—¿Qué
demonios está pasando aquí? —Necesitaba respuestas al por qué él estaba
actuando tan extraño, las necesitaba, como, ayer.
Kangin
hizo su silla hacia atrás. Miré con suplica en su dirección mientras se ponía
de pie.
—¿Kangin?
—Su nombre salió en un susurro mientras caminaba hacia mí—. ¿Exactamente de qué
me estoy perdiendo?
Puso
su mano en la caída de mi cabello en la parte trasera de mi cuello y se inclinó
para poder darme un beso en la frente. Se sintió como una despedida, y cuando
miré su cara pude ver que la máscara de amabilidad que había estado usando para
la cena se había ido y que el extraño de granito había regresado. Todas las
preguntas que tenía sobre su extraño comportamiento desaparecieron de pronto
debajo de las fuertes olas de dolor mientras veía claramente lo que estaba a
punto de hacer por debajo de su mirada embotada.
—No
puedo hacer esto, Leeteuk. —Kangin rozo sus labios a lo largo de la cresta de
mi mejilla y vi la luz ir de tenue a completamente extinta en sus ojos—. Sin
juegos, sin mentiras, no más. Te dije que esto iba a ser auto destructivo
incluso si no quería.
—¿De
qué estás hablando? —Estaba tan perdido, tan confundido, y podía decir que si
se alejaba de mí en este momento, lo estaba haciendo para siempre—. ¿Qué es lo
que ya no puedes hacer? —No sabía si presionarlo a que conociera a mi mamá
había sido demasiado. Quizás era demasiado lejos para él el manejarse en el
ámbito de la relación seria, pero estaba dispuesto a agarrar su mano y escapar
de la casa, de la ciudad con él, si eso lo detenía de hacer lo que estaba a
punto de hacer.
—Kangin,
¿qué estás haciendo? ¿A dónde vas? —Quiero decir, estábamos lejos de casa y fui
yo quien había conducido.
Se
detuvo en la puerta delantera y se volvió para mirarme. Si un corazón roto
tuviera una expresión, sería la que bailaba en sus rasgos en ese mismo momento.
—En
toda mi vida, nunca creí realmente que sería capaz de sacrificar algo por el
bien de alguien más. Supongo que realmente he cambiado.
Me
sentí como si fuera a llorar.
—No
entiendo. ¿Esto es porque te pedí que conocieras a mi mamá? —Quizás lo había
empujado demasiado dentro del territorio de cómo luce una relación real y esta
era su forma de retroceder.
—Sé
que no lo entiendes, y espero que nunca lo hagas. Te mereces algo mejor, Leeteuk.
Siempre lo mereciste.
No me
respondió acerca de mi mamá, pero vi chispas calientes en sus ojos. Me llevé
una mano a mi pecho, donde sentía como si mi corazón estuviera intentando volar
fuera de mi caja torácica. ¿Me merecía algo mejor que qué? ¿Él? No había tal
cosa en lo que a mí respecta.
—Estoy
enamorado de ti. —Mi voz se quebró porque aun así abrió la puerta y me miró por
encima de su hombro mientras lo hacía.
—Sé
que lo estás. Es por eso que estoy saliendo por esta puerta. —Con eso,
desapareció por la puerta principal y me dejó de pie allí, aturdido y sin
habla.
Me
quedé mirando la puerta fijamente y en silencio durante diez minutos
consecutivos antes de que mi mamá viniera a encontrarme. Cuando lo hizo, estaba
clavada en el piso, temblando, y tenía lágrimas gruesas y calientes deslizándose
silenciosamente por mi rostro.
—¿Leeteuk?
—Puso una mano sobre mi hombro y me sobresalté. Envolví mis brazos fuertemente
a mi alrededor porque en ese momento necesitaba un abrazo al igual que
necesitaba mi próximo aliento. Cuando la miré, juré que culpa y alivio estaban
en guerra uno con el otro en su rostro.
—Kangin
se acaba de ir. —Asintió un poco, entendiendo que quise decir que se fue, más
que de solo esta desastrosa cena.
—¿No
vino hasta aquí contigo?
Me
volví para mirarla, con palabras atrapadas en mi garganta mientras la emoción
se arremolinaba y se retorcía dentro de mí tan turbulenta que sentía como si
fuera a destrozarme.
—Me
dejó, mamá. —Mi voz se quebró mientras lo decía, y ella hizo un sonido de
simpatía y extendió una mano para colocarla suavemente sobre mi hombro.
—Bueno,
ambos sabemos que los hombres hacen eso, cariño. Se van. Especialmente los
hombres que lucen como él, que tienen al diablo y la tentación en sus ojos.
Fruncí
el ceño hacia ella. Sabía que “examinar detenidamente” a Kangin tenía una gran
probabilidad de dolor unido a ello, pero por alguna razón desconocida,
realmente estaba comenzando a pensar que íbamos a vencer las probabilidades.
Miré a
mi madre y le pregunté en una voz que estaba amenazando con romperse con tristeza:
—¿Por
qué estabas actuando tan raro a su alrededor esta noche? —Todo dentro de mí
estaba gritándome que lo persiguiera, que lo llamara, que le rogara que me
explicara qué demonios estaba sucediendo.
Carraspeó
y me dio unas torpes palmaditas donde su mano estaba apoyada.
—No me
gustaba su aspecto para ti. Algo sobre su rostro simplemente grita más
problemas de los que vale. He cometido suficientes errores en el departamento
de hombres por ambos, Leeteuk. Créeme cuando te digo que estás mejor sin un hombre
como ese aferrándose a tus fibras sensibles.
—Eso
es ridículo y prejuicioso. Ni siquiera lo conoces. —Él era mucho más que un
rostro bonito. Las complejidades que vivían bajo su fachada artística eran
cualquier cosa menos atractivas, y eso era lo que más me gustaba de él. Su
fealdad lo hacía incluso más hermoso.
—Conozco
hombres como él y he sido víctima de un rostro bonito más de una vez, Leeteuk.
Tu padre no me conquistó con palabras dulces y grandes gestos. Era el hombre
más hermoso que había visto y eso me cegó del hecho de que estaba casado y todo
lo demás que estaba mal en nuestra relación. Puedes conseguir a alguien mucho
mejor. No te diría eso si no creyera que fuera cierto, cariño. Todo lo que
siempre he querido para ti es que seas feliz.
Hipé en
un sollozo que estaba tratando de forzar que no saliera y tuve que parpadear
para ver a través de las lágrimas que se estaban aferrando a mis pestañas.
Odiaba que ambos hubieran decidido de repente que había algo mejor para mí en
el mundo, que lo que yo quería… que era él.
—No
quiero algo mejor. Lo quiero a él y él me hace feliz, sobre todo porque me
permite que lo haga feliz a él.
Dijo
mi nombre de nuevo, pero estaba aturdido. Había pistas que sabía me estaba
perdiendo, un rastro de migas de pan guiando a mi corazón roto, pero no podía
enfocarme en nada más que el dolor que estaba sintiendo, como para tratar de
seguirlas. Estaba roto, y cuando no lo estuviera sabía que iba a estar
absolutamente furioso conmigo mismo por tomar un riesgo tan grande cuando sabía
que el resultado estaba destinado a destruirme.
Abrí
la puerta por la cual Kangin había salido de mi vida y me dirigí aturdido a mi
auto. Quería revivir esta noche de nuevo. Quería golpear a Kangin en la cara
por causar un final desastroso a nuestra unión simplemente porque él no podía
evitarlo. Quería que alguien me abrazara y me dijera que esto era un mal sueño.
Iba a
ir con Kook y luego me iba a quebrar en un lloriqueante lío para tratar de
descubrir cómo se habían vuelto tan horriblemente malas las cosas en un abrir y
cerrar de ojos.
Le
había dicho a Jjong meses atrás, cuando estaba luchando por poner en orden sus
sentimientos por Key, que los hombres que se sacrificaban, que se rendían por
el bien de otros, merecían cada pedacito de felicidad que el mundo viera a bien
poner a sus pies. Había tenido a Leeteuk simplemente por un minuto, una
fracción de segundo, pero era un tiempo que me importaría más que todos los
años y décadas que había desperdiciado siendo un bastardo egoísta e imprudente.
Lo que
él habría creado en mí era mucho más poderoso y duradero que todas las cosas
que había destruido por mi cuenta. Por una vez había hecho lo correcto sin
pensarlo, sin aferrarme al camino fácil y superando a la mentira. No hubo
instinto de fingir, simplemente estuvo el deseo de proteger al joven que sabía
que amaría para siempre. El me vio, todo de mí, y ninguno de los rostros que
usé lo asustaron. Por esa razón nunca le dejaría saber que su madre, el único
padre que tenía, la mujer que lo haría criado y amado, también me había
propuesto sexo.
Yo
sería el chico malo en este escenario, en el que en última instancia no había
hecho nada malo y había salvado a Leeteuk de lidiar con el dolor que esa
peculiar revelación sin duda le hubiera causado. Podía ser un héroe por una
vez, incluso si Leeteuk no sabía que eso era lo que estaba haciendo.
Era
gracioso. Me tomó romper mi propio corazón y alejarme de lo único que había
querido realmente alguna vez, el finalmente ser capaz de ver que había dejado
atrás al chico que siempre había sido antes.
Leeteuk
me había llamado cada noche desde que terminé nuestra relación. Nunca dejó un
mensaje de voz, nunca me envió un mensaje de texto o se presentó en el Bar,
pero cada noche que sabía que no estaba en el trabajo, me llamaba y me quedaba
mirando el teléfono, luchando conmigo mismo por no responder. Sabía que estaba
sufriendo, confundido y perdido.
Kyuhyun
había pasado a reprenderme. Incluso el tranquilo y tímido Sungmin había pasado
por el Bar para hacerme saber que pensaba que era un idiota y un imbécil. No me
defendí, no podía explicar por qué tuve que alejarme de Leeteuk, incluso cuando
recién me había dado cuenta que era lo que quería para siempre.
Simplemente
escuché los ataques verbales, dejando que todos pensaran lo que quisieran,
incluso Siwon, quien sentía como si su trabajo fuera interrogarme y decirme el
obviamente horrible error que estaba cometiendo. Los desanimé, les dije a todos
que estaba condenado desde el principio, y que no podía creer que nadie se sorprendiera
de que mi relación con el hermoso policía se hubiera estrellado y quemado. Les
dije que él quería demasiado, que conocer a su mamá y fingir ser un chico
normal en una situación de relación normal era demasiado para mí. No estaba
hecho para él.
Les
afirmé a todos que cuando se había vivido una vida como la mía, las cosas
buenas no eran parte de la ecuación, y esas palabras tendían a callar a todo el
mundo. Había demasiadas preguntas con respuestas que no podía dar, así que
eventualmente dejaron de hablar de él por completo y los chicos entendieron la
indirecta y me dejaron solo en ello.
No
estuve sorprendido en lo absoluto cuando recibí una visita de un enorme con yeso
en la pierna, moviéndose como un hombre de noventa años, excepto que llevaba un
ceño feroz que era suficiente para atemorizar a un hombre. Sabía que estaba
aquí por él y no lo podía culpar por el hecho de que lucía como si quisiera
sacarme los intestinos por mi nariz.
Había
conocido a Kim Jongkook en otra ocasión, mientras me estaba arrestando. La
mirada en su rostro mientras cojeaba dentro del Bar para confrontarme era cien
veces más feroz de lo que había sido esa noche. Incluso en una sola pierna y obviamente
con mucho dolor, Kook no parecía un tipo con el que alguien quisiera cruzarse.
Cuando se irguió en el lado opuesto de la barra y me miró, lo único que pude
hacer fue mirarlo y esperar a ver qué tenía qué decir.
Se
pasó las manos por su cabello oscuro en forma agravada y me pidió que le
sirviera un trago de Maker’s Mark con hielo. Me volví para hacerlo y lo dejé
frente a él con una ceja levantada.
—Pensé
que iba a entrar aquí y amenazarte con patearte el culo… incluso con una
pierna. Pensé que iba a decirte el absoluto idiota que eres por dejarlo ir y
que iba a tener que decirte que no tienes idea de lo que te vas a perder al no
dejar que un maravilloso joven como Leeteuk te ame.—Agarró su copa, bebió un
sorbo y luego levantó ambas cejas de forma que su expresión reflejaba la mía—.
Pero puedo mirarte y ver que ya sabes todo esto. Así que ahora quiero
preguntarte por qué lo hiciste.
No
había dormido en días. Estaba bebiendo mi peso en whisky cada noche. No me
había molestado en afeitarme, así que estaba desaliñado, y sabía que nada de la
usual elegancia que ocultaba podía ser encontrada. Lucía como si me hubiera
arrastrado fuera de ese remolque en China luego de una borrachera y me sentía
casi igual.
Kook
continúo mirándome y continúe mirándolo. Simplemente era una persona más que
quería una explicación que no podía dar.
—Te
ves como la mierda. El se ve como la mierda. Ninguno de los dos parece estar
funcionando con esta ruptura, ¿entonces por qué no hacer nada al respecto, Romeo?
Suspiré
y finalmente aparté los ojos de esa penetrante mirada. Bajé la mirada hacia la
barra y levanté una mano para frotar distraídamente la parte posterior de mi
cuello. Los nudos de tensión que estaban reunidos allí se sentían como bolas de
acero y hierro bajo mi piel.
—No se
puede hacer nada al respecto, policía. Si hubiera una mejor respuesta que esa,
se la daría… a él, no a ti.
Gruñó
y se bebió de golpe el resto de su bebida.
—Rompiste
su jodido corazón, lo cual ya te convierte en un pedazo de mierda, pero lo que
realmente te hace un jodido idiota fue que lo rompiste luego de arreglarlo.
¿Por qué molestarte en arreglarlo si ibas a romperlo en pedazos de nuevo?
Eso
hizo que mi corazón se contrajera y mis manos se apretaran involuntariamente.
El ya estaba sano cuando puse mis manos en él. Sus piezas solo estaban un poco
revueltas y fuera de orden porque se preocupaba tanto por su compañero y verlo
ser lastimado lo agotó un poco. Todo lo que hice fue enderezar esas piezas y
ajustarlas. Si alguien había puesto manos a la obra para arreglar a alguien,
había sido al revés. No me di cuenta de lo roto que había estado hasta que comenzó
a juguetear alrededor de la oscuridad y brillar con su luz allí. Sin Leeteuk,
no había manera de que hubiera sido capaz de saber que, a pesar de que lo había
lastimado de esta manera, era lo mejor.
—Si
hubiera otra forma de hacer esto, lo hubiera descubierto. Créeme o no, pero me
alejé por él, no debido a él.
Kook
gruñó de nuevo y cojeó de nuevo en sus muletas.
—Será
mejor que tengas una muy buena razón por hacerle esto.
Oh,
tenía una razón jodidamente buena, pero no iba a compartirla con nadie y correr
el riesgo de desgarrar a la pequeña familia de Leeteuk. A veces los pecados de
los padres no tenían que ser sufridos por sus hijos.
—Espero
que soluciones tu mierda, Romeo. Leeteuk se merece a alguien que pueda estar a
su lado y lo aprecie por todas las cosas maravillosas que brinda. No sé cómo
diablos esa persona se las arregló para ser un ex convicto con acento, pero
cosas más extrañas han sucedido.
Pasé
mis manos por mi rostro mientras mi corazón latía dolorosamente en mi pecho. No
iba a solucionar mi mierda, y eso hacía que la situación pareciera imposible.
Grité el nombre de Kook mientras finalmente se dirigía a la puerta.
—Cuida
de él.
Miró
por encima de su hombro con el ceño fruncido.
—Siempre
lo he hecho. —Con eso como cierre, salió del bar y me dejó sintiéndome incluso
peor de lo que ya me sentía.
Recibí
otro visitante al final de lo que juré que fue la semana más larga de mi vida.
Solo quería decirles a todos que me dejaran solo, cerrarme al mundo y llorar
por la pérdida de algo que estaba seguro iba a quedarse conmigo para siempre.
Fue el
día después de la primera noche que Leeteuk no había llamado, por lo que estaba
ansioso y furioso conmigo y las circunstancias. Nunca me había lamentado por
todas las cosas de mierda que parecían encontrar su camino a mi casa, nunca me
había importado que tuviera penitencia por pagar, pero este sacrificio se
sentía como si pudiera ser lo que finalmente me acabaría, lo que podría hacer
que me ahogara.
Yo era
solo un cascarón. Era solo una cáscara hueca de un hombre pasando por las
mociones del día a día, porque eso era lo que se esperaba de mí. Ya no tenía
que preocuparme o agonizar por el bien o el mal porque no había nada allí.
Sentía que sin él, sin su luz y su chispa, no había este momento o ningún
momento. Estaba atrapado en un punto neutral mientras todos seguían y progresaban
a mí alrededor.
Ella llegó
al comienzo de mi turno. Llevaba gafas de sol oscuras y un gran sombrero de ala
ancha, como si no quisiera ser reconocida por nadie. Era un poco tarde para
eso. La madre de Leeteuk, la mujer que me había ofrecido pagarme por sexo, se
sentó en la barra y se sacó sus gafas oscuras para mirarme con sus ojos grandes
y llenos de terror. Ahora que había visto a los dos juntos, no podía creer que
me hubiera perdido el parecido.
Inyoung
se aclaró la garganta delicadamente y apoyó sus manos en la barra, como si
necesitara algo sólido para sostenerla en esta realidad.
—No
tenía idea de que estabas saliendo con Leeteuk cuando comencé a venir aquí. Me
contó sobre el Bar, me dijo que era divertido y que muchos hombres jóvenes y
atractivos pasaban el tiempo aquí. Nunca te mencionó a ti en específico, o el
hecho de que estaba viendo a alguien que trabajara aquí.
Aun
así, esa no era una excusa para la proposición que me había hecho. No importaba
si estaba involucrado con su hijo o no. Ahora que me había alejado, hecho lo
que claramente estaba bien por una vez en mi vida sin preguntas acerca de mi
elección, podía ver la extensión de las ramificaciones de esa decisión mientras
la madre de Leeteuk jugueteaba nerviosamente frente a mí.
Me
había alejado, pero a qué propósito servía eso si esta mujer era libre de
continuar actuando de manera irresponsable sin rendir cuentas. Leeteuk
terminaría lastimado, de todas formas, y mi sacrificio sería en vano.
Ignoré
a Inyoung y fui a llenar una orden para uno de los habituales. Dixie me estaba
observando con ojos cuidadosos y le hice un gesto con la mano para hacerle
saber que estaba bien. Necesitaba un segundo para componer un plan, un segundo
para sacar algunos viejos trucos de mi sombrero manipulador.
En
realidad, estaba sorprendido de que le hubiera tomado tanto tiempo a Inyoung el
dirigirse de nuevo al Bar. Sostenía toda su relación con su hijo en la palma de
mi mano y tenía que saber eso. Si hubiera sido ella, esta hubiera sido mi
primera parada hace semanas. Quizás si no me hubiera estado revolcando en mi
propia pérdida y mi propia angustia y simplemente sintiendo lástima por mí en
general, hubiera ido con ella primero. Lo último que quería era abandonar al
único joven que alguna vez había querido para mí o que su descuidada madre le
hiciera daño mientras yo no estaba allí para remediarlo.
Me
encontré caminando hacia donde estaba sentada la madre de Leeteuk quince
minutos después de hacerla sudar a propósito. Cuando llegué con ella, apoyé mis
manos en la barra y me incliné para que cuando hablara, fuera en voz baja y
para que solo ella oyera.
—El
hecho de que no supieras sobre mí y Leeteuk no excusa tu comportamiento. Me
ofreciste dinero para que te llevara a la cama. Independientemente de si ya me
estaba acostando con tu hijo o no, ese tipo de riesgos son tontos e
innecesarios. No pusiste a tu hijo por delante de ti. Pusiste tu propio
bienestar por encima de tu incesante necesidad de atención del género opuesto.
Incluso si no fuera yo, ¿cómo crees que se sentiría Leeteuk si descubriera lo
que estabas haciendo? Ofrecer dinero por sexo a hombres desconocidos es muy
arriesgado. No tienes idea de la devastación que podría haber traído a tu vida
si hubiera aceptado una oferta como esa unos años atrás. Y tu hijo es policía,
por el amor de Dios. Podría arruinarlo tanto profesional como personalmente.
¿Alguna vez te detuviste para pensar en eso?
Inyoung
retrocedió y comenzó a retorcer sus manos.
—Nunca
he lastimado a Leeteuk a propósito.
Solté
un bufido y me alejé de la barra.
—Exactamente.
Puede que no sea a propósito, pero tus acciones egoístas e irresponsables sí le
hacen daño y lo han hecho incluso antes de ahora. ¿Crees que le gusta
observarte saltar de hombre a hombre? ¿Crees que le gusta que tu soledad te
haga actuar de manera tonta y desconsiderada? ¿Crees que le gusta preocuparse
por ti y lo que estás haciendo por ahí porque no te las puedes arreglar para
cuidar de ti misma? Tienes suerte de tenerlo y nunca has apreciado eso.
Entrecerró
un poco sus ojos hacia mí.
—¿Vas
a decirme que lo apreciaste cuando la tuviste, Kangin?
Levanté
un hombro y lo dejé caer.
—Estaba
aprendiendo a hacerlo. Supe desde el primer minuto que lo vi que era especial,
que era demasiado bueno para mí, así que supe que tenía que aprovechar cada
segundo que tuviera con él.
—¿Estás
enamorado de mi hijo? —Salió como un susurro, y era la única persona que me
había hecho la pregunta a la cual iba a dar una respuesta.
—Sí,
lo estoy. —Y sorprendentemente, ser capaz de decirlo fue lo que finalmente me
despertó. Había estado sonámbulo, y permitiéndome amar a Leeteuk lo suficiente
para dejarlo ir y esto era lo que me había sacudido para despertar. Solo estar
despierto cuando todo lo que estaba haciendo era sentir dolor apestaba, y
definitivamente podría haberlo manejado sin la angustia. Ser insensible tenía
sus beneficios, pero sabía que nunca podría volver a ese lugar. El pasado tenía
que quedarse detrás de mí. El futuro tenía que suceder como sea que fuera a
suceder, y necesitaba concentrarme en todo lo que tenía frente a mí, en este
momento.
Puso
una mano en su garganta al igual que había hecho en la cena y parpadeó hacia
mí.
—¿Qué
pasa ahora, entonces?
Apreté
los dientes y exhalé con fuerza por mi nariz.
—Lo
que sucede es que piensas en lo que hiciste. Lo ayudas a superar esta ruptura
porque sé que está confundido y dolido. Lo convences de que se merece algo
mejor que yo, y sabes que si me entero de algo tan jodidamente estúpido como
ofrecer pagarle a un extraño por sexo de nuevo, le contaré todo a Leeteuk, y si
no me escucha a mí, se lo contaré a Kook. Te observará como un halcón y no serás
capaz de moverte sin que él mantenga sus ojos en ti para asegurarse de que no
hagas algo tan estúpido de nuevo. Leeteuk nunca te perdonará y Kook nunca lo
dejará pasar, y los dos lo sabemos. Tu hijo te ama, pero lo que estás haciendo
es peligroso e imperdonable. Será la guinda del pastel. Ya superó la forma en
que te comportas en torno a los hombres en tu vida tal como es. Ordena tus
pensamientos o lo pierdes.
Era
una amenaza con la que no tendría ningún problema y cero remordimientos en
cumplir, y me aseguré que ella pudiera saberlo cuando finalmente levantó su
mirada para encontrar la mía.
—¿Por
qué? ¿Por qué estás haciendo esto cuando pudiste decirle la verdad, en su
lugar? ¿Por qué darme una segunda oportunidad cuando podías tirarme debajo de
un autobús y vivir feliz para siempre con él?
Le
gruñí porque realmente quería que se fuera.
—Estoy
haciendo esto porque te ha amado a ti más tiempo de lo que me ha amado a mí. Lo
estoy haciendo porque Leeteuk necesita más a su madre de lo que necesita a un
novio, y lo estoy haciendo porque nunca pensé que podría alejarme del premio
final si lo tuviera. Lo estoy haciendo porque es lo correcto. —Y maldita sea,
que yo hiciera lo correcto sin vacilar nunca había sido una opción antes de Leeteuk.
Y eso
era todo. Me alejé de Inyoung y honestamente esperaba no tener que verla nunca
de nuevo. No esperé a ver si se levantaba y se iba. Simplemente regresé a mis
asuntos como un zombi por el resto de mi turno… y el turno después de ese… y el
turno después de ese…
Una
semana más había pasado cuando Siwon finalmente me llevó a la oficina de atrás
y me dijo que me tomara unos días de descanso. Le dije que lo último que
necesitaba era tiempo para pensar. Me dijo que no era una sugerencia, era una
orden. Le dije que se fuera a la mierda y las cosas se desarrollaron bastante
rápido desde ahí.
Realmente
no lo recuerdo sacándome del Bar y gritándome cada insulto en el que podía
pensar. No lo recuerdo golpeándome en la cabeza con tanta fuerza que mis oídos
estaban sonando. Lo que sí recuerdo clara y brillantemente fue que me dijo que
dejara de ignorar mis problemas antes de que realmente me lastimara, y eso fue
suficiente para impulsarme a la acción y dirigirme a casa.
Pasé
varios días revolcándome en una borrachera mientras estaba acostado en mi
solitaria y vacía cama. ¿Quién hubiera pensado que hacer lo correcto se sentía
cien veces peor que hacer lo incorrecto?
Estaba
en la ducha tratando de lavar los vestigios de un estado de estupor y preguntándome
si siempre me iba a sentir tan vacío cuando sentí mi teléfono sonando en mi
habitación. Considerando que todos mis amigos y aliados estaban enojados
conmigo o dándome espacio a propósito, no pude evitar que mi traicionero corazón
pensara que podría ser Leeteuk. Incluso si no cedía a la tentación y atendía su
llamada, aun así miraría su hermoso rostro en mi pantalla.
Estaba
frotando el agua de mi rostro con otra toalla cuando encontré mi teléfono y me
detuve en seco cuando el rostro en la pantalla no era el que quería ver, sino
uno que no había visto en tanto tiempo que casi se me olvidó cómo lucía. Me
senté de culo en el borde de la cama y respondí a la llamada con un lacónico:
—¿En
qué tipo de problema estás, mamá? —Había tenido suficiente de madres para que
me durara toda la vida en el último mes o así.
Sonaba
como si estuviera en una parada de camiones. El ruido de fondo estaba lleno de
viento, bocinas a todo volumen, y motores acelerando.
—En
ninguno. ¿Por qué siempre es esa la primera pregunta que me haces? —Su acento
era el doble de grueso que el mío, y siempre le hacía esa pregunta porque las
únicas veces que tenía noticias de ella era cuando necesitaba algo o estaba en
problemas. Supongo que de tal palo, tal astilla.
—¿Dónde
estás? —gruñí la pregunta y me dejé caer en la cama para mirar el techo. Había
pasado muchas horas perdidas en esta misma posición en los últimos días.
—Escucha,
acabo de recibir una llamada del Departamento Correccional.
Bueno,
eso no podía ser nada bueno.
—¿Sobre
qué?
Gritó
algo que no pude descifrar y luego volvió a la línea.
—Sobre
tu padre.
Mi
padre era como una historia fantasma. Algo de lo que había oído hablar mi vida
entera, algún espectro que existía en teoría y solía asustarme cuando no
actuaba bien, pero no había prueba real y tangible de que fuera un ser humano
real y vivo que respiraba.
—¿Qué
sucede con él? ¿Finalmente está en libertad condicional y en busca de alguien
que hable a su favor? —Lo dije irónicamente, considerando que nunca había
conocido al hombre, y si mi ilustre pasado era algo para guiarse, obtuve todos
mis peores rasgos de carácter de su lado de acervo génico. Podía pudrirse en la
cárcel para siempre, en lo que a mí concernía.
—¡Kangin!
—Mi madre espetó mi nombre y luego se trasladó hacia un lugar en el cual no
estaba batallando para que se oyera el ruido de fondo—. Tu papá ha estado
enfermo durante un largo tiempo.
Sabía que
debía sentir algo ante esas palabras, pero no podía hacerme una idea en
absoluto de cómo debía ser la sensación.
—De
acuerdo.
Suspiró
y dijo mi nombre de nuevo.
—Tu
papá falleció en el hospital de la prisión anoche. Tuvo un ataque fulminante al
corazón. No hubo nada que pudieran hacer por él.
Otra
vez, no estaba seguro de cómo debía hacerme sentir eso o qué tipo de reacción
estaba buscando que saliera de mí.
—De
acuerdo.
Mi
madre maldijo y en realidad la oí golpeando su pie impacientemente del otro lado
de la línea telefónica.
—Kangin,
eres su único pariente. Tu papá nunca se casó y sus padres murieron hace años.
Tu papá era hijo único, lo que significa que tienes que ir y arreglar sus
asuntos.
Gruñí
y usé mi mano libre para apretar la cuenca de mis ojos.
—Mamá,
estuvo encerrado por cerca de treinta años. ¿Qué tipo de asuntos podría tener?
Deja que el Estado se encargue de eso. No estoy interesado en volver.
—Especialmente no por un hombre al que nunca había conocido. El hombre en el
que me habría convertido si el destino y un montón de motociclistas enojados no
hubieran revertido las cosas para mí.
—Deberías
entenderlo, hijo. Incluso el alma más problemática tiene a alguien por ahí para
que lo ame. Tu papá puede que haya cometido algunos errores serios, pero su
familia nunca le dio la espalda. Eran dueños de una hermosa granja en las
afueras, en la que creció tu papá. Ya que se ha ido, la tierra y todo lo que
hay allí pasarán a ti.
Maldije
y me enderecé de golpe para sentarme.
—Tienes
que estar bromeando.
—¿Sueno
como si estuviera bromeando, Kangin? —No, sonaba enojada por tener que estar
lidiando con esto—. Ellos nunca se preocuparon por mi relación con tu papá, o
el hecho de que nacieras justo antes de que lo encerraran. Pensaban que yo era
basura y que arruinamos su vida, pero nunca perdieron la esperanza en tu papá.
—¿Por
qué pasa a mí y no a ti? Si nos odiaban, ¿por qué obtengo algo? —Quizás era por
eso que sonaba tan apagada.
—Te
dije que tu padre nunca se casó. Eso me incluye a mí. Yo estaba en su
información de contacto en su papeleo cuando lo arrestaron porque estábamos
viviendo juntos en ese momento. La prisión nos llamó a mí y su abogado para
trasmitirnos la noticia. —Murmuró algo en voz baja y luego todo el ruido de
fondo volvió—. Ve a casa, Kangin. Entierra a tu papá. Ve a la granja. Quédatela
o véndela. De una u otra forma, tienes una manera de realmente comenzar tu
vida, al igual que hizo tu hermano.
No me
dijo adiós. Simplemente colgó, y me dejó mirando el teléfono en estado de
estupefacta conmoción. De repente no tuve que preocuparme sobre qué emoción
sentir porque las estaba sintiendo todas a la vez. Felicidad, ira, miedo,
tristeza, confusión… todo salió a la superficie.
Ya no
era hueco, ya no estaba vacío. Estaba lleno de todo lo que había estado
evitando activamente durante la mayor parte de mi vida, y ahora todo lo que
podía hacer era reír como un lunático y tirar mi teléfono por la habitación.
Reí y reí hasta que las lágrimas cayeron por el rabillo de mis ojos y mis abdominales
dolían a causa del esfuerzo. Sentía como si estuviera volviéndome loco, pero
sabía que lo único que tenía que hacer era tomar el próximo vuelo a China.
Este cap si me dió pena, el padre que no se ocupó de el, la familia que no quiso saber de él, al final le hereda algo que no pensaba
ResponderEliminarQue mal estaba...yo tenía un poquito de fé en que la señora hablara con Teuk,pero no...se ha callado todo este tiempo solo por ella.
ResponderEliminarEra obvio que todos sabrían e irían con Kangin a hacerle entender,pero cómo hacerlo si él cree que eso es lo mejor para Teuk?.
Y luego le sale una herencia de alguien que apenas y supo que existió
¿su mama está en la carcel?
Ahora sí se le junto tooodo
Tenía que pasar😕