Mona los sintió,
a Junjin y sus lobos. Sabía que no los escucharía. Eran cazadores y, como
tales, vendrían silenciosamente, buscando el golpe mortal. Llegaban demasiado
tarde. Jungsoo había caído hacía rato y su carne pálida testificaba su
perdición. La entrada del velo se hacía más grande mientras la sangre de Jungsoo
la alimentaba.
—Resulta que
después de todo no voy a necesitarte. —Se volteó hacia Ainsel—. El rey se ha
suicidado. No necesitas preocuparte en capturarlo.
Ainsel
retrocedió, permitiendo lentamente que el bosque se lo tragara. Había sentido a
los lobos, había sentido su intención y quería estar tan lejos como pudiera
para cuando la batalla comenzara.
Mona elevó sus
manos y miró al cielo.
“Agua, tierra,
aire, y fuego. Escúchenme ahora, cumplan mi deseo.”
Llamó a la
lluvia, los truenos y relámpagos, y los cielos se abrieron. Un trueno sacudió
la tierra y el relámpago iluminó el oscuro cielo, cayendo sobre el bosque.
Observó mientras
la naturaleza hacía su voluntad. No sería suficiente. Llamó a los pájaros para
que siguieran sus órdenes. La sangre de las muchas bestias que convocarían
estaba pintada sobre su ropa, como la presencia de la sangre que se requiere a
menudo para controlar la mente de tales criaturas. Hizo su voluntad, demandando
que los Trolls salieran de su escondite. Llamó a los duendes y, a pesar de que
sabía que Ainsel no vendría, había algunos de su especie con corazones negros
que responderían su llamado con mucho gusto.
De repente, hubo
un destello cegador. Cuando la visión de Mona se aclaró, una mujer estaba
parada frente a ella.
—Tú eres la Fae
que ha traicionado a su gente. —Mona sonrió.
—Dambi y los
sanadores se moverán detrás de los guerreros —le dijo Lorella.
—¿Guerreros?
—Mona frunció el ceño—. ¿Qué guerreros?
—¿No mencioné
esos? —Lorella parecía petulante—. Los brujos y Elfos han venido a unirse a la
fiesta.
—¿Es ésta toda la
ayuda que estás proporcionando?
Lorella sacó tres
piedras de su bolsillo.
—He debilitado a
mi hermana significativamente. No tiene todas las piedras Fae. Si eso no es
suficiente para darte una ligera ventaja, entonces no eres tan poderosa como
dices serlo.
Antes de que Mona
pudiera responder, la Fae se había ido.
—Cobarde —gruñó
Mona.
Mona sintió el
poder de la manada rodeándola mientras se acercaban. Cerró sus ojos y sostuvo
sus manos en el aire. Habló en voz baja, llamando su poder. Sonrió cuando
sintió el calor del fuego que ardía. No era real, pero los lobos dudarían y
algunas veces eso era todo lo que necesitaba para tener el sartén por el mango.
Junjin observó
como las manadas se separaban y se movían sigilosamente a través de los
árboles. Se desplegaron fuera y alrededor, creando un gran círculo. Casi como
si fuera coreografiado, cada otro lobo se volteó para mirar hacia afuera,
creando protección de ataque que ya se estaba dirigiendo en su dirección.
Podían sentir el suelo retumbando bajo sus patas.
Dambi y los otros
Fae se las habían arreglado para minimizar el efecto de la influencia de Mona
sobre la tormenta. Habían frenado el viento cuando los lobos habían comenzado a
ser arrastrados hacia atrás como si el viento tuviera manos y los estuviera
jalando por sus piernas. La lluvia había nublado su visión, la voz de Dambi se
había alzado sobre ella, y había frenado el aguacero.
Junjin había
anticipado el ataque de los esbirros de Mona y él y los otros Alfas habían
decidido que cada cinco lobos continuarían moviéndose hacia Mona con tres de
las Fae y diez Elfos. El resto se quedaría y mantendría el perímetro. Si los
demonios eran liberados, entonces había posibilidades de que ninguno
sobreviviera. Su única esperanza era que ellos llegaran a Mona antes de que Jungsoo
completara su tarea. Si no lo hacían, él tendría que abrirlo o sufrir las
consecuencias de un juramento de sangre.
Hyukjae se movió
hacia delante, alejándose de los lobos que se quedarían atrás y defenderían el
borde de sus manadas. Hizo contacto visual con cada lobo que pudo ver, quienes
se movieron hacia delante con él. Mientras se acercaban, pudo sentir el poder
de la bruja empujándolo, urgiéndolo a dar vuelta y correr.
Apuraron su ritmo
mientras luchaban con el hechizo y se detuvieron cuando sintieron el calor del
fuego y luego vieron la pared de llamas que los separaba de su presa. Se paseó
sin descanso, buscando una manera de atravesarla.
Los lobos a su
alrededor gruñeron y ladraron, frustrados al verse atrapados.
—¡Es una ilusión!
—Hyukjae se volteó para ver al líder del Consejo Fae, corriendo hacia ellos. Otros
Fae iban justo tras de él. Se abrieron a la derecha y e izquierda para unirse al
círculo de lobos parados frente al fuego.
El Fae caminó
hacia el fuego hasta que sus manos estuvieron tocándolo. Sus labios se
movieron, pero Hyukjae fue incapaz de escuchar sus palabras. Las llamas
comenzaron a disiparse y justo cuando parecía que iban a desaparecer por
completo, las llamas saltaron incluso más alto. Luego, como si fuera una
serpiente moviéndose en el fuego, comenzó a ir por el bosque, enredándose
alrededor de cada lobo. Los lobos aullaron y saltaron de pata en pata mientras
las llamas se cerraban entorno a ellos.
—¡NO ES REAL! —La
voz colectiva de los Fae llegó a través de las crepitantes llamas.
El lobo de Hyukjae
no quería creerles porque las llamas lucían demasiado reales. Pero, luego
recordó cuando habían corrido en el bosque con sus compañeros en sus espaldas.
Mona había tratado de usar las llamas ahí también. Su mente se recompuso, se
lanzó a través del fuego y emergió en el otro lado.
El Fae asintió y
comenzó a moverse de nuevo hacia delante. Hyukjae hizo un llamado y un envió su
poder para atraer a los lobos al otro lado, momentos después aterrizaron juntos
y enojados de entre las llamas. El enojo hervía en su sangre y los instó a
seguir hacia delante.
Kangin observó
cuando los Trolls se apresuraron por el bosque, algunos lo suficientemente
largos como para derribar pequeños árboles, como si fueran palillos de dientes.
Sus dientes se desplegaron mientras gruñía y decidía la manera más efectiva de
acabar con ellos.
«Sujeta sus
tobillos, no serán capaces de levantarse», le dijo a Teuk.
«Entendido»,
respondió él mientras se agazapaba en cuclillas, listo para levantarse tan
pronto los Trolls se acercaran.
Kangin vio a su
padre lanzarse hacia delante y esa fue su señal. También corrió hacia delante,
yendo debajo del primer Troll que alcanzó, y golpeando el tobillo del Troll,
desgarrando el tendón. Éste se sostuvo de una pierna. Teuk, quien había estado
dando vueltas alrededor del Troll, se lanzó hacia delante ahora para desgarrar
el tendón del otro tobillo. El Troll golpeó el piso con un poderoso estruendo. Kangin
corrió rápidamente y fue a su garganta, desgarrando la artería. La sangré salió
a borbotones, salpicando el pelaje oscuro de Kangin. Su lobo aulló por el
primer asesinato y los otros respondieron. Se volteó para ver a Teuk batallando
un Troll más pequeño que ya había hecho un corte en su flanco. Teuk trató de
saltar a un lado, pero el enorme puño del Troll lo atrapó. Fue lanzado hacia
atrás y se estrelló contra un árbol.
Kangin voló por
el aire, aterrizando sobre la espalda del Troll. Enterró sus garras en la piel
gruesa del Troll, triturando la carne. Teuk se puso de pie y maniobró para
llegar al lado del Troll, quien estaba concentrado en quitar a Kangin de su
espalda. Llego a las talones del mismo justo como Kangin le había dicho y en
dos rápidos movimientos, desgarró los tendones. Kangin saltó de la espalda del
Troll y se estrelló contra el suelo. Teuk se movió para llegar a su cuello,
pero Kangin lo empujó a un lado y lo hizo él mismo. Lo llevó hacia otro grupo
de lobos que combatían varios Trolls al mismo tiempo y se unieron a la pelea.
Dambi miró
alrededor del campo de batalla mientras más Trolls llegaban. Preguntándose por
qué no estaban llenos de flechas, miró hacia los Elfos. Cada Elfo estaba centrado
en el cielo, disparando flecha tras flecha en el aire.
Dispersos entre
las nubes y lluvia, había grandes aves de rapiña. Los Elfos las estaban
derribando tan rápido como podían. Los brujos se unieron a los lobos
combatiendo a los Trolls. En todas partes hombres, monstruos y bestias se
destruían furiosamente el uno al otro. A pesar del trabajo en equipo, los lobos
y los brujos resultaron heridos en los enfrentamientos.
—Ryeowook, tú y Donghae
van a tener que ir a atender a los heridos —gritó Dambi, entregándole algunas
ropas que había traído sabiendo que Ryeowook correría en el campo de batalla en
su forma de lobo—. ¡Ahí! —Señaló a un lobo yaciendo sobre su costado—. Te cubro
la espalda. —Se volteó a una Donghae con los ojos abiertos— . Tú ve en esa
dirección; Hee te protegerá. Recuerda: solo sana lo que sea necesario para que
puedan estar de pie de nuevo. Guarda tu fuerza. No gastes tiempo en esos que no
son salvables.
Temblando, Donghae
se fue, buscando en el piso a lobos heridos. No estaba seguro de lo que podría
hacer por cualquier brujo caído, pero había decidido que iba a tratar de
curarlos tan bien como pudiera. Hee se quedó a lado, asegurándose de que ningún
Troll se acercara. Donghae encontró al primero yaciendo sobre su costado, tenía
un desagradable corte muy profundo para que sanara rápido por sí mismo. Avanzó
hacia delante y trató de irradiar paz con el fin de no asustar al lobo.
—Voy a tocarte.
Si te quedas quieto, esto será bastante rápido —le dijo al lobo.
Él lo miró con brillantes
ojos, y luego bajó su cabeza. Donghae tomó eso como el permiso para comenzar.
Puso sus manos
sobre él y cerró los ojos. Mandó su espíritu dentro de su cuerpo, buscando la
herida y sanándola de adentro hacia afuera. Cuando quitó sus manos, la herida
había sanado completamente.
Se levantó un
poco tambaleante y Hee presionó su largo cuerpo contra Donghae para
estabilizarlo. El lobo se puso de pie y se agachó, verificando, luego se volteó
hacia él e inclinó su cabeza. Heechul inclinó la suya en respuesta, y luego
observó como él se arrojaba de nuevo a la palestra.
Donghae gritó
cuando Hee de repente lo empujó hacia delante y se lanzó a su lado. Donghae se
estrelló en sus rodillas y dio un respingo mientras sentía sus pantalones se
desgarraban. Un estruendo hizo eco en sus oídos mientras un largo árbol
aterrizaba donde había estado parado. Se volteó y miró a su amigo.
—Eres el mejor
—dijo sin aliento.
Hee le dio un
golpecito y una sonrisa lobuna. A lo que Donghae sacudió su cabeza.
—No es genial, Hee.
Mirando al
bosque, comenzaron a moverse hacia los lobos heridos.
Siwon se movía
con rapidez, saltando sobre arbustos y árboles mientras perseguía a los duendes
que los otros no se habían dado cuenta que se habían unido a la mezcla. Su lobo
estaba disfrutando la caza, disfrutando del deporte de perseguir algo tan
rápido y astuto. Casi odiaba terminar la persecución al matarlos. Rodeó un
largo árbol, justo en los talones de un duende particularmente rápido y se
detuvo abruptamente cuando vio a su compañero corriendo a través del campo de
batalla siguiendo a un Donghae que se veía muy agotado.
«¿Qué diablos estás haciendo?» Le gruñó.
«B, este
no es el momento de ser un gruñón porque yo esté aquí. Estoy protegiendo a Donghae
mientras sana a los lobos heridos».
«No estás en forma para pelear».
«Claro que lo estoy. Estoy en mi forma de
lobo. Soy una máquina de combate». Trató de bromear, para aligerar el
momento.
«Estás embarazado». La ira y miedo de Siwon
ascendían mientras corría hacia él, esquivando Trolls y árboles.
«¿Lo estoy? Maldición, casi lo olvido. No
importa lo que sea si tú mueres, así que al menos ayúdame».
«Bueno, es obvio que no puedo detenerte, así
que supongo que no tengo otra opción». El dolor en su voz hizo que Hee se
sintiera como la mierda.
Sabía que lo
había hecho sentir impotente al querer protegerlo, y no quería eso.
«Estaré bien, cariño», trató de
asegurarle.
Siwon continuó
yendo hacia él y cuando lo alcanzó, le mordisqueó el hocico y gruñó. Heechul
bajó su cabeza, pero lo acarició antes de que pudiera caer al suelo en
sumisión.
«Quédate a mi lado», le dijo. Heechul tomó
lugar junto a él frente a Donghae y juntos siguieron a Donghae de un guerrero
herido a otro. Todo parecía ir sin problemas, Siwon derrotando varios Trolls
pequeños, y él y Hee derribaron a un grande.
Hee debió haber
sabido que las cosas iban demasiado bien. Sus cabezas se giraron al escuchar a Donghae
gritar.
—¡HYUKJAE! —Y se
echó a correr a toda velocidad antes de que ellos pudieran dar un paso.
«¡VE!» Le gritó Siwon. Hee obedeció,
corriendo inmediatamente detrás del sanador. Siwon estaba sobre sus talones.
Dambi vio a los
tres echar a correr.
—¡Ryeowook,
vamos! —le gritó al sanador y fue detrás de Siwon y Hee.
Hyukjae, Donghwa,
Yunho, Yesung y Sihyuk fueron los únicos lobos de su manada que reconoció
mientras se acercaban a Mona. Finalmente podían verla. Estaba parada detrás de Jungsoo,
el Rey Hechicero quien estaba de rodillas en una piscina de su propia sangre. Hyukjae
podía ver que un río de sangre se había formado y circulaba hacia una grieta
negra que estaba haciendo estragos en el ámbito humano. Hyukjae podía ver
formas retorcidas a través de la entrada, brazos y piernas grotescas, ojos
rojos y dientes afilados. Se sacudió la sensación de manos grasosas rozando su
cuerpo y gruñó cuando Mona se volteó para encararlos.
—¡Bienvenidos! Me
alegra tanto que hayan podido venir. Por favor, vengan a la primera fila. Al
menos eso hará su muerte más rápida. —Mona sonrió como si estuviera invitando a
viejos amigos a su hogar. Los lobos continuaron caminando hacia delante
mientras los Elfos se quedaban un poco más allá de su vista, con los arcos
listos. Sus armas eran las únicas capaces de matar demonios, así que estarían
listos cuando el velo finalmente se abriera.
Las orejas de Hyukjae
bajaron y sus labios se retrajeron mostrando sus dientes perversamente
afilados. Se agachó a medida que avanzaba. Yesung, Yunho y los otros lobos se
movieron junto con él. Mona intentó mantener a todos en su línea de visión,
pero había sido arrogante, o al menos eso es lo que los lobos agazapados
pensaban.
Yesung embistió
en primer lugar, pero sus dientes solo llegaron al final de su capa antes que
su mano se extendiera y lo enviará a estrellarse contra un árbol. Hyukjae había
comenzado su embestida antes de que Yesung llegara a Mona y logró hundir sus
dientes en su pierna. Cada lobo se abalanzó inmediatamente después del otro,
sin darle la oportunidad de reagruparse.
Presionó su mano
contra el costado de Hyukjae y éste sintió un pulso de electricidad entrar en
su cuerpo. Gritó y cayó completamente, incapaz de mantener su agarre. Sintió su
corazón trastabillar de la conmoción y tuvo que concentrarse para no perder el
conocimiento. No se dio cuenta que había empujado del poder curativo de su
compañero para calmar su corazón electrizado, hasta que oyó su grito.
Negó con su
cabeza y recobró su orientación. Miró hacia arriba y vio que los lobos
continuaban su asalto, uno tras otro embistiendo, algunos dejando su huella, otros siendo lanzados de vuelta
antes de que pudieran llegar a ella. Hyukjae se dio la vuelta cuando sintió una
oleada de poder surgir disparada más allá de él.
La gran forma de Siwon
corrió directamente hacia la bruja. La atención de ella estaba centrada en otro
lugar por lo que no se dio cuenta de que tenía un nuevo enemigo hasta que la
enorme cabeza de Siwon estaba en su estómago, haciéndola caer al suelo. Trató
de ir por su garganta, pero lo atacó con un estallido de fuerza salvaje. Siwon
aterrizó sobre su espalda a varios metros de distancia. Se puso de pie,
poniéndose en cuclillas, gruñendo y rodeándola.
Donghae irrumpió
a través de los árboles con Hee, Dambi y Ryeowook justo detrás de él. Corrió
directamente hasta Hyukjae y pasó sus manos por encima de él.
«Estoy bien, ojos marrones», le aseguró.
«Sentí que tu corazón se detenía». Sus
manos temblaban mientras pasaban a través de su piel.
«Me salvaste. Ahora, regresa para que así la
bruja no decida fijarse en ti».
Donghae empezó a
dar un paso hacia atrás, pero sus ojos se posaron en Jungsoo. Giró hacia Ryeowook,
cuyos ojos también estaban sobre el rey. Donghae sabía que Ryeowook sentía el
mismo estirón que le hacía ir hacia él, para ayudarlo. Es lo que eran, sanadores,
y algo que no podían soportar ver, era a alguien sufriendo. Los dos empezaron a
moverse lentamente hacia él, tratando de no llamar la atención de Mona. Yesung
y Hyukjae se movieron lentamente enfrente de los dos sanadores tratando de
bloquear cualquier ataque.
La mano de Dambi
se lanzó en alto justo cuando Mona giró y lanzó un hechizo hacia él. Ésta lo
bloqueó y lo redirigió de nuevo a la bruja. Dambi buscó en su bolsillo y sacó
dos piedras. Miró hacia abajo en estado de shock. Las había tenido todas, ¿cómo
ahora solo tenía dos?
La risa de Mona
rompió a través de su confusión, haciéndola levantar la mirada.
—Tu hermana,
querida, realmente te odia —se burló Mona—.
Dambi, ¿qué le hiciste?
La boca de Dambi
cayó abierta y su cabeza giró cuando Changmin y Henry se precipitaron en el
claro acercándose a la reunión.
—¿Lorrella? —Los
ojos de Dambi se llenaron de traición. La mano de Changmin se alzó para cubrir
su boca y Henry pareció tan confundido y enojado como Dambi.
—Sí, Lorrella. Ha
sido algo útil para mí en mis esfuerzos, si no siendo extremadamente molesta
con todo el lamento aburrido acerca de cómo pensaba que eres mucho mejor que
ella. Dambi, la verdad es que eres mejor que ella. Eres mucho más poderosa y
ella no puede soportarlo. Así que, si te estás preguntando en dónde están tus
piedras preciosas, tienes que agradecerle a tu hermana.
El rostro de Dambi
se transformó en uno de ira mientras su forma crecía y su luz la rodeaba. Las
formas de Changmin y Henry cambiaron también mientras daban un paso adelante y
recurrían a su propio poder. Los otros Fae se unieron y Mona se rió mientras
danzaba fuera del camino y bloqueaba un disparó tras otro. Los lobos empezaron
a reagruparse y rodear a la bruja, tratando de tener la oportunidad de
conseguir moverse sin ser golpeado por uno de los golpes mágicos volando por
doquier.
Donghwa le dio un
empujón a Yunho, haciendo un gesto con su hocico hacia la abertura a reventar.
El velo estaba casi abierto. Yunho levantó su cabeza y aulló, llamando a Junjin.
Mona se dio la vuelta y vio que Jungsoo estaba cayendo al suelo y cuando su
cuerpo se derrumbó, el velo se abrió de golpe. El aire se llenó de un grito que
hizo que los ojos de los lobos se humedecieran, mientras sus oídos casi
reventaban del dolor. Una forma oscura voló del velo. Antes de que pudieran
obtener un buen vistazo de la figura, explotó, una flecha brillante pasó
silbando a través de su mitad.
Mona rugió
mientras observaba el primer demonio ser destruido. Su cabeza giró hacia donde
la flecha se originó. Comenzó a moverse en esa dirección, pero se detuvo en
seco cuando los Fae formaron un muro entre ella y los Elfos de ese lado del
círculo. Otra forma oscura brotó y otra, y luego otra.
Los demonios eran
enormes. Comenzaron a gritar, mientras alas brotaban de su espalda. Cabezas
deformadas unidas a cuerpos de insectos miraban hacia abajo con ojos pequeños,
redondos y brillantes, enfocados en las formas peleando debajo de ellos. Sus
bocas se abrieron, revelando filas de dientes afilados y, cuando comenzaron a
gritar de nuevo, las flechas volaron por el aire. La escena estalló en una
lluvia de sangre verde, a medida que ningún demonio quedaba en pie.
El rostro de Mona
se puso rojo por la furia desenfrenada mientras disparaba hechizo tras hechizo,
tratando de llegar a los Elfos a través de la pared de los Fae. Los Elfos
siguieron derribando demonios, tan rápido como salían por la abertura.
Donghae y Ryeowook
habían caído al lado de Jungsoo y de inmediato posaron sus manos sobre él. Con
la excepción de una enorme herida, Ryeowook comenzó a curar las heridas en sus
brazos, mientras que Donghae usó la luz en su interior para invocar su sangre.
Literalmente
estaba atrayéndola de regreso lejos del velo, invirtiendo el flujo y
empujándola de nuevo en su cuerpo, forzándola a través del corte que Ryeowook
había dejado abierto. No sabía si iba a funcionar, pero mientras llamaba a la sangre
para que regresara, animó a que su corazón bombeara.
«Jungsoo no te
rindas, tu tiempo no ha terminado», le susurró Donghae a su espíritu, llamándolo
de vuelta al borde de la muerte. «Tu gente te necesita, y tu compañera te
necesita. No es tiempo de que te vayas».
Siguió llamando a
su sangre y sintió que Ryeowook
agregó su poder, ahora que las heridas en sus brazos estaban curadas, salvo una.
Donghae podía sentirse a sí mismo cada vez más débil y sentía a Hyukjae a su
lado ayudándolo a sostenerse. Sintió la atracción del mal extendiéndose a la
sangre, necesitando de todo para mantener el velo abierto, pero Donghae se negó
a darse por vencido.
«¡NO PUEDES
TENERLO!» rugió. Extendió su mano hacia la sangre que seguía corriendo en un
río hacia el velo y haló, proyectándose a sí mismo agarrando la sangre como una
cuerda y halando lo más fuerte que podía. Empujó con todo lo que tenía en él y
la metió en el cuerpo de Jungsoo.
Observó como la
sangre se movió hacia él, más y más rápido fluyendo de nuevo en el cuerpo del
rey. Tan pronto como la última gota había desaparecido, el velo se cerró de
golpe, pero no antes de que, como un cañón, diez demonios salieran disparados.
Se derrumbó sobre
Hyukjae mientras veía el mal sobrevolando por encima de él como un enjambre
masivo de avispas.
Las alas de los
demonios batían con fuerza y sus gritos le produjeron náuseas. Trató de
mantener su mano sobre Jungsoo para asegurarse de que su corazón siguiera
latiendo, pero su energía se había ido y el mal que se derramaba de los demonios
era demasiado. La oscuridad lo envolvió.
Hyungsik apuntó
otra flecha mientras gritaba:
—Más rápido,
están a punto moverse. —Así como lo dijo, tres demonios salieron disparados
como balas. Hyungsik empezó a correr detrás de ellos. Dos de sus guerreros más
rápidos igualaron su velocidad mientras perseguían a los demonios. Los Elfos
sabían que los demonios causarían estragos en el mundo en caso de que
escaparan. Se acercaron y Hyungsik forzó sus piernas más rápido, sintiendo que
sus músculos se resistían a la velocidad. Pero no se daría por vencido, no
dejaría que Minwoo, ni su gente, cayeran.
—Preparen sus
arcos —les gritó mientras se acercaban a ellos—. Firmes — les advirtió. Los
demonios comenzaron a desplegarse, buscando a aquellos que podrían devorar—.
¡Lancen! —Las flechas parecieron moverse en cámara lenta mientras volaban hacia
sus objetivos. Los Elfos no dudaron. Cada uno calzó otra flecha en la cuerda,
preparándose para otra oportunidad. No fue necesario. La respiración de Hyungsik
se detuvo al ver que tres de las flechas originales alcanzaron su meta. La
sangre y tripas, ambas viéndose y oliendo como cloaca abierta, llovieron sobre
el bosque.
—¡SÍ! —Los tres
Elfos lanzaron sus manos al aire en señal de victoria.
—Eso estuvo cerca
—murmuró Kevin, mientras se inclinaba, tratando de recuperar el aliento y
limpiando un poco la sangre de demonio de sus ropas.
—Demasiado
—concordó Hyungsik—. Vamos, debemos regresar —les dijo mientras giraba y salía
corriendo a toda velocidad.
OMG
ResponderEliminarEsto esta que explota!!!
Les fue!!!!
Ahora si! Mona! Te fue como en feria!!!
Holi, otra vez yo(?)
ResponderEliminarYa te había dicho que te amoloveo, y que esta historia me encanta!?????
No, pos imagínate que shi
<3
Awwww Kangin mo quiere que Teuk mate,que hiera pero qie no mate *0*
ResponderEliminarEsa fae,aparte de traidora es cobarde.
¿No que esas piedras parecen cuando se les necesita?...entonces no hay proble.a que Dambi no las tenga completas ahorita..no(?)
Jungsoo se está muriendo,ya Hae lo ayudo pero necesita más poder.
Al menos la bruja ya está herida,pero tienen que atacarla más...bueno,la batala campal apenas ha empezado