—Te dije que
sería hermoso. —Siwon sostuvo a su bebé en sus brazos y lo miró con más
adoración de la que Hee había visto en los ojos de nadie. Se veía aún más
grande de lo habitual, con una persona tan pequeña entre sus brazos.
—Duh, vino de mí,
¿de qué otra forma podía ser? —resopló Hee. Siwon levantó la vista del bebe y
le sonrió.
—Él es mitad mía,
¿sabes?
Hee dejó que una
sonrisa maliciosa cruzara sus labios.
—Hasta donde
sabes.
Siwon dejó
escapar un gruñido. Hee sabía que no podría tomar represalias mientras
sostuviera a su hijo. Así que, lanzó su puño en el aire.
—¡Oh, diablos,
sí! Vas a cargarlo todo el tiempo, porque no puedes hacer nada mientras él esté
en tus brazos, gran osito de peluche.
Siwon se levantó
lentamente, pareciendo cada pedazo de depredador que era. Se acercó a la cuna
con volantes de color amarillo que se encontraba a los pies de su cama. Era
horrible, pero Teuk y Donghae habían estado tan orgullosos de ella que Hee
soportaba su presencia, pero ponía los ojos en blanco cada vez que la miraba.
Puso al bebe suavemente en su interior y acarició suavemente su pequeña mejilla
con un dedo. Entonces su rostro se levantó y sus ojos, eh, esos ojos
brillantes, añadió Hee para sí mismo, encontraron los suyos. Hee hizo un gran
error táctico cuando vio la mirada hambrienta en el rostro de su compañero. Dio
un paso atrás. Nunca, nunca retrocedas de un depredador, eso simplemente hace
que se emocionen aún más por la persecución.
Hee trató de
hablar, pero solo un chillido surgió. Se aclaró la garganta y lo intentó de
nuevo.
—Por supuesto que
me di cuenta —dijo, con ligereza—. Solo estaba contando con el hecho de que
nunca lo pierdes de vista. —Hee se maldijo cuando su pie dio otro paso hacia
atrás.
Siwon sonrió y le
tocó el turno a Hee de gruñir. Él no era una presa. No se comportaría como una
presa. Pero, al ver a su compañero de cuclillas en una postura de ataque,
decidió que quizás hoy iba a ser una presa, y las presas corrían como el
infierno cuando alguien quería comérselas.
—Heechul
—ronroneó Siwon—. ¿Te estás ofreciendo a ti mismo para el almuerzo? —Su
radiante sonrisa, que era todos caninos, lo tenía temblando.
Dio un paso hacia
atrás y sintió el pomo de la puerta en su espalda. Victoria, pensó. Sabía que Siwon
no abandonaría a su pequeño solo para perseguirlo. Siwon debe haber visto el
triunfo en sus ojos, porque justo cuando giró el pomo y abrió la puerta de un
tirón, se abalanzó con un enorme rugido. Hee despegó como si los perros del
infierno estuvieran detrás de él y en realidad, ¿con qué más se puede comparar
a Siwon?
Oyó el gruñido de
su compañero, y luego en su mente oyó: «Cobarde».
«Tal vez», respondió. «Pero, este cobarde
vivirá para luchar otro día».
Oyó a Siwon reír
y sintió las mariposas familiares de deseo revoloteando en su interior. Maldito
lobo, pensó.
«Tienes que regresar de nuevo a nuestra
habitación en algún momento Heechul, no puedes correr para
siempre».
Hee puso los ojos
en blanco.
«No estoy corriendo. Estoy… simplemente
eligiendo dar un largo paseo».
«No tardes demasiado tiempo. Te necesito».
Hee oyó
algo cambiar en su voz, una especie de desesperación que
estaba totalmente fuera de lugar en él. Parecía estar canalizándolo a través de
su vínculo.
«Siwi, ¿estás bien? ¿el bebe está bien?»
«¿el bebe?» dijo su nombre lentamente,
como si se hubiera olvidado de él.
«Siwon háblame».
«Estoy tratando. Ya te he dicho que te
salvaría si pudiera. Sigo tratando de llegar a ti, pero tú solo sigues muriendo
y gritando y luego nuestro bebé nace y
él es tan pequeño y no respira. Lo estoy intentando princesa, no quiero que él
te toque otra vez, pero no puedo llegar a ti, no puedo salvarte. ¡NO OTRA
VEZ, NO PUEDO MIRAR ESTO OTRA VEZ. HEECHUL!»
Los ojos de Hee
se abrieron mientras jadeaba en busca de aire. Parpadeó varias veces y
lentamente se sentó.
—Un sueño
—murmuró—, fue un maldito sueño.
Pero no la última
parte. No. Siwon clamando por él. Eso había sido real. Podía sentirlo, sentir
el calor del infierno que estaba soportando por acariciar su piel y arder en su
alma. Él de alguna manera lo había contactado en su sueño y parte de su ser
quería volver a dormir para poder ir con él, decirle que estaba bien.
Bueno, no
realmente bien, estaba enojado, pero por lo demás sanos y salvos. Quería
asegurarle que iba a ir por él y destrozaría las puertas del Limbo hasta
escombros para llegar a él. La otra parte quería matar algo, cualquier cosa. Su
lobo estaba inquieto y constantemente se paseaba en su interior. Compañero,
compañero, compañero era un mantra que se repetía en su mente a medida que su
lobo se consumía por él. Era exasperante, y sin embargo reconfortante, porque no
estaba solo en su dolor y miedo. Pero, su lobo era capaz de hacer algo que Hee
no.
El lobo de Hee no
tenía emociones jugando con su cerebro. Su lobo estaba enfocado en dos cosas:
recuperar su compañero, proteger su cachorro. Él haría cualquier cosa por esas
dos cosas. No había llanto, miedo o ira. Solo determinación de reclamar lo que
era suyo. Nuestro compañero, oyó a su lobo decir en su mente, él es nuestro, y
vamos a matar a la persona que se lo llevó.
Maldita sea sí,
pensó Hee, vamos a matarla y luego colocar su cabeza en una lanza en el medio
del campo de batalla para que todos puedan ver lo que pasa cuando te metes con
las parejas de un Canis lupis. Sedienta de sangre, ¿no? ¡Tal vez un poco!
TT_____TT
ResponderEliminarUn sueño???
Ay !!!
Por qué juegas a si con mi corasoncito !!???
Ahhhh waaa~
Ahhhh
Oh si! Esa bruja se metió con el Hee(?) equivocado!!!
por un momento dije si y luego zaz un sueño
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