-¡Caramba,
joven Jungsoo! -exclamó sorprendido el mayordomo-. Nunca había llegado usted
tan lejos en ninguno de sus paseos. ¿Ha ocurrido algo?
Jungsoo
sonrió al mayordomo de lord Eric para tranquilizarlo. Lo conocía bien, y
también a su familia. De hecho, conocía prácticamente a todo el mundo en
aquella pequeña zona de Yorkshire, incluyendo a los sirvientes.
Estaba
empezando a sentirse incómodo, puesto que Jacobs sabía que no estaba allí
porque lo hubieran invitado. El hombre se
enorgullecía de saber todo lo que guardara relación con lord Eric y, dado
que era él quien recibía a los
invitados, estaría al corriente de quién debía venir.
Para
sentirse un poco más cómodo, Jungsoo no fue directamente al grano. En lugar de
ello, preguntó:
-¿Cómo
está ahora su encantadora esposa? Mejor, espero.
-Oh, mucho
mejor, joven. Y, por favor, vuelva a darle las gracias a su tío Hyesung por la
receta de la infusión. Fue ideal para aliviarle la tos.
Jungsoo
podría haber seguido charlando, pero notaba que las melillas le ardían y, antes
de que el rubor fuera demasiado obvio, hizo acopio de valor:
Jungsoo no
podía imaginarse por qué el mayordomo había puesto los ojos en blanco hasta que
dijo:
-Llevo
todo el día haciendo lo mismo, desde ayer por la tarde. Lord Youngwoon se está
enojando bastante conmigo, y no lo culpo. -Y luego, acercándose, añadió en un
susurro-: Son sus abuelos, los dos. Parece que quieran llevarlo en direcciones
opuestas, sin darle un momento de respiro.
-¿También
está aquí su abuelo escocés?
-Oh,
caramba, sí. Y además es un caballero... que no pasa desapercibido. Pero cuando
están juntos en la misma habitación, lord Eric y lord Junjin, bueno, no se caen
nada bien, si sabe a lo que me refiero.
Vaya. Qué
lástima. Cabría esperar que los abuelos congeniaran, puesto que ambos querían
lo mejor para su nieto. Jungsoo se limitó a asentir y, por mucho que hubiera
preferido lo contrario, volvió a abordar el tema de su visita.
-Si lord Youngwoon
está ocupado, no lo moleste. Siempre puedo volver en otro momento, puesto que
no creo que mi mensaje sea un asunto
urgente. Pero si dispone de un momento, y no voy a tardar más que eso, querría
librarme de esta obligación.
-Desde
luego, joven Jungsoo. Intentaré localizarlo ahora mismo. Y por favor entre...
-¡No! -Jungsoo
tosió para disimular el sobresalto con el que había respondido.- Es decir, sé
que tiene la casa llena de invitados y, bueno, hoy hace tan buen día que
preferiría esperar aquí.
Hacía todo
menos un buen día. Había bastantes nubes y parecía que podía llover en
cualquier momento. El mayordomo asintió y, para no ser incorrecto, dejó la
puerta abierta al internarse en la casa.
Jungsoo,
temeroso de que alguien la viera al pasar, se alejó de la puerta. Esperaba que Youngwoon
estuviera ocupado; pero, por otra parte, quería terminar con aquello de una vez
por todas. Tener sentimientos contradictorios no era bueno para el estómago y
el suyo estaba protestando violentamente con una persistente sensación de
náusea.
Pasaron
cinco minutos, y luego otros cinco. Jungsoo estaba casi seguro de que vomitaría
entre los arbustos si tenía que soportar aquella
vergüenza durante un minuto más y decidió que sería mejor, al menos para su
estómago, marcharse sin más. Entonces oyó pasos a sus espaldas.
Giró sobre
sus talones justo cuando Youngwoon empezaba a decir:
-El
mayordomo dijo que usted...
-Se detuvo sorprendido y el .semblante se le
alegró al reconocerlo.- ¡Usted! Entonces, vive en los
alrededores, ¿no es así?
-Bueno,
sí. Nuestra casita está junto al camino que conduce a Oxbow, a unos veinte
minutos a pie desde aquí.
-¿Nuestra?
Usted no está casado, ¿verdad?
Jungsoo
parpadeó. Luego sonrió travieso.
-No, que
yo sepa. Vivo con mis dos tíos solteros.
Él frunció
el ceño.
-Entonces,
¿es usted nuevo en estas tierras? ¿Acaso no lo conoce mi abuelo para no
invitarlo a la fiesta?
La
conversación estaba tomando un cariz que le incomodaba y Jungsoo no quería
entrar en detalles sobre la razón de que lord Eric no les hubiera enviado
invitaciones. Youngwoon estaba mostrando demasiada curiosidad hacia él cuando
debería estar preguntándole por el mensaje.
Así que Jungsoo
se limitó a decir:
-No
conozco a lord Eric y, por lo tanto, él no me conoce a mí.
-Muy bien
entonces. -Youngwoon le sonrió-. Como yo sí lo conozco, permítame invitarlo con
retraso
Jungsoo
alzó la mano para detenerlo. ¿Había pensado realmente que podría eludir el
tema?
-Me temo
que tal vez le he dado una falsa impresión. Su abuelo no me conoce, pero eso no
significa que no haya oído hablar de mí, y creo que puedo decir sin temor a
equivocarme que no me consideraría un invitado apropiado para el propósito de
esta fiesta.
Jungsoo
tenía las mejillas al rojo vivo cuando terminó de decir todo aquello. Pero él
asintió en señal de comprensión y luego le sorprendió al decir:
-Entonces
vendrá de todas formas, porque yo se lo pido, y al diablo lo que el viejo tenga
que decir de usted.
-No, en
serio. No podría. Debe permitir que le dé mi mensaje y me vaya.
Él frunció
un poco los labios, como si quisiera protestar, pero luego suspiró:
-Muy bien,
¿qué mensaje es ese?
Ahora que
tenía que decírselo, Jungsoo no conseguía articular palabra.
-Se me ha
hecho muy extraño, ver carruajes en lugar de caballos pululando por el patio
del establo, aunque hay menos de los que me imaginaba con una fiesta de esta
envergadura. ¿Se han llevado algunos a pastar?
-¿Pastar
.. ? -empezó a decir él, pero la imagen que le inspiraron las palabras de Jungsoo,
la de cincuenta carruajes más o menos pastando en los campos, le hizo reír
antes de terminar la frase.
Jungsoo no
encontró nada divertido en lo que
acababa de decir y aprovechó la distracción de Youngwoon para soltar a toda velocidad:
-Lord Heechul
querría tener la oportunidad de hablar con usted en privado. Sugirió que se
encontraran en la posada para que él pueda disculparse.
Había
conseguido sorprenderlo con la guardia baja. De hecho, ahora lo miraba como si
fuera tonto. Pero enseguida torció el gesto y espetó:
-Para
volver a insultarme, más bien.
-No, de
verdad. Me ha asegurado que lamenta todo lo que dijo, fuera lo que fuese.
¿Acudirá a la cita?
-No.
Para su
sorpresa, Jungsoo sintió que su turbación disminuía al oír aquella categórica
respuesta. Pero para saldar con honestidad su deuda tenía que hacer otro
esfuerzo en nombre de Heechul.
Así que
dijo:
-¿Es un no
del estilo «me lo pensaré» o un no tipo «necesito que siga insistiendo»'?
-Ha sido
un no rotundo del estilo «no hay nada que hacer».
-Oh, vaya,
y yo que pensaba que ese tipo había quedado anticuado.
-¿Qué
tipo? -dijo él, en un tono que empezaba a sonar exasperante-. ¿De qué está
usted hablando ahora?
-De su no
al estilo «no hay nada que hacer». Pensaba que en estos tiempos todo el mundo
dejaba cierto margen para cambiar de opinión. Ahorra situaciones incómodas,
¿sabe?, recurrir a las evasivas, solo
por si más adelante decide
cambiar de opinión.
-Sí, pero
se ahorra incluso más tiempo si sabes lo que quieres y lo dices.
Jungsoo
decidió no seguir por aquel camino y, en lugar de ello, preguntó:
-¿Realmente
le costaría a usted tanto oír lo que él tiene que decirle?
-Costarme
no, pero sería una pérdida de tiempo.
Jungsoo
había vuelto a ruborizarse, casi con violencia, consciente de que también
estaba haciéndole perder el tiempo.
-Lo
siento. Debería haberme dado cuenta de que está usted ahora muy ocupado y de
que este no es el mejor momento para importunarlo. Me voy. Buenos días, Lord Youngwoon.
Ha sido un verdadero placer volver a verle.
-Espere.
Jungsoo ya
se había alejado unos quince pasos, intentando huir de su propia turbación, por
lo cual apenas oyó a Youngwoon. Se dio la vuelta, sin siquiera saber a ciencia
cierta si oír cómo lo llamaba no había sido más que un truco de su imaginación.
Pero, no, y cuando lo alcanzó, parecía un hombre a punto de estallar.
-Lo veré
con una condición -dijo. Sorprendido, Jungsoo respondió:
-Desde
luego. ¿Y cuál es esa condición?
-Que usted
haga el equipaje y regrese aquí antes de que se sirva la cena esta noche.
Jungsoo
abrió los ojos de forma desmesurada.
-¿Me está
invitando a cenar?
-Lo estoy
invitando a esta maldita fiesta, mientras dure, por mucho que eso sea.
Jungsoo sonrió.
No pudo evitarlo. Parecía muy ofendido por haber tenido que hacer
concesiones para obtener lo que quería.
-Yo,
bueno, no necesito hacer el equipaje. Vivo a la vuelta de la esquina.
-¿Vendrá
entonces?
-Mis tíos
tendrían que venir conmigo. No puedo asistir a este tipo de eventos sin que ellos
me acompañen.
-Traiga a
quien quiera, salvo a él.
Jungsoo
asintió.
-Pero ¿se
verá usted con Heechul? -Cuando él asintió con brusquedad, añadió-: ¿Cuándo?
-Dentro de
una hora. Pero si no es puntual, no lo esperaré. Y luego usted tendrá que
explicarme por qué me ha traído este mensaje suyo.
Youngwoon
se dio la vuelta y volvió a entrar en la casa. Jungsoo, asombrado con el
resultado de su visita, se apresuró en regresar a, casa para darle a Heechul la
buena noticia. Había saldado su deuda con él. Estaba francamente aliviado de
que todo hubiera terminado, de que ya no tuviera que hacer nunca más nada tan
aborrecible como aquello.
Ya había
ascendido hasta la mitad de la loma donde había conocido a Youngwoon cuando el
mayordomo de lord Eric, corriendo tras él, consiguió que oyera sus gritos.
Cuando lo
alcanzó estaba casi sin aliento y entre jadeo y jadeo logró decirle lo que le
habían pedido.
-El
carruaje de lord Eric irá a recogerlos esta tarde.
-No es
necesario -dijo-. Usted sabe que tenemos nuestro propio carruaje.
-Sí, joven.
Pero creo que lord Youngwoon desea asegurarse de que vendrá usted. Jungsoo se
ruborizó. Imaginaciones del mayordomo, sin duda, pero era muy agradable oírlas.
***
Youngwoon
no podía creer que, por segunda vez, no le hubiera preguntado al joven cómo se
llamaba. Y no había reparado en ello
hasta que Eric le preguntó quién era. Fue entonces cuando se azoró. Había ido
en su busca por tercera vez, convencido de que tendrían una discusión cuando le
dijera que había invitado a alguien que no era noble. Aquella fue la conclusión
que Youngwoon extrajo cuando el joven le explicó por qué Eric lo había excluido
de su lista de invitados. Eso y que él y sus tíos vivían en una casita.
La
posición social del joven no cambiaba nada para él. Seguía gustándole, en
particular su sentido del humor, que con tanta facilidad dispersaba cualquier
preocupación que pudiera acosarle. Y su propósito no era casarse con él, por lo
cual, ¿qué objeciones podía poner Eric? Pero Youngwoon se estaba engañando.
Él sabía
que la clase de personas que habían sido invitadas por Eric, todos nobles,
podrían ofenderse si alguien que perteneciera a otra clase se hallaba en la
misma fiesta, no como sirviente, sino como un invitado más. También sabía que
aquella iba a ser la objeción de Eric y por eso estaba convencido de que
tendrían una discusión.
Pero Youngwoon
no iba a reñir con él cuando ni siquiera estaba en disposición de decirle a su
abuelo quién era el joven. Supuso que podría haberle mencionado que no era
noble, pero decidió aguardar a que el
viejo lo descubriera por su cuenta.
Era una
excelente oportunidad para ver cómo reaccionaba en una situación así. Averiguaría
si era un aristócrata de la vieja escuela, que en su mayoría eran de un
esnobismo sin límite, o si pertenecía a la escuela más ilustrada y opinaba que
un título no representaba la valía de un hombre.
Youngwoon
aún no podía creer que se hubiera prestado a hablar con Kim Heechul, cuando esperaba no
volver a verlo en su vida. ¿De qué serviría, salvo para aliviar la mala
conciencia que tal vez él tenía? Cualquier disculpa suya significaría bien poco
para él. Le había demostrado cómo era en realidad. No había nada que pudiera
decirle para excusar la gravedad de sus insultos. Y además ahora Youngwoon
sabía, si podía fiarse de ese tal Siwon, que él había sido el autor de aquellos
ridículos rumores sobre su «brutalidad».
Heechul
aún no estaba en la posada. Youngwoon admitió que había llegado con cinco
minutos de antelación, aunque había supuesto que alguien impaciente por hacer
las paces estaría allí antes de hora, para asegurarse de que él no se marchaba. Ahora tendría que
aguardar y, en su opinión, el joven no se merecía que lo esperaran ni cinco minutos.
Heechul
entró por la parte de atrás. Entonces, ¿había llegado pronto después de todo y
solo pretendía realizar una entrada
triunfal? Estaba deslumbrante, casi cegador, cuando lo vio y le sonrió antes de
dirigirse a él. Lo hizo despacio, dándole tiempo más que suficiente para que
quedara hipnotizado por su belleza. La luz, combinada con las pieles blancas, le
hacía resplandecer con una etérea hermosura.
Youngwoon
no era el único que no podía quitarle ojo. Los clientes reunidos allí lo
miraban con la boca abierta.
Heechul
seguía sonriendo cuando llegó hasta él. Había vacilado unos instantes,
tensándose un poco al reparar en la falda escocesa de Youngwoon. Él se la había
puesto a propósito. Si tenía dos dedos de frente, Heechul se daría cuenta de
que la falda era su forma de decirle, sin palabras, que aquel encuentro no
tenía ningún sentido.
-Veo que
le han dado mi mensaje -dijo.
-Sí. ¿Y
por qué ha venido a dármelo ese joven? -respondió él.
No era su
intención preguntarle aquello. Tenía pensado abordar la cuestión más tarde con
el mencionado joven y le alivió que Kim Heechul no le diera una respuesta en
sentido estricto. No distraerle. Que dijera lo que quisiera, así él podría
marcharse antes. Debía tenerlo presente.
Heechul se
encogió de hombros.
-¿Por qué
no? La mayor parte de las veces, la gente considera un privilegio ayudarme.
Youngwoon
no dijo nada, aunque era difícil pensar en una respuesta cuando estaba
concentrándose en no echarse a reír. Aquella simple afirmación decía tanto de él,
y lo irónico era que Heechul ni siquiera se daba cuenta del efecto que causaba.
Rebasaba la mera presunción, la más pura arrogancia, y alcanzaba unos niveles
de vanidad y engreimiento que Youngwoon no alcanzó a pensar en la palabra
exacta para describirlo, si es que existía alguna.
Aparentemente,
venía a presentarle sus disculpas, pero ¿sabría disculparse alguien como Heechul
Kim? ¿No sería esa una noción inconcebible para alguien que pensaba que nunca
se equivocaba?
Al ver que seguía callado, durante un tiempo que a él le pareció excesivo, Youngwoon
se encogió de hombros y se alejó. Pero su acción lo impulsó a hablar.
-¡Espere!
¿Adónde va?
Parecía
realmente confuso. Youngwoon tardó un rato en responder.
-No he venido
aquí para quedarme mirándolo con la boca abierta, como está haciendo el resto
de la sala. Si tiene algo que decirme, dígalo.
Heechul se
ruborizó.
-Quería
explicarle por qué no fui muy cordial en nuestro primer encuentro.
-¿Así es
como lo llaman los ingleses? ¿No ser muy cordial? Tendré que recordarlo la
próxima vez que insulte a alguien de manera deliberada.
-No fue a
propósito -intentó explicarle-. Yo estaba muy confuso.
-¿Ah, sí?
-respondió él con un escepticismo tan evidente que, hasta un niño lo habría
notado-. ¿Debido a qué? ¿A que yo hablara con acento escocés? ¿A que lo
pareciera? Supongo que no esperaba ninguna de las dos cosas, ¿no?
-Ojalá
quisiera entenderme. Estaba segurísimo de que usted y yo no estaríamos hechos
el uno para el otro.
-¿Y de que
yo sería un bruto?
-Bueno,
sí, eso temía. Pero ahora me doy cuenta de lo estúpido que fui. Usted no es un
bruto.
-Yo no
estaría tan seguro de eso -respondió él, exagerando el acento a propósito.
-La
cuestión es que me equivoqué en mis suposiciones.
Youngwoon
tenía la sensación de que aquello era lo más parecido a una disculpa que
obtendría de él. Saltaba a la luz que
decir « lo siento» era un concepto demasiado ajeno para alguien como él, que
sin duda estaba convencido de no hacer nada mal.
-Muy bien,
estaba usted equivocado entonces. ¿Quería hablarme de alguna otra cuestión? Su
impaciencia por marcharse era tangible pero, por alguna razón, el joven no la
percibió.
-Bueno, de
hecho, he pensado que podríamos empezar de nuevo -le dijo-. Ya sabe. Olvidarnos
de nuestro primer encuentro, como si no hubiera sucedido nunca.
-¿Como si
aún estuviéramos prometidos?
Heechul
alzó los ojos y le dedicó una de sus radiantes sonrisas.
-Sí. ¿No
es una magnífica idea?
Él lo
había dicho en broma. El joven hablaba en serio. Youngwoon no salía de su
asombro. ¿Pensaba realmente Heechul que él podría olvidar sus insultos? Lo que
le había dicho aquel día no solo pretendía herirlo a él, sino divertir a una
sala atestada de gente.
Si un
hombre hubiera dicho aquellas cosas, Youngwoon se habría peleado con él y se
habría desahogado. Pero, al tratarse de un joven, había tenido que marcharse
con el rabo entre las piernas, algo que jamás olvidaría.
Aunque
aquella no era la única razón por la cual no se casaría con él, y le dio
otra, respondiéndole:
-Creo que
me hartaría de tener que competir con mi esposo para ganarme su atención.
-¿Cómo
dice?
A Youngwoon
no le sorprendió que no hubiera captado la idea. Las personas egocéntricas
suelen ser las últimas en admitir que lo son, pero quienes están enamorados de
si mismos, como obviamente lo estaba Heechul, son definitivamente un caso
perdido.
Él le
había escuchado. Heechul ni siquiera le había dado una verdadera disculpa. En
lo que a él respectaba, ya le había concedido todo el tiempo que se merecía.
-Buenos
días.
Heechul lo
miró consternado. Los hombres no lo dejaban a menos que él quisiera que lo
hicieran. ¿Qué había sucedido para que él no estuviera postrado a sus pies
mostrándole su gratitud por haber cambiado de opinión?
El
encuentro no había ido como debía. Le había dado otra oportunidad para casarse
con él. Entonces, ¿por qué no volvían a estar prometidos? Estaba empezando a
sospechar que Youngwoon era un verdadero bruto. ¿Qué otra excusa podía haber
para que él no hubiera captado lo que acababa de ofrecerle con aquella cita?
Heechul aún
no sabía que Jungsoo había sido invitado a la fiesta. Había subido a prepararse
sin más dilación en cuanto le dijo que Youngwoon había accedido a verlo. Ni
siquiera había preguntado por los detalles. Ni tampoco parecía sorprendido de
que él hubiera accedido. Jungsoo sospechó que podía haberlo dado por
hecho, en tan alto concepto se tenía, pero aquel era un mal pensamiento
que descartó de inmediato.
Sin
embargo, Jungsoo se dio cuenta, cuando ya era demasiado tarde, de la terrible incorrección
que había cometido al aceptar una invitación, cualquier invitación, pues tenía
un huésped en casa. Y, naturalmente, Heechul no podía quedarse solo. O Minwoo o
Hyesung tendrían que acompañarle. Y también eso iba a traer problemas, porque
seguro que a sus dos tíos les apetecería asistir a la fiesta de Eric, ahora que
habían sido invitados.
Su
reacción fue típica de ellos. Por supuesto que tenía que ir, al menos aquella
noche. Era una magnífica oportunidad que no podían desperdiciar, ahora que Jungsoo
ya había aceptado, solo porque tuvieran un huésped inesperado. Si Heechul no
hubiera estado allí, etcétera, etcétera. Pero Jungsoo tendría que explicarle a
lord Youngwoon, con mucha cautela, que no podría volver a Raccoon Glade, al
menos mientras durara la fiesta, no hasta que su huésped decidiera regresar a
su casa.
A Jungsoo
le pareció divertido que, aun cuando no lo dijeran abiertamente, resultara
obvio que ahora sus dos tíos deseaban que Heechul se marchara, y cuanto antes
mejor.
-Yo me
quedaré con él -se ofreció Hyesung, consiguiendo disimular solo en parte un
suspiro de tristeza por tener que
perderse la fiesta-. Y le diré dónde habéis ido, si me lo pregunta. Pero ¿hay
alguna razón para que deba saberlo si no nota vuestra ausencia? Algo así solo
conseguiría ofenderle.
La
pregunta iba dirigida a Minwoo, quien se tomó unos instantes para pensar antes
de responder con pragmatismo:
-No veo
por qué tenemos que ofender sin necesidad al joven. Y solo será por esta noche.
Y si hay que decírselo, tendrá que comprender que Jungsoo se entusiasmó tanto
que olvidó por un momento que Heechul era nuestro huésped.
En
realidad, Jungsoo tenía una excusa mucho mejor que aquella, pero no creía que a
Heechul le gustara que se supiera lo que
le había pedido que hiciera, así que no había puesto a sus tíos al corriente de
sus tentativas como alcahueta. No obstante, si se veía obligado a hacerlo, le
explicaría a Heechul que aceptar la invitación a Raccoon Glade había sido la
condición para que Youngwoon se viera con él.
Fuera cual
fuese el resultado de aquella cita, y el sonoro portazo que había dado Heechul
a su regreso no sugería que hubiera ido como esperaba, él había tenido su
oportunidad gracias a que Jungsoo había accedido a asistir a la fiesta.
Aquello no
era muy halagador para Heechul y por ese motivo Jungsoo lo mantendría en
secreto mientras fuera posible. Y, como esperaban sus tíos, puede que Heechul
ni siquiera se percatara de su ausencia y se pasara el resto de la tarde en su
habitación, haciendo mohínes.
Bueno, era
una posibilidad...
Jungsoo y Minwoo
consiguieron marcharse antes de que Heechul diera señales de vida, así que no
sabrían cómo le había ido a Hyesung con él hasta su regreso. Sin embargo, en
cuanto llegaron a Raccoon Glade, ninguno de los dos tardó en olvidarse por
completo de su huésped.
Era una
gran fiesta, bastante más impresionante incluso que las fiestas a las que
habían asistido en Londres. Jungsoo no alcanzaba a imaginarse dónde habían
podido alojar a toda la gente que allí se encontraban y se lo comentó a su tío.
Raccoon Glade era grande, pero desde luego no tenía cincuenta dormitorios, y
mucho menos cien. Como en su juventud Minwoo había asistido al menos a una
fiesta como aquella, le sonrió y dijo:
-Alégrate
de que no nos pidieran que alojáramos a unos cuantos, como han hecho con
nuestros vecinos.
Jungsoo
reconoció a varios vecinos y se dio cuenta de que los habían invitado
únicamente para pedirles que abrieran las puertas de sus casas. También la
posada debía de estar a rebosar, por una vez en su historia.
-Además
-añadió Minwoo-, solo los invitados más importantes se alojan en habitaciones
para ellos solos. Recuerdo que en una ocasión tuve que dormir con otros seis jóvenes
y que nuestro padre, que nos había acompañado a Hyesung y a mí, no tuvo tanta
suerte: lo alojaron con otros nueve caballeros. Pero, cuando celebras fiestas de esta envergadura
que duran semanas, lo cierto es que no te queda otra opción.
-Ha venido
usted.
Jungsoo se
dio la vuelta y vio que Youngwoon se había acercado a él por detrás. Había
estado sonriéndole a su tío y seguía con la sonrisa en los labios cuando lo
saludó.
-¿Creía
que no iba a hacerlo?
-Después
del resultado de esa cita que nos organizó, tenía mis dudas.
-¿A qué
cita se refiere, querido? -preguntó Minwoo, que estaba a su lado. Jungsoo
consiguió no ruborizarse y eludir el tema diciendo:
-Nada
importante, tío Minwoo. Te presento a Kim Youngwoon de Shinhwa.
Youngwoon
le hizo una reverencia a su tío, con mucha caballerosidad. De hecho, aquella
noche parecía todo un caballero, vestido de etiqueta con un frac azul.
-No se
parece usted en nada a su abuelo, joven -le dijo Minwoo, y añadió con su
habitual franqueza- Yo lo considero una suerte, para usted.
Youngwoon
se echó a reír, pero él no fue el único en oírlo.
-¿Lo dice
en serio? ¿Y quién es usted, señor?
Minwoo
miró al anciano caballero que se había unido a ellos arqueando una ceja.
-¿No me
reconoce, Eric? No me sorprende. Ya han pasado más de veinte años.
-¿Es usted
Park Minwoo?
-Desde luego.
-Ha ganado
usted un poco de peso, querido -gruñó él.
-Y usted
parece a punto de caerse muerto. Bueno, ¿qué hay de nuevo?
Jungsoo se
tapó la
boca con la mano, deseando
hallarse a tres metros de allí para poder reírse a gusto.
Youngwoon,
mirándolos alternativamente, mientras ellos se fulminaban con la mirada, dijo:
-Entonces,
¿conocía usted al joven?
-¿Qué joven?
-le preguntó Eric malhumorado-. ¿No estarás hablando de este vejestorio?
-Creo que
se refiere a mi sobrino, pasmarote -puntualizó Minwoo.
Eric
reparó en Jungsoo, que en aquel momento ya no tenía ganas de echarse a reír. El
malhumor de Minwoo podía ser divertido, pero no cuando insultaba a su
anfitrión.
No
obstante, él no parecía haberse dado por aludido y ahora estaba mirándole con
ávida curiosidad hasta que al fin dijo:
-Dios mío,
¿es usted un Park?
Jungsoo
sabía por qué se había sobresaltado. Por desgracia, al igual que sus tíos,
también él era en ocasiones más directo de lo que debería y respondió:
-La última
vez seguía siéndolo, y continúo vivo.
Eric tuvo
la cortesía de ruborizarse. Y Jungsoo también, por haber sido tan poco
diplomático en su respuesta. Youngwoon, percatándose de ello, frunció el
entrecejo y dijo:
-Perdónennos
-y se llevó a Jungsoo a rastras a la estancia contigua.
Esta mal que odie con todo mi ser a Hee por creer que con solo ser bonito todo tiene que hacerse como él quiera?
ResponderEliminarMe desespera la "sumisión " de Jungsoo hacia Hee, hermano espabilate un poco y ponete por delante de los intereses de otros
Aaarrgg...ese egocentrismo de Hee y su amor propio me da cosa...pero se me quita cuando le hacen desplantes como ese😂😂😂😂
ResponderEliminarImagino que son cosas de ética o época o quien sabe que cosa...pero eso de tener tanta consideración con alguien como Hee y que además llego sin ser invitado,como sinfuera su propia casa...no me va.
El alivio de Kangin cuando vio a Jungsoo y cuando supo que no estaba casado,y qué decir de cuando lo vio llegar a la cena *0*
..creo que él no lo sabe,pero Teuk le mueve el tapete😉😉😉
Muy cordiakes el abuelo de Kangin y el tío de Teuk😂😂😂😂😂
Se lo llevo *0*
yo creo que todo bien por el momento
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