Solo
tuve algunos minutos cuando llegué a casa para hacer que el lugar se viera
presentable. Miré el reloj en el microondas y me di cuenta que no iba a tener
tiempo de tomar una ducha si él aparecía justo a las tres, así que vertí algo
de whisky en un vaso de plástico y lo tragué. Creo que estaba nervioso. Un
golpe suave sonó en la puerta justo a tiempo.
La
abrí y luego gruñí con sorpresa cuando pasó más allá de mí con obvia
impaciencia. Tenía un bolso gigante en su brazo, el cual tiró en el sillón
reclinable y entonces se giró para mirarme. Todo lo que parecía traer puesto
era una gabardina negra que estaba ceñida en su cintura y que se metía justo en
medio de sus muslos desnudos. Había kilómetros sin fin de piernas desnudas en
exhibición y eso envió a volar cada pensamiento que tenía y toda la sangre en
mi cuerpo se apresuró a la parte de mí elevándose en preparación debajo de mi
cinturón. Sentí mis cejas dispararse hacia mi línea del cabello mientras
cerraba la puerta detrás de su dramática llegada y me recostaba contra ella
mientras mi corazón se deslizaba todo el camino hacia mis rodillas y luego de
vuelta hacia arriba.
—Así
que finalmente tienes puesto un abrigo. —No podía mantener la diversión fuera
de mi voz incluso si el tono cambió a medida que se volvía para mirarme con sus
ojos oscuros y párpados pesados.
La
esquina de su boca se levantó en una pequeña sonrisa sexy y me pregunté si no
me lastimaría si lo tiraba al suelo con cero delicadeza.
—No
por mucho. —Levantó sus manos al botón superior y me observó a medida que lo
abría. Sentí congelarse mi respiración en mis pulmones, y cada cosa en el mundo
giraba en torno a él bajando al siguiente botón en el abrigo.
—¿No
podías dormir de nuevo? —pregunté. Sacudió su cabeza lentamente de un lado a
otro y sus dedos se movieron al segundo botón. Mantuvo sus ojos fijos en los
míos mientras lo deslizaba fuera del ojal.
—Estaba
dormido. Tú me despertaste.
Quería
poner mis manos en su cabello y quería poner mi boca en ese tentador sendero de
piel que había desnudado. Pensé que quizá aceleraría su pequeño juego si
estrechaba un poco el campo de juego. Era un experto en jugar juegos… y
ganándolos. Lo arrojé en el sillón reclinable y sentí una oleada de orgullo
cuando vi revolotear el pulso en la base de su garganta en respuesta. Sus dedos
se movieron al tercer botón y lo rodearon. También dio un paso atrás hacia la
cama, lo cual me tuvo moviéndome automáticamente hacia él.
—¿Te
desperté?
Tomó
otro paso hacia atrás y bajó la barbilla y me miró desde debajo de esas largas
pestañas. Realmente era la cosa más extraordinaria que había visto en toda mi
vida y todavía no podía averiguar por qué estaba aquí desperdiciando algo de él
en mí.
El
tercer botón salió libre y realmente tuve que luchar contra el impulso de
saltar sobre él. El abrigo se separó justo lo suficiente para que captara una
insinuación de la areola rosa.
—Me
desperté diciendo tu nombre y tocándome. Estaba adolorido y me pensé en por qué
hacerme cargo yo cuando me lo debes de todas formas. —La chispa de humor en sus
ojos realmente me deshizo. Ya no podía mantener el espacio entre nosotros.
Estaba
jugando con el botón inferior del abrigo y mi paciencia se perdió. Parte de la
razón por la que era bueno con los juegos era porque hacía mis propias reglas,
y la mayoría de los casos hacía trampa. Me acerqué con largos pasos y la tuve
tumbada en la cama con su abrigo extendido abierto detrás de él y lo hice
recostarse como un buffet desnudo, todo para que lo engullera en segundos.
Apoyé mis manos en cada lado de su cabeza y bajé la mirada hacia él con deseo
crudo que podía sentir llenando cada parte de mí.
—¿Qué
pasa si te hubieran detenido, o hubieras estado en un accidente, o tenido un
problema automovilístico en tu camino hacia acá?
La
idea de alguien más viendo esas largas piernas sin nada cubriéndolas repentinamente
hizo que el asesinato pareciera totalmente lógico en mi mente de cavernícola.
No es que no apreciara que tan fácil hacía meterse en sus pantalones, quiero
decir, cuando no tenía ninguno puesto, era obvio que iba a pasar. Aparte de la
lujuria y la pasión tragándome, estaba preocupado por él, y esa era una
sensación nueva para mí.
Meneó
sus brazos fuera de las mangas del abrigo, una vez que estuvo libre, tiró sus
piernas hacia donde estaban apretando mis caderas a medida que me inclinaba
sobre él y curvaba sus brazos por mis hombros.
—Si
hubiera sido detenido habría tenido que explicar por qué estaba mayormente
desnudo y probablemente habría chocado los cinco con el policía. Si estuviera
en un accidente los socorristas habrían obtenido todo un espectáculo, pero
estoy seguro de que lo han visto antes. Si hubiera tenido un problema
automovilístico simplemente habría llamado a un taxi. —Movió su mano y frotó la
almohadilla de su pulgar a lo largo de la curva de mi labio inferior. Atrapé el
dígito entre mis dientes y lo acaricié con mi lengua, lo cual la hizo
suspirar—. Contigo la única manera de ir es con riesgo alto, recompensa alta.
—Es
mejor que haga que valga la pena, entonces. —Y luego lo besé como si fuera la
única oportunidad que fuera a tener alguna vez.
Lo
besé como si tuviera que memorizar cada sabor, cada pequeño chasqueo de su
lengua, cada mordisco de sus dientes, cada pequeño quejido que escapaba de él
mientras nuestros labios se presionaban juntos con febril intensidad. Una de
sus manos estaba en la parte de atrás de mi cabello sosteniéndome cerca, la
otra estaba arañando a lo largo de mis hombros, haciendo que mí piel se
ondulara con anticipación.
Seguí
la curva de la parte interna de su muslo y di un paso atrás para que pudiera
caer sobre mis rodillas frente a él. Vi su pecho elevarse y cada temblorosa
respiración a medida que usaba mi pulgar para ligeramente trazar su abertura
desnuda. Estaba caliente. Hizo que un sonido gruñera en la parte trasera de mi
garganta. Vi sus manos enredarse en el edredón a cada lado de sus caderas
inquietas y sus ojos eran casi negros mientras me observaba. Levanté sus
tobillos y puse uno de ellos en mi hombro. Usé la mano que no estaba bailando
alegremente alrededor de su centro y tiré de sus caderas más cerca al borde de
la cama y giré mi cabeza para poder besar su tentador muslo que ahora estaba
descansando justo al lado de mi cara.
—Me
estás torturando, Kangin. —Su voz estaba ronca e impaciente.
Me reí
contra su suave piel. Me estaba tomando mi tiempo, lo cual era algo que nunca
hacía cuando se trataba del sexo. Normalmente era todo sobre gratificación
instantánea y rascarme una constante comezón. Con él, era acerca de observarlo,
calibrar su reacción, hacer que respondiera en todas las mejores maneras
posibles. Creo que una parte de mí que trataba tanto de mantener atada estaba
suelta cuando me desnudaba con él, y subconscientemente, estaba tratando de
arruinarlo para quien sea que fuera a venir después de mí.
—Leeteuk,
mírame.
Tomó
un minuto y tuve que decir su nombre otra vez, pero eventualmente sus ojos
marrones se fijaron en los míos. Estaba borracha de deseo y tan cerca del borde
que podía verlo apenas sosteniéndose. Quería empujarlo sobre él y luego estar
justo ahí en el fondo para atraparlo.
Ladeé
mi cabeza para señalas sus manos empuñadas.
—Pon
esas en tu pecho.
Parpadeó
ante mí como si no estuviera hablando español, luego lentamente se movió para
hacer lo que le dije. Sus pálidas manos en su pálido pecho tuvieron a mi polla
tratando de escapar de mis jeans por cuenta propia. Había humedad ahí abajo que
no había venido de frotarme contra él, y eso nunca me pasaba.
—Voy a
comerte, y mientras lo hago quiero que juegues con tus pezones. —Sus ojos se
ampliaron en su rostro sonrojado y una nube de incertidumbre se deslizó sobre
su mirada—. Quiero que los frotes, los aprietes, quiero que te sostengas a
ellos hasta que casi duela. Quiero que lo hagas hasta que se sienta como que el
placer es tanto, que va a romperte por la mitad… solo entonces puedes
detenerte. ¿Me entiendes? —Gimió un poco y asintió, solo una vez, para dejarme
saber que entendía. Le sonreí y supe que no era agradable. Era la sonrisa que
usaba cuando entraba para matar—. Bien, porque si te detienes, si lo sueltas,
entonces yo también lo hago.
Me
maldijo y deliberadamente hundió su talón con fuerza en mi hombro. Me hizo
sonreírle incluso más. Su pelea era tan excitante como el resto de él.
—¿Quieres
pasar un tiempo conmigo cuando no estemos desnudos y en la cama, Pelirrojo?
—¿Cómo
en una cita? —hizo la pregunta en voz baja y eso hizo que mis muelas se
aplastaran.
—Puede
ser lo que tú quieras que sea. —Fui a moverme fuera de él, pero movió sus
brazos alrededor de mis hombros y me mantuvo clavado.
—Síp, Kangin,
quiero pasar tiempo contigo. No me importa si es en la cama o fuera. —Se rio un
poco y se movió debajo de mí, lo cual hizo que parte de mí polla aún clavada
dentro de él se contrajera—. Aunque soy un gran fan de lo que sucede cuando pasamos
tiempo juntos en la cama.
Me reí
y empujé fuera para que pudiera limpiarme. Empujé mis manos a través de mi
cabello y lo miré. Todas esas bonitas promesas que quería hacerle estaban
gritándome, tratando de forzar su salida de mi boca.
—No sé
por qué estás aquí, pero siento que tengo que dar las gracias de que estás aquí
a cualquier Dios que pueda existir.
Leeteuk
parpadeó una vez y luego otra y lo vi ruborizarse. Se movió así que estaba
sobre la cama directo hacia mí y me miró con los ojos muy abiertos.
—Estoy
aquí porque finalmente me dejas estar aquí. —me hubiera gustado poder pintarlo,
así podría capturar su belleza para que las futuras generaciones la
apreciaran—. Y me quedaré todo el tiempo que me dejes.
Si
solo ese fuera el caso. El se quedaría hasta que algo sucediera o yo hiciera
algo que le obligara a tener que irse. Necesitaba un minuto para poner mis
pensamientos en orden después de la forma en que solo acababa de apropiarse de
mí, así que no le respondí y desaparecí en el cuarto de baño para hacerme cargo
de mis asuntos. Si solo averiguar qué iba a hacer con este joven y todas las
formas en que me hacía sentir, fuera tan fácil como la limpieza después del
mejor sexo que he tenido.
Cuando
el teléfono de Kangin se apagó a la mañana siguiente, se sintió como que estaba
amaneciendo en lugar de ser las nueve.
Por
supuesto que nos habíamos mantenido enredados y muy ocupados hasta que el sol
estuvo empezando a salir, por lo que no habíamos estado un montón de tiempo
durmiendo. Él gimió y se acercó sobre mí para silenciar el ruido con un
movimiento de su dedo.
Me
estiré perezosamente debajo de él y levanté mis brazos por encima de mi cabeza,
lo cual tuvo a sus ojos cambiando de letárgicos a calientes y brillantes en
segundos. Iba a preguntarle por qué tenía que levantarse tan temprano dado que
pensaba que la mayoría de los camareros dormían hasta el mediodía, pero mis
movimientos somnolientos debajo de él estaban causando claramente que otros
pensamientos entraran en su mente. Yo estaba totalmente a bordo con el plan
hasta que estuve justo en el borde de un orgasmo que sabía iba a darme vuelta
al revés cuando de repente él se congeló, estuvimos absolutamente inmóviles, y
me miró fijamente con ojos bien abiertos y calientes.
Tenía
mi mano envuelta alrededor de su bíceps y sentí los músculos bloquearse
rígidamente en su lugar. Él estaba respirando con dificultad y me gritó que no
me moviera cuando fui a levantarme para regresarlo dentro de la ranura en
cuestión. Le fruncí el ceño y clavé mis uñas en sus tensos brazos mientras él
apretaba sus dientes:
—Si te
mueves todo habrá acabado y no tengo un condón puesto. —Sus cejas se fruncieron
aún más sobre su nariz—. Nunca antes he tenido sexo sin protección. No es de
extrañar que los condones consigan una mala reputación. Estoy a punto de perder
mí jodida mente.
Sus
dientes estaban apretados y sus fosas nasales se abrieron mientras
tortuosamente comenzaba a retirarse de mi cuerpo. Yo estaba demasiado cerca, e
incluso con sus movimientos artificiales todavía se sentía demasiado bien, y
así que aunque me obligué a no mover un músculo exterior, mis músculos internos
no estaban entendiendo nada de eso así que me arrastré y tiré a lo largo de
toda su longitud, lo que significaba que ambos quedamos en un pasional lío
pegajoso con el que lidiar cuando todo estuvo dicho y hecho. Pensé que era
divertido; él no parecía tan divertido mientras me arrastraba a la ducha para
limpiarnos a ambos.
Traté
de decirle que no era gran cosa, pero me di cuenta que no estaba molesto por la
situación, estaba enojado con él mismo por ser tan despreocupado que se olvidó
de algo tan básico como la protección. Estaba acostumbrado a ser el que
manejaba el juego y no creo que le gustara que lo consiguiera con la misma
eficacia que él lo conseguía.
Nunca
había estado en control de la natalidad en mi vida. Mis compañeros sexuales
eran demasiado pocos y distantes entre sí, e incluso con el chico que salí a
largo plazo nunca había estado en el sexo lo suficiente como para realmente
justificarlo. No hubo quedar atrapados en el momento con él. Por Kangin lo
haría totalmente, pero no sin una garantía de que éramos solo nosotros dos a
partir de este momento, y no creo que él estuviera listo para esa conversación
por el momento.
—¿Por
qué nos levantamos tan temprano? —Él estaba lavando mi cabello y, obviamente, a
miles de kilómetros de distancia, en su propia cabeza.
—Necesito
hablar con Siwon sobre cosas de trabajo. Estamos teniendo un problema con el
hijo de Eric.
Suspiré
mientras sus dedos masajeaban mi cuero cabelludo.
—Siwon
realmente admira a Eric. Eso tiene que ser difícil.
Se
movió detrás de mí y suspiré mientras nuestra piel resbaladiza se frotaba entre
sí. Sonaba frustrado cuando respondió:
—Sí.
No entiendo por qué es así el mocoso. Quiero decir, yo era una pesadilla, pero
no tenía dos padres que obviamente se preocuparan por mí ni a nadie tratando de
darme una mano de ayuda desde el fondo. Tiene por novio a un perdedor que,
obviamente, lo está intimidando y estoy seguro que ha puesto sus manos sobre él
más de una vez. Tiene a su familia tratando de sacarlo de situaciones de mierda
y solo sigue haciéndose de la vista gorda ante ellas.
—¿Crees
que hubieras tomado la mano si alguien te la hubiera ofrecido cuando eras más
joven?
Una de
sus manos se aplanó sobre mi estómago y sentí sus labios aterrizar suavemente
en la parte de atrás de mi cuello. Él se acercó a mi lado para cerrar el agua.
—No.
Yo estaba destinado a ser una metedura de pata desde el principio. —Él metió
las manos por su cabello mojado, salió de la ducha, y encontró una toalla que
me entregó—. Mi padre estaba en la cárcel antes de que naciera, mi mamá tenía
una educación de noveno grado y ningún deseo de vivir más allá del parque de casas
rodantes. Siempre fui el pobre chico, el chico blanco-basura, y en vez de
avergonzarme de ello, utilizaba la compasión de la gente, su simpatía, para
conseguir lo que quería.
Lo
observaba cuidadosamente mientras envolvía una toalla alrededor de su cintura y
se inclinaba de espalda contra el pequeño tocador. Él me miraba tan de cerca
mientras me frotaba el exceso de agua fuera de mi cabello. Cruzó sus brazos
sobre su amplio pecho y siguió.
—Cuando
empecé la escuela y me di cuenta de que todos los otros niños traían el
almuerzo o tenían planes para comer y yo no, al principio me ponía triste. —Él
negó con la cabeza y su boca se tensó—. Entonces eso me hizo enloquecer, que
todos esos niños tenían algo que yo no, que tenía una madre que no podía
conseguir coordinarse lo suficiente para alimentarme. Encontré una chica en mi
clase. Era tranquila, realmente no tenía amigos porque era tímida y un poco
rara, y pasé todo mi tiempo convenciéndola de que éramos los mejores amigos.
—Sus ojos brillaron y literalmente podía verlo cayendo en los recuerdos de hace
décadas. Eso obviamente no le sentaba nada bien ahora, si la forma en que sus
hombros se tensaron era una indicación—. Era una niña dulce, un poco lenta,
pero tenía un corazón enorme y venía de una familia de grandes cantidades de
dinero. Me trajo el almuerzo todos los días hasta quinto grado.
Envolví
la toalla estilo turbante alrededor de mi cabeza y pasé por delante de él. Pero
sus dedos se clavaron en mi muñeca y me jalaron a pararme frente a él. Quería
que escuchara esto, él siempre estaba tratando de tirar de la cortina y
mostrarme la oscuridad que se arremolinaba en su interior. No parecía
importarle que ya supiera que estaba compuesto por marcas negras y fechorías y
yo simplemente no me preocupaba por ellas.
—En
quinto grado empecé a comprender que las otras chicas y jóvenes de la clase,
además de ella, pensaban que yo era lindo, que si le daba atención a más de uno,
podría conseguir algo más que el almuerzo. Dije que ella era la chica más guapa
de la clase para que pudiera hacer mi tarea, le dije a otra que sería su novio
así que ella me compraba ropa, dejé a un joven darme besos furtivos para que me
llevara a comer a los restaurantes, ni siquiera a los de lujo, porque no hay
ninguno en mi pueblo. Luego hubo otro, era horrible. Engreído, quiero decir y
horrible con cualquier persona que se cruzaba en su camino, pero porque su
familia tenía una piscina y me invitaba a nadar decidí empezar a caminar a su casa
desde la escuela. Lo odiaba pero lo hice todos los días porque tenía algo que
quería. Hice todo eso después de desechar con frialdad y crueldad a la primera
chica que había sido tan amable y tan dulce conmigo durante años. Yo solo la
deseché sin contemplaciones y no me importó cuando otros niños se burlaron de
ella o hicieron burla de ella, incluso después de que se aseguró de que nunca pasara
hambre. Aún ni siquiera era un adolescente y ya era ese tipo de chico.
Me
sacudí de su abrazo y fuimos a la sala de estar, así podría ponerme la ropa que
había metido en mi bolso. Me quité la toalla y sacudí mi enredado cabello
mientras buscaba mi cepillo. Kangin salió del baño con el ceño fruncido hacia
mí, así que levanté una ceja en su dirección y trabajé en hacer mi cabello.
—¿Qué?
—Me aseguré de mantener mi voz ligera porque pude ver que solo me estaba
esperando para desatar un torrente de disgusto y juicio sobre él y no sabía qué
hacer con mi indiferencia.
—¿Eso
es todo lo que tienes que decir acerca de lo que te acabo de decir?
—¿Qué
quieres que te diga? ¿Qué apestas? ¿Que eras un completo idiota y merecías lo
que finalmente tienes? ¿Quieres que te diga que fue un movimiento totalmente
descerebrado no solo por la primera chica que conseguiste engañar, sino incluso
por lo principal, que estabas utilizándola también? Sabes todo eso, Kangin. Es
posible que no lo hayas sabido entonces, o no te importaba, pero ahora te
importa, así que decirte lo que ya sabes no tiene sentido. Alguien debería
haber estado alrededor para cuidar de ese niño, así él no tenía que recurrir a
ese comportamiento en primer lugar.
Él
tiró una camiseta negra desteñida por encima de su cabeza y se dejó caer
pesadamente en la cama así podría ponerse sus botas.
—Nadie
me hizo hacer esas cosas, nadie me enseñó. Lo descubrí por mi cuenta, y para el
momento que era un adolescente, había aprendido cada truco sucio que había en
el libro.
Suspiré
hacia él. Crucé los brazos sobre mi pecho y encontré su depredadora mirada con
la mía.
—¿Quieres
confesarme cada pecado que has cometido? ¿Crees que eso me va a asustar o va a
absolverte de los errores del pasado? Porque tengo que decirte, ninguna de esas
cosas va a suceder. —Le fruncí el ceño hacia e hice mi voz dura para que
supiera que iba en serio y le dije enfáticamente—: A mí nunca vas a disgustarme
tanto como te disgustas a ti mismo, Kangin.
Se
puso de pie y se acercó a mí. Realmente parecía un gran gato salvaje acechando
a su presa mientras merodeaba cerca y más cerca. Se detuvo cuando estábamos
casi tocándonos, pero me negué a mirar o retroceder lejos de él.
—No
tienes ni idea de lo que estás hablando, Pelirrojo.
Extendí
una mano y la puse justo sobre el lugar en su pecho donde su corazón palpitaba.
Él estaba molesto, pero como siempre, sabía que estaba dirigido más hacia el
interior de lo que lo estaba para mí.
—Sí,
lo sé, pero he estado teniendo un momento muy difícil gustándome a mí mismo
desde que Kook se lesionó. Sé cómo se siente y exactamente cómo se ve. ¿Por qué
crees que estaba persiguiéndote tan duro? Necesitaba a alguien que no me dijera
que fue solo un accidente, que eso no fue mi culpa. Necesitaba a alguien que
estuviera bien con sentirse mal, y tú lo haces. No siempre vamos a hacer las
cosas bien, tomar las decisiones correctas, y de alguna manera eres el único
con quien me siento seguro de llegar a un acuerdo con eso. Tú no me juzgas, no
tratas de hacerlo y eso lo hace mejor. Tú solo me dejas sentirme mal haciéndome
sentir realmente bien... Yo quiero hacer eso por ti también.
Sus
ojos de un color inusual brillaron del oro al bronce mientras la verdad y la
profundidad de mis palabras se hundían. Él murmuró en voz baja algo que no pude
oír y luego inclinó la cabeza un poco hacia un lado y me dijo:
—Soy
lo opuesto a seguridad. Te follé sin condón esta mañana porque me vuelves
estúpido de deseo. Eso no está yendo exactamente hacia buscar tus mejores
intereses.
Empuñé
su camisa en la mano y tiré de él hacia abajo, así que estábamos casi cara a
cara. Aprecié que él sentía como que tenía que mantenerme alerta sobre todas
las formas en que esta cosa volátil entre nosotros podría salir mal, pero en
algún momento él solo iba a tener que ser un hombre, subir a bordo con lo que
estaba sucediendo, y dejar de esperar a que todo implosionara a nuestro
alrededor.
—Había
dos de nosotros en la cama esta mañana. Soy tan responsable como tú de lo que
sucede allí. Puedo protegerme a mí mismo y estoy más que dispuesto a hacerlo si
estás dispuesto a ser honesto conmigo y decirme si lo que hay entre nosotros es
lo suficientemente importante, lo suficientemente interesante, para darle una
oportunidad. Si la respuesta es no, entonces está bien, pero no regresaré y
nosotros simplemente lo atribuiremos a las hormonas en ebullición y a la
lujuria.
Él
cerró sus dedos alrededor de mi muñeca y dejó que sus dedos descansaran sobre
mi errático pulso. Me pregunté si algo con él alguna vez iba a ser sencillo.
—No
voy a llevar a nadie a la cama todo el tiempo que estés en ella, Leeteuk.
Ese
fue lo más parecido a un acuerdo para dejar de ser un opositor en lo que a
nosotros concernía, que iba a conseguir. Lo tomaría. Me puse de puntillas y lo
besé suavemente en la boca.
—Bueno.
Ahora, ¿qué tal si dejas que te lleve al Bar para que puedas encontrarte con Siwon
y luego vamos a tomar algo de comer? Me muero de hambre. —Parecía una cosa tan
simple, una cosa para hacer en pareja y lo necesitaba. Me apetecía comer con
él.
Pasó
su mano a lo largo de mi cola de caballo todavía húmeda y me tocó el
ligeramente culo.
—Suena
bien.
¿Por
qué todo entre nosotros no podía ser así de sencillo?
Cuando
llegamos al Bar. Era bastante temprano por lo tanto las puertas no estaban
abiertas para los clientes todavía, pero Heechul estaba sentado frente a la
barra hablando con un tipo de pie detrás de la barra que no reconocí. Kangin me
depositó junto a él y me presentó al nuevo camarero como Danny antes de
desaparecer hacia la oficina de atrás. Le dije a Heechul los buenos días y
luego pasé cinco minutos mirándolo fijamente tratando de averiguar por qué
pensaba que se veía diferente de la última vez que lo vi.
Sentí
mis ojos abrirse cuando me di cuenta de una cierta parte de él que al parecer
había crecido fuera de proporción con el resto de su pequeño cuerpo.
—¿Te
hiciste una cirugía en el pecho? —Me di cuenta de lo grosera que sonó e iba a
pedir disculpas cuando empezó a reír con tanta fuerza que sus ojos empezaron a
humedecerse.
—No,
no lo hice, pero creo que la mitad de la razón por la que a Siwon le gusta
embarazarme es debido a este efecto secundario en particular.
Lo
miré boquiabierta por un segundo.
—¿Estas
embarazado? Guau, felicidades. —Dejé a mi mirada deslizarse de arriba hacia
abajo en su figura aún pequeña. Todavía parecía un pequeño duendecillo—. No
tenía ni idea.
El
asintió.
—Lo
hemos estado manteniendo bastante tranquilo. Quería que Donghae y su nuevo bebé
obtuvieran todo el mismo amor y atención que nos dieron cuando Ren vino al
mundo, pero vamos por el ultrasonido hoy para ver si estamos trayendo a casa a
Ren a un hermano o hermana, por lo que no permanecerá en secreto mucho más
tiempo.
Me
acerqué a darle un abrazo con un solo brazo.
—Ugh,
no puedo creer que no me di cuenta. Voy a ser un terrible detective.
Se rio
de nuevo y me dio una palmada en la rodilla.
—Tú no
pasas suficiente tiempo a mí alrededor para darte cuenta de todas las pequeñas
sutiles pistas, algo que debes cambiar, por cierto. —me dio una mirada e
inclinó la cabeza hacia un lado—. Sabes, Zhoumi y Henry están regresando a la
ciudad para las vacaciones de primavera en unas pocas semanas. Todos debemos
juntarnos para una noche de jovencitos como solíamos hacerlo. Apuesto que Donghae
podría utilizar una noche lejos del bebé... y Hyukjae.
Me
sonrió mientras me estremecía involuntariamente ante la idea de salir con el hermano
de Kangin. Ya había estado en sus noches de jovencitos antes, pero desde que Zhoumi
se mudó y los bebés empezaron a llegar a los alrededores, habían sido pocas y
distantes entre sí. Ahora por lo general solo había café con Sungmin en la mañana
o tomar una copa con Key. No habíamos estado todos juntos en más de lo que
podía recordar y seguro había sido antes de confinarme con Kangin.
—Uhhh...
Me
puso los ojos en blanco.
—Si tú
y Kangin van a tener algo, entonces entiendes que Zhoumi es parte de ese
paquete, ¿verdad?
—Realmente
me gustaría que alguien más hubiera respondido a esa llamada. Odié tener que
llevarlo preso cuando lo hirieron y era obviamente inocente. Si yo fuera su
hermano, no estaría contento conmigo tampoco.
No
tuvo la oportunidad de decir nada más porque ambos chicos salieron de la
habitación de atrás con aspecto sombrío y triste. Siwon estaba frunciendo el
ceño bastante duro y la boca de Kangin estaba tirando apretada en una línea
recta.
Heechul
se dio la vuelta sobre el taburete de la barra y fue hacia su corpulento
hombre. Envolvió los brazos alrededor de su cintura y él automáticamente le
regresó el abrazo y se inclinó para dejar un beso en la parte superior de su
cabeza. Era tan fácil, tan sin esfuerzo, la forma en que se apoyaban el uno del
otro, que sentí un balón repentino de emoción asentarse en mi garganta mientras
los observaba.
—¿Nada
bueno? —El hizo la pregunta en voz baja y Kangin fue el que respondió. Se apoyó
en el extremo de la barra y negó con la cabeza.
—Nada
bueno. —Sonaba frustrado y decepcionado. Todo lo que quería hacer era abrazarlo
y hacerlo sentir mejor como Heechul estaba haciendo por Siwon, solo que
estábamos en ninguna parte cerca de allí todavía. Sus ojos pasaron de mí a Siwon
y luego de vuelta—. El hombretón no quiere presentar cargos, pero vamos a tener
que despedirlo y tenemos que hablar con Eric y Minwoo.
Heechul
hizo un ruido de simpatía.
—Romperá
el corazón de Eric.
Kangin
se apartó de la barra y se acercó a donde estaba sentado. Salté del taburete y
él pasó un brazo alrededor de mis hombros y me jaló a su lado. Un temblor en
todo el cuerpo se abrió camino desde la parte superior de mi cuero cabelludo
hasta las puntas de mis dedos de los pies mientras respondí poniendo un brazo alrededor
de su esbelta cintura. Quería ser capaz de sostenerlo. No estaba seguro de que
yo fuera lo suficientemente fuerte.
—Él no
va se va a dar por vencido con Jian. Lo ama demasiado. —La voz de Kangin tenía
indicios de culpabilidad mezclada con penitencia y me pregunté si él estaba
hablando sobre el empleado o algo mucho más cerca de casa.
Siwon
gruñó y apretó a Heechul lo suficientemente fuerte que chilló.
—Tenemos
que irnos. Quiero ver a mi nuevo bebé.
Los
seguimos fuera del bar y Heechul me miró por encima del hombro antes de que Siwon
lo levantara hacia dentro de su gran camioneta y me dijo:
—No te
vas a escapar de la noche de jovencitos, Leeteuk. Me encargaré de que así sea.
Gemí y
asentí con un encogimiento de hombros. Kangin me dio una mirada inquisitiva
mientras nos dirigíamos el par de cuadras desde el bar hacia el lugar donde se
encontraba el restaurante.