Se necesitaron dos días más hasta que Jinki
fue dada de alta y la policía terminara con él. En ese momento todos estábamos
listos para volver. Jinki estaba harto de ser pinchado y cortado y los
constantes recordatorios de lo que le había sucedido. También estaba
discutiendo vehementemente con Kibum acerca de su plan para regresar a Hyehwadong
y enfrentarse a su padre.
Yo estaba tratando de mantenerme al margen,
porque veía los dos lados del argumento y sabía que no había nada que detuviera
a Kibum una vez que tenía algo en su mente. De hecho yo iba a volar a casa con Jinki
y alojarlo, mientras que Kibum alquilaba una camioneta y conducía a Hyehwadong.
Era una situación que tenía a los dos hermanos inquietos por diferentes
razones.
En el día en que Jinki fue finalmente dado de
alta estábamos parados en la puerta del hospital esperando el taxi para que nos
llevara al aeropuerto y me di cuenta que Kibum tenía algo en su mente. Estaba
inquieto, jugando con su cabello, y no me miraba directamente a los ojos.
Después de cinco minutos había tenido suficiente y lo arrastré hacia mí de modo
que estábamos viéndonos a los ojos. Le di un beso en la punta de la nariz y le
dije suavemente:
—Para.
—¿Parar qué?
—Lo que sea que estás pensando. Solo déjalo.
Estoy confiando en que volverás. Tienes que confiar en mí, en que solo estoy
cuidando de mi familia. Tu bola de cristal nos visualiza, ¿recuerdas?
Él me hizo una mueca y suspiró.
—Lo sé. El está tan roto y tú eres tan dulce y
quieres hacer todo mejor. Acabo de tener un breve destello de duda, es todo. Sé
que eres la mejor persona para ayudarlo a sanar en este momento. Eres la única
persona a quien le confío a mi hermano.
Me incliné para poderle dar un beso en su
descarada boca. Él siempre sabía a lo mejor de todo. Me encantaba la forma en
que solo se derretía en mí y la forma en que su lengua se retorcía y acurrucaba
junto a la mía. Me aparté y descansé mi frente contra la suya.
—Sabes, lo que dijiste de que querías seguir
siendo el primero en algunas cosas, así que, ¿me podrías sorprender?
Él se rio un poco y asintió, chocando nuestras
cabezas juntas.
—Hay una primera vez realmente importante que
quiero que hagas por mí mientras estás en Hyehwadong.
Se echó hacia atrás, así que estábamos
mirándonos el uno al otro y creo que tenía que haber visto en mi mirada lo
importante que era mi solicitud porque aceptó sin siquiera decirle lo que era.
—Haré lo que quieras que haga, Jjong.
Le di una sonrisa de medio lado y le expliqué
lo que necesitaba que hiciera por mí. Al momento en que estaba hecho, los dos
teníamos lágrimas en los ojos y necesitábamos aferrarnos el uno al otro por un
segundo.
Las puertas detrás de nosotros se abrió como
ráfaga y Jinki fue impulsado viéndose como un muñeco roto. Me gustaría ayudarlo
a sanar al igual que a todos los demás en mi familia errante. Fuimos hechos por
fragmentos y dañados y era solo juntos que habíamos aprendido el valor de
nosotros mismos y lo que el amor incondicional y la aceptación parecían. Era el
lugar perfecto para Jinki para olvidarse del pasado y encontrar su paz y su
futuro.
No había puesto un pie en una iglesia desde
que dejé Hyehwadong hacía una vida. No tenía nada en contra de la religión.
Creía que la fe y la confianza en algo más grande que uno mismo era una parte importante para
hacer las paces sobre lo dura e irritante que la vida podía ser a veces, pero
dejar mi antigua vida atrás también significaba horas perdidas en una banca
escuchando a mi padre liderar piadosamente a su congregación.
Era una sensación extraña regresar como un
adulto. Se sentía diferente sabiendo que podía levantarme he irme en cualquier
punto del sermón. Ahora que estaba fuera de su control, vivía una vida completa
más allá de él y este pueblo, sus palabras parecían tan vacías. Donde siempre
pensé que mi padre estaba lleno de convicción religiosa y era conducido por la
fe, al verlo en el púlpito ahora me preguntaba si era solo una actuación.
Claro que era tan apasionado como siempre
había parecido. Sus palabras hacían eco desde las vigas de madera y la gente
rodeándome estaba obviamente conmovida, pero había algo ahí, algo que podía ver
claramente ahora que había pasado tiempo y él ya no me parecía intimidante o
todopoderoso como lo había hecho ante mis jóvenes ojos.
Mi mamá me había visto cuando entré al inicio
del servicio y tomé asiento en una banca de atrás. Se mantuvo dando miradas
nerviosas sobre su hombro hacia mí como si estuviera preocupada de que fuera a
saltar sobre mis pies en cualquier momento y fuera a dejar todos los pecados de
mi familia al desnudo para que todos los leales feligreses los juzgaran.
Simplemente me mantuve sonriéndole con un montón de dientes mostrándose.
No veía razón alguna para tranquilizar su
mente, no después de la manera en la que ella había vendido a Jinki a un
maldito asesino bajo el pretexto de intentar hacer lo que
era mejor para ella. Cada vez que ella encontraba mi mirada,
tragaba y volteaba hacia mi padre con
nerviosismo.
Me imaginé que él también sabía que estaba
ahí. Su sermón se centró por completo en el perdón y el pecado. Los pecados del
cuerpo. Los pecados de la mente. Los pecados de los bien intencionados y los
pecados de los padres y los hijos.
Hizo un buen juego de palabras diciendo que
todo en este mundo podía ser perdonado por Dios y entonces hizo revolver mi
estómago cuando ofreció una plegaria por Oliver y les recordó a todos los que
estaban sentados en la iglesia de pequeño pueblo perfecto para foto, que solo
le correspondía a Dios perdonar y juzgar a Oliver por sus crímenes.
Ni una palabra acerca de Jinki o del horror
que había sufrido, y definitivamente no mencionó que él era la principal razón
de que Oliver hubiera encontrado a mi hermano en primer lugar.
Quería pararme y marchar por el pasillo hacia
el frente de la iglesia y golpearlo fuera del altar. Quería pararme en la banca
y gritar a todas estas inocentes personas que estaban escuchando a un fraude y
que mi padre realmente pensaba que su opinión y sus creencias eran tan
importantes como la deidad que estaba aclamando que era la única que podía
juzgar. No hice nada. Me senté ahí con los brazos cruzados sobre mi pecho y lo
observé con los ojos entrecerrados.
Sabía que él estaba intentando sacarme de mis
casillas frente a toda esa gente que consideraba sus ovejas, sus ciegos
seguidores. Hacía ya tiempo que me había declarado una vergüenza, un pérdido,
un alma descarriada que no tenía a Dios y que no valía la pena su guía y
tutelaje, así que no iba a probarle que estaba en lo cierto de ninguna manera,
forma o figura.
Mi teléfono vibró de donde lo había escondido
y lo saqué para ver el texto.
Te
amo.
Era simple. Era dulce. Era un recordatorio de
que después de que todo estuviera dicho y hecho, tenía un lugar a dónde ir.
Tenía a alguien que siempre me iba a querer.
Salir de la iglesia tardó por siempre. Todos
tenían que saludar. Todos tenían que detenerse y saludar de mano a mi padre y
decirle lo mucho que apreciaban sus palabras de amabilidad y naturaleza
desprendida. Yo tuve que literalmente morder mi lengua cuando más de una
persona murmuraba por lo bajo sobre la conmoción que habían sentido por lo que
había pasado con Oliver y mi hermano.
La empatía que los feligreses tan de buena
gana ofrecían a mi padre y madre mientras les decían que se mantuvieran fuertes
durante este tiempo de prueba me hacía ver rojo. El hecho de que el lunático
que había mantenido a mi hermano cautivo, había puesto un arma en su cabeza y lo
había golpeado sin sentido por más de una vez, había sido tan hábil al esconder
toda su maldad mientras mi hermano sufría solo y en silencio hacía a mis
entrañas hervir con rabia. La injusticia de todo esto dejaba un sabor horrible
en mi boca y llevaba a la furia a enroscarse fuertemente en mi columna.
Fui el último en salir. Sentía como si me
estuviera despidiendo de esa vida y este lugar de la manera correcta esta vez.
No estaba huyendo en un pánico cegador. No estaba sacrificando todo lo bueno
que tenía en la vida para escapar de lo malo. Me estaba yendo en mis propios
términos y tomando una postura para prevenir cualquier maldad que vivía aquí,
alejando y zafando sus tentáculos de mí y mi hermano para siempre.
No estaba nerviosa tanto como estaba ansioso y
listo para que todo terminara. Tuve que entrecerrar los ojos por el sol
mientras salía de las puertas de la iglesia. Mi madre y mi padre estaban
parados en el último escalón de las escaleras despidiendo al último de los
feligreses mientras salían del estacionamiento hacia el resto de su domingo.
Me alejé cuando mi mamá acercó su mano para
tocarme. Después de diez años… Había pasado tanto tiempo, se veían más viejos y
mucho menos impresionantes de cómo los recordaba. Vi los ojos de mi padre
escanear sobre toda la piel tatuada que estaba expuesta por mi blanca y
arrugada blusa sin mangas e inmediatamente vi su desaprobación y desagrado
elevarse en su mirada.
—No fue suficientemente malo que profanaras
nuestro hogar con tu falta de moral y falta de respeto, ¿tenías que ir y violar
tu cuerpo en una manera antinatural también? —Sacudió su obscura cabeza hacia
mí como si realmente lo hubiera avergonzado en una manera imperdonable—. ¿Por
qué no estoy sorprendido?
En algún otro momento en el tiempo esa puñalada
habría ardido. Me habría hecho sentir culpable por la elección de llevar arte
en mi cuerpo y por clamar mi piel como propia, pero ahora lo veía por cómo era,
un desesperado intento de menospreciarme, una forma de ejercer control y
ponerme de regreso bajo su desaprobador pulgar. Levanté una ceja hacia él y
miré de ida y vuelta a mi mamá y a él.
—No creí que quisieras hacer esto aquí en los
escalones de la iglesia, donde cualquiera de tus seguidores puede pasar, pero
eso está bien para mí. No tengo nada que esconder. ¿Puedes decir lo mismo,
papá?
Vi a mi mamá comenzar por el rabillo del ojo y
vi el hombro de mi papá tensarse solo una fracción. Mi mamá se acercó de nuevo
y esta vez le permití que pusiera sus dedos en mi antebrazo.
—Han pasado diez años Kibum. Esta no es una
apropiada llegada a casa.
Me reí, una verdadera risa y me sacudí su
mano.
—No, y eso es porque esto nunca ha sido ningún
tipo de casa. —Metí un poco de cabello detrás de mis orejas y los fulminé con
una mirada a los dos.
—Me hicieron huir del pueblo a propósito
cuando era demasiado joven para conocer algo mejor. Hicieron imposible para mí
el quedarme y como resultado destruyeron a Jinki y me obligaron a dejar atrás
al único chico que alguna vez había amado. —Pinché con el dedo el centro del
pecho de mi papá y vi la manera en la que sus ojos llameaban con verdadero odio
hacia mí—. Ahora lo veo. Sabían que no iba a romperme, que no iba a regresar a
sanar, así que lo hicieron para que no pudiera quedarme y nunca regresara.
Bueno, te lo concedo, ganaste ese enfrentamiento, papá.
Se burló de mí y envolvió a mi mamá con su
brazo por los hombros. Pensé verla encogerse pero no iba a romper el contacto
visual con él, así que no pude estar seguro.
—Tú eras obstinado y falta de Dios. Estabas
envuelto con un chico que era demasiado joven y que no tenía familia. No había
ningún bien en ti, Kibum. Fue lo mejor que le sucedió a esta familia, que te
fueras por tu cuenta. Tu hermano hubiera caído víctima de tu pagana forma de
ser.
Puse los ojos en blanco.
—Mis formas paganas me llevaron a una
maravillosa carrera, una vida llena de grandes amigos y me pusieron de
vuelta en el camino del que me obligaste
a alejarme. Mis formas paganas me llevaron exactamente a donde siempre debí
haber estado. Convertiste a tu hijo, tu propia carne y sangre, en una víctima,
en el cascarón de él mismo, porque tenía
tanto miedo de decepcionarte.
Casi provocas que lo maten. ¿Cómo piensas que tus feligreses se van a sentir
acerca de eso, papá?
Él levantó la barbilla desafiante y me miró
por debajo de su nariz. Nunca se rendiría, nunca admitiría que lo que había
hecho estaba mal. No en lo que refería a Jinki y a mí, pero había miedo ahí. Lo
vi en la manera en que su boca se tensó y en la forma en que palideció solo un
instante. Podía quitarle la máscara y todos verían quién era en realidad. Tenía
la mano ganadora pero él aún sabía cómo llegar bajo mi piel.
—Jinki cometió muchos errores. Tenía una
penitencia que cumplir. —La culpa siempre recaería en alguien más.
La rabia que estaba corriendo tan fuerte
dentro de mí estalló brillante y caliente entre mis ojos. Quería golpearlo en
su estúpida sonrisa burlona. En cambio cerré los dedos en mis palmas y me
enterré mis uñas tan fuerte que saqué sangre.
—Él tuvo sexo, papá. La mayoría de los chicos
en la universidad lo hacen y no es un pecado imperdonable por el cual necesite
pagar penitencia por el resto de su vida.
Él iba a estar en desacuerdo y esto iba a ser
una guerra sin fin de palabras y voluntades, así que lo corté.
—Mira, no me importa lo que pienses. No me
importa si pasas cada noche tratando de hacerme ganar una esquina especial en
el infierno, Lo que sí me importa es Jinki, y asegurarme de que es feliz y está
a salvo caminando hacia adelante. Tú no vas a contactarlo. No puedes buscarlo.
No vas a intentar hacerlo sentir mal ni vas a denigrarlo por estar envuelta en
la muerte de un hombre horrible. Quiero que lo dejes en paz. ¿Me entiendes?
Mi mamá hizo un sonido en la garganta y mi
papá me gruñó.
—No hables por tu hermano, Kibum. Aún hay
esperanza en Jinki para encontrar su camino de regreso al redil.
Yo gruñí y di un paso hacia adelante.
—Si él se pone en contacto contigo, todo lo
que vas a decirle es que estás feliz de que esté bien y que apoyas las
decisiones que está haciendo. No quieres empujar problemas conmigo, papá. Ya no
soy un niña y voy a luchar con uñas y dientes por él.
—No puedes amenazarme, Kibum.
—¿Oh, de verdad? Si piensas que estás
avergonzado por la forma en la que era cuando vivía bajo tu techo, espera a ver
cuándo saque lo que hay bajo mis uñas de las cosas que hice para sobrevivir
cuando me corriste. ¿Sabías que fui un stripper? ¿Piensas que te gustaría que
algunos de esos videos y fotos se subieran a la web con tu nombre y el de la
iglesia agregados?
Levanté una ceja desafiante y lo observé
sopesar si estaba hablando en serio o no.
—¿Qué hay de los años que pasé como bailarín
de burlesque o el tiempo que trabajé en un espectáculo de fenómenos en una
acera, o el tiempo que fui anfitrion en un espectáculo drag en un bar gay? ¿O
que tal un video porno? No tienes ni idea de la clase de esqueletos que puedo
sacar del closet y una vez que algo termina en el internet, nunca muere. Puedo
arrastrarte a ti y a toda la congregación al lodo. No me presiones, papá. Haré
lo que tenga que hacer para mantener a Jinki a salvo. Oh, y ese chico de al
lado que no tenía familia y no era suficientemente bueno para nosotros es ahora
un hombre, salvajemente exitoso y está deseando luchar justo a mi lado. ¿Te
mencioné que su hermano es abogado? Estoy seguro de que le encantaría decirle
al mundo todo acerca de cómo presionaste a Jinki para salir con ese capital de
futbol y después le diste la espalda cuando terminó embarazado y lo dejaste solo.
¿Qué clase de hombre eres? La clase que da la ubicación de su hijo a un
abusador y cubre el hecho de que está protegiendo a un golpeador. La farsa que
has echado a andar desaparecería en un abrir y cerrar de ojos. No solo voy a
quitarte la máscara, papá, voy a romperla en mil pedazos.
Crucé los brazos sobre mi pecho mientras nos
enfrentábamos cara a cara. Podía ver que él quería luchar, quería creer que era
lo suficientemente amado, que los tenía suficientemente cautivados, que todas
mis sucias acciones no lograrían ensombrecer su brillo, pero mi mamá se movió
repentinamente desde debajo de su brazo y lo miró suplicante.
—Él tiene razón. Esto tiene que terminar. —Mi
papá abrió la boca para discutir y ella levantó una mano para silenciarlo—.
Suficiente. Ya hemos perdido un hijo y Kibum tiene razón, por poco y tuvimos a
otro muerto. Ya no seré más parte de esto. Esto no es una vida honesta. —Apuntó
un dedo hacia el asombrado rostro de mi papá y le dijo categóricamente—: Si
crees que tu reputación puede sobrevivir de lo que Kibum te está amenazando,
entonces entérate de esto. Absolutamente no sobrevivirá a tu esposa dejándote
al final. Tú vas a hacer lo que él dice y eso es todo lo que será de esto.
Mi padre se veía estupefacto y furioso. Mi
mamá se veía temblorosa y un poco enferma. Se giró hacia mí y me dio una
sonrisa triste.
—Pensé que Oliver era bueno para tu hermano. Jinki
nunca fue el mismo cuando regresó de la universidad. No me di cuenta de que lo
estaba lastimando hasta que fue demasiado tarde y permití que tu padre me
convenciera de que Oliver había cambiado y estaba arrepentido por
la manera en que había tratado a
tu hermano, Me dijo que Oliver
estaba sanando a través de la
oración y terapia. Estuve mal al creer y confiar ciegamente. He estado
realmente equivocada por la última década. Cuida de tu hermano y dale lo que
sea que necesite. No nos interpondremos. —Miró por encima de su hombro a mi
padre y apretó los labios con firmeza—. Me aseguraré de ello.
No iba a decir gracias. Ella no recibiría
gratitud por finalmente hacer lo que debió haber hecho mi vida entera. Era su
trabajo permanecer entre sus hijos y este hombre. Asentí y me di la vuelta para
alejarme de ambos por última vez.
—Kibum. —Miré sobre mi hombro mientras mi mamá
decía mi nombre—. Necesito que sepas que se me rompió el corazón cuando te
fuiste hace tantos años.
El mío también se rompió, pero no porque la
estuviera dejando. Se rompió porque había dejado a Jinki y a Jjong con olas de
dolor en mi despertar.
—Entonces debiste haber hecho algo para que no
tuviera que irme, mamá.
Vi lágrimas en sus ojos y genuino
arrepentimiento, pero era demasiado, demasiado tarde.
—Me alegra que hayas encontrado tu camino de
regreso a ese chico. Siempre se vieron tan dulces juntos. Él era maravilloso
con los dos.
—Aún lo es. —Supe que siempre lo sería. Donde
él estaba era donde necesitaba
estar, no aquí
en los escalones
de esta iglesia…
Solo tenía una parada más en mi camino a la salida del
pueblo.
No me molesté en despedidas. No me molesté con
una última mirada o una despedida con la
mano. Solo lo dejé como estaba. La puerta finalmente se cerró. No había salido
huyendo del pueblo, estaba dejándolo con
un claro e importante destino en mente. No estaba huyendo de mi pasado. Estaba
dirigiéndome con un propósito hacia mi futuro y eso me hacía sentir llena y
completa en una forma en que todos mis rebotes de un lugar a otro nunca
lograron.
Me dirigí al cementerio que estaba a unos
treinta minutos fuera de los límites de la cuidad. Parecía realmente un
abandonado y olvidado lugar. No había brillante pasto verde ni filas de
elegantes lápidas decoradas con toda clase de flores bajo el sol. Tardé en
encontrar la tumba que buscaba. La atmósfera era por completo sombría y me
sorprendí un poco de que lágrimas brotaran de mi ojos tan pronto como vi la
inscripción en la sencilla lápida.
Una
Amorosa Madre con una Sonrisa Hermosa
Me agaché y puse las flores junto a la piedra
fría e hice algo así como caer de rodillas mientras miraba la tumba. Tenía
tantas cosas que quería decir, se sentía como que tenía que abrazarla por toda
la vida de su hijo, pero nada podía hacerse con el nudo en mí garganta.
Me tomé un segundo, permití que cayeran
algunas lágrimas, y luego me aclaré la garganta.
—Es un placer conocerte. Mi nombre es Kim Kibum
y estoy perdidamente enamorado de tu hijo.
Tuve que aclararme la garganta de nuevo y mi
visión se volvió nebulosa mientras la humedad se juntaba en las esquinas de mis
ojos. Esto era mucho más difícil de lo que pensaba que iba a ser cuando Jjong
me había pedido que lo hiciera fuera del hospital.
—Lo he conocido la mayor parte de mi vida y
siempre ha sido un alma buena. Trajiste un hombre maravilloso a este mundo y
solo sé que estarías muy orgullosa de él y la vida que ha hecho por sí mismo.
Él te lleva muy cerca de su corazón.
Extendí la mano y tracé su nombre donde fue
grabado en piedra. Coincidía con el tatuaje en el costado de Jjong casi
perfectamente.
—Nos llevó mucho tiempo entender las cosas,
pero ahora que nos tenemos, realmente quería que yo fuera la primera y última pareja
en su vida que se encontrara con su madre.
—Estaba llorando en serio ahora, debido a la
importancia de este momento. Realmente solidificaba la resolución de que Jjong
me quería como suyo para siempre—. Haré todo lo que esté en mi poder para
cuidar de él por ti por el resto de mi vida. Solo quiero que sepas eso.
Dejé que mi cabeza cayera hacia adelante y
apreté los ojos cerrados. Emoción y una vida de lo que podría haber sido se
arremolinaban a mí alrededor. Sentí una brisa caliente mover algunos de mis
cabellos fuera del lugar en que se pegaba a mi cuello y el dulce aroma de las
flores flotaba en mi nariz. Puse mis manos sobre mis muslos y levanté mi cabeza
hacia atrás mientras miraba pensativamente a la lápida.
—No perderé el tiempo nunca más. Voy a traerlo
de vuelta aquí para que puedas ver lo increíble que es y entonces no tendrás
que preguntarte si encontró a alguien para amarlo después ti. Él me tiene,
tiene una familia entera que encontró por sí mismo, y tiene todos los
maravillosos recuerdos de ti.
El viento volvió a moverse, enviando a volar
los pétalos de las flores que había colocado. Sentí que era hora de irme. Besé
mis dedos y toqué su nombre. Me puse de pie y me dirigí de nuevo a la
camioneta.
Caminar lejos de mis propios padres se sintió
definitorio y hueco. Decir adiós a la madre de Jjong se sentía tranquilo y
correcto. Me sentí como si de alguna manera me hubiera dado su bendición para
mantener el corazón de su hijo seguro por ella. Era una tarea a la que iba a
dedicarme a hasta el final de los tiempos.
Le envié un mensaje a Jjong para hacerle saber
que estaría de vuelta en casa en algún momento de la noche siguiente y me
asustó un poco cuando respondió que estaba de vuelta en su propio apartamento,
porque Jinki estaba teniendo un momento muy difícil estando cerca de cualquier
chico en este momento. No había sido lo suficientemente valiente como para
preguntarle si Oliver había abusado sexualmente de él al igual que golpeado y
no había ofrecido la información, pero la evidencia parecía estar apuntando en
esa dirección.
Llamé para ver cómo estaba, y después de una
conversación incómoda con un montón de respuestas de una sílaba, colgué después
de que prometiera una y otra vez que estaba bien. Me dijo que eran solo
altibajos y que Jjong era demasiado grande.
Accidentalmente encontrarse con él en el
pasillo, o tropezar con él saliendo del baño, era demasiado para sus nervios en
este momento, por lo que le había pedido que se fuera a casa. Jjong no había
querido, estaba aún cerniéndose sobre él, tratando de ayudarlo a sentirse seguro,
pero eso estaba solo agravando el problema. Le dije que estaría pronto en casa
y se rio y me dijo que solo tenía que llegar con mi chico.
Aparentemente, después de la carrera al cuarto
de baño, mi hermano era muy consciente de lo que me estaba perdiendo y era todo
para mí el volver a estar entre las sábanas con Jjong y cada cosa de la
diversión con la que él estaba trabajando. No estaba en desacuerdo, así que
colgué con toda la intención del departamento de Jjong siendo mi primera parada
tan pronto llegara.
Si me daba cosita de que Kibum fuera con sus padres...pero pudo manejar la situación y digamos que salio ganando.
ResponderEliminarLos dejaran en paz y podran vivir.
Pobre Jinki,pero al menos va a estar bien,Kibum no lo dejará y Jong menos,así podrá sanarse teniendo gente que lo quiere.