—Hoy he recibido
una nota de Shindong —dijo Siwon poco después de que sus parejas abandonaran la
habitación, dejando a los caballeros con sus copas y sus cigarros—. Me pide que
vaya a casa del hijo de Zhou mañana por la tarde, pero no explica el motivo.
¿Alguno de vosotros sabe para qué viene a la ciudad?
—Yo he recibido una nota idéntica
—respondió Hyukjae con aire pensativo—. Shindong no suele venir a la ciudad, a
menos que tenga negocios que atender o crea que alguien necesita que le corten
la lengua.
Y dado que Hyukjae miró a Minho mientras
hacía la última observación, éste se irguió en su asiento y protestó:
—No me mires a mí. Ya me has reñido por la
última expulsión del colegio. Y Donnie también lo hizo. Ya he dicho que no
volverá a ocurrir.
—Si el asunto tuviera algo que ver con Minho,
no me habría llamado a mí —señaló Siwon.
Kangin estaba preocupado porque Leeteuk se
había visto obligado a abandonar la habitación en compañía de tres jóvenes de
su familia. De modo que demoró unos instantes en darse cuenta de que sus tíos
lo miraban a él.
Se encogió de hombros.
—Yo no sé nada, y eso que estuve en SM hace
unos días. Tampoco comentó nada en la boda. Pero no he vuelto a casa desde esta
mañana, así que no sé si me habrá
enviado una nota a mí también. Y aparte del asunto de esta noche, no me he
metido en ningún lío que merezca la atención de mi padre.
—Te olvidas de la subasta, amigo —recordó Changmin,
servicial—. Sin duda tendrá algo que decir al respecto si se ha enterado. Al
fin y al cabo, fue una venta pública.
Mientras Kangin dirigía una mirada
fulminante a Changmin, Hyukjae preguntó:
—¿Qué subasta?
Entonces Siwon preguntó a Kangin:
—Diantres, no lo habrás comprado, ¿no?
Antes de que pudiera responder. Hyukjae hizo
sus propias deducciones.
—¿Ha comprado a Leeteuk? Caray, y yo que
creí que lo había hecho todo en esta vida, al menos una vez.
En ese punto Kangin dirigió una mirada acusadora
a su tío y preguntó:
—¿Se lo has dicho?
—Claro que no, jovenzuelo —dijo, claramente
divertido—. Pero si yo me di cuenta de inmediato, ¿por qué crees que él no iba
a notarlo? Hyukjae siempre ha sido mucho más libertino que yo.
Hyukjae arqueó las cejas.
—¿Cómo me has llamado?, ¿libertino yo?
Las cejas de Siwon se arquearon
exactamente en el mismo ángulo.
—¿Acaso no lo eras?
—Puede que sí, pero prefiero la forma en
que lo expresa Minnie: conocedor de los jóvenes suena mucho mejor.
—Estoy de acuerdo —respondió Siwon—.
Nuestro querido niño tiene un don especial para las palabras.
—Libertino me
parece un término bastante apropiado —dijo Kyuhyun con una sonrisa burlona.
Los ojos de Hyukjae se posaron en su
sobrino político mientras decía con su tono más seco:
—¿Has dormido en el sofá últimamente,
muchacho? Porque si no es así, estaré encantado de acompañarte yo mismo.
Kyuhyun se sonrojó. Era un secreto a voces
—al menos entre Hyukjae Siwon y el propio Kyu— que Sungmin se enfadaba con su
esposo cada vez que éste discutía con sus tíos favoritos. Demonios, debería
haber mantenido la boca cerrada, y las siguientes palabras de Siwon se lo confirmaron:
—No has debido empezar. El hecho de que Min
no esté presente en estos momentos no quiere decir que no vaya a enterarse.
—Tienes un gran corazón, tío —murmuró Kyuhyun.
Siwon alzó la copa en un silencioso brindis
y dijo:
—¿Verdad que sí?
Si Kyuhyun deseaba estar en alguna otra
parte en esos momentos, Kangin también
hubiera deseado haberse roto una pierna o algo por el estilo para no tener que
estar allí. Había sido una locura pensar que saldría airoso de esa velada sin que nada delatara su
relación con Leeteuk.
Pero dado que Changmin había sacado el
tema, le dijo a Hyukjae:
—Quería hablar contigo de este asunto,
tío. Esta semana pasé dos veces por tu casa, pero no te encontré.
—Sí, Donnie me lo dijo. Pensaba ir a verte
mañana, pero ya que estamos aquí...
—Bueno, no es un buen tema para la hora de
la digestión; en realidad es bastante desagradable...
—Deja que yo me preocupe de mi digestión,
muchacho —dijo Hyukjae con una sonrisa.
Kangin asintió con la cabeza y prosiguió:
—Verás, nos encontramos en una subasta por
pura casualidad, y puedo asegurarte que yo no tenía ninguna intención de
participar, pues no quería otro amante y el chico estaba en venta precisamente
para eso. Hasta que vi quién estaba pujando... —Entonces pasó a relatarles todo
lo que sabía de Shangho, concluyendo con—: Comprenderéis entonces que no podía
permitir que se quedara con Leeteuk, sabiendo lo que sé de él.
—Claro que no —convino Siwon.
La expresión de Hyukjae se había
endurecido.
—¿Y cuál es la razón de que quisieras
contarme esta historia?
Kangin suspiró.
—Me parece intolerable que ese señor vaya
por ahí practicando sus perversiones sin que nadie se lo impida. Esperaba que
se te ocurriera alguna medida para detenerlo.
—Claro que sí —dijo Hyukjae con una sonrisa
cruel, ominosa—. Se me ocurren varias.
—Aparte de matarlo, claro está —consideró
prudente añadir Kangin.
Hyukjae guardó silencio durante casi diez
segundos antes de responder:
—Si insistes.
Los jóvenes habían subido a la planta alta
para pasar un rato con los niños. Siwan estaba arropado en la cuna y dormía
plácidamente, pero Hyungsik agitaba los brazos con energía sobre el regazo de
su appa y el pequeño Hyunmin recorría la habitación, enseñando sus juguetes
con orgullo a cada una de los presentes.
Los jóvenes de la familia Kim habían hecho
sentir tan cómodo a Leeteuk que por un momento olvidó su posición y disfrutó de
su compañía. Le encantaban los niños, igual que a los demás. Siempre había
soñado con tener hijos, aunque eso ya no era posible. Por desgracia, también
tendría que renunciar a ellos.
La conversación era animada, con
referencias constantes a los niños o a los maridos, como cuando Sungmin dijo:
—He oído que el tío Siwon arregló la boda
de Siwan y Hyungsik antes incluso de que nacieran.
—Bueno, te aseguro que no tuve un varón inmediatamente
después de Heechul sólo para fastidiarlo —respondió Donnie, y se apresuró a
añadir con una sonrisa picara—: Aunque
es una idea interesante. Puede que la próxima vez la ponga en práctica, sobre
todo porque Hyukjae estará encantado.
—¿Fastidiar a mi Siwon? —terció Heechul—.
Ay, no me cabe la menor duda de que Kim Hyukjae haría cualquier cosa por
conseguirlo.
—Pero ¿no son hermanos? —preguntó Leeteuk,
confundido.
—Sí, querido, pero a los cuatro hermanos
les encanta discutir, burlarse y provocarse mutuamente, sobre todo a Siwon y
Hyukjae —explicó Heechul—. Los dos mayores son grandes discutidores, pero los
menores siempre están despedazándose, verbalmente, claro. Y disfrutan muchísimo
haciéndolo. Cualquiera diría que son enemigos acérrimos, pero en realidad están
muy unidos.
—Y se unen para meterse con cualquier otro,
sobre todo con mi Kyuhyun —añadió Sungmin con un suspiro—. Espero que no me
cueste mucho limpiar la sangre del
comedor, teniendo en cuenta que los hemos dejado solos.
Leeteuk parpadeó, perplejo, pero Donghae y
Heechul rieron.
—Yo no me preocuparía, Sungmin, puesto que Kangin
está también allí —dijo Heechul—. Ejerce una influencia moderadora sobre Hyukjae
y Siwon.
—Yo también lo he notado —señaló Donghae—.
Quizá se deba a que lo ven parecido a Shindong, y es evidente que la conducta
de los dos mejora cuando Shindong está cerca. A menos que discutan con él,
desde luego.
—Hace un momento parecían llevarse bien
—dijo Leeteuk, todavía perplejo—. ¿Debo entender que tu marido no les cae bien,
Min?
—Claro que sí —respondieron los tres a
coro.
Sungmin rió y explicó:
—Verás, tío Hyukjae y Kyuhyun eran algo así
como enemigos... En fin, cada uno de ellos iba tras la cabeza del otro. Pero
cuando me enamoré de Kyuhyun y me casé con él, puse fin a su batalla
particular. Lógicamente, tío Hyukjae no podía continuar buscando la forma de
vengarse de su sobrino político. Después de todo, somos una familia muy unida.
Y en cuanto al tío Siwon, bueno, no estuvo de acuerdo con mi compromiso con Kyuhyun.
Prefería asesinarlo a permitir que se casara conmigo. Creía que no era lo
bastante bueno para mí, pues Kyu era un auténtico bribón en esas épocas.
—Como si Siwon no hubiera sido igual o peor
—dijo Heechul con una sonrisa.
—Y Hyukjae era el peor de los tres —añadió Donghae—
Pero eso es típico de los hombres. Lo que es bueno para ellos no lo es para el
sobrino favorito.
—La cuestión es
que ahora mantienen una suerte de contienda amistosa —dijo Sungmin—. Aunque mis
tíos siempre vencen al pobre Kyuhyun en sus escaramuzas verbales.
—Anímate, Min
—dijo Heechul—. Olvidas que ahora han
encontrado una nueva víctima en Yunho. Estoy seguro de que acaparará gran parte
de la atención que antes dedicaban a Kyu.
—¿Quién es Yunho?
—preguntó Leeteuk.
—Mi hermano
—respondió Donghae—. Ingresó en el clan Kim la semana pasada, casándose con Taemin.
Pero hubo un tiempo en que quiso colgar a Hyukjae y éste estuvo a punto de
matarlo con sus propias manos. Pero ésa es otra historia. Baste con decir que
también eran enemigos acérrimos. El hecho de que Yunho fuera su cuñado no evitó
que Hyukjae quisiera zurrarlo. Pero ahora que también se ha unido a la familia,
esta vez como sobrino político, han hecho una tregua. Claro que eso no pondrá
fin a sus batallas verbales.
—Taemin también ha cambiado a Yunho —señaló
Sungmin—. Antes tenía un carácter de todos los demonios, pero ahora disfruta
esquivando sus provocaciones. ¿O acaso no habéis notado que cuando comienzan a
meterse con él, se limita a sonreír y no les hace el menor caso?
Donghae rió.
—Yo sí lo he notado. Hyukjae se pone
furioso cuando Yunho no le hace caso.
—Y sin duda Yunho lo sabe.
—Desde luego —dijo Donghae con una sonrisa.
Leeteuk comenzaba a entender.
—A propósito —dijo Sungmin volviéndose
hacia Leeteuk—, si aún no has perdido la cabeza por Kangin, cualquiera de los hermanos
de Donnie sería un excelente partido para ti. Tiene cinco, ¿sabes? Y los otros
cuatro no están casados.
—Ten cuidado, Leeteuk —advirtió Heechul—. Min
es un casamentero incorregible.
—Conque estás interesado en Kangin, ¿eh?
—dijo Donghae a Leeteuk—. Tuve toda la impresión al ver la forma en que os
mirabais.
Las mejillas de Leeteuk se encendieron de
rubor. Sabía que no debía haber ido allí, aunque Kangin le había dicho que no
tenían escapatoria, pues Sungmin los había puesto contra las cuerdas durante
las carreras. Esos jóvenes eran encantadores y amistosos, pero se habrían
horrorizado de saber que Leeteuk era el amante de Kangin. ¿Y qué debía decir
ahora que habían sacado el tema?
Estaban convencidos de que Leeteuk buscaba
marido, y ¿por qué no iban a creerlo? A fin de cuentas, estaba en la edad en
que la mayoría deseaba casarse. El había quemado sus naves y nunca podría ser el
esposo de nadie, pero lógicamente, el primo de Changmin se encontraría en una
situación muy distinta. El primo de Changmin era puro, dulce y virgen, o eso
pensaban ellos.
—Kangin es muy agradable —comenzó Leeteuk con
voz titubeante, sin saber cómo salir de ese lío—. Pero...
—Y muy apuesto —interrumpió Heechul.
—Y tiene un título nobiliario, si es que
eso tiene alguna relevancia —añadió Donghae con tono burlón.
Heechul rió.
—Tendrás que perdonar a mi cuñado americano,
Leeteuk. No le da mucha importancia a los títulos. De hecho se quedó de una pieza cuando descubrió
que el título venía en el mismo paquete que Hyukjae cuando se casó con él.
—Los títulos están bien si a uno le gustan.
A mí no —aclaró Donghae.
—Kangin es un excelente partido —prosiguió Sungmin—,
pero no creo que esté preparado para sentar la cabeza. Además, Leeteuk todavía
no conoce a tus hermanos, tío Donnie. Hyunjong es un verdadero tesoro y...
—¿Y qué te hace pensar que mis hermanos
están preparados para sentar cabeza? —preguntó Donghae a Sungmin con una
sonrisa.
Sungmin rió.
—En realidad, no creo que ningún hombre
esté preparado nunca. Todos necesitan un empujoncito en la dirección correcta.
En el caso de mi Kyuhyun, tenía a todo el clan Kim agobiándolo y al tío Siwon amenazándolo
con desheredarlo si no accedía a casarse conmigo.
—Lo cual era perfectamente lógico después
de comprometerte de ese modo, querido —dijo Heechul.
—Pero no lo hizo —replicó Sungmin con una
sonrisa—. Aunque todo el mundo creyera que sí.
—Ya sabes que da lo mismo una cosa que
otra. Cuando hay un escándalo de por medio, la verdad carece de importancia.
Por desgracia, lo único que va a misa es lo que creen los demás.
—Bueno, yo no me quejo —respondió Sungmin—.
Después de todo, era la única forma de cazarlo. Y él tampoco se queja de que lo
empujaran al altar, al menos no más de lo que se queja el tío Hyukjae.
—Ah, Hyukjae sí se queja —dijo Donghae riendo—.
Hyukjae no sería quien es si no protestara por todo.
—Pero yo todavía no busco marido —dijo Leeteuk,
con la esperanza de terminar con el tema—. Sólo he venido a Londres a comprarme
ropa, como ya os ha dicho Changmin. No tengo intención de casarme —añadió. Le
molestaba tener que insistir en la mentira, pero no veía otra salida—. Dentro
de pocos días volveré a casa.
—¡Qué pena! —dijo Sungmin—. Tendré que
hablar con Changmin para que te obligue a quedarte. Todavía no has ido a
ninguna fiesta. Yo mismo prolongaré mi estancia para acompañarte. Sería muy
divertido, Leeteuk, así que piénsatelo.
¿Pensarlo? Lo único que podía pensar Leeteuk
en esos momentos era cuánto le gustaría que la mentira fuera verdad. Lo que Sungmin
le proponía podía ser muy divertido. Y Leeteuk nunca había asistido a un baile
de sociedad. Siempre había creído que llegaría el momento, pero ahora... ahora
tenía que obligarse a recordar que esas cosas nunca formarían parte de su vida.
Shindong no
recordaba haber pasado un trance peor en su vida que el de decirle a su familia
que iba a divorciarse de Shinyoung. Saber que estaba a punto de desatar un
escándalo de manera deliberada, cuando tantas veces los había sermoneado sobre
la importancia de evitar que las malas lenguas se ensañaran con el nombre de la
familia... En fin, muy pronto se lo recordarían, sobre todo Hyukjae y Siwon.
Por increíble que pareciera, los dos habían
sentado la cabeza después de casarse, pero siempre serían unos tunantes. Y Shindong
nunca había disimulado su disgusto, así que ahora no le cabía la menor duda de
que disfrutarían viendo cómo se volvían las tornas.
No había convocado a toda su familia. Sólo
había requerido la presencia de sus hermanos y de Kangin. Ellos podrían
informar a sus esposos e hijos con posterioridad. Zhoumi lo comprendería. Hyukjae
y Siwon lo encontrarían muy gracioso, pero el que realmente le preocupaba era Kangin.
¿Cómo tomaría la noticia? Al fin y al cabo. Shinyoung era la única madre que
había conocido.
Debería habérselo dicho primero a él, y en
privado. Era una cobardía de su parte hacerlo en una reunión, pero esperaba un
poco de apoyo de sus hermanos, por lo
menos de Zhoumi. También esperaba que la presencia de los demás evitara que Kangin
hiciera demasiadas preguntas.
Habían llegado todos salvo Hyukjae. Siwon ya
lo había interrogado dos veces acerca de las razones de la reunión, pero Shindong
no le había dado ninguna pista. Se había limitado a responder que iría al grano
tan pronto como hubieran llegado todos.
Esperaba junto a la chimenea. Zhoumi y
Siwon se habían enfrascado en una discusión amistosa sobre inversiones mineras.
Ganaría Zhoumi, desde luego. Era un auténtico genio en cuestiones financieras. Kangin
parecía incómodo, casi culpable, pero, que Shindong supiera, el chico no se
había metido en ningún lío en los últimos tiempos. Aunque quizá debería visitar
a algunos amigos antes de volver a SM para empaparse de los últimos chismes.
Finalmente, Hyukjae hizo su aparición en el
umbral del salón donde estaban reunidos. Las protestas de Siwon no se hicieron
esperar:
—Llegas tarde, hermano.
—¿De veras?
—Shindong no ha querido decirnos nada hasta
que tú llegaras, así que llegas condenadamente tarde.
—Tranquilo, muchacho, no llego tarde. Es
evidente que todos habéis llegado demasiado pronto.
—Eso ya no tiene importancia, ahora que
todos estamos aquí —señaló Zhoumi con
placidez.
—Siéntate, Hyukjae —invitó Shindong.
Hyukjae arqueó las cejas.
—¿Necesito sentarme? ¿Tan terrible es lo
que vas a decirnos?
—¡Maldita sea. Hyukjae, estoy en ascuas!
Así que siéntate de una vez —exclamó Siwon.
Shindong suspiró para sus adentros. No había
una forma sencilla de abordar el tema, de modo que en cuanto Hyukjae se sentó
junto a Siwon en uno de los sofás, dijo:
—Os he hecho venir aquí para informaros,
antes de que la noticia se haga pública, de que Shinyoung y yo vamos a
divorciarnos.
Sin decir otra palabra, esperó un aluvión
de preguntas, pero sólo recibió silencio y miradas atónitas. No debería
sorprenderle. Él había tenido tiempo para asimilar la noticia, por indigesta
que ésta fuera, pero los demás no.
—No nos estarás tomando el pelo, ¿verdad, Shindong?
—preguntó Siwon por fin.
—No.
—¿Seguro?
—¿Alguna vez me has visto bromear sobre un
asunto tan serio? —respondió Shindong.
—Sólo quería asegurarme —dijo Siwon antes
de soltar una carcajada.
Zhoumi hizo una mueca de disgusto y dijo:
—No tiene ninguna gracia. Siwon.
—Claro que... sí —consiguió articular Siwon
entre risa y risa.
—Yo no le veo...
—Tú no puedes verle la gracia —interrumpió Hyukjae
con sequedad—. Quizá porque nunca has tenido que soportar los sermones de
nuestro querido hermano mayor.
—Supongo que podrás explicar vuestra
reacción —dijo Zhoumi con tono solemne.
—Desde luego. Lo que le causa tanta gracia
a Siwon es que esta vez quien dará lugar a un escándalo es Shindong, para
variar. Yo también lo encuentro bastante divertido... y creo que ya era hora.
—No me extraña de ti —dijo Zhoumi,
disgustado.
—Me refería al divorcio, no al escándalo.
Fue un matrimonio absurdo y debería
haber terminado mucho antes. El hecho de que Shindong por fin haya decidido
actuar con sentido común...
Shindong interrumpió para explicar:
—Es Shinyoung la que quiere el divorcio.
—¿De veras? —preguntó Zhoumi—. Bueno, eso
cambia las cosas. Dile que no.
—Ya he tomado la decisión de aceptar.
—¿Por qué? —preguntó Zhoumi.
Shindong suspiró. Esperaba el apoyo de Zhoumi,
no su oposición. Y había imaginado que Hyukjae se desternillaría de risa, como
estaba haciendo Siwon. Sin embargo, Hyukjae parecía estar de acuerdo con él.
Increíble. Y Kangin no había dicho una sola palabra. Tenía la frente fruncida,
pero en una expresión que reflejaba más preocupación que disgusto.
—Quiere casarse con otro, Zhoumi —dijo Shindong—.Sería
muy egoísta de mi parte negarle ese derecho teniendo en cuenta que nuestro
matrimonio nunca ha sido normal, como bien sabéis todos.
Zhoumi negó con la cabeza.
—Tú siempre supiste que tu matrimonio no
sería normal. En su momento te advertimos que te arrepentirías y que no
tendrías escapatoria. Pero tú dijiste que no te importaba, que no tenías
intención de casarte con ninguna otra.
—Es verdad, me lo advertisteis —admitió Shindong—.
Y en aquel entonces no me importó. Pero no voy a permanecer eternamente fiel a
una decisión que tomé cuando era joven, preocupado por el bienestar de los
niños.
—No eres tú quien quiere el divorcio, sino
ella —insistió Zhoumi—. Y esa mujer debería ser más sensata.
Siwon sonreía, disfrutando de la disputa de
sus hermanos mayores. Hyukjae se había cruzado de brazos y parecía tan
imperturbable como siempre. Zhoumi estaba tan alterado que tenía la cara roja
como un tomate.
Lo único que podía
tranquilizarlo era otra pequeña dosis de la verdad.
—Tiene un amante, Zhou. Lo ha confesado. Es
el hombre con quien desea casarse.
Siwon parpadeó atónito.
—¿Shinyoung tiene un amante? Hombre, ésa sí
que es buena —y volvió a estallar en carcajadas.
—Refrénate, hermano —dijo Hyukjae a Siwon—.
Esto ya no tiene gracia.
—Pero ¿Shinyoung? ¿Su Shinyoung? No me lo
imagino —respondió Siwon—. Es un ratoncillo tímido. Quién iba a decir que
tendría las agallas necesarias para... Bueno, con el carácter que tiene Shindong
se exponía a que la matara con sus propias manos. Y lo ha confesado. No puedo
creerlo.
Dado que era realmente increíble. Hyukjae miró
a Shindong buscando confirmación, y obtuvo un breve gesto de asentimiento.
—Es verdad. Como podéis imaginar, yo
también me sorprendí. Pero después de mucho meditar, llegué a la conclusión de
que no podía culparla porque yo nunca... Quiero decir, ella nunca tuvo un
verdadero matrimonio conmigo.
—Eso no viene al caso, Shindong —observó Zhoumi,
todavía ceñudo—. Muchos cónyuges hacen caso omiso de los vínculos maritales,
pero el divorcio nunca ha sido la solución, al menos en nuestro círculo.
—No es correcto decir nunca —respondió Shindong—.
Entre los nobles también ha habido divorcios, aunque sean menos frecuentes.
—Mi padre sabe muy bien que el divorcio
traerá aparejado un estigma —dijo Kangin por fin—. Creo que es un acto muy
decente de su parte darle a su esposa lo que desea.
Increíblemente aliviado, Shindong sonrió a
su hijo. Al fin y al cabo, la opinión de Kangin era la única que le preocupaba.
—Vamos, Zhou —dijo Hyukjae—. Hasta el chico
puede ver que este viejo caballo ha sido vencido. —Luego se dirigió a Shindong—:
Deberías haber dejado claro desde un principio que no pedías nuestros votos,
porque ya habías tomado la decisión. Tu problema, hermano, es que siempre has
concedido demasiada importancia a la opinión de los demás. Si tú no tienes
dudas al respecto, el asunto no es de la incumbencia de nadie, ¿no crees?
—No todos podemos permitirnos ese lujo
—señaló Shindong—. Y mucho menos aquellos que debemos tratar a diario con los
nobles. Pero, como bien has dicho, la decisión ya está tomada, y hoy mismo
iniciaré las gestiones pertinentes. Gracias, Hyukjae, por respaldarme en este asunto.
—¡Dios santo! ¿Es eso lo que he hecho?
—exclamó Hyukjae con fingida sorpresa—. Venga, Siwon, vámonos a Tsuruga, a ver
si puedes devolverme el sentido común
con unos cuantos golpes. Parece que lo he perdido esta mañana.
Siwon rió.
—Sin duda a Shindong le ha costado tanto
darte las gracias como a ti digerirlas, pero estoy dispuesto a devolverte el
sentido común a golpes, por cualquier razón.
—No lo pongo en duda —gruñó Hyukjae.
Shindong esbozó una sonrisa afectuosa
mientras sus dos hermanos menores abandonaban el salón. Pero luego se encontró
con la mirada desaprobadora de Zhoumi y suspiró.
—Cometes un error, Shindong.
—Ha quedado muy claro que así lo crees, Zhoumi.
Pero yo prefiero pensar que estoy corrigiendo un error que cometí hace mucho
tiempo.
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