Donghae y Hee
escucharon mientras Junjin les contaba a todos lo que había sucedido con la
manada local.
Cuando los lobos
habían regresado de su reunión, con los ojos brillantes y el poder emanando de
cada
uno de ellos
aspirando el aire de la habitación, les hizo saber que tenían malas noticias.
—Ahora que sabemos
quién lo tiene, ¿cómo podemos averiguar a dónde se lo llevó Jihoon? —le
preguntó Hyesung a
su compañero.
—He estado
pensando en eso y lo único que se me ocurre hacer en este momento sería
interrogar a los
lobos de Kangta. —Junjin
se volvió hacia el Alfa— ¿Cómo te sientes sobre eso?
Kangta asintió en
aprobación.
—Yo estaba
pensando lo mismo. No sé si Jihoon hubiera confiado en cualquiera de mi manada,
pero la única manera de
saber con seguridad es interrogándolos. —Se volvió a sus lobos—. Lee, Heejun, Tony, y Jaewon, serán
los primeros.
Junjin se levantó
y se dirigió a Sora.
—Si no te importa,
preferiría que todaos ustedes esperen en la cocina. Antes de que Sora pudiera
objetar, Hee tomó su mano.
—Vamos, señora P.
Que las bolas de pelo hagan lo suyo. Estoy seguro de que estarán encantados de
informarnos una
vez les hayan sacado la verdad a golpes a estos cuatro.
—Heechul —gruñó Siwon.
Sora dejó que Hee
la llevara a la cocina, mientras que Donghae y Hyesung los siguieron. Donghae
fue directo a la
nevera y sacó una Coca-Cola. Volviéndose hacia Hee, quien había saltado sobre
el mostrador, le tendió una,
sabiendo que la estaría esperando. Luego Donghae tomó la suya y fue a pararse
al lado de Hee, con la
espalda apoyada contra el mostrador. Hyesung estaba frente a los chicos con Sora
a su lado.
—Hyesung, ¿por qué
Jihoon se llevaría a Teukkie? —le preguntó Sora al joven Alfa.
Hyesung se quedó
mirando el suelo por unos momentos antes de responder:
—Puedo pensar en
dos razones. Uno, piensa que está ayudando a Kangta al ser el encargado de
tomar
la decisión de
llevarse a Teukkie para que así Kangta no tenga que hacerlo.
—Si ese es el
motivo es más tonto de lo que parecía —dijo Hee entre tragos.
—La segunda sería
la que yo siento que es probablemente la razón, él quiere un compañero. No
estoy
seguro de qué edad
tiene Jihoon, pero por el poder que pude percibir en él, es lo suficientemente
mayor como para estar
sintiendo los efectos de no tener un compañero —explicó Hyesung.
—¿Qué pasa con
este asunto de los compañeros? ¿Es realmente tan importante como para que estos
hombres lobo estén
dispuestos a arriesgar sus vidas? —le preguntó Donghae a Hyesung.
—Para un humano,
parece poco realista —respondió Hyesung—. La idea de un alma gemela, lo que
llamamos un
verdadero compañero. Hay tantas facetas en la magia detrás de nuestra especie.
No lo
entiendo del todo,
sólo sé lo que he visto para ser verdad. Hay una oscuridad en el alma de un
hombre
lobo. Está
diseñado para ser feroz, implacable, protector hasta el extremo y despiadado.
Si un macho no encuentra a su
compañero o compañera, la oscuridad empieza a hacerse cargo y gradualmente
comienza a volverse loco,
incapaz de controlar la oscuridad que una vez fue algo que fortalecía a su
familia, mantenía a su
manada a salvo. A menudo los hombres lo
describen como estando en guerra con el lobo.
Todos estaban
escuchando con tanta atención que no se dieron cuenta que los lobos machos se
habían
reunido en el
fondo, escuchando
—Su pareja es la
luz que mantiene la oscuridad a raya. Llena el agujero que ha ido creciendo
cada vez más grande en su alma.
Cuando se completa el vínculo entre compañeros, sus almas se fusionan, y el
macho será capaz de atar
la parte oscura de su naturaleza y por fin estar en paz con su lobo.
Hubo una pausa de
silencio antes de que alguien hablara.
—¿Qué obtiene la pareja
de ello? Me refiero a que, suena muy bien para él, pero, ¿qué pasa con el
agujero en su alma?
—La pregunta de Hee fue casi un susurro. Hyesung ladeó la cabeza hacia un lado en un gesto muy
parecido a un lobo, sorprendido de que tal cuestión hubiera venido de Hee.
Hyesung se acercó
a Hee y puso su mano debajo de su barbilla e inclinó la cabeza para que él
estuviera mirando a la cara
de Hyesung.
—Consigue a un
hombre que le amará completamente y fielmente. Consigue a un hombre que no sólo salvará su vida,
sino que dará la suya propia para mantenerle a salvo. Él le proveerá sin
importar el costo, él le dará refugio
contra todas las tormentas que vengan en su camino, él será el encargado de
traer una sonrisa a su cara
cuando nadie más puede hacerlo. Consigue a un amigo, un amante, un compañero,
el único hombre en este
mundo que puede completarle y darle la otra mitad de su alma.
Hee secó las
lágrimas que habían comenzado a caer por su propia voluntad, sin entender por
qué las
palabras de Hyesung
se sentían como si estuvieran grabándose por sí mismas en el corazón. Sonrió
hacia Hyesung.
—¿Eso es todo?
—medio bromeó, tratando de quitarse de encima las emociones intensas que las
palabras de Hyesung habían
despertado en él.
Hyesung se inclinó
hacia delante y le dio un beso en la frente mientras susurraba:
—Con el tiempo,
todo será revelado. No pierdas la esperanza, por Teukkie o por ti mismo.
Cuando Hyesung
retrocedió a su lugar en el mostrador, fue entonces cuando Hee se dio cuenta
que los lobos habían
estado escuchando las palabras de Hyesung. Sentía como si un agujero estaba
siendo
grabado a fuego en
la parte posterior de su cabeza y sabía quién lo observaba.
Se dio la vuelta
lentamente y capturó los ojos de Siwon. Ellos brillaban y nunca se apartaron de
él.
Después de varios
minutos por fin apartó la vista, incapaz de pensar bajo su intensa mirada. En
cuanto se dio la vuelta,
vio a Kangin y la expresión de su rostro amenazó con desgarrarle. Hee no había
pensado en cómo las
palabras de su appa le afectarían cuando su compañero, la otra mitad de su
alma, estaba en manos de otro
lobo.
Junjin se adelantó
y tomó la mano de Hyesung mientras se dirigía a todos.
—Los cuatro lobos
que Kangta trajo con él son inocentes, no saben nada. Así que nuestro siguiente
paso es ir con el resto
de su manada.
Junjin se volvió y
miró hacia Sora, su rostro se suavizó mientras contemplaba el rostro de una
mujer que se mantenía unida
por un hilo
—Vamos a alquilar un
jet. No voy a tratar de convencer a nadie de ir porque sería simplemente una
pérdida de tiempo.
—Finalmente un
lobo que sabe cuando ha sido vencido —dijo Hee, volviendo a su ser sarcástico.
Junjin le lanzó
una mirada que la desafió a decir más. Hee sabiamente decidió estar fascinado
por la
peladura en el
esmalte de sus uñas.
—El mayor
obstáculo serán los padres de Donghae y Hee. Sora, tú y Hyesung van a tener que
ir con
los chicos para
hacerles saber que estaremos partiendo inmediatamente, en vez de en un par de
semanas. Diles que
ha sido una emergencia familiar y tenemos que volver a Corea lo más rápido
posible.
Sora asintió,
asumiendo una mirada de determinación en su rostro por tener finalmente una
tarea, algo que hacer en vez
de esperar. Tomó las llaves del auto en el mostrador y le indicó a los chicos y
Hyesung que lo siguieran.
—¿Cómo crees que
tus padres van a tomar esto, Hee? —preguntó Donghae en voz baja.
—Oh, probablemente
tan bien como la vez que tomamos preservativos y los colgamos de los árboles
frente a la casa
del Director Shens.
—¿Así de bien?
—preguntó Donghae con sarcasmo.
—Recuerda, es por Teukkie.
Por lo tanto, lo que sea necesario, Donghae. No me importa si tienes que sacar todas las tarjetas
de viaje de culpabilidad de tu arsenal, vamos a subir a ese avión. ¿Estamos
claro?
—Estoy contigo
—confirmó Donghae. Por Teukkie haría lo que fuera necesario para asegurarse de
estar en ese avión.
Kangin subió por
las escaleras hasta el dormitorio de Leeteuk y cerró la puerta tras de sí.
Respiró
profundamente,
tomando su olor, dejándolo fluir sobre él. Sintió a su lobo empujando,
gruñendo, en
busca de su
compañero en este lugar donde habían susurrado palabras de amor, y compartido
sus
sueños para el
futuro.
Acostándose en su
cama, hundió la cara en la almohada y fue allí que finalmente se vino abajo.
Sólo con Leeteuk
podría dejarse ir alguna vez. Recordó la noche antes del desafío cuando había
derramado sus
miedos en él. Había desnudado su alma y él le había dado la bienvenida con los
brazos
abiertos. Sus
hombros temblaron mientras el dolor y el vacío lo amenazaban con romper.
Las últimas horas
sin poder tocar su mente, sin saber si estaba bien, casi lo había puesto de
rodillas.
Él había escuchado
a su appa hablar de la importancia de un compañero para el macho Canis Lupis y
ahora Kangin
sentía como si un cuchillo estuviera siendo empujado a través de su corazón.
Cuanto más había
hablado él más se retorcía, destrozando músculos, arterias, venas que enviarían
la vivificante
sangre por todo su cuerpo. Leeteuk era su corazón y sin él su alma se
marchitaría y
decaería, al igual
que los músculos y órganos sin sangre. Sin Leeteuk, la oscuridad que desataría
sería
tal como la que
nunca se ha visto.
Kangin respiró
hondo, tratando de llevar sus emociones bajo control. Necesitaba pensar
claramente y
no permitir que
sus acciones sean dictadas por la ira o el miedo, lo que no traería a su
compañero a
casa seguro.
Se incorporó y se
limpió la evidencia de su dolor en su rostro. No iba a mostrar la profundidad
de sus
emociones a nadie
sino a su Angel. Sólo él tenía el derecho en sus heridas más profundas, deseos,
miedos. Sólo su Leeteuk.
Se levantó y
caminó hacia la puerta y cuando su mano agarró el pomo de la puerta, oyó en su
mente una voz que habría
matado por volver a escuchar.
«¡Kangin!»
El miedo de Leeteuk
se enlazaba en sus palabras. Kangin sintió el corazón en la garganta mientras
su alma se estiraba por su
otra mitad. Su lobo gruñó, rugiendo por ser liberado.
«Leeteuk.»
A pesar de que lo
intentó, no pudo evitar la desesperación de por fin escucharlo, de finalmente
sentir que su vínculo ya no
estaba vacío.
«¿Estás bien? ¿Estás herido?»
Kangin tenía que
saber. A pesar de que no podía hacer nada al respecto por el momento, tenía que
saber.
«Me duele, pero no porque alguien me haya hecho daño. Jihoon nos ha
secuestrado, al doctor Lee y a mí.»
«¿Todavía estás enfermo?»
«No tan mal.» Kangin sintió una pausa antes
de que continuara. «Estaré
bien.»
«¿Puede describir tu entorno para mí? Tal vez me dará algún tipo de
ideade dónde te encuentras.»
Kangin sabía que
era una posibilidad remota, pero por otro lado, podría haber algo que Jihoon
había
pasado por alto
que sería suficiente para delatarse.
«La habitación en la que nos encontramos no tiene ventanas. Parece
una biblioteca o estudio.»
Kangin esperó,
sintiendo su intento de examinar su entorno.
«Bien, parece que tal vez es una cabaña de troncos. El mobiliario
está hecho de algún tipo de madera y las paredes son todas de madera como una cabaña. No veo nada más
que de ninguna pista acerca de dónde estamos.»
La voz de Leeteuk
estaba empezando a sonar muy nerviosa.
«Angel.»
Kangin suavizó su
tono de voz hasta un susurro en su mente mientras se imaginaba acariciando su
rostro, envolviendo sus brazos a su alrededor y sosteniéndolo cerca.
«Te encontraré. Eres mío, yo siempre iré por ti.»
«Kangin, date prisa. Por favor.»
El por favor es lo
que lo convenció. Su Angel no decía por favor, incluso en la más extrema de las
situaciones, su Angel
mandaba. Había algo que no le estaba diciendo, pero no iba a presionarlo en
estos momentos.
«Leeteuk, tengo que dejar que mi padre sepa que tú me has
contactado. Estamos saliendo en poco tiempo para interrogar a la manada de Kangta. Esperamos que él confiara en
uno de los otros lobos y tal vez revelara adónde te estaba llevando»
explicó Kangin, quería que él entendiera que si no lo escuchaba no era porque se
hubiera ido.
«Estás bien. Si soy capaz de averiguar cualquier cosa que creo que
pueda ayudar, te lo haré saber.»
Y porque no podía
dejar de decirle, empujó la imagen de él besándolo en su mente mientras
susurraba:
«Te amo, mi Angel.»
«Kangin, quédate conmigo.»
«Siempre.» Su palabra era una promesa
solemne para él únicamente.
Kangin abrió la
puerta y corrió escaleras abajo. Su padre y los otros lobos estaban reunidos en
la sala de estar. No vio ninguna señal de los chicos y asumió que no habían
conseguido regresar todavía.
—Leeteuk me ha
contactado a través de nuestro vínculo —anunció, sin aliento, no por la
excursión, sino del ritmo
frenético de su corazón, sabiendo que estaba vivo y hasta el momento ileso.
—¿Fue capaz de
decirte algo? ¿Te dio alguna pista de dónde podrían estar? —le preguntó Junjin
a su hijo.
—Todo lo que me pudo
decir fue que cree que él lo tiene en una cabaña. Dijo que la habitación en la
que está no tiene
ventanas, pero que el mobiliario es de madera de bosque y las paredes eran de
troncos, como una cabaña de
troncos.
—¿Mencionó al
doctor Lee?
—Diijo que Jihoon
los secuestró a los dos. Parecía como si el doctor Lee fuera tan víctima como Leeteuk, pero algo sobre
eso no me sienta bien —admitió Kangin.
Junjin asintió.
—Estoy de acuerdo
contigo. No veo a el doctor Lee como el tipo de víctima. Él es un joven Alfa,
toma sus propias
decisiones. —Junjin miró a cada uno de sus lobos—. Si no han empacado, entonces
háganlo ahora, y sean rápidos. Kangta,
voy a dejar que mandes a tus lobos. No voy a pisar en tu autoridad.
—Te lo agradezco, Junjin.
Ya he enviado a Tony y a Lee para que consigan nuestras cosas del hotel,
deberían volver en
cualquier momento.
—En este momento
lo único que queda por hacer es esperar a que Sora, Hyesung, y los chicos
vuelvan.
—¿Crees que Sora
puede convencer a sus padres para que los dejen ir con nosotros? —le preguntó
Kangin a su padre.
—Si Sora no puede,
son pocos los que pueden resistirse a tu appa. — Junjin le dio a Kangin una
sonrisa de complicidad, y
por el momento, porque podía sentir la presencia de Leeteuk en el fondo de su
mente, él fue capaz de
devolverle una pequeña sonrisa.
Era cierto,
después de todo. Su appa siempre parecía salirse con la suya. De alguna manera
era capaz de hacer que la gente
piense que lo que fuera que él estaba queriendo había sido su idea en primer
lugar. Le iban a seguir
la corriente con una sonrisa en su rostro, completamente inconscientes.
Nunca lo había
visto usarlo con malas intenciones, su appa era demasiado buena de corazón para
eso.
Casi estalló en
carcajadas ante la idea de los pobres padres de Donghae y Hee cayendo, sin
saberlo, bajo su hechizo.
Kangin sintió a Leeteuk
removerse en su mente.
«Comparte conmigo lo que está apaciguando tu ira, Kangin.»
«Mi appa y tu madre están en casa de Donghae y de Hee tratando de
convencer a sus padres para que dejen que Donghae y Hee vayan a Corea hoy. Obviamente, eso no es
cierto, pero tenemos que decirles algo para que Hee y Donghae puedan venir, viendo como harían
autostop si no los traemos.»
«Veo que estás aprendiendo» bromeó Leeteuk.
«Es curioso, mi amor, pero Hee le dijo lo mismo a mi padre.»
Podía sentir el
humor que él sentía por esto y se alegró de poder darle una pequeña cantidad de
distracción.
«Lo que estaba pensando era, que mi appa parece tener la capacidad
de conseguir lo que sea que
quiera; la gente sólo le sigue la corriente. Casi me siento mal por
sus padres, con mi madre allí, no hay forma de que no logre que ellos estén de acuerdo para que los chicas
vengan y encima de eso, van a pensar que es la mejor idea del siglo.»
Leeteuk estuvo en
silencio por un momento. Kangin no podía recoger lo que estaba pensando o
sintiendo, su capacidad de
bloquearlo estaba haciéndose más fuerte.
«Angel, me dirías si te ha hecho daño.»
Kangin dio una
orden en lugar de una pregunta.
«Veo que la distancia no afecta tu capacidad de ser mandón.»
No pasó
desapercibido para Kangin que había esquivado su comentario.
«Leeteuk.» Lo dejó oír un gruñido en su
mente.
«Bajo las circunstancias, estoy tan bien como se puede esperar,
hombre lobo. Dime cuando estés cerca de Hee y Donghae, me vendría bien una
dosis de su tipo de medicina.»
«Como digas, mi amor, así será.»
Kangin le daría el
mundo si se lo pidiera, y él movería montañas para que esto ocurra.
Hee y Donghae se
sentaron en el asiento trasero de la camioneta de Hyesung, ambos atónitos por
lo que había tenido lugar en sus hogares. En un momento sus padres estaban
completamente inseguros de dejarlos ir y luego al siguiente Hyesung estaba
abrazándolos y haciéndoles saber que eran bienvenidos a venir a Corea en
cualquier momento.
Incluso les dijo
que Junjin y él pagarían por eso, y consiguió esto, sus padres estaban comiendo
de las
manos de Hyesung
como si él estuviera sirviendo la mejor cosa desde el pan rebanado.
—Pinocho, ¿podrías
decirme qué pasó allí? —murmuró Hee, su voz como en un estado de trance.
—Estoy tan perdido
como tú —dijo Donghae, luciendo tan confundida como Hee.
Hyesung le sonrió
a los chicos en el espejo retrovisor.
—Todo está en la
presentación, niños. Si puedes situar un diamante imperfecto delante de
alguien, al
principio todo lo
que ven son los defectos. Pero si lo tomas y le das la vuelta justo directo a
la luz, de
repente los
defectos quedan en el fondo, sacando a luz el resplandor que se encuentra
detrás de esos
defectos.
—Maldita sea, él
es bueno. —Hee sonrió.
Sora miró hacia
atrás a Hee y a Donghae y permitió que una pequeña sonrisa cruzara su rostro a
pesar
de que no llegó a
sus ojos.
Hyesung
repentinamente tuvo una de esas miradas distantes que Hee y Donghae
reconocieron
inmediatamente.
—¿Qué es lo que el
gran jefe tiene que decir? —preguntó Hee, sin preocuparse en este momento si
era de su incumbencia
o no.
Si se refería a Teukkie,
entonces en lo que a él respecta era definitivamente de su incumbencia.
—¿Cómo sabías que
estaba hablando con Junjin? —preguntó Hyesung, con verdadera sorpresa en sus ojos.
—Tienes la misma
mirada que tiene Teukkie cuando él y su bola de pelo están utilizando su mojo
mental. Aunque, le
pregunté una vez si estaba estreñido porque sólo tiene esa clase de mirada en
su
cara cuando está
estreñido. —Todos los ojos estaban sobre Hee en el momento en que él dejó de
hablar—. ¿Qué? —
preguntó.
Sora dejó escapar
una pequeña risa.
—Gracias, Hee.
Necesitaba eso.
—Para eso es que
estoy aquí, señora P., su propio comediante y alivio personal. —Hee volvió a
mirar a Hyesung—. Así que
en serio, ¿qué dijo?
Hyesung miró a Sora,
su rostro se suavizó mientras decía:
—Teukkie contactó
a Kangin a través de su vínculo.
Sora respiró
profundamente y cerró los ojos mientras se relajaba.
—¿Está bien?
—Junjin dice que
le dijo a Kangin que Jihoon no le había hecho daño, pero que estaba todavía
sentía
dolor de lo que
sea que estaba mal antes.
—Nunca tuvimos la
oportunidad de hablar con el doctor Lee al respecto —dijo Sora a nadie en
particular.
—¿Dijo si el
doctor Lee estaba con él? —le preguntó Donghae a Hyesung.
—Teukkie dijo que el
doctor Lee estaba allí y que ambos habían sido secuestrados por Jihoon.
Hee chasqueó la
lengua.
—No sé si creer
eso. El doctor Lee tenía agallas. No lo veo siendo intimidado por ningún lobo.
—Estoy contigo,
Vern —concordó Donghae.
Unos minutos más
tarde, se detuvieron en la entrada de la casa de Sora. Todos saltaron de la
camioneta y se dirigieron a la puerta, que se abrió antes de que incluso
llegaran a ella. Siwon estaba en la puerta, luciendo tan odioso como siempre,
pensó Hee.
—¿Qué, ningún beso
de saludo? —lo aguijoneó, por alguna razón encontraba satisfacción cuando podía
conseguir una reacción de él.
Hee no estaba
preparado para la mirada que le dirigió en respuesta a su observación. En
realidad, parecía como si estuviera considerando besarlo. Se apresuró a pasar
frente a él y le escuchó reír, a lo que Hee decidió no reconocer.
Una vez todo el
mundo estuvo en la casa, llenaron nuevamente la sala de estar, Junjin repasó
otra vez lo que Teukkie le había dicho a Kangin. Finalmente, les contó el plan
una vez que llegaran a la manada de Kangta.
—Kangta y yo
decidimos que sería mejor si no nos quedamos en su sede de la manada, sobre
todo porque vamos a estar interrogando a sus lobos y algunos podrían pensar que
están siendo acusados de algo. Así que nos alojaremos en un hotel cercano.
Nosotros tomaremos mi camioneta, la cual puede llevar a 9 personas, y la
camioneta de Kangta, que puede con 6, al aeropuerto. Kyuhyun, tu irás con Kangta y sus
lobos. Son las 2:00 p.m. Ahora bien, para cuando abordemos el avión serán las 3:00 p.m. El vuelo
es un poco más de 2 horas y medias, por lo que debemos llegar a Denver
alrededor
de las 5:30 o 6:00
p.m. ¿Alguna pregunta? — Nadie respondió, así que Junjin se volvió hacia Kangta—. ¿Tienes algo que
necesites decir?
—Ahora no. Estoy
listo cuando ustedes lo estén. —Junjin asintió y, sin decir una palabra, se
dirigió hacia Hyesung. Todo el
mundo lo tomó como su señal para recoger sus cosas y encaminarse a sus
vehículos asignados.
Sora se paseaba
por la casa, asegurándose de que todas las luces estuvieran apagadas cuando
sintió
una mano suave en
su brazo. Se volvió para encontrar a Kangta mirándola con ojos que lucían tan
atormentados como
los suyo propios.
—Sólo quiero que
sepas que voy a hacer todo lo posible para encontrarlo —dijo Kangta, y ella
podía
decir que quería
decir cada palabra.
—Gracias —fue todo
lo que pudo decir. No sabía qué más decir. Aquí el amor de su vida estaba justo
delante de ella,
lo suficientemente cerca como para tocarla, y sin embargo estaba por siempre
fuera de su alcance. Pero
era suficiente, decidió Sora, que él amara a su hija. Aunque él no la podía
amar, si amaba a Teukkie y eso
sería suficiente.
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