—¿Qué demonios estás haciendo? —Heechul
apartó la mano, violentamente consciente de su sonrojo.
—Sellar formalmente nuestro compromiso
matrimonial. Eso es todo.
—Gracias. Pero, de ahora en adelante, será
mejor prescindir de las formalidades.
Él sonrió traviesamente.
—Por supuesto, como tú digas.
—Sí, así es —en cierto modo. Heechul sabía
que era absurdo darle tanta importancia a algo tan insignificante— Choi... ¿es
un apellido coreano?
—Pareces sorprendido.
—No —respondió Heechul rápidamente— Bueno,
lo que me sorprende es que hables inglés tan bien.
—Mi madre era inglesa y, de pequeño, pasé
mucho tiempo en este país. También estudié aquí.
—Ah, entiendo.
—No
lo creo, pero
es natural —Siwon
hizo una pausa—. Bueno, ¿cuándo piensas hablar con tu
abuelo de esto?
Él asintió reflexivamente.
—¿Y qué le vas a contar sobre mí? No creo
que yo sea la clase de yerno que él espera que le presentes.
—No —dijo Heechul—, sino todo lo
contrario, cosa que me encanta.
—Quizá a ti te encante, pero déjame que te
dé un consejo: no cantes victoria antes de tiempo. A los hombres no les gusta
que una pareja les tome el pelo.
—Mala suerte para ellos —respondió—. Pero
no se puede decir que sea eso porque lo que yo voy a hacer es justo lo que mi
abuelo quiere. ¿Cómo puede quejarse de que interprete a mi manera sus órdenes?
—La experiencia me sugiere que puede que
se queje y mucho. ¿Tu cariño por esos ladrillos justifica tantos problemas?
Heechul bajó la mirada y la clavó en la
mesa.
—No me mal interpretes. Quiero mucho a mi
abuelo. Pero él no comprende que yo quiera ser una persona independiente, nunca
lo ha comprendido. Sin embargo, debe aceptarlo.
—¿Y tus padres? ¿Qué van a decir de todo
esto?
—No sé nada de mis padres.
—Lo siento.
—No lo sientas. Yo, con los años, ya me he
acostumbrado.
—Tienes suerte. Mi madre murió hace casi
tres años y todavía pienso en ella constantemente —él se recostó en el respaldo
del asiento—. Esa casa a la que tanto quieres, si no te casaras... ¿quién la
heredará a tu muerte?
—Siempre podría adoptar a un niño
—respondió Heechul a la defensiva.
—¿Un joven soltero? —Siwon arqueó las
cejas— ¿Lo permite la ley?
—¿Por qué no? Al fin y al cabo, no soy
pobre y el dinero abre muchas puertas.
—Sí, ya lo veo —respondió él con una
irónica sonrisa—. ¿No crees que algún día te enamorarás de un hombre y querrás
tener hijos con él?
—No —respondió Heechul en tono cortante—.
Y ahora, si no te importa, ¿podríamos dejar de lado mi vida personal y
centrarnos en lo que interesa? Como ya te he dicho, habrá que firmar papeles y
cosas así. Mi abogado se pondrá en contacto contigo.
Heechul hizo una pausa antes de añadir:
—Respecto a la fecha de la boda... ¿hay algún
día de la semana que te resultaría inconveniente?
—No.
—En ese caso, le diré al señor Lau que
vaya a tu estudio —dijo—. Espero que vaya todo bien. Podría ayudarte mucho en
tu carrera.
Tras esas palabras, Heechul rebuscó en su
cartera, sacó unos billetes y los dejó encima de la mesa.
—Esto será más que suficiente para pagar
lo que hemos tomado —le dedicó una sonrisa vacía—. Si quieres tomar algo más,
hazlo, por favor.
Durante un instante, se hizo un extraño
silencio, un silencio tenso.
Entonces, Siwon bajó la cabeza a modo de
cortés agradecimiento. Heechul se despidió y, al salir a la calle, descubrió
que le costaba respirar.
¿Por qué?, se preguntó. Sin contestar a su
propia pregunta, paró un taxi. Aún tenía que hablar con su abuelo.
La semana siguiente Heechul estuvo muy ocupado
con su trabajo, había tenido que hacer un corto viaje. No obstante, le
resultaba más difícil que de costumbre concentrarse y, para colmo, no lograba
dormir bien.
Sus nervios debían de ser a causa de la
inminente reunión con su abuelo.
Cuando regresó a Londres el viernes al
mediodía, la atmósfera en la oficina era festiva. Una chica del departamento de
contabilidad, estaba celebrando su cumpleaños con sus compañeros. Después del
trabajo, todos iban a tomar una copa. O todos menos una per...
—Creíamos que no ibas a estar de vuelta.
Pero, si quieres, ven con nosotros a tomar algo —le dijo la chica a Heechul
mirando su severo atuendo con desagrado.
—Gracias —respondió Heechul con la misma
falta de sinceridad—, pero no puedo. Me voy al campo esta tarde.
De vuelta en su piso, Heechul se duchó
apresuradamente. Su abuelo mostró verdadera alegría cuando lo llamó por
teléfono para decirle que iba.
Mientras hacía el equipaje para pasar el
fin de semana con su abuelo, oyó los mensajes telefónicos: un grupo de
inversores ofreciéndole un préstamo; una invitación de su amigo Leeteuk a
cenar; y su abogado, Kim Jungmo, para decirle que el contrato prematrimonial ya
estaba preparado y listo para que se firmara, aunque quería hablar con él antes.
«En otras palabras, quiere quitarme de la
cabeza la idea de casarme», pensó Heechul sonriendo burlonamente. No le
sorprendía.
Le desilusionó que no hubiera un mensaje
de Henry Lau, a pesar de haberle dicho que iba a ir al estudio de Siwon mientras
él estaba de viaje. Sin embargo, el dueño de la galería era un hombre muy
ocupado y quizá no había tenido ocasión de ir todavía. Era demasiado pronto
para perder la esperanza.
Un par de horas más tarde, cuando llegó al
pueblo, Heechul estaba preso de un ataque de nervios. Su triunfalismo lo había
abandonado. Simplemente, estaba haciendo lo que podía por salvaguardar su
herencia.
Cuando llegó a StarM, aparcó el coche en
la parte posterior de la casa, cerca del viejo establo, y entró por la puerta
de la cocina. Inmediatamente, olió el inconfundible aroma de un pato asado, a
menos que estuviera muy equivocado.
El ama de llaves, algo más entrada en
carnes y con más canas, estaba batiendo crema para acompañar a la mousse de
chocolate, una de sus especialidades. Le saludó con afecto y le dijo que el
señor Kim estaba en el cuarto de estar.
—Está con una visita, joven Heechul
—añadió.
Cosa que a Heechul no le hizo ilusión.
Había esperado tener a su abuelo dedicado exclusivamente a él con el fin de
poder anunciar su boda lo antes posible. En fin, quizá la visita se fuera
pronto.
Heechul dejó la maleta en el vestíbulo,
fue al cuarto de estar y lo encontró vacío. Pero las puertas dobles que daban a
la terraza estaban abiertas y, al instante, oyó la voz de su abuelo.
Tras respirar profundamente, Heechul salió
para saludarlo.
Kim Sooman estaba delante de la
balaustrada, indicando con la mano puntos de interés de los jardines, uno de
sus temas de conversación preferidos.
Aunque sólo podía ver la espalda de la
visita de su abuelo, Heechul se dio cuenta de que no era alguien del pueblo,
sino alguien a quien no conocía: alto y con traje sobrio, una oscura silueta
bajo el sol.
Un completo desconocido. ¿O...?
De repente, Heechul miró fijamente los
anchos hombros, las estrechas caderas y el traje de buen corte. Y se le secó la
boca mientras trataba de negar la evidencia. No era posible...
Él se volvió despacio y lo miró.
—Cariño —dijo Choi Siwon sonriendo.
Entonces, se acercó a él.
Heechul logró pronunciar una sola palabra:
—¿Qué...?
Antes de que pudiera reaccionar, los
brazos de Siwon lo rodearon, estrechándolo contra su pecho en un apasionado
abrazo. Luego, acercando los labios a los suyos, le susurró:
—Sonríe, Heechul. Finge que te alegras de
verme.
Entonces, le hizo darse la vuelta para que
juntos, él con una mano en su cadera, se enfrentaran a su abuelo.
—Vaya, querido —dijo Kim Sooman en tono
suave, pero su mirada vigilante—. Por lo que este chico me ha contado, creo que
tengo que desear que sean felices. Confieso que no sospechaba nada y esta
visita me ha tomado por sorpresa.
«Y a mí», pensó Heechul con una serenidad
en la expresión que no sentía.
—Espero que haya sido una sorpresa
agradable, abuelo.
—Yo también lo espero —dijo su abuelo
burlonamente—. Le he dicho a tu prometido que no es lo que esperaba para ti,
pero él me ha asegurado que tiene buenas expectativas profesionales y, en fin,
debo dar crédito a sus palabras.
—Heechul ha estado fuera y, por lo tanto,
no está enterado de que Henry Lau ha accedido a exhibir mi trabajo en la
galería String — dijo Siwon con voz serena—. Me lo ha dicho hoy.
—Ah —Heechul tragó saliva—. Bueno, es una
noticia estupenda. Me alegro mucho por ti... querido.
La sonrisa de Siwon no alcanzó a sus ojos.
—Y te debo a ti este golpe de suerte
—entonces, Siwon se volvió hacia Kim Sooman—. Señor, espero que dé su
consentimiento a nuestro matrimonio.
—Sí, claro —había una cierta aprensión en
la sonrisa de Kim Sooman—. En cualquier caso, no creo que mi opinión cambiara
nada.
Kim Sooman se miró el reloj y añadió:
—La cena estará lista en cuarenta minutos.
¿Por qué no le enseñas al señor Choi el jardín, querido? Supongo que tendrán
mucho de qué hablar.
Siwon lo agarró del brazo mientras
descendían los escalones que daban a una zona de césped.
—Si quieres atacarme, querido Heechul, te
sugiero que esperes —le dijo él—. Y no te separes de mí porque tu abuelo aún
nos vigila.
—¿Cómo te has atrevido? —murmuró furioso—. ¿Cómo te has atrevido a invadir así esta casa?
—No he necesitado invadir nada, he llamado
al timbre y me han permitido entrar —respondió él con calma.
—¿Y cómo has encontrado la casa?
—No me ha resultado difícil. Conocía el
nombre de tu abuelo y el de la casa. Ha sido suficiente con preguntar.
—Te
has vuelto completamente loco —Heechul sacudió la cabeza— ¿Por qué has venido a pedirle
permiso a mi abuelo para casarte conmigo? Esto es como una telenovela.
—Por lo que me dijiste, me dio la
impresión de que tu abuelo era bastante conservador —dijo él despacio—. Pensé
que le gustaría más que yo tuviera el detalle de venir a pedirle permiso para
casarme contigo a que tú, sin más, le
anunciaras tu decisión, cosa que podría haberse tomado como una provocación por
tu parte.
—Ah, sí, claro, tú sabes mucho de estas
cosas —Heechul se soltó del brazo de él como si ya no le importara que los
vigilaran.
Siwon se encogió de hombros.
—No es la primera vez que tengo que tratar
con un autócrata y el enfrentamiento abierto no es la mejor táctica —Siwon le
sonrió—. El elemento sorpresa suele tener más éxito.
«Sí, ya me he dado cuenta», pensó Heechul
echando humo.
—¿Y no se te ha ocurrido consultarme
primero? —dijo.
—No estabas en Londres, Heechul —observó
él— Además, habrías dicho que no.
—En eso tienes toda la razón —dijo furioso.
Heechul guardó silencio y, al mismo
tiempo, se fijó en él con atención.
No le extrañaba no haberlo reconocido de
inmediato. No había rastro de los vaqueros ni de manchas de pintura. El traje
gris marengo no era nuevo, pero sí elegante. La camisa era blanca y buena, la
corbata era de seda y los zapatos brillaban. Incluso llevaba calcetines.
Aún llevaba el pelo demasiado largo para
el gusto de Kim Sooman, pero se había cortado las puntas y estaba recién
afeitado. Y durante esos desagradables segundos que se había encontrado en sus
brazos, había olido a colonia cara.
Fue entonces cuando Heechul se dio cuenta
de que él también le estaba observando, sonriendo como si supiera lo que estaba
pensando.
—Dime, ¿de dónde has sacado esa ropa? ¿De
una tienda de segunda mano?
—Pensé que te gustaría verme correctamente
vestido para representar mi papel, Heechul cariño —respondió él burlonamente—.
Y tú, por una vez, pareces haber decidido abandonar tu disfraz y vestirte como
un joven, sin nada de trajes serios y estirados.
—Deja que te recuerde que nuestro trato es
estrictamente de negocios y que no me gustan los comentarios machistas —dijo
Heechul con frialdad.
—¿Te parece que sigamos dando una vuelta
por el jardín? —preguntó Siwon con voz suave, ignorando el comentario—. Es muy
bonito.
—¿Es a eso a lo que has venido? ¿A
examinar la propiedad con el fin de ver qué más puedes sacar de nuestro
acuerdo? Porque si es así, te vas a llevar una gran desilusión. Para ti no hay
nada más que una exposición y algo de dinero, eso es todo. El contrato que
vamos a firmar no te concede más privilegios.
—Estoy deseando leer ese fascinante
documento —contestó él sin perturbarse— No obstante, debo decirte que mi visita
ha sido motivada por la simple curiosidad, querido Heechul. Quería ver con mis
propios ojos este lugar que tanto te importa, este lugar que, al parecer, es lo
único que te hace feliz.
—No lo comprenderías —le dijo en tono
desafiante—. Además, no es asunto tuyo.
—Lo es, ya que por esto es por lo que me
has pedido que me case contigo.
—En eso no estamos de acuerdo —dijo Heechul
fríamente—. Y, por cierto, ¿cuánto tiempo piensas quedarte aquí?
—Me marcharé mañana por la mañana. Tengo
que trabajar preparando la exposición —Siwon hizo una pausa—. ¿Te parece bien?
—No —contestó—. En ese caso, dejemos una
cosa clara: ésta es la primera y la última visita que vas a hacer a esta casa.
Después de irte mañana, no quiero que vuelvas nunca, bajo ningún concepto.
—Creo que esa decisión le corresponde a tu abuelo —dijo Siwon con la misma frialdad que él— Todavía no es tu propiedad, Heechul. Creo que deberías recordarlo. Y ahora, si no te importa, preferiría seguir el paseo yo solo. Tu compañía no favorece a la belleza del paisaje.
Y Siwon se alejó, dejándolo boquiabierto.
Heechul no regresó de inmediato a la casa.
Necesitaba recuperar la compostura antes de reunirse con su abuelo y someterse
a una inevitable inquisición.
Pasó unos minutos dando un rodeo de camino
a la casa y, por fin, se reunió con su abuelo, que estaba sirviéndose un jerez
en el cuarto de estar. Su abuelo se volvió hacia él y arqueó las cejas con
gesto interrogante.
—¿Estás solo?
—Sí, Siwon está dando un paseo a solas, no
soy muy bueno como guía turístico —respondió con una fingida sonrisa.
Su abuelo le dio un vaso de su vino
preferido y le indicó que tomara asiento en el sofá, enfrente del sillón de él.
—Espero que no hayan discutido.
—No, claro que no —respondió rápidamente.
—La verdad es que me ha parecido que te ha
sorprendido verlo aquí —dijo Sooman— Espero no ser la causa de una desavenencia
entre los dos.
Heechul se encogió de hombros.
—No se te escapa nada, abuelo.
—Eso es lo que intento, querido.
—Bueno, si quieres que te sea sincero, me
ha sorprendido que se me adelantara —dijo Heechul— Quería ser yo quien te diera
la noticia de nuestro compromiso matrimonial.
—Sí, no me cabe duda de ello —comentó su
abuelo con cierta sorna en la voz, que a él tampoco se le escapó.
—Aunque, por supuesto, no tiene
importancia —añadió Heechul precipitadamente—. Siempre y cuando estés de
acuerdo con mi elección.
—Digamos que me parece un joven sumamente
interesante —el señor Kim hizo una pausa— Me ha dicho que se conocieron a
través de su trabajo.
—Sí, así es. Me causó una impresión
inolvidable.
—Ya
lo veo —su
abuelo se recostó
en el respaldo
del sillón—.Entonces, ¿crees de
verdad que tiene talento?
—Sí —al menos, esa respuesta sí era
honesta—. Sí, lo creo de verdad. Utiliza el color de forma increíble y sus
cuadros están llenos de... emoción.
—¿Y ganará lo suficiente para mantener a
su esposo... y a una familia?
—Eso creo —respondió Heechul con el pulso
acelerado—. Además, no voy a dejar el trabajo.
—Ah, ya. Pero... ¿se te ha ocurrido pensar
en la posibilidad de que tu futuro marido tenga otras ideas al respecto?
¿Qué le había estado contando él a su
abuelo?, se preguntó Heechul. Sin
embargo, respondió en tono ligero:
—Aunque sea así, tenemos que ser
prácticos.
—Sí, Heechul, tú siempre has sido práctico
—con gesto pensativo, Kim Sooman se quedó mirando su copa de jerez—. Siempre
buscando solución a los problemas que se te presentan, siempre luchando por
estar prevenido. Admirable. Por eso, me resulta sorprendente que lo que te haya
atraído de los cuadros de Siwon sea precisamente la emoción, en vez del aspecto
comercial. Por una vez, el corazón por delante del cerebro. Te felicito.
Su abuelo alzó la copa de jerez.
—Por tu felicidad, querido nieto. Sin
embargo, al mismo tiempo, no puedo dejar de preguntarme si realmente sabes lo
que estás haciendo.
Heechul aún estaba digiriendo las palabras
de su abuelo cuando Siwon se les unió y sonrió con sinceridad mientras halagaba
los jardines. Además, por lo que dijo, parecía saber de lo que estaba hablando.
Pero toda la conversación no podía versar
sobre la jardinería y, durante la cena, Heechul se sintió nervioso, a la espera
de que su abuelo preguntara algo que lo hiciera traicionarse a sí mismo.
Pero pronto descubrió que Siwon estaba
manipulando la conversación tranquila y habilidosamente, alejándose de tópicos
que pudieran mostrar peligrosamente la su ignorancia y llevándolo al terreno de
los temas generales.
Y en esas condiciones Siwon fue dándole
información, diciéndole disimuladamente cosas que él debería saber respecto al
hombre con el que se iba a casar.
Por ejemplo, mencionó que su padre aún
vivía, en Corea, añadiendo sin darle importancia que sus padres se separaron
cuando él era pequeño, pero sin entrar en más detalles.
Sin embargo, cuando mencionó que su madre,
ya fallecida, era una famosa artista de miniaturas, Heechul tuvo que hacer un
gran esfuerzo para no quedarse con la boca abierta.
Kim Sooman se vio igualmente sorprendido,
pero dijo:
—Eso explica el talento artístico que mi
nieto tanto admira en ti.
Pero ¿era verdad?, se preguntó Heechul
preocupado. Porque no le extrañaría
que su abuelo
lo comprobara. Igual
que podía intentar averiguar si era cierto lo que Siwon
había dicho respecto a haber estudiado en un famoso colegio inglés.
Cuando la cena llegó a su fin, Heechul
sintió alivio al oír a Siwon aceptar jugar una partida de ajedrez con su
abuelo. Un juego maravilloso, pensó él, se jugaba en silencio. Porque no sabía
si su sistema nervioso podría soportar más revelaciones.
Ahhhh
ResponderEliminarY a si empezaron Mamá y papa(?)
Jajajaja
Me encanta, hay Hee~ algo me dice que caeras redondito a los pies del Choi~
Tal parece que los pequeños detalles son los que ponen a Hee de los nervios...seguro que Siwon tendrá muchos de ellos para él.
ResponderEliminarJuaz....le llego antes a darle la noticia al abuelo...por la conversación final,el abuelo aún no sabe nada,puede que lo mande a investigar.
Mientras,Siwon está dandole sorpresas a Hee.
Y vayas sorpresas...vestido de traje,en casa de su abuelo,pidiendo su mano,buena platica y ahora que su madre era famosa.
Seguiran las sorpresas para él,ya que no busca saber más,Siwon le dara los detalles.
OMG esto se pone muy bueno.... y tengo que esperar.
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