Zhoumi, Un Año
Después
Tenía mi
ordenador abierto y estaba trabajando en algo para mi clase de bioquímica. Heechul,
mi compañero de cuarto estaba sentado
en el sofá
de la sala
de estar pintándose las uñas en un verde neón
deslumbrante antes de irse a trabajar, cuando la puerta de la habitación en la
parte trasera de la casa se abrió. Empujé en alto las gafas que llevaba en mi
nariz y di a Heechul la mirada. El se giró en el sofá, de modo que sus brazos
colgaban sobre los cojines.
Esperamos y
vimos.
Esto se había
convertido en nuestro ritual en los últimos tres meses, desde que Henry se
había venido a vivir con nosotros. Por lo menos dos o tres veces a la semana, sometíamos
a cualquier joven que trajera a casa con
él la noche anterior a la (humillante para ellos, hilarante para nosotros)
caminata de la vergüenza.
Heechul y yo
habíamos empezado a clasificarlos en una escala de uno a diez dependiendo de
cuán bien trabajadas se veían al día siguiente. Hasta el momento, Henry venía
con sietes sólidos u ochos, pero un par de jóvenes se habían ido tan enfadados
por su falta de interés en repetir su actuación, que habíamos tenido que darles
cuatro y cinco. El que se había encerrado en el baño y se negó a salir hasta
que Heechul amenazó con molerlo a golpes consiguió un uno.
Este de hoy
era bastante bueno.
Subí
automáticamente su puntuación. Estaba bastante seguro de que su camiseta de
seda estaba volteada de adentro hacia afuera. Su mirada se disparó desde Heechul
a mí y viceversa, y un rubor avergonzado
calentó su cara.
No podía
entender por qué Henry nunca les decía a estos jóvenes que tenía dos jovencitos
como compañeros de cuarto. Supuse que era porque él era un bastardo enfermo y
le gustaba el hecho de que tuvieran que pasar por esto cuando él terminara
con ellos, pero nunca lo confirmó ni lo negó cuando le pregunté al respecto.
—Uh, hola
—balbuceó, el pobre, un saludo incómodo, el cual hizo que Heechul sonriera como
un loca. Heechul era bocón y ruidoso en un buen día; dale municiones o
muéstrale una debilidad y era como una piraña que olía sangre en el agua.
Mi compañero
de cuarto parecía una diminuta princesa de hadas; bueno, una princesa punk rock
de hoy día. Heechul a menudo hacia que las pobres cositas caminaran a través de
la sala sin estar preparadas para el ataque que estaba esperando lanzar. Éste
estaba todo lleno del encanto de una volada post orgásmica, por lo que sabía
que era solo cuestión de tiempo antes de que Heechul desatara todo su descaro y
desfachatez.
—¿Tuviste una
buena noche?
Era una
pregunta bastante inocente, pero viniendo del rubio combativo, sabía que era
todo lo contrario.
—Por supuesto.
Voy a, uh, solo me voy ahora. Díganle a Henry que dejé mi número en el tocador.
Heechul hizo
un gesto con su mano de que siguiera adelante.
—Claro, porque
absolutamente te va a volver a llamar. ¿Cierto,
Zhou?. Él no va a querer perder ese número.
No me gustaba
cuando él trataba de arrastrarme en sus juegos verbales, así que solo me encogí
de hombros y levanté mi taza de café hasta mi cara para ocultar una sonrisa
renuente. Era como ver un accidente de tráfico ocurrir en frente de mis ojos.
Heechul agitó
los brazos en torno a un amplio gesto dramático y le dijo al perplejo rubio:
—Estoy seguro
de que llamó al pelirrojo que salió ayer por la
mañana. Estoy seguro que llamó al moreno que se quedó todo el fin de
semana, y estoy absolutamente seguro de
que probablemente va a llamarte. ¿Cierto, Zhou?
El puso los
ojos en blanco y se dejó caer en el sofá, como si no acabara de demoler las
esperanzas y sueños románticos de este pobre.
El joven me
miró y luego de vuelta a Heechul. Vi su boca apretarse antes de que pronunciara
“perra” y saliera pisoteando por nuestra puerta. Le subí sus puntos aún más
cuando vi que tenía los boxer de la noche anterior sobresaliendo de su bolsillo
trasero.
Sin levantar
la vista, Heechul levantó las manos por encima de su cabeza y extendió siete
dedos en el aire.
—El ni
siquiera luchó. Le habría dado al menos un ocho si me hubiera dicho que me
fuera a la mierda o que me jodieran. Cualquier cosa.
Negué con la
cabeza.
—Eres un poco
perra.
Él soltó una
risita.
—Tengo que
encontrar mi diversión
de alguna forma.
¿Cuánto le diste?
Estaba a punto
de contestar cuando otra figura salió de la habitación. Podrías pensar que
después de tres meses de encontrarse con él entrando y saliendo del cuarto de
baño que compartimos, o capturándolo corriendo sin camisa mientras se preparaba
para salir, o incluso mirándolo bailar alrededor medio desnudo en el escenario,
ya habría construido una inmunidad al ver el pecho desnudo de Henry Lau.
Pero mientras
se abría camino por el pasillo, poniéndose una simple camiseta negra, olvidé
cada uno de mis pensamientos a medida que mi mente se borraba, como siempre
hacía.
Después del
desastroso incidente fuera de mi apartamento el pasando invierno, habíamos
desarrollado una extraña amistad. Yo conocía los límites que tenía que mantener
alrededor de Henry, y él me trataba como si yo fuera una especie de diosa
virginal a la que no se le permitía arruinar. Eso estaba funcionando para
nosotros, más o menos.
Cuando Donghae
había decidido en última instancia irse a vivir con Hyukjae y Kyuhyun, Heechul
y yo nos habíamos preocupado por quién iba a asumir su parte de la renta. Por suerte, el chico con el que Henry
había estado viviendo se volvió un loca de mierda, y botó todas sus cosas en el
césped mientras él se encontraba en su última gira, sin mencionarle que había encontrado
a alguien que tomara su lugar cuando se sintió solo. Él terminó sin hogar y en
la necesidad de un lugar para dormir, así que aquí estaba. Lo veía todos los
días y pasaba un montón de tiempo simplemente pasando el rato con él.
Pero aun así,
la visión de esos abdominales, la tinta que los cubría y los aros gemelos a
través de sus pezones volteaban todas mis buenas intenciones y pensamientos
estrictamente calculados en todas estas cosas sexys y traviesas, donde
claramente no tenían que estar. Cuando lo miraba, tenía problemas para recordar el rechazo y lo que debería
hacer en lugar de dejar que su malvada sonrisa arruinara todo mi auto-control.
Aparté la
mirada y me ordené no inhalar cuando se inclinó sobre mí para arrebatarme la
otra mitad de mi bagel sin tocar. No se me permitía ir por allí oliéndolo,
aunque oliera a tentación y rock and roll.
Él levantó una
ceja en mi dirección y le dirigió un gesto a Heechul con el bagel.
—¿Qué clase de
estragos están causando ustedes dos por aquí? Oí la puerta cerrarse de golpe
todo el camino desde la parte trasera de la casa. —Él estiró sus largas
piernas, vestidas con jeans negros súper ajustados, en frente de mí y me
pregunté una vez más cómo se metía en ellos. Yo nunca había visto a un hombre
llevar pantalones tan ajustados, pero funcionaban bien en él. Pasaba una
cantidad obscena de tiempo pensando en cómo conseguir sacarlos de él.
—Heechul solo
le estaba deseando a tu última conquista un feliz regreso a casa.
Hizo una pausa
antes de morder el bagel y centrar sus ojos en la parte posterior de la cabeza
de Heechul.
—¿Qué es lo
que realmente le dijiste?
Pudimos ver
los hombros de Heechul sacudiéndose por una risa silenciosa, pero no volvió la
cabeza.
—Nada. Bueno,
nada que no fuera cierto.
Él le dio un
gran mordisco a la delicia de desayuno y entrecerró los ojos. Eran tan oscuros
que era difícil decir dónde se encontraban el iris y la pupila.
—Creo que
estás enojado porque Lady Gaga te copió el corte de cabello y te estás
desquitando con todos estos jóvenes inocentes por todo el país.
Una risa
sorprendida salió disparada de mí cuando Heechul se puso de pie y lanzó la
botella de esmalte de uñas que había estado utilizando a la cabeza de Henry.
Por suerte, él tenía buenos reflejos y la atrapó en el aire antes de que le
golpeara en la cara o se rompiera en el suelo de madera.
—¡He tenido
este corte de cabello por siempre! No es mi culpa que él decidiera ser una
rocanrolera de repente. —salió resoplando de la habitación y yo compartí una
sonrisa con Henry.
—Está sensible
por eso. Pórtate bien.
—No es
agradable que ustedes dos tengan una escala móvil para todas las parejas que
traigo a casa, pero no me oyes quejándome, ¿verdad?
Yo no tenía
una respuesta para eso, así que volví a la pantalla de mi ordenador.
—Uno de estos
días va a haber un diez y no van a saber qué hacer con ustedes mismos.
Me sorprendió
que él estuviera al tanto de lo que estábamos haciendo. Eso no hablaba bien de
su respeto por quien traía a casa con él regularmente.
Metí las
puntas de mi cabello, el cual ahora estaba corto, liso y uniforme, detrás de
una oreja y lo miré por encima de mis gafas. No estaba seguro de lo que sentía
por esto ahora que sabía que él estaba consciente del juego.
—¿Por qué no
dijiste algo, si sabías lo que estábamos haciendo?
Él levantó un
hombro a modo de encogimiento y yo lo observé mientras su boca se giraba hacia
abajo en una de las esquinas como si frunciera solo la mitad. Henry tenía un
rostro expresivo. Creo que eso venía de intentar proyectar cada uno de sus sentimientos,
cada pasión, a una multitud de personas, mientras estaba en el escenario.
Conocía bien ese medio fruncimiento: significaba que estaba pensando en algo de
lo cual no quería hablar particularmente. Siempre me había preguntado qué lo
ponía allí.
—Ellos
consiguen lo que vienen buscando, y luego se van a casa satisfechos. Si a la
salida tienen que enredarse con ustedes, par de idiotas, supongo que es parte
del precio de la entrada. —Clavó su mirada de nuevo en mí y frunció el ceño de
verdad—. ¿Dónde estuviste anoche? Todo el mundo vino a Canada y se quedaron por
unas horas. Donghae dijo que ibas a encontrarnos allí, pero nunca apareciste.
Me aclaré la
garganta y jugueteé con el mango de mi taza de café.
—Estaba en una
cita con Calvin. Él no quería ir, así que solo le dije que me dejara aquí y
luego hice algunas tareas que he estado posponiendo.
Vi sus ojos
abrirse de par en par, centellearon brillantes y claros. Henry no era un fan de
Calvin, y Calvin odiaba que yo viviera con Henry con cada fibra de su ser.
Trataba de mantenerlos separados, una tarea que era cada vez más difícil ahora
que Calvin estaba presionando para que fuéramos más que compañeros de citas
ocasionales. Habíamos estado viéndonos durante unos cuatro meses y lógicamente
yo sabía que era el momento de seguir de un modo u otro, pero siempre había
algo que me detenía.
—Por supuesto
que Calvin no quería ir. ¿Cuándo ese tipo alguna vez hace algo que tú quieres
hacer? Caray, Zhou, ¿a cuántas malditas óperas, ballets y aburridas
exposiciones de arte vas a dejar que ese idiota te arrastre? ¿Por qué no puedes
simplemente venir y reunirte con tus amigos y relajarte en el bar por un
minuto?
Habíamos tenido
esta conversación más de una
vez, así que
solo suspiré.
—Mis amigos lo
intimidan. Hyukjae y Kyuhyun no gritan exactamente “comité de bienvenida” y tú
y Jjong toman demasiado placer en burlarse de cualquiera y todo aquel que no
les gusta. Sería incómodo para todos nosotros, así que prefiero evitarlo por
completo. Calvin es un buen chico.
Me lo decía
por lo menos diez veces al día. Calvin era un buen hombre y era mucho más
adecuado para un futuro seguro que un tipo que tenía previsto tocar heavy metal
para ganarse la vida. Por no mencionar que Calvin no me hacía querer perder el
control y echar una cana al aire en todo momento, no como Henry lo hacía.
—Somos tus
amigos, Zhoumi, y Donghae es tu chico. Si este tipo tiene planes de quedarse
por aquí, ¿no te parece que tiene que aguantarse y acostumbrarse a todos
nosotros? ¿O estás planeando simplemente zanjarnos por el ricachón tan pronto
como te sea posible?
Había algo en
su voz que manifestaba una conversación más profunda que la que estábamos
teniendo actualmente. Pero, como siempre, antes de que pudiera indagar más,
decidió cambiar de tema a algo que, obviamente, consideraba más seguro.
—Además, si no
quería que Jjong y yo nos burláramos de él, no debería llevar un maldito
chaleco adonde quiera que va. Incluso ¿quién es usa un chaleco hoy en día?
Yo le di una
patada ligera bajo la mesa.
—Pórtate bien.
Los chalecos no son tan malos.
Él hizo una
mueca y se puso de pie. Traté de no babear cuando estiró los brazos por encima
de su cabello desordenado y el dobladillo de su camiseta subió por encima del
borde de sus pantalones. Tendrían que torturarme para conseguir que lo
reconociera, pero mi principal objetivo en la vida era ver qué tan bajo iba ese
maldito tatuaje de ángel y trazar toda la cosa con mi lengua.
Me aclaré la
garganta para tratar de sacar mi cabeza de la cuneta y me di cuenta de que me
estaba observando de cerca.
—Ese es el
punto; no ves nada malo en salir con un tipo que piensa que usar un chaleco es genial, y yo no veo
nada malo en ligar con un joven que luego es clasificado por mis compañeros
idiotas la mañana siguiente. Dos mundos diferentes, Zhou, dos mundos totalmente
diferentes.
Él sacudió mi
cabello, consiguiendo que varias de las hebras más largas se enredaran en sus
anillos mientras se alejaba. Yo lo observé solemnemente hasta que desapareció
en su habitación, antes de soltar el aliento que había estado conteniendo. Me
tomó un minuto abrir los dedos aferrados con fuerza a la taza de café.
Henry no tenía
ni idea de cómo era en realidad por debajo de todo el esmalte y preparado que
había implementado antes de mudarme a Seul con nada más que la ropa en mi
mochila. En realidad, nadie lo sabía. Había hablado con Donghae al respecto
breve y vagamente, pero ni siquiera mi mejor amigo tenía idea de la clase de
vida que había vivido antes de comenzar la universidad hace tres años.
Yo solo tenía
veintidós años, pero sentía como si hubiera vivido cien vidas en este corto
período de tiempo. El chico bueno, el chico que Henry veía como tan intocable y
tan diferente a él, era una ilusión que había luchado todos los días por
mantener. Tenerlo tan cerca y tan presente ponía a prueba mi deseo de dejar
enterrado al viejo Zhoumi en las colinas de China cada minuto de cada día.
—¡Oye!
—farfullé indignado cuando un paño de cocina de repente me abofeteó en la cara.
Heechul se dejó caer en la silla que Henry acababa de abandonar y me dio una mirada de complicidad.
—Creo que es
posible que lo quieras para limpiar la baba de tu barbilla.
Entrecerré los
ojos.
—Ya basta.
—Lo que sea.
Todo el tiempo, Zhou, es como si estuvieras en celo o algo así. No sé cómo ustedes dos ignoran
todos los estallidos, crujidos y chasquidos que ocurren cada vez que respiran
en el rango del otro, pero te digo que
es agotador verlo.
Abrí la boca
para decirle, en términos muy claros, que no nos sentimos atraídos el uno del otro, pero él
levantó una mano y me apuntó con una mirada láser antes de que pudiera decir ni
una palabra.
—Y no me
vengas con esa estupidez sobre ser solo amigos. Tengo amigos hombres. De hecho,
tengo más amigos hombres que jóvenes y no veo
ni a uno solo de ellos como si quisiera halarlos del cabello, dejarles
una marca de mordida, o tener sexo que rompa la cama con ellos. Cuando lo miras
y él no está prestando atención, Zhou… —él hizo una gran producción
abanicándose con el paño de cocina que
recuperó—, siento que necesito una ducha fría.
Yo no sabía
qué decir a eso, así que me apegué a lo que sabía.
—Somos amigos.
No somos del tipo de estar uno sobre el otro y ya te dije lo que pasó la única
vez que dejé que el alcohol tratara de convencerme de lo contrario.
Se recostó en
la silla y me miró con sus locos ojos. Era difícil engañar a Heechul, pero eso no quería decir que dejara de intentarlo.
Con el fin de construir la vida que
quería, la vida que ansiaba tan desesperadamente, tenía que convencer a todos
de que esto era lo que había merecido desde siempre. Quién era yo antes, no era
un factor al que se le permitiera intervenir sobre quien era ahora, y sin
importar cuán ardiente fuera Henry o lo mucho que me hiciera desear pasear fuera
del camino de las buenas intenciones, simplemente no podía permitirlo.
—Además,
fundamentalmente queremos cosas diferentes en la vida. Una vez que me gradúe
iré directo a un programa de maestría. Henry ha estado jugando a ser una
estrella de rock desde que era un adolescente. No puedo entender que no tenga
la ambición de querer algo más que eso, querer un futuro seguro. Queremos cosas
diferentes en todos los sentidos. —Por no hablar de que, la forma en que él me
hacía desear olvidar todo lo que ya sabía acerca de los peligros del lado
salvaje, me asustaba por completo.
Heechul sacudió
la cabeza pareciendo una versión crítica de Tinker Bell. Era difícil entender
que hubiera tanta actitud embalada en un empaque como el suyo.
—Voy a ser
honesto contigo, nene. Mirándolo desde el exterior, tú y ese chico quieren
exactamente lo mismo, solo que los dos están demasiado asustados por algo como
para admitirlo. Y para tu información, nadie, y quiero decir nadie, se ve bien
en un chaleco, así que deberías dejar de tratar de vender a ese pobre chico Calvin
como material de novio. —se puso de pie y agarró el respaldo de la silla, y en
el típico estilo de Heechul cambió de tema, mientras yo estaba tratando de
procesar la última parte de la visión que había lanzado sobre mí—. Entonces,
nunca me diste tu puntuación para el groupie del día, ¿qué te parece?
Me molestaba
cada vez que un joven salía tambaleándose de esa habitación, pero me negaba a
reconocerlo, así que levanté nueve dedos y seguí le corriente como se suponía que
debía.
—Tenía un
siete gracias a la camisa al revés, pero después de llamarte perra y meterse su
ropa interior en su bolsillo trasero, su calificación mejoró.
Heechul
estalló en carcajadas y se agarró los costados. Estaba cacareando tan fuerte
que me preocupaba que todo el ruido hiciera que Henry saliera de su habitación.
—Mierda, me
perdí por completo lo de la ropa interior. Sabes, él tiene razón; algún día va
a tener un diez, un joven tan bien trabajado que ya no va a ser divertido, porque vamos a saber que él obtuvo
el mejor material.
Me mordí el
interior de la mejilla para no fruncirle el ceño.
—No puedo
esperar.
No engañé a Heechul
ni por un minuto.
—Por supuesto
que no puedes.
Frustrado con
la conversación y la mañana en general, cerré el portátil y me puse de pie.
—Voy a ir a
correr antes de que tenga que ir a clases —anuncié esto a nadie en particular,
porque Heechul ya estaba tonteando con su teléfono y Henry no había vuelto a
aparecer. Me puse ropa que fuera lo suficientemente caliente y me calcé mis
zapatos para correr bien gastados.
Me encantaba
correr. Me ayudaba a aclarar mi cabeza. Me puse mis auriculares. Me gustaba
escuchar música que no me hiciera pensar. Sabía que Henry prefería lo ruidoso y
pesado, pero en verdad el tipo era un
snob de la música, y después de conocerlo durante más de un año, peleando por lo que era bueno y lo que no, no
cesaba de desconcertarme.
El aire frío
abrasó contra mi cara, mientras me encontraba a un ritmo constante por mi ruta
habitual. Cuando corro me gusta bloquear todo, cerrar el constante zumbido de
todas las cosas que me acosan, y solo
sentir el suelo bajo mis pies y el aire fresco en mi cara. Pero no estaba
funcionando tan bien para mí hoy.
No podía
ignorar el hecho de que estaba más o menos viviendo una mentira. Estaba el Wang
Zhoumi, un don nadie, de China, y el Wang Zhoumi, estudiante de química, en
Seúl, Colorado. Eran dos partes de un todo y, a veces, pensaba que uno iba a
ahogar al otro y no quedaría nada más que cenizas y malos recuerdos.
Wuhan no era
una mala ciudad, pero era pequeña, muy pequeña,
y todos se conocían. Cuando tu familia era, la familia de la ciudad de
la que todo el mundo de tú misma edad chismorreaba, de la que todos los mayores
hablaban y de la que todos los que iban y venían contaban historias, la vida no
era precisamente fácil.
Mi madre no
era una mujer mala, simplemente no estaba preparada para manejar el ser madre a
los dieciséis años, y mucho menos preparada para ser madre de un hijo joven difícil
de manejar y un hijo que nació buscando problemas. Mi hermano mayor, Kangin,
nunca conoció un crimen que no quisiera cometer o una ley que no quisiera
romper. Dado que ninguno de nuestros padres se quedó alrededor, mamá se quedó
sola, con nosotros corriendo salvajes y tratando de mantener los daños al
mínimo. He aprendido por las malas que si escuchas las veces suficientes que
eres algo, con el tiempo no tienes más remedio que empezar a creer en eso.
A pesar de que
lo sabía mejor, me encontraba con el tipo de gente que podría destruir un
futuro perfecto, llevado allí por la mano de un hermano mayor al que solo le
importaba él mismo y su estafa actual. Éramos basura, nunca íbamos a llegar a
nada y con todos los problemas y el drama que Kangin había creado, era un
milagro que todavía respiráramos.
Si no hubiera
sido por un profesor de ciencias, bienintencionado y demasiado perceptivo, de
mi escuela secundaria, probablemente hubiera terminado como mi madre,
embarazado y sobreviviendo bajo el ojo crítico de todos los demás en Wuhan, para
siempre.
Pero me
apliqué en la escuela, conseguí becas y trabajé día a día para asegurarme de
nunca terminar allí de nuevo. Nunca iba a darle a nadie una razón para pensar
que era fácil, estúpido, o que no valía nada, nunca más.
Iba a cuidar
de mí mismo, construir un futuro sólido como una roca, y Dios mediante, sacar a
mi madre de esa pequeña ciudad. Iba a demostrarle que había más en la vida que
unas Miller, un paquete de cigarrillos y cualquier conductor de camión que se
hubiera enganchado por el mes. En lo que a mí respecta, Kangin era una causa
perdida y lo último que había escuchado es que estaba cumpliendo condena, pero
era el primero en admitir que entraba y salía de la fábrica de chismes de Wuhan,
así que realmente no estaba seguro y estaba más allá del punto de querer salvar
a mi hermano de sí mismo.
Había cometido
un montón de errores y hecho un montón de cosas malas, pero estaba en el camino
correcto ahora. Logré visualizar mi recompensa por vivir mi vida de la manera
correcta, finalmente, obtuve buenas calificaciones en la escuela, mantuve
amistades con gente buena que me amaba sin importar nada, y sin tener que
preocuparme por despertar con nada, nunca más.
Si eso
significaba que tenía que enterrar la atracción y asfixiar la lujuria que sentía por Henry, entonces esa
era la forma en que iba a tener que ser.
Tarde o temprano saldra a la luz el verdadero Zhou y entonces si, la que se va a armar
ResponderEliminaroh henry eres cruel al pasearte asi delante de zhou mi
ResponderEliminarespero y cuando salga ese tonto de henry se de golpes
Rayos con estos dos son una bomba de tiempo y más tarde que temprano explotara y nada lo evitara, Zhoumi si que a tenido una vida difícil pero a salido adelante y eso es admirable gracias por el cap espero el siguiente bye.
ResponderEliminarO_____O
ResponderEliminarAsí que eso es lo que le paso a Mimi, lo que lo atormenta
TT______TT
Nooo