—¿Con Lee Hyukjae? —Donghae miró a su abuelo con sorpresa, un
abuelo que había sido un extraño para él, excepto en su reputación—. A cambio
del dinero que necesito, ¿esperas que me case con Lee Hyukjae?
—Exactamente —sonrió el abuelo de Donghae.
Donghae intentó controlar sus emociones
mientras trataba de recuperar la voz para enfrentarse a su abuelo.
Lee, el magnate coreano que había tomado
las riendas del moderadamente exitoso negocio de su padre y lo había
transformado en una corporación que competía con la de su abuelo, el hombre que
cambiaba de pareja más rápido que de coche.
—¡No puedes estar hablando en serio!
—levantó la mirada y apretó los dientes. La sola idea lo enfermaba—. La familia
Lee fue la responsable de la muerte de mi padre…
Él los despreciaba tanto como a su abuelo.
Y a todo lo coreano.
—Y por esa razón, se cortó mi descendencia
—dijo su abuelo con dureza—. Quiero que la familia Lee tenga el mismo destino.
Si él se casa contigo, no tendrá descendencia.
Donghae dejó de respirar del shock. Su
abuelo lo sabía. De algún modo lo sabía.
—¿Sabes que no puedo tener hijos?
¿Cómo era posible que lo supiera si lo
había mantenido en secreto?, se preguntó.
Donghae lo miró con la respiración agitada.
Se sentía vulnerable. Desnudo ante un hombre que, a pesar de tener su misma
sangre, había sido un extraño desde su infancia. Un hombre que lo miraba con
satisfacción. Park Sooman, su abuelo.
—Yo me ocupo de saber todo de todo el
mundo. La información es la llave del éxito en la vida.
Donghae tragó saliva. Su abuelo era cruel.
Hacía mucho tiempo que había aceptado la
idea de que no se casaría. Su futuro le depararía cualquier cosa menos el
matrimonio. ¿Cómo iba a casarse un joven en su posición?
—Si realmente sabes todo sobre mí,
entonces también sabrás la razón por la que estoy aquí. Debes saber que mi appa
está cada vez más enfermo… Que necesita una operación.
—Digamos… que sabía que vendrías.
Donghae se sintió furioso interiormente.
Lo odiaba.
Miró a su abuelo, a quien acababa de
conocer y se estremeció de repulsión. Tenía dolor de cabeza, y ahora le dolía
el estómago, algo que le recordaba que había estado demasiado nervioso como para
comer en los pasados días.
Se jugaba mucho en todo aquello. El futuro
de su appa estaba en sus manos, en
su habilidad para negociar algún tipo de acuerdo con un hombre que era un monstruo.
Donghae miró alrededor con desagrado.
Aquel despliegue de riqueza lo mareaba.
Aquel hombre no tenía vergüenza. ¿Sabía
que tenía que tener tres trabajos para poder dar a su appa los cuidados que
necesitaba? Cuidados de los que él tendría que haberse hecho cargo durante los
pasados quince años.
Donghae intentó calmarse. Un pronto no lo
llevaría a ningún sitio. Pero le daban ganas de marcharse y dejar solo a aquel
tirano. Pero no podía hacerlo. Tenía que permanecer allí, concentrado en la
tarea que tenía en sus manos.
Nada lo distraería del motivo por el que
estaba allí. Aquel hombre había ignorado las necesidades de su appa durante
quince años; había negado su existencia, pero Donghae no permitiría que lo
ignorase también a él. Era hora de que se enterase de lo que era la familia.
—Borra esa expresión de tu cara. Tú has
acudido a mí, ¿no lo recuerdas? Eres tú quien quiere el dinero —dijo Sooman con
dureza.
Donghae se puso rígido.
—Por mi appa.
Sooman pronunció un gruñido de desprecio y
respondió.
—Podría habérmelo pedido él mismo si
tuviera agallas.
Donghae sintió rabia.
—Mi appa está muy mal…
Sooman lo miró fijamente y sonrió con
desprecio.
—Y ésa es la única razón por la que estás
aquí, ¿verdad? Nada más te induciría a traspasar el umbral de mi casa. Me
odias. Él te ha enseñado a odiarme —se inclinó hacia delante—. Estás furioso,
pero intentas ocultarlo porque no quieres arriesgarte a ponerte en mi contra
por si te niego mi ayuda.
Incapaz de creer que pudiera ser tan
despiadado, Donghae dijo:
—Él era el esposo de tu hijo…
—No me lo recuerdes —respondió Sooman,
serio, sin remordimientos ni lamentos—. Es una pena que no seas un chico. Me da
la impresión de que has heredado el espíritu de tu padre. Incluso te pareces un
poco a él físicamente. Tendrías que haber tenido cabello claro y ojos azules, y
si mi hijo no hubiera sido seducido por ese joven, tú tendrías el estatus que
te mereces, y no habrías vivido los últimos quince años de tu vida en el
exilio. Todo esto podría haber sido tuyo.
Donghae miró «todo esto». El contraste
entre sus circunstancias y las de su abuelo era impresionante. La prueba de su
riqueza estaba en todas partes, desde las ostentosas estatuas que vigilaban
casi todas las entradas de su mansión a la enorme fuente que presidía el patio.
Donghae pensó en su hogar, un piso pequeño
en una planta baja en una zona marginal de Londres, que había adaptado a la
minusvalía de su appa.
Pensó en la lucha de su appa por la
supervivencia, una lucha que aquel hombre podría haber suavizado.
Apretó los dientes e intentó controlarse
nuevamente.
—Estoy contento con mi estatus. Y me
encanta Inglaterra.
—¡No me contestes! —lo miró, furioso—. Si
me contestas, él jamás se casará contigo. Aunque no tengas aspecto de coreano,
quiero que tu comportamiento sea totalmente el de un joven coreano. Serás obediente
y dócil, y no darás tu opinión sobre ningún tema, a no ser que se te pregunte.
¿Me oyes?
Donghae lo miró, incrédulo.
—¿Hablas en serio? ¿De verdad crees que
voy a casarme con Lee?
—Si quieres el dinero, sí —Sooman sonrió
desagradablemente—. Te casarás con Lee Hyukjae y te asegurarás de que él no se
entere de tu infertilidad. Yo me encargaré de que los términos del acuerdo lo
aten a ti hasta que tengan hijos. Como tú jamás tendrás un heredero, él se verá
sujeto a un matrimonio sin hijos para siempre —se echó hacia atrás y se rió—.
El justo castigo. Siempre se dice que la venganza es un plato que se sirve
frío. He esperado quince años este momento. Pero ha valido la pena. Es
perfecto. Tú eres la herramienta de mi venganza.
Donghae lo miró, horrorizado. No le
extrañaba que su appa le hubiera advertido que su abuelo era el mismo demonio.
—No puedes pedirme que haga esto.
No podía casarse con Lee Hyukjae. Tenía
todas las características que él despreciaba en un hombre. No podía pedirle que
compartiese la vida con él.
—Si quieres el dinero, tendrás que
hacerlo.
—Está mal…
—Se trata de justicia. Lo justo hubiera
sido castigar a la familia Lee hace mucho tiempo. Los coreanos siempre vengan a
sus muertos y tú, aunque sólo seas medio coreano, deberías saberlo.
Donghae lo miró, impotente. No podía decir
nada que pudiera indisponer a su abuelo contra ella. Haría cualquier cosa por
conseguir el dinero para su appa. Y tener a aquel hombre de enemigo no le
convenía. Luego se rió de su propia ingenuidad: ya eran enemigos. Lo habían
sido desde que su appa había sonreído a su padre y había conquistado su
corazón, estropeando los planes de Sooman de boda con un buen joven coreano.
—Lee jamás aceptará casarse conmigo —dijo su
abuelo serenamente.
Y él no tendría que pasar el resto de su
vida con un hombre que le habían enseñado a odiar. Lee Hyukjae era un jugador,
se consoló. No le interesaba el matrimonio.
Además, ¿cómo se iba a casar con él, si
sus familias estaban enfrentadas?
—Ante todo, Lee Hyukjae es un hombre de
negocios. Y el incentivo para que se case con mi nieto será demasiado tentador
como para que lo rechace.
—¿Qué incentivo?
Su abuelo sonrió con desprecio.
—Digamos, simplemente, que yo tengo algo
que él quiere, lo que es la base de cualquier negociación. Y también es un
hombre que no puede dejar pasar un joven atractivo sin intentar seducirlo. Por
alguna razón, tiene preferencia por los morenos, así que estás de suerte, o lo
estarás cuando te quitemos esos vaqueros y te pongamos ropa decente. Y si
quieres ese dinero, no harás nada para ahuyentarlo. Y ahora, recoge esos
papeles que has tirado al suelo.
«¿De suerte?», pensó Donghae. ¿Su abuelo
realmente pensaba que atraer a ese
arrogante y despiadado coreano era una suerte?
Con mano temblorosa, Donghae recogió
automáticamente los papeles que se le habían caído. ¿Qué alternativa tenía? No
tenía otra forma de conseguir el dinero que necesitaba, se dijo. Y se consoló
diciendo que no sería un matrimonio en el verdadero sentido de la palabra.
Probablemente, apenas hablasen.
—Si lo hago, si digo «sí», ¿me darás el
dinero?
—No… Pero, Lee te lo dará. Te dará una
suma de dinero todos los meses. En qué te lo gastes, será decisión tuya.
Donghae se quedó con la boca abierta. Su
abuelo había planeado un acuerdo en el que ni siquiera tenía que poner su
dinero.
Lee Hyukjae no sólo iba a tener que
casarse con el joven nieto de su peor enemigo, sino que tendría que pagar por
ese privilegio.
¿Por qué aceptaría una idea tan
disparatada?
¿Cuál era exactamente el incentivo al que
se había referido su abuelo?
Pero una cosa estaba clara: si quería el
dinero, tendría que hacer algo que se había prometido no hacer jamás: tendría
que casarse. Y no sólo eso. Sino que se casaría con el responsable de la muerte
de su padre. Un hombre al que odiaba.
—¿Por qué acude a nosotros Park Sooman ?
—preguntó Lee Hyukjae, caminando a lo largo de la terraza de su lujosa mansión.
Luego se detuvo para estudiar la expresión de su padre; pero no notó nada. El
hombre había aprendido desde muy joven a ocultar sus emociones—. La enemistad
entre nuestras familias se remonta a tres generaciones.
—Al parecer, ésa es la razón de su
acercamiento —dijo su padre—. Cree que es hora de arreglar las cosas.
Públicamente.
—¿Y cómo es que Park Sooman quiere
arreglar las cosas? Es un hombre malicioso y despiadado.
El solo hecho de que su padre estuviera
dispuesto a encontrarse con aquel hombre lo sorprendía. Pero su padre se estaba
haciendo viejo, pensó Hyukjae con pena, y la pérdida de la empresa familiar
hacía muchos años siempre había sido una espina clavada en su corazón.
Su padre suspiró.
—Quiero que termine este odio, Hyukjae.
Quiero jubilarme en paz con tu appa, sabiendo que lo que es nuestro por derecho
ha vuelto a nosotros. Ya no estoy para peleas.
Hyukjae sonrió peligrosamente.
Afortunadamente, él no las temía. Si Park Sooman pensaba que podía intimidarlo,
descubriría que había dado con la horma de su zapato.
Su padre recogió unos papeles.
—El acuerdo que ofrece es sorprendente.
—Razón de más para sospechar de sus
motivos —dijo Hyukjae. Su padre lo miró con cautela.
—Serías un necio si no escuchases lo que
quiere decirte —dijo su padre—. Será lo que sea Sooman, pero es coreano. Y es
un halago que te ofrezca reunirte con él.
—El halago sería que desaparezca para
siempre —respondió Hyukjae mirando a su padre.
De pronto se dio cuenta de que su padre
había envejecido. Que la tensión de aquella eterna enemistad lo había ido
consumiendo.
—He aceptado la reunión en nombre tuyo —su
padre lo miró, cansado.
Y Hyukjae pensó que lo haría por su padre.
—Bien. Dime qué ofrece —dijo Hyukjae.
—Va a devolvernos la empresa —su padre se
rió con desprecio y puso los papeles sobre la mesa—. Aunque sería mejor decir
«nuestra empresa», puesto que lo era antes de que Park estafase a tu abuelo.
«¿Park ofrece devolver la empresa?», pensó
Hyukjae, ocultando su sorpresa.
—¿Y a cambio de qué? —preguntó. Su padre
desvió la mirada de él.
—A cambio de casarte con su nieto.
—¡Estás de broma! —los ojos oscuros de
Hyukjae lo miraron con incredulidad—. ¿En qué siglo estamos?
Sin mirarlo, su padre movió los papeles
frente a él y respondió:
—Lamentablemente, ésas son las
condiciones.
—No estás bromeando, ¿verdad? —dijo
Hyukjae, petrificado, con expresión seria—. En ese caso, te diré que no hay
nadie menos atractivo para mí como potencial consorte que un miembro de la
familia Park.
Su padre se pasó la mano por detrás del
cuello para aliviar la tensión.
—Tienes treinta y cuatro años, Hyukjae. En
algún momento te tienes que casar con
alguien. A no ser que quieras pasarte la vida solo y sin hijos.
—Quiero tener hijos. Me apetece mucho. Es el
esposo el problema. Lamentablemente, no encuentro un joven con las cualidades
que exijo. No deben existir.
Recordó a las últimas parejas con las que
había salido: un gimnasta, un bailarín… Ningún había despertado su atención más
de unas semanas.
—Bueno, si no puedes casarte por amor,
entonces, ¿por qué no por razones de negocios? —dijo su padre—. Si te casas con
el joven, la empresa es nuestra.
—¿Así de sencillo? —preguntó Hyukjae
achicando los ojos—. No puede ser tan sencillo.
—Es un hombre viejo. La empresa tiene
problemas. Park sabe que tú eres un brillante nombre de negocios. Con la boda
protege a su nieto económicamente, si quiebra la empresa. Y sabe que contigo a
la cabeza, la empresa se salvará. Es una oferta generosa.
—Eso es lo que me preocupa. Park Sooman no
es una persona que haga ofertas generosas.
—Ofrece un incentivo considerable por
casarte con el joven.
—Yo necesito un incentivo considerable
para casarme con alguien al que no he visto siquiera —dijo Hyukjae, cavilando.
No podía comprender por qué Park le
ofrecía la empresa. Ni por qué quería que se casara con su nieto.
—Es hora de dejar a un lado las sospechas
y aprender a confiar. Park empezó ese negocio con mi padre y luego se lo
arrebató. Dice que se arrepiente del pasado y que quiere enmendarlo antes de
morirse.
—¿Y tú lo crees?
—Nuestros abogados tienen un borrador del
acuerdo. ¿Qué razón tendría para no creerlo?
—Que Park Sooman es un megalómano
malicioso que sólo actúa por interés propio —Hyukjae se quitó la corbata de
seda y la tiró encima de una silla. Sentía la adrenalina correr por sus venas—.
¿Es que te tengo que recordar sus pecados contra nuestra familia?
—Es un hombre viejo. Quizás se esté
arrepintiendo.
Hyukjae echó atrás la cabeza y se rió
maliciosamente.
—¿Arrepentirse? Ese mal nacido no sabe
siquiera el significado de esa palabra. Estoy tentado de seguir adelante con
esto sólo para saber qué está tramando —Hyukjae hizo señas discretamente a un
empleado para que le llevase algo de beber mientras se desabrochaba los botones
de arriba de la camisa. El calor en julio era insoportable—. ¿Y por qué no
puede conseguirse un marido su nieto? Park ha mantenido la existencia del joven.
Nadie sabe nada de él. ¿Es feo o tiene alguna enfermedad que puedan heredar mis
hijos?
—También serían sus hijos —señaló su
padre—. Y tú no has sido capaz de encontrar esposo.
—No lo he buscado. Y no quiero a uno
elegido por mi enemigo.
La idea casi le daba risa. El heredero de Park
tenía que tener algún problema, si no, se habría casado hacía mucho tiempo, pensó.
—Estoy seguro de que es un joven
encantador —murmuró su padre.
Hyukjae alzó una ceja en señal de burla.
—No lo creo. Si fuera guapo, Park no lo
habría tenido oculto, y la prensa lo habría acosado como a mí. Al fin y al
cabo, es un joven extremadamente rico.
—La prensa te persigue porque les das
motivos… Mientras que el heredero de Park ha estado en Inglaterra.
—Inglaterra tiene la prensa rosa más
indiscreta del mundo — murmuró Hyukjae frunciendo el ceño—. Si lo han dejado en
paz, será porque es un monstruo y no tiene personalidad.
—Evidentemente, lleva una vida discreta.
No como tú. El chico estuvo en un internado inglés. Su appa era inglés, si
recuerdas.
—Por supuesto que lo recuerdo —Hyukjae
acabó su copa, recordando—. También recuerdo que su appa murió cuando explotó nuestro
barco. Junto con su marido, que era el hijo único de Park Sooman.
Hyukjae recordó a una criatura sin vida en
sus brazos mientras lo llevaba hasta la superficie… Caos, horror, sangre, gente
gritando…
—El nieto perdió a sus padres y Park nos
culpa por ello. ¿Y ahora quiere que me case con su nieto? Tendré que dormir con
un arma debajo de la almohada, si acepto. Estoy sorprendido de que hayas
aceptado su sugerencia con tanta ecuanimidad.
—Nosotros también perdimos familia en
aquella explosión. Y el
tiempo ha pasado. Es un hombre
viejo.
—Es un hombre muy malo.
—Nosotros no fuimos responsables de la
muerte de su hijo. Tal vez el tiempo le haya dado la oportunidad de reflexionar
y ahora se dé cuenta — su padre se pasó la mano por la frente, visiblemente
afectado por los recuerdos—. Él quiere que su nieto tenga un marido coreano.
Desea volver a tener descendencia.
—¿Y el joven? ¿Por qué iba a querer
aceptar semejante matrimonio? Él es el nieto de Park Sooman. No creo que
siéndolo tenga la estabilidad emocional que yo desearía en un esposo.
—Al menos, conócelo. Siempre estás a
tiempo de decir «no».
Hyukjae lo miró, pensativo. Era cierto que
deseaba tener hijos. Y siempre había querido recuperar Industrias Park.
—¿Qué consigue él? Park consigue
descendencia. Yo consigo nuestra empresa e hijos… ¿Y él?
—Hyukjae…
—Dime…
—El día de la boda vas a tener que
ingresar dinero en su cuenta personal —su padre volvió a mirar los papeles—.
Una sustancial suma. Y esa suma se repetirá todos los meses durante el
matrimonio.
Hubo un largo silencio. Luego Hyukjae se
rió forzadamente.
—¿Dices en serio que el heredero de Park
quiere dinero por casarse conmigo?
—La parte económica es una parte
importante del acuerdo.
—El joven es más rico que Midas —dijo
Hyukjae con temperamento mediterráneo—. Y no obstante, ¿quiere más?
Su padre carraspeó.
—Los términos del acuerdo son muy claros. Él
recibe dinero.
Hyukjae caminó hacia el extremo de la
terraza y miró la ciudad que tanto amaba.
—Hyukjae…
—No sé por qué dudo —Hyukjae se dio la
vuelta con gesto de desprecio—. Todos están interesados en el dinero. El hecho
de que éste quiera más que la mayoría no cambia nada. Al menos, es sincero,
algo que lo honra. Como has dicho tú, éste es un negocio.
—Lo haces ver duro e interesado, pero,
¿por qué no te reservas el juicio? —le dijo su padre—. Cualquier pariente de Sooman
va a estar acostumbrado al dinero y un estilo de vida extravagante. Su
requerimiento de fondos tal vez no tenga nada que ver con su carácter. Él podría
ser dulce.
Hyukjae hizo un gesto de desagrado.
—Los jóvenes dulces no piden grandes sumas
de dinero de futuros esposos. Y si es un Park seguramente tenga cuernos y cola,
como todos los demonios…
—Hyukjae…
—Como tú, yo quiero recuperar la empresa,
así que lo veré porque estoy intrigado. Pero no te prometo nada —le dijo
Hyukjae, dejando su copa vacía sobre la mesa—. Si él será la appa de mis hijos,
por lo menos no tendrá que darme dolor de estómago verlo.
O____O
ResponderEliminarOMG !!!!
Si se supone que los padres de Hae~ murieron, por que inventaron que su appa murió, si es evidente que nop!!!!
Ahhhh Hyuk~
Y Hace por qué no puede tener bebés!????? Ahhhh
Que interesante!
que feo lo esta utilizando y lo peor es que lo tiene que hacer por su appa tu puedes pecesito
ResponderEliminary lindo monito se muy precavido
Que lindo,quiero un abuelo así...para que me case con HyukJae *0*
ResponderEliminarBueno,al menos Hae sabe dedde ahorita que todo es plan con maña,parte de una venganza...hasta ahorita según el abuelo de Hae,los únicos que salen perdiendo son los Lee.
Si el padre de Hae murio en el barco de los Lee,donde ellos también perdieron familia...¿Cómo es que son ellos los responsables?¿por ser dueños del barco?
¿Y si el abuelo de Hae queria matar a los Lee pero su hijo estaba ahí por casualidad?...quizás por eso es así el abuelo,aunque quien sabe,si los Lee lo consideran malo,es porque así lo ha sido siempre.
Lo bueno que Hyuk sabe que Sooman es malo,seguro que se pone a las vivas en todo este asunto.
Oh Hyukjae...Hae te causara dolor de estómago...pero no de ese que imaginas...solo espera y veras.
Wauu esta historia si que inicio interesante 😃
ResponderEliminarOMG!!! Este EunHae va a dar serios problemas desde el principio
ResponderEliminarHae no puede tener hijo TvT pobrecito del pez
Siento que Hyuk sera el hombre mas frio del mundo en el fic :c
Me ha encantado la trama