Un coro de
incredulidad recorrió el círculo, mientras absorbían la información que Dambi
acababa de compartir.
—¿Ella está bien?
—preguntó Zhoumi.
—Está bien. —Hyesung
fue quien contestó. Todas sus cabezas giraron para mirar a la pareja Alfa.
—¿Lo sabías? —Donghae
jadeó—. ¿Sabías y no nos lo dijiste?
—Junjin me
aconsejó que no lo hiciera y saben que cuando un Alfa aconseja, lo que realmente
está diciendo es no lo hagas jamás.
—Junjin no te
habría hecho nada. —Changmin se puso de pie.
—No, pero soy un
ejemplo para otros lobos. Y, Junjin tenía sus razones para mantener la
información para sí mismo. Sora está a salvo. Jungsoo no le ha hecho daño.
—Y, ¿quién puede
decir que no lo hará? —preguntó Hongki.
—Jungsoo no le
hará daño porque él la ama y la ha elegido como su compañera. —Dambi miró a Hee,
y luego a Donghae—. Tengo a uno de los guardianes Fae con él y me ha
informado que él no tiene intención de ayudar a Mona. Sora ha metido un poco de
sentido en él.
—¿Confías en él?
—preguntó Hee a la Fae.
—He conocido a Jungsoo
durante mucho tiempo. Él es un buen hombre y solo quiere lo mejor para su
gente. Hizo una mala elección, pero las Parcas le han dado una segunda
oportunidad con Sora.
—Necesito que todos
ustedes sepan que no está reteniendo a Sora contra su voluntad. Ella quiere
estar con él.
—No es de color
verde con cuernos o cualquier cosa así, ¿verdad? —La cara de Donghae se arrugó
mientras preguntaba.
Dambi se rió.
—No, en realidad
es bastante guapo.
Hee ladeó la
cabeza hacia un lado y frunció el ceño hacia Dambi.
—Espera, ¿por qué
va a ser difícil de encontrarlo si tienes a uno de los tuyos con él?
—Porque él es muy
poderoso, y a pesar de que se está debilitando, tiene la capacidad para
encubrirse. Aunque mi Fae esté con él no tengo forma de saber en dónde están,
no hay manera de aparecer ante ellos, tampoco Minwoo, el guardián, puede
aparecer ante mí. En realidad es muy inconveniente —añadió Dambi en un tono que
decía que se sentía muy incómoda por el rey.
Las parejas se
quedaron en silencio mientras avanzó el día y la oscuridad de la noche comenzó
a caer. Hyesung y Zhoumi cazaron y llevaron de vuelta pequeñas presas para que
comieran, y luego cada uno de ellos, uno por uno, se recostaron para pasar la
noche. Habían establecido un horario para que alguien se sentara con Teuk y
rotaran durante toda la noche. Hee fue el primero. Justo cuando Hee estaba a
punto de empezar su vigilia junto a su amigo, sintió una mano en su hombro. Era
Hongki.
—El lado médico
en mí está saliendo, y necesito saber cómo te estás sintiendo Hee.
Hee sonrió
vacilante. Estaba entusiasmado sobre el bebé de él y Siwon, pero también era
una fuente de dolor.
Hee se sentó y Hongki
se sentó frente a él, con las piernas cruzadas delante de sí mismo, sus codos
apoyados sobre sus rodillas. Esperó pacientemente a que Hee contestara.
—Me siento bien
físicamente. —Su mano instintivamente fue a su abdomen—. Ni siquiera he estado
enfermo, sin dolor, y ningún otro de los extraños problemas del embarazo que
prefiero no describir.
Hongki se echó a
reír.
—Siempre y cuando
no haya nada raro, no tienes que describirlo. ¿Cómo vas de estado de ánimo?
—A veces me
siento un poco fuera de control, como si no pudiera decidir si estoy bien o un
desastre, ¿sabes? Luego otras veces me siento como si todo va a estar bien. Siwon
regresará, él arreglará todo este problema con las Parcas, y vamos a tener un bebé
sano. —Hee miró hacia el suelo, trazando distraídamente un diseño en la
tierra—. Esos son los pensamientos que tengo que aferrarme. — encontró la
mirada de Hongki y trató de sonreír, pero no llegó a sus ojos—.Te haré saber si
hay algún problema, ¿de acuerdo?
Hongki le
devolvió la sonrisa.
—Está bien, pero
cuando comience a pasar más tiempo, vamos a tener que empezar a hacer los
exámenes físicos.
Hee se encogió de
hombros.
—No soy ajeno a
quitarme la ropa, doc.
Hongki se rió
entre dientes mientras se levantaba y se dirigió a su cama de turno. Hee miró a
la tierra donde había estado trazando con su dedo y sus ojos se llenaron de
lágrimas, al ver que había dibujado las marcas que cubrían la piel de Siwon.
Se alejó del
dibujo para enfrentar a Teuk y tomó su mano. Hee la sostuvo entre las suyas,
frotándolas, probablemente más por su comodidad que por la de Teuk. Miró a su
amigo pelirrojo y el corazón le dolió al verlo en un estado tan indefenso. Hee
miró, empujando su voluntad a Teuk como si eso fuera suficiente para hacerlo
abrir los ojos. Si Kangin estuviera aquí, se estaría volviendo loco; pero no lo
estaba. Ninguno de sus compañeros estaba y, por primera vez, se sentía solo.
Necesitaba a Siwon,
sin importar lo mucho que le molestaba necesitarlo, lo hacía. Hee necesitaba su
fuerza y su consuelo. Necesitaba su presencia inquietante de modo que tendría a
alguien con quien ser sarcástico y sabía que él sería capaz de soportarlo.
Hee necesitaba
oírlo decirle que iba a estar bien y que su bebé estaría bien. Necesitaba que
él le dijera cuando necesitaba callarse, porque a medida que su miedo aumentaba
lo hacía su sarcasmo e irritabilidad y sabía que ninguno de los demás lo
necesitaba ni merecía.
—Maldita seas
Desdémona por quitármelo —murmuró, a la fría y oscura noche. Sus ojos se
estrecharon y miró hacia el bosque, deseando que la bruja saliera en toda su
gloria malvada.
Hee nunca pensó
que era capaz de ser cruel, pero decidió en ese momento que iba a pelar la piel
del cuerpo retorciéndose de Desdémona, mientras aún viviera. ¿Estaba un poco
sediento de sangre? Tal vez, pero entonces la bruja le había quitado su
compañero, poniéndolo en peligro y causándole un sufrimiento inconmensurable.
Solo por eso, él había firmado su sentencia de muerte, por no mencionar todas
las demás atrocidades que ya había cometido en su vida larga y sin valor.
—Teuk, ¿dónde
estás? —preguntó Hee a su amigo—. Quiero que
sepas que yo me haré cargo de ti, siempre Teukkie. Y, voy a darte un
infierno por tenderte ahí boca arriba mientras nosotros hacemos todo el
trabajo. —Hee resopló la carcajada para sí mismo al pensar en la observación
que Teuk le daría a ese comentario.
Su corazón se
hundió mientras continuaba observando la respiración constante de Teuk, pero no
pudo encontrar ningún otro signo de vida. Hee quería correr. Quería mudar su
piel humana y dejar a su lobo correr libremente, aullando por el dolor que
sentía por la pérdida de todo.
Extrañaba a sus
padres y sonrió para sus adentros, pensando que era una sensación que nunca había
pensado que sentiría. Pero, cuando le tocó perder algo que nunca se imaginó
perder, admitió que no quería perderlos, sin importar cuán tensa siempre había
sido su relación con ellos.
Continuó sentado
mirando fijamente en la noche, un solitario centinela cuidando de sus amigos.
Una parte de él estaba ansiosa de ir a dormir con la esperanza de tener
noticias de su compañero una vez más, pero otra parte temía escuchar la
desesperación en su voz generalmente tranquila y segura.
Siwon le necesitaba
tanto como él lo necesitaba y aquí estaba sentada incapaz de hacer una maldita cosa por él. Gruñó con
frustración y poco a poco toda la fealdad de su realidad se impuso y echó
raíces en su corazón. Inclinó la cabeza y cerró los ojos cediendo al monstruo
de la derrota, aunque solo fuera por un rato, se dejaría ser débil, se dejaría
derrumbarse mientras no había nadie para mirar.
—Dime, ¿por qué
tengo que creer que estás dispuesta a traicionar a tu raza? ¿Por qué debería
confiar en un Fae?
Mona miró a la
figura encapuchada que estaba frente a ella.
—Dambi ha sido
una espina en mi costado durante demasiados siglos. Ya he terminado de
permanecer en su sombra. He terminado con recibir órdenes de un Dios que se
preocupa solo por los lobos y no tiene ningún respeto por mi gente. Ella espera
que saltemos, rescatemos a sus niños débiles, y es hora de que alguien haga
algo al respecto.
—¿Y ese alguien
eres tú? —Mona se cruzó de brazos—. Si eres tan valiente, entonces, ¿por qué no
te revelas ante mí?
La Fae rió.
—¿Honestamente
crees que te mostraría todas mis cartas a la vez? No soy tonta. Piensa en lo
que te he dicho y decide rápidamente. No eres mi única opción. —Y entonces la
Fae se había ido.
Mona cerró los
ojos y extendió su voluntad para intentar seguir el camino que la Fae había
tomado, pero no había ningún rastro. Desde el momento en que la persona había
aparecido con el disimulado disfraz, Mona había estado sutilmente tratando de
desenmascararla. Pero, ésta era una de gran poder, capaz de bloquear sus intentos.
Eso por sí mismo le decía algo muy importante. De modo que, alguien en lo alto
en el consejo Fae estaba buscando su salida; no había duda de disensión entre
los Fae. Una debilidad había sido expuesta y solo era cuestión de tiempo antes
que la debilidad se llevara todo abajo.
Mona soltó una
carcajada.
—Ni siquiera
necesito levantar otro dedo para destruir a mi enemigo. Ellos van a hacerlo por
mí con su falta de lealtad. —Si había una cosa que Mona sabía, era que aún la
defensa más fuerte podría caerse si una pequeña grieta surgía.
Hyukjae cerró los
ojos y buscó a Donghae, su Donghae, no la imitación que estaba sentada frente a
él, rota y con miedo. No sabía cuánto tiempo él y sus compañeros de manada
habían estado en su propio infierno personal, pero se estaba haciendo cada vez
más difícil tener momentos de claridad, como el breve vistazo que estaba experimentando
ahora.
La única cosa que
le había permitido ganar esta visión fue recordar el primer momento en que él lo
había sentido. Había sido como un vaso de agua en una tierra seca y árida y le
había traído una cantidad minúscula de alivio.
Luego
desapareció.
Con cada momento
que se vio obligado a soportar la tortura incesante de ver morir a su compañero,
torturado, violado, desgarrado, y tomado de él, oró por un segundo de la
presencia real de su compañero. Sabía que estaba luchando no solo por su vida,
sino por la de él también. Era una pelea que se negaba a perder.
Empujó con todo
en él, llegando a través del vínculo, delgado como era, para atraerlo hacia él.
Hyukjae contuvo la respiración mientras esperaba que respondiera. Un latido,
dos latidos, su corazón bombeando en su pecho y entonces, allí estaba. Su
gitano de ojos marrones y toda la ternura que poseía.
—Donghae mío
—susurró, con los labios agrietados.
—¿Hyukjae?
Por un momento,
se imaginó que podía oírla gritar su nombre. Aguzó el oído, escuchando el
sonido de su voz.
—¿Hyukjae?
Allí estaba.
—Aquí estoy, Donghae
—habló a pesar de que sabía que era imposible que estuviera realmente hablando con
él. Si esto era todo lo que podía tener, entonces, lo tomaría y ejecutaría por
tanto tiempo como pudiera.
—¿Cómo puedo
escucharte? —le preguntó Donghae.
—Tú no eres real
—respondió Hyukjae.
—¿Y tú lo eres?
Hyukjae escuchó al
Donghae ante él, el que él sabía que era falso, gritar. Apretó los ojos y
apretó los dientes mientras trataba de concentrarse en la voz tranquila y sin
tortura de su compañero.
—Soy real, mi
amor. Real, asustado, y tan vacío sin ti. —Su voz sonaba desesperada, incluso a
sus propios oídos, pero al diablo con su orgullo. Estaba asustado y vacío. Era
inútil negarlo.
—Estamos tratando
de encontrar una manera de conseguir sacarlos a todos y lo estamos haciendo tan
rápido como nos es posible. Te amo, Hyukjae. Te amo y necesito que pelees. —Suplicó
Donghae a su compañero, aunque sabía que podría estar pidiendo lo imposible.
Hyukjae luchó por
aferrarse a la conexión entre ellos, pero era cada vez más débil. El Donghae
torturado recostado delante de él, una vez más, comenzó a hacerse cargo de su
realidad y su Donghae. Su completo y dulce Donghae se le estaba escapando.
—¡NO! —gritó Hyukjae
en la desolación del Limbo. Abrió los ojos y miró a la vista horrible delante
de él, diciéndose a sí mismo una y otra vez que no era real. No era suficiente para
convencerlo. Su lobo luchó por liberarse, para rescatar a su compañero y Hyukjae
sabía que la batalla que se libraba en su interior se estaba convirtiendo en
demasiado. Estaba perdiendo y sin importar lo mucho que luchara, la voluntad de
su lobo se hacía más fuerte y más insistente.
Hyukjae no podía
hacer al lobo entender que lo que estaban viendo no era real. Todo lo que su
lobo veía era a su compañero, roto, devastado y aterrado, sentado delante de
ellos, buscándolos a ellos, rogándoles por ayuda. Echó la cabeza hacia atrás y
un perforante aullido con toda su alma desgarró su pecho, pero no había nadie
para escucharlo.
Donghae despertó
con un sobresalto. Su respiración era rápida y a pesar del aire fresco de la
mañana, su frente estaba salpicada de sudor. Una vez más, había oído su voz,
oído su desesperación y una vez más, no había nada que pudiera hacer al
respecto.
Pasaron unos
momentos antes que se diera cuenta que todo estaba tranquilo, demasiado
tranquilo, y su visión se aclaró mientras parpadeaba para alejar el sueño
doloroso.
—Buenos días,
bella durmiente. —Hongki sonrió por encima a Donghae. El aire fresco de la mañana acariciaba su
rostro mientras trataba de sortear en su mente entre la realidad y el sueño.
Recordaba la agonía de Hyukjae y estaba empezando a convertirse en suyo. Miró a
Dambi que estaba ayudando a recoger sus paquetes para así poder seguir
adelante.
—Dambi, debemos
darnos prisa. Donde quiera que nos estés llevando, debemos avanzar con mayor
rapidez. —Las palabras de Donghae estaban enlazadas con desesperación y
determinación.
Dambi los condujo
a un ritmo rápido mientras las palabras de Donghae se repetían ominosamente en
su mente.
Él les había
dicho que tenía un plan, y lo decía en serio, pero no podía decirles cuál era.
Les había dicho que necesitaban la ayuda del Rey Hechicero, y en ese momento,
lo había creído, pero ahora tenía un plan diferente. Dambi sabía que Hyesung no
lo aprobaría. Su necesidad de proteger a las parejas a las que, sin duda, ahora
consideraba su manada, incluida ella misma, sería demasiado grande para
permitirle a Dambi ponerlos en tal peligro. Pero era la única manera de traer
de vuelta a sus compañeros. Todo lo que vale algo, viene con un precio. Dambi
lo sabía muy bien.
Siguió adelante,
mirando hacia atrás de ella para ver si todo el mundo mantenía el ritmo. Su
única preocupación, y que solo le
molestaba porque ella nunca se preocupaba, era que Hyesung descubriera que los
había estado guiando en círculos por días. Los había conducido a través de los alpes
y todo el camino a las montañas y estaban en realidad muy cerca de su destino,
pero no estaba lista. Todavía no tenía la moneda de cambio que necesitaba, por
lo que tenía que mantener su presencia incógnita y evitar que Hyesung y los
otros averiguaran su engaño.
Miró hacia atrás
una vez más, y captó la mirada de Hyesung. Oh oh, Dambi pensó para sus adentros
mientras veía la bombilla en la mente de Hyesung empezar a parpadear. Dambi
supo que iba a tener que crear una distracción. Una que, con suerte, pueda
apartar la mente de Hyesung lejos de lo que pensaba que había descubierto. Dambi
sonrió mientras pensaba: es una muy maldita
buena cosa que me
especialice en el
caos.
Dambi comenzó a
susurrar en voz baja, llamando a los elementos, arrastrando el poder hacia ella
a través de la vida en el bosque. Fue más difícil de lo que debería haber sido,
pero sabía que esto era debido a la maldad que Mona había desatado. Nubes
oscuras comenzaron a reunirse sobre sus cabezas y de repente los envolvió en el
bosque tenebroso, sin luz para mostrar su camino.
—¿Qué diablos
está pasando? —gritó Hongki por encima del viento que comenzó a azotar y dar
vueltas alrededor de ellas.
Dambi continuó
cantando tan bajo que no podría ser oída mientras empezaba a hacer llegar la
lluvia. Un rayo se estrelló alrededor, y el trueno sacudió la tierra debajo de
ellos. Todos tropezaron mientras trataban de mantenerse en pie y aunque el
catre mágicamente flotante de Teuk no necesitaba una mano para sujetarlo, Dambi
se agarró a él de todos modos.
Llamó al rayo de
nuevo y lo envió estrellándose tan cerca del grupo que iluminó brevemente el
bosque a su alrededor. Cada uno vio el miedo escrito en las caras de sus amigos.
Dambi continuó estrellando rayos alrededor iluminando su camino mientras
gritaba para que la siguieran. Corrió a través de la lluvia torrencial y trató
de sentirse mal por asustarlos, pero sabía que era por su propio bien. Corrió
hasta que encontró las grandes rocas que había estado buscando. Había una gran
cornisa en la que podían apretarse debajo y esperar a que la supuesta tormenta
natural terminara.
Todos se pusieron
a cubierto y se volvieron a ver la danza de rayos y el auge de los truenos. Se
estremecían por la lluvia fría y trataban de acurrucarse juntos para darse
calor.
Después de una
hora, Dambi comenzó a tratar de calmar la tormenta. E inmediatamente se
preocupó. La tormenta ya no atendía su mandato. Los truenos y relámpagos
continuaron, sin disminuir. La lluvia continuó golpeando en su refugio
improvisado. Juro que si pienso en la palabra preocupación una vez más voy a
apuñalar mi propio ojo con una cuchara,
se dijo a sí misma, mientras comenzaba a buscar la magia que estaba
frustrando la suya… la magia que ahora estaba controlando su tormenta.
—Sé que suena
loco, Kangta, pero es la verdad —imploró Wadim al padre de Teuk, y Alfa de la
manada de Denver. Había llamado al Alfa estadounidense a petición de Donghwa,
quien, por la ausencia de Junjin y de los otros altos lobos llevaba mucho sobre
sus hombros.
—¿Me estás
diciendo que la Gran Luna te contactó? —preguntó Kangta, incrédulo.
—Como he dicho,
sé que parece una locura. Ella está llamando a las manadas.
—¿Las manadas?
—La voz de Kangta sonaba tensa con aprensión.
—Como a todas
ellas —confirmó Wadim—. Dio la piedra lunar a las Fae. Ya sabes lo que eso
significa.
—Quiere que las
Fae nos convoque a todos con ella. —Las palabras de Kangta no eran una
pregunta.
La línea quedó en
silencio, mientras cada uno pensaba en las consecuencias de lo que iba a
suceder. Kangta sabía que la situación debía ser muy seria si las manadas iban
a reunirse en un solo lugar. Había habido tal división entre ellos durante
tanto tiempo que no estaba seguro cómo iban a estar juntos sin posturas
dominantes y luchas sangrientas. Esto iba a ser posiblemente el más grande y
maldito desastre de su historia.
—¿Quién más sabe
de esto? —preguntó Kangta.
—Solo las Fae,
yo, y ahora tú.
—Una vez que las
Fae usen la magia de la piedra lunar ninguno de nosotros va a ser capaz de
resistir la llamada. —Kangta sabía que no estaba diciendo nada que Wadim no
supiera ya, solo sentía la necesidad de expresarlo, casi como si diciéndolo en
voz alta pudiera ayudar a prepararlo para lo inevitable.
—Hay algo más.
—La voz de Wadim cayó—. No he sabido nada de Junjin o Siwon desde que se
fueron.
—Se fueron a una
extenuante excursión, tratando de atrapar a
esta bruja por su cuenta. ¿Qué demonios esperabas que sucediera? —gruñó Kangta—. Al contrario de lo que todos
ustedes creen Junjin no es invencible.
Wadim devolvió el
gruñido del Alfa.
—Él está
manejando una situación que debería ser responsabilidad de todos. No deberías
haberte ido.
—¡Él nos dijo que
nos fuéramos! —gruñó Kangta.
—Eres un Alfa.
Sabías lo que él estaba asumiendo. Sabías que esto podría afectar algo más que
la manada de Lobos Suju Coreana. Es tu trabajo discernir cuando se te necesita,
así que no me sermonees acerca de tener a Junjin en muy alta estima.
—¿Me estás dando
órdenes? —La voz de Kangta era baja y desafiante.
—Solo te estoy
diciendo lo que te niegas a reconocer. Esto no es un problema de la manada Coreana.
Este es un problema de todas las manadas. Se te necesita. Todos nosotros, somos
necesarios y los Alfas van a tener que dar un paso adelante y ser un ejemplo
para sus compañeros de manada.
—No me estás
diciendo algo que no sepa, Wadim. —Kangta dejó escapar un suspiro de
frustración—. Voy a empezar a reunir a mis lobos más dominantes. Dame un par de
días y estaremos de camino.
Aunque Wadim
sabía que Kangta no podía verlo, cerró los ojos con alivio.
—Wadim, ¿sabes si
Teuk está bien? —Kangta no enmascaró la preocupación en su voz.
Wadim no respondió
de inmediato. Finalmente, dejó escapar un suspiro resignado.
—Él estaba con
los demás, no tengo ni idea de lo que ha sido de ellos. Así que, para ser
honesto, no tengo ni idea. Lamento tener que decirte eso.
—Vamos a estar
allí pronto —le dijo Kangta, sin responder a la explicación de Wadim, y luego
colgó sin despedirse.
Wadim miró el
teléfono después que Kangta hubiera colgado. Negó con la cabeza mientras
consideraba las palabras del Alfa. Tenía que estar de acuerdo, esto sin duda podría ser la mayor
catástrofe conocida por su especie. Tantos dominantes juntos, listos para la
batalla. Sí, pensó: el mundo, como lo conocemos, podría ser destruido por
Desdémona, o solo tal vez, por los propios lobos.
O____O
ResponderEliminarDios mio!!!
Esto esta muyyy bueno!!!!
Ahhhh Si Hyuk esta a si, no me quiero imaginar como estará mi Siwonshis!!! No se vale!!!
Ahhhh Teuk despierta de una jodida vez!!!!
Ahhhhhh
Nooooooooooooo
-le esta dando algo(?)-
A decir verdad,esto empezó cuando las razas empezaron a darse más importancia que los demás,siendo que tenían que estar unidos para preservar lo que era...por eso ahora la bruja se cree con todo el poder y el derecho de hacer lo que ha planeado desde hace mucho tiempo...como bien dice DY:"la ambición es el primer paso a la traición",pero bueno.
ResponderEliminarUna señal de vida para Hae
Hee con su momento de debilidad.
Hyesung atando cabos.
Teuk en su propio limbo,hablando de él...¿Sabremos qué es lo que está viviendo?
y a fae..haciendo de las suyas por lo que cree que es mejor,no la culpo,según ella es lo mejor...lo malo que ahora no puede con lo que ella misma inicio.
Puff...ya era hora de que aparecieran para ayudar aún cuando prácticamente están obligados a hacerlo y no porque quieran....sí,hablo de ti Kangta...¬¬
monito no te des por vencido tu puedes
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