Heechul continuó caminando y agradeció que su hermana se detuviera y regresara a su tienda.
Aliviado,
se dirigió a la calle Bourbon sin un destino fijo. Buscaría algo de comida para los indigentes y luego haría
sus rondas.
—¡Oh,
es Heechul!
Él
giró ante la distintiva voz cantarina que conocía extremadamente bien.
Acercándose por detrás estaba la demonio de Shin, Simi, quien parecía una mujer
de diecinueve o veinte años exteriormente. Esta noche Simi llevaba una
minifalda negra, leggings púrpura, y un corset de un tono subido. Vestía un par
de botas stiletto altas hasta los muslos y llevaba una cartera en forma de
ataúd de PVC. Su largo cabello negro estaba suelto sobre sus hombros.
—Hola,
Simi —dijo Heechul, echando un vistazo a la calle detrás de la demonio—. ¿Dónde está Shin?
Ella
puso los ojos en blanco y dejó escapar un sonido de irritación.
—Fue
demorado por esa vieja vaca-diosa que dijo que tenía que hablar con él, y
entonces le dije que estaba hambrienta y que quería comer algo. Entonces él
dijo: “Simi, no comas gente. Ve al Empire y espérame mientras hablo con
Artemisa”. Así que aquí Simi está yendo al Empire sola, para esperar que akri
venga a buscarla. ¿Irás al Empire, Heechul?
Siempre
le divertía que la demonio se refiriera a sí misma en tercera persona.
—En
realidad, no. Pero si quieres que te acompañe, puedo hacerlo.
Él
se dirigió hacia ellos.
—Hey,
nena —dijo—. ¿Buscas compañía?
Simi
resopló.
—¿Estás
ciego, humano? —le preguntó. Hizo un dramático gesto hacia Heechul —. ¿No
puedes ver que Simi tiene compañía? —sacudió la cabeza.
Él
se rió.
—¿Tienes
un número al que pueda llamarte y hablar alguna vez?
—Bueno,
sí tengo un número pero, si llamas, akri responderá y se pondrá furioso
contigo, y entonces tu cabeza explotará en fuego —Se golpeteó el mentón—. Hmmm, pensándolo mejor, barbacoa…
Es 555…
—Simi…
—dijo Heechul en un tono de advertencia.
—Oh,
bah —dijo Simi mientras soltaba otro suspiro irritado—. Tienes razón, Heechul.
Akri se enojará conmigo si Simi hace que este hombre se convierta en barbacoa.
Puede ser tan exigente a veces. Lo juro.
—¿Akri?
—preguntó el hombre—. ¿Es tu novio?
—Oh,
no, eso es enfermo. Akri es mi papi y se enoja cada vez que un hombre mira a
Simi.
—Bueno,
papi no se sentirá mal por lo que no se entere.
—Sí
—dijo Heechul, parándose entre los dos—. Confía en mí, su “papi” no es alguien
con quien desees meterte.
Tomó
el brazo de Simi y la alejó. El hombre los siguió.
—Vamos,
sólo quiero su número.
—Es
1-800-date-una-idea —dijo Heechul sobre su hombro.
—Bien,
perra, sigue tu camino.
Antes
que Heechul pudiera parpadear, Simi se soltó y arremetió contra el hombre. Lo
tomó del cuello y lo arrojó contra el lado de un edificio, donde lo sostuvo sin
esfuerzo mientras sus pies colgaban a más o menos treinta centímetros del
suelo.
—No
le hablas a los amigos de Simi de ese modo. ¿Me oyes?
Él
no podía responder. Su rostro ya se estaba volviendo púrpura, sus ojos
saltaban.
—Simi
—dijo Heechul, intentando apartar la mano de la demonio de la garganta del
hombre—. Vas a matarlo. Suéltalo.
Los
ojos marrones de la demonio destellaron en rojo un segundo antes que Simi lo
soltara. Doblándose en dos, el hombre tosió y jadeó mientras luchaba por
respirar otra vez.
—Será
mejor que jamás insultes a otro joven señor, estúpido humano —le dijo—. Simi
también dice eso en serio.
Sin
otra palabra o pensamiento ante el asunto, Simi se colgó la cartera sobre el
hombro y se pavoneó por la calle como si no hubiese estado a punto de matar a
alguien.
El
corazón de Heechul aún martilleaba. ¿Qué hubiese sucedido si no hubiera estado
para detener a Simi?
—Entonces,
Heechul, ¿tienes más de esas deliciosas mentas que le diste a Simi cuando
fuimos al cine?
—Lo
siento, Simi —le dijo, intentando recuperar la compostura mientras veía al
pobre tipo tropezar por la calle. No cabían dudas que pasaría algún tiempo
antes que intentara coquetear con una mujer que no conociera—. No las traigo
conmigo.
—Oh,
bah, realmente me gustaban. Especialmente me gustó esa lata verde. Era muy
agradable. Simi necesita hacer que akri le compre algunas.
Sí,
y Heechul necesitaba asegurarse que Shin no dejara suelta a su demonio sola
otra vez. Simi no era mala, simplemente no comprendía el bien y el mal. En el
mundo de los demonios, no existía tal concepto.
Simi
sólo comprendía las órdenes de Shin, y las cumplía al pie de la letra.
Pero
al menos se encaminaban a un sitio donde la mayoría de la gente conocía y
comprendía a Simi. El Empire era un bar de motociclistas, que pertenecía a una
familia de Were Hunters. A diferencia de los Dark Hunters, los Were Hunters
eran primos de los Apolitas malditos y los Daimons, con una profunda
diferencia: ellos también eran mitad animales.
Eones
atrás, los Were Hunters habían sido originalmente mitad Apolitas, mitad
humanos. En un esfuerzo por salvar a sus hijos de morir a los veintisiete años
como sucedía con los Apolitas, su creador había empalmado mágicamente una
esencia animal en el cuerpo de sus hijos.
El
resultado había creado a dos hijos varones que poseían corazones humanos, y dos
que tenían corazones animales. Aquellos que eran humanos fueron llamados
Arcadianos, y los que eran animales fueron llamados Hyungjoonagaria. Los
Arcadianos pasaban la mayor parte de sus vidas como humanos que podían cobrar
forma animal, mientras que los Hyungjoonagaria eran animales que podían cobrar
forma humana.
Aunque
estaban emparentados, los dos grupos guerreaban entre sí, porque los Arcadianos
pensaban que sus primos animales eran mucho menos humanos, y los animales
luchaban porque esa era su naturaleza.
Los
dueños del bar eran un clan de osos Katagaria. Dentro de las paredes del Empire,
cualquiera era bienvenido. Humano, Apolita, Daimon, Dios, Arcadiano, o Hyungjoonagaria.
Sólo había una regla: “No me muerdas y no te morderé”. El Empire era una de las
pocas áreas sagradas en este planeta donde ningún ser paranormal podía atacar a
otro. Y los osos mantendrían alegremente ocupada a Simi hasta que Shin pudiese
reunirse con ella.
Simi
parloteó interminablemente, hasta que llegaron a las puertas estilo taberna del
bar.
—¿Entrarás?
—le preguntó a Heechul.
Antes
que pudiera responder, Heechul vio a Choi Minho yendo hacia ellos. Como la
madre de Minho trabajaba en el bar, era un visitante casi constante allí.
—Dama,
joven señor —dijo con una encantadora sonrisa mientras se unía a ellos.
—Minho
—dijo Heechul, saludándolo. Simi sonrió cariñosamente.
—Hola, Minho
—dijo, enroscándose un
mechón de cabello
con los dedos—.¿También irás a El Empire?
—Eso
planeaba hacer. ¿Y ustedes dos?
El
teléfono de Heechul sonó.
—Esperen
—le dijo a Minho y a Simi antes de atender. Era Gunhee, con un ataque de
histeria—. ¿Qué? —preguntó Heechul, intentando comprender las palabras de Gunhee,
que salían entrecortadas entre sus sollozos. Miró a Minho, quien lo observaba
con el ceño fruncido—. ¿Qué hay de Choi Minho…? —La pregunta fue cortada por un
grito de terror de Gunhee—. Está bien, está bien —dijo Heechul, dándose cuenta
inmediatamente de porqué Gunhee estaba molesta. Minho vestía una de sus atroces
camisas Hawaianas, junto con unos andrajosos jeans azules y un par de
zapatillas que se veían como si hubiesen sido alimento de un triturador de basura—.
Deja de llorar y vístete. Conseguiré a alguien, te lo prometo.
Gunhee
aspiró por la nariz.
—¿Lo
juras?
—Por
mi alma.
—Gracias,
Hee. ¡Eres un dios!
Heechul
dudaba seriamente de eso mientras cortaba la comunicación.
—Minho,
¿puedes entretener a Simi un ratito? Tengo que ir a impedir un desastre.
Minho
sonrió.
—Seguro,
cher. Estaré más que feliz de acompañar a Simi, si a ella no le importa.
Simi
sacudió la cabeza.
—Sabes,
realmente me gusta la gente de ojos azules —le dijo a Heechul—. Son de buena
calidad.
—Pásenla
bien —dijo Heechul mientras los dejaba y corría hacia la calle Chartres.
Siwon
estaba secándose el cabello con un secador cuando escuchó una conmoción en su
dormitorio. Sonaba como Gilbert y…
Apagando
el secador, salió del baño, para encontrar a Gilbert intentando sacar a
empujones a Heechul de su habitación.
—Perdóneme,
mi señor —dijo Gilbert mientras soltaba a Heechul—. Venía a hacerle saber que
tenía un visitante cuando él me siguió a sus habitaciones.
Siwon
no podía respirar mientras veía lo imposible. Heechul de regreso en su casa.
Una
inesperada felicidad lo consumió, pero se rehusó a sonreír siquiera.
—Todo
está bien, Gilbert —le dijo, asombrado de lo sereno que era su tono, cuando lo
que en realidad quería hacer era sonreírle a Heechul como un imbécil—. Puede
retirarse.
Gilbert
inclinó su cabeza antes de obedecer.
Heechul
tragó con fuerza ante la maravillosa visión de Siwon vistiendo nada más que una
toalla borgoña ligeramente húmeda envuelta alrededor de sus delgadas caderas.
Parecía completamente incongruente encontrarlo de ese modo. Con su aire
majestuoso, hubiese pensado que tenía una colección de batas de seda, o algo
así.
Su
cabello oscuro estaba húmedo y suelto, enmarcando un rostro que estaba
cincelado a la perfección.
Wow,
se veía bien así. Probablemente se vería aún mejor desnudo, como había estado
cuando había saltado de su cama…
Heechul
acalló ese pensamiento antes que la metiera en problemas.
—¿A
qué debo este honor? —le preguntó él.
Heechul
sonrió. Oh, sí, él era perfecto para lo que necesitaba… y ni siquiera quería
ponerse a pensar en ese doble sentido.
—Te
necesito vestido.
Heechul
se detuvo ante ese pensamiento. Sí, claro, había algo realmente mal en un joven
que le decía eso a un hombre tan excelentemente construido.
—¿Discúlpame?
—Apúrate
y vístete, nos encontramos abajo —lo empujó hacia la cama, donde yacía un
traje—. ¡Fretta! ¡Fretta!
Siwon
no estaba seguro qué lo sorprendía más: que lo quisiera vestido o que hablase
italiano.
—Heechul…
—¡Vístete!
—sin otra palabra, abandonó su habitación. Antes que él pudiera moverse, Heechul
abrió la puerta y metió la cabeza dentro—. Sabes, podrías haber dejado caer esa
toalla, tortuga… oh, no importa. Déjate el cabello al natural y asegúrate de
llevar algo realmente caro y elegante. Preferiblemente Versace, si tienes algo,
sino Arman... también servirá. Y asegúrate de llevar corbata y tu abrigo.
Completamente
desconcertado y sin embargo extrañamente curioso por su pedido, cambió el traje
de su cama por uno de Versace, de una mezcla de seda y lana negra, con una
camisa de seda negra y una corbata del mismo material a juego; luego abrió la
puerta.
Heechul
giró mientras la puerta se abría, y sintió que se le secaba la boca. Se quedó
boquiabierto. No era como si no supiera que él era hermoso, pero…
¡Oh…
dios!
Lo
único que podía hacer era respirar. Jamás había visto a un hombre vestir un
traje totalmente negro antes, pero era alta costura de primera línea. Se veía
elegante y majestuoso.
¡Gunhee
iba a morirse!
Eso,
si Heechul no moría antes por una sobrecarga de veneno hormonal.
—Sabes,
siempre he escuchado a la gente decir que debería ser ilegal verse tan bien
pero, en tu caso, realmente es cierto —Él frunció el ceño. Heechul lo tomó de
la mano y lo hizo bajar las escaleras—. Vamos, no hay tiempo que perder.
—¿Dónde
me estás llevando?
—Necesito
un favor.
Siwon
estaba extrañamente halagado por su solicitud. Era extremadamente raro que
alguien le pidiera un favor. Esas eran cosas que la gente se reservaba para la
gente a la que consideraban amigos.
—¿Qué
necesitas?
—Gunhee
necesita una escolta para el desfile de Señorita Luz Roja.
Siwon
se detuvo inmediatamente.
—¿Ella
qué?
Heechul
giró para enfrentarlo.
—Oh,
vamos, por favor, no seas mojigato. Eres romano, por el amor de dios.
—Sí,
pero eso no significa que tenga una condición innata para ser escolta de un
transvestido. Heechul, por favor.
Heechul
se veía tan decepcionada que en realidad lo hizo sentir culpable.
—Gunhee
ha estado practicando para esto durante meses, y su chico canceló esta noche.
Su competidora número uno lo sobornó para que la escoltara a ella. Si Gunhee
pierde, esto la matará.
—No
tengo deseos de ser exhibido entre un grupo de hombres homosexuales.
—No
es una exhibición… precisamente. Lo único que tienes que hacer es acompañarla
en el principio, cuando la presentan. Llevará sólo unos minutos y eso es todo.
Vamos, Won. Gastó el sueldo de un año en un hermoso vestido de Versace
Heechul
le lanzo la mirada más patéticamente sincera que había visto en su vida. Lo
derritió por completo.
—No
hay nadie más a quien pueda llamar con tan poco tiempo. Ella necesita a un
hombre realmente elegante. Alguien de primera clase, y no conozco a nadie más
que satisfaga todos los requisitos. ¿Por favor? ¿Por mí? Juro que te
recompensaré.
Personalmente,
hubiese preferido ser golpeado o asesinado… otra vez. Y aún así, no podía
decepcionarlo.
—¿Qué
sucede si uno de ellos me mete mano...?
—No
lo harán. Lo prometo, protegeré todos tus… —arqueó una ceja mientras miraba su
trasero— bienes.
—Y
si alguien se entera alguna vez de esto…
—No
lo harán. Lo llevaré conmigo a la tumba.
Siwon
dejó escapar un largo suspiro.
—Sabes,
Heechul, cada vez que he intentado ayudar a alguien en mi vida, sólo lo he
hecho peor para ellos. Tengo una mala sensación acerca de esto. Algo irá mal.
Espera y verás. Gunhee caerá del escenario y se quebrará el cuello o, peor, su
enorme peluca se prenderá fuego.
Él
sacudió la mano descartándolo.
—Estás
siendo paranoico.
No,
no lo era. Mientras lo llevaba hacia la puerta principal, cada horrible
recuerdo de su vida pasó por su mente… La vez que se había sentido mal por Yesung
y había intentado tranquilizarlo luego de una golpiza. Su padre lo había
forzado entonces a golpear aún más a Yesung. Él había dado sus golpes de lejos,
esperando que no fueran tan dolorosos como los que su padre le había dado a Yesung.
En cambio, había terminado cegando al pobre esclavo.
Otra
vez, cuando intentó evitar que Yesung fuese atrapado fuera de los confines de
su villa, había causado que su padre le pagara a un negrero para que apartara a
Yesung de todo lo que conocía.
En
su primera época como General, había tenido a un joven soldado bajo su mando,
que era el último hijo sobreviviente de su familia. Con la esperanza de
mantener a los jóvenes lejos del campo de batalla, lo había enviado como
mensajero a otro campamento romano.
El
chico había muerto dos días más tarde, luego del ataque de unos canallas celtas
que se habían encontrado con él.
Y
Liu…
—No
puedo hacer esto, Heechul.
Heechul
se detuvo en los escalones de la entrada para mirarlo. Había algo en su voz que
le decía que no estaba siendo ridículo.
En
realidad, sintió una ola de miedo atravesándolo.
—Todo
estará bien. Cinco minutos. Eso es todo.
—¿Y
si ocasiono que Gunhee salga lastimada?
—Estaré
allí mismo. Nada malo va a suceder. Confía en mí.
Él
asintió, pero Heechul sintió su reticencia mientras lo empujaba hacia el taxi
que los estaba esperando. Subiendo, le dio las indicaciones al conductor para
ir al Club.
Les
tomó apenas quince minutos llegar allí. Heechul pagó el taxi mientras Siwon
estaba parado en la vereda, como si estuviera preparado para largarse,
especialmente porque algunos clientes del club ya lo habían visto.
—No
te preocupes —le dijo Heechul mientras se unía a él—. En verdad no te
molestarán.
Siwon
no podía creer que estuviera haciendo esto. Debía haber perdido la cabeza. Heechul
tomó su mano y lo condujo a través de las brillantes puertas rosa dobles.
—Hey,
Hee —lo llamó un guardia de la puerta.
Era
enorme y musculoso, y vestía una camiseta sin mangas. Su cabello castaño oscuro
era corto, y tenía una banda celta tatuada alrededor de su bíceps descubierto.
A primera vista parecía intimidante, pero su sonrisa abierta y honesta le
quitaba ferocidad.
Heechul
sacó su billetera para pagar la entrada.
—Hola,
Sam. Estamos aquí para ayudar a Gunhee. ¿Está en la parte de atrás?
—Aparta
eso —dijo Sam, haciéndole guardar la billetera—. Sabes que tu dinero no sirve
de nada aquí. Sí, Gunhee está atrás, y por favor ve a ayudarla. Mi novio está a
punto de perder la cabeza porque no deja de llorar.
Heechul
le guiñó el ojo.
—No
te preocupes. Ha llegado la caballería.
Siwon
respiró hondo mientras seguía a Heechul dentro de lo que tenía que ser el sitio
más terrorífico en el que había estado jamás. Personalmente, hubiese preferido
meterse directo en un nido de Daimons armados con motosierras y guillotinas.
Pero
para el momento en que llegaron a la puerta amarillo brillante detrás del
escenario, se sentía un poquito mejor. Aunque muchos de los hombres en el club
se detenían para mirarlo embobados, ninguno de ellos se le había insinuado.
—No
te preocupes —le dijo Heechul mientras él pasaba junto a ella—. Tengo tu flanco
cubierto.
Siwon
dio un salto cuando é le pellizcó el trasero juguetonamente.
—Por
favor, no les des ideas.
Heechul
se rió.
Caminaron
a través de una multitud de gente que estaba en el proceso de maquillarse,
ponerse pelucas y elaborados vestidos. Gunhee estaba sentada en una esquina del
fondo, gimiendo mientras otro hombre revoloteaba a su alrededor, quejándose. Su
cabeza pelada estaba cubierta por un turbante de red rosado, y su maquillaje
estaba completamente destrozado.
—Estás
arruinando todo mi trabajo, cariño. Tienes que parar de llorar, o jamás lo
arreglaremos a tiempo.
—¿Qué
importa? Voy a perder. ¡Maldito seas, Anthony! Todos los hombres son cerdos.
¡Cerdos! No puedo creer que me haya traicionado.
Siwon
se sentía mal por Gunhee. Era evidente que este concurso significaba mucho para
ella.
—Hola,
nena —dijo Heechul—. Anímate. Tenemos algo mucho mejor que el viejo Tone. De
hecho, tanto él como Mink morirán cuando salgas con esto a tu lado — agregó,
empujando a Siwon hacia adelante.
—Hola,
Gunhee —dijo sencillamente, sintiéndose como un total y completo idiota. Gunhee
se quedó boquiabierta.
—¿Harás
esto por mí?
Él
echó una mira sobre su hombro para ver a Heechul observándolo. Había miedo en
sus ojos por que él se retractara.
Dios
sabía que verdaderamente lo deseaba.
Él
en serio, realmente, no quería seguir adelante con esto. Pero Choi Siwon era
más duro. Jamás en su vida había escapado, y le haría este favor a Heechul sin
importar lo desagradable que fuera para él.
Enderezándose,
giró hacia Gunhee.
—Sería
un honor ser tu escolta.
Gunhee
dejó escapar un grito perforador de tímpanos mientras saltaba y lo abrazaba tan
fuerte que él temió que sus costillas fueran a quebrarse. Gritó aún más fuerte
mientras lo dejaba y abrazaba a Heechul de tal modo que la levantó del suelo.
—¡Oh,
amigo, eres el mejor amigo que nadie ha tenido jamás! Imagina a Gunhee Divine
saliendo allí afuera del brazo del único hombre heterosexual de todo el club.
Chico, morirán de envidia —soltó a Heechul—. Carey, ven aquí y arregla mi
maquillaje, pronto. ¡Necesito estar fabulosa! ¡Fabulosa!
Carey
sonreía ante el histrionismo de Gunhee.
—Siéntate,
querida, y lo estarás.
Mientras
Carey trabajaba con Gunhee, Siwon y Heechul se quedaron de pie a un lado, fuera
del camino.
—Gracias
—le dijo Heechul—. En serio.
—Está
bien.
Heechul
observó a Siwon. Antes de poder detenerse, envolvió sus brazos alrededor de él,
le sonrió y apoyó la cabeza contra su pecho.
Siwon
no podía respirar ante la sensación de su abrazo. Su corazón latía con fuerza
al ver la cabeza de Heechul recostada contra él, ante la calidez del cuerpo
presionado contra el suyo. Una inesperada ternura creció dentro de él.
Levantó
la mano y acarició ligeramente su cabello mientras esperaba que nada saliera
mal con Gunhee porque él estaba ayudándole.
La
última vez que había intentado ayudar a alguien había sido más de un año atrás,
cuando Shindong le pidió que ayudara a apartar a los Daimons de una manada de
lobos Katagaria. Él había ido voluntariamente pero, durante la pelea, Kevin
y Hyungsik, los dos lobos a los que estaba ayudando, habían perdido a su
hermana, ante el golpe mal dirigido de un Daimon. Ella había muerto en los
brazos de sus hermanos.
Esa
visión lo rondaba hasta el día de hoy.
Siwon
le había dicho a Kevin que, en cualquier momento que lo necesitara, prestaría
alegremente su espada al lobo. Afortunadamente, Kevin jamás lo había
necesitado.
Estás
siendo ridículo.
Tal
vez, pero no le molestaría tanto si él fuese quien llevara el peso de eso. El
desastre siempre parecía caer sobre aquellos a los que intentaba ayudar.
Apartó
ese pensamiento y se concentró en l joven que estaba con él. Un joven como
ningún otro que hubiese conocido antes.
Era
verdaderamente especial. Único.
El
tiempo pareció detenerse mientras estaba allí, permitiendo simplemente que la
calidez de Heechul se filtrara en su interior.
Jajajajajajajajaja XD no puedo! Jajajajajajajjajajajajajajajjaja
ResponderEliminarEse Gunnhee...deliz de ir con el único hombre heterosexual(?) del club! Jajajajajajajajahjajajaja
Pobre mi Siwonshis el peso con el que carga!
T___T