Minwoo lo miró
enfadado y Hyungsik supuso que le molestaba que, a pesar de ser alto, él lo
fuese más.
—No puedes
retenerme aquí.
—Claro que puedo.
Así que vuelve a sentarte para que hablemos.
Tenía el ceño
fruncido y era evidente que se sentía frustrado.
—Y no quiero
sentarme —añadió enfadado—. Quiero marcharme a mi habitación.
—Está bien, iré
contigo.
—¡No!
—¿No? Anoche me
pareció una buena idea.
—Lo de anoche fue
un error.
—De acuerdo. Así
que todo el escenario: las luces apagadas, las velas y tu desnudez fueron un
error.
—¿Por qué será
que no te creo?
—Porque eres
demasiado arrogante para ir más allá.
—¿Qué quieres
decir? ¿Estabas esperando a otra persona?
Acababa de
ocurrírsele y la idea no le gustaba nada. Afortunadamente, Minwoo estaba
demasiado desesperado como para mentir.
—No. Yo no me
acuesto con cualquiera.
—¿Quieres decir
que yo sí lo hago?
—Si te viene
bien...
—No es cierto.
Entonces, ¿lo preparaste todo para mí?
—Si quieres
pensar eso...
—¿Qué otra cosa
podría pensar?
Hyungsik levantó
la mano y, a pesar de que quería contenerse, le agarró un mechón de pelo y lo
colocó detrás de su oreja.
—No sabía que
estuvieras tan desesperado —añadió.
—¡No estoy
desesperado!
Hyungsik acarició
su cuello y bajó.
—No puedes negar
que anoche me deseabas.
—Deseaba... a un
hombre, sí.
Hyungsik sacudió
la cabeza. Quería desabrocharle la camisa y meter las manos por dentro de sus
pantalones. Pero estaba seguro de que Minwoo no lo permitiría y no quería estropearlo
todo precipitándose. Se contentó con ver cómo se le marcaban los pezones a
través de la fina tela de la camisa y recordó lo mucho que le había gustado
besarlos la noche anterior.
—Tenemos que
hablar de ello. No puedes esperar que olvide lo que ocurrió anoche.
—¿Por qué no?
—Porque nos gustó
mucho a los dos. Y quiero repetirlo.
—No.
Hyungsik volvió a
levantar la mano, pero Minwoo se echó instintivamente hacia atrás.
—¿Qué quieres que
haga entonces? ¿Qué espere a que vuelva a apetecerte follar conmigo? ¿No crees
que yo también tenga algo que decir al respecto?
—No utilices esa
palabra.
—¿Qué palabra?
¿«Follar»? ¿Acaso no fue eso? Yo sí te hice el amor, pero tú...
—¡No!
—Sí, me equivoqué
al pensar que podía ser algo más.
—¿Qué esperabas?
—¿Qué quieres
decir?
—¿Ya te has
olvidado del joven Jo? ¿Qué es, tu secretario? ¿Tu asistente personal? Desde
luego, el puesto de asistente personal le va que ni pintado.
—Yeowool ya no
trabaja allí.
—¿Desde cuándo?
—Desde que Hwi
Gaesae se deshizo de él. ¿Qué quieres que te diga? No hacía bien su trabajo,
así que lo despedimos.
—¿Entonces,
cómo...?
Minwoo iba a
preguntar cómo podía saber dónde estaba él en cada momento, pero se calló. Qué
inocente era. Que Yeowool no trabajase más en Construcciones Zea no quería
decir que Hyungsik hubiese dejado de verlo. Su marido debía de pensar que era
tonto si creía que diciéndole que ya no trabajaba con él iba a pensar que lo
suyo había terminado.
—¿Cómo qué?
Hyungsik quería
que acabase su pregunta y Minwoo tuvo que pensar unos segundos antes de
inventarse algo.
—¿Cómo se las ha
arreglado sin una carta de recomendación? — preguntó para disimular—. ¿O sí le
has escrito tú una? ¿Qué has puesto acerca de él?: «Poca capacidad de trabajo
en la oficina pero mucha en la cama».
—Es increíble. No
hay quien te entienda. No me quieres, pero piensas que tienes derecho a
controlar mi vida.
—No.
—Claro que sí.
—No, tú no
entiendes...
—Maldita sea,
hace dos años que me hiciste saber que no me querías a tu lado. Estuviste sin
hablarme semanas, meses, después del último aborto.
—¡Estaba
traumatizado!
—¡Y yo! Pero
sabía que no podía haber hecho nada para evitarlo.
—Porque tú sabías
que no era culpa tuya —murmuró Minwoo.
—No fue culpa de
nadie. ¿Acaso te eché la culpa a ti?
—No...
—Entonces, ¿por
qué quieres convertirme en el responsable? Porque así fue como me sentí. Me
castigaste sin poder tocarte.
—No fue así.
—¿Cómo fue,
Minwoo? Dímelo. Dime por qué quieres seguir estando casado conmigo a pesar de
no ser feliz. Nos hemos comportado como extraños durante meses, sólo nos
hablamos o estamos juntos cuando es estrictamente necesario. Si quieres
marcharte, dilo. ¿Por qué no me has pedido el divorcio?
—¿Por qué no me
lo has pedido tú a mí?
—Porque no
quiero divorciarme.
—¿Por qué?
¿Porque sabías que si me abandonabas papá no
te dejaría la empresa?
— ¡No!
Hyungsik estaba
perplejo, una cosa era que lo acusase de tener una aventura con ese joven, y
otra bien distinta que pensase que era un depravado.
—¿De dónde te has
sacado eso? Si piensas que sólo me casé contigo por la empresa...
—No soy yo quien
lo piensa.
—¿Entonces quién?
—Jo Yeowool.
—¿Qué?
Hyungsik no cabía
en su asombro. No podía creerlo. Pero sabía que era verdad. Minwoo
debía haberse puesto
en contacto con el
otro joven. ¿Cuándo habían hablado las dos?
—Vino… vino a
verme. Supongo que no estás al corriente.
—No.
Hyungsik empujó
su silla hacia atrás y se puso de pie. Anduvo de un lado a otro por
la habitación, intentando
mantener el equilibrio.
No podía quedarse ahí sentado,
mirándolo y dejando que se diese cuenta de que estaba intentando controlarse.
A través de la
ventana el océano le pareció más azul que nunca. Pensó que el océano era
constante, nunca cambiaba, al contrario que las personas. Pero el océano era
libre e imparcial. Y ningún psicópata, como Yeowool, intentaba destrozarle la
vida.
Miró hacia atrás
y vio a Minwoo, que seguía en el mismo sitio y que desvió la mirada de él
inmediatamente. ¿En qué estaría pensando?
—¿Estás diciendo
que vino aquí? —preguntó Hyungsik a su esposo cuando se sintió capaz de
construir la frase.
—Sí.
—¿Cuándo?
Minwoo parecía
incómodo.
—Ayer —murmuró
volviendo a la mesa y haciendo un esfuerzo para recoger los platos sucios—.
¿Quieres ensalada?
Hyungsik se
sintió colérico y sus piernas recobraron las fuerzas necesarias para volver a
la mesa. Lo agarró por el hombro para que lo mirase.
—¿Ayer? ¿Yeowool
vino ayer? ¡De ahí toda la farsa de anoche!
—No
necesariamente. De todos modos, eres mi marido. No sé por qué no iba a poder
hacer el amor contigo si me apetecía.
—¿Qué te dijo?
—¿Yeowool?
—¿Quién si no?
—¿Qué crees que
me dijo?
—No tengo
paciencia para juegos.
—Qué miedo me das
—se burló Minwoo—. Me estás haciendo daño.
—Suéltalo.
—¿Por qué no se
lo preguntas a él si estás tan interesado?
—Porque ahora te
lo estoy preguntando a ti.
Lo agarró por la
muñeca y se la puso detrás de la espalda, acercándolo a él.
Minwoo perdió el
equilibrio y tuvo que apoyarse en su pecho.
El roce de su
cuerpo lo perturbó tanto que se quedó callado un momento. Lo que había pasado
la noche anterior había sido un error. Había pensado que sería capaz de
seducirlo sin implicarse emocionalmente, pero estaba equivocado. Aunque había
intentado evitar sus besos, su cuerpo lo había traicionado y volvía a
traicionarlo al responder al de él.
—¡Minwoo!
Su voz lo sacó
del ensimismamiento en el que estaba. Pero su cálido aliento y el olor a hombre
que desprendía su piel le impedían concentrarse.
Finalmente abrió
la mano y la apoyó en su pecho, sintiendo los latidos de su corazón y dándose
cuenta de que él también estaba pensando en la noche pasada.
—Hyungsik...
—murmuró Minwoo sin saber lo que buscaba realmente.
—No, Minwoo.
Podía ver la
emoción en los ojos de su marido, y sus labios estaban muy cerca. Iba a besarlo.
¿Por qué no aceptar lo que le ofreciese sin pensar en las consecuencias, como
hacían otras personas?
—¡Minwoo!
Cuando Hyungsik
pronunció su nombre, se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Se había
equivocado al pensar que su esposo estaba tan excitado como él. Sólo estaba
enfadado y frustrado.
—Déjame.
—No hasta que no
me cuentes qué te ha dicho Yeowool. ¿Te ha dicho que estamos teniendo una
aventura?
—Sabes que sí,
pero no te preocupes. Hace tiempo que lo sé. No soy tonto.
—¿Qué quieres
decir?
Minwoo empezaba a
cansarse del juego, así que se separó de él.
—Sé que lo llevas
al apartamento que tienes alquilado en el centro. El que dijiste que
alquilabas para los clientes.
A Hyungsik se le
hizo un nudo en el estómago. Recordaba haber llevado allí a Yeowool, pero no
para acostarse con él. Había sido cuando trabajaba para Hwi Gaesae. La empresa
había alquilado un apartamento amueblado y Hyungsik necesitaba que alguien
hiciese un inventario de lo que había en él y que anotase lo que faltaba para
que el lugar estuviese habitable para los clientes.
Gaesae le había
dicho que se llevase a Yeowool, Hyungsik supuso que porque el trabajo no era
demasiado difícil. El lo había llevado hasta allí en su coche, se lo había
presentado al portero del edificio para que supiese que era de la empresa, le
había mostrado el apartamento y se había marchado. Eso era todo.
Había sido varias
semanas después cuando había cometido el error de invitarlo a cenar una noche
en la que se sentía triste. Pero entonces no lo había llevado al apartamento.
Recordó lo que había pasado aquella noche y se dijo que le había dado la
oportunidad perfecta para mentir al respecto.
—Nunca he llevado
a nadie allí. El apartamento es de la empresa, puedes preguntárselo a Hwi Gaesae
si no me crees.
—¿Así que nunca
has dormido allí?
—Sí, en un par de
ocasiones, pero yo solo.
—Si tú lo
dices...
—Claro que lo
digo, Minwoo, no sé lo que te ha contado ese joven , pero no estoy teniendo una
aventura con él.
—¿Entonces cómo
es posible que vaya a tener un hijo tuyo?
—¿Qué has dicho?
—Ya me has oído.
A pesar de haber
sido capaz de acusarlo, Minwoo no podía mirarlo a los ojos, se volvió hacia la
mesa y movió la ensalada. Poco después, cuando el silencio empezaba a ponerlo
nervioso añadió:
—Deberías comer
algo. El joven Moon se ha molestado en hacer la comida y...
—¡Al diablo con el
joven Moon!
Hyungsik observó
a su esposo durante un par de minutos e intentó mantener la calma. Su mente
funcionaba a toda rapidez. Pensaba que ya había oído todo lo que tenía que oír.
Pero estaba equivocado.
No obstante, no
era sólo el hecho de haber oído de labios de su esposo que Yeowool estaba
embarazado lo que lo había dejado atónito. Porque no era verdad. Lo que le
ponía enfermo eran las repercusiones de la manera de actuar de Minwoo. No le
había seducido porque quisiera acostarse con él. Ni siquiera habían dormido
juntos. Ni tampoco estaba desesperado por estar con un hombre.
—¿Por qué me
miras así?
Minwoo debía de
haber visto en su rostro la repugnancia y la sensación que tenía de haber sido
utilizado, porque dejó lo que estaba haciendo y lo miró fijamente.
—¿No lo sabes?
—¿Qué pasa? ¿No
pensabas que Yeowool fuese a contarme que estaba embarazado? Pues está muy
orgulloso. ¿Cómo has podido hacerlo? ¿Cómo has permitido que venga aquí a
pedirme que te conceda el divorcio?
—Todo eso es
mentira y lo sabes. No tengo nada que ver con el embarazo de Yeowool. Pero lo
que no entiendo es lo que estás intentando hacer tú. Anoche no me sedujiste porque
me desearas, ni siquiera lo hiciste porque quisieras hacer el amor. Te creíste
las mentiras de ese joven y decidiste darme una lección. Y si al mismo tiempo
te quedabas embarazado, tanto mejor.
Cuando llegó a la
oficina, Hyungsik encontró un sobre marrón en el que había escrito:
«Privado y confidencial».
Supuso que Taehoon,
que era el encargado de distribuir el correo, lo había puesto allí debido a que
era personal. El correo ordinario le llegaba a su secretaria. Ahro abría las
cartas, trataba lo que podía y le entregaba el resto.
Estudió el sobre
durante unos segundos antes de tocarlo. Se imaginaba lo que era y no pudo
evitar que, de repente, se le acelerase el pulso. El médico le había dicho tres
semanas antes que los síntomas que tenía eran causados por el estrés, el exceso
de trabajo y el estilo de vida que llevaba. Aun así, no lograba dormir por las
noches ni tranquilizarse con respecto a las pruebas que le habían hecho.
Una semana antes
había estado en una clínica privada donde le habían realizado un examen
exhaustivo del corazón. El cardiólogo había dicho que un ecocardiograma no era
suficiente, así que le habían puesto una vía intravenosa en un vaso sanguíneo
de la ingle y le habían inyectado una especie de tinta que se veía después en
la máquina de rayos X.
Todo le había
parecido irreal e incómodo, y le hubiese gustado poder compartir la angustia
que sentía con alguien. Pero no se hablaba con Minwoo desde la pelea que habían
tenido después de la noche que habían hecho el amor. Sabía que él no le pediría
disculpas porque pensaba que no había hecho nada mal. Y él tampoco tenía por
qué rogarle que creyese que Jo Yeowool no significaba nada para él. ¿Cómo podía
pensar que lo había engañado?
Estaban pasando
una mala racha y la preocupación que tenía por su estado de salud no era de
gran ayuda. Odiaba la sensación de no ser el dueño de su propio cuerpo y de
haber dejado que fuesen los médicos quienes controlasen su vida. Hasta habría
sido capaz de perdonar a Minwoo si no hubiese tenido tanto miedo.
Decidió que no
merecía la pena posponer lo inevitable, así que tomó el sobre, lo abrió con el
abrecartas de plata que le había regalado su esposo y sacó el informe médico.
Ante su asombro,
era de una clínica privada de uroginecología, los resultados de una prueba de
embarazo.
—¿Qué
demonios...?
Hyungsik juró
mientras miraba el papel que tenía delante. No podía creerlo. El informe decía
que habían examinado a Jo Yeowool tres días antes y que el resultado era
positivo. Según el especialista estaba embarazado de unas dieciséis semanas.
¡Dieciséis
semanas!
Hyungsik tiró el
informe encima de la mesa como si le quemase en las manos. Después volvió a
recogerlo y buscó en la cabecera la dirección y el número de teléfono de la
clínica. Era evidente que Yeowool había querido darle una prueba de que estaba
diciendo la verdad ¡Pero no era su hijo!
Hyungsik suspiró,
sintió ese aturdimiento que empezaba a serle familiar. Intentó averiguar qué
era lo que estaba intentando hacer Yeowool. Era evidente que quería acabar con
su matrimonio. Pero debía saber que no se saldría con la suya.
No habían tenido
una aventura. Ni siquiera se había acostado con él. Si no lo había denunciado
ya a la policía por acoso era porque sentía una cierta gratitud hacia él. La
noche que habían ido a cenar juntos había sufrido su primer ataque de verdad.
¿Tendría algo que ver con eso el hecho de que se hubiese desmayado en la puerta
de su casa?
Llevaba tiempo
sufriendo algunos síntomas extraños: le faltaba el aire, el corazón le latía
con rapidez. Había imaginado que todo se debía a su acelerado ritmo de trabajo.
Desde que Minwoo y él habían dejado de dormir juntos, había empezado a pasar
más tiempo en la oficina. Hacía poco deporte y seguramente comía lo que no
debía. Y, en general, llevaba una vida gobernada por el estrés.
Pero el desmayo
en la puerta de Yeowool había sido la gota que había colmado el vaso. Al
despertar, se había encontrado tumbado en el sofá, sin chaqueta, con la corbata
aflojada y sintiéndose como el hombre más tonto del mundo.
Había fingido que
era culpa del alcohol, pero Yeowool debía de saber que casi no había bebido
vino durante la cena. A partir de ese momento, vivía con miedo.
El joven había
creído que estaba bebido y había insistido en que pasase la noche en el sofá de
su casa. Le había dicho que no estaba en condiciones de conducir y Hyungsik no
había sabido cómo salir del paso. En ese momento se daba cuenta de que el
ofrecimiento no había sido en absoluto inocente. ¿Lo había tenido ya por aquel
entonces todo planeado? ¿Habría imaginado que no volvería a invitarlo a salir
una segunda vez?
Tenía la boca
desagradablemente seca, así que se levantó y fue al cuarto de baño a beber un
vaso de agua. Se miró en el espejo que había encima del lavabo y no le
sorprendió que estuviese demacrado. Se sentía mal. Pero cuando le había colgado
el teléfono a Yeowool dos semanas antes, no había pensado que intentaría algo
así.
Minwoo no estaba
embarazado. Desde que se había hecho la prueba, dos días antes, no conseguía
pensar en otra cosa, pero por muchas vueltas que le había dado al test de
embarazo, no consiguió que saliese el color que estaba esperando.
Se había convencido
de que estaba embarazado. Después de la
noche en que había hecho el amor con Hyungsik, estaba seguro de que lo que le
había dicho a Jo Yeowool ya no era una mentira.
Así había sido
las veces anteriores. Esa era una de las razones por las que había rechazado a
Hyungsik cuando éste había intentado retomar las relaciones sexuales después
del último aborto. Por eso, y porque se sentía deshecho e incompetente como pareja.
Y totalmente incapaz de volver a arriesgarse a quedarse embarazado.
Pero había vuelto
a arriesgarse y no había funcionado. En cualquier caso, una sola noche no había
sido suficiente. La verdad era que no podía estar seguro de que las anteriores
veces se hubiese quedado embarazado a la primera, ya que Hyungsik y él habían
sido sexualmente muy activos.
Se estremeció.
¿Qué podía hacer? No conseguía pensar en otra cosa y no podía arriesgarse a que
Hyungsik, que había adivinado su motivación oculta, lo rechazase.
No conseguía
concentrarse en nada y el hecho de que su marido no hubiese abordado el tema
otra vez le hacía pensar que sus sospechas eran ciertas. Tenía una aventura con
ese joven.
En esos momentos
estaba en su estudio. Llevaba dos años ilustrando los libros de un mismo autor
y hasta entonces siempre había conseguido escapar de los problemas trabajando,
pero ese día no lograba centrarse.
Oyó un ruido que
lo alertó de que no estaba sola, y se imaginó que sería el joven Moon, que le
llevaba algo de beber. Pero no era el mayordomo. Su marido estaba apoyado en el
arco de la puerta y parecía estar muy cansado.
—Ah, eres tú.
¿Estás bien?
—¿Es tu manera de
decirme que no tengo buen aspecto?
—No —se defendió
Minwoo—. Es que pareces cansado. Es evidente que no duermes bien últimamente.
—Lo dices como si
te importase.
—Si eliges pasar
las noches acostándote con tu amante... ¿Por qué debería importarme?
—No me paso las
noches acostándome con nadie.
—¿Entonces cómo
es posible que Yeowool esté embarazado?
—Ya te he dicho
que no tiene nada que ver conmigo.
—¿Entonces qué
haces aquí, te atormenta tu conciencia?
Hyungsik estaba
demasiado cansado como para discutir.
—Mira, la verdad
es que hace tiempo que no me encuentro bien. Esa es la razón por la que hoy he
vuelto a casa a... las cuatro de la tarde.
Minwoo se sintió
de pronto nervioso. No pudo evitarlo. Pero reprimió su ansiedad y se volvió
hacia su trabajo.
—Pídele una
aspirina a el joven Moon —dijo con indiferencia—. Seguro que te sentirías mejor
si te acostases temprano por un día.
Hyungsik tuvo que
reconocer que en eso tenía razón. Cada vez pasaba más tiempo en la oficina.
Pero en casa no era bienvenido, y en el apartamento de la empresa se sentía
demasiado solo. En el estado en el que estaba, prefería la compañía de la
señora de la limpieza a pasar la noche solo.
—No creo que una
aspirina vaya a ayudarme —respondió midiendo sus palabras—. Pero gracias por
preocuparte por mí, Minwoo, significa mucho para mí.
La puerta del estudio
estaba abierta cuando llegó, así que la dejó abierta al marcharse. Al infierno
con Minwoo, había sido muy inocente al pensar que le interesaría cómo se
sentía. Ya le había dejado claro lo que sentía por él la mañana después de
haber hecho el amor.
—¡Espera!
Bueno...aquí aplica el dicho:"no hagas cosas buenas,que parezcan malas"
ResponderEliminarTodo ha estado friamente calculado...lo del Yeon con su embarazo...y Minwoo con su noche de amor...y Sik como una vela en medio de todo y ni enterado.
Un embarazo...un no embarazo y Sik con sus malestares,que trio más bonito.
Eso fue cruel,de verdad que lo utilizo,aún lo ama sí,pero centrandose solo en su dolor de las perdidas de los bebé,ha utilizado a Sik y eso ni él mismo puede negarlo cuando pasadas dos semanas ya se está haciendo prueba de embarazo...que feo
A veces...muchas veces me caen mal las parejas porque solo escuchan lo que les conviene.
Me encanto que Sik regresara a casa y que retuviero a Minwoo hasta que le dijo que el otro tipo había ido....bien por él.
Y si el tipo se aprovecho y lo agarro dormido??...ay que risa si fue eso,ni siquiera estaba borracho😂😂😂😂😂
P.D: Ya sé por qué hace esto...con este Sik quiere redimir a su hijo de todas las infidelidades...a que sí😂😂😂😂
Jajjajajajajaja me ha hecho reír jajjajajaj. No lo hago para eso, lo hago para que vean que en muchos casos las apariencias engañan :P y ven "lo que quieren ver" así como ud dice "oyen lo que quieren" jajajajjajajajajajaja
EliminarAy Minu no cometas un error tienes que confiar en Sik yo se que el te ama TvT
ResponderEliminarEse Wool es como una piedrita en el zapato ¬¬ espero y Minu no se deje engañar por sus mentiras
Sik esta enfermo?! Nooo que tiene TnT Minu cuidalo!! aprovecha xD
Gracias por el cap ~~