—Comiencen con
Vancomicina y Fentanilo intravenoso veinticinco microgramos en bolo, al
sentirse
mejor continúen la
infusión a 3 microgramos por hora. Luego cúbranlo con mantas de enfriamiento.
Vamos a tratar de
bajar su temperatura. Si comienza a temblar, reemplázalas con mantas regulares.
El doctor Lee
estaba dando órdenes a medida que seguía vigilando la condición de Teukkie. No
tenía
ningún problema
decidiendo sedarla dada la cantidad de dolor que tenía; el hecho de que sería
más fácil
trasladarlo era
sólo un extra.
Mientras que las
enfermeras seguían sus órdenes, se metió en una habitación vacía y llamó a Jihoon.
Él contestó al
primer timbre.
—Tuve que traerlo
a la UCI. Tengo que conseguir que se estabilice y luego sacaré a las enfermeras
del camino para que
puedas venir y trasladarlo —explicó Hongki.
—¿Qué quieres
decir con estabilizarlo? ¿Qué le pasa? —La voz de Jihoon era baja, y Hongki no
podía decir si era
preocupación en su voz o algo más.
—La sangre humana
que se le administró a través de una transfusión está atacando su cuerpo.
—¿Puedes
arregarlo?
—Sí, voy a decirte
cómo una vez que estés en tu camino a Denver. Voy a mandarte un mensaje de
texto cuando yo esté
listo.
Jihoon oyó la
línea cortarse cuando el doctor Lee colgó. No podía creer que algo estaba
realmente mal con Teukkie. ¿Era
su culpa? No, se dijo, tú no losiciste darle la transfusión. Eso fue algo que
pasó, una de esas
situaciones sin culpa. Además, el doctor Lee dijo que podía arreglarlo, eso es
lo único que importaba. Teukkie
estaría bien, y sería suyo. Se sentó en una silla mientras esperaba en la
oficina por el mensaje de
texto que lo llevaría un paso más cerca de su meta.
—¿Estás seguro de
que esto va a funcionar? —le susurró Donghae a Hee mientras caminaban por el
pasillo.Habían tenido un
golpe de suerte cuando Donghwa, el lobo que Junjin puso en la puerta se había
apartado para ir al baño.
—Por supuesto que
va a funcionar, es mi idea —dijo Hee con confianza.
—Claro, ¿como ese
verano que decidiste que sería una buena idea escaparse e ir a acampar?
—Oye, todo salió
bien. Fue sólo un poco de fuego —dijo Hee descuidadamente.
—¿Un poco de
fuego, Hee? ¿En serio? Quemaste tres hectáreas, el maldito departamento de
bomberos tuvo que conseguir
uno de esos aviones fumigadores para verter agua sobre ellas, ¿y dices que eso
salió bien? —El susurro
de Donghae era ahora más un grito susurrado.
—Bien, se salió un
poco de control. Esto no es nada como eso. Es una simple op de entrada y
salida.
—¿Acabas de decir
op de entrada y salida? —preguntó Donghae con sarcasmo.
—Sí, ya sabes,
como operación. Llegamos y nos vamos sin ser detectados.
—Oh, bueno, una
vez que lo pones de esa manera, no sé por qué siquiera estaba preocupado.
—Donghae entornó
los ojos, claramente sin conformarse en lo más mínimo por las palabras de Hee.
Siguieron
caminando por pasillo tras pasillo. Todos ellos estaban empezando a tener el
mismo aspecto.
—¿Siquiera sabes
dónde está la UCI? —preguntó Donghae finalmente.
—No, pero pensé
que tendrían las señales con flechas que dijeran “usted está aquí”, y luego te
señalaran el camino en la
que tenías que ir. Ya sabes, como en el centro comercial.
—Lo dice el genio
que planeó nuestra op de entrada y salida. —Donghae respiró hondo y soltó el
aire
lentamente.
Cuando Hee dobló
una esquina, vio a un hombre en bata acercándose a ellos. Antes de que Donghae
pudiera ser vista
la empujó hacia atrás.
—Ve —susurró.
—¿Qué? —jadeó Donghae.
—Ve, hay un
enfermero o médico viniendo por este camino. Voy a distraerlo. Sigue como
habíamos
planeado.
Donghae vaciló.
—¿Vas a
decepcionar a Teukkie, Donghae? ¿Dejarlo totalmente solo, asustado en esa
habitación
desconocida? —Hee
sabía que el sentimiento de culpa haría el truco y por supuesto…
—A veces quiero
darte un puñetazo en la cara, Kim Heechul —gruñó entre dientes cuando se volvió
y caminó en la
dirección opuesta.
—Yo también te
quiero —susurró Hee, y luego añadió rápidamente—: Son las 11:00 p.m. Ahora,
encuéntrame de
nuevo en la habitación en una hora y media. —Donghae levantó la mano en
reconocimiento,
pero siguió caminando.
Donghae caminó lo
más rápido que pudo por el pasillo y, doblando la esquina, casi chocó con dos
grandes puertas
con las letras UCI etiquetándolas. Bueno, pide y recibirás, pensó mientras
empujaba
suavemente las
puertas para ver si se podían abrir. No lo hicieron.
El optimismo a
ultranza nunca le hizo ningún bien a nadie pero valía la pena intentarlo. Miró
a lo largo de las paredes a
ambos lados de la puerta porque se había dado cuenta que muchas de las puertas
del hospital estaban
automatizadas con un botón para que no tuvieras que empujarlas para abrirlas.
Al examinar la
pared a la derecha de las puertas, los vellos de la nuca de Donghae comenzaron
a
levantarse. Se
sintió como si estuviera siendo observado. Comenzó a darse vuelta pero antes
que
pudiera sintió la
presión en su cuello, y luego la oscuridad y el silencio la envolvieron.
Donghwa estaba de
pie en frente de la habitación en la que los amigos de Teukkie se alojaban
cuando
escuchó el
ascensor sonar para anunciar su llegada. No pudo evitar su instinto natural de
asumir
una postura
defensiva cuando él estaba protegiendo algo. Cuando nadie salió inmediatamente
del
ascensor, su lobo
se puso alerta. Olió el aire y agudizó el oído. Podía oler un humano y oír su
respiración.
Había alguien en
el ascensor, alguien no consciente por el sonido de su lenta respiración. Se
movió
con rapidez antes
de que las puertas pudieran cerrarse y un flujo constante de maldiciones en su
lengua nativa
comenzó a fluir de su boca al ver a uno de los amigos de Teukkie de forma
inmóvil en el suelo, el que se
llamaba Donghae.
Rápidamente lo
tomó en sus brazos y corrió hacia su habitación. Llamó a la puerta antes de
abrir, con
la esperanza de
que iba a escuchar al otro, el bocazas que llamaban Hee, responder. La respuesta
fue
más fuerte que lo
que las palabras podrían haber sido. Donghwa había aprendido que a veces el
silencio es el peor tipo de
ruido. Abrió la puerta lentamente, sólo para confirmar sus temores.
La habitación
estaba vacía.
Llevó a Donghae y
lo depositó en una de las camas, comprobó su pulso y lo observó durante unos
segundos para
asegurarse de que su respiración era estable. Entonces, tan silenciosamente
como entró, se fue. Al mismo
tiempo, el silencio que llenaba la habitación le gritaba.
Una vez en el
pasillo debatió una y otra vez en su mente la posibilidad de ir a buscar a Hee
o llamar a
Junjin o Siwon y
hacerles saber lo que estaba pasando. Sólo podía imaginar la ira que Siwon
derramaría sobre él. Sus
acciones hacia Hee podían no ser evidentes para él, pero todo el mundo las
veía, y si se enteraba de que
estaba perdida, destrozaría a Donghwa en pedazos. Tal vez pueda esperar sólo un momento para ver
si vuelve, si no entonces entraré en pánico. En el fondo de su mente sabía que
debía llamar a su Alfa,
pero el miedo lo contuvo.
Hee se giró hacia
el hombre que se le acercaba. Al él acercarse, se dio cuenta que era muy lindo
y no
mucho mayor que él.
Los dioses traviesos estaban sonriéndole esta noche.
—Te das cuenta que
no se supone que estés yendo a la UCI a esta hora, ¿no? —le preguntó,
totalmente
sobresaltándolo.
—¿La UCI? —dijo Hee
estúpidamente.
—Sí, esa es la
única cosa en la dirección en la que tu amigo acaba de ir. — Cuando Hee no
respondió pero se quedó allí
mirando de atrás y adelante entre la dirección en la que Donghae se había ido y
de vuelta al chico guapo, él
volvió a hablar—: Será mejor que yo vaya por él para evitar que se meta en
problemas. Tienes que
dirigirte de nuevo a donde sea que se supone que estás.
La parte sobre él
yendo y trayendo a Donghae fue lo que finalmente lo sacó de su trance. Hee le
tocó el brazo para llamar
su atención y cuando lo miró, esbozó su más seductora y adoradora sonrisa.
—Está bien. —Hizo
una pausa para mirar su tarjeta de identificación—. Matt. Me has atrapado.
Estaba fuera vagando por
el hospital porque estoy alucinantemente aburrido. Estuve en un accidente de
auto y he estado atrapado
en cama y finalmente tengo permitido levantarme y moverme. Así que aquí estoy yo todo un patético
en busca de un buen rato —se detuvo y le guiñó un ojo, provocando un completo rubor—, en un
hospital. ¿Por casualidad no sabes dónde puedo encontrar un buen rato que tal
vez venga con un par de
copas? —dijo Hee con su voz más esperanzadora.
El tipo llamado
Matt miró a Hee, luego al pasillo detrás de él, claramente dividido por hacer
lo correcto y lo divertido.
Por suerte para Hee, era muy bueno en convencer a los chicos para hacer la cosa
divertida.
—Bueno, estoy a
punto de terminar mi turno —comenzó, pero Hee lo interrumpió con un chillido.
—¡Yey! Mira, esto
fue el destino. Ibas a dejar el trabajo y estar aburrido, y yo iba a tener que
sentarme en mi
cama solo y estar aburrido, pero en cambio nos encontramos. Bastante
impresionante si
me preguntas. —Hee le sonrió con adoración. Envolvió su brazo con el suyo
mientras decía—: Lidera el
camino, guapo.
Matt se la llevó a
una habitación marcada con «Dietética» en negrita.
—Tenemos cerveza
que se mantiene en los pisos para las personas que entran y son alcohólicos.
—¡Cállate! ¿En
serio? —preguntó Hee.
—Sí, aunque los
doctores tienen que escribir una prescripción para ello. No es la mejor pero
servirá en un apuro. —Él le sonrió y Hee vio que tenía hoyuelos. Gimió para sus
adentros, si tan solo no le hubiera entregado su corazón a otro.
Espera, qué
demonios, no le había entregado su corazón, ¿en qué estaba pensando?
Matt interrumpió
su diálogo interior cuando lo tomó de la mano, y después de haber llenado su
mochila con cerveza lo sacó de la habitación y siguió por otro pasillo.
Llegaron a una pequeña área de espera escondida en una esquina donde era
prácticamente imposible ver. Matt puso en el suelo su mochila y sacó dos
cervezas. Le entregó una y se quedó con la otra para sí mismo. Hee se sentó en
el sofá de dos plazas y miró a Matt sobre el borde de la lata de cerveza
mientras tomaba un sorbo.
—Entonces, Matt,
¿qué haces exactamente?
Cuatro horas, 12
cervezas, y dos bolsas de Cheetos después…
Matt estaba
sentado en el asiento junto a Hee mientras él divagaba sobre hombres lobo y
cuán mandones eran. Cuando finalmente se detuvo, Matt aprovechó su silencio
colocando sus dedos debajo de su barbilla y girando su rostro hacia él. Los
ojos de Hee se abrieron de par en par cuando empezó a inclinarse hacia él.
—¿Alguien te ha
dicho lo guapo que eres? —le preguntó Matt. Hee se rió.
—De vez en cuando.
—Hee volvió la cabeza, inclinándola ligeramente a un lado y preguntó—: ¿Qué
estás haciendo?
—Voy a besarte
—respondió sin rodeos.
—Eh, bueno supongo
que está bien. Es por Teukkie, después de todo.
Matt lució
confundido por su declaración, pero Hee no estaba negándose, así que él lo tomó
como si
estuviera claro.
Se inclinó el resto del camino y presionó sus labios en los suyos con firmeza. Hee
se
acercó a él y le
permitió separar sus labios con su lengua. Este beso duró varios segundos, pero
Hee se apartó bruscamente
cuando sintió la mano de Matt deslizándose bajo el dobladillo de su camisa y
rozar su piel.
—Oh, no creo que
esté lo suficientemente borracho para eso, muchachote —bromeó.
—No puedes culpar
a un hombre por intentarlo cuando hay un hermoso joven sentado junto a él,
¿verdad? —Matt le
guiñó un ojo.
Hee se levantó
entonces y habría caído si Matt no lo hubiera estabilizado.
—Vaya, el suelo
está mojado. Eso no puede ser seguro. Probablemente deberías decirle a alguien
que lo supervise —le dijo mientras continuaba tratando de mantenerse en pie.
—Ajá. Hee, creo
que es hora de que te lleve de vuelta a tu habitación.
—Habitación,
habritación, me estoy divirtiendo. ¿No te estás divirtiendo, Matty?
—Sorprendentemente, Hee borracho todavía era capaz de coquetear.
—Definitivamente
me estoy divirtiendo, pero no quiero que alguien se preocupe por ti si van a tu
habitación y te has ido. Vamos, señálame la dirección correcta y le acompañaré
con seguridad, mi joven señor.
—Oooh, eres mi
caballero con brillante armadura. —Hee se rió.
—Así es, hermoso.
—Matt sonrió y envolvió su brazo alrededor de su cintura para ayudarle a
sostenerlo, y comenzó a caminar con él en la dirección que señalaba. Deambuló
todo el camino y cuando por fin se acercaron, Matt se congeló al ver a un gran
hombre de pie delante de la puerta que indicaba, con los brazos cruzados sobre
un pecho ancho. Matt tragó saliva mientras seguía adelante.
—¡Hola! —Hee hizo
señas al hombre y se rió cuando él levantó un labio hacia él y gruñó.
Matt dejó de
moverse hacia adelante, y cuando Hee se dio cuenta que estaba nervioso, salió
de su agarre y señaló:
—Matty, no te
pongas nervioso, ese es sólo Tonnghua. —Se dio la vuelta y lanzó un beso al
hombre
—. Sólo está de
mal humor.
Hee siguió
adelante y cuando alcanzó al hombre, sonrió grande y le dio un abrazo, el cual
parecía
extraño porque el
hombre se quedó tieso como una tabla.
—Oye, Tongua,
¿cómo has estado? —dijo Hee mientras renunciaba a su agarre sobre él.
—Es Donghwa —gruñó
él—, ¿y qué estás haciendo con eso? —Donghwa señaló a Matt con un gruñido digno de Siwon.
—Oh, ese es Matty.
Él es mi nuevo amigo, ¿no Matty?
—Uh, bueno, sí.
Pero sólo amigos, hombre, y yo sólo quería asegurarme de que regresara bien,
así
que me voy
entonces. Adiós, Hee. —Matt habló rápidamente y comenzó a retroceder. Él le dio
un
último saludo y se
volvió de prisa en su camino.
Donghwa volvió la
mueca hacia Hee.
—Es mejor que
vuelvas allí dentro antes de que Siwon descubra que te fuiste con un tipo.
—Oh, Tongua, deja
de ser un angustiado preocupado. —Hee se tambaleó hacia delante y Donghwa
lo atrapó. Se
estiró hacia atrás y giró el pomo de la puerta de su habitación, empujándolo
suavemente
adentro.
—Vete a la cama y
no te metas en problemas —gruñó de nuevo.
—¿Qué pasa con
ustedes los lobos y su estado de ser mandones? Se pone viejo, ya sabes. Oye,
Tongua, ¿la
habitación está girando o tú estás girando? Si eres tú, ¿podrías quedarte
quieto?
—Hee estaba
tambaleándose sobre sus pies.
Donghwa tomó su
mano y lo llevó a la cama más cercana.
—Él va a rasgarme
la garganta con sus manos —dijo, murmurando en voz baja mientras lo depositaba en la cama y dio
un paso atrás.
—Nah, él no va a
rasgar tu garganta. —La embriaguez de Hee no le evitó comprender de que estaba
hablando de Siwon,
aunque sus palabras fueron muy mal pronunciadas—. No va a ser tan rápido al
respecto. Jesús, Tonga.
¿No lo conoces mejor que eso? Cuando está en modo de oso gruñón quiere
infligir dolor. Lo
veo cada vez que me mira en inspección, espera, eso no está bien. Cuando mira a
mi… bueno lo que sea
que termina en “ción”. El punto es el dolor. Bien, ahora deja de girar.
Donghwa se dirigió
a la puerta para salir, pero se volvió antes de cerrar la puerta tras de sí.
—¿Vas a estar
bien?
Hee le dio un
pulgar en alto.
—Estoy mejor que
bien, Tonga. Estoy fantabulísimo. —Donghwa negó con la cabeza mientras cerraba la puerta.
Hee se puso de pie
y se tambaleó hacia la pila de ropa tirada en la otra cama. Por alguna razón,
una
ducha parecía una
idea espléndida. Al llegar a su ropa, notó un bulto bajo las sábanas. Se
inclinó hacia delante y empujó
el bulto, hubo un gruñido y luego nada más. Bueno, pensó, es un bulto, y aunque probablemente
debería investigar, se figuró que el bulto seguiría allí cuando terminara con
su ducha. Asintiendo, se
dirigió a la ducha… sin la ropa que había recogido y dejado mientras empujaba el
bulto.
Kangin se paseó
por la sala de espera de la UCI mientras Siwon y Junjin jugaban a las cartas.
Miró en su dirección y gruñó.
—Kangin, no es que
no nos importa, pero este espacio se haría bastante pequeño si los tres de
nosotros
estuviéramos paseándonos, y las cartas mantienen nuestras mentes ocupadas. Así
que
mantén tus
gruñidos para ti mismo —gruñó Junjin de regreso.
—Es sólo que me
está volviendo loco —admitió Kangin—. La espera constante, el no saber. No
puedo captar ninguno de sus pensamientos, está poniendo a mi lobo muy inquieto.
—El doctor la debe
haber sedado, lo cual es una buena cosa ya que él estaba con mucho dolor. Él estará bien, Kangin. Sabes que haré lo que sea
que está en mi poder para mantenerlo sana y salva.
—Lo sé, gracias
—dijo Kangin a su padre.
El teléfono de Jihoon
vibró, indicándole que tenía un mensaje de texto. Él lo tomó y miró a la
pantalla iluminada.
Ven al 4to piso. Usa el elevador del personal para evitar la sala de
espera, abriré las puertas.
Jihoon se levantó
y puso su teléfono en el bolsillo de la bata que el doctor Lee había dejado
para él.
Agarró las llaves
del auto que le habían prestado y se dirigió hacia el cuarto piso.
No pudo evitar
estar nervioso con Junjin y sus lobos todavía en el hospital. Cuando las
puertas del
ascensor sonaron y
se abrieron, salió e inmediatamente se congeló. Uno de los amigos de Teukkie
estaba parado delante de
las puertas que tenían la palabra UCI en ellas, tratando de encontrar una
manera de abrirlas. Si
estaba tratando de colarse, estaba muy asquerosamente equivocado en ello.
Él se movió
sigilosamente detrás, su lobo ayudándolo a ser silencioso mientras acechaba a
su presa. Justo cuando el joven estaba
a punto de voltearse, Jihoon puso sus manos en el punto entre su cuello y
hombro, y lo apretó. Él se
desplomó como una casa de naipes. Lo cogió antes de que golpeara el piso y la
única cosa en la que
pudo pensar en hacer fue ponerlo en el elevador y golpear el botón que lo
llevaría devuelta a su piso
y esperar que estuviera bien. Colocó su cuerpo flojo en el piso del elevador y
presionó el botón de su
piso y miró mientras las puertas se cerraban. Eso era un imprevisto que él no
había estado esperando, pero no podía preocuparse por eso ahora. Él caminó de
regreso a las puertas de la UCI y escuchó un timbre
y las puertas se abrieron.
Directamente
delante de él estaba la estación de enfermeras, un escritorio circular les daba
una clara vista de cada habitación acristalada. El doctor Lee estaba esperando
en la puerta de una habitación directamente a su derecha.
—Él está
fuertemente sedado. Lo tengo conectado a un goteo intravenoso para mantenerlo
sometido. También supuse que como él tendría que tener fijada la intravenosa si
ésta se detiene, tendríamos que tener una razón para estar sacándolo del
hospital, así que falsifiqué documentos de transferencia a la unidad de
quemados en el Hospital de Niños en San Antonio. No es del todo creíble pero
nos comprará algo de tiempo si nos detectan.
Jihoon estaba
impresionado con la previsión de el doctor.
—Gracias.
—Sólo terminemos
con esto —gruñó el doctor Lee.
Jihoon se preguntó
si la buena conciencia de el doctor estaba fastidiándolo. Pensó en recordarle
acerca de lo que Kangin le había hecho a su hermano, pero decidió que sería
mejor mantener su boca cerrada, llegar a Teukkie, e irse.
El doctor Lee
había llevado una camilla en la pequeña habitación, justo a la derecha contra
la cama en la que Teukkie estaba recostado. Jihoon pensó que se veía pálido,
incluso con su piel rosada en proceso de curación.
—Necesito que
agarres ese extremo de la sábana y a mi cuenta, jales. Lo deslizará suavemente
—estaba diciéndole el doctor Lee mientras miraba al joven que él había elegido
como su compañero.
Jihoon agarró el
extremo como se le instruyó y jaló suavemente a la cuenta de tres de el doctor.
Lo
cubrió con una
manta hasta el cuello y el doctor Lee colocó una máscara de oxígeno en su
rostro. Dijo que era sólo para
ayudar a que fuera más difícil de identificar a Teukkie. Empezaron a rodar la
camilla fuera y a Jihoon
le impresionó entonces que ahí no hubiera nadie más alrededor.
—¿Dónde están las enfermeras?
—Solo hay dos
enfermeras en la UCI por la noche y envié a una a buscarme unos antibióticos de
la
farmacia, y a la
otra a mi oficina para que me consiga mi teléfono.
—Pero tienes tu
teléfono —dijo Jihoon antes de pensar.
—Sí, pero ella no
sabe eso, ¿cierto? Ahora apresúrate antes de que ellas vuelvan —le dijo
mientras
empujaba la puerta
hacia la habitación en que Teukkie había sido encerrado.
Ellos empujaron la
camilla por las puertas contrarias a las que Jihoon había llegado. Los llevó directo
hacia un elevador
que tenía las puertas abiertas sostenidas por una gran papelera de acero. El
doctor
Lee estaba delante
del juego, a Jihoon le gustaba eso.
Mientras se
montaban, el sonido de la música del elevador se filtró por los altavoces y a
pesar de que
la música
pretendía ser calmante, estaba irritando los nervios de Jihoon, y él solo
quería arrancar los
altavoces.
Cálmate, se dijo, ya casi termina.
Las puertas del
elevador se abrieron y empujaron la camilla por un pasillo con chillones luces
fluorescentes que
brillaban contra las paredes blancas y pisos de linóleo blanco. Jihoon podía
escuchar los sonidos
emanando del final del pasillo. La sala de urgencias, pensó. Giraron hacia la
derecha y rápidamente
rodaron la camilla lejos del ruido. El pasillo parecía durar para siempre, a
pesar de que Jihoon sabía que
realmente no era tan largo. En ese momento, empujando la camilla con Teukkie en
ella hasta cinco metros
serían muy largos.
Justo cuando él
pensó que tendría que despegar a toda velocidad, estuvieron finalmente delante
de las
puertas que los
llevarían hacia el auto que él tenía esperando por ellos. El doctor Lee
presionó un botón en la pared y las
puertas se abrieron automáticamente.
Jihoon había
estacionado la camioneta directamente a la izquierda de las puertas, y mientras
ellos
maniobraban a Teukkie
por encima de la puerta trasera del lado del pasajero, Jihoon se dio cuenta que con Teukkie enfermo,
las cosas solo se volverían mucho más complicadas, así que tomó una decisión a medio segundo.
Cuando el doctor Lee
caminó hacia su extremo de la camilla para así ella poder obtener la bolsa de
intravenosa y
colgarla en el gancho de ropa en la parte superior de la ventana del asiento de
atrás, Jihoon lo agarró por el
cuello. Él se congeló mientras sentía las garras de Jihoon perforar su piel, un
hilillo de sangre se deslizó
por su garganta.
El no sabía qué
diablos estaba tramando Jihoon, pero supo que su trabajo en este juego había
cambiado, y no
para su beneficio.
—No puedo manejar
todas estas medicinas para Teukkie, así que hasta que me digas qué necesito
hacer para que
mejore vienes con nosotros —gruñó Jihoon por lo bajo, sus ojos comenzando a
brillar.
Su lobo
naturalmente quiso rendirse, pero Hongki sólo quería escupirle en la cara. Miró
hacia abajo a
Teukkie. El chico
de verdad estaba muy enfermo y no mantenía ninguna mala voluntad contra él,
sólo pasó a estar
atrapado en el fuego cruzado. Una vez más para justificar sus acciones, y
aliviar su
conciencia
culpable, cumpliría con Jihoon.
—De acuerdo, iré
contigo. Pero tan pronto como te haya enseñado qué necesitas hacer para
curarla,
me voy,
¿entendiste?
Jihoon le dio a su
cuello un apretón más por si acaso.
—Ya veremos, doc
—le dijo, su mirada prometiendo represalias si no mantenía su final del trato.
Cargaron a Teukkie
en el asiento trasero. El colgó la bolsa de intravenosa del gancho de ropa
encima
de la ventana,
luego subió en el lado del pasajero tomando una profunda respiración y
soltándola
lentamente. En qué
me he metido, pensó Hongki para él mismo. Observó a Jihoon empujar la camilla
de vuelta a la
acera, no molestándose en llevarlo de nuevo al hospital.
Él caminó hacia el
lado de la puerta del conductor y subió al vehículo. Sin una palabra encendió
la
camioneta, la puso
en marcha y se deslizaron en la noche mientras el compañero de Teukkie
esperaba en vano
escuchar las noticias de su bienestar. Hongki no podría haber detenido la
lágrima
que se deslizó por
su mejilla así él hubiera querido.
Sólo voy a decir que este capítulo me enoja y muchoooooo.
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