abogado de divorcios a tu
disposición. Casado está fuera de los límites. —Algunas veces me sentía como si
estuviera hablando con alguien de mi edad y no una mujer adulta que debería
comportarse. Si simplemente hubiera seguido las reglas en primer lugar, nunca
habría pensado que mi padre iba a dejar a su esposa e hijos por nosotros.
Se rio
un poco.
—Creo
que casado y felizmente casado son dos cosas diferentes. Además, no he estado
pescando en ese río por un tiempo y lo sabes.
No
necesitaba recordármelo. Su última captura había sido un magnate de los bienes
raíces adinerado que creía en el amor verdadero y había sido lo suficientemente
tonto para no hacer que mi madre firmara un prenupcial. Después de una rápida
boda y un divorcio incluso más rápido, mi mamá estaba rodando en billetes y
saliendo con jóvenes sementales que estaban más cercanos a mi edad que a la
suya.
—Contigo
nunca sé. —Jamás la quiero cerca de un hombre casado de nuevo.
—Así
que con el nuevo compañero estando fuera de los límites, no supongo que estés
afuera conociendo a alguien. Sabes que me preocupa que vayas a terminar todo
solo y no encuentres a nadie con quien hacerme hermosos nietos.
La
maldije y se rio.
—Mamá,
¿en serio?
—Lo
digo en serio. No te estás haciendo más joven y tu trabajo es muy peligroso, jovencito.
Necesitas encontrar un marido antes de que envejezcas o te lastimes. Quiero que
seas feliz y tengas lo que nunca tuve.
—Sabes
que estás loca, ¿verdad? —No necesitaba a un hombre para ser feliz, no es que
fuera a correr en la dirección opuesta si cierto dios del sexo repentinamente
declarara su amor eterno por mí, pero aun así tenía tiempo de sobra para
preocuparme acerca de otras cosas como para siempre. Sin embargo, ella nunca
entendería eso.
—Así
no es cómo deberías hablarle a tu madre.
Gemí
de nuevo y entré al estacionamiento de la estación de policía. Coloqué mi gorra
en mi cabeza y me miré en el espejo retrovisor. La psiquiatra tenía razón.
Parecía como si tuviera ojos negros gemelos y mi palidez era directamente
cerosa y asquerosa.
—Está
este chico. —Iba a arrepentirme de contarle algo, simplemente lo sabía—. Es
diferente. Me gusta mucho pero lo hace difícil. —Realmente lo hacía. Tener
sentimientos por alguien no debería sentirse tanto como una batalla.
Chilló
y tuve que sostener el teléfono lejos de mi oreja.
—¿Cómo
es? ¿Qué hace? ¿Tiene dinero?
Me
aseguré de que tenía mis llaves y todo lo que iba a necesitar antes de saltar
fuera de la camioneta y cerrar la puerta de golpe detrás de mí con más fuerza
de la necesaria.
—Es
complicado e inteligente. Es más lindo que yo y lo sabe. Es encantador cuando
quiere serlo y… —Me interrumpió antes de que pudiera decirle que también tiene
los más maravillosos ojos, los cuales eran más ricos que todo el dinero en el
mundo, y que es un camarero.
—Ohhhhh…
—Mamá,
estoy en el trabajo, así que tengo que irme. Te hablaré más tarde, ¿de acuerdo?
—Te
amo. Cuídate.
—También
te amo.
Saludé
a Barrett a medida que entraba. Me tomó unos pocos minutos estar listo para
irme y mi compañero ya estaba afuera en nuestra patrulla cuando terminé. Agarré
algo de café e hice mi camino hacia donde me estaba esperando.
Realmente
nunca le importaba quién conducía, lo cual era un gran cambio de ir con Kook.
Mi mejor amigo siempre quería estar detrás del volante y yo nunca discutía. Las
palabras de la psiquiatra acerca de ser el compañero de Kook golpearon algo en
mi cerebro y se sacudieron con fuerza alrededor. No me gustaba la verdad que
estaba obviamente incrustada en ellas, y me puse silencioso y hosco durante
toda la primera parte de nuestro turno.
La
llamada era de un vecindario que estaba lo suficiente cerca al sitio donde fue
el tiroteo que hacía que mi piel se sintiera toda hormigueando y tenía a todos
mis sentidos yendo en alerta máxima.
Aparentemente
los vecinos habían llamado debido a que la pareja podía ser escuchada gritando
a través de las paredes del complejo de apartamentos en el que vivían.
Tristemente, la mayoría de las personas trataban de permanecer fuera de ello
cuando asuntos privados entre parejas explotaban en violencia, pero
aparentemente este vecino estaba preocupado porque la pareja era conocida por
tener dos niños pequeños en casa.
Íbamos
a ser los primeros en la escena sin lugar a dudas y no teníamos idea de qué era
a lo que estábamos entrando. No sabíamos si había armas envueltas, si los niños
estaban en el lugar, nada. Toda esa incertidumbre burbujeaba en mi sangre y me
hizo súper consciente de todo mi entorno. Los refuerzos estaban en camino, pero
de acuerdo al despacho estaban a unos sólidos diez o quince minutos de
distancia.
Abrí
el camino escaleras arriba. De nuevo pensando que era extraño estar en el
frente. Por hábito, generalmente dejaba a Kook ir a la situación primero, tal
vez porque había estado siguiendo detrás de él toda mi vida, justo como dijo la
psiquiatra. No obstante, no podía ser distraído por pensamientos así, no cuando
los inconfundibles sonidos de vidrio rompiéndose y gritos haciendo eco venían
claramente de uno de los apartamentos. Disparé sobre mi hombro una mirada
inquieta a Barrett y él simplemente se encogió de hombros. Era todo parte del
trabajo.
Golpeé
bruscamente la puerta y todo el ruido del interior cesó. Nadie vino a responder
de inmediato, así que golpeé de nuevo y grité:
—¡Policía
de Seúl! Tenemos una queja acerca del ruido.
Escuché
movimiento desde el otro lado de la entrada y sentí a Barrett tensarse en
alerta a mi lado. La puerta crujió abriéndose y un hombre asomó un ojo afuera
para mirarme. Su mirada cayó a mi placa.
—No
llamamos a la policía. —Su voz sonaba temblorosa y escuché una voz femenina
desde el interior del apartamento gritándole, llamándolo bastardo infiel.
Alcé
mis cejas ante él.
—No,
no lo hizo, pero sus vecinos lo hicieron. Se quejaron acerca de gritos y
dijeron que sonaba como sí la lucha libre se hubiera mudado al piso de arriba.
También mencionaron que tienen hijos, y deben saber que continuar así frente a
ellos no está bien.
La voz
de la mujer de adentro se alzó en volumen, y detrás del hombre escuché
cristales rompiéndose. Miró detrás de él sobre su hombro e hizo una mueca de
dolor.
—Los
niños están con mis padres. Carla y yo solo estamos teniendo un pequeño
desacuerdo eso es todo. Se salió de las manos. Bajaremos la voz, lo juro.
—¡Desacuerdo!
¡Tú imbécil infiel! ¡Te atrapé en la cama con mi hermana!
Sí
señor. Sonaba como que la mujer tenía el derecho a estar furiosa con él.
Probablemente yo también querría romper todas sus cosas.
—Mire,
solo necesitamos asegurarnos que todos se tranquilicen y asegurarnos que nadie
está herido. —También necesitábamos asegurarnos que los niños realmente no
estuvieran en medio de este espectáculo de mierda.
—Mire,
Oficial Park. Carla es una mujer apasionada. Lo resolveremos todo y estaremos
de nuevo haciendo bebés en un santiamén. No hay necesidad de que ustedes… —Se
calló con una maldición cuando la puerta se abrió repentinamente cayó hacia la
entrada a mis pies. Un gran cuchillo de carnicero con mango de madera estaba
sobresaliendo de su hombro y una diminuta mujer estaba de pie a algunos pasos
de distancia mirando a donde había caído con una furia desenfrenada y un odio
en sus ojos. Esta debía ser la célebre Carla.
Su
mano libre estaba ensangrentada y su otra mano tenía un cuchillo mucho más
grande. Parecía como si hubiera asaltado la cocina mientras estábamos hablando
con su infiel esposo.
Tan
calmadamente como podía, apuntó su cuchillo en mi dirección y me dijo:
—Voy a
cortar sus pelotas.
Parpadeé
porque no podía hablar en serio, pero entonces me di cuenta que realmente lo
hacía a medida que empezaba a avanzar hacia donde Barrett estaba ocupándose del
hombre herido. Ya había llamado a los médicos y estaba alzando la vista hacia
mí con ojos enormes mientras atendía a la víctima.
No
podía apartar la mirada de Carla. Abrí la correa que sujetaba mi pistola en su
lugar y saqué la Taser con la que todos estábamos armados para usar en
situaciones como esta.
—Carla,
sabes que no puedo permitirte hacer eso —Mantuve mi voz firme y me negué a
moverme mientras ella se movía más y más cerca.
—Es
una rata bastarda. —Estaba temblando por todas partes y su furia era casi
palpable—. ¡Mi hermana! ¡Mi maldita hermana! ¿Cómo pudieron hacerme esto?
No
tenía una respuesta para ella además de “las personas apestan,” pero eso no iba
a hacer que entrara en razón o a hacer que dejara caer el cuchillo.
—Eso
es malo, Carla. Malo para ti y malo para tus hijos. No quieres empeorarlo,
¿cierto? Necesitas bajar el cuchillo y solo venir conmigo.
Podía
escuchar las sirenas en la distancia, lo cual era grandioso, porque el idiota
infiel se había recuperado lo suficiente para empezar a gritarle de regreso a
Carla. La estaba llamando nombres y diciéndole que su hermana era cien veces
mejor en la cama que lo que ella iba a ser alguna vez. Definitivamente no
estaba ayudando en la situación.
Carla
estaba temblando de nuevo y su rostro fue de rojo furioso a pálido enfermizo.
Iba a enloquecer, así que me aferré a la única cosa en la que podía pensar que
probablemente alejaría su ira de su horrible esposo.
—Carla,
sé que estás molesta con él, decepcionada, y nadie puede culparte. Lo que hizo
es terrible e imperdonable, ¿pero qué hay de tu hermana? Hacen falta dos para
engañar y ella es tu familia, tu sangre. ¿No quieres decirle cómo te sientes
acerca de lo que hizo?
Fue
como el sol abriéndose paso a través de las nubes en un día de verano. Vi la
consciencia llegar, la furia cambiando de un objetivo al otro y la fresca
traición golpear en el cuerpo de esta mujer como un tren de carga. El cuchillo
cayó fuera de sus dedos repentinamente laxos y se deshizo en una bola histérica
en el suelo delante de mí. Dejé salir un suspiro de alivio y miré por encima de
mi hombro hacia donde los paramédicos estaban cargando a la víctima en una
camilla y preparándose para transportarlo. Barrett estaba hablando con alguien
que parecía ser un vecino, probablemente obteniendo una declaración de un
testigo, y la unidad de refuerzo solo estaba flotando en la entrada observando
el espectáculo.
Caminé
hacia Carla y coloqué una mano en su hombro. Alzó la vista hacia mí con ojos
débiles.
—Mi
hermana es una perra.
Asentí
solemnemente.
—Realmente
suena como que lo es.
—¿Qué
va a pasar con mis hijos? Están en la casa de sus padres ahora mismo.
Bueno,
eso era bueno. Por lo menos no iban a tener que vivir con la visión de su madre
tratando de cortar en dos a su padre con un cuchillo de carnicero.
—No
puedo contestar eso, Carla. Pero tal vez ellos deberían de haber sido tu
preocupación cuando tomaste ese cuchillo.
Ayudé
a la mujer a ponerse de pie y me encogí mientras se limpiaba una pegajosa
mezcla de lágrimas y mocos con el dorso de su brazo.
—Voy a
ir a la cárcel.
Asentí
una vez más.
—Me
temo que sí.
Dejó
escapar un suspiro realmente profundo y me miró por el rabillo del
—Desearía
haber apuntado más abajo.
No
debería ser gracioso y no iba a perdonar este tipo de violencia, pero como que
estaba de acuerdo con ella.
Le leí
sus derechos y la puse en la parte trasera de la patrulla. Sabía que la íbamos
a acusar de asalto agravado como mínimo. Tomó unos minutos para conseguir todo
lo situado en la escena y obtener todas las declaraciones para el reporte que
íbamos a escribir.
El
viaje de vuelta a la estación estuvo lleno con silenciosos sollozos en el
asiento trasero y Barrett murmurando para sí mientras yo conducía por el
tráfico de la tarde. Procesamos a Carla y empezamos el papeleo cuando Barrett
repentinamente detuvo lo que estaba tecleando y me miró con obvia confusión en
su rostro. Estaba muriéndome de hambre ya que habíamos dejado la cena, y solo
quería terminar el papeleo para que así pudiéramos volver a la calle a terminar
nuestro turno y quizás escabullirnos por algo de hamburguesa y papas fritas.
Tenía
mi gorra en el escritorio junto a mí y me estiré para frotar mis sienes.
El
papeleo era tan aburrido. Lo odiaba.
—¿Qué?
Sacudió
su cabeza ante mí y volvió a mirar a la pantalla de la computadora.
—Nada.
Resoplé.
—Obviamente
es algo. Escúpelo.
—Simplemente
me sorprendiste.
Me
recosté contra mi silla y entrecerré los ojos hacia él.
—¿Cómo?
Encogió
un hombro ante mí.
—No
esperaba que fueras tan imperturbable. Quiero decir, aún eres bastante nuevo en
las fuerzas, y no es un secreto que tú y Kook tienen todo tipo de historia
antes de venir a trabajar juntos. No voy a mentir… supongo que pensé que tal
vez tú te escondías a su espalda o algo, pero nada podría estar más lejos de la
verdad.
Estaba
parpadeando con ligera sorpresa. ¿Imperturbable? Me sentía como su estuviera
agitado y aleteando por todo el lugar la mayoría del tiempo.
—No
reaccionas cuando los bichos raros te miran como si fueras el almuerzo. No
pierdes tu temperamento cuando los perdedores tratan de intimidarte. Hablas muy
fácilmente con las víctimas, lo cual hace situaciones hostiles menos
peligrosas. No te asustas o mueves un músculo cuando una mujer trastornada está
avanzando hacia ti con un cuchillo. Y tal vez lo más importante, odias sentarte
en un escritorio llenando reportes casi tanto como yo, sin embargo no dices ni
pío acerca de ello, solamente lo haces. Supongo que solamente estoy sorprendido
en realmente cuán adecuado eres para este trabajo. Estoy seguro de que lo has
escuchado antes, pero realmente no pareces un policía, mucho menos un buen
policía. Estás muy por encima de cada compañero con el que he sido ensillado
hasta ahora en mi carrera.
No
pude responderle. Barrett era un buen policía. Tenía una reputación estelar en
las fuerzas y no estaba bajo ninguna obligación de darme cualquier tipo de
apoyo o validación. No había absolutamente ninguna manera de poder haber sabido
lo que la psiquiatra me había estado preguntando antes de que el turno
empezara. Todo lo que pude hacer fue aclarar mi garganta y decirle torpemente:
—Bueno,
tu tampoco eres tan malo, Barrett.
Terminamos
el papeleo para el turno. Me sentí mal por Carla, pero las personas necesitan
considerar sus acciones y cómo afectan a otros a largo plazo.
Después
de mi turno quería una ducha caliente y un trago. Bueno, de hecho quería al
chico que iba a servirme ese trago, pero todavía no estaba seguro de cómo iba a
resultar todo eso. Tenía suficientes preguntas dando vueltas en mi cabeza, por
lo que no quería además de eso enredarme con el misterio que era Kangin.
Tomé una
ducha y miré algo de televisión. Paseé alrededor de mi apartamento y fastidié a
Sungmin enviándole mensajes al otro lado del pasillo. Traté de mandarle un
mensaje a Kook también y puse mala cara cuando todo lo que me respondió fue:
Ve a dormir.
Era
después de la una para el momento en que me arrastré entre las sábanas. No
estaba cansado o por lo menos pensé que no lo estaba, pero tan pronto como mi
cabeza golpeó la almohada, estuve noqueada. No fue sino hasta un par de horas
después que me desperté. Estaba jadeando, estaba temblando, y una fina capa de
sudor me cubría de la cabeza a los pies. No estaba viendo caer a Kook. No
estaba de regreso en el callejón. No, en cambio me desperté con una mano en mis
boxer y el nombre de Kangin saliendo de mis labios.
Gemí
en voz alta y me tiré de vuelta contra las almohadas. Me estiré hacia la mesita
de noche y encontré mi teléfono. Me había llamado a mí mismo desde su teléfono
cuando me lo dio para llamar a Kyuhyun para que me pudiera traer una llave a la
mañana siguiente.
Estoy listo para recoger mi vale.
No
pensé acerca del hecho de que era realmente tarde o de que quizás no
respondiera. Solamente envié un mensaje y me movía alrededor de mi cama, toda
ansioso y necesitando algo que solo Kangin podía darme.
El
teléfono vibró, y eso fue suficiente para que mi piel hormigueara con toda la
expectativa. Aguanté mi respiración mientras miraba mi teléfono solo en caso de
que me fuera a decir que me perdiera, pero la pantalla resplandecía
brillantemente con las palabras.
Estaré en mi casa a las 3.
Suspiré
y dejé caer el teléfono en mi pecho mientras todo dentro de mí se calentaba y
palpitaba con deseo y anticipación. Estaba completamente excitado.
Puse
mi teléfono de regreso en mi bolsillo después de que le contesté el mensaje a Leeteuk
y sacudí un poco mi cabeza para aclararla. Ha estado mucho en mi mente esta
última semana, y no solo porque podía imaginar cada centímetro de su cuerpo
desnudo sin ningún esfuerzo. Me estaba preguntando cómo se sentía acerca de
finalmente cruzar la línea, sobre finalmente obtener lo que quería.
Estaba
un poco preocupado de haber tenido éxito en hacerle sentir lo suficientemente
mal acerca de sí mismo y su deseo de enredarse con un chico como yo, que
finalmente lo había ahuyentado. El hecho de que me molestaba a un nivel
visceral hablaba volúmenes acerca de lo realmente mala que era la idea jugar un
poco con el bonito pelirrojo. Algunas veces despertar y entrar al mundo de los
vivos, donde todas esas tenues emociones vivían, realmente apestaba ya que
estaba lejos de ser un profesional en lidiar con ellas.
Además
de estar todo retorcido por Leeteuk, otras cosas extrañas habían estado pasando
toda la semana. La atractiva mujer mayor con el chico trofeo había estado de
regreso en el Bar dos veces. La segunda vez estaba sola. Pasó la noche entera
coqueteando y obviamente tratando de conseguir mi atención, la cual le di
alegremente ya que dejaba buena propina. No estaba interesado, no con un sexy
policía dando vueltas sin parar en mi cabeza, pero la parte extraña era que
quería advertirle acerca de lo que los chicos como yo le harían a mujeres como
ella.
Era
evidente que era de buena situación económica. Era una mujer de realmente buen
aspecto y aparentemente era toda acerca de un buen momento. Hace algunos años
habría hecho un movimiento en ella como si ella fuera una gacela en las
llanuras y la habría limpiado. Habría tomado todo lo que tenía que no estuviera
clavado y lo habría hecho sin pensarlo dos veces o algún remordimiento. Ahora
solo quería decirle que no fuera una víctima, que se cuidara, porque incluso su
descerebrado chico juguete no estaba con ella sin querer algo de ella.
En
cambio solamente le serví martinis y coqueteé de regreso fácilmente. Cuando la
mujer me dejó su número en una servilleta de papel, realmente tuve una pequeña
lucha interna antes de arrojarla a la basura. Aun así fue realmente difícil
para mí dejar ir una apuesta segura. Dinero fácil. Con una maldición ante mi lucha
interna arrugué la servilleta y la arrojé lejos, asqueado de que la batalla
entre el bien y el mal todavía era librada dentro de mí sobre algo tan
obviamente malo.
También
estaba teniendo un problema con Jian.
No
había aparecido con más marcas negras y azules, probablemente porque no había
manera de que Minwoo no le hubiera contado a Eric acerca de la confrontación
con su hijo. No había nada como un padre enojado que se veía como un antiguo
guerrero Vikingo, o un guerrero moderno para el caso, para hacer que un novio
manoseador se alejara. Pero estaba taciturno, retraído, y actuaba realmente
asustadizo y nervioso cuando fuera que hablara con él o alguno de los otros
miembros del personal se acercaba a él. Estaba empezando a preguntarme si
necesitaba unos buenos azotes a la antigüita para corregirlo, en lugar de que
su culo fuera follado. Simplemente no podía averiguar cuál era su problema.
Además
de su actitud generalmente de mierda y su inclinación por gruñirle a cualquiera
que se acercara demasiado, había pedido su paga adelantada y luego un anticipo
de su cheque de la siguiente semana. Siwon era un chico lo suficientemente
amable para darle el pago por adelantado, pero cuando le dijo que no había
manera de darle un anticipo Jian enloqueció. Nunca había visto a una rabieta
como esa, pero estaba acostumbrado a observar a la gente, acostumbrado a leer
lo que estaba detrás de sus acciones, y podía decir que su exagerada reacción
era alimentada por miedo no por codicia. Estaba pasando algo con el bicho de cabello
rosa y no era algo bueno. Apostaría buen dinero a que todo se conectaba con ese
novio de mierda suyo.
Esta
noche, cuando cerré la caja del bar y traté de mostrarle al chico nuevo qué
hacer, había tomado tres intentos contando la caja para darme cuenta que la
cantidad estaba un par de cientos de dólares por debajo. Lo conté, conté de
nuevo, y luego hice que el chico nuevo lo contara dos veces. Doscientos veinte
dólares habían desaparecido, y la única manera de que estuvieran perdidos era
que alguien los hubiera tomado.
El
chico nuevo estaba enloqueciendo, jurando que no le había dado a nadie el
cambio equivocado, y tomó quince minutos asegurarle que no lo estaba culpando
por la falta. También le recordé que había cámaras cubriendo casi cada
centímetro del bar, y que si alguna vez quisiera tratar de hacer algo sombrío,
el ojo en el cielo estaba observando.
Hice
el corte de saldo, dejé una nota en el escritorio de Siwon para que me llamara
en la mañana, y brevemente le conté mis sospechas sin darle nombres. No podía
imaginar que Jian fuera lo suficientemente estúpido para sacar dinero de la
caja registradora sabiendo que estaba siendo observado, pero también sabía de
primera mano simplemente cuán descarada y audaz podía volver a una persona la
desesperación.
Cómo que la mama de Reik está visitando el bar, esto se va descontrolar
ResponderEliminarQue bueno que el actual compañero de Teuk le dijera eso,ojalá le ayude y se valore mucho más.
ResponderEliminarPobre mujer y que descaro del marido y la hermana,pero son cosas que han pasado😕
Bueno...al menos Teuk y Kang...caeran juntos. Los deseos de uno el otro lo hace realidad y viceversa,así que juntos caeran.
Aguaaaaaaaanten...esa es la madre de Teuk(?)😮😂😂😂😂😂