Donghae les transporto a un coche que
había preparado y había llevado a unos kilómetros de distancia de la SM. Su
cabeza daba vueltas, cayó al suelo, agarrándose a las hierbas secas, para
anclarse a sí mismo y no salir volando con los giros del suelo.
Había canalizado más poder en la última
hora de lo que había hecho desde que había conocido a Hyukjae y la tensión
comenzaba a extenderse a través del cuerpo. Las articulaciones le dolían, los
músculos le latían al mismo ritmo del corazón. Los ojos le ardían como si
hubiera pasado todo el día bajo un sol ardiente, mirándolo directamente.
—¿Dónde estamos? —preguntó Hyukjae.
No podía hablar todavía. La respiración
era demasiado dificultosa.
Hyukjae llego donde él estaba aferrado a
la tierra y le deslizó la mano alrededor del cuello. Las dos partes de la
Luceria contactaron, con un chasquido audible. El poder fluyó, empapando las
células, restaurándolas.
Burbujas de hormigueo le llenaron, y se
expandieron a través de las venas hasta calentarlo de adentro hacia afuera. El
giro se detuvo y se apoyó contra su muslo duro, disfrutando de su tacto.
—¿Mejor? —le preguntó.
—Mucho. Gracias.
Le tendió su gran mano y lo ayudó a
ponerse en pie. Lo hizo prácticamente dentro de su abrazo y no pudo resistir la
necesidad de estar más cerca. Envolvió los brazos alrededor de su cuello y se
apretó contra él en un fuerte abrazo.
Su olor se hundió en él, estabilizando
los nervios amotinados y calmando la preocupación. Puso la mejilla sobre su
pecho, oyendo el latido estable y fuerte de su corazón.
Todavía estaba vivo, había tenido éxito
en liberarlo a tiempo, una hazaña que no había estado seguro de poder hacer.
Pero aquí estaba, vivo y bien, casi fue vencido por el alivio.
Con sus brazos
envueltos alrededor, podría engañarse, casi creer que estaba seguro y que todo
iba a salir bien. Era una mentira gigantesca, pero una que necesitaba
desesperadamente ahora mismo.
No era ningún tonto. Sabía que Hyukjae
iba a intentar encontrar una forma de terminar con su vida. Su resolución de
hacerlo vibraba entre ellos, haciéndolo desanimarse. Haría todo lo que
estuviera en su poder para pararle, pero sabía que no debía pensar que sólo por
haberlo rescatado, estarían fuera de peligro.
Donghae parpadeó para apartar las
lágrimas. Rechazó gastar ni un solo momento de su tiempo juntos llorando. Más
tarde le daría rienda suelta y se revolcaría en la miseria, pero por ahora,
tenían un trabajo que hacer.
—¿Dónde estamos? —preguntó de nuevo.
—A unos kilómetros al sur de la SM. Metí
en el coche comida, ropas y armas.
—¿Mi espada?
Sacudió la cabeza.
—No. Está en la oficina de Shindong y no
quise correr el riesgo. Esta viene de uno de los almacenes.
—De la armería. Bueno. Es una hoja
limpia, entonces.
—A mi me pareció limpia, todas eran
brillantes y nuevas.
Él negó con la cabeza ligeramente.
—No, limpias significa que no se han
usado para matar demonios antes. Nuestras espadas reúnen el poder de las cosas
que matamos, y en las manos equivocadas, la espada de un guerrero podría
romperse, liberando ese poder. Sería como deshacer el trabajo de toda una vida.
Él le acarició la mejilla con el dorso
de su mano.
—Cuando me vaya, quiero que la espada,
con la que he luchado toda mi vida, descanse en el Salón de los Caídos y no sea
usada por nuestros enemigos.
Donghae no podía pensar en eso ahora.
Necesitaba mantenerse fuerte.
—No dejaré que te mates. Ni siquiera te
atrevas a intentarlo.
—Lo siento —dijo—. Ya te he disgustado
de nuevo. Hablemos de otra cosa. Dime cómo te las arreglaste para salir de la
SM.
Él no había negado su acusación, lo que
sólo reforzó la creencia de que incluso ahora mismo estaba buscando una buena
manera de morir.
—Mentí —le dijo.
No había sido difícil engañar para salir
a través de las puertas. La triste historia sobre el deseo de estar lejos de Hyukjae
cuando le mataran, funcionó como un hechizo.
Zhoumi era un hombre dulce y totalmente
incapaz de decir que no ante las lágrimas.
El hecho de que esas lágrimas no
hubieran sido verdaderas no le dolió.
—Ya veo. ¿No tienes miedo de estar a
solas conmigo?
Miró sus ojos negros.
—He pasado horas a solas contigo y nunca
me has hecho daño todavía.
—Pero puedo hacerlo.
—Sí, bueno, estoy bastante seguro de que
yo podría devolverte el daño, así que, ¿qué tal si no lo intentamos?
Él le tomó la cara entre sus manos y su
pulgar le acarició la mejilla.
—Hay un monstruo dentro de mí. Si ves
que sale, no lo dudes. Te hará daño.
Donghae no le creyó ni por un segundo,
pero no había tiempo para discutir. Tenía que poner más kilómetros entre ellos
y la SM, de modo que nadie los encontrara.
Donghae asintió con la cabeza, fingiendo
estar de acuerdo y le entregó las llaves. Ellas tintinearon en el tembloroso
agarre.
—Conduce. Estoy demasiado inestable ahora
mismo.
—¿A dónde vamos?
—A algún sitio seguro. A algún lugar
donde ellos no puedan encontrarte.
—Shindong y los demás nos encontrarán.
Lo sabes —dijo Hyukjae.
—No, no lo harán. Encontré el
dispositivo de rastreo y lo fundí. Ninguno de nosotros tiene un móvil. A menos
que pusieran un rastreador en nuestras ropas o armas, ahora estamos por nuestra
cuenta.
Su tono era grave:
—No serás capaz de llamar para pedir
ayuda.
—Lo sé —era un riesgo que asumió. A
pesar de que había una posibilidad de que algo saliera mal y no supiera que
hacer, no iba a dejar que Hyukjae fuera devuelto a aquel calabozo otra vez a
esperar su muerte.
—Esto es imprudente y peligroso. Estás
arriesgando tu vida por nada.
Él dejó soltar un profundo suspiro y
asintió con la cabeza.
—Esto es un regalo y no voy a dejar que
lo lamentes.
Subieron al coche y se pusieron en
camino. Donghae trató de relajarse y recuperar algo de la fuerza que había
usado, pero la mente le siguió vagando a lo único que no quería pensar.
Hyukjae iba a suicidarse. Sabía que era
su intención cuando entró en el calabozo. Tanto como había odiado la idea de
estar atado a él, la idea de no tenerle cerca parecía imposible, antinatural e
incorrecta.
No habían estado juntos durante un gran
período, pero en ese tiempo, había llegado a sentir cariño por él. Todo lo que
había hecho Hyukjae había sido pensando en él. Habría muerto tratando de
ayudarlo a encontrar una vida normal. Había ido en contra de las órdenes y lo
había llevado para ver al niño Eunhae, porque había pensado que le haría feliz.
Había hecho el amor con él como nadie más lo había hecho, dándole la clase de
placer que la mayoría tan sólo pueden soñar.
No le importaba que ellos dijeran que no
tenía alma. El veía al hombre que una vez había sido, el hombre que ponía la
seguridad de los demás por encima de la suya y renunciaba a sus propios deseos
para que otros pudieran tener los suyos. Era una buena vida. Una vida noble. Y
se alegró de haber formado parte de ella al menos por un breve tiempo.
Si pudiera evitar que se suicidara,
estaba seguro que encontraría una manera de demostrarle que merecía vivir. Pero
no sabía cómo.
El cansancio se abalanzó sobre él. Había
usado demasiado poder y el cuerpo no estaba acostumbrado a la tensión.
Necesitaba dormir, pero temía que si lo hiciera, se despertaría para
encontrarlo muerto.
—Descansa —le dijo, como si percibiera
sus pensamientos—. No te dejaré sin decir adiós.
Por una vez, no le importaba tanto
tenerle en la cabeza. No era casi una invasión de la intimidad, como una vez
había pensado. Era reconfortante.
Cuando se fuera, echaría de menos esa
sensación casi tanto como echaría de menos a Hyukjae.
—Prométemelo —insistió—. Di las
palabras.
—Prometo que no buscaré la muerte hasta
después de que te hayas despertado.
El peso de su
promesa se posó sobre él, tranquilizándolo, haciendo que el cuerpo se volviera
pesado. A pesar de los pensamientos tristes, los ojos lentamente se le cerraron
y cayó en un sueño ligero.
Hyukjae miraba fijamente hacia adelante,
observando la carretera pasar bajo ellos, así él no estaría tentado de observar
a Donghae dormir. Era libre, gracias a él. Libre para encontrar una muerte de
su elección.
Odiaba la idea de dejarlo. También tenía
una punzada momentánea de culpa por dejar a sus hermanos, pero que palidecía en
comparación con la forma en que se sentía por Donghae.
Se había permitido acercarse demasiado.
Se sentía apegado a él.
Su monstruo se paseaba dentro de la
jaula, probando la debilidad de las barras. Hyukjae se negó a dejarlo salir.
Sólo tenía que aguantar un poco más.
Hyukjae no tenía ni idea de a dónde iba.
Simplemente conducía por donde el instinto le guiaba. Finalmente, terminó en
una casa Elf cerca de las cuevas donde había encontrado a Donghae. Heechul
había utilizado su magia para colapsar la entrada de la cueva, impidiendo a
otros Saesang usarla como sitio de anidación. Changmin y Yunho habían muerto no
lejos de aquí, aplastados bajo toneladas de piedra. Sus cuerpos habían sido
recuperados y enterrados en la SM, pero todavía había una sensación de pérdida
cerniéndose por todos lados.
Esas cuevas le parecían un lugar tan
bueno como cualquier otro para morir. Por lo menos así, él no mancharía otro
lugar de tristeza, debería importarle a alguien lo suficiente como para llorar
por él.
Donghae lo haría. Donghae ya lloró por
él en algunos aspectos. Su corazón era demasiado tierno para no sentirse mal.
El dolor que le causaba era culpa de él
por dejar que se acercara demasiado. Nunca debió haber salido de la SM con Donghae.
Tendría que haber visto el riesgo que sería para él. En ese momento, todo lo
que había sabido era que podía mantenerle a salvo hasta que
decidiera elegir a uno de sus hermanos. Nunca podría haber predicho que
terminaría atándose a él. Hasta que estés tan bien como nuevo.
Nunca lo estaría, pero su muerte lo
liberaría pronto.
En cuanto el sol se pusiera, dejaría a Donghae
aquí. Caminaría a las cuevas, se cortaría para atraer a los demonios. Y luego
caería luchando.
El sol se hundió más, avanzando hacia el
horizonte. Era un día bonito, con un cielo despejado y una brisa ligera. Nunca
le había importado lo suficiente para notar estas cosas antes, pero se dio
cuenta de todo eso ahora, sabiendo que era su última oportunidad para hacerlo.
El dulce aroma de Donghae le llenó los
pulmones. Su piel era suave y cálida bajo los dedos. Hasta ahora, no se había
dado cuenta de que estaba sosteniendo su mano. Él podía oír su respiración
constante mientras dormía.
Tan bonito. Sus labios estaban entreabiertos,
se le hacía la boca agua por un beso, pero se contuvo. Donghae necesitaba el
sueño después de todo el poder que había manejado con el fin de ponerlo en
libertad. No tenía ningún sentido despertarlo hasta el último minuto, como le
había prometido que haría.
Hyukjae simplemente lo observó dormir,
disfrutando de la vista, mientras que el color del sol se hundía a un rico
amarillo dorado que hacía juego a la perfección con la Luceria.
El Caballero de Oro. Eso le quedaba
bien. Le llenó de un sentimiento de orgullo, mientras que el monstruo en él
soltó un gruñido posesivo de nostalgia.
La bestia no iba a caer sin luchar. No
quería morir. Hyukjae tendría que mantenerlo a raya hasta el final, costase lo
que costase. Si no lo hacía, el monstruo lucharía por liberarse y volver a Donghae.
No estaría seguro hasta que tanto él
como el monstruo estuvieran muertos.
Donghae abrió los ojos, parpadeando para
alejar el sueño. Los tenía inyectados en sangre, un signo seguro de que había
estado manejando demasiado poder.
Le sonrió, y luego cuando la realidad se
impuso, esa sonrisa vaciló. Su mirada se quedó fija en él, resuelta.
—Has esperado.
—Prometí que lo haría.
La tristeza ciñó su boca y cayó a través
del vinculo, pesada y dolorosa.
Él no sabía cómo
hacerlo mejor. Su trabajo era hacer su vida un lugar pleno, feliz, y había
fallado espantosamente.
—No estés triste —dijo.
Las lágrimas se agruparon en sus ojos,
brillando en la luz del sol menguante.
—No puedo evitarlo. No quiero que hagas
esto.
No podía esperar que entendiera el
porqué no tenía otra opción. No había visto la violencia y el destrozo que
alguien como él podía hacer. Antes, cuando sus emociones habían estado muertas
y frías, a él no le importaba si le hacía daño a alguien, siempre y cuando
ayudara a sus hermanos, pero ahora, mirándolo a los ojos, le importaba. A la
persona que con mayor probabilidad haría daño sería a él, y eso era algo que no
podía permitirse hacer.
—¡Shhh! —le dijo él—. Todo va a estar
bien.
—No te creo.
Las palabras no iban a hacer ningún
bien. No había nada más que él pudiera decir que no le causara más dolor, pero
aún quedaban unos minutos más de luz solar, y quería pasar cada uno de ellos
con él.
—Entremos —dijo.
Donghae asintió con la cabeza, saliendo
del coche y recogiendo algunas de las cosas que había traído con ellos. Hyukjae
encontró la llave debajo de una maceta y abrió la puerta.
Había estado aquí antes una o dos veces.
Como todas las otras casas Elf, era modesta y sin pretensiones, cuidando de que
la gente no metiera la nariz demasiado cerca. No es que encontrasen mucho. Provisiones
de comida y ropa de repuesto. Tal vez una espada escondida en un armario. Ropa
de cama limpia, y, a veces, si tenían suerte, alimentos frescos almacenados en
la nevera.
Los leños estaban colocados en la
chimenea, y los encendió, con la esperanza de que la calidez ayudara a la
comodidad de Donghae.
No estaba seguro de cómo iba a escapar
de él. No iba a dejarle ir fácilmente. Lo podría atar, pero probablemente Donghae
quemaría las ataduras. Podría noquearlo, pero eso lo dejaría indefenso ante un
ataque, y eso era inaceptable.
Sólo había una cosa
que se le ocurrió hacer: Llamar a Seungki para que viniera y físicamente lo
retuviera, mientras que Hyukjae hacía lo que tenía que hacer.
Hyukjae esperó hasta que Donghae se
metió en el baño antes de levantar el teléfono de la pared de la cocina y
llamar a Seungki.
—Soy Hyukjae —dijo él.
—¿Dónde diablos estás? La gente está
poniendo patas arriba la SM buscándote. Salí justo antes de que comenzaran a
comprobar las Marcas de Vida. Gracias por la advertencia, por cierto.
—Necesito que te reúnas con nosotros.
Voy a hacer lo correcto, pero si no vienes y detienes a Donghae, él me seguirá
directo a la lucha.
—No sé —dijo Seungki—. Si hago eso, va a
odiarme. No es exactamente como quiero que las cosas comiencen, ¿sabes?
—Te perdonará. Su corazón es demasiado
suave para no hacerlo. Pero yo necesito que hagas esto. Por él y por mí.
Necesito saber que está seguro para que pueda seguir adelante.
Seungki se quedó callado durante un
momento.
—Sí. Muy bien. Tienes razón. Su
seguridad es lo primero. Sólo dime dónde estáis.
—La casa Elf cerca de donde Yunho y Changmin
murieron.
Hubo una exhalación de aliento bajo en
el otro extremo de la línea, como si Seungki se estuviera mentalizando para una
tarea desagradable.
—Estaré allí tan pronto como me sea
posible, pero pasará algo de tiempo antes de que pueda llegar a vosotros.
—Esperaré. Y por favor, no le digas a
nadie donde estamos. No quiero que esto sea más difícil para Donghae de lo que
va a ser. Estoy controlado.
—Por ahora.
—Sólo date prisa. Quiero esto hecho esta
noche.
—Estoy de camino.
Hyukjae colgó el teléfono justo cuando Donghae
abrió la puerta del baño. Su pelo estaba húmedo en las sienes, y su nariz roja.
Parecía como si hubiera estado llorando, pero con los ojos inyectados en sangre
por el esfuerzo excesivo, él no podía estar seguro.
—¿Tienes hambre? —preguntó él.
Rebuscó en la nevera, pero se encontró
sólo un par de manzanas. El congelador contenía varios platos marcados que
prometían. Sacó un poco de carne asada en un bol y lo metió en el microondas.
Donghae se dejó caer en la mesa por el
agotamiento. La tristeza irradiaba de él en ondas tan fuertes que hizo vibrar
el anillo.
Eso era por su culpa. Debería haberle
impedido ayudarle a escapar, en vez de estar de acuerdo con su plan. No se
había dado cuenta de lo duro que sería para Donghae.
—Vas a estar bien —dijo, esperando reconfortarlo.
—No, no lo estoy. Quiero que me prometas
que no harás nada estúpido como suicidarte.
Él hizo caso omiso de su petición y
abrió un bote de café.
—Lo digo en serio, Hyukjae. Esto no es
una broma. Si tengo que hacerlo, te encerraré yo mismo. —El veneno en su voz
hubiera sido bonito si él no hubiera creído cada palabra que había dicho.
—No hablemos de eso. Vamos a disfrutar
de la comida juntos.
—¿Una última comida? ¿Cómo demonios se
supone que me enfrentaré a eso?
La frustración se apoderó de él,
duramente, rozando contra la piel. La bestia gruñó, arañando los barrotes de la
jaula. Hubiera sido tan fácil dejarse ir y ceder a la tentación, liberar al
monstruo y permitirle a Donghae ver de qué era de lo que le estaba protegiendo.
Pero no podía hacerle eso. Ya había sufrido más miedo y dolor en los pocos años
de su vida de lo que merecía. El sol estaría abajo pronto. Seungki vendría y le
detendría. Todo habría terminado en unas pocas horas.
Se arrodilló delante de él, tomando sus
manos entre las suyas. Sus dedos estaban fríos y temblorosos. Los frotó entre
las manos y le miró a los ojos. No era muy bueno borrando los recuerdos, pero
su conexión con Donghae simplificaría la tarea.
Hyukjae se deslizó dentro de sus
pensamientos como si hubiera nacido para la tarea. Reunió pequeñas motas de
poder desde el aire y las canalizó a lo largo de su piel.
Sus manos se calentaron, y le susurró
pensamientos de comodidad y tranquilidad en su mente. Después de unos segundos,
sus párpados cayeron y Donghae se balanceaba en su asiento.
Si hubiera podido, habría borrado todas
las pistas de sí mismo de su memoria, pero eso estaba más allá de sus
habilidades. En cambio, dejó caer un velo transparente sobre su dolor y
preocupación, escudándole de ellos.
Buscó algo alegre para amenizar su
estado de ánimo, y lo que le vino inmediatamente a la mano fue la imagen del
pequeño Eunhae en sus brazos, y el recuerdo de ellos entrelazados en la pasión.
Recogió esas imágenes y las utilizó para ocultar sus pensamientos más oscuros,
haciendo que las cosas felices resplandecieran más brillantes a fin de que su
enfoque permaneciera allí.
Al menos durante un tiempo. Sabía que su
solución era temporal, pero por ahora, eso lo aliviaría y Donghae lograría
pasar las próximas horas.
El microondas emitió un pip. Hyukjae
puso sus manos cálidas, ahora en su regazo y terminó de preparar la cena.
Comieron en silencio, los movimientos de Donghae eran lentos y metódicos. Lo
miró todo el tiempo, midiendo los efectos de sus esfuerzos.
Su mirada era distante, pero tranquila.
Parecía somnoliento, pero esas ondas angustiantes de dolor ya no rezumaban de él.
Una vez que el plato estuvo vacío, le
dijo:
—Deberías descansar un poco.
Sus ojos se alzaron cuando él hablo,
como si le hubiera sorprendido. Donghae parpadeó un par de veces, mirando a su
alrededor con confusión, como si no reconociera dónde estaba.
—¿Descansar?
Hyukjae se levantó de la silla y dio la
vuelta colocándose a su lado en la mesa. Tenía la cabeza inclinada hacia atrás,
y Donghae le dedicó una sonrisa oscura que lo llenó con la promesa del paraíso.
Respiró fuertemente, afianzando el
control de su monstruo en el último momento. Se lanzó contra los barrotes,
haciendo vibrar a Hyukjae hasta las plantas de los pies. Lo quería. Quería
sujetarlo y follarlo hasta que la ira se hubiera ido. Eso nunca iba a ocurrir.
Una sola mirada, y la bestia creía que
debía ser suyo.
Hyukjae estaba allí, apretando los
dientes en un esfuerzo por mantener el control. Cerró los ojos, esperando que
el no mirarlo ayudara.
No lo hizo. El monstruo simplemente se
formó su propia imagen, recordando la forma en que se veía desnudo y tendido en
la cama, con la piel enrojecida, los labios rojos e hinchados.
Donghae le deslizó las manos por debajo
de la camisa, flexionándolas contra la piel desnuda.
Sentir sus manos sobre él, sintiendo su
tacto sobre la Marca de Vida era casi más de lo que podía soportar. Él lo
quería, también, pero estaba teniendo problemas para combatir tanto sus deseos,
como los de la bestia.
Sus uñas se clavaron en la piel, y oyó
el raspar de la silla sobre el piso de vinilo. El dobladillo de la camisa se
arrastró a lo largo de las costillas, y su suave boca le dio un beso sobre el
corazón.
Los abdominales se le contrajeron y los
nudillos estallaron bajo la presión de los puños apretados. Quería tocarlo a
fondo, deslizar los dedos en su pelo y sujetar su cabeza mientras Donghae lo
besaba.
No se atrevió a moverse. Ni las manos,
ni la boca. Si se daba una concesión, el control se rompería y Donghae iba a
terminar inclinado sobre la mesa de la cocina con el vaquero en los tobillos y
el pene metido tan profundamente en su dulce interior, como pudiera. Otro
sonido le subió por el pecho, una súplica muda de misericordia, pero si Donghae
lo entendió, no escuchó. En cambio, su lengua pasó por encima del pezón,
enviándole una serie de relámpagos por la columna. El pene palpitaba contra la
bragueta y el sudor apareció en el nacimiento del pelo.
Sus dientes se cerraron suavemente sobre
el pezón, y luego Donghae alivió el aguijonazo erótico con su lengua.
Hyukjae estaba librando una batalla en
dos frentes: La lucha contra sus propios deseos, así como los de la bestia. Y
estaba perdiendo en ambas. Tenía que retroceder, para alejarse de él tanto como
pudiera.
Cambió el peso para dar un paso atrás,
pero ya era demasiado tarde.
—Bésame —susurró Donghae, ensartándole
sus dedos en el pelo y agachándole la cabeza hacia la suya.
Trató de decirle lo cerca que estaba de
enfrentarse a su monstruo, pero la boca no le respondía. Se arrastró por el
vínculo, permitiéndole vislumbrar de qué le estaba protegiendo. La necesidad de
violencia y lujuria flotando justo por dentro de él. Le avergonzaba dejarle ver
esa parte de sí mismo, pero sus sentimientos no eran importantes. Los de Donghae
sí.
Su cuerpo se estremeció y su agarre se
apretó en la cabeza. Se obligó a abrir los ojos, seguro de que vería la
repugnancia cubriendo su cara. En cambio, sus pupilas se habían vuelto enormes,
por el deseo. Un gemido frágil salió de sus labios, y el sonido estaba repleto
de necesidad, no de miedo.
Donghae había visto a la bestia y eso no
lo había ahuyentado.
—No quieres esto —le dijo él—. No puedes
querer esto.
—Te quiero. Lo quiero todo de ti,
incluso las partes más oscuras.
Él no sabía lo que estaba diciendo. No
había manera de que realmente pudiera entender a lo que se iba a enfrentar.
Abrió la boca para pedirle que escapara,
pero antes de que las palabras pudieran salir, tenía la boca de Donghae sobre
la suya, caliente, dulce y exigente. Su lengua se hundió en el interior, y le
alimento con un suave gemido de satisfacción.
El deseo irradiaba de él, llenando el
vínculo con su necesidad. Podía sentir su calor en la piel y la carne entre sus
piernas hincharse y humedecerse. Había un vacío ahí que Donghae quería que él
llenara, un dolor profundo de anhelo que sólo él podía alejar.
nooo hyuk, no t mates Y.Y no puedes dejar solito a Hae x( ustedes se aman ���� �� no puede terminar así!!! noo quierooo
ResponderEliminargracias x ser tan rápida, dices q solo faltan 3caps?? tan pocos? se solucionara rápido? boo mi hae y hyukkie Y.Y
A 3 del final y la verdad es que no quiero que se termine.
ResponderEliminarHae tengo plena confianza en que vas a saber que hacer con la bestia que habita en HyukJae.
Es inevitable por más que luche li ama con todo su ser, bestia incluida y por eso no puede negar el deseo que ambos sienten.
Espero que Shingdon nunca los encuentre y si lo hace que sea después que arreglen el problema del habitante de Hyuk
Aigooo unnie querida!! Estoy con las lagrimas a flor de piel unnie no quiero que hyukie se muera nooo ojala este par pueda tener un final feliz ojala puedan ser felices se aman!! Aigooo
ResponderEliminarAigooo unnie querida!! Estoy con las lagrimas a flor de piel unnie no quiero que hyukie se muera nooo ojala este par pueda tener un final feliz ojala puedan ser felices se aman!! Aigooo
ResponderEliminar-se quiere volver loca- ahhhh~ que se lo folle en el piso XD OkYa me calmo!! jajajajajaja ayy no inventes!!! que el pescado quede embarazado ya si el mono no se mate!!! por el amor del cielo!!! No le hagas nada al monito!!! que esa bestia fea que lleva dentro muera! y el pueda estar tan bien como nuevo(?) No seas mala!!! No hagas esto!! por fis!!! ahh~ Todos felices pues y ellos nada! no inventes!! -llora al saber que les paso a Yuno y Chang- ahhh~
ResponderEliminarjsahidfksghligduhjd MUEROOOOOOOOOOOOOO !!!!!!!! HYUK NO PUEDE MATARSE NI LOCO !!! YO SE QUE HAE ENCONTRARA LA MANERA!!!
ResponderEliminarsolo donghae puede!! estoy segurisima!!! solo que no se me ocurre comoXDXD
me ah encatntdoo !! esta historia esta llegando a lo mejor !! n puedo esperar a ver como hyukhae es salvad !!!!
gracias por el mp !!! lo ame !
Donghae es asombroso!! Pudieron salir sin problems de la Sm y ahora debe preocuparse por Hyuk y s intento de suicidio... Yeah en el proximo cap tenemos lemon y la aparicion de la bestia? Hae podra con el! Confio en q lo hara
ResponderEliminarmuchas gracias por el mp!
Saludos
ahhhhhhh Hyuk deja de pensar en matarte
ResponderEliminardebes quedarte para hacer Feliz a Hae
Hae quiere todo de Ti te lo dijoooo
aceptaloooo
no te mueras!!!!!!!!!!!! D:
ahh solo faltan 3 capitulos u.u
ahh unnie gracias gracias
O.O!! ya va a terminar?? Por que??
ResponderEliminarDios esto esta buenisimooooooooo........no quiero que Hyuk siga con sus ideas retorcidas de que Hae no lo quiere con todo y su inquilino, que no se da cuenta de cuanto lo desea y lo ama?......aaaaggggg creo que regreso a leer y cortarme las venas con un popote o pajilla o sorbete o como le llamen.....aisssh....ya me voy.
Gracias por actu tan rápido. XD
awwwww
ResponderEliminarhyuk no se debe morir o sino hae morira de dolor debe haber una solucion para que los dos esten juntos hae lo quiere a el y al monstruo dentro de el no le tiene miedo los necesita a ambos
gracias por el mp solo faltan 3 capitulos
enviame mp cuando actualizas
No morias Hyuk, Hae no te dejara, no va permitir que ocurra sienten demasiado el uno por el otro para que pase encuentra la forma Hae de salvarlo se que lo haras plissssss si muere muero con el diabloss noooo...Gracias por el MP
ResponderEliminarGuau el capitulo estuvo grandioso me duele que Hae sufra por que Hyuk quiere suicidarse!!! espero que se solucione!!! y que se esten uniendo de nuevo por el amor el deseo esta impresionante no puedo creer que solo faltan 3 cap =( me encanto gracias por el MP
ResponderEliminarRox Andres
Cuidate
Es comprensible que Eun piense en matarse pero no no lo queremos :( y Hae tampoco pero me pregunto como hará Hae para poder curarlo que tipo de magia necesitará hacer???? dense prisa que ya viene seungky y no queremos que nos malogre el momento :D
ResponderEliminarnoooo, no puede ser!! hyuk no le puede hacer eso a donghae, porque ahora que se han escapdo no buscan alternativas para separar a la bestia interna de hyuk para que puedan estar juntos y felices y hyuk tenga por fin un alma, no quiero que se mate!!
ResponderEliminarhasta luego unnie
noooooooooooo..... hyuk no puede hacer eso después de todo lo que hizo hae para rescatarlo si lo abandona ahora destrozaría a nuestro pececito.......espero cambie de opinión y decida quedarse con el
ResponderEliminargracias por el mp en hato, esperaré la siguiente actu
saludos y cuídate
Yo creo que el único que puede controlar al mounstro que lleva en su interior Hyuk es Hae.
ResponderEliminarRealmente Hae es un hombre fuerte y sabe lo que quiere. Y sobretodo no le tiene miedo a lo que Hyuk esta ocultando en su mente.
Me encanta que Hae acepte todo lo que tiene para dar Eunhyuk. Espero que logren estar juntos antes que lleguen para retener a Donghae!
Usuario___09
Actualiza pronto si?!!!
Quiero el KangTeuk también!
rosaliehale:
ResponderEliminarsorry sorry, en el capitulo anterior no comente, lo lei y todo pero estaba tan cansada que lo olvide, de todos modos ambos capitulos han estado de muerte lenta (literalmente) .
No quiero que Hyuk se suicide, el monstruo dentro de él cedera, yo lo se, es mas tiene que desparecer T.T.
NO PUEDE QUEDARSE A ARRUINAR A AMBOS, yo creo que la promesa primera ayudara con todo este asunto, la clave esta en la promesa.
No ps Hyuk piensa dejarlo y suicidarse, pero aún así se lo va a comer antes de entregarselo a seungki. Hae se va enojar
ResponderEliminarque logre salvar a Hyuk u.u