Otro chico, que se parecía bastante a Siwon, salió corriendo de la casa. Era evidente que era algunos años mayor.
—¿Sí,
padre?
—Cuida
a tu hermano; si se sienta o se mueve, ve a buscarme.
El
chico sonrió como si su padre le hubiese dado un regalo.
—Lo
haré, señor.
Su
padre dio media vuelta y los abandonó. En cuanto estuvo fuera de vista, se
volvió, para reírse de Siwon.
—Pobre
pequeño Won —dijo burlonamente—. Me pregunto qué te hará padre si caes.
Sungjoon
lo golpeó en el estómago.
Siwon
gimió ante el dolor, pero no se movió de la pared.
Eso
sólo enojó más a Sungjoon. Gruñéndole a Siwon, comenzó a golpearlo. Siwon se
defendió, pero fue inútil. En poco tiempo, Sungjoon lo tenía otra vez en el
piso.
—¡Padre!
—gritó Sungjoon, corriendo hacia la puerta por la que su padre había
desaparecido—. ¡Se cayó!
Heechul
se apartó, temeroso del castigo adicional que el padre de Siwon había cargado
sobre él. Ya había visto su espalda, en directo. Había pasado sus manos por
aquellas cicatrices que él llevaba con gracia y dignidad.
Para
él, eso era admirable. La pantalla quedó negra.
—Eso
no cambia nada —dijo Yesung, frunciendo el labio—. Bueno, también lo golpearon.
Me doy cuenta que no corregiste el hecho de que haya estado torturando…
—A
un soldado griego cuyo ejército había marchado sobre una villa romana — dijo Shin,
interrumpiéndolo—. Cada mujer, joven y niño que había allí fueron encerrados
dentro del templo de Minerva antes que lo quemaran. Siwon estaba detrás de ese
ejército, para detenerlos antes que mataran a más inocentes.
Yesung
se mofó.
—No
todos eran inocentes.
—No
—dijo Heechul, con la garganta anudada—. Pero él era un General durante una
época en que las cosas eran violentas.
—Sí
—dijo Shin con calma—. E hizo lo que tenía que hacer.
Yesung
bufó.
—Sí,
claro. Siwon pasó toda su vida humana intentando complacer a su padre,
intentando enorgullecer a ese animal.
Shin
también refutó eso.
—Y
cuando eran pequeños, temía tanto a su padre que tartamudeaba cada vez que
estaba en su presencia.
—Jamás
dudó en cometer un acto de crueldad para complacer a su familia.
—¿Jamás?
Heechul
observó el espejo que mostraba otra vez a Siwon como niño. Tenía alrededor de
ocho años, estaba recostado en la cama, durmiendo. Su corazón se aceleró ante
la dulce y pacífica imagen que ofrecía.
Hasta
que la puerta de su dormitorio se abrió.
Siwon
se irguió rápidamente mientras la luz de una lámpara lo iluminaba.
Su
padre lo levantó de la cama y literalmente lo arrojó al piso. Siwon miró a su
padre, y luego a quien sostenía la lámpara.
Era
Sungjoon.
—¿Qué
es esto? —preguntó su padre mientras arrojaba una manta a Siwon. Éste se puso
pálido.
—¿Qué
es esa manta, Yesung? —preguntó Shin. Los ojos de Yesung se volvieron fríos.
—Es
el pedazo de manta de mierda que el pequeño bastardo me dio una noche de
invierno, y me golpearon por eso.
—¡Siwon!
—gritó su padre mientras lo golpeaba—. Respóndeme.
—M-m-manta.
—Vi
que se la entregaba al esclavo, padre —dijo Sungjoon—. No quería que el esclavo
tuviera frío.
—¿Eso
es cierto? —Siwon parecía horrorizado—. ¡¿Es cierto?!
Siwon
tragó con fuerza.
—Él
tenía f-f-f-frío.
—¿En
verdad? —se mofó su padre—. Bueno, mejor que sufra un esclavo que tú, ¿verdad?
Quizás es hora de que aprendas esa lección, niño.
Antes
de que Siwon pudiera moverse, su padre le desgarró la ropa, luego le torció el
delgado brazo y lo arrastró fuera de la habitación. Completamente desnudo, Siwon
fue llevado afuera, donde su padre lo ató a un palo. Hacía tanto frío que sus
respiraciones formaban heladas nubes alrededor de ellos.
—P-p-por…
La
súplica de Siwon fue cortada por otro violento revés.
—Somos
romanos, niño. Nosotros no rogamos piedad de nadie. Por eso, serás golpeado aún
más cuando llegue la mañana. Si sobrevives a la noche.
Temblando
por el frío, Siwon mordió su labio para evitar que sus dientes castañetearan.
Sungjoon
se rió de él.
—Creo
que estás siendo demasiado bondadoso, padre.
—No
me cuestiones, Sungjoon, a menos que desees unirte a él.
La
risa de Sungjoon murió instantáneamente. Sin otra palabra y sin mirar atrás,
los dos regresaron a la casa y dejaron a Siwon solo, afuera.
El
pequeño cayó de rodillas mientras intentaba aflojar sus manos. Era inútil.
—Juro
que seré un buen romano —susurró con calma—. Lo seré. La escena se desvaneció.
—No
estás convenciéndome, Shindong —dijo Yesung fríamente—. Aún pienso que es un
despiadado bastardo que no merece nada.
—¿Y
qué tal esto?
Esta
vez, cuando el espejo se iluminó, Heechul vio lo que parecía una versión
seriamente desfigurada de Yesung, persiguiendo a una versión más vieja de su
padre, a través de la antigua casa romana que sabía que era suya.
El
hombre adulto sangraba, con el rostro destrozado, como si le hubiesen pegado.
El
hombre cayó en lo que parecía ser un comedor, donde Siwon estaba sentado ante
un escritorio, vistiendo su armadura, escribiendo una carta. Frunciendo el
ceño, se puso de pie mientras veía el frenético escape de su padre.
Este
cayó contra él y se aferró a las correas de metal de la coraza de Siwon.
—Por
el amor de Júpiter, ayúdame, muchacho. ¡Sálvame!
Yesung
se aproximó mientras veía a Siwon con todas las insignias militares. La luz de
las velas resplandecía contra la armadura dorada, que era contrastada por su
capa rojo sangre.
Siwon
era una imagen temible mientras empujaba a su padre a un lado y extraía su
espada lentamente de su vaina de cuero borgoña, como para librar combate con Yesung.
—Eso
es, chico —dijo su padre con una maligna risa—. Enséñale al despreciable
esclavo lo que te enseñé.
—Adelante,
bastardo —gruñó Yesung desafiantemente—. Estoy aquí por mi venganza, y no
puedes matar a alguien que ya está muerto.
—No
planeaba hacerlo —dijo, simplemente.
—Siwon
—gruñó su padre—. ¿Qué estás haciendo, muchacho? Tienes que ayudarme.
Con
el rostro absolutamente estoico, Siwon miró a su padre como si fuese un
completo extraño.
—Somos
romanos, padre, y hace tiempo que dejé de ser un niño. Soy el General en que me
convertiste, y me enseñaste bien que no hay que rogar piedad de nadie.
Le
entregó el puño de su espada a Yesung.
Habiendo
dicho esas palabras, Siwon saludó a su hermano, salió de la habitación y cerró
la puerta.
Los
gritos de su padre resonaron mientras caminaba lentamente por el corredor. Heechul
no podía respirar mientras presenciaba la tragedia que era la vida de ambos.
Una parte de él no podía creer que Siwon hubiera dejado a su padre morir de ese
modo, y la otra parte lo comprendía completamente.
Pobre
Siwon. Pobre Yesung. Ambos eran víctimas del mismo hombre. Un hijo despreciado
porque era un esclavo, y el otro porque no era despiadado e insensible. Al
menos no hasta ese momento.
Observó
a Yesung, cuyos ojos aún cargaban el odio y sufrimiento de su pasado.
—Si
odias tanto a Siwon, ¿por qué no lo mataste también, Yesung?
—Perdona
el mal juego de palabras, pero el hombre ciego estaba un poco corto de vista en
ese momento.
—No
—susurró Heechul —. Lo sabías, ¿verdad? Sabías quién merecía tu odio, y quién no.
El
gesto de desprecio de Yesung se volvió aún más frío mientras lanzaba una mirada
amenazante a él y a Shindong.
—Esto
no cambia nada. Siwon aún no merece la paz. No merece nada excepto desprecio.
Es hijo de su padre.
—¿Y
tú qué eres? —preguntó Heechul—. A mí me parece que eres tú quien carga con ese
ácido odio que no te deja vivir en paz. Siwon no golpea a la gente. Jamás. Para
mí, eso lo hace el doble de hombre que eres tú.
La
mirada de Yesung lo perforó.
—Oh,
crees que eres tan especial. Que él merece que lo defiendas. Te diré algo,
dulzura, si quieres saber a quién ama realmente Siwon, ve al solarium en su
casa. Imagina cuánto debe haber significado Liu para él, que ha estado
arrastrando su estatua por más de dos mil años.
—Yesung…
—gruñó Shin en advertencia.
—¿Qué?
Es cierto, y lo sabes. —Yesung dio un paso atrás y pareció que estaba
intentando desaparecer—. ¿Qué mier…?
Shin
lo miró extrañamente.
—Que
conste, Yesung. Si alguna vez lastimas a Heechul, te mataré. Y malditos sean
los dioses y las diosas.
Yesung
abrió la boca como para discutir, pero se desKevinció antes que alguna palabra
pudiera salir.
Lo
próximo que Heechul supo fue que estaba de regreso en la biblioteca de Siwon,
justo donde había estado parado.
—¿Heechul?
—preguntó Siwon regresando a la habitación—. ¿No escuchaste mi pregunta?
Heechul
se estiró para tocar el estante más cercano y confirmar que estaba allí.
Sí,
estaba de regreso. Pero de repente se sentía bastante raro.
—No
—le dijo a Siwon—. Me perdí de tu pregunta, lo siento.
—Kennie
quería saber si te gustan los champiñones.
—Me
son totalmente indiferentes.
Siwon
lo miró divertido antes de pasarle la información a Kennie. Luego que terminó
de ordenar su cena, regresó el teléfono a su bolsillo.
—¿Estás
bien?
No,
no lo estaba. Las imágenes y palabras de Yesung y Shin se agitaban en su mente.
Y
quería saber a quién creerle.
—¿Dónde
está tu solarium?
No
había modo de pasar por alto la ola de aprensión que atravesó a Siwon.
—¿Mi
qué?
—Tu
solarium. Tienes uno aquí, ¿cierto?
—Yo…
eh, sí, tengo uno.
Al
menos no le mentía en eso.
—¿Puedo
verlo?
Él
se puso rígido.
—¿Por
qué?
—Me
agradan los solariums. Son lindas habitaciones —Heechul salió de la biblioteca
hacia el otro lado de la casa—. ¿Es por este camino?
—No
—dijo Siwon mientras lo seguía—. Aún no entiendo por qué querrías…
—Dame
el gusto. Sólo un segundo, ¿está bien?
Siwon
se debatió. Algo no estaba bien con Heechul, podía sentirlo. Y, sin embargo, no
podía esconderse del pasado; y por alguna razón que no comprendía, no quería
ocultarle nada.
Inclinando
su cabeza majestuosamente, dio un paso atrás, hacia las escaleras.
—Si
me sigues…
Lo
condujo escaleras arriba hacia la habitación que quedaba junto a su dormitorio,
cuya puerta estaba cerrada con un teclado numérico.
Heechul
lo observó ingresar el código. La puerta se destrabó. Siwon respiró hondo antes
de abrirla.
El
corazón de Heechul se encogió mientras veía la estatua de una hermosa joven en
medio del solarium. Había una llama eterna ardiendo junto a ella.
Miró
a Siwon, quien se rehusaba a encontrar su mirada mientras miraba el piso.
—Entonces
por esto que es que te estabas volviendo loco por el aceite de lámpara. Debes
haberla amado realmente.
Siwon
miró la estatua mientras las palabras de Heechul resonaban en sus oídos. Como
siempre, el rostro de Liu miraba fijamente la nada. Vacía. Fría.
Insensible.
Le
dolía el pecho por la dura realidad del pasado, y su propia y particular estupidez
al intentar aferrarse a algo bueno de su vida como humano.
—Sinceramente,
ni siquiera la conocía —dijo con calma—. Probablemente jamás haya hablado más
que un par de palabras durante su vida y, sin embargo, si hubiese podido tener
una pareja que me amara, hubiese estado agradecido que fuera ella.
Heechul
estaba asombrado por su confesión.
—No
entiendo. ¿Por qué cuidas la estatua de una mujer a la que no conocías?
—Soy
patético —rió amargamente—. No, en realidad soy demasiado patético como para
serlo. Cuido a su estatua porque no fui capaz de cuidar de ella.
Su
furia y su dolor alcanzaron a Heechul y se aferraron a su corazón.
—¿De
qué estás hablando?
Con
su cuerpo entero rígido, Siwon miró al otro lado de la habitación.
—¿Quieres
la verdad, Heechul? ¿Realmente?
—Sí.
Doblando
los brazos sobre el pecho, se apartó de él para poder mirar fuera de las
oscuras ventanas de la habitación, hacia el elegante patio que había detrás.
—Fui
una metida de pata genética de proporciones titánicas, y jamás he comprendido
porqué. He pasado toda mi vida intentando comprender porqué carajo me importa
alguien cuando jamás nadie hizo una mierda por mí.
Su
profanidad le conmocionó. Él no acostumbraba a hablar de ese modo, y eso sólo
le permitió notar lo volátil que era su humor.
—No
tiene nada de malo preocuparse por otras personas.
—Sí,
claro que sí. ¿Por qué debería preocuparme? Si muriese ahora, nadie me
extrañaría. La mayor parte de la gente que conozco se regocijaría abiertamente.
La
garganta de Heechul se anudó ante la verdad de su declaración, y, sin embargo,
la idea de que él muriera…
Dolía
hasta un nivel insondable.
—A
mí me importaría, Siwon.
Él
sacudió la cabeza.
—¿Cómo
podría importarte? Apenas me conoces. No soy estúpido. He visto a la gente de
la que eres amigo. Ninguno de ellos se parece a mí. Ninguno de ellos actúa o
habla como yo. Todos ustedes se burlan de quienes se parecen a mí. Las personas
como tú nos odian. Nos descartan. Soy rico y culto, provengo de una noble
familia romana, por lo tanto debo pensar que estoy por encima de todos,
entonces está bien ser maliciosos y fríos cada vez que ando cerca. No tenemos
sentimientos que puedan ser lastimados. ¿Cómo podría a un noble romano
importarle un comino un esclavo? Y, sin embargo, dos mil años más tarde, aquí
está ella y aquí estoy yo, un noble perro guardián para una humilde esclava,
porque ella le temía a la oscuridad cuando era pequeña y una vez le prometí que
no tendría que dormir jamás en la oscuridad.
Sus
palabras la tocaron tan hondo, que su pecho se anudó y casi logró hacerlo llorar. El
simple hecho que hubiese mantenido su juramento a una simple esclava…
—¿Por
qué le tenía miedo a la oscuridad?
La
mandíbula de Siwon tembló.
—Había
sido la hija de un adinerado comerciante en un pueblo que mi padre destruyó. Él
la trajo de regreso a Roma con la intención de venderla en el mercado, cuando
mi abuela la vio y pensó que sería una buena acompañante. Mi padre la convirtió
en un regalo para mi abuela, y Liu vivió con terror toda su vida de que alguien
pudiera ir en su busca por la noche y destruir su mundo otra vez —su mirada se volvió perseguida—. Aprendió
del peor modo que la luz jamás puede mantener alejados a los verdaderos
monstruos. No les importa quién los vea.
Heechul
frunció el ceño.
—No
comprendo.
Él
giró para enfrentarla con una amenazante mirada.
—¿Sabes
lo que es el asterosum?
—No.
—Es
una antigua droga que paraliza completamente tu cuerpo, pero te deja totalmente
capaz de ver, oír, y sentir. Los médicos romanos lo utilizaban cuando
necesitaban amputar.
Él
dio un respingo, como si algo doloroso lo atravesara. Sintió la agonía en su
propio pecho.
Siwon
envolvió los brazos alrededor de su cuerpo, como si pudiese protegerse de algún
modo del horror de su pasado.
—Fue
la droga que mis hermanos me dieron la noche que llegaron a mi villa. Acababa
de tomar la ciudad celta de Angaracia. En lugar de arrasarla y matar a todo el
mundo, como hubiese hecho cualquier otro hombre de mi familia, negocié una
rendición con los celtas. Pensé que sería mejor que sus hijos no crecieran
odiando a Roma, y lucharan por vengar a su gente, como tantos otros habían
hecho antes —rió amargamente—. Fue mi defecto fatal.
—¿Cómo
podría la piedad ser un defecto? —preguntó, horrorizado.
Y,
mientras las palabras salían, recordó la imagen de su padre. En el mundo de Siwon,
hubiese sido un crimen.
Siwon
se aclaró la garganta.
—La
mayor parte de mis misiones eran en las provincias externas, luchando contra
los celtas. Era el único romano de mi época que tenía verdadero éxito contra
ellos, principalmente porque los comprendía. Mis hermanos me odiaban por eso.
Para ellos, el único modo de conquistar a la gente era destruyéndola.
—¿Entonces
pensaron en matarte?
Él
asintió.
—Vinieron
a mi casa y me drogaron. Yo estaba tirado en el suelo, completamente impotente,
mientras ellos destruían todo a mi alrededor. Después que hubieron saqueado mi
salón, me llevaron al patio trasero para matarme. Fue allí que descubrieron la
estatua de Liu.
Heechul
observó el rostro de mármol blanco de su pasado.
—¿Por
qué tenías su estatua allí?
—Al
igual que mi abuela, pensé que merecía ser salvada. Preservada. Así que,
encargué la pieza para mi jardín privado no mucho después que vino a vivir
conmigo.
Una
violenta puñalada de celos injustificados lo atravesó. Él podía no haber amado
a la mujer, pero obviamente sentía mucho por ella. Especialmente porque había
pasado miles de años cumpliendo su promesa hacia ella.
—¿Cómo
fue que terminó contigo? —preguntó, tranquilamente. Él respiró profunda y
entrecortadamente.
—Mi
abuela me había convocado a casa desde el campo de batalla porque sabía que iba
a morir, y temía por Liu. Conocía el temperamento de ella y el de sus nietos, y
Liu era una mujer muy hermosa y delicada que había llegado a significar mucho
para ella. Yo era el único que había ido a visitarla, y que no tuviera que
apartar de la cama de Liu. Entonces me pidió que la llevara a mi hogar para
mantenerla a salvo de los otros.
La
garganta de Heechul se apretó ante su bondad.
—¿Te
enamoraste de ella?
—Amaba
la idea de ella, era la belleza encarnada. Suave y bondadosa. Cosas que jamás
habían existido antes en mi mundo. Cada vez que estaba en casa, pasaba horas
observándola de lejos mientras cumplía con sus tareas. Y con frecuencia me
preguntaba si alguien tan hermoso podría alguna vez amar a alguien tan vil como
yo. Entonces me castigaba por desear el amor de una esclava. Era un noble
General romano. ¿Para qué necesitaba el respeto de una esclava?
Y
sin embargo, lo había deseado ardientemente. Heechul lo sabía. Podía sentirlo.
Siwon
se quedó en silencio. Si no lo supiera, hubiese jurado que había visto lágrimas
en sus ojos.
—La
violaron frente a mí, y no pude ayudarla.
—Oh,
Won —susurró.
Él
se apartó mientras intentaba tocarlo.
—Ni
siquiera podía cerrar los ojos o dar vuelta la cabeza. Estaba recostado allí,
completamente impotente, mientras ellos se complacían violándola. Mientras más
gritaba ella, más reían, justo hasta el final, cuando Sungjoon la atravesó con
mi espada —las palabras fueron arrancadas de su garganta mientras las lágrimas
inundaban sus ojos—. ¿De qué serví? —preguntó con los dientes apretados, sus
fosas nasales se ensanchaban por la furia impotente—. ¿Qué bien le hice al
final? Si nunca la hubiera llevado a mi hogar, al menos ellos le habrían
permitido vivir.
Heechul
se ahogó con sus propias lágrimas mientras él finalmente le permitía atraerlo a
sus brazos. Intentó borrar lo que debía haber pasado luego de que mataron a Liu.
Había
visto las cicatrices en su muñeca, y supo que lo habían crucificado. ¡El horror
que debía haber sido esa noche! No era de extrañar que no quisiese recordar el
pasado.
Y
él jamás volvería a preguntarle nada sobre eso.
Siwon
estuvo tenso varios segundos, antes de relajarse. Entonces envolvió los brazos
apretadamente alrededor de Heechul, y la abrazó con fuerza.
—¿Qué
tipo de hombre soy, que cada acto de bondad que intento termina lastimando a la
gente que trato de ayudar?
—No
me lastimaste a mí, ni a Gunhee ni a Gilbert.
—Aún
—susurró—. Liu vivió en mi hogar casi diez años antes de que las Parcas la
lastimaran.
—Nadie
va a lastimarme, Siwon, confía en mí.
Él
pasó su mano amorosamente sobre la mejilla marcada.
—Tienes
tanto fuego dentro. Me entibia cada vez que te acercas.
—¿Te
entibia? A la mayoría de la gente la consume. Mi ex solía decir que era
completamente agotador estar cerca de mí. Me decía que lo consumía, y que
necesitaba al menos dos o tres días para recuperarse de cada hora que pasaba
conmigo.
Él
le ofreció una pequeña sonrisa.
—No
me pareces agotador.
—Y
tú no me pareces patético.
Eso
consiguió sacarle una sonrisa.
—¿Qué
tienes, Heechul? Te conozco hace sólo unos días, y siento como si pudiera
contarte cualquier cosa.
—No
lo sé, pero me siento del mismo modo contigo.
Heechul
se estiró y descendió la cabeza de él para poder besarlo.
Siwon
gimió ante el sabor de Heechul. Al sentirlo. En sus brazos, él no se sentía
patético o rígido. Heechul le permitía reír y sentir alegría otra vez.
No,
él le permitía sentir alegría por primera vez en su vida. Nadie más que Heechul
se había acercado jamás para abrazarlo.
Sabía
que era aburrido, y lo aceptaba. En lugar de apartarlo, se burlaba de él
amablemente y le encontraba la vuelta.
No
lo daba por perdido.
En
toda la historia, sólo Heechul había trabado amistad con él. Y eso lo convertía
en la persona más valiosa del mundo.
Ay~ mi Siwonchis TT___TT
ResponderEliminarNooo que injusto...
Ay no se por que yeye guebonea tanto, si al final, si mato a su padre! Jum~
Me cae como mal....baboso!!!!
Ahhh mi SiChul~
No hagas cosas buenas que parescan malas......le hubieran dado a conocer ese dicho a Siwon hace tiempo,quuzas le hubiera servido,pero teniendo un hermano como ese tal sungjon,creo que no valdría de nada.
ResponderEliminarYesung consiguio matar a su padre...pero aún así lleva mucho equipaje contra Siwon,al menos ya no odia a todo el mundo como antes...con esto que sabe,seguro Wookie lo ayudará a superarlo......espero.
Feo final para Liu,comprendo a Siwon,eso tuvo que ser demasiado horrible...ver sin poder hacer nada...por eso quiere a Hee lejos para que no le pase nada,pero eso ya es tarde...el mal esta cerca,tanto que ya a herido a Shi y a Hee