—Ven a la
boda de Hyukjae conmigo.
Él se
detuvo y se quedó absolutamente inmóvil. Me miró por encima del hombro y pude
verlo tratando de decir que no, sin usar la palabra real. Levanté una ceja y le
di una sonrisa.
—Es en la
víspera de Navidad, en una semana. No digas que no, solo piensa en ello.
—Enganché un dedo en la puerta cerrada donde Shindong estaba—. Ven a buscarme
si decides que quieres darle una oportunidad. Será divertido... bueno, tan
divertido como una boda puede ser cuando el joven novio no les ha dicho a sus
padres que se va a casar y el novio es tan impredecible como Hyukjae . Solo
piensa en ello.
Antes de
que pudiera rechazar de plano la idea, me metí en la oscura habitación de Shindong
y cerré la puerta detrás de mí.
Al entrar
me sorprendió que aún estaba despierto,
pero esos ojos que eran tan parecidos a los
míos estaban muy abiertos y
mirándome con inconfundible humor.
—¿El
enfermero pelirrojo?
Gruñí y me
senté al lado de la cama.
—Si.