Cuando Youngwoon
terminó de desayunar, se sentía bastante orgulloso de sí mismo. Había
conseguido relacionarse mucho llevándose el plato con él, como había visto
hacer a otros, y haciendo un recorrido por las estancias de la planta baja,
deteniéndose aquí y allá para hacer un cumplido personal o algún comentario sobre la tormenta que estaba cayendo y que
ahora repiqueteaba en las ventanas. Si algún invitado había pensado en hacer
alguna salida, a estas alturas ya había cambiado de opinión.
Ya se
habían iniciado varias partidas de cartas, algunas amistosas, pero la mayoría
con apuesta, un pasatiempo con el que la alta sociedad inglesa parecía
disfrutar especialmente. Las salas del billar tenían, no una, sino dos mesas
que mantenían ocupados a muchos de los caballeros de más edad, incluyendo a Junjin.
Eric aún no había aparecido.
Un joven
cantaba para un grupo de jóvenes señores en la sala de música, un hermoso pelirrojo
que llamó la atención a Youngwoon. Pero había que estar sordo para disfrutar
oyéndole cantar, por lo que no tardó en marcharse.
Se habría
quedado en el salón, pero allí era donde estaba ahora Heechul celebrando
audiencia. Eso lo contrarió mucho, porque Choi Donghae también se encontraba
allí y Youngwoon había estado pensando en conocerlo un poco mejor. El hecho de
que su hermano no le cayera bien no era motivo suficiente para descartar a uno
de los jóvenes más bellos de la fiesta.
Pensó que
a lo mejor no había venido a Raccoon Glade. Seria irónico que él tuviera que
sufrir la presencia de Heechul y que, sin embargo, el premio que ello
conllevaba, la compañía de Jungsoo, le fuera negado. Pero ¿por qué no iba a
venir cuando el resto de su casa estaba allí, incluida su invitada?
Antes de
preguntarles a sus tíos, miró en los otros dos estancias. Averiguó que habían
cerrado con llave el estudio; una prudente precaución, supuso. El salón de
baile estaba abierto, pero la tormenta lo había sumido en la oscuridad y estaba
vacío, como era de esperar; al menos eso parecía a primera vista. Sin embargo, vislumbró
un ligero movimiento, justo al cerrar la puerta. Allí estaba Jungsoo, en el
otro lado del salón, de pie junto a una de las ventanas del balcón.
Jungsoo lo
oyó acercarse y, sin volverse, supo que era Youngwoon. Había algo en su forma
de andar, muy enérgico, que era fácil de reconocer. Se le aceleró el pulso,
extraño incidente que se producía siempre que él estaba cerca. Se preguntó por
qué se encontraba allí. Desde luego, no por la misma razón por la que estaba él.
En cuanto
había empezado la tormenta, Jungsoo había ido en busca de un lugar tranquilo
desde el cual contemplar la furia desatada de la naturaleza. Las tormentas le
gustaban tanto como la llovizna. Aunque algunas personas se ponían nerviosas
con el estallido de un trueno o el destello de un rayo, ella se serenaba con
aquellas cosas y sentía el impulso de salir al aire libre.
Hoy era
del todo imposible. Pero, en su defecto, lo mejor era contemplar la tormenta y
el salón de baile vacío le proporcionaba la intimidad necesaria para disfrutar
a solas del espectáculo.
Pero no le
importaba que Youngwoon hubiera ido a molestarlo. De hecho, era agradable poder
compartir aquel momento con él.
-Es
hermosa, ¿verdad? -dijo Jungsoo cuando se detuvo junto a él.
Pensó que
tendría que explicarle a qué se refería, pero supo que lo había comprendido al
oírle responder:
-¿Le
gustaría verla más de cerca?
Jungsoo lo
miró y sonrió, pero negó tristemente con la cabeza.
-A mis tíos
no les gustaría que apareciera mojado y desaliñado, en especial ahora que se
acerca la hora de comer. No me daría tiempo a volver a casa para cambiarme de
ropa.
Youngwoon
le devolvió la sonrisa, pero lo tomó de la mano y, abriendo la puerta del
balcón, tiró de ella para que los dos estuvieran bajo la lluvia. Se detuvo
allí, en la terraza, y alzó el rostro al cielo, saboreando los elementos como
habría hecho él.
Dios
santo. En aquel momento, Jungsoo supo que estaba perdidamente enamorado de Youngwoon.
Youngwoon pensó
que debía de estar loco para haberse dejado llevar por aquel impulso, hasta que
bajó la cabeza y miró a Jungsoo. Tenía una expresión tan alegre, tan radiante,
que estaba encantador. Aunque el cabello se le había empapado y se le pegaba a
la cara, durante unos breves instantes se quedó hipnotizado, por sus increíbles
ojos, por una gota de lluvia que quedó suspendida en sus pestañas antes de
resbalarle por la mejilla, por otra que se alojó en uno de sus hoyuelos antes
de dividirse y descender hasta su hermosa barbilla, por sus labios carnosos
cuando le sonrió, atrayendo su mirada hacia ellos.
Él tomó su
adorable rostro entre las manos y lo besó. Fue otro impulso, pero celebró
haberse dejado llevar. La lluvia era glacial, pero él no sentía el frío, sino
únicamente el calor de sus labios, y el ardor de sus cuerpos en contacto. Jungsoo
sabía a ambrosía, era un soplo de aire cálido frente a los rigores del
invierno.
A lo lejos
se oyó un trueno y Youngwoon lo abrazó con más fuerza. Un rayo cruzó el cielo
mientras él se abría paso entre sus
labios, explorándole la boca con la lengua. Durante unos instantes, no existió
nadie más en el mundo aparte de ellos dos, los elementos y la pasión que los
había invadido.
Cuando Youngwoon
recobró el sentido común, le asaltó la culpa, la turbación y algo más, que de
inmediato no reconoció como temor. Podía echarle la culpa a Junjin por haberlo
incitado a pensar en Jungsoo como un joven y no solo como amigo, y se culparía
si aquel impulso terminaba por estropear su amistad.
Lo soltó y
dio un paso atrás. Ahora estaba demasiado turbado para mirarlo. Solo deseaba
escapar antes de que Jungsoo dijera algo que pudiera arruinar su relación,
aunque antes tenía que disculparse. No
podía dejar que pensara que él era tan bruto como se decía.
-Ha
sido... no debería... -farfulló Youngwoon. ¡Maldita sea! ¿Por qué le costaba
tanto hablar?-. Lo siento. No sé por qué lo he hecho, pero no volverá a
suceder. Se lo prometo.
Jungsoo
tardó un buen rato en reponerse del aturdimiento en que lo había sumido el beso
de Youngwoon. Estaba temblando, llevaba un rato haciéndolo, pero solo entonces
se dio cuenta. Sin embargo, no entró dentro
para calentarse. Se dirigió al establo para ver si podía encontrar al cochero
que los había traído.
Afortunadamente
se hallaba allí y accedió a llevarlo a casa para poder cambiarse de ropa. Sus
tíos no tendrían que enterarse de que estaba empapado y él no tendría que
explicar el porqué. No se hallaba en condiciones de explicar nada cuando no
podía ni darse a sí mismo una respuesta.
Youngwoon
lo había besado, lo había emocionado hasta lo más hondo de su ser. Y luego le
había jurado que no volvería a suceder. ¿Qué conclusión podía sacar de todo
aquello? ¿Que había sido un accidente, un
impulso que no debería haber ocurrido y que posiblemente no habría
tenido lugar si hubieran estado en cualquier otro lugar que no fuera bajo una
violenta tormenta? Las tormentas lo serenaban, pero al parecer a él lo
excitaban. La madre naturaleza desatando toda su furia. Sí, había algo
primitivo en eso, supuso, algo que podría incitar las pasiones de un hombre.
Ojalá no
le hubiera besado. Saber lo maravilloso y excitante que aquello resultaba no
iba a serle de ninguna ayuda para recuperar la calma. Sabía que amar a Youngwoon
le haría sufrir. ¿Cómo iba a ser de otra forma cuando él jamás le
correspondería, cuando tendría que ver cómo se casaba con otro? Y no a
distancia.
¡Eran
vecinos! Lo vería a menudo, y luego a él y a su esposo, y a sus hijos.
Jungsoo
llegó tarde al almuerzo, pero nadie se percató, puesto que se servía a lo largo
de varias horas, como el desayuno, para que la gente no intentara sentarse en
las mesas al mismo tiempo. De todas formas, no le habría importado que ya no se
sirviera, porque ahora había perdido el apetito y estaba demasiado turbado para
digerir nada.
Se unió a
sus tíos en el salón. Ya habían comido y solo le preguntaron respecto a su
nuevo traje, a lo cual respondió diciendo que había tenido que cambiarse, sin
especificar el motivo. Ellos aceptaron su explicación, extrayendo sus propias
conclusiones, tal y como pensaba, y eso le evitó tener que mentir. Además,
tenían noticias que darle y estaban impacientes por hacerlo.
Hyesung se
adelantó a Minwoo diciendo:
-Heechul
ha decidido alojarse aquí, pero no con nosotros. Ya ha mandado a buscar sus cosas.
Jungsoo no
se sorprendió de que Heechul quisiera quedarse allí ahora que lo habían invitado,
sino de que pudiera hacerlo.
-¿Aún les
queda sitio?
-No, pero
tiene amigos que se han ofrecido a hacerle sitio en la habitación que
comparten.
Minwoo
expresó su opinión añadiendo:
-No veo
por qué quiere meterse en una habitación con un montón de jovencitos, cuando
podría tener una para él solo a diez minutos de aquí.
Jungsoo sí
lo entendía y dijo:
No añadió
que Heechul prefería las multitudes porque le proporcionaban el público que
parecía necesitar en todo momento; se trataba de un pensamiento poco amable que
prefería reservarse para él. Por otra parte, residir en Raccoon Glade también
pondría fin a cualquier habladuría sobre Heechul, si aún seguía rumoreándose
sobre él después de su aparición en la fiesta.
Hyesung
confirmó sus suposiciones diciendo:
-Todo el
mundo da por seguro que lo han vuelto a invitar y que no hay rencores entre su
familia y los Kim. Se dice incluso que Youngwoon ha cambiado de opinión y volverá
a pedir su mano. ¿Crees que deberíamos aclarar que Heechul está aquí solo porque
te han invitado a ti y él es nuestro huésped?
Jungsoo
suspiró para sus adentros. Sinceramente, no podía importarle menos el giro que
pudieran dar las habladurías en lo que a Heechul respectaba, pero no quería ser
él quien influyera en el cariz que pudieran tomar.
-Creo que
si lord Eric quiere que se sepa que él no está aquí por invitación suya, lo
hará público. Corregir lo que piense la gente no es cosa nuestra. Que piensen
lo que quieran. Tú sabes tan bien como yo que lo harán de todas formas.
Jungsoo
lamentó de inmediato lo que acababa de decir, por lo que se apresuró a añadir:
-He oído
que esta noche va a haber baile. ¿Lo han confirmado?
-Desde
luego -respondió Hyesung-. Pero no hace falta ir corriendo a casa para
desempolvar los trajes de noche. Será muy informal.
-Tiene que
serlo -señaló Minwoo-. En fiestas de esta envergadura, es casi imposible seguir
unos horarios estrictos que obligarían a todo el mundo a prepararse al mismo
tiempo. ¿Te imaginas a ocho personas metidas en una habitación, con ocho trajes
de noche extendidos en la cama y ocho doncellas y doncells intentando vestirles
a la vez? No puede hacerse. No sin que reine la confusión y salten chispas.
Jungsoo se
lo imaginó y sonrió:
-No sé,
pero ver cómo saltan chispas puede ser divertido.
-¿Has
conocido a lord Kim Junjin de Shinhwa, querido? -le preguntó Hyesung.
-No, pero
he oído que está aquí -respondió Jungsoo-. ¿Y tú?
-Aún no,
aunque esperábamos hacerlo hoy.
-Él lo
espera -lo corrigió Minwoo-. Tiene la estúpida idea de que el viudo Shinhwa
podría tener la intención de volver a casarse.
Jungsoo
arqueó la ceja y dijo en tono burlón:
-Caramba,
tío Hyesung, ¿estás pensando en contraer matrimonio?
Hyesung se
ruborizó y dijo malhumorado, dirigiéndose a su hermano:
-Por
supuesto que no. Sencillamente se me ocurrió que, ahora que su nieto se
traslada a Inglaterra, él se quedará muy solo en esas Tierras Altas suyas.
-No
sabemos cómo es su casa -objetó Minwoo-. Podría estar a rebosar de parientes
suyos, por lo que sabemos.
-De hecho,
está bastante vacía, según Youngwoon -dijo Hyesung, sonriendo satisfecho a Minwoo
por disponer de aquella información.
Jungsoo
decidió cortar de raíz la disputa antes de que pasara a mayores satisfaciendo
su propia curiosidad.
-¿Has
hablado con Youngwoon? -le preguntó a Hyesung.
-Sí, justo
después del almuerzo, pero durante muy poco rato. El pobre parecía muy alterado
por algún motivo. Me preguntó adónde habías ido y yo no supe qué contestar.
Supongo que eso fue cuando tú te fuiste a casa a cambiarte de ropa.
-Tal vez
-respondió Jungsoo incómodo e, intentando aparentar indiferencia, preguntó-:
¿Te ha dicho si me buscaba por algún motivo en particular, o solo quería saber
dónde estaba?
-No, pero
puedes ir en su busca para averiguarlo -dijo Hyesung.
-Sí
-confirmó Minwoo-. Es del todo aceptable que lo hagas en una fiesta como esta.
Eres su vecino, después de todo.
Jungsoo los
miró con los ojos entornados, consciente de lo que estaban haciendo.
-Si es
importante, seguro que me encontrará. Pero, entretanto, dejad de imaginaros que
hay más de lo que en realidad hay. Yo lo veo como amigo nada más, algo que
suele darse entre vecinos.
Mientras
veían a Jungsoo salir de la estancia, Hyesung dijo:
-Lo ha
dejado muy claro, ¿verdad?
-Sí,
demasiado, de hecho. A Youngwoon le gusta, ¿sabes?
-Eso me
pareció a mí, pero por lo visto a él no -dijo Hyesung, frunciendo el ceño
pensativo.
-¿Puedes
culparlo por no tenerlos todos consigo después del desastre que fue Londres?
-No fue un
desastre, solo un...
-Desastre.
-Te lo
juro, Minwoo. ¿Podrías no llevarme la contraria por una vez, cuando por
casualidad estamos de acuerdo sobre Kim Youngwoon de Shinhwa? Si Jungsoo está
convencido de que él solo quiere ser su amigo, no va a notar ninguna señal suya
que indique lo contrario. Necesitamos convencerlo de que puede aspirar a
casarse con él.
***
Heechul no
se sintió azorado al ser el único joven que llevaba un traje de noche. No
obstante, se habría cambiado de ropa si se hubiera percatado a tiempo, no
cuando estaba ya en el salón de baile. Había estado demasiado ocupado en
localizar a Choi Siwon como para fijarse en el modo en que iba vestida la
gente.
Se olvidó
del asunto en cuanto remitieron la sorpresa y el malestar iniciales. A fin de
cuentas, sabía que estaba espléndido, y aquello era lo único que importaba:
brillaría con más intensidad en comparación con el resto de jóvenes presentes.
Para él, eso era normal y así era como tenía que ser.
Todavía no
había visto al heredero Choi, pero sí sabía que Jungmo seguía allí, y eso le
irritó muchísimo. Aquella perra tendría que haberse marchado ya de Raccoon
Glade, pero, por lo visto, que lo tacharan de traidor mentiroso y vengativo
ante sus amigos no lo avergonzaba lo bastante como para tener que irse. Heechul
tendría que pensar en alguna otra cosa para mandarlo a casa deshecha en
lágrimas.
Cuando al
fin localizó a Choi Siwon fue para verlo junto a Jungsoo. ¿Otra vez? ¡Era
intolerable! ¿Qué era lo que él y Youngwoon encontraban tan interesante en
aquel jovencito?
Desde
luego, no podía ser su aspecto físico. Jungmo había dicho que era divertido.
Qué tontería. Era más probable que estuviera dándoles algo que no debía. Sí,
eso tenía que ser. ¿Y quién iba a pensar que aquel ratoncito de campo tendría
una moral tan relajada? Aunque, ¿por qué no? Jungsoo no tenía ninguna esperanza
de casarse, así que su reputación no debía de importarle mucho, ¿no?
Heechul se
acercó a ellos, confiando en que ningún caballero se interpusiera en su camino.
Por una vez tuvo suerte y llegó sin que nadie le siguiera los pasos. Le dedicó
una breve sonrisa a Jungsoo antes de mirar a Choi con un recato que incluso
resultaba halagador. Él lo sabía, puesto que lo había ensayado ante el espejo.
-No creo
haber tenido el placer -dijo Heechul-. ¿Puedes hacer tú los honores?
-Desde
luego -dijo Jungsoo, sonriendo travieso-. Lord Heechul, permítame que le
presente a Choi Siwon, vástago de la familia Choi, descendiente de una larga
estirpe de duques que, sin duda, algún día perpetuará; si una pareja no le pega
antes un tiro por sus extravagantes flirteos.
Lord Choi,
en lugar de sentirse insultado, como Heechul habría imaginado, se echó a reír.
Pero ¿qué otra cosa podía hacer sin ser grosero? No obstante, debía de estar
incómodo después de aquella presentación tan estrafalaria. ¿Qué podía haber
incitado a Jungsoo a decir algo tan ridículo?
-No me
creo ni una sola palabra -dijo Heechul, volviendo a atraer la atención de Choi.
-Oh, es
del todo cierto, al menos lo de los flirteos. Aunque discrepo en que sean
extravagantes.
Definitivamente.
Mis flirteos son de lo más refinado. Se lo demostraré.
Estaba
siendo amable. Qué detalle por su parte. En lugar de ello, debería de haber
puesto a Jungsoo en su sitio, como habría hecho Heechul. Se volvió para
hacerlo, pero Jungsoo eligió aquel momento para marcharse y, como aquello era
lo que había estado deseando, Heechul se mordió la lengua.
-Si me
excusan -dijo Jungsoo-. Creo que mis tíos necesitan que vaya a rescatarlos.
Siwon, que
había conocido a sus tíos aquella tarde, los vio en el otro extremo del salón y
protestó:
-¿De
quién? Están solos.
Jungsoo se
rió divertido.
-Por eso.
Si los conociera mejor sabría que a menudo necesitan que los rescaten al uno
del otro. Incluso en una fiesta como esta en la que deberían estar
divirtiéndose, no pueden pasar cinco minutos sin ponerse a discutir sobre algo.
No importa de qué. Escoja cualquier tema y ellos estarán en desacuerdo de
manera automática.
-Bueno, si
tiene que hacer de ángel rescatador, vaya entonces -dijo él con un exagerado
suspiro-. Pero sepa que no he olvidado cómo se las ha ingeniado para no concederme
ningún baile. Tenga por seguro que volveré al ataque más tarde.
Jungsoo se
marchó de todas formas, aunque ahora lo hizo ruborizado. Heechul gruñó para sus
adentros y lo habría hecho en voz alta si no fuera un ruido tan poco delicado.
Ellos dos no iban a bailar si él podía impedirlo, se prometió.
Sin
embargo, ahora estaba a solas con Choi Siwon, y lo bastante lejos de los demás
invitados como para que nadie los oyera. Y él por fin se estaba comportando
como debía, examinándolo de arriba abajo con aquellos ojos tan negros. Heechul
no se violentó en absoluto, pues estaba habituado a que lo miraran, incluso de
forma metódica, como estaba haciendo él. De hecho, esperaba que lo hubiera
hecho antes.
-Su
hermosura es francamente exquisita -le dijo al fin Siwon. Aunque no en tono
admirativo, sino de sorpresa-. Pero, sin duda, escuchará decirlo tan a menudo
que debe de significar bien poco para usted, o nada en absoluto.
Era
cierto, pero decirlo no era en ningún caso de buen tono, por lo que objetó:
-Al
contrario, un joven señor nunca se cansa de oír esos cumplidos, sobre todo
cuando Provienen de un caballero tan apuesto como usted.
Por alguna
razón, su cumplido lo puso a la defensiva. Supo el porqué cuando Siwon espetó:
-No crea
que está haciendo ninguna conquista, querido. En mi familia, los hombres
llevamos la iniciativa. No soportamos que nadie nos persiga para llevarnos al
altar.
Heechul
podría haberse ofendido, pero eso habría frustrado sus planes.
-Caramba,
lord Choi. ¿A qué puede usted estar refiriéndose? ¿No pensará que quiero
casarme con usted solo porque lo encuentro apuesto? Encuentro apuestos a muchos
hombres, y si me hacen un cumplido, es posible que yo se lo devuelva como acabo
de hacer. Con total inocencia, se lo aseguro. Sin ningún motivo oculto.
-Excelente
-respondió él satisfecho-. Me alegra oírlo. Mucho.
Ahora, él
debería sentirse avergonzado por su error, pero no era el caso, sino que en sus
labios se había dibujado una sonrisa escéptica. Bueno, no importaba. Se casaría
con él. Tomó la decisión en aquel preciso instante. Era joven y muy atractivo,
y el ducado y la fortuna que heredaría le irían como anillo al dedo. Pero no
estaba dispuesto a tolerar su asociación con Jungsoo, fuera sórdida o no, iba a
cortarla de raíz en aquel preciso instante.
-Tendría
que ser un poco más disimulado, ¿sabe? -le susurró al oído.
-¿Disimulado?
¿Y sería tan amable de decirme en qué?
-En que ha
estado acostándose con Jungsoo. ¿O no le importa poner en peligro su
reputación?
Su
reacción no fue en absoluto la que Heechul había anticipado. Cualquier otro
hombre se habría apresurado a asegurarle que no había nada entre ellos dos. Lo
hubiera o no, aquella habría sido la respuesta
de un caballero. Y a partir de ese momento, se habría asegurado de evitar
a Jungsoo, aunque solo fuera para respaldar su afirmación. En cualquier caso,
no volvería a acercarse al joven.
En cambio,
Choi se apartó un paso de Heechul, lo miró con incredulidad mientras se
ruborizaba ligeramente y se alejó, sin mediar palabra, enojado en apariencia.
Sin embargo, cambió de idea, giró sobre sus talones, ahora su enojo era
evidente y espetó:
-Dios
santo, es usted un verdadero arpía -dijo indignado-. Ya me habían dicho que era
un maestro en el arte de las murmuraciones, pero no creía que ningún joven pudiera
ser tan malévolo como lo es usted, aunque por lo visto es cierto. Pero se lo
advierto, lord Heechul, si intenta difundir ese rumor sobre Jungsoo, que no
tiene ni pies ni cabeza, yo me encargaré personalmente de hundirlo. ¿Lo entiende?
Me encargaré de que la alta sociedad no vuelva a aceptarlo. Su belleza
superficial no va a salvarlo, querido. Se lo
prometo.
Ahora sí
se marchó, con la espalda rígida, la furia contenida, sin levantar por un momento
la voz, dejando a Heechul desconcertado por completo. No podía asimilar la idea
de que le hubiese hablado en aquel tono, a él, y lo hubiera amenazado, solo
para proteger a una mosquita muerta como Jungsoo. Bueno, ahora ya no le
interesaba. Aquel estúpido había perdido su oportunidad.
Solo
quedaba Kim Youngwoon de Shinhwa.
Heechul
suspiró para sus adentros. No es que quisiera casarse con él en realidad, pero Youngwoon
no era tan malo como él temía. Era distinto, con su acento, su
imprevisibilidad, pero lo bastante apuesto, y todos los jóvenes y mujeres de la
fiesta lo encontraban un buen partido, lo cual era determinante para él.
Sin
embargo, tener que tratar otra vez con aquel obtuso escocés y con su orgullo
herido, iba a poner a prueba toda su paciencia. Porque Youngwoon quería
recuperarle. Aquello era evidente, al menos para él, o no estaría allí ahora.
Solo fingía lo contrario, por el rencor que aún le guardaba, suponía Heechul, y
probablemente se estaba devanando los sesos, intentando hallar la forma de
recuperarle sin que pareciera que estaba dispuesto a perdonarlo.
En ese
sentido, Heechul podía ser de ayuda, simulando que el incidente estaba olvidado
en lo que a él concernía. Sería más divertido dejar que siguiera vacilando,
pero había muchos otros jóvenes casaderos en
la fiesta que necesitaban darse cuenta de que con Kim Yongwoon no tenían
nada que hacer, ahora que él estaba allí. No quería ver más miradas afectadas
ni más batidas de pestañas de las que ya había visto.
Y en lo
que respectaba a la atención que Youngwoon le había, aparentemente, dedicado a Jungsoo
la noche anterior, era evidente que lo único que intentaba era ponerle celoso,
puesto que sabía que se enteraría, tal y como había ocurrido. Como sí Jungsoo
pudiera hacerle sombra. Era absurdo. Pero al menos Heechul había averiguado
cuál era el juego de Youngwoon y sabía cómo hacer frente a tanta estupidez.
*****
Heechul es una fichita
No sé si una fichita pero que lo odio con todo mi ser eso es segurisimo
ResponderEliminarYo solo quiero ver cuando pongan a Hee en su lugar
ResponderEliminarLo besó.....aaaaahhhh
ResponderEliminarOye...pero que feo que lo haya dejado ahí mojandose más de lo que ya estaba.
Bien que disfruto el beso,y me lo deja ahí,solito,mojado e ilusionado...y se van no sin antes decirle que fue un "error"...error mis polainas,si bien que le gusto y hasta lo apachicho más hacia él...y luego,le echa la culpa a su abuelo😒😒te creía más hombrecito Kangin.
Los tíos de Teuk harán algo...saben que a Kangin le gusta Teuk,si se enteran del beso,hay madre mia*0*
Pero que peeeeeeerra Hee😂😂😂😂😂😂😂
Me encanta...adoro que haya quedado tan mal parado delante de Siwon y dios...pero que equivocado está respecto a Kangin...la soberbia y el ego le brota por los poros.
Solo espero que no vaya con ese chisme de que Teuk se acuesta con Siwon a Kangin...porque se arma la grande,cabaria su propia tumba.