Jungsoo corrió a
toda velocidad, con una Sora gritando al hombro, y Minwoo sobre sus talones.
Esquivó árboles y ramas colgando bajo. Saltó sobre los hoyos y los tocones, sus
pies moviéndose a un ritmo inhumano.
—¡DIJISTE QUE
AYUDARÍAN! —gritó Sora por encima del ruido del viento azotando su cara.
—AHORA NO, SORA—gritó
Jungsoo.
Sora puso los
ojos en blanco mientras trataba de aferrarse a la cintura de Jungsoo mientras
este corría. No podía creer que estuvieran en esta posición. Jungsoo le había
asegurado que este ser podía ayudarles a entender las ramificaciones de abrir
el velo ahora que Jungsoo había encontrado a su compañera.
Jungsoo había
sido todo: él puede ayudar; él sabe lo que voy a tener que hacer… bla, bla,
bla. En lugar de ello, se habían encontrado a un grupo de criaturas más allá de
las peores pesadillas de Sora. Ahora los monstruos… no, monstruos no era la
palabra correcta. Ahora, los dragones estaban dirigiéndose hacia ellos, sus
mandíbulas abiertas, y listos para tragárselos enteros.
Sora miró hacia
arriba cuando oyó el sonido chirriante más fuerte que jamás hubiera atravesado
sus oídos. Sus ojos se agrandaron cuando vio la forma de alas imposiblemente
grandes y una larga cola elevándose a través del aire. Un dragón gigante cayó
en picado hacia ellos.
—Uh, JUNGSOO,
PODRÍAS CAMBIAR A
QUINTA VELOCIDAD AHORA. —La voz
de Sora se sacudió un poco mientras veía al dragón llegar más y más cerca.
Golpeó a la
criatura justo entre los ojos y este cambió bruscamente su curso, elevándose de
nuevo hacia el cielo. Antes de que Minwoo cayera al suelo, llevó sus piernas
hasta el pecho y tiró su cuerpo hacia atrás, girando las piernas alrededor, y
aterrizando en sus pies. Se dio la vuelta sin perder el ritmo y siguió
corriendo.
Sora miró al Fae y le dio sus pulgares en altos. Juró que vio una pequeña sonrisa en su
rostro habitualmente estoico.
Jungsoo siguió
corriendo. Después de un kilómetro y medio sin ninguna señal de la bestia,
finalmente bajó la velocidad.
Sora le dio un
golpecito en la espalda.
—¿Podrías ponerme
abajo ahora, para que pueda desgarrarte correctamente?
Él se detuvo y la
colocó en posición vertical sobre sus pies. Ella lo miró a su hermoso rostro
mientras cruzaba los brazos sobre el pecho. Su pie comenzó a dar golpecitos
mientras trataba de formular las palabras que quería decir.
—Entonces, ¿qué
diablos fue eso? —gruñó ella.
—Bueno, para ti
probablemente sería llamado un dragón, pero en realidad es lo que llamamos un
drahiem.
—No estaba
hablando de la jodida bestia persiguiéndonos; aunque llegaremos a eso en un
minuto. Estaba hablando de ti diciendo que íbamos a recibir ayuda de tu
hermano, pero en lugar de eso casi nos convertimos en el almuerzo.
Los ojos de Jungsoo
se estrecharon. Se apartó de ella y miró en la dirección de la que acababan de
llegar. Había pasado mucho tiempo desde que había hablado con su hermano. A
pesar de que la última vez había sido bastante tensa, no había esperado tal
hostilidad.
—Tal vez él no se
dio cuenta que era yo —dijo, con voz débil.
—Jungsoo mírame.
—Sora descruzó los brazos y levantó la mano para apretar su cola de caballo que
se había aflojado en la carrera para conseguir alejarse del drahiem—. ¿Hay
historia entre tú y tu hermano que no hayas mencionado?
—Es complicado
—respondió Jungsoo.
—Inténtalo —dijo Sora,
secamente.
Minwoo se recostó
contra un árbol aparentemente nada afectado por la carrera o el truco que había
hecho. Observaba a Jungsoo con ojos penetrantes y esperaba su explicación.
Si el hermano de Jungsoo realmente era su única posibilidad, entonces todo lo
que se había interpuesto entre ellos iba a tener que ser tratado.
Jungsoo miró a lo
lejos mientras dejaba que los recuerdos que había enterrado salieran a la
superficie.
—Han pasado
siglos desde que sucedió y realmente pensé que lo había superado para ahora.
—Fue una mujer,
¿no es así? —preguntó Sora.
—Sí, pero no como
estás pensando. Él estaba acoplado. Ella era una de las mujeres más dulces que
jamás había conocido. No se merecía lo que pasó y yo no pude salvarla. Me culpa
por su muerte y con toda razón. —El tono generalmente confiado de Jungsoo cayó
derrotado.
—No creo eso. Si
no la salvaste entonces no podría haber sido una opción para ti. Deben haber
sido las circunstancias. Todos ustedes los machos Alfa piensan que todo recae
en sus hombros y olvidan que no son perfectos.
El lado de su
boca se elevó ligeramente mientras observaba a la mujer que ahora llamaba
compañera defenderlo. Si solo ella supiera las “circunstancias” como ella las
llamaba. ¿Pensaría menos de él? ¿Se negaría a confiar en él para protegerla,
para proteger a su hijo?
—Pocas veces
existe la paz entre las razas sobrenaturales.
—¿No me digas?
—resopló, con sarcasmo. Jungsoo se rió entre dientes.
—¿Es tu hijo como
tú?
Sora sonrió.
—¿Si te refieres
a que es la cosa más increíble que existe? Entonces no, él es aún más increíble
que yo.
Jungsoo sonrió.
—No puedo
imaginar eso.
—No te salgas del
tema. —Entrecerró los ojos hacia él.
—Cuando hay paz
—continuó—, no es de larga duración y es tenue cuando mucho. Algo tan simple como
la percepción de una palabra irrespetuosa puede romper la tregua. Ha habido paz
durante algún tiempo entre mi raza y los Trolls que viven en las montañas.
—¿Trolls? —Las
cejas de Sora se levantaron.
—Sin duda, te das
cuenta que hay más seres sobrenaturales que solo los que conoces, pequeña.
Sora se encogió
de hombros.
—Eso no quiere
decir que no sea aún impactante.
—Hyojin, era la
compañera de mi hermano, estaba empeñada en que nos uniéramos y
en crear una
alianza con los
Trolls. Mi hermano
le advirtió permanecer fuera de
los asuntos del consejo, pero eso solo la incitó a hacerlo. Ella buscó al líder
de los Trolls para tratar de hablar con él, pero no fue el líder a quien
conoció en la montaña ese día. —Jungsoo hizo una pausa y volvió a pensar en ese
día.
Aún podía ver a Hyojin
caminar lejos de él después que le hubiera dicho que como su rey le prohibía
buscar a los Trolls. Había visto el desafío en sus ojos y sabía que no iba a
escuchar. Si solo la hubiera seguido, si solo le hubiera dicho a su hermano
antes. Fue sacado de los recuerdos por una mano cálida sobre su brazo. Miró a Sora,
con los ojos llenos de comprensión. Eso le dio el coraje para continuar.
—Ella vino a mí,
implorándome entrar en razón, esas fueron sus palabras. Le dije que no iba a
ir, pero algo en sus ojos me dijo que me desafiaría. Me había reunido con el
líder de los Trolls y sabía que él no le haría daño. Él era en realidad un
hombre honorable, pero como cualquier líder, no solo tenía seguidores leales,
sino también seguidores corruptos. Me imaginé que la acompañaría de regreso a
su fortaleza, todo
el tiempo luciendo
una sonrisa dudosa,
riéndose de su inocencia. Y, lo habría hecho, si éste
hubiera sido a quien había conocido. Pero,
cuando se fue a la montaña Troll, se encontró con dos de los Trolls que
hablaron en contra de la paz entre sus razas. Vieron una oportunidad para
destruir esa paz. Ella nunca tuvo una oportunidad. Y, ellos tuvieron éxito
destruyendo la paz. La enemistad entre los brujos y los Trolls sigue existiendo
hasta nuestros días. Ni siquiera puedo describir lo que hicieron con ella.
Debería haberla seguido. Era mi trabajo, como su rey protegerla, incluso de
ella misma.
Sora negó.
—Era el trabajo
de tu hermano, e incluso entonces, ella tenía libre albedrío. Sin importar el
resultado, y lo horrible que fue, Hyojin tomó esa decisión. No digo esto por
ser mala, pero no puedes asumir la responsabilidad de su elección.
Jungsoo no podía
creer que no viera condena en sus ojos, sino comprensión y empatía. Él no se lo
merecía. Independientemente de lo que dijera Sora, ella no entendía la
responsabilidad que tenía por su raza.
Había fallado en
proteger eso que era lo más valioso para su hermano y él había sabido que ella
iba a ir. Cuando él y su hermano habían encontrado su cuerpo, él perdió el
control. Su tormento y dolor eran tan tangibles que Jungsoo lo sintió en su
alma. Tan pronto como pasó la conmoción él se había girado hacia Jungsoo. Podía
oír las palabras reverberando en su mente, un disco rayado de verdades
infinitas.
“¡Tú eres nuestro
rey; sabías que ella lo haría! ¡Deberías haber venido a mí! Deberías haberme
advertido. Esto es obra tuya; su sangre está en tus manos”. Su hermano le
gritó. Todo lo que Jungsoo había podido hacer fue inclinar la cabeza derrotado.
Cayó de rodillas
en vergüenza a la verdad detrás de las palabras de su hermano. Permitió que su
hermano lo golpeara hasta que sus guardias más cercanos lo salvaron de la ira
de su hermano. Él quería morir, quería que su hermano lo matara. Era lo que se
merecía. El consejo encerró a su hermano hasta que sintieron que ya no era una
amenaza. Pero, Jungsoo sabía que si a su hermano se le diera la oportunidad lo
mataría. El tiempo pasó, años, décadas, siglos, y aun así, no había vuelto a
tener noticias de él.
—Jungsoo.
Se dio cuenta que
Sora había estado diciendo su nombre mientras él estaba recordando aquel
horrible día. Su visión
se centró en
ella y sonrió
a la determinación en su rostro.
—Esto no es tu
culpa. Repítelo conmigo —lo alentó. Jungsoo negó.
—Lo siento amor,
pero esta vez lo es.
Sora pudo ver que
nada de lo que dijera iba a cambiar su opinión. Sabía cuándo retroceder. Ahora
bien, no era el momento, pero llegaría el día cuando ella lo haría entender.
—¿Y ahora qué?
—le preguntó. Jungsoo miró a Minwoo.
—¿Sabes cómo mi
hermano podría haber conseguido traer al drahiem a este reino?
Minwoo frunció el
ceño mientras pensaba.
—En realidad es
toda una sorpresa para mí que él fuera capaz de conseguir que crucen a través
del velo. Son animales muy recelosos.
—¿Sabes algo
acerca de los drahiem, como cualquier debilidad que puedan tener? —preguntó Sora.
La expresión en
el rostro de Minwoo no parecía ser prometedora.
—Hay muy pocas
cosas que pueden matar a uno y no son las más amables de las bestias.
—¿Tú dices? —Sora
se rió, con sarcasmo. Minwoo continuó como si Sora no hubiera hablado.
—Tu hermano
parece haberlos convencido para que le sirvan como guardias. Esto es un
misterio para mí. Su piel es más gruesa que el cuero, casi impenetrable. Si eso
no fuera suficiente refleja la luz de manera que un resplandor cegaría a sus
oponentes. Es como el agua siendo golpeada directamente por el sol, puede ser
cegadora. Sus ojos tienen una funda transparente que se desliza en su lugar
cuando están en batalla, sus colas están llenas de picos mortales y sus bocas
excretan un veneno que cuando perfora la carne causa parálisis —explicó Minwoo con
naturalidad, como si no estuviera
describiendo un enemigo
casi indestructible.
Sora pensó por un
momento, repasando la descripción que Minwoo acababa de darles. Frunció el ceño
mientras lo consideraba.
—Espera —dijo
ella, dando un paso hacia Minwoo—. Dijiste que su piel es casi impenetrable.
Eso significa que no es imposible, se puede hacer. —Los ojos de Sora se
llenaron con una pequeña cantidad de esperanza.
—¿Hay algún tipo
de arma que puede conseguir atravesar su piel
gruesa? —preguntó Jungsoo.
Minwoo pareció
sombrío.
—¿Por qué creo
que esto va a ser alguna otra tarea imposible que probablemente podría hacer
que nos maten? —preguntó Sora, con ironía.
Sora casi se echó
a reír cuando las comisuras de la boca de Minwoo se alzaron en una media
sonrisa.
—Hay un arma que
puede matarlos. Es una flecha hecha de un metal especial que solo es forjada
por…
—Los Elfos
—interrumpió Jungsoo, ominosamente. Minwoo asintió.
—Los Elfos
—concordó.
Sora levantó las
manos mientras sus cejas se alzaban.
—Esperen un
segundo. ¿Elfos? —Sacudió la cabeza y dejó escapar un suspiro de frustración—.
Ahora sé por qué mi hijo y sus amigos están constantemente utilizando palabras
como maldito infierno, cállate, y madre perla.
Jungsoo inclinó
la cabeza hacia un lado mientras veía a su compañera. Sora lo miró y rió ante
su rostro confundido. Ella lo descartó con la mano.
—No preguntes.
Muy bien, entonces, ¿exactamente cuántas especies sobrenaturales hay?
Antes que Jungsoo pudiera
responder, oyeron un
sonido atronador demasiado familiar por encima de ellos. Cada uno de
ellos levantó la vista justo cuando una
de las bestias de las que habían estado discutiendo voló por encima de sus
cabezas, sus grandes alas batiendo el aire a su alrededor.
Justo cuando
pensaban que no se había dado cuenta de ellos, la bestia volvió la cabeza hacia
abajo y los atravesó con sus ojos extraños.
La compostura
habitual de Minwoo se agrietó por un breve momento, mientras sus ojos se
encontraban con los de Sora.
—¿He mencionado
que tienen un excelente sentido del olfato?
Los ojos de Sora
se agrandaron.
—Um, no, seguro
como el infierno que no lo hiciste.
Jungsoo la agarró
y suavemente la levantó en sus brazos, esta vez acunándola contra su pecho. Ella
gimoteó.
—Aquí vamos de
nuevo.
Jungsoo despegó a
toda marcha, su velocidad aumentando con cada paso. Sora miró por encima del
hombro y vio que Minwoo estaba justo en sus talones. Sora miró hacia el cielo,
tratando de bloquear la velocidad a la que Jungsoo se estaba moviendo, haciendo
caso omiso de los árboles borrosos por delante de ellos. Vio al enorme draheim
y se estremeció cuando un rugido atravesó el cielo.
¿Cómo es posible
que la gente dentro de un radio de 80 kilómetros no escuchen y vean a la
bestia?, se preguntó Sora. Cuando la bestia hizo un vuelo en picada hacia ellos,
decidió que se trataba de una pregunta que podría esperar una respuesta,
siempre y cuando sobrevivieran a esto.
Mona estaba de
pie en la Pilkyoa, con vistas a las montañas. Sintió la perturbación en el
aire. La magia provocándole un cosquilleo en la piel, por lo que había
respondido a su llamada. No entendía por qué Dambi conjuraría una tormenta, y
estaba segura que era Dambi basada en la pureza de la magia.
Fuera lo que
fuese que Dambi estaba haciendo, Mona había tomado el volante. No iba a seguir así
por mucho tiempo porque tenía otros asuntos con los que tratar, pero sentía que esto era una
buena manera de hacerles saber que no había olvidado a su pequeño grupo,
vagando perdido en el bosque.
Se sorprendió al
verlos, pero oh, definitivamente no se había olvidado de ellos y simplemente
supo a quién dispondría de primero a los demonios. Acarició la melena de
Octavian y sintió su inquietud a medida que él pisoteaba sus cascos sobre la
hierba marchita.
—¿Listo para una
carrera mi viejo amigo? —le preguntó al gran corcel negro.
Octavian
respondió con un bufido. Mona continuó manteniendo la tormenta con su mente
mientras se subía al caballo. Les haría sufrir un poco más y antes que todo
esté dicho y hecho, quizás podría arrojar por diversión una tormenta de hielo.
Susurró una
ubicación a Octavian y con un arranque suave despegó en un galope. Para un
animal tan grande, sus movimientos eran elegantes. Mona dejó vagar su mente del
paseo mientras pensaba en su siguiente movimiento en el juego de ajedrez que había
creado.
Octavian no era
ningún caballo normal. El viaje a su destino, el cual debería haber tomado
días, duró solo la tarde. Ella se bajó y dejó a Octavian pastando por su
cuenta. Dejó escapar un suspiro y finalmente puso en libertad la tormenta implacable
que había robado del poder de Dambi. Dejó escapar un lento suspiro y se sacudió
la ligera debilidad que la tormenta le había causado.
El bosque a su
alrededor se había vuelto silencioso y sus ojos se estrecharon cuando su piel
se estremeció al comprender que estaba siendo observada.
—Sal, sal,
dondequiera que estés —cantó en el aire. Empezó a murmurar un hechizo para
revelar al intruso desconocido cuando, el Rey Duende, salió de las sombras de
los árboles.
—¿Qué estás
haciendo aquí Desdémona del antiguo aquelarre? —Su voz sonó tensa de ira,
mientras miraba hacia ella.
Mona le sonrió a
medida que tomaba asiento en una roca frente a él. Sabía que le haría más
amable si no parecía tan imponente.
—He venido a
decirte que estoy en la necesidad de tus servicios, una vez más.
El rey se echó a
reír, y la indignación llenó su tono.
—¿Crees que te
ayudaría, cuando no cumpliste el primer trato que hicimos? ¿Estás loca?
—Bueno, si te
refieres a loca como en enojada, entonces no. Pero, si te refieres a loca como
en loca como una cabra, bueno, francamente, eso es casi un hecho. —Los ojos de
Mona brillaban con maldad.
El rey la miró
con cautela, observando su comportamiento. Él no diría que estaba feliz, porque
podía ver que ella nunca podría ser capaz de verdadera felicidad. Decidió que
la conclusión más cercana a la que podría llegar era que estaba extasiada, como
un niño que había robado la caja de galletas y no había sido atrapado.
Mona miró a los
ojos del rey, cuando comenzó a cantar.
“Hago un llamado a la magia que intenta
salir de este lugar,
Va a responder a mi llamada a prestar ayuda
en su lugar. Va a reunirse en el velo y extenderse,
No va a permitir que decaiga o esconderse.
Yo te llamo, te acojo, para hacer mi
voluntad, Te doy forma y te fundo al velo, para acallar.
No hay otro que te pueda liberar de mi
comando, Solo es mi deseo el que se te permite afrontar”.
Mona se volvió
hacia el Rey Duende:
—Dame tu mano.
El duende la miró
con recelo.
—Oh, por el amor
de los hombres a Dios, no voy a rebanarte. El hechizo requiere tú sangre, un
sacrificio, como cualquier buen hechizo.
Él lentamente
levantó la mano y ella se la arrebató. Metió la mano en su capa y sacó un cuchillo, y con un suave
movimiento lo recorrió a lo largo de su palma.
Mona inclinó su mano hacia abajo y dejó que la sangre cayera al suelo del bosque.
El aire alrededor de ellos se espesó con magia y los ojos del duende se
ampliaron brevemente ante la ondulación que vio aparecer como si el universo
hubiera sido cortado. Odiaba darle la satisfacción de ver su alivio, pero no
pudo evitar el asombro que él sabía estaba pintado en su rostro…
—Ahí está —dijo
ella, con aire de suficiencia—. He abierto tu velo de forma permanente. He
mantenido mi parte del trato.
El rey luchó por
dentro con su ira, pero también sabía que si no la ayudaba podía destruirlo y a
su raza.
—¿Qué es lo que
necesitas? —preguntó finalmente. Ella sonrió triunfante mientras empezaba a
contarle.
—El contacto que
se supone iba a ayudarme a abrir el velo al Inframundo, hasta el momento, no lo
ha hecho. Creo que podría estar planeando traicionarme. Y, dado que fuiste tan
bueno al rastrear a esos perros por mí —se encogió de hombros con
indiferencia—, pensé que podrías encargarte de esto sin ningún problema.
—¿Quién es ese
contacto?
Una vez más, Mona
se esforzó por parecer aburrida e indiferente mientras recogía una pelusa
inexistente de su ropa.
—Jungsoo —apenas
había dicho la palabra cuando el Rey Duende tosió ahogHenryente.
Ella levantó la
vista para ver que sus ojos estaban estrechados y su respiración se había
vuelto superficial.
—¿Tu-tu-tú,
quieres que capture al Rey Hechicero? —tartamudeó.
Mona asintió
mientras se levantaba. El duende dio un paso atrás mientras la observaba, su
mente todavía se tambaleaba ante la información que acababa de caer sobre él
como una tonelada de ladrillos. Sus hombros se sintieron pesados con el peso de
su solicitud.
—Él nunca estará
esperándote. —Ella montó su caballo y miró al pequeño rey—. No sé cuánto tiempo
pasará hasta que se muestre ante mí, pero tienes que tenerlo en la mira y estar
listo para encargarte de él si necesito que lo hagas.
El duende levantó
su mano para detenerla.
—¿Cómo se supone
que voy a encargarme del Rey Hechicero exactamente?
Mona se encogió
de hombros.
—Se creativo. —Y,
antes que pudiera responder galopó hacia el bosque, los árboles engullendo su
retiro sin dejar nada atrás, pero la leve perturbación del follaje que
provocaba cesó.
El rey duende quedó
en estado de shock, incapaz de asimilar lo que acababa de suceder. Desdémona había
abierto el velo a su mundo, un velo que era inestable y que había estado
cerrándose y abriendo por sí solo.
Sabía que era
solo cuestión de tiempo antes que se cerrara para siempre. Mona había buscado
su ayuda con los lobos y, a cambio, estaba manteniendo su velo abierto.
Originalmente, no había mantenido su parte del trato y se imaginó que nunca lo
haría. Pero ahora, lo necesitaba de nuevo. No se fiaba de ella, no hasta que
pudiera deshacerse de ella. Él llevaría a cabo esta tarea que le había dado, y
estaría mirando por encima del hombro por el cuchillo inevitable que
eventualmente se sumergiría en su espalda.
Todo se esta complicando mucho!!!
ResponderEliminarAhhhh
Me va a dar algo!!!
AHHHHH Nooo Dambi! Que carajos!!!
Y Junsoo, ajs mas quieres, ahhhh haz algo hombre!!!!
Ahhhh
La bruja lleva planeando esto por años y le esta saliendo muy bien.
ResponderEliminarConoce a las razas aunque claro...puede que por ahí le falle algo pero por ahora,tiene en jaque a todos.
Están muy mala llevando esto por separado...hasta la bruja se ha unido con otras razas para hacer el mal....por qué estos no pueden unirse para salvarse...me dan ansias
Y luego Dambi con sus ideas que al final le sale el tiro por la culata.
No avanzan