Choi
Donghae se acercó a ellos.
-Dime,
¿qué es lo que encuentras tan divertido a estas horas de la mañana? -preguntó Donghae,
reprimiendo un bostezo.
-Que esta
mañana debías de estar tan dormido cuando te has vestido, que se te ha olvidado
abrocharte estos últimos...
El pobre
joven gritó, se ruborizó.
-No te
quedes ahí pasmado como si nada. ¡Ayúdame!
Siwon reía
para sus adentros y parecía decidido a que su hermano se quedara allí para
siempre. Jungsoo se apiadó de él y le dijo al oído:
-Está
bromeando. Va usted perfectamente vestido y está precioso.
Hae se
volvió, miró a su hermano con rabia y le insultó antes de marcharse muy
indignado.
Jungsoo le
miró, negando con la cabeza. Era muy apuesto, los dos hermanos Choi eran
excepcionales en ese sentido, pero saltaba a la vista que también era un
bromista incorregible. No es que eso fuera malo. Él también lo era, hasta
cierto punto, aunque con una diferencia importante: sus bromas iban encaminadas
a divertir a los demás, no a irritarlos.
-Ha tenido
usted muy mala idea -respondió.
-Tal vez
-concedió él-. Pero lo he despertado, ¿no? No puede ir por ahí con esa cara de
dormido cuando se supone que estás buscando marido. Cuanto antes lo haga, antes
podré yo dejar de acompañarlo.
-Ah,
entonces, ¿usted solo lo ha irritado por su bien? -dijo Jungsoo.
-Por
supuesto -respondió Siwon-. Dios. ¿No irá a decirme que cree que tengo mala
intención? Me rompería el corazón, no lo dude.
Jungsoo
dio un mordisco a su pastel de carne antes de señalar lo que quedaba de él en
una mesa cercana.
-Aquí
sirven corazón y riñón, creo, por si necesita repuestos.
-Uf -dijo
él, pero sonreía-. Tiene usted suerte de que yo no sea de los que se desaniman
con facilidad. Aunque veo que a lo mejor tardaré unos cuantos días más de lo
previsto en convencerlo de que se case conmigo. -Se encogió de hombros con
indiferencia-. Cuando se dé cuenta de que estamos hechos el uno para el otro,
cederá.
Jungsoo se
rió ante el nuevo cariz que estaba tomando la conversación.
-Somos
como la noche y el día, y usted lo sabe.
-No estoy
de acuerdo -insistió él-. Los dos provenimos de una estirpe de duques.
-Ah, pero
la mía lleva un rumor incorporado -le recordó.
-Ah, pero
la mía se come los rumores en el desayuno -replicó él alegremente.
-¿Y en qué
mesa sirven de eso esta mañana? -le preguntó Jungsoo.
Él se echó
a reír otra vez, lo bastante alto como para atraer todas las miradas de los
presentes en la estancia. Jungsoo estaba empezando a encontrarse a gusto, pero
también se preguntaba por qué le prestaba Siwon tanta atención. Si no se
marchaba pronto, iba a dar pie a habladurías, de eso estaba seguro. Era
demasiado conocido para que la gente no empezara a hablar.
Jungsoo
supuso que debía de estar aburrido y de ese modo pasaba el rato. Cualquiera que
intentara relacionar su nombre con el de Siwon tendría que ser un completo
idiota, por lo que no iba a preocuparse por eso.
***
-Se lo he
oído decir a su propio hermano -dijo Jang Geunsuk-. Le gustan los mosquitas
muertas. ¿Quién mejor que Jungsoo encajaría en esa descripción?
-A mí no
me importaría serlo, si con eso captara su atención -observó Hongki.
-No puedes
ser un mosquita muerta solo porque lo desees, querido -le dijo Geunsuk-. Eres
demasiado guapo.
Hongki se
ruborizó, pero era evidente que estaba decepcionado, aunque en cualquier otro
momento el cumplido le habría entusiasmado. Recordando para qué estaban allí,
añadió:
-Aunque da
lo mismo, porque en cuanto vea a Heechul...
Los dos jóvenes
habían estado intentando aplacar los celos de Heechul, que le atenazaban desde
que habían visto a Jungsoo saliendo de la sala de los desayunos acompañado por
el atractivo Choi Siwon. La expresión de pura incredulidad que vieron en su
semblante les bastó para anticipar lo que iba a ocurrir.
Jungmo,
por otra parte, estaba encantado con el giro que habían dado los
acontecimientos. De hecho, había tenido la impresión de que al fin se hacía
justicia al ver que el ardid de Heechul para deshacerse de su prometido, así
como las habladurías, se habían vuelto en su contra. Era la primera vez que lo
veía recibir su merecido de aquella forma. Por ese motivo, aquella mañana se le
había caído el alma a los pies al verlo en Raccoon Glade, aparentemente con
invitación, pues eso lo sabía tan bien como los otros, volvería a ponerlo en el
candelero.
Lo único
bueno de que hubiera venido, en opinión de Jungmo, era que ahora podría ver con
sus propios ojos el éxito que estaba teniendo Jungsoo; la campaña que había
iniciado para arruinar su puesta de largo no había funcionado del todo, no al
menos en lo que a Shinhwa y a Choi respectaba.
Y Heechul
ni siquiera sabía aún quién era Choi Siwon, puesto que no lo conocía. Tampoco sus amigos, hasta ayer,
cuando llegó con su hermano. Donghae sí era conocido suyo, por descontado, y lo
habían acribillado a preguntas para enterarse de que era su hermano, el
heredero Choi, quien acababa de regresar a Inglaterra después de pasar varios
años en el extranjero. Por eso no lo conocían ni sabían nada de él.
Lamentablemente,
había muchísimas posibilidades de que, en cuanto conociera a Heechul, Siwon
cayera postrado a sus pies, al igual que les sucedía a todos los demás, con la
única salvedad de Youngwoon; por lo cual Jungmo lo admiraba sinceramente. Geunsuk
y Hongki eran de la misma opinión. Estaban en ese momento hablándole a Heechul
de él, poniéndolo al día de los últimos acontecimientos.
Los tres
jóvenes habían presenciado el éxito que Jungsoo había tenido la noche anterior
al conseguir acaparar la atención de Kim Youngwoon durante la mayor parte de la
velada. Hongki y Geunsuk habían incluso tenido una discusión amistosa sobre
cuál de ellos dos iba a intentar conquistarlo, ahora que Heechul había
terminado con él, pero lo dejaron correr al ver lo cautivado que parecía estar
por Jungsoo.
Aunque eso
no iban a mencionárselo a Heechul, y esperaban que él no se enterara por
otras vías. Así pues, ninguno de los dos dio crédito a sus oídos cuando Jungmo
espetó:
-Mosquita
muerta, ¡y un cuerno! Intenté deciros que Jungsoo tiene un encanto especial,
pero todos os burlasteis. La prueba es que tiene a los dos solteros más
atractivos de la fiesta disputándose su atención.
Al oír sus
palabras, Heechul lo miró con los ojos entornados inquiriéndole:
-¿Qué otro
soltero? ¿De qué estás hablando?
-Pues de
tu Youngwoon, claro está -se complació en decir Jungmo antes de que Hongki y Geunsuk pudieran detenerlo.
Jungmo
apenas consiguió disimular una sonrisa triunfal después de decirlo. Pero,
aunque aún no lo sabía, lo que dijo a continuación fue incluso más efectivo. Al
fin y al cabo, no podía estar enterado de que la noche anterior Heechul no había
hablado con sus anfitriones y, en cambio, se había encerrado en su
habitación, intentando comprender por qué Youngwoon no se había
comportado como debería durante su cita.
-¿No te ha
explicado Jungsoo que Youngwoon apenas se apartó de su lado anoche? -añadió Jungmo.
Como Heechul
ni siquiera sabía que Jungsoo había estado allí, en Raccoon Glade, el golpe fue
duro por partida doble. Por otra parte, disimular sus sentimientos no era uno
de sus fuertes. Aunque intentó aparentar indiferencia en su respuesta, la
miríada de emociones que mostró su semblante dejó patente que, desde luego, no
era así como se sentía.
-Jungsoo
no es de los que hace confidencias -señaló Heechul.
-Ni
tampoco airea sus éxitos, por lo visto. Qué lástima -respondió Jungmo-. Me
encantaría saber qué les parecía tan divertido como para pasarse riendo casi
toda la velada.
-Tú puedes
decir lo que quieras, Jungmo -se apresuró a intervenir Geunsuk, intentando aún
evitar que Heechul se enojara, aunque incluso él sabía que no había nada que
hacer, después de todo lo que había revelado Jungmo-. Eso no significa que
ninguno de los dos esté pensando en casarse con él. ¿O acaso habéis olvidado
que tiene «sangre mala»?
-Bueno,
¿quién podría olvidarlo? -volvió a intervenir Jungmo en tono irónico-. Sobre
todo cuando él parece tan feliz, y tan vivo. Siendo además un rumor absurdo.
-¿Te
olvidas de quién empezó a difundirlo? -dijo Hongki en defensa de Heechul.
-No. De hecho,
recuerdo a la perfección quién fue tan malévolo como para ponerlo de nuevo en
circulación.
Al fin lo
había hecho. Había insultado a Heechul. Sin embargo, Jungmo estaba entusiasmado
de que al fin hubiera tenido el coraje de hacerlo. Y en esta ocasión Heechul
captó el mensaje, a diferencia de tantas otras veces. El vistoso rubio perdió
parte de su atractivo cuando enrojeció de rabia.
Geunsuk
sofocó un grito. Hongki estaba demasiado apabullado para articular palabra. Heechul
espetó:
-Malévolo.
¡Estás... llamándome... a mí ... !
-Oh, sí.
Por favor, monta una escena para que vuelvan a echarte de aquí por segunda vez
-lo interrumpió Jungmo con una sonrisa radiante-. Así, a lo mejor los demás
podremos volver a divertirnos.
Jungmo se
dio la vuelta para marcharse, consciente de que había cortado por completo los
lazos con el grupo, y orgulloso de haber sido capaz de hacerlo por fin. Pero Geunsuk
y Hongki le caían bien, al menos cuando no se comportaban como dos tontos
descerebrados en presencia de Heechul y, por ello, les dijo antes de marcharse:
-¿Cuándo
vais a despertar y daros cuenta de que él no es vuestro amigo? No dudaría en
apuñalaros por la espalda si creyera que con ello iba a conseguir lo que desea.
Y no tendría ningún remordimiento al hacerlo.
Jungmo se
alejó con mucha dignidad, a buen paso y con una sonrisa en los labios. Sabía
que a lo mejor tendría que hacer el equipaje y marcharse, que cualquier día
empezaría a circular algún horrendo rumor sobre él. Solo que ahora ya no le
importaba.
-Bueno, yo
nunca -bufó Hongki, incapaz de pensar en nada más apropiado que decir después
del rotundo discurso de Jungmo.
-Ni yo
-corroboró Geunsuk.
-No me
sorprende -dijo Heechul, recobrando la compostura, aunque por dentro ardía de
furia-. Después de todo, es un mentiroso. Ya lo he descubierto haciéndolo, oh,
al menos cinco veces, pero tuve la decencia
de no decir nada. Pobrecillo. Me pregunto si es superior a él. Hay
personas que no pueden evitarlo, ya sabéis.
***
-Siéntese,
Junjin. Tenemos un problema.
El escocés
se sentó en el escritorio delante de Eric y miró a su antagonista con
escepticismo, entornando los ojos. No le habla gustado que lo hubiera
«convocado». Tal como él lo veía, no había desayunado aún, no había dormido muy
bien aquella noche y, con el calor que hacía en el salón de Eric, se había
puesto a sudar en cuanto había entrado. No necesitaba más problemas.
-¿Nosotros?
-preguntó-. ¿Y cómo íbamos nosotros a tener un problema cuando lo único que nos
une es el muchacho y él está haciendo exactamente lo que le pedimos? Ha reunido
usted aquí a un enjambre de bellos jóvenes, por cierto, si quiere mi opinión.
Si yo hubiera sabido que en Inglaterra tenían tantas bellezas, a lo mejor
habría venido de visita, después de que mi amada esposa falleciera, para
encontrar otra pareja.
-Si lo
hubiera hecho, ahora tal vez no tendríamos que estar peleándonos por Youngwoon
-gruñó Eric.
-Quién
está peleándose, ¿eh? Habría jurado que por fin nos habíamos puesto de acuerdo
en cómo repartir a nuestros herederos.
-Una
solución que no me convence en absoluto. Pero no es eso de lo que quiero
hablarle -respondió Eric-. Por si no se dio cuenta anoche, Youngwoon ha
invitado por su cuenta a un tal Park Jungsoo, con quien se dedicó a
desperdiciar su tiempo durante toda la velada.
-¿El joven
bajito con unas formas muy bonitas?, pero no es lo que se diría una belleza.
Así que no se haga cruces. Al final escogerá a otro más hermoso.
Eric
suspiró y dijo con hastío:
-Desearía
que no hiciera tanto hincapié en la belleza externa. Una cara bonita no es la pareja ideal, como quedó demostrado de manera drástica con el hijo de los Kim.
-Por
supuesto que sí -dijo Junjin en total desacuerdo-. A tu pareja no tienes que
escucharla. Puedes ignorarle cuanto te plazca, pero tienes que verle siempre,
por lo que una cara bonita es preferible a una cabeza hueca.
Eric puso
los ojos en blanco, pero señaló:
-Youngwoon
no debe de ser de la misma opinión, porque está mostrando más interés por ese
joven que por cualquier otro. Bien, tal vez solo se sienta a gusto con él. Es
lo único que ha admitido, Le divierte. Si eso es todo, entonces no hay
problema.
Ante
aquello, Junjin frunció el ceño.
-Se está
usted contradiciendo, hombre. Si a usted no le importa si se casa o no con una
belleza, como no se cansa de repetir, ¿cuál es su problema con ese joven? ¿No
tiene un título que sea de su agrado?
Eric
volvió a suspirar.
-El
aspecto de Park Jungsoo no tiene nada que ver con mi preocupación, Junjin. De
hecho, a mí me parece bastante guapo.
-Entonces,
deben de ser sus credenciales a lo que usted pone objeciones.
-No. Ya
que lo menciona le diré que su bisabuelo era duque, y su abuelo conde. El padre
del joven habría heredado ese título, si hubiera sobrevivido a su padre, pero
no lo hizo. Él no necesita un título para ser adecuado en ese respecto. De hecho,
supera con creces a muchos de los jóvenes presentes. Lo que me preocupa es que
tiene dos tíos solterones muy gruñones...
Le
interrumpieron las risas de Junjin.
-Me
complace decir que ese es su problema, no el mío. Yo volveré a casa después de
la boda.
-Doy
gracias a Dios de que usted se marche -dijo Eric con un alivio patente-. Pero
también se asocia con él un rumor que surgió hace cuarenta años y que, según me
dicen, vuelve a estar en circulación.
Junjin
dejó de reírse. Se inclinó hacia delante y preguntó:
-¿Qué
clase de rumor?
-No es un
rumor al que yo haya dado nunca mucho crédito, puesto que conocí a su abuelo en
persona y sabía lo torpe que era con las armas. Casi me disparó en el pie una
de las veces que fuimos a cazar juntos, así que pudo haberse disparado
perfectamente de forma accidental y no a propósito, como afirma el rumor. Pero
su esposa era una boba que sí se quitó la vida cuando empezó a correr el rumor
de que él lo había hecho; de eso no me cabe la menor duda. No tenía los
arrestos para desmentirlo, ni para hacer frente al ridículo.
-A mí eso
no me parece nada grave -se burló Junjin.
-Ni a mí
me lo parecería, si eso fuera todo. Pero hubo una hija que hizo lo mismo, y su
hijo el padre de Jungsoo y su madre, también. ¿Va captando ya la idea, Junjin?
Cuando nuestro principal interés es tener otro heredero que dé continuidad a
nuestras dos estirpes, ¿queremos realmente exponernos a que haya algo de cierto
en la triste historia de ese joven?
-¿Sabe Youngwoon
todo eso?
-¿Cree
usted que se confía a mí? No tengo ni idea de si lo sabe o no, aunque es
posible que haya oído las habladurías. ¿Cambiaría eso en algo las cosas?
Junjin
frunció el ceño y se quedó pensativo.
-Tal vez
no. Y sin duda no las cambiaría si es usted quien se lo explica.
Eric
apretó los dientes ante aquella insinuación.
-¿No hemos
ya pasado por esto antes? Sé que le gusta pensar que el muchacho se cegaría y
obraría en contra de su sentido común solo para mortificarme, pero yo lo creo
más inteligente. No obstante, en este asunto es más probable que lo escuche a
usted. Así que averigüe si está al corriente y, si no lo está, infórmele y
déjele bien claro que el joven no es el adecuado para él.
Por una
vez, Junjin asintió en señal de acuerdo, aunque añadió esperanzado:
-Supongo
que se tratará de lo que usted dice, que él le divierte.
-En ese
caso, como ya he dicho, no habría problema, pero el mero hecho de que lord Heechul
vuelva a estar bajo mi techo...
Junjin lo
interrumpió.
-Maldita
sea...
Esta vez
fue Eric quien lo interrumpió:
-Porque
ahora es huésped de los Park, y Youngwoon los ha invitado a pesar de eso. Así
pues, una de dos: o se ha pirrado por la belleza del joven después de todo, lo
cual debería deleitarlo a usted, y ha decidido perdonar sus insultos
y casarse con él de todas formas, o va en serio con el Park. ¿Qué dice usted, Junjin?
A mí no me complace ninguna de las dos posibilidades.
-¿Y a mí?
-gruñó Junjin-. Sin duda, él se llevará una sorpresa cuando vea a quién se han
traído los Park. Supongo que no sabía quién era su huésped cuando los invitó. Y
que, cuando se entere, se deshará de todos ellos.
Ahora fue Eric
quien se echó a reír.
-Engañarse
no conduce a nada, y lo sabe. Apuesto a que Park Jungsoo se lo dijo anoche.
Puede que tenga ese funesto rumor adscrito a su familia, pero no es un cabeza
hueca y se daría cuenta de lo que implicaría traer al ex prometido de Youngwoon
a una fiesta organizada con el expreso propósito de que elija esposo.
-Uf -dijo Junjin
disgustado mientras se ponía en pie para marcharse-. Voy a buscarlo para ver
cómo están las cosas. Especular con usted, Eric, me da dolor de cabeza.
***
Youngwoon
había evitado unirse a la fiesta aquella mañana, tras la decisión que había
tomado la noche anterior. La había consultado con la almohada o, mejor dicho,
se había pasado un buen rato dando vueltas en la cama antes de enviar un
segundo mensaje al cochero, anulando el anterior. Y había añadido que debía
recoger a todos los posibles huéspedes de los Park. Después de aquello, había
conciliado el sueño enseguida. Pero aquella mañana, no se sentía tan cómodo con
su decisión y eso le estaba amargando el día.
Permitir
que Heechul volviera a entrar en su casa era un craso error, fuera cual fuese
la razón. Él lo interpretaría como una forma tácita de pedirle perdón, nada más
alejado de su propósito.
Durante
las dos semanas que duraría la fiesta, él podría hallar otras formas de verse
con Jungsoo de vez en cuando, sin que lo echaran demasiado en falta, y si se percataban
de su ausencia... Bueno, peor para ellos. Nadie le había dicho que tuviera que
pasarse las veinticuatro horas del día en Raccoon Glade. Entonces, ¿por qué no
había actuado así?
Youngwoon
lo sabía perfectamente. Que Jungsoo estuviera en la fiesta significaba poder
contar con él dieciséis horas todos los días, poder conversar con él cuando le
apeteciera y acudir en su busca cuando necesitara que lo animara o lo
aconsejara sobre la importante decisión que debía tomar en el transcurso de las
dos próximas semanas. En suma, Jungsoo estaría presente con su efecto calmante.
De ahí que él estuviera más que dispuesto a afrontar cualquier idea errónea que
se hubiera formado Heechul, la cual podría corregir con relativa facilidad.
Pero no había anticipado lo que pensarían los demás al verlo de nuevo allí,
después de que hubieran roto su compromiso.
Reparó en
ello cuando Junjin fue a verlo a su habitación para preguntarle si había
cambiado de opinión con respecto a Heechul.
Le había
resultado sencillo responder, pero luego quiso saber cuáles eran sus
intenciones con Jungsoo, y eso fue mucho más complicado. Él no tenía ninguna
intención en particular. Aunque sabía que Junjin no iba a comprender su
relación, tal y como pudo constatar.
-¿Un amigo?
-se burló Junjin-. Los hombres se hacen amigos de otros hombres, no de jóvenes
y mujeres.
-¿Por qué?
-Porque el
maldito sexo se interpone, por eso. Y si me dices que no has pensado en ello ni
una vez con ese joven, te diré que eres un mentiroso.
Youngwoon
no se ofendió, sino que lo encontró divertido.
-Entonces,
dígame que soy un mentiroso. Lo cierto es que he estado demasiado ocupado
riéndome con él como para pensar en nada más.
Junjin
volvió a burlarse; Youngwoon estaba ya seguro de su incomprensión. Era un
concepto sencillísimo, pero Junjin no veía más allá del «orden natural de las
cosas».
Aun así,
intentó explicarse:
-Considere
esto, si lo desea. Tiene usted un gran amigo que vive cerca de usted, tal vez
incluso sea su mejor amigo. Celebra una fiesta. Quiere que él esté ahí para
compartir con usted lo que promete ser un buen rato, ¿sí?
Junjin se
unió a sus especulaciones.
-Pero mi
amigo tiene otro compromiso.
-Sí, pero
es un compromiso menor que puede solventarse invitándolo también a la fiesta. Y
usted sabe que habría hecho lo mismo que yo.
-No, si el
otro «compromiso» hubiera sido un joven de lengua viperina que podría
arruinarme la fiesta, y eso sí que lo sé perfectamente.
Youngwoon
suspiró. Desde luego, aquello no podía discutírselo, puesto que suponía una
posibilidad evidente.
Pero
entonces sonrió divertido. Al menos Junjin había captado la idea.
-No se
preocupe por Heechul hasta que él nos dé motivos para hacerlo. Y no tema. Mis
intenciones con Jungsoo no van más allá de la mera amistad. Hable hoy con él y
verá por qué es agradable tenerla aquí.
Posee el don de hacerte olvidar tus problemas.
Por su
expresión, Junjin no acababa de estar muy convencido.
-Mientras
no olvides el propósito de esta fiesta.
-Ya le he
dicho que no pongo reparos a lo de encontrar esposo. Lo que no me gustan son
estas malditas prisas. Y, se lo digo en serio, si no puedo decidirme antes de
que termine esta fiesta, no quiero oír ninguna queja al respecto. No voy a
escoger a uno solo por obligación.
-No esperamos
que te enamores de golpe, muchacho -respondió Junjin, gruñón-. Eso tarda tiempo
en llegar.
-Yo no
estoy hablando de amor. Hablo de agrado. Al menos, el joven con el que me
comprometa tiene que agradarme. Hay que partir de algo, Junjin, que no sea la más
absoluta indiferencia.
-Por
supuesto que sí. Pero no vas a encontrarlo si te pasas el día con «amigos». ¿Y
cómo interpretarán eso los otros jóvenes si no saben que sois solo amigos?
Pensarán que ya has elegido y que no necesitan captar tu atención. Algunos
pueden incluso hacer las maletas y marcharse.
Youngwoon
torció el gesto. Si Junjin se lo proponía, no había quien le rebatiera.
-Pues sí.
Me tomé una noche libre y me dediqué a divertirme en lugar de a buscar esposo -dijo Youngwoon-. Hasta eso me echa en cara, ¿ no?
-No,
mientras no haya más noches como esa. Porque esta fiesta no puede durar
siempre, muchacho. Y no tendrás otra oportunidad como esta para encontrar esposo.
No había visto a tantos jóvenes reunidos bajo un mismo techo en toda mi vida. El
viejo Eric se ha esmerado mucho eligiendo a los invitados, allanándote a ti el
camino. Solo te pido que emplees mejor tu tiempo.
Youngwoon
accedió a hacerlo, pero cuando se unió a la fiesta un poco más tarde fue a Jungsoo
a quien buscaba de manera inconsciente mientras recorría las distintas
estancias. Por desgracia, se encontró con Heechul o, más bien, fue el joven quien
lo encontró a él, interponiéndose en su camino de tal forma que no tuvo más remedio que detenerse o ignorarlo sin
reparos.
Youngwoon
habría optado por lo segundo sin vacilar, puesto que el día anterior ya le
había dicho todo lo que tenía que decirle. Si no había captado el mensaje, era
su problema. Pero no estaba solo, sino con otros dos jóvenes, y él tenía en
mente su conversación con Junjin.
Los dos
eran bastante bonitos y, por lo tanto,
merecía la pena conocerlos un poco mejor, supuso él. Eso significaba que aquel
no era el momento indicado para ser grosero. No obstante, cambió de idea en
cuanto Heechul abrió la boca.
-Creo que
ya conoce a mis dos buenos amigos, Geunsuk y Hongki.
Él no
quería conocer mejor a nadie que pudiera considerarse buen amigo de Heechul. Jungsoo
era la excepción, pero él nunca había dicho que fuera amigo de Heechul; más
bien había hecho hincapié en sus obligaciones para con él.
-Desde
luego -dijo sin dedicarle una sola mirada a Heechul. Mirando a sus compañeros,
añadió antes de sortearlas-: Un placer, jóvenes, pero si me excusan, aún no he
comido.
-Es tan...
-Hongki guardó silencio mientras intentaba pensar en otra palabra que no fuera
«grosero» para describir la actitud de Youngwoon. Al fin se decidió-: ... seco,
¿verdad? -añadió mientras lo veían salir de la
sala.
-Un rasgo
escocés, imagino -dijo Heechul en tono hastiado.
De hecho,
se alegraba de que no se hubiera quedado con ellos. Lo habían visto hablando
con él. Por el momento, aquello era todo lo que le interesaba.
-¿Aceptarás
si vuelve a pedirte que te cases con él, es decir, si en esta ocasión no le
pide tu mano a tu padre? -preguntó Geunsuk.
Heechul
fingió que dedicaba tiempo a pensar en ello.
-Aún no me
he decidido. Ahora hay que tener en consideración a lord Choi, después de todo.
-Claro
-respondió Hongki-. Aún no te conoce, pero eso tiene fácil solución. Jungsoo
podría presentártelo si aún sigue con él.
El
pretendido aburrimiento de Heechul se esfumó con inusitada rapidez.
-Yo no
necesito que nadie me presente -dijo con brusquedad-. Y menos Jungsoo. Conoceré
a Choi Siwon cuando esté preparado para hacerlo; tal vez esta noche. Habéis
dicho que esta noche habrá baile en el salón.
-Sí, eso
hemos oído.
-Excelente.
Tengo un nuevo traje de noche ideal para una ocasión como esta.
-Ah, Heechul,
querido. No creo que lo de esta noche sea un baile en sentido estricto -le
advirtió Hongki-. En el campo estas cosas son mucho más informales.
-Tonterías.
Un baile es un baile, se celebre donde se celebre. Y yo quiero estar
insuperable cuando lo conozca.
Hongki
pretendió añadir algo más, pero la forma en que Geunsuk lo miró le hizo cambiar
de opinión. Heechul continuaba siendo su amigo, ellos todavía querían seguir
medrando a costa de su popularidad, pero a ninguno de los dos le había gustado
la forma en que se había vengado de Jungmo, quien también había sido su amigo.
Y la predicción de Jungmo les estaba pesando mucho, puesto que los dos veían la
facilidad con que podía llegar a cumplirse.
Así que,
si Heechul quería dar la nota aquella noche, era asunto suyo. Si después se
sentía avergonzado, también eso sería asunto suyo. Se lo habían advertido, pero
como era típico de él, Heechul no hacía caso a ninguna opinión que no fuera la
suya.
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ResponderEliminarVerdaderamente me caes mal Hee, al igual que los abuelos prejuiciosos.
ResponderEliminarSiwon te a que te espera
Parece que Hee resulto ser toda una fichita...y puede que esto de un giro,pero de que Heechul nos está cayendo mal...nos está cayendo muy mal. Y esos amigos.
ResponderEliminarApenas Kangin supo que eras amigos de Hee y se fue😂😂😂😂
Ah,como me gustaría que Siwon pretendiera a Teuk,pero solo eso.
Ahora los abuelos están en la misma página en una cosa...quieren que Kangin escoja esposo pero que no sea Teuk...esto se va a poner bueno.