Todo el mundo
finalmente se puso a dormir un poco. Como todas las noches, tomaron turnos para
hacer vigilancia.
Los ojos de Donghae
se cerraron y tuvo la esperanza de poder hablar con Hyukjae de nuevo. Esperaba
poder decirle que mañana lo sostendría en sus brazos. Pero, no fue con Hyukjae
con quien soñó. Para su sorpresa, fue con Teuk.
—¡Teuk? —Donghae
dio un paso hacia su amigo. Estaban de pie en el bosque cerca de un fuego muy parecido
frente al que Donghae había estado sentado antes de dormir.
—Estoy luchando, Donghae.
Estoy luchando, pero necesito ayuda. —Las palabras de Teuk estaban enlazadas
con desesperación y se veía cansado, como si no hubiera dormido en semanas.
—¿Con qué estás
peleando, Teuk? —preguntó Donghae—. He tratado de ayudarte, pero no puedo
pasar.
—Estoy empujando
contra el hechizo —respondió Teuk—. Estoy pensando en todo lo que pueda
llevarme de regreso a nuestro mundo. Kangin me dijo que luchara, que todos
ustedes me necesitaban. Por favor, Donghae, ayúdame.
Donghae cerró el
espacio entre ellos y envolvió a Teuk en sus brazos. No podía creer lo real que
sintió el abrazo. Tal vez su mente estaba tan desesperada por tener a su amigo
de vuelta. Sintió las lágrimas acumularse en sus ojos cuando Teuk la apretó más
cerca.
—Hemos estado
contigo todo este tiempo. —Trató Donghae de tranquilizarlo.
—Lo sé. Puedo
oírlos, solo que no he sido capaz de moverme o responder. Es como si algo se
hubiera envuelto alrededor de mi cerebro o algo así.
—Voy a buscar a Ryeowook
y vamos a ver si podemos ayudarte, ¿está
bien? No vamos a permitir que te
quedes como estás Teuk, necesitas saber eso.
Teuk se apartó de
su abrazo y se enderezó. Una lenta sonrisa se extendió por su rostro.
—Harías mejor en
conseguir despertarme. Escuché que vamos a rescatar a nuestros hombres.
Donghae asintió
con una sonrisa propia.
—Hee no ha
comenzado a usar la jerga militar todavía, pero me imagino que va a venir.
Teuk le dio a Donghae
un último asentimiento de cabeza, como si quisiera decir: vamos a hacer esto. Y
entonces, Donghae sintió el sueño desvanecerse, transformándose en otro sueño…
uno que jamás olvidaría.
Descansando
alrededor del círculo, una por una, cada pareja se deslizó en su propio sueño.
La Gran Luna los estaba bendiciendo ayudándolos a reforzar sus voluntades. Cada
uno logró encontrar a su compañero. Y por muy breve que fue, fueron capaces de
decirles que aguantaran, que estaban yendo por ellos muy pronto. Las lágrimas
corrieron por sus rostros mientras sus fugaces momentos de tiempo con sus
hombres se escapaban.
La mañana llegó
demasiado rápido y el frío se metió en sus huesos atrayéndolos a la conciencia.
Las parejas estaban solemnes e incluso Hee estaba más apagado que nunca. Pero
un sentido de urgencia que parecía crecer con cada segundo, danzó en los bordes
de sus nervios. Recogieron sus pocas pertenencias, comieron un poco de pan Fae,
y de vez en cuando se sonrieron alentadoramente el uno al otro.
Fue el canto de Hee
el que finalmente rompió el silencio, muy a su estilo por supuesto, se oyeron
en el gradualmente iluminado bosque.
“Toda nuestra mierda está empacada, estamos
listos para irnos, Parados aquí no podemos
sentirlo.
Odio decirles a todas que se pongan en
camino.
Pero ya está amaneciendo, es temprano en la
mañana, El Troll está esperando, se está rascando la macana.
Si van más lento, me van a matar.
Si me besan, las voy a patear. Métanse en la
hierba, Pongamos el show en marcha.
Porque nos vamos, ya sea que vengan o no,
No podemos dejar a nuestros hombres
empeorar. Ay mierda, tenemos que marchar”.
Para cuando Hee
había terminado con su interpretación, la urgencia todavía seguía ahí, pero en
lugar de la solemnidad como su compañía, ahora la esperanza se había arraigado.
—No sé cómo lo
haces —dijo Dambi negando.
—Es simple —le
dijo Hee—. Solo eliges una canción y vas con ella. Creo que mis versiones son
siempre mejores que las originales.
—Eso es solo
porque utilizas palabras explícitas y contenido cuestionable en la tuya. —Donghae
se rió entre dientes—. Eso es sin duda una ventaja.
Finalmente todos empacaron
y estaban listos para irse. Se quedaron viendo el uno al otro, preparándose a
sí mismos para lo que estaba por venir.
—Tengo otra
canción para este momento, ¿debería compartirla? — preguntó Hee.
Un “NO” colectivo
se oyó. Hee levantó las manos en señal de rendición murmurando en voz baja.
—Santo cielo.
Desilusionen suavemente a un joven embarazado.
El grupo acababa
de empezar a caminar cuando oyeron un gemido procedente de la dirección que Teuk
ocupaba. Todas se congelaron, esperando en arrobado silencio escucharlo de
nuevo.
Después de unos
momentos, oyeron lo que sonó como otro gemido. Donghae y Ryeowook fueron los
primeros en llegar a lado de Teuk, e inmediatamente colocaron sus manos sobre
él. Cerraron sus ojos y trataron, como lo habían hecho tantas veces antes,
empujar a través del escudo que los mantenía fuera de la mente de Teuk. Pero no
hubo resistencia esta vez. Entraron y lo que vieron los sorprendió. Vieron una
jaula con una retorcida y viviente oscuridad atrapada dentro. Era como si Teuk
hubiera empujado la maldad de su mente y la hubiera encerrado. Donghae y Ryeowook
lo llamaron, atrayéndolo desde el lugar donde su lobo lo había llevado para
protegerlo. Poco a poco, lo sintieron llegar a la conciencia hasta que
finalmente abrió los ojos.
Teuk miró ocho
pares de ojos viendo fija y esperanzadamente hacia él. Inhaló una dolorosa
respiración, sus pulmones se extendieron bajo la cantidad de aire que los
llenó. Parpadeó para aclararse la borrosa visión y trató de usar su voz, la
cual había permanecido latente durante mucho tiempo.
—Hola —dijo con
voz ronca. Silencio.
Entonces lo
inevitable, que era Hee, interrumpió:
—¿Eso es todo lo
que tienes para nosotros? ¿Hola? En serio Teuk, hemos estado arrastrando tu
trasero por más de una semana y todo lo que puedes decir es: hola.
Teuk sonrió a su
amigo y sus ojos brillaron.
—También te
extrañé Hee.
Hee le guiñó un
ojo.
—Bueno, te has
despertado justo a tiempo. Tenemos la asignación de una operación encubierta y
necesitas empezar a cargar con tu propio peso.
—Y comienza la
jerga militar —murmuró Zhoumi.
Dambi rodeó a Hee
para poder examinar a Teuk más de cerca. Ryeowook y Donghae continuaron
tratando de expulsar el mal que todavía estaba en la mente de Teuk, aunque
estuviera resguardado en la jaula.
Cantaban en un
idioma que los demás no sabían y presionaron con la magia extraída de la
naturaleza alrededor de ellos. Dambi puso la mano en el hombro de Donghae y compartió
su propia magia con los sanadores y eso fue suficiente. Los ojos de Teuk se
cerraron y dejó escapar un suspiro que parecía haber estado congelado en sus
pulmones. Sintió el mal disiparse y la oscuridad que había estado llenando sus
entrañas, desvanecerse.
Comenzó a
levantarse, pero se detuvo cuando Dambi puso una mano en su hombro.
—Aguanta ahí, joven
maravilla. Tómate unos minutos para orientarte. — Le pasó a Teuk algo de pan
Fae y una botella con agua.
Teuk miró la
botella y sonrió.
—¿De dónde
exactamente sacaste una botella de agua Aquafina? Dambi se encogió de hombros.
—Tengo mis métodos.
Teuk tragó el
agua, lo que le permitió humedecer su seca garganta y boca algodonosa. Podía
sentirla siguiendo todo el camino de su esófago. Estaba fría y refrescante, y
ayudó a su cuerpo a reunirse con los vivos. Tomó un bocado de pan Fae y recordó
que se suponía que era para darles energía, que de otra manera no poseerían por
su cuenta. En cuestión de minutos, sintió sus efectos. Por último, se puso de
pie, con las piernas un poco inestables, y los músculos rígidos por falta de
uso.
Sonrió mientras
veía a todos sus amigos extendiendo los brazos esperando atraparlo si se caía.
El simbolismo en ese pensamiento fue profundo y lo golpeó como una manada de
elefantes. Estos jóvenes, su manada y amigos, habían estado allí para él cuando
había caído. Lo habían atrapado y recostado en el suelo en lugar de dejarla
caer a su muerte.
Habían cuidado de
él, llorado sobre él, hablado con él
incluso cuando pensaban
que no podía oír.
Sí, pensó mientras veía hacia sus ansiosos rostros y brazos extendidos,
ellos siempre lo atraparían.
Los despachó con
un movimiento de la mano.
—No necesito ocho
mamás gallinas restringiendo mi estilo.
De mala gana
retrocedieron y le dieron algo de espacio para moverse. Dio un par de
vacilantes pasos hacia delante y cuando no se cayó, dio unos cuantos más. Se
estiró de puntitas levantando los brazos en el aire sintiendo sus músculos
resistirse contra los movimientos. Se sentía bien, mejor que bien. Se sentía
listo para traer a su compañero de vuelta.
Dambi vio el
fuego comenzar a surgir en los ojos de Teuk y sabía lo que venía. Levantó la
mano para detener lo inevitable.
—Démosle un poco
más de tiempo, deja que te acostumbres a moverte y a ser consciente de nuevo.
No serías nada bueno para nosotros si te derrumbas mientras estamos en ese
agujero del infierno.
Hee se adelantó y
levantó la mano.
—Me gustaría
señalar que si se derrumba como una cabra desmayándose, por un segundo me
reiría. Eso es todo.
—Gracias por los
pensamientos positivos, Hee —dijo Teuk tajantemente.
—Siempre estoy
aquí para ti, pato. —Hee sonrió.
Los ojos de Teuk
se encontraron con los de Dambi y tenían un fuego que los iluminaba con una
determinación inquebrantable.
—No vamos a
esperar más, Dambi. Ellos han estado en ese lugar el tiempo suficiente. Mi
compañero no va a pudrirse en ese terrible lugar solo porque estoy algo
temeroso de no poder recomponerme después de estar dormido por unos cuantos
días.
—Cuando lo pones
así suenas bastante impresionante —señaló Donghae.
—Bueno, soy
impresionante, maldita sea. —Teuk estampó el pie en el suelo.
Hee lanzó los
brazos al aire.
—Eso es todo,
gente, decisión tomada. Teuk ha estampado su pie. Si puede maldecir y golpear
con el pie al mismo tiempo, digo que está listo para irrumpir a través de las
puertas del infierno.
Dambi miró a Hyesung.
—¿Estás bien con
esto?
Hyesung miró
hacia su nuero. No vio nada más que una voluntad de acero.
—Irá con o sin
nosotros. Dambi asintió.
—Eso es lo que me
temía. —Con un bufido, les hizo un gesto para que siguieran—. Bueno, agárrense
a sus traseros, está a punto de ponerse feo.
—Jurassic Park
—gritaron a la misma vez Donghae, Hee, y Teuk ante la cita de Dambi de la
película.
Dambi los miró y
negó.
—Creo que sus
padres debieron de haberlos dejado caer sobre sus cabezas cinco veces a lo mucho.
—Mi mamá declara
que fueron solo tres. —Hee caminó junto a sus dos mejores amigos, sintiéndose
finalmente un poco más como él mismo—. Pero juro que fueron cuatro porque
recuerdo que una vez…
Teuk apresuró su
mano sobre la boca de Hee, y las demás dejaron escapar un suspiro colectivo.
Zhoumi le sonrió
a Teuk.
—Es bueno tenerte
de vuelta.
—¿Me estás
diciendo que nadie ha estado censurando a esta bestia? —Hizo un gesto hacia Hee.
—Es bastante
peligroso estos días. Todas queríamos mantener nuestra ropa seca y el cabello
en nuestras cabezas —dijo Donghae en defensa.
Hee gruñó bajo,
su lobo se estaba agitando junto con él.
—Estoy parado
aquí, sabes.
—En realidad
estás caminando. —Teuk esquivó la mano que se extendió para golpear la parte
posterior de su cabeza y se echó a reír junto con los otros.
Caminaron cerca
de tres kilómetros antes de que Dambi finalmente se detuviera. Se dio la vuelta
y llevó un dedo a sus labios. Haciéndoles señas para que se acercaran
rápidamente miró hacia atrás por encima del hombro antes de comenzar a hablar.
Su voz fue tan baja que tuvieron que inclinarse hacia adelante para oír.
—El puente está
justo más allá de esos arbustos. El Troll está ahí y tiene muy buen oído y un
muy buen sentido del olfato. Estamos a favor del viento en este momento por lo
que deberíamos estar seguros. Voy a acercarme a él primero. Todos ustedes
siéntense juntos y traten de no joder esto.
Changmin levantó
una ceja hacia Dambi y entrecerró los ojos.
—Qué tal si tú
tratas de no joder esto.
Dambi chasqueó la
lengua hacia su compañero Fae.
—Vamos, Changmin,
no debes guardar rencor por el pasado.
El rostro de Changmin
se relajó mientras negaba. Había aprendido hace mucho tiempo que discutir con Dambi
era un esfuerzo inútil.
Con una
advertencia final con el dedo, como una madre a un hijo, Dambi se dio la vuelta
y desapareció de la vista para enfrentar al Troll.
—¿Cuánto tiempo
le damos antes de hacer nuestro movimiento? — preguntó Zhoumi.
—No hay necesidad
de preocuparse —dijo Changmin despectivamente.
—¿Por qué no?
—preguntó Donghae.
—Ese Troll no
tiene oportunidad con Dambi. La única razón por la que va de esta manera es
para mantener el equilibrio de la magia. Ir por ahí enviando a todo el mundo al
olvido solo porque puedes no significa que debes.
Un aspecto
reflexivo vino sobre Hee mientras escuchaba al Fae.
—¿Cuando te
pusiste tan Yoda con nosotros?
—No tengo idea de
lo que eso significa, pero si significa que soy lo máximo, entonces diría que
siempre.
Su atención
volvió a los arbustos por donde Dambi se había ido y esperaron. La apertura
hacia donde sus compañeros sufrían estaba a menos de, probablemente, quince
metros de distancia.
Donghae miró
hacia los chicos y podía decir que estaba tomando todo de ellos no echarse a
correr. Él también sentía la urgencia, pero se animó a esperar. Esperar el
momento exacto cuando Dambi les diera el visto bueno, esperar el momento en que
deberían entrar en El Limbo y posiblemente perderse a sí mismo en su maligna
influencia, esperar el momento en que vería a Hyukjae por primera vez en lo que
se sentía como meses, a pesar de que solo habían sido un par de semanas.
Esperar parecía
ser el tema de su vida en este momento, y si fuera honesto, diría que era un
tema que chupaba los huevos. Sonrió para sí mismo por sus pensamientos porque
por un momento sintió a su Hee-interior y se dio cuenta que no había tenido
muchos de esos momentos últimamente.
A Donghae le
gustaba pensar que era porque ya no necesitaba al Hee-interior, que se estaba
convirtiendo exactamente en quién tenía que ser, exactamente en quiénes todos
necesitaban que fuera. Era tiempo de dejar ir al Hee-interior y abrazar a Donghae,
al sanador gitano, y emparejarse con Hyukjae.
Mientras estaba
ahí, soportando la espera, aborreció absolutamente hacerlo y en ese momento,
encontró la fuerza en sí mismo por la que siempre buscaba su Hee-interior.
Había estado allí todo el tiempo. Solo le había tomado viajes, experiencias,
pérdida, ira, amor, alegría y vida para descubrirlo. Y ahora Donghae, con su
nueva fortaleza encontrada, iba a hacer volar las puertas del infierno. De
acuerdo, no del todo yo solo, pensó,
pero es un comienzo.
Jungsoo, Sora y Minwoo
habían estado huyendo del draheim durante casi dos días. Se habían puesto a
cubierto en una cueva después de correr por el río gélido para cubrir su
rastro. Habían pasado casi seis horas desde que habían oído a la bestia volar
otra vez, sin duda, en busca de su presa.
—¿Crees que lo
perdimos? —le preguntó Sora a Jungsoo.
Tenía la
mandíbula tensa y las arrugas alrededor de sus ojos se profundizaron a medida
que la preocupación, la ira y resolver todo luchaban por un puesto en su
rostro. Finalmente les había encendido un fuego y estaban empezando a secarse y
calentarse. A medida que el frío se disipaba de Sora y sus dientes ya no
castañeteaban, su mente empezó a trabajar de nuevo.
Jungsoo la miró y
su rostro se relajó un poco. Ella le sonrió. Abrió los brazos y ella se fue sin
pensar. Estaban vivos, sin ser comidos, y eso garantizaba un momento para
procesar lo que había pasado y, ¿qué mejor manera de hacerlo que en los brazos
de un grande y guapo hechicero?
Él la abrazó
contra su pecho y sintió su calor filtrándose en ella. Se relajó y encontró
alivio en el conocimiento de que él la protegería. Podía permitirse simplemente
ser por unos momentos, completamente confiada al pensar que él no iba a dejar
que le pasara nada.
Finalmente,
después de varios momentos de tranquilidad pasados frotándole la espalda y
besando su cabello, él habló.
—Tengo la
responsabilidad de ocuparme del draheim. No se le puede permitir permanecer en
este reino. Es demasiado peligroso.
Sora asintió.
—Creo que en
cierto modo me imaginé eso. ¿Qué vamos a hacer ahora?
Jungsoo sonrió.
—Me gusta cuando
dices vamos.
Sora se sonrojó y
él le pasó un dedo por su cálida mejilla.
—También me gusta
cuando te hago sonrojar.
Sora no lo detuvo
cuando él se inclinó y la besó. Ella no pensó en lo incómodo que Minwoo debía
sentirse teniéndolos a ella y Jungsoo enrollándose como dos adolescentes. Todo
en lo que podía pensar era en lo bueno que era el beso, lo suave que eran sus
labios, y cuando se separaron, lo increíble que sabía. Los brazos de ella se envolvieron alrededor de
su cuello y él la atrajo más cerca.
El beso duró más
de lo que Jungsoo había previsto, pero nunca se cansaba de Sora. Podía besarla
todos los días, todo el día, y aún así, no sería suficiente. Él todavía la
anhelaría como lo hacía ahora.
Sora estaba sin
aliento cuando se separaron y sabía que se estaba sonrojando furiosamente
mientras el calor bailaba en su rostro.
—No se supone que
estés cortejándome Casanova; se supone que estás contándome el plan patea
traseros para derribar al grande y malo dragón.
—A veces un
hombre solo tiene que besar a su pareja, pequeña. Y, en este momento no había
nada que necesitara más que sentir tus labios sobre los míos.
Sus palabras
hicieron que su corazón latiera más rápido y sintió la verdad detrás de ellas
calmarla hasta sus pies. Santo cielo Sora, eres una mujer adulta, no una
adolescente enamorada, se dijo, pero luego agregó: eso quiere decir que tengo
que hacer cosas de mujer adulta, ¿cierto?
Ella sonrió ante
el juego de palabras que totalmente intentó. Entonces quiso abofetearse
mentalmente a sí misma por dejar a su mente siquiera poner un dedo del pie en
esa dirección de pensamientos. Jungsoo debió haberlo notado.
—¿Qué está
pasando en esa hermosa cabecita tuya? —preguntó, con una sonrisa maliciosa.
Sora frunció el
ceño.
—Nada de lo que
tienes que preocuparte. Ahora, ¿cuál es el plan?
El rostro de Jungsoo
cambió en un abrir y cerrar de ojos desde lúdico a absolutamente serio como si
un encendedor de luz hubiera sido apagado dentro de su cabeza. Él sabía que la
única manera de matar a la bestia era con la flecha o espada forjada por un
Elfo. ¿El problema? Había pasado mucho, mucho, mucho tiempo desde que había
visto a un Elfo en el reino humano.
—Antes de que
fuéramos atacados, por segunda vez podría añadir, mencionaste a los Elfos
—facilitó Sora, luego miró a Minwoo para su confirmación. Minwoo asintió.
Jungsoo dejó
escapar un suspiro de resignación, se puso de pie, y puso a Sora de vuelta en
su lugar. Pensaba mejor si él estaba de pie y era capaz de moverse. Su cerebro
parecía despejarse cuando podía moverse libremente.
—Los Elfos son
una raza muy reservada. Mantienen la totalidad de su conocimiento cerca de sus
corazones, y por buena razón. Puede que no sean tan poderosos como las Fae,
pero se acercan. También son capaces de producir muchas cosas con su magia que
ninguna otra raza puede. Una de esas cosas es las propiedades mágicas en el
metal de sus armas. Una cuchilla Elfo, o una flecha, o armas de cualquier metal
para el caso, pueden matar a cualquier cosa.
Los ojos de Sora
se agrandaron.
—¿Cualquier cosa?
Jungsoo asintió.
—Y algunos de
nosotros somos muy difíciles de matar.
—Es por eso que
mantienen sus secretos cerca. —La voz de Sora se suavizó mientras pronunciaba
sus pensamientos en voz alta—.
Si la persona, o sobrenatural, equivocado tiene en sus manos el
conocimiento para fabricar un arma que podría matar a todos y cada uno de
ustedes, podría ser desastroso.
Minwoo finalmente
habló por primera vez desde que habían dejado de correr.
—Es imperativo
que Mona nunca obtenga este conocimiento.
Sora asintió y dijo
en un tono irónico:
—En cierto modo
eso es un hecho.
Hasta que el bello durmiente despertó!!!!
ResponderEliminarAhh ahora si!!! Que calentó la vuelta!!!
Agarrense!!!!! Ahhhh genial!!!!
al bien uno despierto y vamos por los demas
ResponderEliminarPor fin \(*0*)/
ResponderEliminarYa vamos avanzando👏👏👏👏👏
Ya Teuk despertó...tuvo que luchar contra la nubosidad que lo tenía dormido y ahora despierto están casi listo...ya casi entran al limbo.
Las manadas están llegando
De un momento a otro esto se pondrá mejor *0*
Si la bruja sabe ese pequeño detalle no me extrañaría...me extrañaría que no lo sepa...aún.
Todos contra la bruja...pero falta saber las sorpresas que ella les tiene