Hyukjae parecía molesto cuando finalmente me separé de Heechul y me dirigí afuera. Yo no estaba buscando esta pequeña charla y coquetear con el rubio fue una gran distracción. Mientras él había estado ocupado con algo en la computadora, me deslicé por la puerta principal y lo vi sin ser notado durante unos minutos.
No era mi tipo.
Normalmente me gustaban de complexión fuerte y capaces de manejar todo lo que
tenía para darles. Yo no era un gran fan de toda la tinta y el metal. Estaba
acostumbrado porque mi hermano estaba cubierto de eso y tuve que admitir que me
gustaron los copos de nieve que Donghae había puesto a través de su cuello y
hombros, pero no era lo mío. Ya tenía suficientes marcas permanentes, para
siempre grabadas en mi piel, que nunca había pedido y no podía imaginar adherir
voluntariamente ninguna más. De hecho no estaba emocionado por la nueva adición
en la cabeza, considerando que ya que uso mi cabello tan corto, el punto calvo
de la cicatriz estaba obligada a mostrarse.
Heechul era
diferente. No se topó conmigo delicadamente a pesar de que probablemente solo
llegaba a mi pecho cuando nos paramos frente a frente. Sus ojos eran
espectaculares. Nunca había visto nada igual; los colores duales eran únicos
por sí mismos, pero el hecho de que lo que sea que estuviera sintiendo,
literalmente corriera de un color al siguiente era fascinante.
Nunca antes había
conocido a un joven así de transparente o así de abierta con sus emociones. Era
como si tuviera cero artificio en él. Era también condenadamente lindo. No
hermoso o impresionantemente bonito, pero era más lindo de lo que cualquier joven
que con toda esa actitud tenía derecho a ser, y de alguna manera el ramo de
flores que coloreaba su piel en cualquier forma y variedad parecía pertenecer
ahí. Incluso el tacho rosa en la ceja y las joyitas en sus orejas no distraían
del hecho de que era bastante parecido a un numerito caliente por todos lados.
—Hyukjae, lo
siento. —Me quité la gorra y froté mi nuca—. Soy una especie de espiral fuera
de control en este momento y no quiero que quedes atrapado en ella.
—Bueno, lo estoy,
y lo más importante Donghae lo está, y para nada estoy de acuerdo con eso.
Me encogí.
—Lo siento.
—¿Por qué? ¿Por
arruinar mi parrillada? ¿Por hacer llorar a Donghae sin ninguna razón? ¿Por
llamar a mi relación un error? ¿Por ponerte perdido y actuar estúpidamente todo
el tiempo? ¿Por ignorar a mamá y a papá? ¿Por conseguir ser pateado en el culo
por un puñado de motociclistas, y llamar a Kyuhyun y no a mí? Bájale de una
puta vez, Siwon. ¿Por qué exactamente lo sientes?
Maldición, este
no era mi despreocupado y no doy una mierda por nadie, hermano. Este era un
hombre joven de lo más serio que había visto legítimamente enojado, y todo
estaba dirigido a mí.
Suspiré y bajé la
cabeza. Desde que los gemelos pudieron caminar, había sentido como si fueran
míos para proteger, míos para guiarlos en la dirección correcta, y míos para
ayudarlos a prepararse para ser los hombres en lo que se suponía se
convertirían. No sabía si era porque Hyukjae era tal alborotador y siempre
revoloteaba de una catástrofe a otra, o porque Eunhyuk era tan consentido, tan
mimado y en verdadero peligro de convertirse en un maricón, que estuve tan
inmerso en su cuidado, pero cualquiera que fuera la razón, su bienestar siempre
había sido mi prioridad y ahora sentí como si los hubiera dejado caer.
—Todo eso. Lo
siento por todo. Ha sido duro tratar de asentarme en la vida civil y estoy
apestando con eso. No debería de seguir tomándola contra ustedes. Lo sé, pero
parece que no puedo detenerlo.
—Te amamos,
amigo, pero juro por Dios, que si me pones en una posición en la que tenga que
elegir entre tú y Donghae, él va a ganar todas las veces, con los ojos
cerrados. Quiero que lo sepas.
Eso me tomó por
sorpresa por un segundo. Después de que Eunhyuk murió, habíamos sido solo
Hyukjae y yo contra el mundo. No solo era mi hermano pequeño, también era mi
mejor amigo, y nunca había sido capaz de imaginar un escenario en el que
alguien podría significar más para él que yo. En cierto modo amaba y odiaba que
Donghae fuera esa persona. También me irritaba admitir que estaba muy orgulloso
de Hyukjae por defender ese terreno especial conmigo.
—No llegará a
eso. No puedo perder otro hermano. Haré bien las cosas con Donghae. Mamá y papá
podrían tomar algo más de tiempo, pero lo compondré, lo juro.
No estaba listo
para admitir ni siquiera a mí mismo las subyacente razones, más allá de su
deshonestidad, que me hacían imposible tratar con mis padres en este momento.
Parecía escéptico, así que metí las manos en mis bolsillos y traté de explicar.
—Amo a Donghae
como a un hermano. Siempre me ocupé tanto de ti como de Eunhyuk. Apestó que
Donghae no nos dijo acerca de Eunhyuk, pero apestó más que lo utilizó y él lo
dejó salirse con la suya. Estoy enojado con Hyukjae y estaba enojado con Donghae
y solo no sabía qué hacer con nada de eso, así que él se llevó la peor parte
porque me iba de nuevo de todos modos. Somos familia, todos nosotros, no
deberían siquiera haber habido secretos como esos. Me hace sentir como si
estuviera luchando por las cosas equivocadas todo el tiempo, por personas que
ni siquiera conozco.
—Eunhyuk tomó sus
decisiones. Es una mierda que no quiso que supiéramos, no confió en que
nosotros lo dejaríamos vivir su vida de la manera que él quería, pero se ha ido
y Donghae está aquí y es mío. Lo protegeré de cualquiera que quiera hacerle
daño de alguna manera, y eso te incluye a ti, imbécil. Estoy enojado con Eunhyuk
también, pero prefiero mantener los buenos recuerdos vivos, por lo que cada día
eso es lo que trato de hacer.
Hyukjae tenía un
punto válido, pero él no entendía que contra lo que estaba luchando era mucho
más grande y más difícil de procesar que llegar a un acuerdo con el hecho de
que Eunhyuk y nuestros padres habían mentido. Tenía demasiada muerte, demasiada
sangre en mis sueños que Hyukjae nunca sería capaz de relacionarse con eso.
Nadie lo haría.
Solté una
respiración pesada y azoté de nuevo mi gorra sobre mi cabeza, haciendo una
mueca de dolor cuando el interior raspó mi recién adquirida herida.
—Desearía que
fuera así de fácil para mí. —Extendí la mano y lo golpeé en el hombro—. En
serio, hablaré con Donghae, y trataré y echaré a la calle la fatalidad y el
pesimismo. Ser el Capitán Anti-Diversión realmente no es divertido.
Hyukjae rodó sus
ojos y se fue a alcanzar el pomo de la puerta de cristal de la cual habíamos
estado enfrente.
—Ignora a
Heechul. Nosotros lo hacemos todo el tiempo. Es un niño problemático.
Efectivamente
parecía el perfecto niño problemático, pero no creo que Hyukjae apreciaría que
yo lo dijera. Ni siquiera estaba seguro de por qué estaba pensándolo.
—Realmente
lamento lo de la sala de emergencias. Estaba bastante borracho y había perdido
un montón de sangre, además de que es vergonzoso. No hay manera en la que algún
escuálido prospecto a motociclista debería haber sido capaz de conseguir
ponerme una mano encima. Hablando de eso, tengo que darme una vuelta por el bar
y hacer las paces. El propietario se encargó de mi moto, y cuando fui a
recogerla no tomó ni un centavo para las reparaciones a su local. Me dijo que pasara
por ahí hoy y que podríamos trabajar en algo más. Es un tipo realmente legal,
así que tengo que hacer lo correcto por él también.
—Genial, pero la
próxima vez que te pases de copas, llámame. Pon el número de la tienda en tu
teléfono para que así te puedas poner en contacto conmigo durante el día. No
contesto mi celular cuando estoy con los clientes. Heechul puede conseguirme si
me necesitas.
Tecleé el número
en mi teléfono y contemplé seriamente a mi hermano.
—¿Estamos bien?
Sus ojos eran
mucho más fríos que los míos, mucho más reservados, y puedo decir que no estaba
cien por ciento a bordo con perdonarme por el momento.
—Por ahora lo
estamos.
No sonaba como si
tuviera mucha esperanza de que yo fuera capaz de actuar bien en el fututo
inmediato. Eso no me gustó para nada. Me dijo que tenía que reunirse con su
cliente, así que nos despedimos y me encontré mirando hacia atrás a través del
vidrio para obtener otro vistazo del intrigante rubio. Lástima que estaba de
espaldas a mí y parecía estar enfrascado en una profunda conversación con
Kyuhyun acerca de algo.
Me di la vuelta y
volví a donde dejé mi moto para ir al bar de Eric. Le pregunté el nombre del
lugar cuando fui a recoger mi moto, y dijo que se llamaba como yo quisiera
llamarlo. El lugar no tenía nombre oficial, nada de letreros, nada. Me dijo que
la mayoría de los clientes habituales solo lo llamaban El Bar. Eso funcionaba
para mí y encajaba con el sencillo y sin adornos ambiente del lugar.
Según Eric cuando
la mayoría de los asiduos refunfuñaban a sus enojados cónyuges que se dirigían
“al bar”, la vaguedad del nombre les ofrecía un poco de espacio para respirar
mientras las furiosas parejas llamaban por toda la ciudad buscando a cuál bar
exactamente se referían.
Cuando llegué
ahí, me sorprendió que ya hubiera una línea de hombres mayores sentados en la
barra. Yo estaba teniendo que trabajar muy duro para no desaparecer en una
botella cada noche, y verlos fue un claro recordatorio de que podía muy bien
ser ellos si no me ponía sobe mis pies más temprano que tarde.
No quería ser el
tipo solitario en el bar antes de mediodía, con nadie preguntándose dónde
estaba, con nadie preocupado por mi bienestar, sin un lugar mejor para estar o
sin nada mejor que hacer, con el fondo de un vaso ofreciendo mi única
absolución. No escapó de mi atención el hecho de que mucha de la clientela
regular de Eric, los tipos que habían estado
aquí constantemente desde que vagué unos cuantos días atrás, eran ex-militares.
La última cosa que quería llegar a ser, era ser uno más... de nada.
El hombretón
llamó mi atención desde detrás de la barra y me pidió que me acercara con un
movimiento de la mano. Traté de no sentir vergüenza cuando tuve que caminar
sobre la preciosa mancha color rojizo que se extendía por el viejo suelo de
madera, cortesía de un servidor.
Me quité la
gorra, porque a pesar de que éramos de dos ramas diferentes, y probablemente lo
superaba en la realidad de las cosas, había algo acerca de Eric que exigía que
le mostraras respeto. No sé si eran los ojos, tan oscuros y serios, pero yo
tenía suficientes años en el servicio para saber cuándo hay que mostrar el
debido respeto por un compañero militar.
Me apoyé contra
el final de la barra. Imaginé que eso me mantendría lejos de parecerme a los
lamentables sacos colocados ahí, ya rondaban tres o cuatro.
—Gracias de nuevo
por cuidar de la moto, y el viaje a
emergencias. Realmente lo aprecio. Me gustaría que me dejaras pagarte
por los daños.
Tenía más dinero
en ahorros de lo que sabía qué hacer con él. No estaba casado, no había una pareja,
no tenía hijos, o una casa y un perro, así que mientras estaba desplegado, lo
único que tenía que cubrir era la Harley y mi camioneta.
No era un
millonario para cualquier tramo de la imaginación, pero hasta que averiguara
qué demonios iba a hacer con mi vida en el futuro inmediato, sin duda tenía
suficiente almacenado para vivir cómodamente. Podría limpiar el desastre que
hice en el bar y ni siquiera notar que se había ido. Solo que Eric se limitó a
sacudir su cabeza, y una triste sonrisa se mostró en sucara.
—No necesito tu
dinero, hijo.
Levanté la ceja
que estaba debajo de la cicatriz, era la única que podía arquear de forma
independiente, así que lo hacía seguido.
—¿No? Bueno, ¿a
qué te referías cuando dijiste que podríamos trabajar en algo?
Tuve que esperar
cuando fue llamado desde el otro extremo de la barra por uno de los habituales.
Me sorprendió darme cuenta que el nuevo cliente era probablemente solo cinco
años mayor que yo. También reconocí la insignia del comando del ejército
tatuada en su bíceps y sentí un escalofrío de aprensión deslizarse por mi
espina dorsal. No quería verme a mí mismo en estos tipos, en este lugar, pero
se estaba haciendo cada vez más difícil no hacerlo.
Para el momento
que Eric se abrió camino de regreso a mí, había renunciado a la lucha y me
había dejado caer en un taburete vacío. Mis pensamientos se habían desviado por
un camino bastante oscuro, y estaba teniendo que luchar muy duro para
permanecer en el presente. Me pregunté brevemente si se mostraba en mi cara.
Solía pensar que
era bastante bueno ocultando toda la agitación que se arrastraba, saturándome,
llenándome de adentro hacia afuera. Después de la explosión con Hyukjae, y la
manera en que Eric me miraba mientras avanzaba pesadamente hacia mí, no estaba
tan seguro de que fuera el caso. Me aclaré la garganta y me obligué a encontrar
esa mirada de carbón mientras se apoyaba sobre fuertes antebrazos frente a mí.
—¿Qué tan
habilidoso eres?
Incliné la cabeza
hacia un lado y lo consideré desconcertado.
—¿A qué te
refieres exactamente con “habilidoso”? —Quiero decir, yo podía desmantelar
cualquier arma que pusieras en mi mano y armarla de nuevo y dispararla en
segundos, podía desempacar cualquier número de lesiones, podía juguetear con el
motor de la Harley y probablemente solucionar los básicos de cualquier cosa que
me lancen. Yo era un solucionador de problemas por naturaleza, pero no iba a salir
y construir una casa desde cero o algo así de loco.
Me dio esa
sonrisa que estaba empezando a pensar que significaba que el tipo tenía un as
bajo la manga.
—Eres un tipo con
un montón de tiempo en sus manos y yo soy un tipo con un bar en seria necesidad
de amorosos y tiernos cuidados. Ya paso demasiado tiempo aquí y no tengo ningún
deseo de decapar suelos y restaurar el acabado de esta barra a mi edad. Tú
sangraste por todo esto, tú puedes arreglarlo.
Nos miramos el
uno al otro en un tenso silencio por un largo rato. Yo estaba tratando de
averiguar si hablaba en serio y creo que él
estaba esperando a ver si me iba
a ir por las ramas o no. Finalmente tuve que parpadear, así que me recosté en
el taburete con un suspiro.
—¿Estás seguro de
que no solo quieres que venga a controlar, como vigilar la puerta por ti
durante algunas semanas o algo así? Entonces nadie tendría que preocuparse por
sangrar en el piso en primer lugar.
Soltó una
carcajada que me hizo encogerme.
—No te ofendas,
hijo, pero la última vez que estuviste aquí en una pelea, tú fuiste el único
que tuvo que ser arrastrado al doctor.
Hice una mueca y
traté de no dejar que la verdad de eso picara mí ya herido orgullo.
—Estaba borracho,
y en inferioridad numérica.
—No importa. No
necesito un gorila. Necesito una mano amiga, alguien en quien pueda confiar y
alguien que pueda estar aquí y no juzgar, porque tal vez, solo tal vez, vea un
poco de sí mismo en algunos de los clientes regulares.
Tomó cada fibra
de autocontrol que tenía para no reaccionar a su precisa evaluación de cómo me
sentía. Tuve que luchar para no moverme nerviosamente sino permanecer quieto y
pensar en alguna buena excusa para no hacer lo que me estaba pidiendo que
hiciera. Cuando nada vino a mi mente, eso hizo que ese lugar oscuro en el que
rondaba se hiciera un poco más amplio.
No hace ni seis
meses que estaba a cargo de más de un centenar de hombres. Planeé misiones
clandestinas, yo era un tipo a quién recurrir para todas las respuestas y
soluciones, y nada de eso se traducía a ningún tipo de maldita experiencia para
un trabajo en el mundo real. Ciertamente tenía demasiado tiempo libre en mis
manos y ningún final a la vista para eso. Eso hizo que doliera mi cabeza y mi
Corazón se aceleró un poco en mi pecho, así
que me aclaré la garganta y le dije gracias a Eric cuando puso un vaso
con agua en frente de mí.
—¿Estás seguro de
que no preferirías que te escribiera un cheque?
Negó con la
cabeza y esa sonrisa de la que estaba empezando a desconfiar se abrió paso una
vez más.
—No. No necesito
tu dinero, te necesito a ti.
Al ver que no
había realmente ninguna manera de evitarlo si quería ser un hombre de palabra,
asentí solemnemente. Quería mostrarle a este corpulento hombre, a quien sin
duda respetaba porque sentía como si fuéramos espíritus similares, que podría
no saber a dónde iba o lo que estaba haciendo, pero que aún tenía más honor de
lo que un pobre hombre necesita en esta vida.
—De acuerdo.
Puedo hacer lo que necesites que haga. ¿Cuánto tiempo crees que tomará?
Se rio largo y duro,
tan duro que algunos de los otros regulares miraron hacia nosotros con
curiosidad. Yo no veía por qué era gracioso pero mantuve la boca cerrada.
—Tanto como sea
necesario, hijo.
Eso parecía vago
y sin fin, pero antes de que pudiera hacerlo asentar un plazo de tiempo más
definitivo, dejó caer sus carnosas manos en la barra frente a mí y se inclinó
sobre la extensión de madera de tal manera que estábamos frente a frente. Fue
desconcertante tener esos ojos oscuros asomándose tan intensamente en los míos,
pero inmediatamente entendí que lo que fuera que seguiría iba a tener que ser
tomado seriamente. Esta, sin lugar a dudas, era una cara de soy serio como el
infierno de Eric.
—No bebas mientas
estas en el trabajo. Lo digo en serio.
Fruncí un poco el
ceño.
—De acuerdo.
—Es en serio,
Siwon. Sé de primera mano lo fácil que es olvidarte de lo que es vivir sin una
botella. Lo que haces en tu tiempo libre no me concierne, si quieres convertir
tu hígado en vinagre es tu elección, pero mientras estés aquí, no veré a otro
buen hombre caer.
—¿No eras tú el
que me servía un sinfín de chupitos de bourbon la otra noche? —Preferiría que
me arrancaran todos los dientes con unas pinzas oxidadas antes de admitir con
qué frecuencia me he llevado una botella a la cama estos días.
—Eso fue el día
festivo; todos deberían poder celebrar.
Lo consideré
detenidamente, pero no lo podía culpar por su razonamiento, así que simplemente
me encogí de hombros.
—Muy bien, no
creo que sea un problema.
—No será un
problema.
Jesús, este tipo
sonaba como el primer Sargento que tuve cuando me enlisté.
—De acuerdo, Eric.
No será un problema.
Sus dientes
aparecieron entre la maraña de vello facial y golpeó con la mano abierta la
barra del bar.
—Excelente.
Conocerás al resto de la banda a medida que avance el tiempo. Los Hijos del
Dolor no han vuelto aquí, pero si lo hacen, hablaré con el presidente y le haré saber que es mejor
que frene sus expectativas aquí. No me importa una pelea de puños aquí o allá,
le da carácter al lugar y mantiene las cosas interesantes, pero tengo una regla
rápida y dura y nadie, quiero decir
nadie, toca a los hombres de servicio o a las mujeres mientras están aquí. Todo el mundo sabe eso.
Me reí un poco y
me puse de pie. Eric se rio conmigo y agarró una servilleta de la barra.
—La vida de civil
puede ser realmente una putada con la que conformarse, a veces ayuda tener un
lugar con el que te sientas familiarizado. De eso se trata el Bar, hijo.
Ya que yo mismo
me sentía a la deriva, tenía que admitir que lo que estaba diciendo no solo
sonaba bonito sino también particularmente necesario. Me tire la gorra de
béisbol hacia atrás y sacudí la mano de Eric. Acordé que estaría aquí mañana a
las diez cuando abriera las puertas. No estaba especialmente contento por eso,
pero era la primera vez desde que llegué a Corea que tenía un lugar en el que
estar. Y eso se sintió más correcto de lo que nada lo había hecho en mucho
tiempo.
Me había
levantado temprano la mañana siguiente, pero considerando que había estado
durmiendo a ratos, estaba completamente despierto cuando la alarma sonó a las
ocho. Ya que Kyuhyun usualmente no tenía que ir a trabajar hasta medio día,
normalmente intentábamos ir a golpear al gimnasio antes de que se fuera, eso
era, si él había llegado a casa desde donde fuera que había pasado la noche.
Pienso que se
sentía mal por mí, porque mientras él y Hyukjae tenían un ritual bastante laxo
en el gimnasio al que se adherían, yo iba cada mañana, y desde que me había
mudado él había intentado penosamente mantenerse a mi ritmo o al menos
intentarlo. Necesitaba el gimnasio para trabajar en las cosas que me perseguían
en el subconsciente, e incluso si ya no me podía sentir como un guerrero, al
menos aun podía lucir como uno.
Además, si no
fuera al gimnasio me convertiría en una masa de hombre en poco tiempo,
especialmente desde que ya no hacía entrenamiento físico ni operaciones con
chicos diez años más jóvenes que yo regularmente.
Estaba frotándome
los ojos y haciéndome café cuando la puerta de la habitación de Kyuhyun se
abrió. Nunca sabía si iba a ser él el que saliese o algun joven con los ojos
húmedos que parecía que había pasado el ciclo de centrifugado del sexo.
Kyuhyun y mi
hermano, ambos, tenían algo que atraía al sexo opuesto de una manera que yo
nunca entendí. No es que yo viviese como un niño de coro en mi juventud, pero
nunca había sido la clase de chico que prefiere cantidad sobre calidad. Eso
hizo mi momento de lapsus con el barato pelirrojo incluso más estúpido. Hombre,
quizás realmente necesitaba que me patearan el trasero la otra noche.
Kyuhyun estaba
volando solo esta mañana, lo que era inusual. Estaba tirando de una camiseta
sobre su cabeza y murmurando algunas palabras soeces bajo su respiración. Le
tendí una taza de café y le pregunté qué iba mal.
Se limitó a
sacudir la cabeza y que el cuello le crujiese.
—Estoy intentando
que mi tío vaya al médico y está siendo terco. Heechul llamó después del
trabajo la otra noche diciendo que sonaba como si estuviese tosiendo los
pulmones y se veía pálido. Él insiste en que solo es un resfriado, pero incluso
al teléfono podía decir que sonaba horrible.
Sabía que ellos
eran muy cercanos. El tío Shindong había criado a Kyuhyun y había sido más un
padre para Hyukjae que los nuestros. No sabía mucho sobre el hombre, pero por
todo lo que contaban él era un verdadero hombre y sabía que los chicos lo
tenían en muy alta estima.
—A lo mejor sí
que es un mal resfriado.
Kyuhyun asintió y
señaló el paquete de cigarros a medio fumar que tenía abandonado sobre la
barra.
—Tomé el hábito
de él cuando era más joven. Me pone nervioso.
—Entonces déjalo.
—Lo estoy
intentando.
Agarré el paquete
de la barra y lo tire al fregadero. Kyuhyun me gritó y me insultó cuando giré
el triturador de basura.
—Inténtalo más
duro.
Me miró.
—Eres un idiota.
Me encogí de
hombros.
―Me han llamado
cosas peores. —Giré mis pesados hombros y chasqueé los nudillos.
—¿Estás listo
para esto?
Todavía me estaba
frunciendo el ceño.
—No. Voy a ir a
acosarle a casa y ver si puedo conseguir que se haga un chequeo por lo menos.
Además, tengo una cita temprana.
—Muy bien.
Nos despedimos y
me dirigí al gimnasio. Trabajé más fuerte de lo que lo había hecho en un
tiempo, creo que estaba intentando quemar los recuerdos. Estaba dolorido y
agotado para el momento en que me duché y me cambié. Opté por tomar la pick up
hoy ya que estaba realmente drenado y no me sentía como para manejar la Harley
entre el tráfico del centro.
Cuando entré en
el Bar Eric estaba ya esperándome con una lista y comida poco saludable. Era
demasiado pronto para comer, pero considerando la paliza que le acababa de
pegar a mi cuerpo, fue bien recibido. Hablamos durante unos minutos, me
presentó a su cocinero, un joven que tendría más o menos su edad, de nombre Minwoo,
quien aparentemente también era el esposo número dos, e hizo una lista de los
más asiduos que mi cerebro demasiado cansado intentó procesar lentamente.
La lista de
tareas que me entregó era impresionante. Quería el Bar despejado, pintado y
barnizado. Quería todas las mesas y sillas arregladas y limpias. Quería el
maltratado piso de madera, lijado y barnizado. Quería que todos los pesados
equipos de cocina se movieran y limpiaran. Quería todas las luces cambiadas.
Quería todo el lugar preparado y pintado. Quería que construyera un escenario.
Quería que reorganizara el stock de la habitación del licor, incluyendo que
añadiera nuevas estanterías y almenajes.
Todo era materia
bastante sencilla y sin complicaciones, nada qué pensara que no podía manejar.
De hecho, era lo bastante arrogante para pensar que lo podría tener hecho en un
par de semanas.
Me tomó dos días
darme cuenta que iba a estar en el Bar para siempre. Cada vez que intentaba
empezar con un proyecto en particular, alguno de los canosos se acercaba y me
encontraba enfrascado en una conversación sobre la mejor manera de hacerlo,
como lo harían ellos, o qué estaba
haciendo, o quién era, de dónde era, rango y designación, lo que
inevitablemente llevaba a hablar sobre militares y un sinfín de historias de
guerra.
Antes de que me
diese cuenta el día había pasado y yo no había logrado mucho de nada. Se lo
mencioné una vez a Eric y simplemente se encogió de hombres y me dijo que
terminaría cuándo terminará, como si yo tuviese todo el tiempo del mundo. Como
si no tuviese que averiguar que iba a hacer en el mundo ahora que había crecido
y ya no estaba en el ejército. Intenté no dejar que eso me golpeara de la
manera incorrecta.
Era tarde un
viernes por la noche, o si prefieres muy temprano un sábado por la mañana,
cuando estaba tumbado en la cama viendo el techo. Estaba haciendo un esfuerzo
consciente de no usar el vodka como somnífero. Iba a tener que buscar ayuda,
que probablemente tenía un poco de DSPT. Quería pensar que era lo
suficientemente fuerte para manejarlo por mi cuenta, que simplemente se
desvanecerían por el tiempo, pero ya no estaba seguro.
Saqué las piernas
de la cama, pensando que una buena caminata pondría la mierda de vuelta en su
lugar, cuando mi teléfono empezó a sonar. Helados dedos de miedo me pasaron por
la espalda. Llamadas tan tempranas nunca llevan nada bueno. No reconocí el
número, pero era largo y la conexión sonaba apenas audible y rota, así que
inmediatamente supe que venia del extranjero.
—¿Hola?
—¿Sargento
Primero? —Solté una risa amarga y me apoyé en el borde de la cama. Notando
ausentemente que las manos me temblaban.
—Ya no. ¿Qué pasa
Big Boss?
Soon Joongki
alias Big Boss era mi Capitán. Habíamos ascendido de rango juntos y servido en
la misma unidad durante los últimos seis años. Éramos soldados primero y amigos
después, pero confiaba en él implícitamente y sabía que si estaba llamando sin
tener en cuenta el cambio horario o que ya no era su Comandante Oficial,
entonces la mierda tenía que ser mala.
Todo lo que pude
sacar fue un puñado de palabras, cosas como “mala inteligencia”, “misión jodida
contra toda razón”, “potencia de fuego” y “explosivos ocultos”. Escuché
“insurgentes” y “pérdida de vidas” y mi cerebro se volvió loco. Entré
inmediatamente en modo comando, intentando que me diera solo los detalles pertinentes,
solo para conseguir ser atrapado con cosas como “están clasificadas” o
“necesidad de conocer las bases”.
Le insulté y me
refrené de lanzar el teléfono contra la pared. Con los dientes apretados le
pregunté por qué me había llamada si no iba a decirme nada. Mi Corazón latía
tan fuerte en mi pecho que sentía cada latido, en las puntas de mis dedos.
—Tres muertos en
acción cuatro en estado grave fueron llevados a Alemania. Eran de los nuestros.
Pensé que te gustaría saberlo.
La línea murió y
aparté el teléfono con los dedos entumecidos. Puse la cabeza entre las manos e
intenté no volverme loco. Ya no estaba allí, ya no eran mis hombres, ya no era
mi misión, pero nada de eso parecía importar. Sí estuvieron en mi unidad,
entonces sabia dos cosas: eran demasiado jóvenes para morir, y si yo no hubiese
estado tan jodido, tanto física como mentalmente, quizás hubiese podido estar
ahí y remediarlo.
No podía
permanecer en la casa. No podía estar solo, con mis pensamientos díscolos como
única compañía, así que me cambié a unos pantalones de correr, me puse mis
auriculares y me fui a correr. Era eso o agarrar la botella de vodka. Corrí
hasta que ya no podía ver la sangre y los cuerpos. Corrí hasta que mis músculos
ardían y los pulmones parecía que estuviesen al revés. Corrí hasta que hubo tanto
sudor en mi rostro que nadie podía decir que la humedad construyéndose en mis ojos era
de otra cosa que de cansancio.
Cuando volví a casa,
me tomé mi tiempo en la ducha y contemplé llamar a Eric para decirle que tenía
cero motivación para ir al Bar hoy, pero luego la idea de quedarme solo en el
apartamento me asustó mucho más, así que me forcé a mí mismo a ir. Cuando entré
no dije nada a nadie ni toqué el sándwich que Minwoo me había preparado.
Estaba bastante
seguro que mi mal humor era trasmitido a cualquiera que pasaba por mi lado,
porque por primera vez desde que empecé a pasar tiempo en el Bar todo el mundo
me dio un gran rodeo.
Estaba sacando un
ajuste de madera de la pared de la parte de atrás. Estaba trabajando en piloto
automático, no estaba prestando atención a lo que estaba haciendo.
Puse mi mano
sobre la pared y aterrizó encima de un clavo que sobresalía. Acabó clavado en
la carne de la palma de mi mano, lo que fue sorprendente y doloroso, pero de
ninguna manera se mereció la reacción que tuve. Juré y tiré el martillo que
estaba utilizando a través de la habitación.
Desafortunadamente
mi ira añadió fuerza y mi puntería apestaba, así que golpeó contra las luces de
neón de los símbolos de las cervezas que decoraban la pared y la cosa se rompió
en mil pedazos. Juré otra vez y dejé caer mi cabeza hacia adelante como si ya
no la pudiese sujetar más.
Cuando una pesada
mano cayó sobre mi hombro, no tuve que levantar la cabeza para saber que era Eric.
—Necesitas el día
libre, hijo. —No era una pregunta.
—Jodida misión.
Demasiados muertos en acción en mi antigua unidad. Eran solo niños, Eric. Debía
estar ahí.
Suspiró y me
arrastró contra la barra.
—No, no debías
estar ahí. Esa era tu vida antes. Si hubieses estado allí, muy bien podrías
haber sido otra de las víctimas. Ahora siéntate ahí, toma algo y siéntete como
la mierda durante un minuto, pero aparta eso y vive en el ahora. ¿Tienes a
alguien a quién puedas llamar para un aventón?
Sacudí la cabeza
pero no aparté el vodka doble con soda que puso delante de mí.
—Dijiste que no
bebiese mientras estaba aquí. —Aún estaba conmocionado y tratando de aguantar.
—El dolor es un
amante difícil de tener, Siwon. Con el tiempo quiero todo lo que tengas para
dar. Tomate un respiro en alguna parte que sepas que es seguro. Muchos de nosotros
hemos estado en tus zapatos, chico. Solo quiero asegurarme de que tienes a
alguien que pueda cuidar de ti después.
Empecé a beber y
parpadeé estúpidamente. Le pasé el
teléfono.
—Mi hermano.
Llámale cuando sea tiempo de irse, quizás se enfade pero vendrá.
Eric asintió y
puso el teléfono en el riel de la barra. Froté mis ojos cansados y lo miré para
ver si tenía algunas respuestas que tan desesperadamente necesitaba.
—¿Alguna vez es
más fácil? —La vida y la muerte, el antes y el después, antes y ahora. Estaba
teniendo un momento difícil para encontrar mi equilibrio. Me sentía como si
fuese a caer de una cornisa y no habría vuelta atrás y el inevitable aterrizaje
seria mí final.
Él suspiró y se
inclinó sobre la barra para palmearme el hombro.
—No, hijo, no lo
es. Con el tiempo aprendes como procesarlo para que no acabe matándote.
Bueno eso
apestaba. El vodka estaba frio y oh, era tan bienvenido.
TT_____TT
ResponderEliminar-se va a shorar al rinconsito-
Mi Siwonshis!!!! Como le hacen eso!!!!??
Mi pobre cabashito, le duele su coransonsito!!! No se vale!!
Oh si, esto me huele a "Hee al rescate"
Wi~
que fea es la guerra
ResponderEliminarAl menos Hee y Siwon están de acuerdo en algo.
ResponderEliminarSiwon no es el hombre perfecto que Hee busca...y a Hee no es el tipo de Siwon
Ninguno ede los dos es lo que espera el otro,pero polos apuestos se atraen.
Siwon tiene que trabajar bastante para sacarse esos fantasmas que lo persiguen.
Las secuelas están ahí y solo él puede sentirlas aunque los demás las vean.
El bar,Eric y espero que pronto Hee,sean de ayuda para él.