Una semana
después…
Discutí
conmigo mismo todo el trayecto del pequeño viaje del hospital a su apartamento.
Sabía mejor. No había sido un enfermero practicante por mucho tiempo, solo tres
años, pero había estado inmerso en el campo medico lo suficiente para saber que
era estúpido involucrarse, con los pacientes y sus problemas y asuntos
personales.
Ninguna
lógica o entrenamiento profesional importaba contra la necesidad de saber por
qué Kyuhyun no había ido al hospital ni una vez desde el Día de Acción de
Gracias para ver a su papá.
Cho Shindong
había sido movido casi inmediatamente de la Sala de Emergencias en el nivel de
arriba donde estaba localizada la unidad de oncología, así que ya no era mi
paciente. Eso no me había detenido al final de mi turno de ir a checarlo y ver
como estaba.
El hombre
estaba tomando su pronóstico sorprendentemente bien, y yo siempre disfrutaba de
su comportamiento tranquilo. No lucía bien, él no lucía bien. Pero había notado
que nunca estaba solo. Siempre había alguien en la habitación con él cuando me
asomaba a verlo. Parecía tener un desfile interminable de tatuados y perforados
que empujaban a un lado la incomodidad de las visitas y pasaban algo de tiempo
con alguien tan enfermo para poder ofrecerle compañía y apoyo.
No era
como si yo estuviera tan ansioso por otro encuentro con el melancólico y sexy
tatuado, pero esta noche, cuando asomé mi cabeza, Heechul había estado
discutiendo con el viejo hombre.
Sabía que él
era ruidoso y con la delantera desde el momento en que le habían disparado a su
novio y casi muere en la Sala de Emergencias. Actualmente, estaba expresando su
opinión sobre el comportamiento actual de Kyuhyun. Shindong le estaba diciendo
que dejara en paz a Kyuhyun, que él arreglaría las cosas en su momento y que no
culpaba a su hijo por no estar ni una vez desde ese día.
Estaba
todo alterado, diciendo que no estaba bien, que Kyuhyun estaba actuando como un
gran bebé y que se iba a arrepentir por desperdiciar el tiempo que les quedaba
juntos considerando que el pronóstico de Shindong no era bueno. Tal vez lucía
un poco loco y sonaba algo abrasivo, pero tenía que aceptar que tenía un punto.
Me sentí
mal por espiar e iba a escabullirme de la habitación e ir a casa cuando su
próxima declaración envió escalofríos a mi espina.
—Ni
siquiera le habla a Hyukjae . No contesta el teléfono. No fue al trabajo en
toda la semana. Siwon fue a su apartamento y tocó la puerta hasta que un vecino
salió y amenazó con llamar a la policía. Le dije que debió derribar la puerta.
Creo que estaba tentado porque no obtuvo ninguna respuesta. La idea de Kyuhyun
sentado en su apartamento, lastimado, tratando de procesar todo esto por sí
solo, me rompe el corazón, Shindong. Ya no sé qué más hacer.
Me fui a
mi propio piso, le di un rápido vistazo al expediente de Cho Shindong que tenía
la información de Kyuhyun en su contacto de emergencia después de una mujer. No
estaba seguro por qué estaba tan nervioso, o tan metido en cualquiera de los
hombres Cho, especialmente considerando el sabor amargo en mi boca de mi
historia con Kyuhyun.
Amaba mi
trabajo. Me gradué primera en mi clase de la Universidad y escogí enfermería en
emergencias por el reto, el ritmo rápido, y porque sabía que quería ayudar a la
gente cuando más lo necesitara. Era un ambiente diferente, diferente tipo de
pacientes y diferentes tipos de problemas cada día. Era extremadamente hábil
para ello, completamente invertido en dar todo de mí cada día. Así que sabía
que cualquier tipo de jalón raro que tenía con este caso y la gente involucrada
en él no era algo que hubiera experimentado con ningún paciente o sus seres
queridos antes.
El tráfico
a través del centro era terrible. No había nada de nieve en el piso aún, pero
hacía frio afuera y el ajetreo y bullicio de Seúl preparándose para Navidad
causaba un desagradable embotellamiento. Sin mencionar que era sábado por la
noche, así que el apuro de todos los guerreros del fin de semana por salir y
disfrutar de su libertad hacía que una carretera de tres kilómetros te tomara
al menos media hora.
Estar
cerca de alguien de mi pasado, alguien que me recordaba al antiguo yo, solo
trajo todas esas inseguridades con las que continuaba luchando con un grado
menor ahora justo en el frente de mi mente. Especialmente cuando ese alguien
era la versión adulta del chico adolescente fuera de mi liga con quien tenía un
enamoramiento intenso y súper secreto.
A pesar de
que estaba lleno de aprensiones y dudas, manejé mi nuevo jetta a un lugar
sobre la calle frente al edificio que obviamente había sido convertido en
algunos apartamentos y salí. Lo por un segundo, tratando de convencerme de que
me ocupara de mis propios asuntos y fuera a casa.
Todavía
llevaba el uniforme del hospital, tenía mis zapatos feos. Solo tenía la sombra
en mi cara que queda después de un turno de diez horas y no sabía por qué pensé
que me abriría la puerta a mí si estaba ignorando a sus amigos y a la gente más
cercana a él.
Temblé
porque no había agarrado un abrigo y decidí que solo tenía que irme a casa o
entrar. Mi mirada se deslizó sobre un dulce Charger que estaba estacionado frente al edificio y
suspiré. Lidiaba con muerte y horribles heridas a diario. Podría manejar un
breve encuentro con un fantasma de mis recuerdos y sobrevivir al encuentro.
Entré al
encantador edificio y miré alrededor por los números en las puertas. Estaba
preparándome para tocar cuando la puerta contrario al pasillo se abrió y un
jovencito asomó la cabeza. Su mirada se deslizó sobre mí y luego sobre mi
sorprendida cara.
—¿Eres su
novio?
Su tono
era amigable, casi demasiado, y lucía como si debiera estar en portada de la revista.
Tenía abdominales que merecían un premio. Infiernos, si fuera él, estaría
caminando por ahí en pantalones de yoga en el congelado diciembre también.
—Uh… no.
—Me acabo
de mudar. Ha habido alguien golpeando la puerta cada cinco minutos en la última
semana. Me vuelve loco. Vi al chico que vive ahí. Está buenísimo. Sigo
esperando a que un jovencito o chica aparezca y lo reclame. Pensé que podrías
ser tú, por cierto, soy Leeteuk.
Asentí e
incliné mi cabeza a un lado. Todos los hombres deben sentirse tan suertudos en
el departamento del nuevo vecino. Apuesto a que Kyuhyun lo amaría… bueno, una
vez que saliera de su trance.
—Soy solo
un amigo. Pensé en venir a checarlo. Soy Sungmin.
Rio un
poco y sacudió su cabeza, moviendo su cabello castaño oscuro como solo las
modelos de champú lo hacían en los comerciales.
—Parece
ser el tema de la semana checar al sexy chico de al lado. Eso y hombres súper
calientes. Juro que todos sus amigos son hermosos. No tiraría a ninguno de los
que he visto fuera de mi cama. Incluso el chico realmente grande con esa
actitud y la cicatriz. Daba miedo como el infierno, pero era malditamente sexy.
Estaba
poniéndome incómodo. Era increíble con extraños cuando estaban sangrando y
necesitaban mi ayuda, pero este tipo de interacción estaba fuera de mi casilla
incluso si estaba de acuerdo con él en que Kyuhyun tenía los amigos con más
altos niveles de sensualidad.
No conocía
bien a este joven para divulgar cualquiera de sus puntos de vista, no que
estuviera cómodo haciendo esto incluso si no fuera un extraño.
Toqué la
puerta más por la desesperación de alejarme de él y su curiosa mirada que para
ver si Kyuhyun respondía.
Por
supuesto que no lo hizo y me sentí como un idiota. Cambié incomodo de un pie a
otro y traté de tocar de nuevo.
—Buena
suerte. No le ha abierto a nadie más. —Sonó entretenido y miré rojo. Nunca me
quitaré el sentimiento de que estaba siendo el blanco de la broma de alguien.
Me hacía sentir algo enfermo del estómago, más por la manera en la que él
lucía.
Estaba
levantando mi mano para tocar una última vez cuando de repente la puerta se
abrió y estaba de frente con un casi desnudo, ceñudo y obviamente borracho Cho Kyuhyun.
Esos increíbles ojos parpadearon lentamente hacía mí y dejé escapar un inseguro
jadeo mientras él agarraba mi mano que aún tenía levantada para tocar y me
atraía hacia él.
—Debes
tener el toque suertudo, Pelirrojo. Bien por ti. —La voz entre risas del vecino
me siguió al apartamento mientras Kyuhyun caminaba inestablemente hacia atrás,
llevándome con él.
Estrelló
la puerta detrás de mí con un ruido sordo y trató de concentrarse en mí con sus
ojos inyectados en sangre. Olía a alcohol, a humo de cigarro y no pude evitar
arrugar mi nariz con disgusto. Podría manejarme físicamente. Era un requisito
de trabajo en la Sala de Emergencias, pero en el momento en el que él pareció
algo salvaje tuve que admitir que su presencia ceñuda y refunfuñada era un poco
amenazante.
Aún en su
estado revuelto y ebrio estaba en buena forma. Obviamente se cuidaba bastante
bien a pesar de matar su hígado y ese horrible hábito de fumar.
Creo que
fue el hecho de que todo lo que tenía puesto era un par de cortos bóxers negros
revelando que no había ni una parte de su piel expuesta que no tuviera algún
tipo de diseño tatuado sobre ella lo que me hacía sentir un poco abrumado.
Me
gustaban los tatuajes, tenía algunos propios, pero la dedicación de Kyuhyun por
decorar su cuerpo estaba en un nivel completamente diferente. O sea, no estaba
sorprendido por la cantidad de obras de arte que lucía teniendo en cuenta que
tenía esas brillantes flamas en su cabeza y un aro en el centro de su nariz.
Todo fue
diseñado para dejar claro algo, para proclamar que no tenía que vivir bajo las
reglas de nadie sino solo las de él, lo que supuse que estaba bien y funcionaba
para él, pero era mucho que aceptar para mí cuando ya lo consideraba un peligro
y una especie de idiota.
Me
rehusaba a admitir que estaba checándolo abiertamente. No podía evitarlo. No
tenía ropa, fornido y magnifico, incluso si todo eso estaba bajo kilómetros de
tinta.
—Ordené
una pizza.
Lo miré y
pregunté cómo tonto:
—¿Qué?
—Pensé que
eras el repartidor de pizza, pero no lo
eres.
Se
tambaleó unos pasos hacia atrás, agarró el respaldo del sillón, y como que se
deslizo hacia abajo hasta que estaba sentado sobre el piso frente a mí. Sacó
sus largas piernas frente a él y se frotó los ojos llorosos con los nudillos de
sus manos. ¿Qué demonios estaba pasando ahora mismo? Era como si se hubiera
doblado sobre sí mismo justo frente a mis ojos. Estaba desapareciendo dentro de
él mismo.
—¿Estás
bien, Kyuhyun? Mucha gente está preocupada por ti.
Rio de una
manera que sonó tan rota, tan irregular, que la sentí raspar a través de mi
piel, dejándome la piel de gallina a su paso.
—No.
No estaba
siguiendo su arrastrado o roto lado de la conversación, quizá porque estaba
totalmente distraído por su torso desnudo.
—¿No, qué?
—Tuve que hacer un esfuerzo real para tratar de seguir sus adiciones dispersas
a nuestra entrecortada conversación.
Echó su
cabeza hacia atrás para poder mirarme. Las flamas sobre sus orejas estaban
conectadas con más tatuajes de flamas que se curvaban sobre sus hombros y en la
parte frontal de su pecho. Culpablemente quería ver a que estaban conectadas en
la parte trasera. También tenía lo que parecía ser algún tipo de alas
intricadas tatuadas que cubrían toda su caja torácica, ambos lados de su
estómago, y desaparecían en el frente de sus bóxers sobre cada lado de su
ombligo. No podía siquiera imaginar lo mucho que dolió, pero el arte del
tatuaje era impresionante en su enormidad y detalle y también lo era el cuerpo
en el que vivía.
—No, no
estoy bien.
Soplé una
respiración y me agaché para poder estar más a su nivel. Su mirada me siguió
mientras bajaba en cuclillas.
—Necesitas
hablar con alguien, familia, tus amigos o tal vez una pareja. Esta no es una
buena situación para nadie, Kyuhyun, y beber y fumar una cajetilla al día no
lo va a hacer mejor. Necesitas ser fuerte por tu papá, pero también necesitas
ser fuerte por ti. Parece que tienes un buen de gente en la que apoyarte, han
estado entra y sale de la habitación de hospital toda la semana. Créeme, esta
no es una batalla que quieras pelear por ti solo.
Tiró su
cabeza hacia atrás hasta que golpeó con el cuero del sillón. Apretó sus ojos,
cerrándolos. Jaló sus piernas hacia arriba y apretó los puños en la cima de
cada rodilla.
—Hasta
hace unos días, pensaba que mi padre se había alejado de mi cuando era solo un
bebé. Mi mamá me dijo que era un hombre perezoso, que no tenía ningún interés
en ser un esposo o un padre, así que cada que ese imbécil de mi padrastro me
decía mierda, me decía que era basura, trataba de ponerme bajo su pulgar y
controlarme, me dije a mi mismo que era genial porque mi mamá se merecía buenas
cosas, un tipo para cuidarla ya que mi papá era un imbécil. Solo que ese es un estúpido crítico y superficial y
básicamente la forzó a escoger entre él o yo. Ella lo escogió a él, a pesar de
que mi papá estaba en el mismo puto estado todo este tiempo y nunca abandonó a
nadie.
Se rio de
nuevo de esa forma que me hizo doler por él, y no pude evitar alcanzar uno de
sus puños cerrados y poner mi mano en él. Podía sentir la tensión y la
disonancia arrastrándose sobre él.
—Resulta
que el único adulto que se preocupó, que alguna vez me mostró que valía de la
forma en la que era, jodidamente me mintió mi maldita vida entera. Shindong me
recogió cuando mi mamá me sacó. Él casi me crio, me enseñó a tatuar, me dio un
futuro y me enseñó cómo ser un hombre. Entré a ese hospital, lo miré y me
pregunté cómo me había perdido lo que había estado frente a mis ojos todo este
tiempo.
Gruñó y
dejó que sus ojos se cerraran de nuevo. Lo estaba siguiendo lo mejor que podía
con su historia, pero estaba algo perdido. Sentí como si hubiera alguien más a
quien debería estar contando esta historia, pero por cualquier razón, yo fui al
que dejó entrar, ambas, figurativa y literalmente.
¿Él no
había sabido que Shindong era su padre hasta la otra noche? Eso era algo grande
y tan difícil de superar como el hecho de que al que amaba estaba en una
enfermedad terminal. No había duda de porque estaba hecho un desastre. No podía
culparlo.
—Se ve
como si estuviera muriendo… tan malditamente enfermo, y me llamó hijo. Por
veinticinco años lo llamé Tío Shindong y ahora que tal vez no vaya a estar por
mucho tiempo, tiene las agallas de llamarme hijo. Crecí pensando que no era lo
suficientemente bueno para nadie. No para mi mamá, no para ese pedazo de mierda
con el que se casó, no para mi papá que no pudo siquiera molestarse en ver en
qué tipo de chico me convertiría… solo Shindong me hizo sentir como que valía
un carajo, y ahora ni siquiera sé qué hacer con algo de esta mierda. ¿Por qué
no me dijo? De todas maneras, fue más como mi papá que mi tío todo este tiempo.
Suspiré
porque estaba yendo en círculos y podía ver que entre más rápido iba, se sentía
peor. Puse mi otra mano sobre la suya y me incliné hacia adelante.
—No lo sé,
Kyuhyun. Lo que sí sé es que la única persona que pueda responder tus preguntas
está enfermo y tan lastimado como tú. Y sé
que ambos obviamente se necesitan en estos momentos. Este es tiempo
desperdiciado que nunca recuperarás. Lo veo cada día, y vivirás
arrepentido si no lo superas y vas
a verlo.
Estaba
borracho, obviamente angustiado y no pensando con claridad. Dudaba que recordara
mucho de está platica de corazón a corazón cuando se recuperara, pero
simplemente había una molesta parte de mí que quería tratar y hacer su dolorosa
situación más manejable para él. Pensé que todavía lo odiaba, pero justo ahora,
solo me sentía mal por él.
Jadeé un
poco en sorpresa cuando sus dos manos abiertas de repente se apoderaron de mi
rostro. Sus manos eran un poco duras, pero su toque era suave mientas sus ojos
de repente brillaron de un bígaro a un intenso índigo oscuro. Sus parpados
cayeron, y su errática respiración se desaceleró, haciendo que esas flamas
bailaran a través de sus hombros y pectorales como si estuvieran vivas.
—Eres
realmente hermoso, Sungmin.
Estreché
mis ojos hacia él y levanté mis manos para envolverlas alrededor de sus
muñecas. Estaba en la punta de mi lengua recordarle que no siempre había
pensado eso, de hecho, si mis recuerdos eran correctos, él había dicho que
tendría que poner una cabeza sobre mi cabeza para que se interesara en pasar
cualquier tipo de intimidad en mi ofensiva presencia. Aún sentía la quemadura
mientras el recuerdo pasaba detrás de mis ojos.
—Solo
quiero ayudar.
—Estás
ayudando.
No era
cierto. No debí haber venido. Él no era mi problema. Con lo que estaba luchando
y cualquier complicación familiar en la que estaba no tenía nada que ver
conmigo, pero era como si tuviera diecisiete años de nuevo y no pudiera negar
que había algo sobre él que me agarraba, que jalaba las hebras demasiado
sensibles de mi corazón.
Suspiré y
sonreí apretadamente.
—No, no estoy
ayudando. Necesitas dejar que la gente que te ama, que se preocupa por ti, te
ayude con esto. Es una pesada carga para tratar de balancearla solo.
Especialmente encima de todo con tus padres. Estarás bien, Kyuhyun. Lo verás.
Sus ojos
se pusieron incluso más oscuros, y era como si estuviera viendo la medianoche
caer sobre el cielo. Me estaba balanceando en la punta de mis pies, y él tenía
un firme agarre sobre mi rostro así que cuando de repente me jaló hacia
adelante estaba sorprendido y fuera de balance. Tuve que soltar sus muñecas
para atraparme mientras caía hacia adelante, y maldije el calor saliendo de su
piel desnuda cuando mis palmas aterrizaron sobre la suavidad de su desnudo
pecho y fue suficiente para fundirme con él por siempre.
Iba a
preguntarle qué demonios pensaba que estaba haciendo. Iba a decirle que había
venido más por el bien de su padre que por el de él. Iba a decirle que era el
último hombre sobre la tierra que dejaría que pusiera sus manos sobre mí.
Una de sus
manos se deslizo a la nunca de mi cuello y bruscamente me jaló hacia adelante
hasta que estuvimos pecho a pecho, boca a boca y yo pegado a la parte desnuda
de su pecho, empujé inútilmente sus hombros, traté de liberarme, pero él era
demasiado fuerte, tenía un buen agarre sobre mi cabello, y si iba a ser
completamente honesto, incluso borracho y descuidado besaba increíblemente así
que mi esfuerzo para alejarme pudo haber sido poco entusiasta.
Había pasado
una buena porción de mi último año en secundaria preguntándome como sería besar
a Kyuhyun Cho. Por supuesto, en mis fantasías usualmente había velas, suave
música y él estando locamente enamorado de mí mientras yo me reía de él y le
decía que no había ni una oportunidad en el infierno de que tuviera una
oportunidad conmigo. No sería del destino restregarme en la cara que a pensar
que él particularmente no me importaba, no pensé que hubiera una situación o
alguna circunstancia en el mundo entero donde le permitiera poner sus manos
sobre mí… que tan pronto como se hicieron las pruebas en esas creencias, me
derribé como el Muro de Berlin.
Sus labios
estaban un poco secos, su piel áspera por no haberse afeitado en muchos días y
cuando movió su cabeza solo una fracción para pasar su lengua a lo largo de la
comisura de mis labios, me rehusé y sentí el ligero toque del metal contra mi
labio superior de ese aro en el centro de su nariz. Pensé que sería raro, pero
me hizo temblar, y cuando jaló mi cabello lo suficientemente fuerte para
hacerme jadear un respiro de dolor, consiguió la entrada que necesitaba y
rápidamente pasé de indignado y molesto a algo blando y extraño que hizo
acelerar mi ritmo cardiaco y aletear mi pulso bruscamente bajo mi piel.
Hombre,
podía besar. Tenía esta intención, como si lo que sea que estuviera pasando
entre mi boca y la suya fuera de alguna forma la única cosa que le importaba en
el mundo entero justo ahora.
Uno de
nosotros gruñó y el otro suspiró pesadamente, y justo cuando estaba a punto de
olvidarme de mi mismo, de olvidar por qué estaba aquí y quien era este tatuado
e inconsolable chico para mí y hacer algo idiota e imperdonable, hubo un golpe
en la puerta que hizo que los dos nos alejáramos. Su mirada era salvaje y
nebulosa con una mezcla de pasión y confusión. Me jalé hacia atrás y salté como
si el fuego que estaba tatuado sobre él fuera real y en realidad pudiera
chamuscarme.
Estaba
respirando pesadamente y sentí como si quisiera patearlo o tirarme encima de él
y besarlo de nuevo.
—Su pizza
está aquí.
Solo me
miró como si hubiera aterrizado de otro planeta. Pasó su lengua por la húmeda
curva de su labio inferior y me levantó una ceja, como si estuviera retándome a
decir algo, como si estuviera saboreando el sabor que había dejado en él.
Lo fulminé
con la mirada y me giré sobre mis talones y caminé hacia la puerta. Debí haber
escuchado a mi instinto que me había gritado tan fuerte como pudo que solo
dejara las cosas como estaban
—Sabes
cómo al piso de un bar que no ha sido limpiado en un mes.
Agarré la
cajetilla de cigarrillos medio llena que tenía en la barra de desayuno que
dividía la cocina de la sala y ondeé la caja hacia él sobre mi hombro.
—Te dije
que necesitabas dejarlo. Deja de actuar como un niño berrinchudo. Sí, que la
gente que amas no sea honesta apesta, pero ahora eres un adulto, así que lidia
con ello de acuerdo a eso. Dijiste que tu tío te aceptó, creyó en ti, te enseño
un oficio que claramente amas, así que concéntrate en lo que hizo y no en lo
que no hizo porque no sabes cuánto tiempo más tengas con él. Sé un hombre, Kyuhyun.
Es la manera como se lidia con las cosas que más nos duelen lo que nos define.
Abrí la
puerta justo cuando el chico de la pizza estaba preparándose para tocar de
nuevo y me deslicé a su alrededor. Escuche un arrastre de cuerpos, voces de
hombre hablando y estaba casi fuera de la puerta cuando escuche la sensual voz
del vecino.
—Cariño,
si vas a tener tanto tráfico a diario, necesitas invertir en un timbre.
Me detuve
el tiempo suficiente para mirar sobre mi hombro. Ambos, Kyuhyun y el chico
repartidor estaban mirándolo. Puse mis ojos en blanco. Kyuhyun movió su mirada
en mi dirección y luego de vuelta al joven vecino.
—¿Exactamente
quién eres? —Sonaba menos disperso.
—Soy tu
nuevo vecino.
Lo escuché
reír y me hizo apretar mis dientes mientras salía por la puerta.
—Bienvenido
al vecindario. —No necesitaba verlo para saber que le estaba sonriendo.
No debería
revolver mis entrañas. No debería hacer que quisiera jalar todo su fabuloso
cabello de su cabeza y darle un rodillazo a Kyuhyun en las bolas tan duro que
sus futuros nietos caminarían con una cojera, pero lo hacía y eso era algo en
lo que absolutamente no quería pensar. Ni ahora, ni nunca.
Querido Min no pienses que el beso fue culpa de la borrachera prolongada, ahí hay más cosas de fondo.
ResponderEliminarKyu sería momento que vayas sacando la cabeza del pozo y hagas frente a los acontecimientos, por más que te escondan no van a desaparecer.
Vecino hot tengo un muchacho para presentarle más específicamente un trabajador de bar.
me encanto que Min le hable asi... Es la manera de como se lidia con las cosas que mas os duelen lo que nos define ... muy cierto
ResponderEliminarLa cosa es...que cuando el destino se entromete,lo jace de verdad.
ResponderEliminarMin estuvo esquivando a Kyuhyun en la escuela y esperando wl día para irse de la ciudad,cua do lo jace no lo ve,y no lo ha visto desde hace 3 años que es enfermero,solo hasta que Siwon tiene que ir al hospital y se encuentran.
Luego Min es testigo del co ficto emocional que esta Kyuhyun y va a verlo...me encantó que le haya dicho sus cosas,así Kyuhyun puede pensar bien y hacer las cosas que debe hacer con respecto a Shin...no desperdiciar el tiempo.
Oooohhhh Kyuhyun lo beso...con ese aliento asqueroso de seguro pero..beso al fin y alcabo *0*