Heechul esperó a que ambos estuvieran
sentados con sus copas de coñac para fingir un bostezo.
—Me temo que el trabajo de esta semana ha
acabado conmigo. Si no les importa, creo que me voy a acostar.
Sopló un beso en dirección a los dos y salió
del cuarto de estar deseoso de alcanzar la seguridad de su habitación.
Sin embargo, al llegar al pie de las
escaleras, oyó a Siwon pronunciar su nombre. Se dio media vuelta y, alarmado,
lo vio cerrando las puertas del cuarto de estar antes de echarse a caminar
hacia él.
—¿Qué quieres? —preguntó Heechul a la
defensiva.
—Sólo estoy obedeciendo órdenes. Tu abuelo
me ha hecho salir para que te dé las buenas noches de modo romántico mientras
él piensa en su siguiente movimiento.
—Bien, pues dalo por hecho —respondió
secamente— Y espero que te acuerdes de todas las mentiras que le has estado
contando durante la cena porque mi abuelo tiene una memoria de elefante. ¿Por
qué te has inventado tantas barbaridades?
—Porque me ha parecido que era lo que tu
abuelo quería oír, querido Heechul. Algo que lo tranquilice, que no le haga
pensar que te estás lanzando a los brazos de un don nadie.
Él se lo quedó mirando unos segundos con
expresión reflexiva.
—¿No te parece algo duro portarte así con
una persona que, en realidad, sólo quiere tu felicidad?
—El problema es que mi abuelo y yo no
estamos de acuerdo en lo que me hace feliz. Y deja que te recuerde que te he
pagado para que me sigas el juego, no para que me des tu opinión.
—Quizá seas tú quien deba recordar, Heechul
ah —dijo él suavemente.
Y sin más, Siwon le puso las manos sobre
los hombros y tiró de él hacia sí.
Antes de que Heechul pudiera protestar, la
boca de Siwon se apoderó de la suya con un duro y arrogante beso.
Heechul intentó zafarse de él, pero los
brazos de Siwon eran demasiado fuertes. Casi no podía respirar, y mucho menos
pensar.
Comenzó a sentirse mareado mientras la
presión de los labios de él aumentaba, llevándolo a un espacio oscuro y
vertiginoso.
Entonces, con la misma brusquedad con la
que había empezado, todo se acabó. Siwon se echó hacia atrás y lo miró sin
sonreír.
Heechul intentó decir algo, pero ninguna
palabra escapó de sus labios.
—Y ahora, vete a la cama —dijo Siwon— Te
deseo dulces sueños.
Siwon se volvió, cruzó el amplio vestíbulo
y entró en el cuarto de estar, dejándolo mareado y tembloroso. Consciente sólo
de que, en cierta forma, se sentía más solo que nunca antes en su vida.
Cuando Heechul apareció en el cuarto del
desayuno a la mañana siguiente, el único ocupante que encontró fue a Siwon,
terminando lo que parecía un sustancioso plato con beicon, champiñones y huevos
revueltos.
—Buenos días —dijo él poniéndose en pie
educadamente— Tu abuelo me ha pedido que te diga que hoy va a desayunar en su
habitación.
—Ah —Heechul se sirvió un cuenco de
cereales con leche. Entonces, frunció el ceño—. No está enfermo, ¿verdad?
—No, en absoluto —Siwon volvió a sentarse
y se sirvió otra taza de café— Creo que lo ha hecho para que estemos los dos
solos desayunando.
—Qué equivocado está —respondió fríamente—.
¿Qué tal la partida de ajedrez?
—Acabó en tablas. Ninguno de los dos dimos
con el punto débil del otro.
—Mi abuelo no tienen ningún punto débil
—dijo Heechul—. Te sugiero que, en el futuro, juegues al ajedrez en otra parte.
—Acostarte temprano no ha mejorado tu
humor, Heechul. ¿Has cambiado de parecer respecto a casarte conmigo?
—Por supuesto que no —respondió—. Por
extraño que parezca, has conseguido caerle bien a mi abuelo. Así que, una vez
que hayas firmado el contrato prematrimonial, la boda se llevará a cabo como
pensábamos y con la bendición de mi abuelo.
—Aunque él no esté presente, ¿no? —dijo Siwon
con voz queda—. Me ha dicho que no está de acuerdo con los matrimonios civiles.
Entonces, tras un breve silencio, Siwon
volvió a ponerse en pie.
—En fin, debo irme, Heechul. He pedido un
taxi para que me lleve a la estación.
Y tras esas palabras, Siwon se marchó,
dejando a Heechul sentado a la mesa con un cuenco de cereales que ya no quería.
Heechul se puso un traje de lino color
crema para su boda. O se ponía ese o uno de sus numerosos trajes de trabajo. No
tenía otra cosa en el guardarropa.
En cualquier caso, sintió una ligera
insatisfacción al mirarse al espejo antes de marcharse.
Había pedido un taxi por teléfono para
llevarlo al juzgado y, mientras se sentaba en el sofá del cuarto de estar a
esperar, extendió el cheque que le había prometido a Siwon; luego, lo metió en
un sobre, añadiendo una pequeña nota: Con mis mejores deseos para tu futuro.
Estaba nervioso, aunque sabía que no tenía
de qué preocuparse, Siwon había firmado el contrato prematrimonial que Jungmo,
su abogado, había preparado, pero Siwon había ido a firmar acompañado de su
propio abogado, Lee Hyukjae, que había examinado el contrato palabra por
palabra.
En ese momento, sonó el interfono
anunciando la llegada del taxi. Cuando llegó al juzgado, descubrió que estaba
medio esperando que Siwon no se encontrara allí. Pero sus esperanzas se vieron truncadas cuando lo
encontró en la sala de espera enfundado en un elegante traje oscuro con una
rosa blanca en la solapa.
Siwon debía de tener algún amigo con mucha
ropa, pensó Heechul mientras se le acercaba. Sin embargo, ninguno de los dos
hombres que acompañaban a Siwon eran tan altos como él, aunque sí iban muy bien
vestidos y ambos llevaban rosas blancas en las solapas.
Muy apropiado para la ocasión, pensó Heechul
mordiéndose los labios.
Mientras que él no llevaba ni un girasol
en la mano.
De repente y ridículamente, Heechul deseó
haberse tomado más molestias en vez de vestirse como solía hacerlo. Sintió no
haberse arreglado mejor el pelo y no haberse maquillado.
Porque, aunque no lo pareciera, era un
joven novio y aquél era el día de su boda.
Uno de los acompañantes de Siwon se le
acercó. Era un hombre robusto de cabello negro, mandíbula cuadrada y bien
parecido.
—Buenos días, joven Kim —dijo sin especial
simpatía—. Soy Lee Hyukjae y éste es mi compañero de trabajo. Jung Yunho. Hemos
venido como testigos.
Ese hombre parecía más un jugador de rugby
que un abogado, pensó Heechul con sorpresa.
—¿Le parece bien que completemos la parte
económica del trato sin más dilaciones? Mi cliente me ha autorizado a aceptar
en su nombre el dinero que usted le debe.
Sorprendido, Heechul miró a Siwon, que
asintió sin sonreír. Fue entonces cuando le dio el sobre al abogado,
arrepintiéndose de la nota que había escrito.
Al cabo de unos minutos los llevaron a una
estancia donde tuvo lugar la ceremonia, que acabó rápidamente.
Una vez en la calle, se hizo un incómodo
silencio, que Lee Hyukjae interrumpió:
—Bueno, amigos, propongo ir a almorzar a
algún sitio.
Heechul iba a abrir la boca para decirle
que él no podía porque tenía que ir al trabajo cuando, justo a tiempo, se dio
cuenta de que la invitación no le incluía.
Para disimular su irritación, alzó la barbilla
y se acercó a Siwon sonriendo.
—Adiós, señor Choi. Ha sido un placer
hacer negocios con usted — Heechul se quitó el anillo de boda y se lo
devolvió—. Como pequeño recuerdo de nuestra transacción.
Y sin más, se dio media vuelta y se
marchó.
Aquella tarde, cuando llegó a su casa, Heechul
sólo pensaba en darse un baño para relajarse.
El sol del atardecer estaba
desvaneciéndose, por lo que bajó las persianas del cuarto de estar y encendió
un par de lámparas antes de dirigirse a su cuarto de baño, quitándose la ropa
por el camino.
Una hora más tarde, se puso un pijama y
comenzó a cepillarse el cabello relajadamente. Le encantaba el orden de su
casa, la paz y la tranquilidad que le confería...
De repente, frunció el ceño. Acababa de
oír cerrarse una puerta cerca de donde estaba...
Se quedó inmóvil durante unos segundos,
sin apenas respirar, diciéndose a sí mismo que debía de haber sido producto de
su imaginación. No podía tratarse de su puerta porque la había cerrado con
llave, siempre lo hacía.
Por primera vez, Heechul sintió no tener
un teléfono en el dormitorio y haberse dejado el móvil en el cuarto de estar.
No, no había de qué preocuparse. Una de
las ventajas de un edificio como el suyo era que había un conserje, ex soldado
del ejército. Lo que ocurría era que aún estaba nervioso por el ajetreo de
aquel día.
No obstante...
Respirando profundamente, dejó el cepillo
del pelo y, descalzo, fue al cuarto de estar.
Y se quedó boquiabierta con lo que vio...
—Buenas noches, Heechul —dijo Choi Siwon con una sonrisa.
Estaba en el centro de la estancia,
vestido con el traje que había llevado a la boda, a excepción de la corbata y
una mochila a la espalda.
—¿Qué haces aquí? —preguntó él disimulando
su nerviosismo. Las piernas le temblaban de tal modo que tuvo que hacer un
esfuerzo para no apoyarse en el marco de la puerta.
—¿Dónde si no iba a estar? —Siwon dejó la
mochila en el sofá, seguida de la chaqueta del traje. Los oscuros ojos de Siwon
lo miraron con expresión desafiante—. Nos hemos casado hoy, ¿o se te había
olvidado?
Siwon debía de haberse enterado de su
dirección por el contrato prematrimonial.
—¿Cómo has entrado?
—El conserje me ha dado una llave
—respondió él— Tengo que devolverla por la mañana.
Las implicaciones de esas palabras dejaron
a Heechul con la boca seca.
No podía ser. No era posible que él
estuviera allí, invadiendo su intimidad y pillándolo por sorpresa... Y con sólo
un fino tejido cubriéndolo.
Algo que a él tampoco se le había
escapado, notó Heechul al verlo pasear la mirada por su cuerpo de arriba abajo.
Pero no iba a perder el tiempo
preocupándose por su ropa o falta de ella. Lo importante era no perder la
cabeza, comportarse con dignidad y decisión y echarlo de allí.
—Eso es nuevo —dijo Heechul con voz fría.
—¿El qué? ¿Que el conserje tenga una
llave?
—No, que le dé mi llave a un desconocido.
Podría perder su puesto de trabajo por eso.
—¿Perder el trabajo por darle la llave a
tu marido? —Siwon sacudió la cabeza— No lo creo.
—En cualquier caso, preferiría que se la
devolvieras y te marcharas.
—El problema es que, esta noche, lo que
importa no es lo que tú prefieras, sino lo que yo prefiera —respondió él
incisivamente—. Y voy a quedarme.
Heechul encontró dificultad para respirar.
—Si se trata de una broma, no le encuentro
la menor gracia —dijo Heechul con voz repentinamente ronca—. Por última vez,
márchate.
—No estoy bromeando —Siwon comenzó a
quitarse los gemelos de la camisa— Y tampoco voy a marcharme.
Sus miradas se encontraron.
—Porque estoy aquí para exigir mis
derechos matrimoniales, jagiya —continuó Siwon con voz suave—. Uno de los pocos
derechos que me concede ese contrato draconiano que has insistido en que firme.
Siwon hizo una pausa antes de añadir:
—Y algo de lo que estoy decidido a
aprovecharme.
Con voz tensa, Heechul consiguió decir:
—Yo... creo que debes de haberte vuelto
loco. Nuestro contrato especifica que vamos a llevar vidas separadas. Lo sabías
y lo has firmado.
—He firmado que no iba a vivir en tu casa.
Pero si también querías negarme el disfrute de tu cuerpo, deberías haberlo
estipulado en el contrato. Sin embargo, no lo has hecho, querido Heechul; por
lo tanto, no estoy incumpliendo ninguna cláusula del contrato.
Ése era el motivo por el que había pasado
tanto tiempo en el despacho de Jungmo examinando los papeles, pensó Heechul.
«Imbécil», se dijo a sí mismo. «Estúpido.
¿Cómo has podido permitirte ese lapso?»
Porque no se le había pasado por la cabeza
que él pudiera querer...
—Esto es un sinsentido —dijo con voz
fría—. He dejado muy claro que no tengo intención de ser tu esposó en ningún
sentido de la palabra.
—No obstante, no te paraste a pensar
cuáles podían ser mis intenciones. Pero no te preocupes, no tengo pensado
venirme a vivir contigo —Siwon miró a su alrededor—. Este ambiente me resulta
algo frío; por lo tanto, sólo pasaré aquí esta noche.
Siwon dejó los gemelos encima de la mesa
de centro y comenzó a desabrocharse la camisa.
Entonces, Siwon le sonrió:
—Bueno, esperemos que tu cama sea más
cómoda que el cuarto de estar. Estoy deseando averiguar si es así.
Heechul se sintió como si fuera de piedra.
Se lo quedó mirando mientras él se desnudaba. No podía actuar y no podía
pensar. Tragó saliva y dijo:
—Debes... de estar completamente loco. No
obstante, tienes que comprender que no estoy dispuesto a dormir contigo.
—Eso no es ningún problema... porque yo
tampoco tengo interés en dormir.
Se hizo otro terrible silencio durante el
cual lo vio desabrocharse el cinturón...
—Por favor, no sigas. Para.
Siwon se quedó quieto momentáneamente.
—¿Hay alguna cláusula en el contrato que
establezca lo que debo llevar en la cama? Si es así, no lo recuerdo.
—No es cuestión de cláusulas, sino de
decencia, algo que tú no pareces tener. Y si lo que intentas es sacarme más
dinero, no te vas a salir con la tuya aunque te desnudes una docena de veces
delante de mí. He sido un estúpido al fiarme de ti, pero nuestro matrimonio
termina aquí.
—No, todavía no, mi querido esposo. Acaba
de empezar.
Heechul sintió un repentino vacío en el
estómago.
—No voy a prestarme a tu chantaje,
prefiero ir a los tribunales.
—Sería un caso fascinante —Siwon se llevó
las manos a las caderas—. Imagínate lo que diría tu abuelo. De ser así, creo
que podrías despedirte de StarM, ¿no te parece?
Heechul sabía que tenía que hacer algo por
controlar aquella situación antes de que fuera demasiado lejos.
Pero, en ese momento, Siwon se le
acercó...
—¡No! —Exclamó Heechul preso del pánico—.
Está bien, te pagaré lo que quieras, pero márchate. Déjame solo.
—Heechul —dijo él con voz suave—. Hoy me
he casado contigo. Esta noche te voy a poseer, tal y como quería desde el
principio. Y, a pesar de lo que creas, no es una cuestión de dinero.
—Entonces, ¿qué es? —Preguntó él con voz
ronca—. ¿Se trata de una venganza por haber herido tu orgullo? Porque está
claro que tú no me deseas y lo sabes perfectamente.
Siwon suspiró.
—Si no te deseara, no estaría aquí. Y sí,
es posible que, al principio, estuviera enfadado contigo por haber creído que
yo estaba a la venta al aceptar ese ridículo trato. Pero el enfado no me duró
mucho —Siwon le sonrió—. Porque desde la primera vez que te toqué, me di cuenta
de que había un cuerpo delicioso debajo de esa ropa sin forma con la que te
vistes.
Siwon paseó su oscura mirada por su cuerpo...
—Y si el instinto no me falla, debes de
ser encantador —añadió él con voz dulce.
—No me interesan tus halagos —dijo Heechul
con voz temblorosa.
—Puede que cambies de opinión cuando
intimemos más.
—Ni lo sueñes —dijo Heechul con
violencia—. Porque, lo que estás haciendo en realidad, es forzarme a estar
contigo cuando no quiero estarlo.
—¿Estás seguro de eso? —preguntó Siwon—.
No te creo.
—Te equivocas —Heechul proyectó en su
mente la imagen del pelinegro que había visto en el estudio de él—. Dime,
¿cuántos jóvenes necesitas para satisfacer tus instintos?
—Con uno me conformo —Siwon sonrió
traviesamente—. Aún no me ha dado por las orgías.
Él, entonces, le agarró las manos.
—Siwon... por favor. No... No lo hagas
—rogó en un susurro.
—¿Que no haga qué, Heechul? —Siwon sacudió
la cabeza—. Ni siquiera lo sabes.
«Te equivocas», pensó Heechul. «Claro que
lo sé, lo sé desde pequeño. Mi madre iba de hombre en hombre como mariposa de
flor en flor en busca de lo imposible... Recuerdo sonidos en la noche cuando
era demasiado pequeño para comprender su significado. Y también recuerdo los
gritos, las peleas, los portazos... Pero lo peor eran los silencios. Y luego el
llanto y la desesperación. Y después otro hombre y el ciclo volvía a empezar. Y juré que eso jamás me ocurriría a mí. Me
juré a mí mismo no ser nunca como ella, esclavo de un hombre y del deseo
sexual. Me juré a mí mismo ser completamente
independiente y también que mi cuerpo sólo me pertenecería a mí».
Siwon lo abrazó y en él, temblando, se
mezclaron el miedo y la ira mientras le ponía las manos en el pecho en un
intento por apartarlo.
—Suéltame. Déjame, maldito seas. ¡Jamás te
perdonaré esto! ¡Jamás!
Tal y como había temido, Siwon controló
sus esfuerzos por liberarse con facilidad: le sujetó las muñecas con una mano a
su espalda y, con la otra mano le alzó la barbilla para poseerle la boca.
Y no sólo la boca, pensó Heechul
sintiéndose humillado, ya que unos botones de la parte superior del pijama se le habían
desabrochado con el forcejeo, exponiendo su pecho a la mirada de él.
—Eres precioso —susurró Siwon con voz ronca mientras lo atraía hacia sí.
Y entonces lo besó.
OMG
ResponderEliminarSiwonshis va a violar a Hee!???
Ahhhh
No me lo puedo creer...
Aaaaaaahhhhh
ResponderEliminarLe robo un beso de buenas noches *0*
La boda jajajajaja al menos al último minuto penso en que debio de haberse arreglado un poquito más,pero ya está hecho.
Pues sí...algo más tenía que haber detras de todo ese teatro que Hee montó para su abuelo y así poder obtener la casa.
Pobre...y ahora viene Siwon a exigir su dechecho conyugal,aunque tiene un punto,pues Hee no lo especifico en el contrato...aunque claro,esa no debería ser la forma.
Yo espero que Siwon se detenga y le demuestre a Hee que sí es un caballero...o que al menos lo convenza para hacerlo,antes de que haga algo de lo que después se pueda arrepentir.
Omg!!! Ya decia yo que Siwon estaba muy manso. Ojala Hee termine cediendo y no termine esta noche de boda en una violacion.
ResponderEliminarGracias por el capitulo ^_^ un abrazo