Los
hombres se bajaron y sacaron a Shin del asiento, y luego lo cargaron dentro de
la casa, con Heechul un paso detrás de ellos.
Leeteuk
se levantó del sofá en el instante en que vio a Shin siendo llevado a su
vestíbulo.
—Oh,
mi dios, ¿qué sucedió?
—No
lo sabemos —dijo Kangin mientras él y Hyukjae llevaban a Shin arriba, por las
escaleras de caoba.
—¿Hee?
—preguntó Leeteuk.
Él
se encogió de hombros y siguió a los hombres. Leeteuk se unió a la procesión
por la escalera. Al llegar al rellano superior, un alto hombre afroamericano
salió de una de las habitaciones de huéspedes.
—¿Shindong?
—dijo, con una voz profundamente acentuada.
—No
sabemos lo que sucedió —dijo Kangin, en respuesta a su tácita pregunta,
mientras pasaban junto a él.
—Hola,
soy Heechul —dijo, extendiendo su mano hacia el nuevo Dark Hunter que estaba
protegiendo a su familia.
—Kassim
—dijo él, estrechándole la mano antes que ambos siguieran a los hombres a la
habitación de Shin.
Una
vez que tuvieron a Shin seguramente arropado en la cama, Kangin frunció el
labio mirando a Heechul.
—Kangin
—dijo Heechul en tono de advertencia—. Basta, o cojearás.
—¿Qué
amigo? —preguntó Leeteuk.
—Choi
Siwon —dijo Hyukjae—. Estaban bastante amigables esta noche, cuando los
encontramos.
—Sí,
lo estábamos —dijo Heechul—. Y no es asunto tuyo.
Leeteuk
lo miró penetrantemente.
—Heechul…
—¡Cállense!
—dijo Heechul con brusquedad—. Miren, me someteré alegremente a la sesión de
“ataquemos al hermano Heechul” luego de ayudar a Shin. Ahora mismo comenzaré a
llamar a algunas personas para ver si alguien sabe cómo arreglar esto. Ustedes
pueden quedarse aquí, furiosos y criticándome todo lo que quieran, pero no voy
a escucharlos.
Sacando
su teléfono del cinto, Heechul fue hacia la escalera, y bajó al living para
llamar a Boa, quien fue completamente inútil para esto.
—Vamos,
B —le rogó Heechul a su hermana—. Tiene que haber un hechizo para deshacerlo.
—No,
si no sabes lo que lo causó. Shin no es exactamente humano, Hee. Un movimiento
equivocado y podríamos hacerle daño realmente.
Heechul
gruñó al teléfono y colgó. Leeteuk acababa de unirse a él en la sala cuando
escucharon que algo golpeaba la puerta principal con tanta fuerza que hacía
temblar las bisagras.
Pasándole
el teléfono a Leeteuk, Heechul extrajo su estilete de la bota.
—¡Akri!
—El gemido maníaco de Simi hizo eco por la caza como un violento trueno—. ¡Deja
entrar a Simi, akri!
—¿Qué
es eso? —preguntó Leeteuk, con el rostro pálido.
—Es
el demonio de Shin.
—¿Simi
está haciendo ese terrible sonido? —preguntó Kangin mientras él y Hyukjae
bajaban corriendo las escaleras.
—Así
parece —dijo Heechul mientras iba hacia la puerta. Kangin fue más rápido.
—¡No!
—dijo—. Podría ser un truco.
—Un
truco, mi trasero —murmuró él—. ¿Simi? ¿Eres tú?
—Heechul,
déjame entrar. No puedo ayudar a akri si no puedo verlo. Tengo que ayudar a mi
akri. Déjame entrar, o Simi convertirá en barbacoa esta puerta, así que
ayúdame.
—No
puedes, Simi. El escudo te lastimará si lo intentas. Tienen que invitarte a
entrar.
Heechul
se quedó helado al oír la amable y desconocida voz femenina al otro lado de la
puerta. Tenía un débil rastro de acento extranjero.
—¿Quién
está contigo, Sim?
—Uno
de los koris de la diosa-zorra, son personas que la sirven en su templo en el
Olimpo. Hyungjoon es gente de buena calidad que ayudará a mi akri. Ahora, ¡deja
entrar a Simi!
—Está
bien —le dijo Heechul a Kangin—. Conozco a Simi lo suficientemente bien como
para comprobar que es ella allí afuera.
Kangin
lo miró amenazantemente.
—Sí,
y también conoces a Siwon. Eso me da mucha fe en tu juicio… no.
Heechul
se puso rígido.
—Leeteuk,
si las pelotas de tu marido significan algo para ti, sugiero que lo apartes de
mi camino, o estará cantando como una soprano.
—Deja
que abra la puerta, Kangin.
—Y
un demonio —dijo él con brusquedad—. Mi hija está durmiendo arriba.
—Su
sobrina está durmiendo arriba —le recordó Leeteuk—. Heechul jamás pondría a Sora
en peligro. Ahora, muévete.
Kangin
hizo un gesto como si quisiera ahorcar a ambas, y luego dio un paso al costado.
Heechul
abrió la puerta para ver a Simi afuera, con un joven alto y vestido con una
toga. Ninguno de los dos preguntó dónde estaba Shin, parecían saberlo
instintivamente.
—No
te preocupes, Hee —dijo Simi mientras el joven iba hacia la escalera—. Hyungjoon
jamás lastimará a mi akri. El lo ama, como nosotros.
Hyungjoon
no escuchó a Simi mientras subía las escaleras de esa casa desconocida. Pero,
por otro lado, no había tal cosa como una casa desconocida para él. Había
heredado grandes poderes tanto de su padre como de su madre, incluyendo la
habilidad de sentir la esencia y distribución de los edificios.
Esta
casa hacía eco de calidez, respeto y amor. No era de extrañar que a Shindong le
agradara quedarse aquí cada vez que visitaba Nueva Orleáns. Este era un hogar
maravilloso, y Sora era una niña afortunada por vivir allí. Cómo deseaba haber
conocido un sitio así cuando era pequeña.
Abrió
la última puerta del pasillo para encontrar a Shindong recostado boca abajo en
una enorme cama de postes.
Hyungjoon
se detuvo ante la imagen de Shindong allí. Jamás, en todos estos siglos, había
estado tan cerca de él. Como un joven, había intentado con frecuencia echar
vistazos cuando él iba al Olimpo a ver a Artemisa. Como todos los sirvientas de
la diosa, Hyungjoon era desterrado del templo cada vez que él lo visitaba.
Él,
más que ninguno, tenía prohibido estar ni siquiera cerca de él. Y ahora…
Había
esperado por este simple y único momento toda su vida. Por una posibilidad de
tocarlo. De conocerlo.
De
sentir sus brazos a su alrededor, sólo una vez.
Con
el corazón martilleando, cruzó la habitación para detenerse junto a la cama que
en realidad no tenía espacio para su alto y delgado cuerpo. La palidez y el
extraño color de su piel no hacían nada para disminuir el hecho que era, sin
una sola duda, el hombre más apuesto que había nacido jamás.
Pero
era tanto más que belleza externa.
Incluso
estático, era imponente y atemorizante. Podía sentir sus poderes extendiéndose
hacia él. Llamándolo.
Era
poder encarnado.
Más
que eso, era invalorable para el orden del universo. Si Shindong muriese alguna
vez…
Ni
siquiera toleraba pensarlo.
Usando
sus propios poderes, que sólo eran menores que los de él, Hyungjoon cerró y
trabó la puerta de la habitación con sus pensamientos antes de bajar su capucha
y sentarse a su lado. Quería algunos minutos a solas con él, donde nadie
pudiera observarlos.
—Eres
tan apuesto —susurró mientras trazaba la línea de sus cejas.
Desde
el primer momento en que lo había vislumbrado, cuando era un niño, había
anhelado tocar su mano. Anhelado que él lo llamara por su nombre.
O,
mejor aún, anhelaba que él supiera que existía. Pero no podía ser.
Artemisa
siempre estaría en medio de ellos. Había ordenado siglos atrás que nadie,
especialmente Hyungjoon, jamás pudiera tocar al sagrado Shindong.
Sin
embargo allí estaba, sentado a solas con él, muy lejos de la mirada alerta de
la diosa.
Las
emociones profundamente arraigadas lo engulleron. Incapaz de resistir la marea
que lo arrastraba, Hyungjoon se recostó contra él y lo abrazó con fuerza,
deseando que estuviera despierto, para conocerlo. Para sentirlo.
Pero
no lo estaba.
Jamás
sabría que él había estado aquí. Que había sido quien lo había ayudado. Simi
tenía prohibido decírselo, y en cuanto él desapareciera, los demás, que estaban
abajo, también olvidarían que lo habían visto.
—Te
amo —susurró a su oído—. Siempre te amaré.
Depositó
un casto beso en su mejilla ante de apartarse y tomar su gran mano en la suya. Las
lágrimas corrieron por su rostro mientras rozaba los dedos de Shindong contra
su mejilla.
—Un
día —susurró—, nos conoceremos. Lo prometo.
Hyungjoon
destrabó la puerta con sus poderes, y extrajo una pequeña bolsa de su bolsillo.
Tenía tres hojas del Árbol de la Vida que sólo florecía en el jardín de la
Destructora, muy profundo dentro de los pasillos de su templo en Kalosis. Sólo
eso podía romper el ypnsi, el sagrado sueño que Orasia había dispensado una
vez, desde los sagrados pasillos de katraoteros en los días en que los antiguos
dioses Atlantes habían gobernado la tierra.
Sólo
esto podía devolver a Shindong su fuerza completa.
Hyungjoon
retorció las hojas hasta que estuvieron húmedas. Sosteniéndolas sobre los
labios de Shindong, las aplastó más, hasta que fueron capaces de dejar caer
nueve gotas dentro de su boca.
Observó
cómo el color se esparció desde sus labios, lentamente, hacia el resto de su
cuerpo.
Él
respiró hondo y luego abrió los ojos. Hyungjoon de desvaneció instantáneamente.
Shin
sintió el aire agitarse a su alrededor. Se sentó rápidamente y deseó no haberlo
hecho, cuando sintió que el dolor inundaba su cuerpo.
Secándose
los labios, hizo una mueca ante el amargo y desagradable sabor que tenía en la
boca.
—¿Akri?
Su
corazón dejó de latir al escuchar la vacilante voz de Simi un instante antes
que ella irrumpiera en la habitación y saltara a la cama junto a él.
De
repente, todo regresó a su mente. Los Daimons. El golpe…
¿Qué
demonios lo había golpeado?
—Simi,
¿qué estoy haciendo aquí?
Ella
lo agarró en un abrazo que lo tiró de espaldas, con ella envuelta en la parte
superior de su torso.
—Asustaste
a Simi, akri. Ella no sabía qué te sucedía. Te pusiste todo gris y desagradable
como una estatua, o algo así. ¡Se supone que no hagas eso! Eso dijiste.
—Estoy
bien, Sim —le dijo, acunándola—. Eso creo. ¿Por qué estoy en casa de Kangin…
contigo en tu forma humana?
—Te
trajimos aquí.
Shin
se tensó ante el sonido de la voz de Kangin. Se sentó lentamente con Simi aún
abrazándolo.
Con
los brazos doblados sobre el pecho, Kangin se quedó parado en el umbral con Hyukjae
y Leeteuk.
—¿Estás
bien? —preguntó Kangin. Shin asintió.
—Eso
creo. Aún estoy un poquito confuso, pero respiro.
O
al menos lo intentaba, dado el hecho que Simi estaba pegada a él como una
protectora mamá osa.
—¿Sabes
lo que te sucedió? —preguntó Heechul desde algún sitio, en el pasillo.
Desdichadamente
sí, pero no era algo que necesitaran saber, ya que Simi había ido en busca del
antídoto y lo había restaurado. Gracias a los dioses, había comprendido su
orden.
Si
los demás alguna vez se enteraban de quién y qué era…
Pero
eso llevaba a la pregunta: ¿quién entre los Daimons sabía la verdad acerca de
él? ¿Cómo sabían que tenían que golpearlo con el único compuesto que podía
neutralizarlo en realidad?
Y
no es que fuese a funcionar nuevamente. Mientras supiera que debía esperarlo,
sabría que debía protegerse.
Y
habría sufrimiento para el próximo que fuera lo suficientemente tonto como para
intentar lastimarlo.
—Está
bien, Simi —dijo Shin, palmeando a la demonio en la espalda—. Puedes soltarme.
—No,
no puedo —dijo ella, mientras lo abrazaba con más fuerza—. Te habías puesto
todo espantoso, akri. Como una de esas cosas que hay en casa. ¡Ew! A Simi no le
gusta eso. Tienes que quedarte lindo y rosado, como se supone. O azul. No me
molesta cuando estás azul. De piel, quiero decir. Cuando estás azul de
espíritu, también pone triste a Simi.
—Está
bien, Simi —dijo Shin, interrumpiéndola antes de que dijera algo que no se
suponía que dijera.
—¿Tu
piel se vuelve azul? —preguntó Kangin.
—La
piel de todos se vuelve azul cuando tenemos frío —respondió evasivamente.
Shin
se deslizó fuera de la cama a pesar del abrazo de Simi, que aún no había
aflojado. Necesitaba salir de esa habitación para distraerlos del hecho que
había estado tan cerca de morir como era posible para los de su especie.
Simi
fue a pararse detrás de él y mantuvo sus brazos apretados firmemente alrededor
de la cintura de Shin.
—Me
parece que alguien está unida a ti, T-Rex —dijo Kyuhyun riendo.
—Sí,
un poquito.
Shin
salió de la habitación.
—¿Puedo
tomar un poco de helado? —preguntó Simi mientras finalmente lo soltaba. Comenzó
a ir hacia las escaleras, pero se desvió hacia el cuarto de Sora para espiar
por la puerta cerrada—. ¡Shh! —dijo en voz alta mientras se enderezaba—. La
bebé está durmiendo.
—Sí,
y Heechul está escabulléndose —dijo Kangin—. ¿Estás escapando a encontrarte con
Siwon?
Heechul
se puso rígido ante la pregunta.
—Dime
algo, Shin —preguntó en un tono bajo mientras se acercaba a él en la escalera—.
¿A Artemisa le importaría que mate a un ex-Dark Hunter?
—No,
pero creo que a tu hermano sí.
Heechul
miró sobre el hombro a Leeteuk.
—Entonces
será mejor que esté asegurado. Porque está a un paso de una desagradable caída
por estas escaleras.
—No
me amenaces, Hee —dijo Kangin—. Fuiste tan grosero conmigo cuando descubriste
que estaba con Leeteuk… En realidad, intentaste matarme. Ahora estás
enganchándote con el peor tipo de perverso. Dile, Shin. Los de su tipo
asesinaban sin compasión.
Heechul
se dio vuelta en lo alto de la escalera para enfrentarlo.
—¿Los
de su tipo? ¿Qué, un antiguo General? Parece que conozco a otras dos personas
que eran de su tipo —miró significativamente a Kangin y a Hyukjae.
—Heechul
—dijo Leeteuk—. Es suficiente. Sabías cómo se sentía Kangin respecto a Siwon.
¿Cómo pudiste hacernos esto?
Shin
se frotó la cabeza como si le doliera.
—Gente,
dejen a Heechul en paz. Fui yo quien lo unió a Siwon.
—¿Por
qué? —preguntaron Kangin, Hyukjae, y Leeteuk al unísono.
Shin
se detuvo en el primer escalón para mirar agudamente a Heechul.
—Hee,
¿cómo es tu hombre ideal?
—¿Sinceramente?
—Shin asintió—. Tú —dijo, sin dudarlo—. Alguien alto, hermoso, excéntrico y
gótico.
—¿Y
qué piensas de Siwon?
Miró
vacilantemente a su hermano.
—Es
insoportable, pero realmente me gusta.
Kangin y Hyukjae maldijeron.
—Heechul…
—dijo Leeteuk en tono de advertencia.
—No
me digas así. Jesús, estoy cansado que todos salten sobre mí.
Heechul
descendió las escaleras y se dirigió hacia la puerta, para irse.
En
cuanto la abrió, se encontró con Minho en los escalones, quien le sonrió antes
de ingresar al vestíbulo. Pasó junto a él antes que pudiera advertirle que Shin
estaba en la casa…
Con
Simi.
En
blanco, Heechul se dio vuelta.
—¡Hey,
Minho! —dijo Simi, con el rostro radiante mientras finalmente se alejaba
bailando de Shin para saludar a Minho.
Heechul
se quedó helado de pavor.
Supo
en el instante en que Shin se dio cuenta que Simi “conocía” a Minho. Su rostro
se manchó de rojo por la furia.
Minho
se quedó petrificado, y luego boquiabierto.
Simi
parecía inconsciente del estrago que había causado.
—Minho —dijo,
poniendo sus manos en la cadera mientras hacía pucheros—.¿Por qué no te encontraste
conmigo anoche, como dijiste que harías?
La
boca de Minho se abrió y se cerró mientras Shin dejaba escapar un rugido de
rabia. Tomó a Minho de la garganta y lo colgó contra la pared. Minho se golpeó
tan fuerte que en realidad atravesó el yeso.
Heechul
se encogió en compasivo dolor mientras Minho luchaba por levantarse del polvo
del yeso.
—No
sabía que era tu novia, Shin —jadeó Minho—. Lo juro.
Los
ojos plateados de Shin cambiaron a un brillante tono de rojo.
—Ella
no es mi novia, imbécil. Es mi hija.
Heechul
no hubiese pensado que fuera posible, pero Minho se puso aún más pálido.
—Pero
ella es tan… tan joven… tú eres tan joven… —Minho tragó audiblemente—.Estoy tan
jodido.
Los
ojos de Shin parecían explotar en rojo y amarillo mientras golpeaba a Minho con
tanta fuerza, que lo envió a más de cinco metros, hasta Kangin.
Sora
comenzó a llorar, escaleras arriba.
—Leeteuk,
atiende a tu bebé —gruñó Shindong en una voz que no era humana. Era profunda y
cavernosa. Espantosa.
Mientras
estaba distraído, Heechul corrió hacia Shin, pero él estiró la mano y él se
detuvo de repente como si una fuerza invisible lo sostuviera.
—¡Akri!
—chilló Simi—. ¡No!
Shin
se movió hacia Minho, pero antes que pudiera dar más de dos pasos, Simi estaba
de pie entre ellos.
Heechul
se encogió mientras Shin soltaba un grito angustiado.
—¡Jamás
debías tener conocimiento carnal! —le dijo a su demonio.
Mientras
el resto de ellos temía por sus vidas, Simi no estaba para nada perturbada por
su furia.
—¿Por
qué no? —preguntó Simi—. Todos los demás lo tienen.
Shin
se pasó las manos por su cabello negro.
—Porque,
maldita sea, Simi, ahora serás como todos los demás. Jamás tendré paz contigo.
Simi
apretó el rostro como si eso fuese lo más desagradable que había oído jamás.
—Pooor
favor, akri. Tienes una gran opinión de ti mismo. Eso es simplemente enfermo.
Has estado pasando demasiado tiempo con esa vaca. ¡Blah! Quiero decir que, eres
una persona bien parecida y todo eso, pero no eres ningún Travis Fimmel. Ahora, él sí está bien. Pero, sinceramente, a Simi
no le agradó mucho todo ese empujar y sudar. Parece demasiado trabajo para una
cantidad tan pequeña de placer. Personalmente, preferiría ir de compras. Es
mucho más divertido y no tienes que bañarte después de hacerlo. Bueno, al menos
no hasta que vas a algún sitio sucio, pero la mayoría de los centros
comerciales son limpios en la actualidad.
Minho
abrió la boca como para refutar sus palabras, pero Kyuhyun lo interrumpió,
sacudiendo la cabeza.
—Niño
—dijo Kyuhyun severamente—. Sé condenadamente feliz por apestar en la cama, y
toma la salida que ella te está ofreciendo antes de perder tu vida.
—Sí,
Minho —agregó Kangin—. Mantén tu maldita boca cerrada.
Ignorándolos,
Shin atrajo a Simi hacia sí y la sostuvo con fuerza, como si tuviera miedo de
dejarla ir.
Cualquier
fuerza invisible que estuviera sosteniendo a Heechul lo soltó. Respiró hondo
mientras el mismo aire alrededor de ellos parecía asentarse.
Pero
cuando Shin miró a Minho, sus ojos aún eran rojo resplandecientes.
—Estás
muerto para mí, Choi Minho. Si fuera tú me suicidaría para salvarme del
problema de hacerlo más tarde.
—¡Hey!
—dijo Heechul bruscamente mientras Shin se dirigía a la puerta—. Eso fue cruel.
—Apártate,
Heechul —gruñó Shin en advertencia—. Simi, regresa a mí.
El
demonio se convirtió en una fina y negra bruma antes de apoyarse sobre el brazo
de Shin y convertirse en un tatuaje en forma de dragón.
Shin
salió inmediatamente de la casa de Kangin. Sin dudarlo, Heechul corrió detrás
de él.
—¡Shin!
—le gritó, haciéndolo detener en el camino de entrada—. ¿Qué estás haciendo?
—Yéndome
antes de matar a Minho.
—No
puedes culparlo exclusivamente a él.
—Y
un demonio que puedo. Él se acostó con mi Simi.
—Bueno,
si quieres odiar a alguien, ódiame a mí. Fui yo quien los dejó juntos, solos.
Los
ojos de Shin le lanzaron fuego. Literalmente.
—Déjame,
Heechul. Ahora.
—No
—dijo, resueltamente—. Si quieres lastimar a alguien por esto, entonces lastima
a quien es verdaderamente responsable. Tú y Minho son mejores amigos. No
pienses que no lo sé. Él te ama como a un hermano y acabas de aplastarlo.
—Él
se acostó…
—Te
escuché la primera vez. Y también sé lo mal que se sintió Minho cuando se
enteró que Simi te pertenecía. Dime algo, Shin. ¿Por qué Minho no sabía acerca
de ella?
Su
mandíbula se endureció, furiosamente.
—No
quería que ningún hombre supiera sobre ella. Sabía que llegaría el día en que
ella… —dio un respingo, como si el pensamiento lo lastimara—. No comprendes.
—Tienes
razón, no comprendo. No sé lo que te sucedió esta noche. No sé que está detrás
de mí. No entiendo en qué diablos te convertiste hace unos minutos o porqué tus
ojos están haciendo el aterrador baile de fuego ahora. ¿Qué eres? Porque ahora
mismo, me pregunto si alguna vez fuiste humano.
Sus
ojos destellaron del rojo al plateado.
—Fui
humano, una vez —susurró.
—¿Y
ahora?
—Ahora
es momento de que los dos mueran.
Las
espeluznantes y amenazantes palabras apenas sonaron antes de que algo caliente
perforara el estómago de Heechul.
Ay! Hee debería patear el trasero de muchos en esa casa!
ResponderEliminarSon un monton de idiotas, todos!
Por favor, mi Siwonshis solo tenía cinco años cuando todo paso...no lo pueden condenar solo por que su abuelo era un imbécil!
Y Shin...que! Simi no es tonta...y para aplaudir se necesitan dos manos...Minho no la obligó a nada!!!
Ay mi Hee~ ojala no le pase nada malo...o bueno si. Sería interesante que sw dieran cuanta, cuanto vale mi caza vampiros... Al igual que Siwon...se de cuenta que lo ama!!!
Sólo voy a decir: Shin llegará el día en que te arrepientas de tus palabras
ResponderEliminarSupongo que ahora para Shin...ya no le parece tan bonita esa frase de "pasa,por que así tiene que ser"
ResponderEliminarSimi se ha acostado con Minho,alguien sabe que shin fue humano y lo que es,lo han herido,ha unido a siwon y a Hee,hay alerta,resulta que changsu a regresado,teuk ha visto sus muertes,kangin y hyuk han visto a siwon y le han dado la bienvenida,resulta que hyungjoon ama a Shin,supongo que artemisa no sabe lo que paso,hee quiere a siwon,ahora han herido a Hee......pero supongo que todo eso "debe de pasar" segun Shin......a que ya no le es tan divertido.
No puedo a culpar a Shin por enojarse de que simi y minho hayan estado juntos...menos drastica pero seria la reaccion de algunos padres....cierto...y mas si ese hombre con quien tu hija se acosto es tu amigo.
Ok...supongo que kangin ya debe superar lo de siwon,siendo que este era un niño cuando mataron a Kangin,pero no puedo evitar reir en que hee se esta comiendo los insultos que le dio a kangin cuando se unio a leeteuk......tiene razón,el karma existe,hee al tener una hermana con ese nombre y saber lo que hace...debe saberlo,a que ahora ya no se siente bien cuando insultan a quien amas.
Hyuk y kangin superaran lo de siwon...de alguna forma,supongo que hee deberia hablar con teuk...es mas,eso seria bueno..ya vinos quien manda en la casa de los Park....xD
Ya solo falta que los malos se unan más,ya hirieron a shin...eso da mucho en que pensar si se supone era invencible...pero todo tiene su talòn de aquiles...cierto.