Atravesaron unos portones con apertura
electrónica y se acercaron a una mansión rodeada de tierras.
Donghae miró en silencio.
—Es enorme… —murmuró—. Y sólo eres tú…
Hyukjae se rió.
—Pero, como has visto, tengo una familia extensa,
a la que le suele dar por venir toda junta, y necesita espacio. También tengo
reuniones de negocios aquí…
Donghae miró a Hyukjae y a la mansión
alternativamente. ¿Le hacía falta tanto espacio? Él solía vivir en una
habitación pequeña.
—Espero que la casa venga con un plano…
—inmediatamente se dio cuenta de su error al ver que Hyukjae lo miraba con
curiosidad.
—Tú eres el nieto de un hombre muy rico.
Tu abuelo tiene fama de tener casas muy lujosas. ¿Por qué te sorprende la mía?
Donghae se mordió la lengua.
—Nunca me he adaptado fácilmente a los
lugares nuevos —intentó arreglarlo.
Donghae se puso colorado. Frente a la
puerta lo abrazó y besó. Hyukjae entró en una habitación, cerró la puerta.
Luego abrió las ventanas de par en par. Su necesidad de aire fresco y distancia
le causó una pena que Donghae no pudo descifrar. Al parecer, la representación
había terminado.
¿Y ahora qué?
Miró la tensión en los hombros de Hyukjae.
No tenía actitud de amante.
—Oye… Ambos sabemos que esta situación es
ridícula… No tenemos que hacer esto…
—Esto es parte de nuestro acuerdo —Hyukjae
se dio la vuelta—.¿Qué sucede? —fue hacía él—. ¿Te estás arrepintiendo? ¿Te has
dado cuenta de repente de lo que has aceptado? —dijo él con dureza.
—Lo que hemos aceptado —lo corrigió, dando
un paso atrás.
—Aceptamos un matrimonio —le recordó él,
desabrochándose la camisa lentamente—. Y eso es lo que tendremos, joven señor Lee
—se quitó la camisa y la dejó caer al suelo con descuido.
Donghae dio otro paso atrás y de pronto se
dio cuenta de que tenía la pared detrás. Que no había más sitio para alejarse.
Con gran esfuerzo desvió la mirada del
pecho bronceado y musculoso que tenía delante.
Oyó el sonido de una cremallera que se
bajaba, el crujir de seda que caía al suelo, y sus terminaciones nerviosas se
erizaron.
En ese momento cerró los ojos. Sabía que
estaba desnudo, pero estaba decidido a no mirar.
—¿Y, joven señor Lee?
Donghae sintió que se acercaba.
—¿Estás preparado para satisfacer esta
parte del acuerdo?
—¡No es posible que me desees! —exclamó Donghae
con los ojos cerrados aún—. Y yo ciertamente no te deseo.
Estaba demasiado cerca. Podía oler su
fragancia. Embriagaba sus sentidos… Y sus piernas se debilitaron.
—He pagado una indecente suma de dinero
por ti. Y espero que tú te lo ganes —le recordó él.
Donghae abrió los ojos y se rió, incrédulo:
—¿En el dormitorio?
—¿Dónde si no? Evidentemente, no necesito
tu ayuda en la junta directiva…
Donghae pensó frenéticamente en una excusa
para escapar de aquella tensión sexual que no lo dejaba pensar.
—Tú ya tienes un amante…
—Varios —confirmó él—. Pero no te
preocupes que no me afectará en el funcionamiento contigo en la cama.
Donghae se estremeció de excitación. No
sabía por qué reaccionaba así con aquel hombre. Era un disparate.
—Oye… Estoy intentando ser sincero y la
verdad es que no tenemos que hacer esto. Tú puedes ir a ver a tu amante, a mí
no me importa…
—Pero mi amante no me dará hijos —le
recordó él—. Y yo quiero tener hijos. Y ésta es la forma en que se hacen los
niños, ¿no lo recuerdas?
Donghae lo miró con un brillo de culpa en
los ojos. Fue un error. Los ojos negros de Hyukjae lo atraparon. Aquellos ojos
eran suficientes para que cualquiera se perdiera, pensó, mareado, tratando de
recordar por qué no quería ir a la cama con él.
—Si estás nervioso… Es posible que no me
gustes como persona, pero ese beso nos ha demostrado que, a pesar de nuestros
sentimientos, al menos físicamente hay una poderosa química entre nosotros.
—¿Química? —repitió Donghae cuando pudo
hablar—. ¿Piensas que hay química entre nosotros?
—Sé que la hay —Hyukjae rodeó su cintura y
tiró de ella hacia él—.Y tú también lo
sabes. Deja de fingir que no la
sientes.
Hyukjae le quitó la chaqueta del traje
siguiendo con la camisa y él exclamó, asombrado, cuando cayó al suelo sin darse
cuenta que lo mismo ocurría con el pantalón.
Se llevó las manos a su entrepierna, pero Hyukjae
le agarró las manos y las llevó hasta su cuello para que lo rodease. Luego lo
alzó contra su cuerpo.
—Éste no es el momento de cubrir lo que
tienes de bueno —susurró con voz sensual Hyukjae, llevándolo a la cama y
dejándolo en el centro.
Antes de que Donghae se pudiera mover, él
se puso encima.
—Tendrás muchos defectos, pero tu cuerpo
es fabuloso —comentó Hyukjae deslizando una mano sobre su cuerpo con
torturadora lentitud, mientras lo miraba con deseo—. Voy a serte sincero, cariño.
Pensaba rechazar este acuerdo fuese cual fuese el incentivo. Hasta que te vi.
—¿Ibas a rechazarlo? —apenas podía hablar.
—Por supuesto —lo miró con ojos burlones—.
Se supone que tenemos que dar descendencia a nuestras familias, cariño. Y eso
requiere cierta actividad de mi parte. Si no fueras atractivo, jamás habría
aceptado este matrimonio. A pesar de los rumores que corren, soy extremadamente
selectivo con las personas que llevo a la cama.
Donghae lo miró. Su resistencia se
pulverizó con la caliente sexualidad de la mirada de Hyukjae.
—¿Me encuentras atractivo? ¿De verdad?
Ningún hombre lo había mirado dos veces.
Pero era cierto que ella había evitado toda relación con ellos, excepto alguna
platónica.
—De verdad.
Donghae miró el cuerpo desnudo de Hyukjae.
Era la primera vez que veía un hombre desnudo. Un hombre desnudo, excitado. Y le
intimidaba.
Ahora que llegaba el momento, se sentía
presa del pánico. Él había tenido razón. No había pensado en nada de aquello,
se dijo mientras él deslizaba la boca por su mejilla.
¿Cómo se le había ocurrido pensar que
podía fingir que tenía experiencia?
—Me desprecias —gimió Donghae—. Me
desprecias… Es imposible que me desees…
Cuando estaba pensando qué tenía que
hacer, Hyukjae giró con él dejándolo debajo. Luego lo besó.
Hyukjae estaba tan acostumbrado a dirigir
la situación que lo único que tenía que hacer era quedarse allí, y dejar que él
hiciera todos los movimientos. Hyukjae le mostraría el camino.
Como la vez anterior, se olvidó de todo al
sentir su lengua en el interior de su boca, la exploración sexual que le
estremecía por completo, y lo dejaba arqueándose contra él. Sintió su mano
deslizarse hacia abajo, acariciar un pezón y detenerse en su cadera.
Y su cabeza empezó a dar vueltas. Ya no
podía pensar con claridad. Su corazón latía desesperadamente, su miembro ardía,
y sus sentidos estaban embriagados por el calor del empuje de su lengua.
Cuando pensó que no aguantaría más, Hyukjae
dejó de besarlo. Con un gemido, deslizó su boca por su cuello, hasta que
finalmente la posó en su pecho.
Al sentir la caricia de su lengua, gimió,
sorprendido, volviéndose loca con aquella sensación. Cuando él se metió un pezón
en la boca, arqueó las caderas en un intento desesperado por aplacar la
necesidad que albergaba en la pelvis. Quería más.
—Hyukjae… —dijo entre gemidos. Él sonrió
triunfalmente.
—Una cosa que me gusta de ti es que debajo
de esa apariencia remilgada, eres muy caliente. ¿Cómo se me ha podido ocurrir
que eras inglés y frío?
Donghae no pudo contestar porque en aquel
momento él separó sus piernas con un gesto posesivo, y se concentró en otra
parte de su cuerpo.
Con una mezcla de shock y vergüenza por
estar desnudo por primera vez, y con un placer tan aterrador que apenas podía
respirar, Donghae se reprimió un gemido de resistencia. Hyukjae se opuso a la
reacción instintiva de Donghae de cerrar las piernas, y lo sujetó firmemente.
Usó su lengua con tal maestría que le hizo sollozar, extasiado.
No podía creer que él le estuviera haciendo
aquello y que lo estuviera animando.
—Hyukjae… —abrumado por la explosión de
sensaciones que él le había arrancado, se arqueó de deseo, y apretó los dedos
agarrando la sábana—. Hyukjae…
Él se irguió levemente y lo miró con
satisfacción.
—Definitivamente, no eres frío —murmuró,
agarrándole la muñeca cuando quiso taparse con la sábana—. No… De ninguna
manera. No te vas a cubrir hasta que te lo diga… Y no he terminado de mirarte.
Su mirada le dio más calor. Y él le puso
una pierna áspera encima de las suyas cuando se movió para aliviar el ardor que
amenazaba con consumir su cuerpo entero.
—¿Ocurre algo? —dijo él, suavemente, con
tono apasionado—. ¿Hay algo más que quieras de mí además de mi dinero, cariño?
Estaba derretido después de aquella seducción,
se derretía por Hyukjae. Por que él terminase lo que había empezado.
—Dilo —dijo Hyukjae, colocándose
nuevamente encima de él. Sintió su erección y lo rodeó con sus piernas,
invitándolo.
Pero él se refrenó.
—No seas tan reservado. Dime lo que quieres
—le ordenó.
Estaba a su merced. El corazón se le salía
de deseo.
—A ti —gimió suavemente, moviéndose debajo
de él para sentirlo más—. Te deseo a ti. Por favor…
Con un gruñido de satisfacción, Hyukjae
deslizó el brazo por debajo de sus caderas, lo levantó levemente y entró en él
refrenando levemente su fuerza.
Sorprendido por el poder de aquel asalto, Donghae
gimió, y sus ojos se agrandaron mirándolo. Notó la especulación en sus ojos,
pero se hizo el distraído. No quería que lo supiera. El breve dolor cedió,
aplacado por su deseo, y luego movió sus caderas debajo de él. Con los ojos aún
fijos en él, Hyukjae lo besó en la boca, jugando con su lengua, hasta que el
cuerpo de Donghae se incendió completamente.
Entonces él se movió otra vez, más
suavemente, como si estuviera tratando de no hacerle daño. Su inesperada
ternura hizo que la experiencia se hiciera más erótica.
Donghae se agarró a sus hombros y deslizó
sus manos hacia su poderosa espalda.
Sin dejar de besarlo, lo levantó con un
brazo, cambiando su posición, y Donghae sintió explotar la excitación al
cambiar de ángulo.
¿Cómo lo sabía? ¿Cómo sabía moverse de una
determinada manera, tocarlo del modo exacto?
Donghae susurró su nombre contra su boca y
él lanzó un gruñido de satisfacción y empujó con fuerza, cada empuje largo y
profundo, hasta que llegó a la cima del placer con un grito de incredulidad,
convulsionándose en oleadas de éxtasis que parecían no terminar.
Donghae perdió totalmente el control,
explotando frenéticamente. Lo oyó murmurar algo en coreano, y luego, con un
gemido grave, sintió que se agarraba a sus caderas, hundiéndose en él profundamente,
sin darle la oportunidad de escapar de aquella tormenta que los envolvió.
Donghae sintió su dureza y su calor y
luego el nudo de músculos, alerta, cuando se convulsionaba, lo que lo llevó a
su propia cima. Hyukjae le agarró la cabeza, mientras se liberaba dentro de él.
Envuelto en el placer que se negaba a
aplacarse, Donghae puso la mano en la espalda de Hyukjae, y sintió su
masculinidad vital, mientras trataba de serenar su respiración.
Hyukjae aún tenía su cuerpo encima del suyo,
en íntima comunión. Y pensó que nunca había estado tan cerca de alguien.
Durante un rato, Donghae se quedó inmóvil,
impresionado por lo que había sucedido.
Jamás había pensado que pudiera ser así.
Que dos seres humanos pudieran estar tan cerca.
¿Qué había sucedido? Había empezado
odiándolo… Y luego…
Aquella experiencia le hacía muy
vulnerable, pero no le importaba. Porque
había descubierto algo que no sabía que existía. Algo asombroso.
Sintió culpa y confusión. Habían
compartido algo sincero. Sin embargo, le había dicho muchas mentiras…
Tal vez debería decírselo. Después de lo
que habían compartido, necesitaba ser sincero.
Hyukjae levantó la cabeza y lo miró un
largo momento. Luego se giró y se puso de espaldas, tapándose la cara con un
brazo.
Donghae se sintió incómodo. No quería ser el
primero que hablase.
Todo parecía diferente después de aquello.
Seguramente él sentía lo mismo. Tenían que hablar de ello.
—Me parece que voy a recibir tanto como lo
que he pagado —dijo Hyukjae fríamente.
Y sin mirarlo se levantó de la cama con la
gracia de un felino. Fue al cuarto de baño y cerró la puerta.
Debajo de la ducha, Hyukjae intentó
recuperarse de lo que había sido la experiencia sexual más explosiva de su
vida. Su mente estaba confusa, y su cuerpo latía con aquel estado de
excitación. Miró la puerta del cuarto de baño, debatiéndose entre las ganas de
satisfacer el deseo y la necesidad de recuperar el control de sus emociones.
No estaba acostumbrado a sentirse de aquel
modo.
Con un movimiento enérgico, abrió el agua
fría. Dejó que ésta cayera sobre su cuerpo caliente.
No había otra opción: o hacía eso o volvía
a la cama y le haría el amor nuevamente una y otra vez… Y eso no era lo que se
suponía que sería aquel matrimonio.
Irritado por la obsesión de Donghae con el
dinero, lo había llevado a la cama para hacerlo sentir barato, para ver si podía arrancarle algún
signo de conciencia. No había
esperado que él reaccionase con aquella desinhibición. No había esperado que la
química entre ellos fuera tan potente.
Y no había esperado que fuera virgen.
Cerró el grifo maldiciéndose y agarró una toalla.
Le molestaba aquella falta de control con alguien
como Donghae, cuyos valores despreciaba.
Aquellos con los que salía solían moverse
en su mismo círculo social, y solían tener amplia experiencia sexual. Le
chocaba que la experiencia con Donghae hubiera sido tan poderosa. Que hubiera
sido tan tradicional como cualquier coreano, que había preferido a alguien que
sólo se había entregado a él.
No se le había ocurrido que su futuro
esposo pudiera ser virgen. Y la verdad era que su inocencia había sido algo que
había aumentado la experiencia física y emotiva.
Pero como no pensaba repetir la
experiencia, no debía preocuparse. Ahora que había racionalizado su reacción,
seguiría adelante con su vida, y dejaría que gastase su dinero.
Y si no quedaba embarazado aquella vez, lo
haría alguna vez más.
Era una suerte que fuera a estar tan
ocupado en los siguientes meses.
Donghae se quedó tumbado con los ojos
cerrados, digiriendo la humillación que sentía. ¿Cómo podía ser tan hiriente Hyukjae?
Y pensar que había pensado en decirle la
verdad.
Suspiró al recordar su propia reacción con
él. No había sabido que podía sentir con tanta intensidad.
¿Cómo había podido reaccionar de aquel
modo con un hombre que ni siquiera le gustaba?
Se cubrió la cara con las manos.
Para Hyukjae sólo había sido sexo,
evidentemente. Mientras que para él… Recordó cómo había sollozado su nombre,
cómo le había rogado que le hiciera el amor… Evidentemente, había alimentado su
ego.
Escuchó el ruido de la ducha. No quería
estar allí cuando volviera él.
Pero antes de que pudiera moverse se abrió
la puerta del baño.
¿Y ahora qué? ¿Volvería al lecho nupcial?
Contra su voluntad, Donghae miró el vello
del pecho de Hyukjae. Deslizó su mirada hacia abajo, y se encontró con que la
toalla ocultaba excitantes secretos.
Sintió su inmediata reacción física ante
aquel pensamiento.
Y cuando lo vio quitarse la toalla, no
pudo evitar mirar aquel cuerpo perfecto. Y su corazón empezó a latir
aceleradamente de anticipación.
Donghae intentó recuperar el aliento.
¿Cómo no se había dado cuenta antes de lo atractivo que era?
Hyukjae se acercó al borde de la cama. Lo
miró y luego agarró el Rolex que había dejado en la mesilla.
Lo observó alejarse y empezar a vestirse.
—¿Vas a volver a la cama? —preguntó sin
poder reprimirse.
—¿Para qué? —Hyukjae ni lo miró—. Esto es
un negocio, recuérdalo.
Y por ahora, esta parte del acuerdo se ha
terminado.
—¿Eso es todo? —susurró—. ¿Es todo lo que
vas a decir?
Él se detuvo en la puerta y lo miró,
imperturbable.
—Hazme saber si quedas embarazado.
Dicho eso salió de la habitación.
Humillado, Donghae se hundió en la
almohada.
¿Cómo podía ser tan frío?
Donghae dio vueltas en la cama para
intentar calmar el desesperado deseo de su cuerpo.
Daba igual lo que hubiera dicho o cómo lo
hubiera tocado. ¡No volvería a dejar que se metiera en su cama!
Dos semanas más tarde, Donghae estaba en
la enorme cocina de la casa. Hyukjae apareció y exclamó:
—¿Qué diablos estás haciendo aquí? Te he
estado buscando por todas partes. Nadie sabía dónde estabas.
Donghae sintió excitación al verlo.
Hacía quince días que no lo veía, y parecía
un cachorro que se reencuentra con su dueño después de una separación.
Una sola mirada a ese cuerpo y esa cara, y
su pulso empezaba a latir aceleradamente.
Una sola mirada y lo asaltaban los
recuerdos de los momentos de pasión con él.
Y por si eso fuera poco, se sentía contento
simplemente porque él estaba en casa finalmente.
Abrumado por aquella intensa reacción, Donghae
se dio la vuelta hacia el fregadero. No quería demostrarle cómo se sentía ante
su presencia.
Evidentemente, su encuentro sexual con él
lo había aburrido. Mientras que para él, que no tenía experiencia, su esposo
era un dios en la cama. Y el saberlo, lo humillaba.
Deseaba poder dar marcha atrás en el
tiempo. Quince días atrás no había notado su firme boca, el brillo de sus ojos,
ni la perfecta musculatura de su cuerpo. No se había fijado en él como hombre.
—No sabía que me habías estado buscando
—dijo, distante, hurgando en el frigorífico hasta que estuvo seguro de haber
recuperado el control.
Sacó un plato con aceitunas y lo puso encima
de la mesa.
—Y la respuesta a tu pregunta es que me
estoy preparando la comida.
—¿Por qué? —Hyukjae entró en la cocina y
lo miró.
—¿Por qué no?
—Porque tengo empleados para eso. Y su
trabajo es preparar comidas para ti para que no tengas que perder tiempo y
puedas salir de compras.
Donghae se encogió. Su opinión de él era
muy baja. Pero no podía culparlo. Él mismo había creado esa impresión.
—Tengo todo el tiempo que necesito para
salir de compras, ya que no te he visto desde el día de nuestra boda. Y los
empleados de la casa tienen mejores cosas que hacer que hacerme la comida.
Hyukjae lo miró, sorprendido.
—No sé por qué me miras así. ¿No te has
preparado nunca la comida?
—Sinceramente, no. Ni esperaba que tú lo
hicieras. ¿Te preparas la comida a menudo en la cocina de tu abuelo?
Donghae se quedó petrificado. Había vuelto
a meter la pata.
—No me gusta tener camareros que me sirvan
—al ver que él lo seguía mirando con curiosidad, puso los ojos en blanco y
agregó—: ¿Y ahora qué?
—Simplemente, que siempre me sorprendes
—respondió Hyukjae—. Cuando me parece que ya te conozco, haces algo que se sale
totalmente del perfil.
Donghae lo miró con desprecio.
—Tú no sabes nada de mí.
—Evidentemente, no —murmuró él—. No
obstante, a los empleados les parecerá un poco raro que estés aquí,
preparándote la comida.
Donghae se mordió el labio y se guardó de
contarle que había entablado una relación de tuteo con el chef y que habían
intercambiado recetas inglesas y coreanas.
—Ellos son tus empleados.
—Tú eres mi esposo.
El cuerpo de Donghae sintió un cosquilleo.
—Perdona que me olvide de eso, pero es que
no nos hemos visto desde el día de la boda. Creí que te habías mudado a otra
casa…
Donghae lo había odiado por no aparecer
por allí.
—No me he dado cuenta de que me ibas a
echar tanto de menos. Y no fue el día de la boda, sino la noche de bodas —lo
corrigió, mirándolo achicando los ojos—. Me viste la noche de bodas. Otra
ocasión en la que me sorprendiste… No esperaba tener un virgen en mi cama.
Donghae se puso rojo.
—No sé a qué te refieres…
—Debiste decírmelo… Los coreanos somos muy
posesivos, cariño. Tendría que haber aumentado el precio de la compra de
haberlo sabido. Te lo has perdido.
—Yo estoy satisfecho con el acuerdo.
—Estoy empezando a creer que yo también
debería estarlo — Hyukjae se acercó a él—. Fuiste muy sensible a mis caricias.
Él lo recordó y se excitó.
—Me pagaste para actuar en la cama. Así
que eso es lo que he hecho.
Él se rió forzadamente.
—Perdiste el control totalmente, cariño,
¿y quieres que me crea que estabas actuando?
Hyukjae estaba demasiado cerca. No podía
respirar. No podía pensar.
Sin mirarlo, cortó el queso en trozos y lo
puso en un plato.
—No ha sido elección mía introducir el
sexo en nuestro matrimonio. A mí me habría gustado otro tipo de matrimonio
—dijo.
—¿Uno en el que yo te pagase por no hacer
nada?
—Tú no me has pagado por sexo. Me has
pagado para quedarte con la empresa de mi abuelo.
—Para tu información, esa empresa me está
llevando todo el tiempo que tengo —le dijo él—. Tu abuelo ha hecho un desastre
con esa empresa. Puedes echarle la culpa a él de que no me hayas visto.
—Sería mejor agradecérselo. No deseo pasar
tiempo contigo. Y ahora, si me disculpas, me voy a comer.
Y llamar por teléfono a su appa. Aquélla
había sido una ventaja de la ausencia de Hyukjae. Había estado en contacto
diario con su appa.
—No. No te disculpo.
Donghae cometió el error de mirarlo. Sus
ojos se encontraron, e inmediatamente perdió el aliento.
La mirada de Hyukjae era de deseo, y sabía
que su mente no estaba pensando en algo tan aburrido como la comida.
—Porqué estás vestido así? Los jóvenes no
suelen salir conmigo como si fueran a desatascar una tubería
—Eres un machista. ¿Siempre les dices a
tus parejas lo que tienen que llevar puesto? Me gustan mis vaqueros. Son
cómodos.
—La ropa interior también —contestó él con
voz sensual—. Y yo la prefiero.
A Donghae se le debilitaron las piernas.
—Yo usaré lo que quiera usar…
—En compañía mía, no. Llevarás la ropa que
yo quiera.
—Eso es ridículo.
—Debiste pensar en ello antes de venderte.
Donghae lo miró sin poder creerlo.
—¿Quieres que ande por la casa en ropa
interior?
—Si yo te lo digo, sí. He pagado mucho por
ti. Es mejor que vea lo que he comprado.
Donghae se dio la vuelta para que él no
viera las lágrimas en sus ojos. Lo hacía sentir tan rastrera.
—Bien. Llevaré mis vaqueros cuando no
estés aquí, o sea, la mayor parte del tiempo, afortunadamente. Y ahora, si no
te importa, quisiera comer.
Antes de que Donghae pudiera adivinar sus
intenciones, Hyukjae rodeó su cintura y tiró de él.
Atrapado por su mirada, el corazón de Donghae
empezó a latir desesperadamente y su mente empezó a marearse.
Hyukjae le agarró la cara.
—¿Estás embarazado?
Verdaderamente estoy empezando a odiar muy fuerte al sr. yo te compre y por eso hago lo que me viene en gana
ResponderEliminarOMG
ResponderEliminarAhhhh se lo chasqueo y de que manera!!!!
Mr encanta!!!
Ahhhhh genial!!!
Sera que nuestro pecesito no puede tener bebés!???? Que es esa enfermedad que tiene???
Y quiero saber qué ocurrió el día del accidente!??? Que le paso a si appa!?
bueno no ahy amor pero que tal el deseo y la lujuria
ResponderEliminarTal vez yo debería de odiar a este Hyukjae por todo las palabras desdeñosas que le dice a Hae,pero me causa mucha risa imaginarlo cuando descubra todo y sepa que Hae no es ni la mitad de "mala"/oportunista/ambiciosa/egoísta persona que creyó cuando se le presentaron...sí,dio y le dará una fuerte suma de dinero,pero ni idea tiene de cómo Hae lo utiliza.
ResponderEliminarLe ha gustando tanto estar con Hae que hasta le va a salir debiendo jajaja,aunque ahora lo niegue y su prioridad sea encaminar la empresa que obtuvo.
Waaaaa,dos semanas sin verse,un alivio para Hae,para Hyuk no sé,pero seguro fue duro,solo de saber que lo quiere con ropa interior nada más mientras él este ahí😏😏😏😏😏😏
No HyukJae,no está embarazo,debes intentarlo con más ganas y ocurra un milagro.