Sungmin bajó
del otro lado de la cama y agarró una bata que colgaba de atrás de la puerta
del armario y encendió la luz. Parpadeé para que mis ojos se ajustaran mientras
él se ponía de piernas cruzadas en el centro de la cama. Jugueteó con las
solapas y recordé que mencionó que realmente no le gustaba estar desnudo. Era
una pena, luciendo de la forma en que lo hacía, nunca debería usar ropa.
—Quiero
ver el tatuaje.
Pasé mis
manos sobre mi cabeza.
—Tengo que
hacerme cargo de esto primero, y bueno… —Como que sacudí las manos hacia arriba—.
Es grande, y si quieres verlo todo, tengo que desnudarme por completo.
Ahora lo
pude ver sonrojarse realmente.
—El baño
está por ahí. —Señaló a la dirección de donde habíamos llegado—. Creo que mi
curiosidad es mayor que lo que mi vergüenza puede serlo a este punto. Realmente
quiero verlo.
Me encogí
de hombros.
—De
acuerdo. Ya regreso.
Puse el
resto de mi ropa en una pila, lo levanté todo y me dirigí de regreso a la
habitación. Se encontraba donde lo había dejado, sentado en el centro de la
cama jugando con su cabello. Jesús, iba a matarme.
—Es un
dragón.
Olvidé que
no tenía una camisa puesta cuando entré al baño. Giré mi espalda hacia él para
que pudiera ver toda la cosa. Escuché su inhalación rápida y las sábanas
crujieron mientras se movía por la cama.
—Lo es. Shindong
lo hizo para mí. Comenzamos el día que cumplí dieciocho y terminamos el día que
cumplí veintiuno. Tomó como seiscientas horas en la silla.
Muchas
personas tenían tatuajes de dragones. Nadie tenía un tatuaje de dragón como el
mío. Estaba hecho de un estilo japonés tradicional. Cubría casi todo mi cuerpo,
era masivo, tenía suficientes detalles que parecía que iba a volar conmigo en
sus duras garras en cualquier segundo, y sabía lo bastante sobre mi campo
profesional elegido, el nivel de habilidad envuelto en la pieza, que la razón
por la que era tan espectacular era porque Shindong se preocupaba por mí. Era
más que su protegido, más que su chico, era su legado parlante y andante de un
arte que simplemente había amado por años. Mi dragón era su Mona Lisa.
—Es muy
hermoso. —Sus manos ligeramente rozaron mi columna, hacia arriba sobre las
crestas de mis hombros—. Es mucho más que solo un tatuaje.
Algo se
atoró en mi garganta ante el hecho de que entendiera eso sin estar en la
industria o sin tener que explicárselo.
—Me
encontraba bastante jodido cuando era más joven. No sabía qué hacer con eso,
así que hice un montón de mierda absurda. Me arrestaron por pintar bardas con
aerosol, me metí en un alboroto en uno de los espectáculos de Henry y envié a
algún chico a la UCI, me tatué un montón de tonterías, mierda sin sentido por
todo el cuerpo. Shindong vio que iba en una espiral, intentó detenerlo. Me
llamó y me dijo que me enderezara que actuaba como un niño buscando atención de
su mami, que es exactamente lo que hacía.
Suspiré
mientras sus manos viajaban por las alas y las deslizaba hasta mi trasero.
Estaba acariciando el dragón, pero se sentía que también intentaba calmarme.
—Me dijo
que me enseñaría cómo lo hizo. Tatuar siempre me ha parecido genial, y luego se
ofreció a enseñarnos a mí y a Hyukjae sobre qué era realmente el arte y cómo poner
nuestros sentimientos en uso creativo, eso fue lo que detuvo mi caída libre.
Negué con
la cabeza ante el recuerdo y me dio una sonrisa. Tuve que apretar los dientes
porque sus suaves manos habían encontrado su camino al frente de mí y había solo
un lugar en que podrían terminar.
—Tuve que
hacer un trato con él para aprender que no había más mierda de tatuajes para
trabajar. Shindong no lo toleraría si yo iba a representarlo en su tienda. Me
dijo que tenía que tenía que estar de acuerdo en dejarlo a él y solo a él
tatuarme hasta que el aprendizaje estuviera terminado. Estuve de acuerdo y
comenzó en la parte trasera del dragón ese día. Por supuesto mientras
avanzábamos dejó a Hyukjae conseguir sus
trazos en mi piel mientras mejoraba, pero muchos solo porque Shindong llegó a
martillarme con la aguja por años. Este fue el resultado. Dijo que necesitaba
algo fuerte, algo que me recordara que mi gente siempre estaría a mi espalda y
me protegería de esos que querían lastimarme. Sabía que pasaba un momento duro
con mi mamá, así que él intentaba hacerme sentir menos solo.
Mi voz se
apagó mientras sus manos subían a mi pecho, sobre mi clavícula, y a mi cabeza.
—Es
impresionante. Realmente hermoso.
Giré y
puse mis brazos a su alrededor. Se encontraba de rodillas en la cama, así que
estábamos casi al mismo nivel. Besé su boca pasmada. Sabía a sexo y misterio.
—Tú
también.
No dijo
nada y lo vi sonrojarse. Nunca decía nada cuando le decía lo guapo que era. La
mayoría se lo comían con una cuchara, intentaban jugar al tonto, pero Sungmin solo
lo ignoraba como si nunca hubiera hablado. No estaba seguro de qué hacer con
eso. No intentaba adularlo, llevarlo a la cama. Solo le decía la verdad.
Rocé mi
pulgar sobre su tatuaje de búho en su clavícula. Tenía otro en su cadera donde
la ropa normalmente lo cubría, una pequeña cruz, y en su espalda justo en medio
de sus omóplatos estaba una santa representación Católica tradicional en toda
su grandeza de detalles.
—Todos
estos están bien hechos, y puedo suponer que tienen un montón de significado
personal detrás de ellos. Siempre puedo decirlo.
Levantó
una ceja y puso sus brazos alrededor de mi cuello mientras me inclinaba y lo
llevaba hacia la cama conmigo sobre él.
—¿Cómo
puedes decirlo?
—Están en
lugares que nadie más que tú los puede ver. No son diseños de destello en las
paredes, y aun cuando son pequeños tienen mucho detalle.
Una
pequeña sonrisa coqueteó en su boca
—El búho
es sabiduría, apuesto; ¿el santo?
—Santa
Agnes, patrona de los enfermeros. Mi hermano es Sungjin, eso es la cruz, y el
búho… —Pasó su dedo por la punta de mi nariz—. Lo tienes. No tienen nada de las
cosas que tú tienes, pero siempre he sido feliz con ellos.
—El arte
corporal no es un concurso. La única persona a quien tiene que gustarle es a la
persona que va a estar atorada con ello el resto de su vida. Mientras te gusten
cuando los ves, es lo que importa.
Rocé mi
pulgar sobre la cruz cuando su bata se abrió.
—Tuve un
chico artista. Era bueno y me hizo sentir realmente cómodo. Eres la única
persona además de él que alguna vez los ha visto.
Lo estaba
besando en un lado del cuello, dibujando patrones perezosos en su cadera con la
punta de mis dedos, pero sus palabras me dejaron inmóvil. Me dijo que yo era el
único chico que alguna vez lo había sacado, pero no pensé en trasladarlo al
hecho de que no había estado con muchos otros. Eso hizo al mundo regresar a su
eje paralelo de nuevo. Amaba la idea de ser el único chico que llegó a ver sus
marcas especiales, el único chico que lo llegó a hacer sentir especial y bien
en la forma en que el sexo podía hacerlo.
—Gracias.
Eso importa, Sungmin, espero que lo sepas.
Pasé mi
lengua por su clavícula y hacia el centro de su pecho. Estaba sorprendido de
que no me hubiera pedido detenerme o al menos apagar las luces, ¿por qué no ver
cuán lejos me dejaría llegar? Era tan suave y exuberante, para nada la figura
de palo delgado, sino una mano llena de curvas y carne cálida. De hecho tenía
una ligera capa de pecas que cruzaban la parte superior de su pecho y no me
encontré sorprendido, cuando jalé su turgente pezón en mi boca, de que supiera
como a terciopelo y dulce en mi lengua. Giré una y luego la otra puntita rosa
en mi lengua, dejando las dos brillantes y puntiagudas mientras sus ojos se
hacían oscuros y con párpados caídos.
—¿Qué
estás diciendo Sungmin? ¿Quieres darme otros diez minutos?
Me miró
como si intentara darse cuenta de algo. Había confusión, pero más que eso, su
cara y sus ojos se habían oscurecido a una fría sombra de gris.
—¿Quién
eres, Cho Kyuhyun?
Le di la
respuesta más honesta que pude a esa pregunta.
—Algunas
veces no lo sé, pero la mayoría del tiempo lo que ves es lo que hay, Sungmin.
Sé que pensaste una vez que era alguien más, pero te digo que nunca fui ese
chico. No estoy diciendo que era genial o agradable entones, pero no era lo que
creías que era.
No dijo
nada por un largo minuto y solo nos miramos. Pensé que me iba a pedir que me
vistiera y me fuera, pero para mi sorpresa enredó sus piernas a mí alrededor y
susurró en mi oído:
—Diez
minutos fue tu idea, Kyuhyun, estoy dispuesto a darte toda la noche.
Bueno, con
un permiso como ese, iba a ver exactamente lo que podía tramar antes de que se
desmayara de cansancio o me pidiera irme.
No tenía
tiempo para estar raro con Kyuhyun sobre lo que pasó anoche o para evaluar
todas las cosas que dejé que me hiciera o todas las cosas que había sido lo
suficientemente valiente para hacerle.
No sé
cuándo se habían ido algunos de mis temores e incertidumbres típicas , pero
cuando mi teléfono sonó antes de las seis de la mañana del día de Año Nuevo,
todavía estaba desnudo y deliciosamente rodeado por un gran y desnudo hombre.
No tenía tiempo para enloquecer, porque cuando el hospital llamaba era mi
primera prioridad, y no la tatuada y suave espalda de Kyuhyun por más tentador
y atractivo que pudiera ser.
Sunny
estaba molesta. Dos miembros del personal no habían respondido y tenía que
cubrir uno de los turnos. Tenía agendado trabajar esta noche, lo que
significaba estar en el hospital todo el día, lo que sonaba horrible
considerando que Kyuhyun me había mantenido despierto hasta bien entrada la
mañana, pero esto me ofrecía una salida fácil del asunto de lidiar con todo lo
que había ocurrido.
Cuando
colgué el teléfono, aun somnoliento Kyuhyun salió de la cama se vistió sin
darme ningún tipo de sentimiento de culpa o molestia, me dio un rápido beso en
la boca, y me dijo que lo llamara cuando tuviera la oportunidad. Se fue sin ningún tipo de
interrogatorio, cualquier tipo de conversación incómoda sobre, nosotros, o, lo
que somos o, si estamos juntos de
nuevo.
Dejó el
balón en mi área y me dejó claro que dependía totalmente de mí si quería seguir
jugando o no. Él me puso a cargo, que no era algo a lo que estuviera
acostumbrado en mi carrera y tenía que admitir que el poder en sí mismo, que la
elección fuera mía, hacia la situación con él más fácil para sacarlo de mi
cabeza. También lo hacia el hecho de que debía lidiar con los pecados de su pasado
si iba a seguir adelante con lo que fuera que estábamos haciendo ahora.
Cuando
llegué al trabajo era un caos. No tuve tiempo de pensar en cualquier otra cosa
o preocuparme por las miradas curiosas que Sunny me daba cuando estábamos en la
misma habitación o nos cruzábamos en el pasillo. Estaba resistiendo mi turno en
la sala de descanso consumiendo café como si fuera mi sangre vital cuando mi
diminuta jefa me arrinconó.
—¿Entonces?
Me sacudí
derramando líquido caliente sobre mis dedos. Le di una mirada enojada mientras
buscaba una toalla de papel para limpiar el desorden.
—¿
Entonces qué?
Me miró
fijamente y me dio un codazo en el brazo.
—Entonces,
¿cómo fue la cita con el doctor? Sonabas agotado esta mañana cuando llamé, así
que supongo que ha estado bien. Apuesto que hacen una linda pareja.
Traté de
mantener mi rostro impasible, pero no pude mantener su mirada. No cuando había
abandonado al terrible doctor y pasé el resto de la noche corrompiendo a Kyuhyun.
—Terminé
la cita temprano.
Sus ojos
se agrandaron y arrugó la nariz.
—¿Le
pediste que te llevara a casa temprano?
Suspiré y
tiré mi taza de papel con café, ahora tibio a la basura.
—Él fue un
idiota, tan lleno de sí mismo. Sus amigos eran espantosos y la fiesta era en
realidad un grupo de personas de pie tratando de superarse unos a otros. Estaba
incómodo y aburrido, así que llamé a un amigo y nos fuimos temprano. El Doctor
y yo no somos realmente compatibles.
Ella me
dio una mirada evaluándome.
—¿El chico
con el aro en la nariz?
—¿Qué pasa
con él?
—¿Es al
amigo que llamaste?
Me negué a
sentirme mal o avergonzado por ello. No había nada malo con Kyuhyun. De hecho
había mucho de bien con él, tanto que estaba teniendo problemas para recordar
por qué tenía que cuidar de mi tierno Corazón y frágiles sentimientos alrededor
de él en el primer lugar.
—Sí.
Ella hizo
un ruido y me siguió fuera de la habitación. Uno de los asistentes médicos me
entregó un nuevo archivo y me dijo que había un paciente esperándome.
—Sé que
tienes una primera impresión negativa sobre él pero es un tipo muy agradable,
realmente lo es.
Se encogió
de hombros y empezó a caminar en otra dirección contraria a mí.
—Supongo
que lo que crea realmente no importa. ¿Te has dado cuenta de que has estado
sonriendo todo el día? Nunca te he visto hacer eso. Siempre te ves tan seria y
concentrada, pero hoy, tomó sus dedos índices y tiró de las comisuras de su
boca―, tú eres solo una gran bola de alegría. Eso me hace feliz por ti. No me
importa quien puso esa sonrisa allí, Sungmin, solo me importa que perdure.
Estaba
sonriendo, realmente no había pensado en ello. También estaba dolorido y
cansado, tenía un chupetón en mi clavícula y mi favorita ropa interior estaba
en la basura. Todavía no estaba cien por ciento seguro sobre el hecho de que me
había involucrado con un tipo que me había decepcionado tanto en el pasado,
cómo podía confiar en todas las cosas que estaba sintiendo por él y sobre mí
mismo, pero no podía negar que me sentía más ligero, más normal de lo que me
había sentido con ningún tipo antes.
Él era el
único con el que había logrado tener un tiempo normal, sexy y sensual y quería
eso, quería más que eso en realidad, si él estaba dispuesto a ofrecerlo. No
solo deseaba a Kyuhyun, creía que en realidad le gustaba y tenía que admitir
que me preocupaba por él. Estábamos tan enredados en todo este espinoso lío que
estaba seguro de que cualquiera de nosotros podría salir de el sin
derramamiento de sangre y sufrimiento.
Mi segundo
turno fue tan ocupado como el primero y para cuando me arrastré a casa, estaba
demasiado cansado para funcionar y mucho menos para pensar que iba a hacer con Kyuhyun
o sobre nosotros.
Trabajé
los siguientes dos días de corrido y aunque quería enviarle un texto a Kyuhyun
o llamarlo para hacerle saber que estaba por lo menos pensando en él, no era
capaz de encontrar las palabras adecuadas. Al tercer día decidí hacer algo
diferente. Le envié flores a la tienda de tatuajes, un bonito ramo de rosas
rojas, amarillas y naranjas que hacía juego con el fuego tatuado por todo su
cuerpo. Los colores tenían otro sentido también. Rojo significaba romance y tal
vez incluso amor, amarillo bondad y la amistad, naranjo pasión y entusiasmo...
teníamos los dos últimos cubiertos por seguro. Lo hice en parte porque quería
hacer sonreír a un gran, bruto y tatuado chico con un ramo de flores y en parte
porque quería demostrarle que estaba en mi mente.
No me
detuve a pensar, si iba a pensar que era tonto, pero no me sentí inseguro o
preocupado sobre cómo se lo tomaría. Solo lo hice y envié una sencilla tarjeta
que decía:
Gracias.
Estaba
agradecido por todo, por la noche en mi cama, y sobre todo por él, estar con
él. Tenía la esperanza de que lo entendiera todo.
Al final
del día, recibí un mensaje de texto con la fotografía de un ramo gigante en el
centro de una mesa en una tienda muy masculina. No había nadie en la fotografía, pero varios pares de
manos tatuadas estaban en el
fondo haciendo el signo del pulgar hacia arriba en señal de aprobación. Eso me
hizo reír. La respuesta de Kyuhyun fue corta y dulce:
Nunca me habían dado flores antes... Son tan
bonitas como tú.
Gracias.
No sabía
qué decir de eso, pero me hacía sentir que todo lo que creía saber sobre mí
estaba equivocado. Le respondí con una carita feliz y volví al trabajo. El
trabajo siempre había sido mi forma de manejar las cosas en mi vida cuando no era capaz de lidiar con algo.
Cuando
llegué a casa esa noche por fin iba a llamarlo pero fui asaltado por una
llamada de emergencia de Sungjin. Al parecer, mi madre se había encontrado con
la nueva novia de papá en la tienda de comestibles y habían tenido una fea
escena, mi mamá terminó con cargos por agresión.
Sungjin le
había suplicado a papá que convenciera a su novia de no presentar cargos,
sabiendo que mamá iba a pagar las cosas en la tienda que había destruido, pero
no la ayudo en nada. Quería que mamá buscara ayuda, para que superara todo y la
verdad estaba totalmente de acuerdo con él. Toda la situación parecía
completamente ridícula y fuera de control. Mi mamá había ido demasiado lejos y
mis palabras acerca de no querer pagar la fianza de la cárcel volvieron a
atormentarme.
Sungjin no
debía cargar a los niños en el auto y conducir embarazado para recoger a mamá,
así que hice de tripas Corazón y lo hice yo mismo. Por supuesto, era la única
opción a pesar de que no quería hacerlo. Así que dejé el trabajo y conduje para
ir a buscar a mi madre a la cárcel.
Mi madre estaba
menos que encantada de verme. Tal vez porque le daba vergüenza. Tal vez porque
estaba cubierta de una especie de sustancia pegajosa no identificada y tenía
manchas de maquillaje y un inconfundible ojo negro. O tal vez fue porque fue
llevada a una sala de espera por un oficial de policía más joven que yo, más
encima esposada, se veía lamentable. O tal vez fue porque él le estaba diciendo
con calma que no perdiera su cita en la corte y que considerara la posibilidad
de tomar unas clases de manejo de ira porque estaba seguro que el juez la iba a
obligar.
Me vio y
dejó caer la cabeza un poco. La tomé del brazo y la conduje por la puerta
principal hacia mi auto. No dijo ni una sola palabra, pero pude ver que estaba
llorando en silencio. Me debatía entre el deseo de abrazarla y las ganas de
estrangularla, pero mi frustración por ella, por esta situación y el estado de
la familia, me había llevado a su punto de quiebre.
Dejé
escapar algo que era una mezcla entre un resoplido y un suspiro, la miré por el
rabillo del ojo.
—Está
bien, mamá. Necesito saber que vas a hacer ahora. ¿Vas a seguir tomando cada
píldora que esté a tu alcance con un litro de vino todos los días y usar eso
como una excusa para tu comportamiento? ¿Vas a cruzar la línea y dañarás a
alguien, tal vez incluso a ti misma? ¿Estás tan perdida en el dolor y la rabia
que te vas a perder una parte del embarazo de tu hijo porque él tiene miedo de
lo que podrías hacer? Odio tener que darte esta noticia mamá, pero nadie...
quiero decir NADIE... va a estar dispuesto a rescatarte si sigues así. En algún
punto te tienes que hacer responsable.
No
respondió, se limitó a seguir sentada en silencio llorando en el asiento del
copiloto mientras me ignoraba. No sabía qué más decirle. Esto se me había
salido de las manos hace mucho tiempo y no estaba seguro de cómo ordenar todo
esto. Cuando llegamos a su casa, me detuve en el camino de entrada y me giré
para mirarla. Sollozó un poco y me miró con sus ojos enrojecidos.
—Tu padre
fue mi novio de la secundaria. Salimos durante la universidad y sacrifiqué todo
para que pudiera ir a la escuela dental. Le di una hermosa familia y pensé que
éramos felices. Me duele mucho cuando pienso que él se volvió a enamorar y
continúo con su vida. ¿Cómo pueden los sentimientos de alguien desaparecer de
esa forma, Sungmin? ¿Después de todo lo que vivimos?
Mi Corazón
dolió por ella.
—No lo sé,
mamá y no puedo pretender entender el daño que papá te hizo pero sí sé que, lo
que estás haciendo no te está haciendo ningún bien. Papá puede haberse
enamorado nuevamente pero todavía tienes dos hijos y nietos que necesitan tener
una abuela feliz y saludable con la cual pasar el tiempo. También somos
importantes y todos odiamos ver lo que te haces a ti misma.
—Solo
quiero lastimarlo tanto como él me lastimó.
—Bueno,
eso no va a suceder.
—No es
justo.
Negué con
la cabeza.
—No, en
realidad no lo es, pero confía en mí, llevar los trámites de divorcio y tener
que comenzar de nuevo en la vida es lo menos justo que puede ocurrir. Una vez
tuve que estar con los padres de una joven chica que murió solo porque las
personas son incapaces de encontrar la forma de ser gentiles entre sí. No es
tan difícil, simplemente ser considerado, mucha gente no tendría que sufrir
innecesariamente, pero este es el mundo en que vivimos. Eso no es justo, mamá.
Las personas que se enamoran de forma viciosa, eso es una mierda, pero hay
peores cosas que podrían estar pasando. Sé que suena duro, pero es muy cierto.
Algo se
movió en su mirada pero apartó la vista de mí.
—Me olvidé
de lo notable que es tu vida, y todo lo has hecho sola Sungmin. La fuerza que
se necesita para hacer lo que haces es admirable y puede que haya perdido mi objetividad
en todo. Pero espero que sepas que más allá de todo lo demás, estoy muy
orgullosa de ti.
Guau. No
había estado esperando eso.
—Gracias,
mamá.
—Ahora
ponte un poco de maquillaje y tal vez alguna ropa más llamtiva y lánzate sobre
uno de esos doctores con los que trabajas y voy a estar en la luna.
Y allí
estaba... eso sonaba más como mi madre.
—No te
metas en problemas mamá y tal vez deberías dejar las píldoras. —Traté de
mantenerme relajado pero me aseguré de que notara la preocupación que sentía en
mi mirada. Quería lo mejor para ella pero me di cuenta que iba a tener que
tomar algunas medidas por sí misma para conseguirlo.
Cerró la
puerta y se dirigió hasta la puerta principal. Esperé hasta que entró en la casa
y saque mi teléfono. No pensé en ello, solo terminé encontrando su nombre en mi
lista de contactos y apreté el botón para llamarlo. Él contestó al segundo
timbre.
—Oye.
—Oye. ―Mi
voz comenzó a latir más rápido en contra de mi
voluntad.
—¿Qué pasa?
—¿Estás
ocupado?
—Sí, ahora
tengo un cliente y otro más después. ¿Por qué? ¿Qué pasa?
Me mordí
el labio inferior y golpeé mis dedos nerviosamente sobre mi rodilla.
―En
realidad nada. Acabo de tener un día muy raro y pensé que tal vez salir contigo
lo mejoraría.
Se quedó
en silencio durante un largo minuto y pensé que me iba a decir que había
perdido mi oportunidad o que si me hubiera tomado la molestia de llamarlo antes
podríamos haber hecho planes.
—Sí,
podemos pasar el rato. ¿Te importa si es tarde? Quiero pasar con Shindong. Él
no se veía muy bien ayer cuando lo vi y no voy a salir de aquí hasta después de
las ocho, ¿está bien alrededor de las diez más o menos?
No tenía
trabajo mañana en la mañana así que por mi podría aparecer a media noche, con
tal que apareciera.
—Eso está
bien. ¿Quieres que cocine algo?
Él se rio
y le oí decir algo a alguien en el fondo.
—No,
hagamos algo divertido. Ponte algo que no te importe ensuciar.
Eso fue
interesante y me puso curioso, lo cual era extraño porque odiaba las sorpresas.
—¿Cuál es
tu idea de diversión, Kyuhyun?
—Vas a
tener que esperar y ver. Hasta más tarde, Sungmin.
Colgó y me
quedé mirando mi teléfono con asombro. No sabía qué estaba haciendo, no sabía
lo que él me estaba haciendo, pero no había duda de que mejoraría mi día. Me
fui escuchando música y me dirigí de nuevo a la ciudad, mientras llamaba a Sungjin
y contarle sobre toda la situación de nuestra madre. Sonaba tan estresado y
triste que me sentí mal por él, pero mamá era un adulto y tenía que tomar sus
propias decisiones y sufrir las consecuencias.
Estos dos son simplemente perfectps el uno para el otro!!!
ResponderEliminarMe encanta! <3
Ah...Sungmin suertudo,yo también quiero ver el tatuaje de Kyu...TODO el tatuaje.
ResponderEliminarEste par llevan en su espada un cruz grande,y todo por lo que dicen y no dicen los demás.
Min por lo que escucho que creía que era para él...y Kyu,anhelando un trato cariñoso de su madre y recibir nada de parte de ella.
Al menos Kyu ya le aclaró a Min que lo que escucho en definitiva no era para él,quitando eso,ya quedan menos cosas que arreglar entre ellos.
obvio que 10 minutos no eran suficientes...que bueno que Min le dio toda la noche,y que bueno que la aprovecharon...*0*
Al menos la amiga de Min no le reclamo nada,no me gusto que lo obligara a ir con ese tipo,pero a partir de eso paso lo otro y al final,trajo buenas consecuencias.
Al menos la amiga ya se dio cuenta de que Kyu,con todos y sus tatuajes y esa aura,le hace bien a Min.
Espero que la señora madre de Min ya se ponga las pilas y sea feliz,se libró de un tipo que no la valoro,que no le llore más.
Flores para Kyu ajajaja,ya me imagino el alboroto cuando le llegaron