—¿Dónde vamos realmente? —preguntó Hyukjae
una vez que estuvieron en su camioneta y conducían a través de las puertas de
la SM.
El sol todavía estaba alto en el cielo,
pero Donghae podía sentir su descenso, como uñas arañándole la espalda.
—A ver a Eunhae. Quiero verle una vez
más antes de cortar los lazos con su mundo.
—Así que mentiste. Me lo figuré. No es
que importe. Sabrán donde vamos. Hay dispositivos de seguimiento en todos los
vehículos.
Por supuesto que había.
—Genial. No hay nada como una correa
electrónica para que uno se sienta libre.
—No te entiendo. Si te hubieras quedado,
podrías haber tenido cualquier cosa que quisieras. Habrías estado a salvo.
Después de dos años de estar encerrado, pensaba que la seguridad estaría en la
parte superior de tu lista.
¿Cómo iba a explicarle cualquier cosa?
No vivía en su mundo, o al menos no en el mundo que él Lee Donghae quería
vivir.
—No me sentía seguro allí. Me sentía
enjaulado. Encerrado.
El no dijo nada, sus ojos en el camino.
Sus manos eran puños alrededor del volante, y Donghae se dio cuenta de una
pequeña cicatriz en el dorso de su mano derecha. Era irregular y pálida por ser
antigua.
Se quedó mirando su mano por un largo
momento, como si tuviera que pensar en ello para recordarlo.
—Seis contra uno. Pequeños demonios
predadores y salvajes. Uno de ellos vino volando desde arriba y no lo vi hasta
que fue demasiado tarde.
—¿Qué pasó?
—Lo maté antes de que el veneno que
había en sus garras me derribara. Para entonces, Simon llegó a mi lado. Me
salvó la vida.
Lo dijo con tanta calma, como si
estuviera hablando de lo que había cenado la noche anterior.
—¿Cuándo fue eso? —preguntó.
—Hace un par de cientos de años.
Inmediatamente después del gran ataque.
—¿El gran ataque?
—Habíamos creído que los Saesang estaban
casi extinguidos, que los habíamos aniquilado. Estábamos todos bastante
orgullosos de nosotros mismos. Exceso de confianza. Salimos fuera y tratamos de
llevar vidas normales. Bajamos nuestra guardia, que era lo que habían estado
esperando. Ellos coordinaron un ataque masivo cerca de cada mansión y complejo
de los Centinelas que pudieron encontrar. Todos nosotros nos apresuramos a
ayudar y a salvar a los pueblos cercanos a la masacre. Los Saesang habían
previsto esto, también, y estaban listos. Lanzaron su verdadero ataque, que
estaba diseñado para matar a nuestras parejas. Eso funcionó.
Donghae lo miró fijamente, con la boca
abierta por la conmoción. No había ninguna emoción en su voz, ni dolor, horror
o arrepentimiento.
—Perdimos a cientos de parejas esa noche
mujeres u hombres, y a docenas de varones. Además de la matanza, ellos
esterilizaron a todos los varones Suju con algún tipo de magia, aunque nos tomó
un tiempo averiguar lo que habían hecho. Sin capacidad de tener hijos, para
rellenar nuestras filas, nunca nos recuperamos del ataque. A esto le añadimos
las dolorosas muertes de muchos más hombres que ya no podían alojar su poder
creciente, y ese probablemente fue un golpe mortal.
—¿Crees que han ganado?
Hyukjae se encogió de hombros como si no
le importara.
—No creo. Lucho. Me levanto todos los
días y mato a tantos de ellos como pueda antes de que me maten.
—¿Y estás contento con eso?
—No es mi trabajo ser feliz. Hago lo que
se necesita para que otros lo puedan ser.
—Pero, ¿qué pasa con lo que tú quieres?
—Es irrelevante. Me di cuenta que es más
fácil no desear cosas, así que dejé de hacerlo.
—¿Dejado? ¿Cómo se puede simplemente…
dejarlo? —Le gustaría desesperadamente aprender esa habilidad, porque
justamente ahora, le gustaría dejar de desear lo que temía que nunca podría
tener. Su vieja vida era un sueño, un recuerdo distante. Pese a la fuerza con
la que trataba de recuperarla, temía que siempre estuviera fuera de su alcance.
Eso no significaba que no fuera a seguir
intentando conseguirla. Estaba demasiado inducido para rendirse simplemente.
—Este tema claramente te apena, y es mi
deber mirar por tu comodidad. Hablemos de otra cosa. O mejor aún, simplemente
no hablemos en absoluto.
Eso a Donghae le convenía bastante.
El paisaje se deslizaba por fuera, la
esperanza de la primavera cerniéndose sobre todas las cosas. Era como si el
mundo acabara de soltar un suspiro profundo y luego lo sostuviera con
anticipación.
Donghae lo prolongó otros diez minutos
antes de que no pudiera quedarse callado por más tiempo.
—¿Te duele? ¿Cómo a los demás?
—¿Doler?
—Leeteuk dijo que sostener todo ese
poder en vosotros les hace daño. —Ese pensamiento se había apoderado de Donghae
más, a sabiendas que estos hombres soportaban ese dolor. Leeteuk le había dicho
que él podría hacer que se detuviera.
—Leeteuk habla demasiado.
Donghae lo tomó como una verificación de
lo que había sospechado. Hyukjae sufría dolores, como los demás. Sólo había
visto un par de vislumbres de ello, siempre después de que Hyukjae lo hubiera
tocado, como si él de alguna manera lo hiciera peor.
—¿Cómo te las arreglas?
—Muy bien, gracias.
Donghae se giró en el asiento y lo
contempló, esperando que el silencio lo obligara a hablar. Su agarre se había
apretado en el volante, pero a parte de eso, su postura era relajada.
Ojalá él pudiera hacer lo mismo, pero la
tensión que sentía entre los omóplatos nunca lo dejó, incluso cuando dormía. No
es que lo hiciera mucho durante estos días. Las pesadillas de su tiempo en
cautiverio lo hacían difícil, y después de despertarse hace unos días con un Suju
de pie cerca de su cama, mirándole con una esperanza desesperada, el sueño no
había sido fácil.
¿Por qué de todas las docenas de Suju
con los que se había encontrado, era Hyukjae el único que le miraba de forma
diferente? Donghae lo miró, tratando de averiguarlo.
Su Luceria estaba más pálida que la de
otros, tan pálida que casi era plateada. No podía ver la suficiente distinción
entre los colores para saber si había cualquier movimiento en la banda, como
había en la de otros hombres como él.
Por un momento, se preguntó cómo sería
tomar y manejar esa clase de poder que sus hermanos tenían. ¿Les dolería? ¿Se
sentiría bien? ¿Sentiría algo en absoluto?
Había una sola manera de averiguarlo, y
no tenía la suficiente curiosidad para intentarlo.
Echó miradas a hurtadillas a Hyukjae
mientras conducía, haciendo todo lo posible para ocultarlo. No podía dejar de
mirar. Le intrigaba su expresión impasible, dejándole para descifrar en lo que
estaba pensando.
Tenía unos rasgos agradables, pómulos
altos, mandíbula ancha y mentón fuerte, con una leve hendidura. Había unos puntos
más pálidos donde las cicatrices punteaban su piel, y se preguntó si las habría
conseguido en el mismo ataque que le había dejado una cicatriz en su mano, o si
habría sido en otro.
Donghae extendió la mano para trazar con
el dedo sobre esa cicatriz antes de que se diera cuenta de lo que hacía. Tiró
de la mano hacia atrás, y la empujó por debajo del muslo para mantenerla en su
sitio. Tocar a Hyukjae no era una opción. Esto hacía que sintiera una sensación
extraña, hormigueo y calor.
Recordó el calor de la noche en que lo
había rescatado. Había tenido tanto frío durante tanto tiempo. El calor de su
piel le pareció la luz del sol extendiéndose por él. La conmoción y la
debilidad lo habían entumecido, pero aquel calor había penetrado a través de la
neblina, dándole algo en lo que centrarse, para que él pudiera mantenerse unido
sólo un poco de tiempo más, el suficiente para ver que los niños fueran
llevados todos a salvo.
Se dio cuenta que no creía habérselo
agradecido alguna vez. Se había ido después a buscar a los niños solo,
arriesgando su vida para salvarlos. Le debía eso. ¿Pero era su deuda lo
suficientemente grande como para hacer lo que esta gente quería y renunciar a
su vida?
A pesar de las bajas temperaturas
exteriores, sus brazos estaban desnudos bajo sus mangas cortas. Los músculos
tensos como cables, y pudo ver un poco del tatuaje de su árbol que se asomaba
bajo la manga, y subía progresivamente hasta su cuello. Las ramas que podía ver
estaban desnudas, y no era una buena señal entre los de su raza, según Leeteuk.
—¿Cuánto tiempo te queda? —le preguntó,
antes de que lo pudiera pensar mejor.
—Tanto como sea necesario —respondió un
poco demasiado rápidamente.
—¿Cuántas hojas?
Hyukjae se volvió y lo miró fijamente.
—Si quieres saberlo, tendrás que
contarlas.
La idea de quitarle la camisa envió un
pequeño disparo de emoción de algo a través de él. ¿Miedo? ¿Entusiasmo?
Realmente no podía decirlo. Esto había ido y venido demasiado rápido para que
le pudiera dar algún sentido.
—Creo que pasaré.
Él soltó un gruñido.
—Eso es lo que pensé que dirías.
El sol le quemaba los ojos, y Donghae se
dio cuenta de lo bajo que estaba colocado en el cielo. Había estado mirándolo
fijamente durante demasiado tiempo. La puesta de sol estaba a unos minutos de
distancia.
—Tenemos que encontrar un lugar seguro
para parar.
—Pensé que querías ver a Eunhae.
—Sí, pero no quiero ir allí por la
noche. No puedo a arriesgarme a llevarle cualquier monstruo.
Hyukjae aceptó esto sin discusión.
—Hay una casa Elf no lejos de aquí.
—No. Eso es parte de tu mundo, no del
mío. Encontraremos un hotel.
—Haz lo que quieras. Pero para que quede
claro, compartiremos habitación.
—No lo creo. Puedo haberte escogido,
pero es todo lo que hay.
—No voy a follarte. Ni siquiera voy a
tocarte. Pero si piensas que voy a dejarte sin protección para que puedas ser
secuestrado otra vez, estás equivocado. Un cuarto, Donghae. No negociaré con
esto contigo.
—Dos camas —exigió.
—Si eso te hace sentir mejor, pero no
necesitaré una. No voy a dormir.
—¿Por qué no?
—Porque no confío en ti para que no te
escapes. Eso no sucederá en mi turno, incluso si eso significa tener que
utilizar un buen par de esposas.
Donghae no dudó ni un segundo en que lo
haría. Mientras que algunos otros hombres podrían haber dudado en hacer algo
que le molestara, Hyukjae no parecía sufrir esa misma debilidad. Por alguna
razón, era parte de lo que le gustaba de él. No fingía. Éste era quien era, y
no cambiaba para tratar de seducirlo. Tan inoportuno como era que él no cediera
a cada uno de sus deseos, tenía que respetar eso.
Se detuvieron en el primer hotel que
encontraron, justo cuando el sol se ponía. Estaba un poco viejo y en mal estado,
pero mientras las camas estuvieran limpias, no le importaba.
Donghae tomó la maleta del fondo de la
camioneta, y se apresuró a entrar, no esperando a ver si Hyukjae mantenía el
ritmo.
Se registró y se dirigió directamente a
la habitación de la planta baja, que no era casi lo suficientemente grande
ahora que estaba dentro con Hyukjae directamente detrás de él. Podía sentir el
calor que emanaba de su cuerpo, escuchar incluso su lenta respiración.
Él dejó caer una bolsa de lona en el
suelo y fue directamente a la ventana. Echó los transparentes visillos hacia
atrás y apretó contra el cristal.
—¿Qué haces?
—Probando para asegurar que es
hermético. No quiero que los Saesang te huelan aquí.
—¿Me estás diciendo que los monstruos me
pueden oler?
—A menos de que te gustara tomar
realmente a un hombre cuya Luceria quisieras llevar. Podrías usar la magia para
enmascarar tu olor, y protegerte si uno de los demonios te encontrara
realmente.
Por la forma en que él lo había dicho,
hizo que parpadeara confuso.
—¿Cómo sabes que no quise llevar tu
Luceria?
—No eres exactamente un maestro del
subterfugio, Donghae. Ni yo un conejito blanco y suave. Me escogiste porque
sabías que no me gustas, por lo que no te sentirías tentado a compadecerte de
mí y hacer lo único que nunca quieres volver a hacer: Convertirte en una parte
de mi mundo.
Era mucho más astuto del crédito
correspondiente que le había dado.
—Eso no es exactamente correcto.
Hyukjae se dirigió a la puerta y cerró
los dos cerrojos. Luego abrió su bolso y comenzó a sacar artículos.
—¿No?
—Te elegí porque tú eras el único que
sabía el resultado.
—¿Y qué resultado es ese?
—No soy como tú. Nunca seré como tú.
—Incorrecto. No quieres ser como
nosotros. Lo eres, pero vas a luchar contra ello, pateando y gritando a cada
paso del camino.
—Me haces parecer un egoísta.
Él meneó su oscura cabeza.
—No, sólo infantil. Pero eres joven.
Tienes siglos para crecer y hacer lo correcto. Sólo espero que lo hagas antes
de que más de mis hermanos mueran.
Donghae se quedó conmocionado,
tambaleándose por su conversación de la muerte, su insulto y la idea de vivir
tanto tiempo. Lo había dicho de forma casual, con tanta normalidad, que él tuvo
que afrontarlo.
Cogió una muda de ropa, un cepillo de
dientes, y su navaja de afeitar.
—Voy a ducharme mientras el cielo está
claro. Deberías estar seguro durante los pocos minutos que tarde en asearme.
Luego estaré preparado y vigilaré mientras duermes.
Lo miró desaparecer en el cuarto de baño
con los pies arraigados en el mismo lugar.
Tenía razón. Estaba
tan preocupado por lo que deseaba que realmente no había pasado ningún tiempo
considerando cómo su decisión afectaría a los otros, más allá de la certeza de
que los había defraudado.
El dolor lo había cegado. Estaba tan
envuelto en conseguir superar lo que había soportado, que no se había detenido
a pensar en lo que los hombres que lo habían salvado habían soportado cada día.
Durante siglos. Sólo que para ellos no había ningún rescate a menos que él
fuera el que los salvara.
No era lo que quería. Este mundo. Los
demonios y la magia.
¿Importaba eso? No parecía importarle a Hyukjae.
Hacía lo que tenía que hacerse y ni siquiera ponía sus necesidades en la
ecuación.
¿Podría hacer él esto? ¿Podría ser
verdaderamente desinteresado?
Ya había renunciado a dos años de su
vida. ¿Cómo iban a pedirle que entregara el resto también? Sobre todo ahora que
estaba empezando a darse cuenta de lo largo que iba a ser.
Por otra parte, ¿cómo no iban a pedirle
que lo hiciera? Él era especial, tanto como odiara ese hecho. Era el único que
ellos habían encontrado que nunca podría unirse a cualquiera de los hombres. Él
no había pedido esa carga, pero siempre había sido responsable en el pasado.
¿Podría realmente hacer la vista gorda a tanta necesidad?
Hyukjae salió del cuarto de baño unos
minutos más tarde, una nube de vapor y de aroma a jabón seguía sus pasos. El
cabello estaba húmedo, y la sombra de la barba había desaparecido.
—No te has movido —afirmó.
No estaba seguro de cómo lo sabía él,
pero dejó que las palabras pasaran. No tenían importancia tras lo que él diría
en respuesta a su siguiente pregunta.
—Todos los hombres sin unión me
necesitan. Todos me desean, con la aparente excepción de ti. Todos creen que
soy una especie de milagro. ¿Cómo en el mundo se supone que debo estar a la
altura de esas expectativas? Y, ¿cómo puedo elegir a quién va a vivir? —Y a
quién tenía que morir.
Hyukjae repasaba a través de sus
conversaciones con Donghae, tratando de determinar cómo se había dado cuenta de
que no quería una unión con él, mientras formulaba la contestación a su
pregunta.
El enojo por el descuido se unía en una
masa que se arremolinaba detrás de los ojos. Si alguien averiguara que él no lo
quería en la forma en que debería, podría poner en peligro a la Banda de los
Áridos. No podía traicionarlos, aunque fuera inconscientemente.
Tenía que mantener el engaño y averiguar exactamente dónde se había equivocado
para no volver a hacerlo de nuevo. Y tenía que asegurarse de que él no le
dijera a nadie lo que sospechaba.
Lo miró fijamente, calculando el
siguiente movimiento. Era más perspicaz de lo que se hubiese imaginado, y si no
lo convencía de que abandonara esa línea de interrogatorio, accidentalmente
podría desvelar algo crucial, algo que podría llegar a matar a sus hermanos. La
verdadera pregunta era, ¿si todo se reducía a una elección entre la Banda o Donghae,
qué escogería que viviera? Donghae podría salvar sólo a un hombre, pero podía
causar la muerte de muchos.
Sólo la idea fue lo suficiente para
hacer que el monstruo que había dentro de él levantara la cabeza y aullara de
rabia. No le dejaría hacer daño a sus hermanos. No dejaría que su curiosidad
enviara a buenos hombres a morir en manos de los Tvxq.
—Esa unión es algo a largo plazo —le
dijo con cuidado, manteniendo la ira bajo control—. Permanente en la mayoría de
los casos. Tienes que escoger a un hombre con el que puedas tener la
posibilidad de pasar la eternidad con él.
—¿Y cómo diablos se supone que sepa eso?
Ni siquiera sé lo que quiero para desayunar mañana.
No importaba lo que Donghae quería. Era
su deber salvar a uno de ellos, e iba a asegurarse de que lo hiciera.
—Eres un hombre inteligente. Lo sabrás.
—¿Y si te elijo? —preguntó, su voz
tranquila e incierta.
—No lo hagas —gruñó antes de poder
detenerse. Su bestia palpitaba en su confinamiento, exigiendo ser liberada.
Sólo durante un momento. Sólo el tiempo suficiente para obligarlo a hacer lo
correcto.
Donghae dio un paso atrás, el miedo
vacilando en su expresión.
Hyukjae luchó contra el impulso para
seguirlo y utilizar el mayor tamaño para intimidarlo, asustarlo. No importaba
como consiguiera que escogiera a Seungki, o a uno de los otros, siempre y
cuando lo hiciera.
—No soy de la clase de hombre con el que
desearías pasar la eternidad.
Sus párpados bajaron sobre sus ojos,
escondiendo su miedo.
—Por lo tanto, ¿sólo vas a dejarte
morir? —preguntó.
—No tengo ninguna intención de morir en
cualquier momento cercano.
—Entonces, ¿por qué no empiezas a
convencerme de que te elija, del modo que los otros lo hacen?
—He hecho promesas.
—¿A otra pareja?
Había estado pensando acerca de cómo
evitar traicionar a los hombres que dependían de él para sobrevivir, pero su
pregunta le dio la excusa que necesitaba.
—Shiyoon —dijo, tratando de parecer
triste—. Murió la noche del ataque. Todo lo que encontré de él fue un montón de
pelo cortado y parte de su ropa —No hubo ni siquiera sangre, como si simplemente
hubiera sido recogido y llevado para no ser visto nunca más.
Para añadir veracidad a la historia, se
dirigió a la bolsa de lona y sacó un medallón de oro. Allí había un retrato en
miniatura de Shiyoon. Lo llevaba ahora más por hábito que por sentimentalismo.
No había llorado por él desde hacía mucho tiempo, una de las pocas bendiciones
a su estado sin alma.
Se lo entregó a Donghae. Él lo abrió y
soltó un suspiro sorprendido.
—Es hermoso.
—Sí. —Estuvo de acuerdo.
—¿Y lo echas de menos, incluso después
de todos estos años?
—Lo amaba. —Y ahora no podía recordar a
qué se había parecido eso. La pena, la alegría, el entusiasmo… todo aquello
podía recordarlo, pero el amor se había perdido para él hace mucho tiempo.
—Lo siento —susurró mientras cerraba el
medallón y se lo entregaba de nuevo.
Su piel desnuda por casualidad le rozó,
y el constante dolor desapareció durante ese único y breve momento. Y hubo un
destello de algo más, algo que él no podía reconocer completamente, como si una
cortina se hubiese separado por una fracción de segundos, sólo para volver de
nuevo a su lugar antes de que los ojos tuvieran el tiempo para concentrarse.
Luego, su contacto se había ido, y la agonía regresó.
Se preparó para su regreso, pero siempre
era peor de lo que había sido antes. Cada vez que dejaba que lo tocara, el
dolor era más intenso, más exigente. Esto cortaba la piel, traspasándole
profundamente. Machacando los huesos y aplastando los órganos. La sangre le ardía,
abrasando las venas como si el mundo entero se iluminara con la agonía.
Le tomó cada onza de disciplina y
autocontrol para no sacar la espada y arremeter contra el que le había hecho
daño. Donghae. Podría matarlo tan fácilmente. No le llevaría ningún esfuerzo en
absoluto romper su delgado cuello, y así no podría hacerle daño de nuevo.
El monstruo aplaudió la idea, golpeando
sobre sus barrotes. Un momento de libertad. Eso es todo lo que la bestia
necesitaba para hacer que el dolor parase.
Juntó las rodillas, apretó los dientes,
y trató de recordar respirar a través del dolor, pero con el relámpago
rebotando en el interior del cráneo, el pensamiento era casi imposible.
Donghae jadeó.
—Sigo olvidándome de eso —dijo—. Lo
siento mucho.
Sus palabras fueron un eco al final de
un largo túnel. El dolor se abalanzó sobre él, haciendo todo lo demás
intrascendente. Todo lo que podía pensar era en hacerlo parar. Obligándolo a él
a hacer que se detuviera.
Lo alcanzó a ciegas, sabiendo que sólo Donghae
podía terminar con ese tormento. Sus dedos encontraron la tela lisa. Sus
mangas. Tanteó hasta encontrar el calor de su cuello y cara.
Al instante, la agonía se alivió, como
si hubiera sido empapado en agua fría, lavando todo lejos. Lo dejó sintiéndose
flotando, ligero. El monstruo que era su constante compañero se calló, sin
gritar ni golpearle las entrañas. Se sintió… en paz por primera vez durante
años, quizás décadas.
No podía permitirle que le quitara eso,
enviándolo de nuevo al torbellino del dolor. Si lo hacía, no estaba seguro de
poder recordarse no matarlo.
La visión de Hyukjae todavía no había
vuelto, por lo que no podía leer en su cara. Tiró de Donghae para apretarlo
contra el pecho, clavando los dedos en su pelo para sostenerlo en el lugar.
Podía sentir su rápida respiración aleteando contra el brazo, sentir el latido
frenético de su corazón golpeando contra el tórax.
Lo había asustado.
Algo débil se agitó dentro de él, un
sentimiento que había perdido hace mucho tiempo. No le gustaba su miedo. Le
gustaba todavía menos que él hubiera sido el que lo había causado. Le hubiera
gustado poder llevárselo y darle un poco de sensación de felicidad y seguridad.
—No voy a hacerte daño —dijo, esperando
que fuera cierto. No podía pensar en qué otra cosa podía decir para hacerle
sentir mejor. No podía dejar de tocarlo. Todavía no, no con el dolor al acecho,
enorme y aterrador.
—Déjame ir —dijo, pero no era una orden.
Su voz era débil y sin aliento.
—Lo haré. Sólo dame un minuto. Por
favor. —Necesitaba tiempo para recuperar el control y cerciorarse que su bestia
estaba enjaulada de forma segura.
Sintió que Donghae daba una tentativa
cabezada. Podía oler el champú que había usado, junto con alguna otra cosa.
Aspiró el olor, tratando de averiguar de qué se trataba, y por qué lo
encontraba tan irresistible.
Poco a poco recobró la vista. Al
principio sólo veía en gris, pero luego el color volvió, también, mientras el
campo visual se ampliaba.
Vio el reflejo en las puertas del
armario y se quedó helado. Donghae estaba apoyado en él, como si lo hubiera
desequilibrado. Su mejilla estaba presionada contra el pecho, y su cuerpo
entero temblaba.
Le había extendido una mano sobre el
hombro, y la otra la tenía envuelta alrededor del bíceps, contra la piel
desnuda. Sus dedos se apretaban, amasándole los músculos. Un hormigueo de calor
brotaba de todas partes donde la piel tocaba piel, y el único pensamiento que
pudo reunir fue en lo que sería si consiguiera que los dos estuvieran desnudos
y frotándose uno contra el otro.
Podía ver su cara claramente en el
espejo. Sus labios estaban entreabiertos, y su mirada se centraba en donde su
mano le tocaba la piel. Sus ojos oscuros, conteniendo una mirada de tal anhelo
que él al instante quiso darle cualquier cosa que necesitara. Un rubor teñía
sus mejillas, extendiéndose hasta su cuello.
Había estado con muchas personas durante
todos estos años, y sabía a lo que se parecían cuando estaban excitadas. Y Donghae
definitivamente lo estaba.
Hyukjae sintió que la polla se removía, estremeciéndose
bajo el vaquero. La conmoción lo golpeó, le robó el aliento.
No había conseguido estar duro en las
últimas décadas.
Y luego se dio cuenta de otra cosa.
Desde el momento en que lo había tocado, había comenzado a sentir de nuevo.
Pena, lujuria, sorpresa. Cosas que habían muerto en él, pero un toque de Donghae
y esas cosas perdidas comenzaron a regresar.
Esperanza. La bendita esperanza de vivir
brotó dentro, apenas parpadeando a la vida. Tal vez Donghae podría salvarlo.
Donghae captó su mirada en el espejo.
Una expresión de horror cruzó su cara y se apartó, rompiendo el contacto.
El dolor explotó con violencia. Esas
emociones fugaces que había sentido fueron incineradas en una fracción de
segundo, y lo único que quedaba fue el enfurecido monstruo evadiéndose de la
jaula, listo para matar.
Dio un paso hacia él, pero cayó de
rodillas cuando la agonía se abalanzó sobre él. Entonces, de repente, todo esto
se fue. Todo se marchó.
que genial cap.. dios cuando sera que hae tenga la luceria... ya yota me estashaciendo sufrir.. que bueno que te crearas el bolg para que pudieras seguir con las saga.. gracias por avisar nos vemos en el siguiente..
ResponderEliminar*YeYi*
Aigoooo eunhae eunhae puro y lindo eunhae sin accesorios eunhae lo amoooll hae x fis salva a hyukie que se nos muere se lo come el cuco que lleva x dentro aigoo yota unnie nos matas!! Gracias x el mp y el capi te cheroo noa leemos en la prox
ResponderEliminarWooh ahora si este cap es de TODO para el ataqué! Me encanto me emociones y disfrute... aunque bueno Hyuk sufrio bastante, por suerte tiene a Hae con él!... El deseo no se puede rechazar, sólo se puede posponer pero no por mucho tiempo!
ResponderEliminarEs pero que la conexión que está en ambos sea por los menos aceptada, no quiero que Hae sufra pero por lo visto queda un largo recorrido!!!
Gracias por el AVISO!
Esperaré el prox como siempre!
SALUDOS Y SE CUIDA!
Wooohhhhhhhhhhhh Yota Unnie querida este capi estuvo de diez, cada párrafo que leía sentía tristeza, ganas de matar a Hae por ser egoísta, otro ansiadad por saber que pasara con estos dos, una una cosa se que el deseo de ambos se esta siendo mas fuerte. Aunque Hyuk no quiera nada con el pez tonto y lo rechaze no sera por mucho tiempo.
ResponderEliminarGracias por avisar.
Besos. Saludos.
No, no, no. Como que el dolor lo venció lleca años resistiendo y ahora que pasó?..... pado Donghae y le esta dando esperanzas aunque el no la quiera y Hae no se la ofrezca.
ResponderEliminarMe da miedo el monstruo que lleva dentro.
Solo espero que no sea tarde para ellos, ambos merecen ser felices
Ahhhhhh , Hyukkie empieza a sentir ! eso ara que Hae se aleje !
ResponderEliminarOh no , Hyukkie siente mucho dolor y al parecer ya no puede ocultarlO
Por lo que entendi en el final Hyukkie cayo del dolor que ara Hae ???
Como lo dejas ahi ??? malvada ! espero pronto la conti no te tardes porfis !
Gracias por avisar ! cuidateee! bye Gynka WonAh
Hola!
ResponderEliminarEste cap fue bastante interesante, y se quedo igual.
Con ellos las atracción es diferente, solo que hasta cierto punto
es igual que con el KangTeuk, bien, me pregunto
que hará Hae con la reacción de Hyuk...
Bueno ambos con el tiempo se darán cuenta que son el uno para el otro...
Gracias por el aviso, es pero el siguiente.
Un saludo, que estés bien :D
Me encanto mi monito a sufrido mucho aunque aparente ser fuerte ya esta sintiendo dolor y estan despertando deseos yo creo que hae no va tardar en sentirlos tambien aunque no quiera
ResponderEliminarGracias YOTA por MP nos leemos en la siguiente actualisacion te cuidas mucho kiss kiss
Atte Eidenelf
Cuando se daran cuenta que son el uno para el otro!! me encanto este capitulo por fin ese mono sexoso se dio cuenta que su pescadito le podria hacer sentir de nuevo y salvarlo! aunque ya Hae se asusto por que vio la"esperanza" en los ojos del mono!!! ahhh como seguira! Gracias por no olvidarte de mi y enviarme mp te amodoro!♥
ResponderEliminarKimJiAe
la conexion que tienen los dos es muy intensa aunque lo nieguen, pronto cederan a lo que estan destinados a hacer, hae a escogido a hyuk y este creo que despues de ese abrazo se lo pensara dos veces antes de rechazarlo.
ResponderEliminarespero que muy pronto se de es conexion y puedan ser la pareja que tanto se espera.
hasta el proximo unne.
ohhh Se fueron juntitos!! y Hae esta replanteandose lo de unirse a un Suju o bueno a Hyuk...aunque el le diga lo contrario ambos lo quieren, en especial ahora con todo lo que le dijo... NOOOO como le dice que aun quiere a su antigua pareja, eso le hara mucho daño a Hae cuando se decida... ademas despues del abrazo y todo lo que sintieron se van a alejar o no seee.. ahhhh ya quiero seguir leyendo u.u ... espero el proximo cap!! nos leemos byeeee. y gracias por el MP!!
ResponderEliminarohhh...... me encanta esta parte de la serie ciertamente amo la serie centinelas y esta historia era la que mas quería leer, ya quiero saber como va a seguir y cunado por fin hae tome la lucenia de hyuk......
ResponderEliminargracias por el aviso esperaré tu siguiente actualización
saludos y cuídate ^^
unnie.....!!!!
ResponderEliminarporque lo dejaste ahi, era la parte mas interesante ahhh
ok amo a estos dos son tan lindos...por fin hyuk esta empezando a pensar y aunque a veces quiera evitarlo pues ellos estan destinados a estar juntos....pero creeme llore cuando lei esq parecia tan real la forma en que la describias y tan triste y ahhhh (snif snif) pobre hyuk realmente sufrio mucho (demaciado)
Gracias por emviarme MP continualo sip....bye bye
Deam Yota, ahora si ya se reconocen uno al otro sus cuerpos, y cuanto queda para que se conozcan se aman sin saberlo, solo tienen miedo, que pasara ahora diablosss Yota, plisss no nos dejes en la duda mucho tiempo pliss
ResponderEliminarNOOOOOOOOOOOOOOOO. POR FAVOR ACTUALIZA PRONTO. QUIERO LEMON. ;AAAAA; PENSABA QUE IBA A VER LEMON AQUÍ, JSNSKSNSKS ACTUALIZA PRONTO. <|||3 -Fan desesperada(?).'
ResponderEliminarHola!!!
ResponderEliminarGracias x avisarme del cap
Mmmmmmm yo comenté pero mi comentario se público en el cap 3
Bueno el cap m encanto
Me da penita hyuk q se preocupa mas x el dolor de sus hermanos q de él suyo
Mmmmmmm... No será q las parejas suju no están muertas y sólo están secuestrados y encerradas???? Podrá ser así l??? Sería lindo
Espero el próximo cap c
Cuídate
Besos
Oh por dios, al empezar a leer crei que iba a ser un capitulo suave y ligero para que se conocieran mejor, pero que sorpresa me lleve al final, dios! fue tan intenso, Hae es muy inteligente y poco a poco se da cuenta de ciertas cosas y eso obviamente esta asustando a Hyuk, pobre Hae eso de tener el poder de poder salvar a uno mientras los demas mueren es ta heavy, no quisiera ser el (por ese lado). El final! que final! Mira, a mi ya se me hace que Hyuk no va a poder mucho con sus dolores, estos han aumentado mucho pero mucho, su unico catalizador de dolor es Hae. Ambos estaban excitados!!! weeeee!!!
ResponderEliminarGracias por el mp, besos y cuidate.
lo siento por tardar ..pero me espere hasta poderme conectar en la compu(solo los viernes la puedo usar) y bueh pues aquí estoy..
ResponderEliminareste cap me ha traído de los pelos... tantas emociones juntas..
ahh como chille con eso de que hyukkie estaba sintiendo y que decía tal vez hae podría salvarlo..alskdjsad pero luego hae se aparto y me quede sonsa.. en fin..gracias por el aviso~ me voy~
�� hola!!!
ResponderEliminarWaaaa la aventura comienza kekeke
Ese hyukjae todo mAcho me encanta!! Aunque sea tan directo con eso de follar LOL sd escucha bien guarro... Pero el pez ya caera... El mono que lleva hyuki dentro se calma cuando es tocado por hae..mi vidoo!! Ese es el poder del amor ��
Hay hae tu muy mal.. Mira que te ofrece contarle las hojitas del pecho y tu decides pasar... Ya quiciera yo que me dijeran eso xd
Muy bueno el capi muchas gracias por el mp!
Nos leemos en el proximo (^_−)☆ヾ(^_^)
Circe~☆
(Sung Hyun Ah)
Me Encanta este Fic,, Dios pobre hyuki, espero que hae lo ayude pronto.. esta buenisimo, mil gracias por el MP besos, y casi lo olvido, soy nueva lectora en esta historia.. te quiero <3 ( Sarang Jena)
ResponderEliminarMe fascina esta historia. ♥
ResponderEliminarNo entiendo por que Hae es tan difícil de convencer, Hae date cuneta que Hyuk necesita tu ayuda no puedes escapar de tu destino y si lo elegiste es por algo. No lo abandones justo ahora... ademas son el uno para el otro por que no lo entienden.
Y justo cuando creí que las cosas no se podrían poder mas emocionante llegue a la parte final del capo ... OMG (?) Que paso con Hyuk, ese mostró que lleva en su interior esta logrando dominarlo... no quiero que lastime a Hae si no el le tendrá miedo y eso no sera de utilidad ahora ..
Unnie gracias por el capo. ♥-
ay este hae me esta desesperando! se nota q hyuk no le es indiferente y me molesta q sea asi..pero le gusta que este cerca de e! ah si....hubo contactoooo!!! eso me dice que hyuk tirne posobilidades de salvarse!!! muchas gracias ppr el mp saludos
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