—¿Dormir conmigo no es honorable?
Hyukjae le miró la boca otra vez y él
vio la oscura necesidad destellar en sus ojos.
—No, si yo sé que no es lo que realmente
quieres.
El calor en su interior empezó a
disiparse, permitiéndole pensar con claridad. Estaba en lo cierto. No podían
hacer esto. Por mucho que hubiera disfrutado de unos momentos fugaces de placer,
tenía que vivir consigo mismo una vez que esto hubiese terminado. Era su
oportunidad para romper con estas personas, no atarse a uno de ellos.
—Debes dejarme. Estaré bien solo.
Las fosas nasales de Hyukjae se
ensancharon con ira y le apretó con más fuerza la mano.
—No voy a dejarte morir, que es lo que
sucedería si te dejara en paz. Vamos a volver. Puedes elegir a otro para
escoltarte.
—¿Alguien más que no hará exactamente lo
que estás haciendo ahora? — preguntó—. ¿Hay allí un Suju que me permitirá vivir
mi vida en paz? Porque si existe, solo nómbralo, y felizmente me iré con él.
Sus labios eran una línea, y Donghae
juró que vio un destello de algo peligroso acechando en sus ojos. Sabía que no
era humano, pero lo que vio le recordó cuán lejos de ser humano era en
realidad.
—No quiero que estés con nadie más —le
dijo—. Pero no puedes salvarme. Cuando te toco, es difícil recordar eso.
—Entonces no me toques. —A pesar de
decir las palabras, esperaba que las ignorase. Por mucho que no deseara ser
parte de su mundo, no quería perder la forma en que se sentía ahora, aquellas
cálidas cadenas de burbujas reventándole dentro. El sentimiento de querer,
desear. Se había sentido tan aterrado y frío durante tanto tiempo, y Hyukjae
hacía incluso que el recuerdo del helado terror se difuminara.
Hyukjae le dirigió una mirada de
resignación.
—No te muevas —le ordenó—. Me voy a
apartar. Lentamente.
Asintió con comprensión y dejó que los
dedos aflojasen el agarre. Él se echó hacia atrás, y luego deslizó sus caderas
lejos, y poco a poco, dolorosamente, desenganchó los dedos hasta que sólo
estaban en contacto la punta de los dedos índices.
Se apartó e inmediatamente palideció. Un
gemido bajo de dolor brotó de su pecho y la frente se le perló con sudor.
Donghae se sentó completamente inmóvil,
mordiéndose el interior del labio para impedir alcanzarle. El sabor metálico de
la sangre le golpeó la lengua. El estómago se le retorció por la preocupación,
mientras que la calidez que le burbujeaba en el interior desaparecía del todo.
Odiaba ver a cualquier ser vivo padeciendo dolor, y a pesar del deseo de no
tener nada que ver con él, no significaba que quisiese que sufriera.
Hyukjae se agarró el estómago y jadeó.
Tenía los ojos cerrados apretadamente, y su poderoso cuerpo temblaba como si se
estuviera congelando.
Recogió una manta de la cama y la arrojó
sobre él, asegurándose de no tocarle ni la ropa.
Alzó la vista. Sus ojos estaban rojos y
la piel pálida. Moretones oscuros le colgaban debajo de los ojos, marcando su
agotamiento.
—Tengo que meditar. Recuperarme. Cuando
termine, vamos a volver.
—Pero yo…
—No discutas conmigo ahora mismo. Te lo
advierto.
Lo había herido. No fue su intención,
pero su agonía era obvia. Lo menos que podía hacer era dejarlo sufrir en paz.
Deseaba como el infierno que alguien le ofreciese la misma cortesía.
Donghae asintió, recogió el teléfono, y
lo metió en el bolsillo del pantalón. El medallón de oro relucía sobre la
alfombra sucia. Lo levantó también, y se lo guardó en el bolso.
—Estaré listo cuando quieras.
Hyukjae se arrodilló, desenvainó la
espada, y la colocó frente a él. La hoja relucía.
Hyukjae tiró de la manta sobre los hombros
y la arrojó a la cama. Levantó uno de los gruesos brazos sobre su cabeza y se
agarró la camisa. La sacó y la dejó junto a él. No miró hacia Donghae.
Permaneció de espaldas, pero tenía una bonita vista de su magnífico dorso,
recordándole exactamente lo que se había perdido.
Un surco profundo le recorría la
espalda, los músculos a cada lado acordonados y apretados. Los amplios hombros
afilaban hacia una cintura delgada, y todos los músculos en el medio estaban
cubiertos de una piel lisa. Unas ramas desnudas de su marca de vida llegaban
por encima de su hombro izquierdo, y mientras respiraba, parecía que se
balanceaban.
Su cuerpo era aún más poderoso de lo que
había imaginado.
Quiso alcanzarlo y tocarlo, pero había
causado ya suficientes problemas por una noche. En cambio, apartó la mirada y
se obligó a pensar sobre lo que tenía que hacer a continuación.
El viaje para encontrar una vida normal
no había llegado muy lejos, pero apenas podía pedir a Hyukjae hacer más. Así
las cosas, parecía como si apenas estuviera resistiendo, luchando por lidiar
con el dolor que involuntariamente le había causado.
Estaban a sólo unas horas lejos de la SM.
Le llevaría de regreso y buscaría a otro, alguien al que no tocaría. Nunca.
Donghae buscó en la maleta un par de guantes
y una bufanda. No hacía demasiado frío para necesitarlos, pero en cuanto Hyukjae
estuviese listo, se habría envuelto rigurosamente de tal forma que no se
produjesen más accidentes.
Una vez que estuvo listo, se acomodó en
la mesa junto a la ventana y encendió el portátil. Shindong no había vacilado
cuando le había pedido uno. Se lo había entregado en menos de una hora desde su
solicitud. Por supuesto que entonces no sabía que tenía la intención de usarlo
para encontrar un nuevo lugar para vivir y un trabajo.
Abrió su currículum para trabajar en él
mientras esperaba que Hyukjae terminase la meditación. La brecha de dos años en
su historial de trabajo era dolorosamente evidente, mirándola desde la
pantalla. No sabía cómo iba a explicar su desaparición sin parecer un lunático.
La única opción era mentir, detestaba
hacerlo. Tendría que inventar una tía y decir que había dejado de trabajar para
cuidar de ella durante una prolongada enfermedad. Si alguien indagaba en su historia,
sería descubierto, pero no sabía qué otra opción tenía. No iba a decir que
había estado en rehabilitación o enfermo, por temor a no ser contratado, y no
había forma de que pudiera decir que había sido secuestrado por demonios y
mantenido vivo por la sangre.
Con un suspiro de frustración, cerró el
portátil y apoyó la cabeza sobre los brazos cruzados.
Realmente no había pensado en todos los
detalles todavía, pero cuanto más lo hacía, con más problemas se topaba. Su
casa estaba embargada era una enorme mancha negra en su crédito. ¿Y si ni
siquiera podía encontrar un lugar donde vivir? Y si lograba encontrar una casa,
¿cómo iba a protegerse de los monstruos cada vez que se cortase con papel?
Un débil sonido le hizo alzar la cabeza.
Miró a Hyukjae, pero estaba inmóvil, excepto por la lenta expansión de las
costillas al respirar.
Lo escuchó otra vez, un suave sonido
rascando. Venía del exterior.
El miedo hizo que se congelase en el
lugar. La última vez que había salido de la SM, había sido atacado por
monstruos con garras que habían intentado arañar a través de un coche para
llegar a él. Si no hubiera sido por una barrera mágica que Heechul había
erigido para mantenerlos fuera, hubiera muerto esa noche.
El sonido se repitió, esta vez más fuerte.
Escuchó otro ruido. Un golpe contra el
cristal, a menos de un metro del codo.
Donghae gritó y saltó de la silla,
apresurándose por alejarse del vidrio.
—Hyukjae —su nombre esta vez fue más fuerte
y lleno del mismo pánico que se deslizaba atravesándole el pecho.
Por el rabillo del ojo, lo vio girar la
cabeza. Entonces hubo un fogonazo de movimiento -un borrón de piel y acero-,
mientras saltaba hacia él.
Siguió retrocediendo, mientras Hyukjae se
colocaba entre él y el peligro.
—Es un pájaro o algo así —dijo, tratando
de convencerse.
—Vamos a averiguarlo. —Echó hacia atrás
las cortinas y allí mismo, a menos de tres metros de distancia, dos brillantes
ojos verdes colocados en la cabeza de un monstruo.
Se alzaba en dos patas, casi tan alto
como Hyukjae. Su cuerpo era pálido como el vientre de un pez, cubierto de
parches al azar de pelaje negro. Puntiagudos dientes le llenaban la boca y la
saliva amarilla fluorescente humedecía la parte frontal de su cuerpo. La cosa
era muy musculosa, su mandíbula descendía hasta los gruesos hombros, totalmente
privado de la necesidad de un cuello. Cada dedo tenía una punta con una garra
negra de por lo menos dos centímetros de largo, y que utilizaba para raspar el
cristal.
Sus ojos -inquietantemente humanos- se
clavaron en él, y una luz verde enfermiza se encendió dentro de ellos, como si
lo reconociese.
—Eso no es un pájaro —dijo Hyukjae—.
Tenemos que salir de aquí.
El miedo tenía un férreo control sobre Donghae.
Había estado luchando con él desde el rescate, pero los nervios parecía
regresar a ese estado aterrorizado con mucha facilidad, bloqueándole el cuerpo
de modo que no pudiese actuar.
—¡Ahora, Donghae! —gritó Hyukjae—.
¡Muévete!
Su orden atravesó el temor, y retrocedió
hasta la puerta, agarrando el asa de la
maleta.
—Déjalo. No hay nada ahí que valga tu
vida.
Soltó la maleta, pero su morral ya lo tenía cruzado al cuerpo. Además, ahí es donde llevaba su arma, y no estaba
dispuesto a abandonarla.
Hyukjae agarró las cortinas cerrándolas
y corrió por la habitación, cogiendo una cazadora de cuero de la parte superior
de la bolsa. Donghae ya estaba en la puerta, buscando a tientas la cerradura,
fallando en abrirla.
—Quita las manos. No puedo arriesgarme a
tocarte en este momento.
Correcto. El dolor podría incapacitarlo,
dejándolo solo para defenderse.
Qué idea más ridícula era esa.
Hizo lo que le dijo, moviéndose de
manera que Hyukjae pudiera abrir la puerta. Un momento más tarde, se asomó por
el pasillo.
—Está despejado. Vamos a correr a la
salida al final del pasillo, ¿de acuerdo? Dirígete directamente a mi camioneta.
No mires atrás. —sacó las llaves que le colgaban del bolsillo del vaquero—. Si
algo me ocurre, vete sin mí. No dejes de conducir hasta que estés de vuelta en la
SM.
—Nada va a pasarte —dijo, tanto para su
provecho como el suyo.
—Toma las llaves. Ponte ésta chaqueta.
Te protegerá.
—Llévala tú. Eres el que tiene que
permanecer vivo para luchar.
—Haz lo que digo, y ambos estaremos
bien. Sólo vi a uno de ellos. Es probable que sea un explorador. Ni siquiera
voy a sudar matándolo.
Donghae agarró las llaves y la chaqueta,
teniendo cuidado de no tocarle la piel.
Le hizo un gesto de aprobación.
—Mantente cerca.
No necesitaba decírselo dos veces.
Jiyoon no iba a fallar a su padre, uno
de los señores Saesang más poderoso del continente, era el camino que su
hermano seguía. El camino que Sooman tomó. Su padre, Jiyoung, no era conocido
por su tolerancia o misericordia, cuando Jiyoung ordenó a Jiyoon perseguir a
los seres humanos robados por Sooman y traerlos de vuelta, Jiyoon saltó a
obedecer. Dos de ellos portaban descendientes Saesang, y el robo de sus crías
no podía ser tolerado.
Conducía por la calle estrecha,
mezclándose fácilmente entre los seres humanos. A diferencia de sus
antepasados, parecía más humano que monstruo, con sólo unas pocas excepciones
que se escondían con la ropa apropiada. El ganado que se movía delante y detrás
de él, en el semáforo, seguían sin enterarse, completamente ajenos al hecho de
que muy pronto todos ellos serían alimento o esclavos.
El hedor de sus cuerpos le ardía en la
nariz, pero aspiró profundamente el aire de la noche, en busca de alguna señal,
de un rastro.
Este plácido pueblo era el más cercano
al lugar donde los prisioneros se habían escapado. Ciertamente, uno de ellos
tenía que estar aquí, apestando a miedo. Y si algún alma valiente no tuviese
miedo, el olor de la sangre distintiva Saesang se filtraría fuera de sus poros.
“Encuéntralos y te concederé todas las
posesiones de Sooman”.
Eso es lo que su padre le había
prometido, y no había nada que quisiera más que expandir su territorio,
llenarlo con su descendencia y comida suficiente para atiborrar la barriga. Las
posesiones de Sooman eran extensas, y un buen comienzo para el reino de Jiyoon.
No tenía necesidad de encontrarlos a
todos, sólo a las personas en las que habían invertido un tiempo precioso y
sangre. Llevó años crear un recipiente para sus vástagos, y el error de Sooman
iba a ser la ganancia de Jiyoon.
El cuerpo de Hyukjae todavía palpitaba
de dolor por perder el contacto de Donghae. Tanto que lo volvía más lento.
Podía sentir el ligero retraso en los procesos mentales… simplemente una
fracción de segundo, pero sin duda suficiente para hacerle vacilar y morir en
una pelea.
Independientemente de lo que era esa
cosa de ahí, nunca había visto nada así antes. Era nuevo, y no tenía ganas de
averiguar qué sorpresas había en el almacén.
Salió disparado por el pasillo,
controlando el constante golpeteo de los pies de Donghae tras él. Él se quedó
cerca mientras abría de golpe la puerta y salía al frío aire de la noche.
La camioneta estaba aproximadamente a
unos doscientos metros de distancia. Había sólo unos pocos coches en el
aparcamiento del destartalado hotel y, con un poco de suerte, los ocupantes no
estarían pasando el tiempo mirando por las ventanas.
Hyukjae se movió rápido, observando el
entorno, buscando signos de que había más Saesang como aquel que había venido.
El área estaba oscura, tranquila. No había muchos edificios alrededor, excepto
un restaurante y una gasolinera al otro lado de la interestatal.
Escuchó un ruido a la izquierda y se dio
la vuelta para afrontarlo. El demonio estaba en cuclillas junto a un arbusto en
un lecho ajardinado. Sus ojos llamearon brillantes cuando los descubrió y dejó
escapar un gorjeo y húmedo siseo. Saliva amarilla cayó a torrentes de su boca,
deslizándose hacia abajo por su pecho.
—Sigue moviéndote —dijo Hyukjae—. Lo
mantendré a raya.
A su favor, Donghae no perdió el tiempo
haciendo preguntas. Corrió hacia la camioneta, dejando a Hyukjae en una
posición más aventajada para matar a esa cosa sin tener que preocuparse de que
sufriera daños en el proceso.
Hyukjae agarró firmemente la espada. El
monstruo en el interior golpeaba su jaula, exigiendo ser puesto en libertad. A
eso le gustaba matar. Era bueno en ello, pero con Donghae tan cerca, no podía
arriesgarse. No podía correr el riesgo de ser incapaz de empujar toda la rabia
y la violencia de vuelta a donde pertenecía. Era mejor mantener el control.
Hacer esto con la eficacia de la fría lógica en lugar de liberar la ardiente
ira.
Levantó la espada y cambió de posición.
El demonio saltó hacia él, con las garras extendidas. Ordenó al cuerpo moverse,
pero el ligero retraso causado por el dolor lo volvió torpe. En lugar de dar un
paso limpio de la forma que debería haber hecho, vaciló, esquivándolo en el
último segundo.
Una garra le separó el pelo cuando el
demonio le pasó por encima. Hyukjae no sintió ningún dolor, ninguna picadura de
veneno que le entrara en el sistema, pero no podía correr ningún riesgo con Donghae
a sólo unos metros de distancia. Necesitaba a esta cosa muerta. Ahora.
Hyukjae giró y siguió al demonio hacia
delante, haciéndole un corte superficial en uno de sus brazos. Eso aulló de
dolor y luego le escupió a Hyukjae.
Con el pecho desnudo y sin máscaras o
armadura de ninguna clase, Hyukjae era un blanco fácil para un ataque
envenenado. Y la cosa lo sabía.
Él levantó la espada, permitiendo que
ésta tomara la peor parte de la brillante y amarilla saliva del demonio, pero
un poco le aterrizó en el brazo.
Sacudió la espada para arrojar el veneno
en el suelo y avanzó, cerrando el espacio entre ellos. Esa cosa obviamente iba
a seguir escupiendo desde la distancia si Hyukjae lo dejaba, por lo que inclinó
el cuerpo, obligando al demonio a dar la vuelta hacia atrás, hacia la pared
donde sería inmovilizado.
El monstruo no era lo bastante
inteligente para entender lo que Hyukjae hacía, pero apenas importaba. El
veneno en el brazo comenzó a hormiguear, diciéndole que se quedaba sin tiempo.
Aún no había entrado en el corriente sanguíneo, pero se filtraba a través de la
piel demasiado rápido para hacer esto de forma lenta y metódica.
Tan pronto como tuvo el ángulo correcto,
saltó hacia delante y entró en un golpe bajo, atravesando el muslo del demonio.
Esa cosa gritó de dolor y se agachó para
sujetarse la pata.
A la izquierda, un juego de cortinas se
separó, dejando que la luz de dentro saliera en tropel. La gente del interior
no podía ver al demonio desde donde estaban, pero el ruido iba a atraer
compañía.
Dejar que los humanos fueran testigos de
la pelea era algo arriesgado. El saber que los Saesang existían podría
exponerlos a un ataque. La mayoría de los humanos no poseían
la suficiente sangre antigua para que los demonios los molestaran, pero
aquellos que lo hacían -los humanos de Sangre Pura- estaban en peligro de ser
capturados o asesinados como alimento.
Hyukjae estaba obligado por honor a
proteger a todos los humanos con la mayor habilidad, lo que significa poner
punto final a esta lucha ahora.
Mientras el demonio estaba agachado, Hyukjae
se lanzó a matar. Antes de que pudiera cruzar la pequeña distancia, la bestia
se tragó algunas piedras decorativas y se las escupió a Hyukjae.
Él se echó a un lado.
—¡Detrás de ti! —gritó Donghae.
Demasiado tarde, Hyukjae se dio la
vuelta para afrontar a la nueva amenaza. Otro demonio cargó, disparado hacia él
con las garras extendidas y los amarillos dientes al descubierto.
El primer demonio ahora tenía acceso a
su desprotegida espalda.
Hyukjae maniobró para conseguir salir de
la rodeada y vulnerable posición incluso mientras se disponía a encontrarse con
la carga del demonio. En el último segundo posible, dio un paso hacia un lado,
cayendo hacia abajo y realizando un arqueado giro. La espada cortó la cara de
la bestia, cercenando la parte superior de su cabeza.
Sangre negra, brillante saliva y trozos
de cerebro salpicaron la pared del hotel con una húmeda bofetada. Todo eso
había llevado sólo unos segundos, pero en ese tiempo, el primer demonio se
había acercado lo suficiente como para ser una amenaza real.
Tenía las mejillas hinchadas, apenas
conteniendo lo que sostenía en la boca.
Hyukjae se movió para matarlo antes de
que fuera demasiado tarde. El demonio respiró profundamente y propulsó los
empapados pedazos de grava de la boca. Brillante roca de color amarillo voló
hacia él.
Él saltó, a mitad de camino, apartándose
de las rocas tanto como podía, pero unas pocas le pasaron rozando el pecho y el
brazo. Un frío quemazón le golpeó la piel, y un segundo más tarde, una oleada
de vértigo le abofeteó de la nada cuando el veneno entró en el sistema. Él no
había pensado en perder el control, pero ya era demasiado tarde para eso.
La rabia detonó en el interior cuando se
dio cuenta de lo que había pasado. Soltó un bramido lo suficientemente
estridente para sacudir los cristales y cargó.
El primer ataque fue una chapuza. Era
más lento de lo normal, el dolor y el veneno sobrecargando los miembros. Le
llevó un momento comprender que había calculado mal la distancia y había pasado
a través del aire. Tropezó, luchando por recuperar el equilibrio. La visión se
alargó, en forma de túnel, como si mirara a través de unos prismáticos. Todo
parecía demasiado lejano.
Pero él sabía que el demonio estaba
allí, riéndose de él. Sólo tenía que darle un buen golpe y derribarlo… hacerle
gritar mientras moría.
Hyukjae se volvió a ciegas, balanceando
la espada mientras avanzaba hacia el demonio, que parecía ser una diminuta mota
en el horizonte. La cosa se movió, como si esquivara un golpe, y Hyukjae estuvo
seguro de que casi le había dado.
Golpeó otra vez, y la resistencia en la
punta de la espada le dijo que había entrado en contacto con algo. ¿El demonio?
¿El edificio? ¿Un arbusto? No podía estar seguro.
El sudor le goteó por la frente a los
ojos, quemándolos. El cuerpo le empezó a temblar, y sentía la espada pesada.
Obligó a los brazos a levantarla, pero el esfuerzo le hizo sacudirse.
El demonio siseó con ira, y el sonido se
volvió más cercano mientras él se aproximaba. Hyukjae se giró otra vez,
siguiendo aquel sonido.
Una debilidad fría, insidiosa, comenzó a
extenderse del pecho a los miembros. Los músculos comenzaron a contraerse, a
engarrotarse involuntariamente. No tenía mucho tiempo hasta que el cuerpo le
fallara, tenía que matar al demonio para que no pudiera tocar a Donghae.
Sólo el pensamiento era suficiente para
hacer que el monstruo interior aullara de rabia. La sangre bombeó más rápido,
enviando el veneno a toda velocidad por las venas. Estaba fuera de tiempo.
Tenía que terminar con esto.
Los neumáticos chirriaron cerca. Donghae
se marchaba. Él estaba a salvo.
Su monstruo siseó ante su pérdida,
exigiendo que las piernas se movieran para poder ir tras él. Él era suyo. Lo
necesitaba. ¿Cómo se atrevía a abandonarlo?
Hyukjae trató de tomar el control antes
de que el monstruo interior hiciera algo irrevocable. Y luego las rodillas le
cedieron y se dio cuenta que el veneno del demonio le impedía hacer nada.
Donghae se había ido. No podía ir tras él.
Todo lo que podía hacer ahora era acabar con el último Saesang para que Donghae
estuviera a salvo.
El demonio parecía tan lejos ahora que
no era más que una mota de brillante luz en la oscuridad. O quizás era una luz
del jardín. Hyukjae ya no podía estar seguro.
Mantuvo la espada en movimiento, girando
y cortando de modo que la cosa no pudiera acercarse sin llevarse un golpe.
—No te muevas —ordenó Donghae, con un
tono imperioso. Estaba cerca. Demasiado cerca.
Su monstruo soltó una risotada de victoria,
reclamando su derecho sobre Donghae como si fuera un botín de guerra. Hyukjae
intentó golpear a la bestia de nuevo, pero estaba débil y se debilitaba más a
cada segundo.
Un disparo sonó, tan fuerte que tuvo que
haber sido disparado a tan sólo unos metros de distancia.
—¡Corre, maldita sea! —gritó él.
La pistola detonó, una y otra vez.
Hyukjae sentía las piernas entumecidas y
temía que si daba siquiera un paso más, terminaría derrumbado en el suelo.
—Está muerto —dijo Donghae, su voz un
delgado hilo de pánico.
—Tengo que cortarle la cabeza. Sólo para
estar seguro. —Se cayó, sin sentir nada excepto la abrupta parada del cuerpo al
chocar contra el suelo.
—¿Qué te pasa? —le preguntó.
—Veneno. No te preocupes por eso. Toma
mi espada y córtale la cabeza. Si no lo haces, te seguirá.
Su voz era vacilante, incierta:
—No creo que pueda hacerlo.
A lo lejos, escuchó débiles sirenas de
policía.
—La policía está a punto de llegar. Date
prisa.
—Ellos lo verán. Tengo que arrastrarlo
al bosque.
—¡No lo toques! —Si Donghae tuviera
siquiera un uñero, podría terminar igual que él, ciego y vulnerable.
—Alguien nos vio a través de la ventana.
Tenemos que irnos. Lo siento, pero voy a tener que tocarte.
—Déjame aquí. No hay tiempo. —Las
palabras salieron mal pronunciadas.
—Cállate, bastardo testarudo. Ya lo
estoy haciendo.
En lugar de perder el aliento, hizo todo
lo que pudo para ayudarlo a arrastrarle el culo al interior de la camioneta. No
estaba exactamente seguro de cómo Donghae logró tal hazaña.
Por otra parte, se mantuvo entrando y saliendo
de la consciencia, por lo que no estaba seguro de casi nada en estos momentos.
Lo único que sabía era que se congelaba
y estaba siendo empujado a la oscuridad.
Su monstruo gritó de rabia, exigiendo
que Hyukjae lo agarrara y lo abrazara para que así no pudiera escaparse. No se
molestó en gastar fuerzas en intentar combatirlo. Tenía el cuerpo demasiado
débil para cooperar, frustrando con eficacia los planes del monstruo.
—Llama por ayuda —masculló—. Shindong
—Apenas podía oírse sobre los siseos de rabia dentro de él.
Y de repente, se detuvo. Todo quedó en
silencio, como si Donghae de algún modo hubiera calmado al monstruo hasta
dormirlo.
—Silencio. Conduzco con una sola mano.
No tengo otra para telefonear en estos momentos.
Vagamente se preguntó lo que hacía con
la otra mano, pero después de pensar unos agotadores segundos, renunció al
esfuerzo. La lucha por permanecer consciente tomaba un considerable peaje,
chupándole toda la fuerza. Pero él no podía desmayarse y dejarlo solo. Estaría
completamente desprotegido.
El frío entumecimiento se deslizó hasta
el cuello.
—Llama a Shindong —insistió, antes de
que ya no pudiera hablar. Las palabras fueron mal pronunciadas y esperó que
pudiera haberlas entendido.
—No te atrevas a morir —le ordenó Donghae.
Él ya no podía mover la boca. Ni
siquiera podía sentirla. Unos segundos más tarde, no podía sentir nada en
absoluto.
Aigooo hae salva a hyukie please please hyukie hermoso no te mueras please, me encnta tu fic unnie gracias x el capi te agradezco el que sigas adaptando gracias x todo kamsamnida
ResponderEliminarno puede ser, por que al querer publicar mi comentario se borro?, no lo entiendo.
ResponderEliminarbueno decia que esos dos son muy testarudos, no pueden estar juntos y tampoco separados, si se unieran serian una pareja muy poderosa, espero que dejen de lado todos sus miedos y lo hagan de una buena vez.
hasta el proximo unnie, gracias por el mp.
Oh no! no mueras Hyuk, no mueras, noooo...
ResponderEliminarOkay mucho drama XDD
Estuvo intenso este cap y muy, muy bueno...
Increíble de principio a fin, pero aun no muy clara algunas cosas
como el tipo sesang que es más humano que los otros.
La lucha fue dura, pero Hyuk no puede morir...
Vaya tal vez esta sea una oportunidad para que ambos se acepten por fin XD
Gracias por el aviso, espero el siguiente.
Un saludo, que estés bien :D
owww!!! Esto se pone cada vez mas interesante!! Babbp Hyuk no te atrevas a morir!!
ResponderEliminar¬¬ Hae le dice testarudo...ajam, claro...no menos que él kkk
Gracias por seguirme mandando MP y por seguir adaptando :)
Espero con ansias el próximo capitulo!!
Hasta pronto! Saludos!!~
Nooooo Hyukkie ! D8 Espero no le pase nada ! el que Hae no se haya ido es importante pienso ! y me imagino que estaba manejando con una mano por que con la otra lo estaba tocando a Hyukkie me da la sensacion esa !!
ResponderEliminarWaaaaaaa osea que estan buscando a Hae tambien ;; espero que no logren llegar a el !
Gracias por el mp ! espero ansiosa la conti ! y que Hae de una vez se una a Hyuyk ;;
Cuidate bye Gynka WonAh
Y como fue que llego ese monstruo ahi?....ya se que andan patrullando,pero,justamente donde se encontraban hyuk y hae?
ResponderEliminarResiste hyuk,obvio no puedes,ni debes morir.
Espero que hae piense las cosas,o al menos,trate de analizarlas,le haria bien a él
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO......
ResponderEliminarHae por lo más sagrado no dejes que HyukJae muera, hace el orgullo de lado y pedi ayuda a la SM si no te cuesta nada.
Par de hombres testarudos, ambos saben cual es lo solución a todos sus problemas pero los 2 se niegan a llevar a cabo la vinculación: uno por miedo y el otro por un antiguio concepto de honor, Hyuk cualquiera de tus compañeros Suju no hubiera dudado un segundo en vincularse con Hae para salvarse y lo que menos habría hecho es pensar en vos.
Kyaaaaaaaaa unni yota Gracias por el mp
ResponderEliminarestare al pendiente gracias gracias debo ponerme al dia con este fic
no he podido leer en esta semana -no m dejan leer mucho :P-
prometo hacerlo el fin de semana.....
gracias una vz mas por el mp .)
que solo este inconsciente! por favor!
ResponderEliminarme encanto el capitulo!! lastima que no hubo EunHae!
pero para la proxima sera!
muchas gracias por elmp!
OMG nooooo, que solo este dormido, mi pobre Hyukkie, nooo Donghae tienes que hacer algo mas pliss, el monito esta mal diablos hasta la otra publicacion nooooo cuandoo Yota diablos que ansiedad ahora, esta cada vez mejor
ResponderEliminargracias x el Mp xDDD hae salva a hyuk!! necesito actu prontoooo...
ResponderEliminarxDDD
nooooooooooo por favor hyuk no puede morir así ...... este capítulo fue muy bueno ya quiero saber como continua seguramente hae hará algo para salvarlo después de todo ellos deben de terminar juntos no ??
ResponderEliminargracias por el mp con el aviso de la actu
saludos y cuídate ^^
hahahahahah
ResponderEliminargracias por el mp hyuk no puedes morir y dejar a hae solito los se quieren pero se hacen daño al mismo tiempo tienen que estar juntos ya que asi son mas fuertes y pueden destruir a los demas espero tu mp cuidate muchoo
noooo hyuk no
ResponderEliminarporfa que no le pase mada grave salvalo...!!!
no quiero q hae se quede solito u.u
gracias por el MP unnie y porfa salva a hyuk....bye bye
Rosaliehale:
ResponderEliminarOh por dios que capitulo!!! Estuvo muy emcionante, espero que con esto Hae se de cuenta del peligro que corre al tratar de recuperar una vida que, lamento informar, ya perdio, en mi opinion salir de la SM fue como decirle a los monstruos "hey aca estoy solo y desprotegido, tomen mi sangre", eso fue muy imprudente y ahora por culpa de esos actos Hyukjae esta herido y envenenado.
Esperemos que encuentren una casa elf y todo mejore.
Muchas gracias por actualizar =)
omg omg me late que Hae para salvar la vida de Hyuk tomara su luceria.
ResponderEliminaraaaaaaahhhhhhhhhhhhhh nooooooooooo hyukie no puede morir
ResponderEliminarHae debe hacer que hara? este capitulo -y todos los demas- me han encantado aaahhhh ya porfin pude ponerme al dia wiiiiiiiiiiii
Gracias por el mp unnie *-*
OMG Yotaaaaa como siempre gracias por los MP
ResponderEliminarsabes lo amooo con mi sucia alma en verdad Hyukk no puede morir Hae regreso por ti es lo importante verdad el tambien siente algo por ti Hyuk déjate amar no te pongas así ademas Hae no te dejara no nunca yo se que Hae no te desilusionara sera complicado los dos son un par de obstinados pero aaaaaaa me moriré >////////< hasta que actualices XD JAJAJAJA ok no tanto pero gracias en serio nos leemos ^^ saludos
salva al monito dios que capppppp esos dos dicen no querer nada pero van a terminar mas revueltos que comida en estomago jajajaja
ResponderEliminargracias por el mp
atte: nicol_HKS