Estaba amaneciendo. Llevaban durmiendo el
uno en brazos del otro al menos dos horas. Algo que él jamás había hecho.
Habían dormido juntos en una cama, por
supuesto, haciendo el amor cada poco tiempo. Sin embargo, él jamás le había
abrazado de aquel modo, mientras dormían.
Se sentía… satisfecho. Muy protector.
Contempló la belleza desnuda de Sungmin. Tenía
la piel lustrosa y cremosa. Sus pezones que tan ávidamente había lamido él del
color de las rosas rosa. El ligero abultamiento del vientre le daba un aspecto
más delicado.
Al verlo, sintió de nuevo el inicio de una
erección. Quería volver a poseerlo y no sólo con su cuerpo…
¿Cómo podía haber cambiado tanto? ¿Cómo el
hecho de perder la memoria había podido convertirlo en una persona tan
diferente?
Había tratado de resistirse. Tenía toda la
razón del mundo para castigarlo por ello, pero no podía hacerlo.
Algo en su interior se lo impedía. A pesar
de que su alma le pedía justicia, no podía hacerlo. Sólo le quedaba una carta
por jugar. Su última oportunidad de conseguir justicia.
Podía decirle la verdad. Podía llevarlo al
lugar en el que le había traicionado. Era su última oportunidad porque aquel
nuevo Sungmin, la persona que en aquellos momentos estaba durmiendo entre sus
brazos, era demasiado hermoso, demasiado real, demasiado vulnerable. Había
contado con derribar sus defensas, pero jamás habría pensado que su inocencia
derribarla las suyas.
Sin embargo, tarde o temprano, Sungmin
volvería a ser el de entonces. La persona que, sin duda, odiaría al hijo que
vendría por lo que el embarazo le iba a hacer a su figura perfecta. El que
ignoraría o descuidaría a su hijo por conseguir sus propios objetivos. El que
nunca estaría con ningún hombre mucho tiempo.
Por eso, tenía que acabar con aquel asunto
aquel mismo día. Tenía que hacer desaparecer al nuevo Sungmin por completo
antes de que él… de que él…
De repente, oyó un extraño sonido. Frunció
el ceño y lo miró.
Durante un instante, oyó tan sólo la
respiración de Sungmin y el sonido de los pájaros de la mañana.
Entonces, oyó
que él contenía el aliento y que empezaba a gritar.
Acurrucado entre los fuertes brazos de Kyuhyun,
Sungmin no habría querido despertarse. Se había apretado contra su pecho
desnudo, gozando con la calidez que emanaba de su piel. Se sentía protegido.
Seguro. Amado. Había muchas cosas sobre él que aún no comprendía, pero, a pesar
de todo, volvía a enamorarse de él.
Satisfecho y feliz, se había relajado con
los latidos de su corazón.
Poco a poco, se fueron haciendo más
fuertes, como el sonido de los pesados pasos que resonaban al unísono sobre un
suelo de piedra.
De repente, sintió mucho frío. A su
alrededor, veía rostros borrosos.
Vio claramente el de su madre, llorando. Se
aferraba a Sungmin y lloraba desconsoladamente mientras observaban el ataúd de
su padre sobre los hombros de unos hombres. Sungmin agarró con fuerza las manos
de su madre para no perderla a ella también. En apenas una semana, había
perdido a su padre, además de su hogar, su fortuna y su reputación.
Todo era culpa de ese hombre. Él había
destruido a su padre con todas sus mentiras. Los había destruido a todos sin
piedad.
Vio que su madre extendía los brazos hacia
el ataúd completamente cubierta por un velo negro mientras el ataúd de su amado
esposo era bajado a la tierra, como si tuviera la intención de enterrarse
también en aquella fría tumba…
—¡No! —gritó Sungmin—. ¡Por favor!
—¡Sungmin!
De repente, sintió los fuertes brazos de un
hombre a su alrededor.
Una voz ansiosa trataba de sacarlo de su
sopor.
—Despierta, despierta…
Con un grito, Sungmin abrió los ojos y vio
el rostro de Kyuhyun.
—¿Qué? ¿De qué se trata?
—Estabas gritando —le dijo él mientras le
acariciaba suavemente el rostro—. ¿Estabas soñando?
—Estaba recordando el entierro de mi padre…
Lo apartó de su lado y se puso de pie.
Entonces, se dio cuenta de que estaba completamente desnudo. Recordó la noche
que habían pasado juntos, lo feliz que había sido durmiendo entre sus brazos…
Respiró profundamente para tranquilizarse y
se apartó el cabello del rostro.
—Voy a darme una ducha —dijo—. Solo
—añadió, antes de que él pudiera sugerir acompañarlo.
—Está bien…
Sungmin se dio una rápida ducha para tratar
de quitar el dolor que aquel sueño le había producido. Se vistió rápidamente.
Mientras se cepillaba el cabello, se miró en el espejo.
Llevaba días tratando de recordar su pasado
y en aquel momento…
¿Y si no le gustaba lo que averiguaba?
—¿Tienes hambre? —le preguntó Kyuhyun
cuando regresó al dormitorio—. ¿Desayunamos?
—De acuerdo —respondió, con cuidado de no
tocarlo. Necesitaba salir de allí, donde, tras encontrar la máxima felicidad,
se había visto asaltado por el dolor.
Tomaron el ascensor para bajar al
vestíbulo. Tomaron el Bentley, pero mantuvieron las distancias en su interior.
¿Cómo habían podido cambiar las cosas tanto entre ellos después de lo ocurrido
la noche anterior?
—¿Qué más es lo que no recuerdo? —susurró—.
¿Y si es algo aún peor?
—¿Qué podría ser peor?
—¿Qué le ocurrió a mi padre?
Kyuhyun frunció el ceño.
—No sé qué fue lo que le ocurrió a tu
padre. Jamás hablamos de tu familia.
—¿Nunca? ¿Durante todo el tiempo que
estuvimos juntos?
—No.
—¿Cómo es eso posible?
—No hablamos del pasado.
—¿Nunca?
—No.
—¿De qué hablamos entonces?
—No hablábamos. Tan sólo hacíamos el amor.
Sungmin sintió un escalofrió. ¿Nunca habían
hablado de nada? ¿Acaso su relación se basaba sólo en el sexo?
El coche se detuvo. En silencio. Kyuhyun
bajó del coche y abrió la puerta. Al mirar al exterior, Sungmin vio
un
restaurante francés muy elegante.
—¿Esta es tu idea de salir a desayunar?
—Era tu restaurante favorito de Seul. En el
interior, los acompañaron como siempre a la mejor mesa. El elegante restaurante
resultaba gélido y frío por el aire acondicionado.
Había muchos camareros, pero ningún
cliente.
—Veo que este sitio no es muy popular los
domingos por la mañana.
—He reservado toda la sala.
—¿Por qué?
—Quería que estuvieras cómodo. ¿Qué quieres
tomar?
Con un suspiro, Sungmin abrió el menú.
Estaba escrito en inglés y francés. Una vez más, pensó que el restaurante
carecía de personalidad y que resultaba demasiado frío.
Por fin, un camarero se les acercó y anotó
lo que iban a tomar.
Cuando se marchó, un camarero diferente les
llevó las bebidas. Sungmin tomó un poco de zumo de naranja y luego se apoyó
sobre la mesa.
—Está bien, Kyuhyun. Dime cuál es la
verdadera razón de que estemos aquí.
—El pasado verano, estuve a punto de perder
mi negocio —dijo él, mirándolo muy fijamente—. Se robó un documento de mi casa
que sugería que yo podría estar engañando a mis accionistas y estafándoles una
gran cantidad de dinero. Por supuesto, eso no era cierto, pero fue un golpe
para mi reputación.
—¡Eso es terrible! ¿Descubriste quién lo
hizo?
—Sí.
—¡Espero que lo metieras en la cárcel!
—Ese no es mi estilo —comentó Kyuhyun
después de tomar un sorbo de café.
—¿Y qué tiene eso que ver conmigo y con
este restaurante?
—Este es el último lugar en el que te vi
antes de tu accidente, Sungmin.
Sungmin frunció el ceño.
—¿Justo antes de que me marchara para el
entierro de mi padrastro?
—Te marchaste mucho antes de eso. Casi tres
meses antes.
—No lo comprendo…
—¿Reconoces esta mesa?
—No. ¿Acaso debería reconocerla?
—La última vez que te vi, estabas sentado
aquí con Jinseob. Desayunando con él unas pocas horas después de hacer el amor
conmigo.
—¿Qué?
—Kangin te seguía para protegerte. Aquel
día, yo tenía una cita a la que no podía faltar. Él me telefoneó y lo dejé
todo. Vine corriendo aquí a pedirte una explicación. Trataste de quitarle
importancia.
—Por eso querías que bailara con él… Fue
una trampa.
—Quería que recordaras que me habías
traicionado.
—¡Eso no es cierto!
—Desapareciste de la ciudad. A la mañana
siguiente, me desperté y vi el nombre de mi empresa en todos los periódicos de
la ciudad. Mi teléfono comenzó a sonar incesantemente. Eran llamadas de
periodistas y de accionistas furiosos. Jin le dio ese documento a la prensa,
pero quien lo robó de mi casa… fuiste tú.
—¡Yo!
—He estado esperando que lo recordaras
todo. Te he llevado a todos los sitios para conseguir que recordaras algo, para
que pudieras explicarme por qué.
De repente, lo comprendió todo.
—Y no sólo eso. Querías castigarme. Llevas
queriendo hacerlo desde el día en el que me encontraste en Londres. Querías
venganza…
—Justicia.
—Entonces, descubriste que estaba
embarazado y eso lo cambió todo, ¿verdad? Decidiste que debías casarte conmigo
porque yo estaba esperando un hijo tuyo. Nunca me amaste. Lo único que querías era
hacerme daño.
—Me pasé meses tratando de encontrarte
antes de que reaparecieras en el entierro de tu padrastro. Eres una persona rica,
Sungmin, por lo que no me traicionaste por dinero. Debiste hacerlo por amor.
Estás enamorado de Jinseob. Esa debe de ser la única explicación.
—Yo jamás podría amar a ese hombre —afirmó.
—Entonces, ¿por qué? ¿Por qué lo hiciste?
—No lo sé…
—¿Acaso fue por odio? ¿Ofendí alguna vez a
un amigo tuyo? ¿Le hice daño a alguna persona a la que apreciaras? ¿Por qué?
¿Por qué me entregaste tu virginidad para luego traicionarme?
—No lo sé… pero, si hice eso, lo siento.
—¿Y ya está? ¿Admites tu culpa?
—No recuerdo este restaurante. No recuerdo
haberte traicionado. Ni siquiera me imagino haciendo algo tan horrible
—susurró. Los ojos se le habían llenado de lágrimas—, pero sabía que tenías que
tener alguna razón de peso para odiarme. Si tú dices que yo te traicioné, te
creo. Debo de haberlo hecho, pero no sé por qué ni te puedo ofrecer excusa
alguna. Lo único que puedo hacer es decirte que lo siento. Que lo siento mucho.
Kyuhyun lo miraba fijamente, sin moverse.
Sin decir nada.
—Debes de odiarme —añadió, suavemente.
—No. No eres tú quien odio.
—Entonces, ¿a quién?
—Pensé que te acordarías de Jin si lo
volvías a ver. Estaba seguro de que recordarías que habías estado enamorado de
él.
—¿De él? ¡No! Si dices que te traicioné, te
creo, pero no por ese hombre. No. ¡Nunca!
Sungmin vio la sorpresa reflejada en el
rostro de Kyuhyun. Empezaba a tener dudas.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
—¡Es horrible!
—Tal vez no siempre pensaras eso. Has
cambiado mucho desde el accidente, Sungmin.
Sungmin se mordió los labios y se miró.
—¿Acaso te resultaba más atractivo antes?
Inesperadamente, él extendió la mano sobre
la mesa y la colocó encima de la suya.
—No. Entonces, eras frío y egoísta. Sólo
estabas pendiente de ti mismo. Ahora… ahora eres completamente diferente. Te
preocupas por otras personas. Eres cariñoso, amable y sexy. He hecho todo lo
posible por no desearte, Sungmin. He intentado que no me importes, pero he
fracasado.
Sungmin lo miró con los ojos llenos de
lágrimas. Respiró profundamente.
—Te amo, Kyuhyun —susurró—. Fuera lo que
fuera lo que sentí por ti el verano pasado… ahora estoy enamorado de ti.
La mano de él comenzó a temblar sobre la suya.
Comenzó a retirarla, pero se lo impidió.
—Y lo siento —añadió. Entonces, se llevó la
mano a la mejilla y le dio un beso—. Perdóname…
Sintió que Kyuhyun comenzaba a temblar,
pero, en vez de apartar la mano, tomó una de él entre las dos suyas. Entonces,
se aclaró la garganta y miró a su alrededor.
—Vayamos a desayunar a otro sitio.
Sungmin lo miró y el corazón se le llenó de
alegría. De repente, supo que todo iba a salir bien. Se secó las lágrimas de
los ojos y asintió.
Sin soltarle la mano, Kyuhyun dejó un montón
de billetes encima de la mesa. Entonces, lo sacó al exterior.
Comenzaron a andar por la calle, de la
mano. Cada vez que cruzaban una calle, él lo protegía con su cuerpo. De
repente, Sungmin estuvo seguro de que felicidad le estaba esperando a la vuelta
de cada esquina.
—Siento haber hecho peligrar tu fortuna
—dijo. Kyuhyun lo miró sorprendido.
Entonces, lo tomó entre sus brazos con una
repentina sonrisa en los labios. Le hacía parecer tan guapo, que lo dejaba sin
aliento.
—Trataste de arruinarme, pero, al final, la
prensa terminó por revelar mi integridad. En estos momentos, mi empresa vale
más que nunca.
—Entonces, en realidad, deberías darme las
gracias.
Kyuhyun lo estrechó contra su cuerpo. De
repente, todo quedó en un segundo plano. Los ojos de él se oscurecieron.
Comenzó a acariciarle el rostro.
—Gracias…
Mientras bajaba la boca hasta encontrarse
con la suya para besarlo profundamente, Sungmin comprendió que lo amaría para
siempre…
Nada había cambiado y, sin embargo, nada
era igual. Mientras Kyuhyun le miraba el hermoso rostro, Sungmin tenía los ojos
cerrados y los labios henchidos por sus besos. Cuando él bajó la cabeza para
volver a besarlo, oyó que su teléfono móvil comenzaba a sonarle en el bolsillo.
Lo sacó y lo miró. Al ver que era su
asistente, lanzó una maldición. Sin duda lo llamaba sobre el contrato de
Sidney.
—Perdona, pero tengo que atender esta
llamada.
Sungmin sonrió y asintió.
—No importa —susurró—. Yo… echaré un
vistazo por el mercado hasta que tú hayas terminado —añadió, señalando el
mercadillo junto al que se encontraban.
—Quédate donde Kangin pueda verte.
—Está bien —dijo, aunque no le gustaba
sentirse vigilado por el guardaespaldas.
Kyuhyun lo observó mientras se dirigía al
mercado. Era bello y natural. Y lo amaba. Se lo había confesado.
—Cho —indicó, tras contestar por fin la
llamada.
—Creo que podemos dar el negocio de Sidney
por concluido —le anunció su asistente—. La junta acaba de votar a favor de la
venta.
—Bien —afirmó, aunque en realidad no estaba
prestando mucha atención a lo que su asistente le decía. No dejaba de observar
a su hermoso esposo recorriendo el mercado. Parecía tan feliz. Estaba a punto
de colgar cuando, de repente, dijo:
—Haz que Hyukjae investigue al joven Cho.
—¿Cómo?
—Haz que averigüe cómo murió su padre para
ver si hay alguna razón que lo pudiera relacionar conmigo.
Cuando Kyuhyun colgó el teléfono, miró de
nuevo a Sungmin. Había cambiado mucho, y no sólo en su apariencia. Su rostro,
que antes solía estar pálido, estaba comenzando a broncearse con el sol.
Antes había pensado en utilizar la amnesia
en su contra. Jamás se habría imaginado que su inocencia y calidez lo
afectarían de esa manera. Se sentía completamente abrumado por su ternura, por
su amor…
Se había quedado completamente anonadado
por el hecho de que aceptara tan fácilmente su culpa por una traición que ni
siquiera podía recordar. Había elegido creerlo a él. Confiar en él, cuando lo
único que él había hecho había sido mentirle, engañarlo y castigarlo.
Aquello era suficiente para poner a
cualquier hombre de rodillas.
Kyuhyun comenzó a caminar hacia él, pero
había dado sólo unos pasos cuando el teléfono volvió a sonar. Vio que era el
número de su detective privado y contestó inmediatamente.
—Qué rapidez.
—Puedo hablarle del padre de su esposo
ahora mismo, señor Cho —le dijo Lee Hyukjae— ¿Le suena de algo el nombre de Kim
Sanghyun?
Kyuhyun se quedó completamente paralizado.
—¿Kim Sanghyun? —repitió.
—Murió en un accidente de coche cuando él
tenía catorce años. Unos meses después, su madre volvió a casarse con un rico
aristócrata británico. Él lo adoptó y su esposo tomó su apellido.
Kyuhyun sintió que los latidos del corazón
se le aceleraban. ¿Kim Sanghyun era el padre de Sungmin?
—¿Cómo es que nunca se me informó de esto?
—Hace meses que lo sabemos, pero usted nos
dijo muy claramente que no quería saber nada de Sungmin. Sólo quería que lo
encontráramos.
Kyuhyun apretó la mandíbula y miró a Sungmin.
—La madre no vivió mucho tiempo. Murió unos
meses después de mudarse a Inglaterra con la niña. Problemas de corazón.
Kyuhyun sabía exactamente cuándo empezaron
los problemas de corazón de la madre de Sungmin.
—Bien. Gracias por la información.
Colgó el teléfono. Se miró las manos, que
había apretado hasta convertirlas en puños. Llevaba meses pensando que Sungmin
lo había perseguido por dinero o por amor a Jinseob. Había pensado que era
superficial y fría.
Se había equivocado.
Sungmin debía de llevar planeando aquello
desde que tenía catorce años.
Kyuhyun pensó de repente en todos los
libros que había visto en su dormitorio de adolescente, como el de Cómo atrapar
a un hombre.
Desde la muerte de su padre, su vida había
estado centrada en vengarse del hombre que creía que había destruido a su padre
y había arruinado a su familia. Debía de haber estudiado a las parejas con las
que Kyuhyun había salido. Las había imitado. Todo había sido una fachada
cuidadosamente construida. Lo había hecho perfectamente, hasta el último
detalle, a excepción de una cosa. Al contrario de sus otras parejas, siempre se
había mantenido emocionalmente despegado.
Kyuhyun ya sabía por qué. Debía de haberlo
odiado tanto…
Estúpido kyuhyun....casi lo arruinas todo
ResponderEliminarwoow....wooowwww woooow......qué tiene que ver kyu con la muerte del padre de Min?.. seguro algo de negocios,alguien a quien kyu traiciono o robo por esa epoca de reveldia que tuvo un tiempo?
Lo poco/mucho que habían avanzado se va a ir al caño....por ahora ya le creo un poco más a min lo de su perdida de memoria.....pero aun dudo un poco también.....ideas mias
será que si kyu le dice el por qué de su traición min recuerdo todo? ...............T_T
Ayyyy no sugmin queráis vengart y mira como terminast con un bebé y casado con tu enemigo
ResponderEliminarLas cosas s van a complicar cuando L conejo recupere la memoria q mejor no lo haga y kyu no L cuenta nada y viven felices para siempre jeee
Q vale la pena soñar :-P
Gracias x cap espero otro besos
Por un lado feliz por que KyuHyun le dijo por fin toda la verdad y las cosas se arreglaron entre ellos, todo hacía parecer que las cosas por fin estaban bien e iban ser felices. Sin embargo no me gustó lo que descubrieron.
ResponderEliminarPor otro lado, ya decía yo que había algo más, no que SungMin fuera frío y egoísta, al contrario quería venganza, culpa a KyuHyun de la muerte de su padre y de la posterior muerte de su madre.
Me pregunto que irá a pasar ahora porque lo más seguro es que SungMin recuerde todo >_<