—Houston, tenemos
un problema —dijo Hee sin aliento.
Hongki se levantó
de donde había estado sentado a la entrada de la cueva. Se acercó de nuevo a
donde Hee estaba paseándose.
—¿Qué pasa?
—preguntó mientras notaba el enrojecimiento de la piel de Hee y la respiración
rápida—. Mierda, estás en trabajo de parto —respondió a su propia pregunta.
—¿Qué lo delató?
¿La mirada de, estoy en terrible dolor, o la mirada de, tengo tanto miedo y no
creo que esté listo para esto? —preguntó Hee tajante mientras trataba de
respirar a través de la siguiente contracción. Apretó los dientes y se agarró
de la pared de la cueva mientras su estómago se retorcía. Juró que su hijo
estaba tratando de abrirse camino hacia fuera en vez de ir por la ruta
tradicional.
—¿Qué separación
tienen las contracciones? —preguntó Hongki mientras se acercaba a la caja que
contenía las mantas. Comenzó a hacer un acolchado para que Hee se acostara.
—No lo
jodidamente suficiente —gruñó Hee.
Hongki lo miró
por un rato mientras lo ayudaba a caminar lentamente alrededor de la cueva con Hee
diciéndole palabrotas todo el tiempo. Determinó que las contracciones tenían
alrededor de seis o siete minutos de diferencia; por lo que todavía tenían algo
de tiempo.
—Ah, Doc, no
estás inspirando mucha confianza aquí.
—Voy por la
honestidad.
Hee dejó escapar
un resoplido de risa.
—De todos los
momentos, ahora vas por la honestidad. Recuérdame enseñarte cuándo es apropiado
mentir, que es en casi todas las situaciones de estrés, por cierto.
—Voy a recordar
que dijiste eso.
—Tombstone. —Hee
le sonrió al doctor.
—¿Hay alguna
película que no hayas visto? —preguntó Hongki.
—Doc, somos de
Coldspring, Texas —dijo Hee justo cuando comenzó otra contracción.
—Buen punto.
***
—Así que, sabemos
que Gura manipuló esto de modo que una de las parejas se sacrificará por
nosotros —gruñó Yunho—, y no hay ni una maldita cosa que podamos hacer para
detenerlo.
El grupo se
detuvo mientras los lobos tomaban respiraciones profundas, tratando de capturar
la esencia de alguna de las cuatro parejas que seguían escondidas.
—Tiene que haber
una manera de detenerlo. Tiene que haber una manera de protegernos a nosotros
mismos y así las parejas no sientan que tienen que hacer el sacrificio —habló Henry
mientras empujaba a Zhoumi junto a él. Zhoumi tenía lágrimas relumbrando en sus
ojos, por lo que él frotó su espalda, tratando de consolarlo.
Dambi apareció
repentinamente donde se habían detenido y sacó las piedras Fae de su bolsillo.
—Podríamos tener
una manera de hacer precisamente eso.
Alston dio un
paso junto a ella.
—¿Aparecieron
ahora? ¿Por qué no antes de las dos muertes? —casi gritó. Dambi vio que estaba
dolido, casi tanto como le dolía a ella perder a aquellos bajo su protección.
—Sabes que no sé
la respuesta a eso —espetó de regreso—, y hacer preguntas como esa no los va a
traer de vuelta.
—Changmin y Sora
están en esa dirección —dijo Yunho y sus ojos se estrecharon en la dirección
que señalaba.
Una parte de él
quería salir corriendo en una carrera a muerte, para llegar junto a su
compañero lo antes posible, pero una parte de él se encontraba aterrorizado de
acercarse demasiado y ponerlo en una posición en la que sintiera que tenía que
sacrificarse por él o alguien más.
—Gracias a Dios
uno de ustedes recobró sus sentidos y no está corriendo detrás de su compañero
sin pensar jodidamente en el mundo —gruñó Dambi mientras entregaba las cinco
piedras Fae; la primera a Minwoo, la segunda Alston, la tercera a Henry, una
para sí misma y la quinta se la dio a Hyungsik. Hubiera preferido tener a una sanadora
para dársela, pero Junjin no quiso que Ryeowook viniera, y bueno, la otra
sanadora no se encontraba disponible, pero no quería pensar en eso.
—Está bien, así
que este es el plan. Vamos a lanzar un hechizo de protección con las piedras,
uno que nos hará invisibles. Incluso Changmin y Sora no serán capaces de
vernos. Así que, una vez que los veamos, bueno, averiguaremos esa parte una vez
que lleguemos ahí. Todos los que tienen una piedra colóquense en un círculo y
los demás quédense en el interior del círculo. Tenemos que avanzar como uno
solo. —Dambi miró a Yunho y luego a Jungsoo—. Ustedes dos, Neandertales, no se
precipiten detrás de sus parejas. Juro que patearé sus traseros si lo hacen.
Una vez que todos
estuvieron en sus posiciones, Dambi miró a Alston y asintió ligeramente. Ambos
comenzaron a cantar en voz baja hasta que las piedras comenzaron a brillar
intensamente. Eventualmente, ellos brillaron y sus contornos se hicieron
difusos, aunque todavía podían verse entre sí.
—Está bien,
estamos bien. Nadie más debe ser capaz de vernos. Yunho, señala el camino —le
dijo Dambi.
Se movieron
rápida y silenciosamente a través de la zona espesamente boscosa. Pronto vieron
a las dos parejas cuando estaban a ochocientos metro de distancia. También
vieron el acantilado donde precariamente estaban de pie.
—¿Qué demonios?
—dijo Jungsoo con sus ojos muy abiertos—. ¿Cómo es que hay un acantilado en
medio de un bosque que apenas tiene una colina?
Dambi entrecerró
sus ojos y buscó la verdad del bosque, la verdad de lo que conocía. Nunca había
habido un acantilado en el bosque oscuro. No había ni siquiera una colina baja.
Cuando creyó eso con todo su interior, vio la verdad. Sora y Changmin no
estaban para nada en un acantilado, estaban solo sobre el suelo del bosque con
árboles a su alrededor, al igual que el grupo.
—Es una ilusión
—les dijo—. Tienen que creerlo, realmente creer que es una ilusión.
—Todos tenemos
que hacerlo —dijo Alston—. No es suficiente con que algunos de nosotros nos
demos cuenta de que es falso. Para que ya no parezcan estar al borde de un
acantilado, entonces todos debemos ver la verdad, que simplemente están parados
en medio del bosque.
Todos miraron en
silencio a las parejas y el acantilado que no estaba ahí, tratando de conseguir
que sus cerebros rechacen lo que veían sus ojos. Era más fácil decirlo que
hacerlo.
Mientras Dambi
permanecía mirando, vio a Lorelle aparecer a su lado. Sus ojos se estrecharon
cuando observó a su hermana hablar con las parejas y luego señalar en su
dirección. Ese pedazo de mierda que llamaba hermana les estaba contando a Sora
y Changmin que ellos se encontraban aquí, escondidos bajo el hechizo de
protección. Ambos miraron en la dirección que Lorelle señaló, y podía decir que
estaban tratando de ver figuras invisibles. No sabía lo que Lorelle estaba
tramando, pero sabía sin duda que no terminaría bien para ellos.
—Tienen un
hechizo de protección sobre ellos —le dijo Lorelle a Sora y Changmin.
—¿Cómo sabemos
que no solo estás engañándonos? —preguntó Sora.
—No, está en lo
correcto, puedo verlos —dijo Changmin.
Una vez que Lorelle
los señaló, Changmin fue capaz de ver más allá de la magia Fae. Los vio a todos
y no fue un espectáculo agradable. Dambi parecía que iba a matar a alguien. Hyukjae
y Junjin, ambos se veían completamente derrotados. Zhoumi se encontraba
llorando en silencio y Kangin parecía preocupado.
Yunho lo miraba
con ojos entrecerrados y una expresión de determinación. Sabía con certeza que
él estaba al tanto con lo del sacrificio. Sabía lo que Gura había planeado para
que tanto él como Sora no pudieran sobrevivir. Uno de ellos tendría que morir.
—¿Los puedes ver?
—le preguntó Sora a Changmin ansiosamente.
Changmin asintió
y su mandíbula se tensó cuando se dio cuenta que Teukkie no estaba con ellos,
ni tampoco Hyesung o Donghae .
—¿Teukkie está
ahí? —preguntó Sora—, ¿Donghae o Hee?
Changmin no
quería responderle, sabía lo que haría Sora si lo hiciera. Cuando la miró, supo
que su rostro no escondió la verdad. Las lágrimas brotaron de los ojos de Sora.
—¿Qué hay de Kangin,
Hyukjae o Siwon?
Changmin asintió
y Sora quedó destrozada. Cubrió su rostro mientras las lágrimas caían. Sabía
que si Teukkie aún se encontraba vivo, Kangin estaría con él o Teukkie estaría
ahí con él. Lo mismo podía decirse de Hyukjae y Donghae , o Siwon y Hee. Cuando
Gura les había dicho lo de la cacería, las reglas y cómo cada uno tendría que
tomar la decisión final, inmediatamente pensó en Teukkie y los otros chicos, y
supo que todos ellos darían sus vidas por los que aman.
Los hombros de Sora
temblaron con la fuerza de sus lágrimas. Inhaló grandes bocanadas de aire
mientras trataba de ponerse a sí misma bajo control e intentaba pensar con
claridad, pero su mente seguía volviendo a la idea que su hijo podría haberse
ido.
—Sora no sabemos
nada con certeza —le dijo Changmin suavemente, luego miró a Lorelle—. ¿Sabes
algo? —gruñó a la Fae.
Lorelle se
encogió de hombros.
—Quizás.
—Si no vas a
hacer nada más excepto que quedarte ahí parada y burlarte de nosotros, entonces
vete de aquí antes de que arranque tu frío corazón de tu pecho.
Lorelle chasqueó
su lengua hacia Changmin.
—Ser el compañero
de un lobo te ha hecho estar sediento de sangre. Eso no es propio de nuestra
especie.
—Y ser una perra
egoísta te ha hecho una imbécil, Lorelle, y diría que eso te hace aún menos que
los de nuestra especie. —Changmin dio un paso amenazante hacia ella—. ¿Por qué
estás haciendo esto? ¿Todo porque odias a tu hermana? No puedes ver que no
tendrás nada. ¿No eres nada ya sea si Dambi vive o muere? Trajiste esto sobre
ti misma. Lorelle, lo tenías todo. Tenías una hermana que te amaba, un Consejo
que te respetaba, una especie que velaba por ti y lo tiraste todo por la borda
a causa del orgullo.
—No sabes nada de
mí y te sugiero que te preocupes por la vida de tus amigos, de tu compañero, y
no por mí. —Lorelle se despidió balanceando sus dedos y luego se fue.
Changmin volvió a
mirar a Sora, quien se encontraba ahí de pie, mirando fijamente al borde del
acantilado. Las lágrimas aún corrían por sus mejillas y tenía el aspecto de
alguien que lo había perdido todo.
—Sora, por favor,
aléjate del borde.
—Si mi hijo se ha
ido… —Sus palabras fueron interrumpidas por un sollozo y llevó su mano hacia
arriba para cubrir su boca. Sacudió la cabeza y pareció recuperarse—. Changmin,
un hijo no debería irse antes que su madre. Esa no es la forma en que debería
funcionar; no está bien.
—El que tú mueras
no va a hacerlo bien —argumentó Changmin.
—Pero salvará a
los demás —señaló Sora—. Te protegerá a ti y a tu compañero. No puedo imaginar
un mundo sin Teukkie en él, y sé que no puedes entenderlo, pero no hay amor más
grande que el amor de una madre por su hijo. No pude salvar a Teukkie, pero
puedo salvar a alguien. —Comenzó a moverse más cerca del borde y Changmin
corrió hacia delante.
—¡DAMBI! —gritó Jungsoo—.
¡Levanta la protección ahora!
Él observó
mientras Sora lloraba y se acercaba al borde. Sabía, al igual que los otros que
estaba dispuesta a dar su vida, pero no entendía el por qué. Nadie estaba
muriendo. No había una amenaza inmediata que ella supiera; así que, ¿por qué
estaba de pie al borde del acantilado lista para arrojarse?
—¡SORA DETENTE!
—gritó tan fuerte como pudo, y supo que Dambi había levantado el hechizo cuando
Sora giró hacia el sonido de su voz. Sus ojos se abrieron, y se giró dando un
paso en su dirección. Sus ojos se alejaron de los suyos mientras buscaba entre
el grupo y cuando aterrizaron de nuevo en él pudo ver la absoluta tristeza.
Él se dio cuenta
entonces que ella estaba buscando a su hijo y por las lágrimas de nuevo en sus
ojos, creía lo peor.
—¡Él ESTÁ VIVO!
—le dijo y luego comenzó a moverse hacia ella. Él no corrió, pero en su lugar
se movió con rapidez y cautela intentando prepararse para el asalto que estaba
seguro que vendría— Teukkie está vivo, Sora —le dijo de nuevo mientras se
acercaba a ella.
—¿En dónde está?
—preguntó cuándo él estaba a tres metros de distancia.
—Está con Donghae
—respondió Kangin.
Sora miró a Kangin
y luego sus ojos se posaron en Hyukjae. Se fijó en la mirada destrozada en su
rostro, y Jungsoo pudo ver que ella lo sabía.
—Se ha ido —dijo
ella. Sus ojos se llenaron de lágrimas y él quiso envolverla en sus brazos y
mantenerla a salvo para siempre. Quería tomar su dolor y decirle que todo
estaría bien, pero eso sería una mentira. Nada jamás estaría bien una vez que
un ser querido era arrebatado de ti, especialmente si era antes de tiempo y
estaba tan lejos de su hora como Donghae .
—Lo siento, Sora
—dijo en voz baja mientras seguía acercándose a ella. Dio otro paso y otro, y
estaba casi cerca de ella cuando Changmin gritó:
—¡ALTO!
Changmin sostuvo
su mano extendida hacia Yunho diciéndole con ambas, sus palabras y gestos, que
no se acercara más. Miró a Sora.
—No puedes dejar
que te toque —le recordó. Ella vio el pánico en los ojos de Sora cuando se
volvió hacia Jungsoo.
—No puedes tocarme
—le dijo Sora.
—¿Por qué?
—preguntó Jungsoo.
—Changmin… —La
voz profunda de Yunho retumbó cuando él dio otro paso hacia su compañera.
—Yunho —casi
gruñó Changmin—, dije alto, por favor.
—Dime por qué y
luego tal vez lo haga, pero no puedes esperar que te vea después de tanto
tiempo, después de tener el vínculo roto entre nosotros, y no querer envolverte
en mis brazos.
—Gura ha tendido
una trampa. Si alguno de ustedes nos toca, este acantilado se derrumbará con
todos nosotros —le dijo, y le rogó con los ojos para que él lo escuchara.
—El acantilado no
es real —le dijo Yunho.
—¿Todos creen
eso? ¿En la medida que puedan ver más allá del glamour del mismo durante al
menos un segundo? —preguntó, y miró alrededor del grupo—. ¿Puede Hyukjae y,
dado el aspecto del mismo, Junjin también, ver más allá de su dolor en este
momento? —Changmin fue respondido con silencio—. Eso es lo que pensé. Así que
hasta que todos ustedes, todos y cada uno de ustedes, crea que este acantilado
no es real, no nos pueden tocar.
—Estoy tratando
—dijo Sora—. Pero yo lo veo. Puedo ver la caída y puedo sentir el viento en mi
cara. Estoy teniendo vértigo por amor de Dios.
—Tú no eres la
única, Sora —dijo Zhoumi—. No puedo dejar de pensar en eso.
Sora retrocedió
hasta que estuvo contra la pared del acantilado y se hundió en el suelo. Changmin
se sentó junto a ella y los otros también encontraron donde sentarse.
—Supongo que
esperemos —dijo Hyungsik.
Lorelle apareció
de repente, justo en el borde. Los ojos de Dambi aterrizaron en ella y, en un segundo,
Dambi estaba de pie a menos de un metro de distancia de su hermana.
—¿Por qué estás
haciendo esto, Lorelle? —preguntó—. ¿Cuándo llegaste a ser tan cruel?
—Ya te he dicho
mis razones y no voy a justificarme ante ti por más tiempo.
Lorelle trató de
pasar al lado a su hermana, pero Dambi extendió la mano y la estrelló en el
pecho de Lorelle. La Fae voló de vuelta hacia la pared del acantilado justo a
la izquierda de donde se sentaban Changmin y Sora.
—¿Dime por qué no
debería matarte aquí mismo? —gruñó Dambi en la cara de su hermana.
—Porque voy a
matar a cada ser en este acantilado.
—¡NO HAY
ACANTILADO! —gritó Dambi.
—Entonces dile a
uno de ellos que camine hacia este lado —se burló Lorelle—. Si no hay un
acantilado, entonces solo estarán caminando en el bosque.
Donghwa se puso
de pie y se dirigió hacia el borde.
—Donghwa, no
—ordenó Dambi.
—No tengo pareja,
Dambi. Si yo muero, no será una gran pérdida —le dijo simplemente.
—Cada uno de
ustedes es de gran importancia, Donghwa. Con pareja o sin ella, no son menos
valiosos. No dés un paso más.
—Donghwa, no lo
hagas. —Los ojos de Junjin brillaron cuando él le dio la orden. Donghwa dio un
paso atrás, incapaz de desobedecer las órdenes de su Alfa.
—Si ya han
terminado, Dambi, he venido a decirte algo más importante. —Lorelle dio a su
hermana una mirada mordaz.
Dambi estampó a
su hermana en la pared una vez más antes de liberarla.
—Entrega tus
noticias y luego vete.
—Es posible que
no quieras esperar demasiado tiempo para todo esto de “no es realmente un
acantilado”. Hee ha entrado en trabajo de parto y no estoy muy segura de cuánto
tiempo falta hasta que nazca el bebé. —Ella dirigió sus ojos en Siwon—. Pensé
que te gustaría ver a tu hijo antes que sea arrebatado.
Siwon comenzó a
lanzarse hacia la Fae, pero fue detenido por la magia de Alston. El Fae
extendió su brazo sosteniendo al enfurecido Alfa en su lugar.
—Te voy a matar
por esto, Lorelle. No me importa cuánto tiempo tome; voy a arrancarte la cabeza
del cuello y se la daré de alimento a los lobos. —El cuerpo de Dambi se sacudió
con su furia y el aire a su alrededor se tornó electrizante.
Lorelle le dio a
su hermana una última mirada antes de desaparecer.
El grupo se quedó
en silencio, mientras absorbían las noticias que Lorelle había entregado. Nadie
se movió, como si al hacerlo de alguna manera estuvieran sellando su destino.
La mente de Siwon
estaba trabajando horas extras y su lobo estaba furioso dentro de él, luchando
por liberarse, y necesitando llegar a Heechul. Esto se suponía que no pasaría.
Se suponía que debía estar con él cuando entrara en trabajo de parto. Se
suponía que debía tomarlo de la mano y apoyarlo. Sin embargo, aquí estaba,
atrapado en un acantilado que no era un acantilado. Y en el momento en que
naciera su bebé, su vida habría terminado y nunca tendría la oportunidad de
tocar a cualquiera de sus chicas de nuevo.
Siwon sintió el
suelo bajo sus pies comenzar a moverse y retumbar. Rápidamente se arrastró
fuera de sus pensamientos y miró a su alrededor para ver si todos los demás
sentían lo mismo. Efectivamente, todos estaban mirando curiosamente al suelo y
tratando de mantener el equilibrio mientras se sacudía debajo de ellos.
—Qué mierda tan
asombrosa —resopló Dambi—. Él va a derrumbar el acantilado que ni siquiera
malditamente existe salvo en nuestras mentes.
Sora se agarró de
la pared de roca tratando de equilibrarse mientras el temblor se hacía más
fuerte.
—Él va a tirar
esta cosa y nos matará a todos a menos que Changmin o yo cedamos.
—¡NO! —rugió Jungsoo—.
Ninguno de ustedes va a sacrificarse. Ya he tenido suficientes muertes por un
día. Todos vamos a librarnos de esto, todos. — Él miró a Dambi, quien tenía los
brazos extendidos mientras trataba de mantener el equilibrio—. Sea lo que sea
que te hace tan poderosa que los lobos tiemblan delante de ti, ahora sería el
momento de sacar el látigo.
Dambi levantó una
ceja.
—Maldición, ojalá
Hee estuviera aquí para que oyera ese comentario; él se haría cargo de eso
completamente. Sacar el látigo, esa es un clásico. —Ella sacudió la cabeza con
una sonrisa aún pegada en sus labios y luego miró a Alston—. Esto va a requerir
magia de sangre —le dijo ella.
Su rostro lució
solemne mientras respondía.
—Será pasado por
alto esta vez, solo ésta única instancia. No hay otra opción que pueda ver, a
menos que permitamos que una de las parejas de su vida.
—No es una opción
—dijo Dambi con firmeza. Sacó una daga de al parecer ninguna parte y luego miró
a Jungsoo—. Mi sangre es poderosa, y para perderla voluntariamente por un
sacrificio es honorable, pero también es algo que las Fae nunca hacen a la
ligera. No sé si funcionará, y si lo hace, no sé cuáles serán las
consecuencias, pero tengo que intentarlo.
Jungsoo y los
demás miraron a Dambi, esperando que continuara.
Ella tomó la daga
y la pasó a lo largo de su palma, cortando profundamente su carne. La sangre
fluyó de la herida y comenzó a gotear en el suelo. Con la tierra a su alrededor
tratando de derrumbarse por debajo de ellos, Dambi se arrodilló y tocó el suelo
con la palma cortada, apretándola contra la suciedad.
Cerró los ojos y
clamó a la magia que residía en su interior mientras hablaba.
—Poder antiguo
que fluye por mis venas, de buen grado derramo mi sangre para salvar la vida
requerida por la magia negra que llena este lugar. Deja que mi sangre limpie
este lugar y abra nuestros ojos a la verdad detrás de las mentiras. Rompe la
unión, desgarra las ataduras, y arroja fuera al mal que ha echado raíces.
La tierra siguió
temblando y el viento comenzó a azotar a su alrededor. El cabello de Dambi era
como una salvaje melena bailando alrededor de ella mientras deja su sangre
fluir en la tierra. Ella voluntariamente ahondó profundamente en la tierra para
buscar la magia negra que retenía a sus mentes cautivas.
—Dambi, sigue
siendo un acantilado —gritó Henry a través del rugido de la tormenta
avecinándose en el aire. Nubes oscuras se reunieron por encima de ellos y el
relámpago brilló en el cielo.
Dambi oyó el
estruendo de la risa que comenzó a crecer más fuerte a medida que la tormenta
se hacía más y más perversa.
—No puedes ganar,
Dambi —le dijo la voz de Gura—. La magia exige un sacrificio y demandará que el
precio sea pagado.
Los ojos de Dambi
se estrecharon. Ella sintió su ira erigirse y dispuesta dejó que aún más sangre
fluyera de su vena. No iba a perder a otro ante este malvado hechicero
retorcido. Se negaba a aceptar la derrota, se negaba a creer que ella, tan
antigua y poderosa como era, no podía romper el hechizo. Su cuerpo empezó a
temblar por el esfuerzo de mantenerse erguida, su visión comenzó a desdibujarse
y se sintió débil por la pérdida de sangre, pero no iba a rendirse.
—No puedes tenerlos
—respondió Dambi a la voz.
Sabía que ninguno
de los otros sería capaz de oírla por encima del rugido de la tormenta. La
lluvia ahora los bombardeaba dolorosamente y la temperatura bajó, haciendo las
gotas aún más insoportables, mientras cortaban contra su piel. Podía sentir la
magia de la que Gura habló, podía sentir la oscuridad en ella, y la intención
detrás de ésta. Y se dio cuenta que no había manera de evitarlo, no este tipo
de magia. Exigía un sacrificio y no cedería su dominio hasta que lo
consiguiera.
—Qué así sea
—susurró ella en la tormenta. Se puso de pie lentamente, con cuidado de
mantener el equilibrio de sus débiles piernas y se giró para mirar a Junjin. La
lluvia hacía difícil verlo con claridad y esperó a que él pudiera oírla con sus
lobunas orejas—. Este es mi sacrificio por hacer. Ha sido un honor, Junjin,
Alfa, amigo.
Se proyectó
rápidamente hasta el borde del acantilado, y con una última mirada atrás a los
lobos que había aprendido a amar tan profundamente, saltó.
Siwon miró a los
otros y vio que todos estaban tan sorprendidos como él.
La lluvia se
detuvo, el viento se calmó. El suelo alrededor de ellos era solo el piso del
bosque. El sacrificio de Dambi había roto la magia. La muerte de Dambi les
había salvado la vida. Siwon apretó sus dientes mientras la angustia continuaba
construyéndose en su interior. Quería llorar por Dambi. Quería mostrarle el
respeto que se merecía, y lo haría, ya sea en esta vida o en la otra. Pero
primero tenía que llegar a su compañera.
Escuchó los
sollozos de las parejas y las murmurantes voces de los hombres reconfortándoles,
pero no encontrarían confort, no aquí, en un lugar que continuaba tomando y
arrancando vidas de ellos que completaban su familia.
—¿A dónde fue?
—preguntó Changmin mientras miraba alrededor del bosque por cualquier señal del
cuerpo de Dambi—. ¿Por qué su cuerpo no está aquí? —Lágrimas manchaban su
rostro y su rebelde cabello caía alrededor de sus hombros por la tormenta.
—No lo sé
—respondió Junjin—. Lo que ha hecho por nosotros no será olvidado, y le daremos
el entierro que se merece una vez que esto termine.
Los otros
asintieron murmurando acuerdos mientras intentaban recomponerse.
Sora enterró su
rostro en el pecho de Jungsoo mientras la envolvía en sus largos brazos. Él le
susurró gentilmente:
—Lo siento,
pequeña; saldremos de esta.
Sora quería
creerle, pero una parte de ella quería acurrucarse en una bola y dejar que la
tristeza la tragara.
—Junjin, debemos
darnos prisa —le dijo Siwon. Se volteó en dirección donde el borde del
acantilado pareció estar y caminó unos pasos, tomando respiraciones profundas.
Ahí, pensó, ahí está mi Heechul.
Se fue en una
carrera sin importar que alguien lo siguiera. Tenía un solo pensamiento, un
único pensamiento, llegar a su compañero, a su hijo, y luego morir diciéndole al
joven que amaba lo precioso que era para él.
HHHHH
ResponderEliminarNOOOO DAMBI!!
ADITAMENTOS.... oh no, a Heechul no le va a gustar esto....
Ahhhh
Ahora qué!????
Ojalá Gura no alcance a llevarse al bebé...
Dios!!! Ya llego el momento de la llegada del bebé.
ResponderEliminarEspero que todo salga bien. Quien será el sacrificio en esta ocasión??