Heechul
se apartó de sus labios el tiempo suficiente como para quitarse su propia
camiseta antes de aferrarse a él otra vez.
Siwon
no podía pensar mientras Heechul presionaba su cuerpo contra el de él. Bajó el cierre
de su pantalón y bajó la mano para acariciar suavemente su miembro.
Él
siseó de placer mientras Heechul pasaba las manos por su cadera, hacia su
trasero. Lenta, seductoramente, le bajó el pantalón, desnudándolo. Jamás había
experimentado algo más erótico.
Arrodillándose
frente a él, le quitó los zapatos, las medias, y luego le quitó el pantalón por
completo.
Siwon
no comprendía a este joven. Le resultaba imposible creer que estuviera con él
de este modo. Había pasado tanto tiempo desde que había estado con una pareja.
Como Heechul había señalado, la mayoría que había conocido eran formales e
indiferentes en la cama.
Nunca
apasionadas. No de este modo. No como Heechul.
Era
especial, muy valioso, un extraño banquete que él quería saborear. Era ese
fuego dentro de él lo que lo entibiaba. Ese fuego que lo atraía contra su
voluntad.
Heechul
se detuvo al sentir una extraña sensación proviniendo de él.
—¿Qué
sucede, Siwon? —susurró, poniéndose de pie ante él.
—Porque
me gustas.
—¿Por
qué?
Heechul
se mordió el labio seductoramente antes de encogerse de hombros.
—Eres
divertido de un modo raro, y eres bondadoso.
Él
sacudió la cabeza.
—No
soy bondadoso. Sólo sé cómo ser frío.
Heechul
enterró sus manos en el cabello desatado de él, y dejó que los sedosos mechones
acariciaran sus dedos.
—A
mí no me pareces frío, General.
Heechul
le pasó la lengua por el borde de su labio inferior antes de besarlo.
La
cabeza de Siwon daba vueltas ante sus acciones y sus palabras. Hambriento por él,
lo atrajo hacia sí para que su pecho quedaran pegados al calor de Siwon. El aro
plateado en forma de luna del ombligo rozó la cadera de Siwon, ocasionándole
una excitación ajena a él. Su entrepierna ardía de necesidad por Heechul.
Al
igual que su corazón.
Jamás
le había hecho el amor a una pareja a la que realmente le agradara. Como
hombre, sus amantes habían sido alianzas políticas. Parejas que sólo lo
buscaban para reclamarlo como esposo o amante rico y bien emparentado.
Como
Dark Hunter, sus relaciones amorosas habían sido con parejas que ni siquiera lo
conocían.
Pero
Heechul…
Gruñendo
bajo, él terminó de desvestirlo lo más rápido posible. El brillo de las farolas
se colaba por las persianas, recortando el cuerpo desnudo de Heechul. Era
hermoso. Esbelto, musculoso. Él jamás había deseado tanto a nadie.
Siwon
lo levantó del suelo y lo sujetó contra la puerta.
Heechul
rió ante su fuerza. Ante su cruda y terrenal pasión. No, su General no era
frígido. Era ardiente y excitante. Delicioso.
Sosteniéndolo
con nada más que la fuerza de sus brazos, él se deslizó profundamente en su
interior.
Heechul
gimió gravemente mientras él lo llenaba completamente.
—Eso
es, bebé —gruñó—. Dame todo lo que tienes.
Siwon
enterró su cabeza contra su cuello e inhaló su cálida dulzura mientras lo
embestía. Heechul tenía una pierna enlazada en su cintura. Él jamás le había
hecho el amor a alguien de este modo. Era animal y violento.
Y
le encantaba.
Heechul
arqueó la espalda, tomándolo más adentro mientras se encontraba con él golpe a
golpe. Tenía una pierna apoyada en el piso, que usaba para hacer fuerza contra
él mientras levantaba y descendía su cuerpo sobre el de Siwon, aumentando la
profundidad de su penetración. Era lo único que él podía hacer para esperarlo,
mientras Heechul tomaba de él el mismo placer que sentía con él.
Siwon
saboreaba la suave humedad del cuerpo de Heechul acogiendo al suyo. Él lo
observó morderse el labio mientras envolvía la otra pierna alrededor de su
cintura y lo apretaba con fuerza entre sus muslos. Era increíble.
Heechul
lamió y provocó su cuello mientras él continuaba embistiendo por ambos.
Heechul
no podía pensar en nada más que en la sensación de su duro grosor dentro suyo.
Su cuerpo le ardía y anhelaba el de él. Podía sentirse aferrándose a él,
necesitándolo.
Y
cuando llegó al orgasmo, tuvo que reprimir las lágrimas.
Siwon
gruñó mientras él le recorría la espalda con las uñas y gemía en su oído. Y sin
embargo, no era doloroso.
Sonrió
ante la visión de Heechul teniendo un orgasmo en sus brazos. El rió y ronroneó,
luego acunó el rostro de Siwon en sus manos antes de besarlo a ciegas.
Ese
beso lo llevó más allá del límite. Podría jurar que vio las estrellas mientras
su cuerpo se liberaba dentro del de Heechul.
Lo
abrazó con fuerza hasta que el último temblor lo sacudió. Con la cabeza dando
vueltas, apoyó la frente contra la puerta mientras él deslizaba las piernas
lentamente hacia abajo por su cuerpo.
—Eres
salvaje, ¿cierto? —le preguntó juguetonamente, mordisqueando su hombro desnudo.
Siwon
sonrió, con una extraña sensación de satisfacción por eso.
Heechul
se deslizó entre él y la puerta para ir hacia la radio que tenía debajo de un
montón de ropa en la esquina más alejada.
—¿Qué
estás haciendo? —le preguntó él. De pronto Suju llenó el aire con “Simply
beautiful”. Bajó el volumen antes de regresar a él y abrazarlo—.¿Heechul?
—Baila
conmigo, Won. Todo el mundo debería tener al menos una noche de bailar desnudos
en la vida.
—Yo
no bailo.
—Todos
bailan con Suju.
Antes
que él pudiera continuar protestando, Heechul envolvió sus brazos alrededor del
cuello y apoyó la cabeza contra su pecho, y entonces comenzó a bailar lento con
él.
Siwon
jamás había estado más inseguro. Sin embargo, mientras Heechul lo conducía en
la canción, sintió la calma más surrealista de su vida. Era mágica. Especial.
Con
el corazón ligero, pasó su mano por el cabello de Heechul mientras lo abrazaba
en silencio y se balanceaban con la música.
La
voz suave y melódica de Heechul cantó levemente.
—Tienes
una voz hermosa —susurró él. Heechul lo besó en medio del pecho.
—Gracias.
Fui el cantante principal de una banda de heavy metal en la universidad.
Él
sonrió ante ese pensamiento, mientras su respiración le hacía cosquillas en el
pecho. Podía verlo sobre el escenario, cantándole a una multitud enloquecida.
—¿En
serio?
—Mmmm
—levantó la mirada y lo observó con la expresión más dulce que hubiese visto en
el rostro de un joven—. Pensábamos que seríamos los numero uno. No lo fuimos. Una
chica quedó embarazada y él otro decidió que quería ir a Las Vegas y ser
gerente de un hotel.
—Y
tú te convertiste en cazador de vampiros.
Heechul
giró, apartándose de sus brazos, y luego regresó a pegarse a su pecho.
—Sí,
y soy condenadamente bueno en eso.
Él
observó la diminuta cicatriz en su pecho, donde lo había apuñalado.
—Estoy
de acuerdo.
La
canción terminó, pero fue seguida por una de TVXQ.
Heechul
lo soltó, para balancearse seductoramente con la música. Siwon no podía
respirar mientras lo observaba, especialmente cuando el ritmo se aceleró y él
levantó una pierna por encima de la cabeza.
Y
cuando usó el poste de la cama como la barra de un bailarin de striptease, él
estuvo peligrosamente cerca de gemir.
No
había nada más erótico en el planeta que verlo bailando. Heechul se acercó, se
puso de espaldas a él, mientras meneaba la cadera suavemente contra la
entrepierna de Siwon.
Siwon
no podía soportarlo más. Descendiendo la cabeza, le rozó el hombro con los
labios, mientras envolvía sus brazos a su alrededor. Pasó sus manos sobre su
pecho, luego por su estómago, sobre su aro en el ombligo, hasta que pudo tocar entre
sus piernas.
En
el instante en que lo tocó, él siseó y se frotó contra su mano. Para su
asombro, Heechul pasó la mano por su antebrazo y le cubrió la mano con la suya,
mientras lo incitaba a continuar.
Era
completamente descarado para hacerle saber exactamente lo que necesitaba, y a
él le encantó. No necesitaba adivinar si le agradaba su contacto. Reaccionaba a
cada caricia, y cuando él acarició su interior, Heechul gritó.
Giró
en sus brazos y se aferró a él. Antes que se diera cuenta de lo que Heechul
estaba haciendo, lo arrojó, literalmente, sobre la cama, y se colocó encima de
él, a horcajadas de sus caderas.
Siwon
rió.
—Sabes,
si fuera menos hombre realmente estaría asustado.
—¿Me
tienes miedo, Won?
—No
—dijo él con sinceridad—. Me agrada que sepas lo que quieras y que no tengas
temor de tomarlo.
La
sonrisa que Heechul le regaló derritió su corazón.
El
paseó un dedo por el puente de su nariz, dejando que la uña raspara ligeramente
su piel mientras trazaba un camino sobre sus labios, hacia su garganta.
Heechul
agachó la cabeza y lo chupó. Gruñó ante el sabor de la tetilla dura bajo su
lengua. Él sabía aún mejor de lo que había imaginado. No había nada mejor que
la sensación de la exquisita y bronceada piel debajo de él.
Lo
que más le gustaba era que no se sintiese amenazado por él. Siwon no tenía
problemas con su voraz apetito por su suculento cuerpo.
Era
un buen cambio.
Descendió
los labios por su pecho, hacia ese delgado y duro abdomen, hacia el hueso de su
cadera. Sintió los estremecimientos que recorrían el cuerpo de Siwon. Riendo,
pasó los dedos por el rizado vello que cubría el centro de su cuerpo. Ya estaba
duro, de nuevo.
Apartándose,
lo examinó bajo la débil luz del dormitorio. Era hermoso. Provocó la punta de
su pene con los dedos, dejando que su humedad lo cubriera.
Él
le miró, sin hacer comentarios, mientras exploraba su longitud, hasta su suave saco, Siwon arqueó la espalda.
Deleitándose
con su poder sobre él, Heechul inclinó la cabeza y tomó su punta en la boca. El
cuerpo entero de Siwon tuvo un espasmo en respuesta, incitándole a complacerlo
aún más.
Heechul
se enorgulleció mucho de sus profundos gemidos.
Siwon
se quedó allí recostado, acunando la cabeza de Heechul en sus manos mientras lo
lamía entero. En toda la eternidad, jamás había conocido este sentimiento tan
profundo dentro de sí. ¿Qué tenía Heechul, que era capaz de ver más allá de su
fachada?
"Supongo
que siento que todos nosotros, los inadaptados, debemos mantenernos unidos. Al
menos de ese modo no estamos solos". Las palabras de Heechul a Kennie
flotaron en su mente.
Pero
él no era una inadaptado. Era vivaz y maravilloso.
Heechul
inhaló el rico y masculino aroma mientras se tomaba su tiempo saboreando el
cuerpo de Siwon. Levantó la mirada para
encontrarlo observándolo, con los ojos brillantes de deseo.
Sonriendo,
lamió lentamente todo el camino hacia arriba por su cuerpo, hasta poder
reclamar esa decadente boca que rogaba por sus besos. Él gruñó y lo abrazó con
fuerza mientras pasaba las manos por sus hombros. Heechul se apartó, para poder
mordisquearle el mentón. Su barba le pinchó la lengua y los labios, su
respiración le acariciaba la mejilla.
Se
echó atrás y entonces se deslizó lentamente sobre él, tomando cada largo y
exquisito centímetro.
Siwon
acunó su rostro mientras lo montaba con un ritmo suave y tranquilo, que lo dejó
aún más jadeante que su agitada ronda anterior.
Heechul
era como un susurro mientras le hacía el amor. Y era hacer el amor. Era suave,
tierno. Cubrió la mano de Siwon con las suyas y abrió los labios para saborear
sus dedos.
Siwon siseó
mientras su lengua
hacía magia en
la punta de sus
dedos. Sonriendo aún más, Heechul lo mordisqueó, juguetonamente.
Él
le atrajo para capturar sus labios mientras levantaba la cadera, hundiéndose
aún más profundo dentro de él.
Esta
vez, cuando llegaron al orgasmo, lo hicieron juntos. Heechul colapsó contra su
pecho mientras los dos quedaban transpirados y jadeando.
Siwon
lo acunó suavemente. No quería dejarlo ir jamás. Si pudiese, pasaría el resto
de su inmortalidad perdido en este momento perfecto, acurrucados uno en brazos
del otro, con el cuerpo agotado y saciado.
Cerrando
los ojos, sintió cómo se sumergía hacia el primer sueño sereno que tenía en más
de dos mil años.
Luego
de asegurarse que ni un rayo de sol lo amenazaría, Heechul se quedó recostado silenciosamente
en los brazos de Siwon, y lo escuchó dormir.
Aún
se sentía inquieto por el fantasma que habían visto. Por la sensación dentro
suyo que no cedía. Una parte de él quería llamar a Shindong, pero no quería
molestarlo con algo estúpido. Él necesitaba descansar.
En
el momento en que despertaran, por la tarde, le preguntaría.
Por
ahora, tenía a Siwon, y él le otorgaba una extraña sensación de paz.
No
debería sentirse de este modo, no por un hombre que su gemelo jamás aceptaría
en su hogar. Una parte suya sentía como si fuera un traidor con Leeteuk y Kangin,
y la otra parte no podía resistir el atormentado destello en los ojos de Siwon.
Él
era un ancla de tranquilidad para su caótica vida y, sinceramente, le gustaba
su seco sentido del humor. Su capacidad de tomar las cosas con calma sin hacer
un escándalo. Era extraño en su mundo encontrar semejante hombre.
Él
no es un hombre.
No,
no lo era. Lo sabía, así como sabía que no había ningún tipo de esperanza para
una futura relación. Los Dark Hunters no tenían relaciones significantes de
ningún tipo. Jamás podrían estar juntos. Nunca.
Una
vez que él y Siwon abandonaran esa cama, tendrían que separarse. Él sólo sería
otro amigo pasajero.
Y
sin embargo, no quería dejarlo ir.
—Basta
—se susurró a sí mismo. Necesitaba descansar.
Cerrando
los ojos, se forzó a dormir. Pero sus sueños estaban lejos de ser reconfortantes.
Toda la mañana lo persiguieron imágenes vívidas y aterrorizantes de su hermano
y Kangin. De la pequeña Sora gritando por alguien que lo ayudara.
Más
que nada, lo rondaron los rostros de sus amigos que habían muerto, y escenas de
Siwon siendo torturado. Podía verlo estirado, y escuchaba una risa burlona
mientras se esforzaba por no morir.
Podía
sentir su dolor, su traición.
Escuchar
su grito de venganza resonando a través del tiempo.
Heechul
despertó justo después del mediodía con el cuerpo entero temblando por sus
sueños. Sólo había dormido unas pocas horas, pero estaba tan alterado que no
pudo volver a dormir.
—¿Heechul?
—miró a Siwon, que lo observaba con los ojos entrecerrados—.¿Estás bien? —le
preguntó con la voz ronca.
Heechul
besó su hombro desnudo y le ofreció una sonrisa.
—No
puedo dormir. Sigue descansando.
—Pero…
Le
puso un dedo sobre los labios.
—Duerme,
bebé. Estoy bien. En serio.
Él
mordisqueó su dedo antes de girar, darle un fuerte abrazo y volver a dormirse.
Heechul
se quedó recostado en el refugio de sus brazos mientras sus pensamientos
volaban. Sinceramente, no quería levantarse. Pero luego de algunos minutos,
cuando escuchó a Gunhee y su ayudante conversando sobre el inventario en algún
sitio, escaleras abajo, finalmente decidió levantarse.
Se
duchó y vistió rápidamente, cuidando de no despertar al delicioso tipo que
estaba en su cama. En cuanto bajó las escaleras, llamó a Kennie y le pidió que
llevara ropa para Siwon.
—¿Por
qué no vino a casa anoche? —preguntó Kennie.
—Era
demasiado cerca del amanecer.
—Ahá
—dijo Kennie, como si no lo creyera—. Iré dentro de una hora con algo para él.
—Kennie
—dijo con un toque de advertencia en la voz—. Será mejor que sea algo que él
quiera usar, y no uno de esos atuendos a lo Minho-quiere-hacer-enojar-a- Kangin.
—Le
quitas toda la diversión a esto.
Heechul
sacudió la cabeza mientras colgaba el teléfono. Sin nada mejor que hacer, fue
hacia su tienda, donde su ayudante estaba llamando a un cliente.
Kennie
llegó más o menos una hora más tarde, y dejó la ropa sin hacer mucho más que
una mueca. Pero Heechul notó que vestía un elegante suéter negro y un lindo par
de tejanos en lugar de su vestimenta habitual. Probablemente se veía de ese
modo cuando Siwon no estaba cerca.
Luego
que Kennie se marchó, llevó la ropa arriba y la depositó en un sitio en que Siwon
pudiera verla cuando despertara, luego regresó a su tienda, donde limpió y
revisó una muestra de cubrepezones decorativos.
Había
terminado de combinarlos con las tangas, cuando Choi Minho entró a la tienda
con una brillante sonrisa en el rostro, mientras se quitaba los anteojos de
sol.
—Buenas
tardes, cher —dijo, acercándose a él. Lo besó suavemente en la mejilla.
Heechul
frunció el ceño. Había pasado mucho tiempo desde que Minho había hecho algo
así.
—¿Qué
te tiene de tan buen humor? —le preguntó. Él le mostró esa traviesa y
encantadora sonrisa.
—¿Qué
piensas? Hombre, te debo una salida a cenar, en verdad.
Heechul
estaba aún más confundido que antes.
—¿Por
qué?
—Esa
amiga tuya… Simi. Es especial —Heechul se quedó helado ante el sonido de
reverencia en su voz—. No puedo esperar a verla de nuevo —continuó Minho, aumentando
su sensación de pavor—. Por una casualidad, no tienes su teléfono a mano,
¿cierto? Se suponía que me encontrara con ella a las seis, esta noche, pero
llegaré un poquito tarde y no quiero dejarla esperándome.
Heechul
luchó por respirar mientras el pánico y el miedo lo consumían. Esto no podía
estar sucediendo. Minho no había hecho lo que pensaba que había hecho, ¿verdad?
Seguramente,
ni siquiera Choi Minho era tan estúpido.
—¿Simi?
¿Quieres el número de Simi?
—Sí.
Se fue tan rápido anoche que no tuve la posibilidad de pedírselo.
—¿Por
qué se largó tan rápido?
—Dijo
que debía encontrarse con alguien —frunció el ceño—. ¿Qué sucede? ¿Hay algo que
deba saber? No está casada, ¿cierto?
Heechul
sintió que el color abandonaba su rostro.
—Dime
que no hiciste nada con Simi anoche. Sólo la llevaste al Empire y…
—La
llevé a comer barbacoa. Dijo que era su favorita, y esos osos no saben una
mierda sobre el mezquite.
Heechul
se frotó la cabeza para ayudar a aliviar algo del terrible dolor que estaba
comenzando a aparecer entre sus ojos. Esto estaba tan mal…
—Y
después de comer, ¿qué hicieron?
La
sonrisa de Minho se volvió traviesa.
—Sabes
que un hombre jamás cuenta esas cosas —Heechul se cubrió la boca mientras
sentía el urgente impulso de vomitar. Minho se calmó instantáneamente—.¿Qué?
—Por
casualidad, ¿no le preguntaste con quién iba a encontrarse?
—No,
asumí que era un amigo.
—Oh,
Minho —dijo, deseando llorar por él y por su ignorancia—, era más que un amigo.
Permite que te lo diga de este modo: su número telefónico es 555-562- 1919.
Él
frunció el ceño.
—Ese
es el número de Shin.
—Sí,
así es.
Su
palidez ahora igualaba a la de Heechul, mientras caía en la cuenta del
verdadero horror de su situación.
—No
nuestro Shin, como Shindong, ¿cierto?— Heechul asintió sombriamente.
Minho
se puso de todos colores mientras lo comprendía.
—Oh,
dios, Heechul, ¿por qué no me lo dijiste?
—Pensé
que la conocías. Ella te conoce.
—No,
jamás la había visto antes de anoche.
Minho
se pasó una mano por el rostro mientras salía maldiciendo. Heechul sacudió la
cabeza.
—Shin
va a matarte.
—¡No
te atrevas a decirle! —dijo Minho bruscamente.
—No
voy a hacerlo. Pero, ¿qué pasa si Simi…?
—Lo
llamaré y le diré que necesito hablar con él. Le confesaré…
—Minho,
va a matarte. Ama a Simi, y quiero decir que realmente ama a Simi. Jamás te
perdonará por esto. Tendrás suerte si sales de esta con todas las extremidades
unidas.
Minho
no podía creer lo que estaba escuchando. Había habido varias ocasiones en los
últimos años en que Shin había insinuado que tenía una novia, y Minho se había
burlado de él por eso. Lo ultimo que hubiera esperado era conocer a la novia de
Shin en el barrio sin él.
Dios, esto no podía estar sucediendo. ¿Cómo
podía haberse acostado con la novia
de su mejor amigo? ¿Por qué Simi no le había dicho? Si, como Heechul decía,
Simi sabía quién era él, ¿por qué habría hecho una cosa semejante?
—¿Está
peleada con Shin? —preguntó, esperando, rogando que fuera una posibilidad.
—No,
Minho. No eres tan afortunado.
Él
maldijo nuevamente.
—Tengo
que contarle —le dijo a Heechul—. No seré un cobarde. Se lo debo.
—Entonces
será mejor que te asegures de pasar por la Catedral de St. Louis y confesarte
antes de hacerlo.
Minho
se enfadó, incapaz de creer en lo que se había metido. Debería haber sabido que
Simi era demasiado buena para ser real. Había sido muy divertida y, a decir
verdad, él realmente esperaba verla de nuevo.
Heechul
tenía razón. Era hombre muerto.
—Hey,
Hee —dijo Gunhee mientras asomaba la cabeza en la tienda—. Siwon está levantado
y duchándose en el baño.
Minho
se quedó boquiabierto y luego lo miró con furia.
—¿Siwon?
—Sh
—le dijo él bruscamente. Él no se dio por aludido.
—¿Siwon,
el Siwon”, el imbécil? ¿Qué diablos hace aún aquí, Heechul?
—No
es asunto tuyo.
Su
furia explotó al escucharlo.
—Oh,
sí, claro. Discúlpame, pero entre nosotros dos… —se detuvo mientras pensaba lo
que iba a decir, entonces lo reconsideró—. Está bien, aún estoy más jodido que
tú, pero tú estás seriamente jodido. Leeteuk te arrancará el corazón si se
entera.
Heechul
se volvió hacia él con los ojos destellando ira.
—Entonces,
ayúdame, Minho; dices una sola palabra de esto y marcaré el discado rápido de
mi teléfono, directo con Shin.
Él
levantó las manos, en señal de rendición.
—Trato.
Pero será mejor que saques a ese idiota romano de aquí.
Heechul
señaló la puerta.
—Adiós,
Señor Choi.
Él
se puso los anteojos de sol.
—Hasta
luego, Joven Park.
Heechul
se frotó la cara con las manos mientras pensaba en lo horroroso que era este
día, y que no estaba siquiera cerca de terminar.
Exasperado,
fue hacia la puerta que conducía a su apartamento. Escuchó a Siwon arriba, en
la ducha.
Heechul
se adelantó y llamó para que llevaran una pizza, en caso que él tuviera hambre.
Para
el momento en que estaba listo y vestido, llegó la pizza. Heechul la pagó y la
depositó sobre la mesa mientras esperaba que Siwon bajara.
Aún
tenía una sensación horrible en el estómago.
—Realmente
tendría que haber un botón para rehacer los días que apestan tanto como este
—murmuró mientras colocaba dos platos de papel.
No mamen! Minho se chasquio a Simi! Es enserio!????
ResponderEliminarJajajajajajajjajjaajajaja Shin lo va a matar!
Ay no! Jajajajajajajajajajaa
Ojala el Sichul sea feliz!