La luz del día lo
despertó. Kangin le tenía una mano bajo la cabeza y con la otra lo abrazaba por
la cintura. Tenía una de las piernas encima de sus muslos. Volvió la cabeza
para mirar el reloj. Eran más de las siete.
—¡Oh, no!
—¿Qué? —preguntó Kangin,
estirándose.
Leeteuk se deshizo de su
abrazo y se levantó de la cama. Recogió toda su ropa y se la puso a toda prisa.
Estaba terminando de vestirse cuando oyó una risa, procedente de la cama.
Le tiró un zapato, sin
querer darle, sólo para que dejara de reírse de aquel modo tan irritante, que iba
en dirección a la pared, cuando él lo alcanzó con facilidad.
Cuando lo tuvo en sus
manos lo miró, fingiendo sorpresa y después lo agitó delante de él.
—Te van a pillar. Eres
un niño malo y tu mamá te va a castigar.
Leeteuk se puso el otro
zapato.
—Vamos, Kim, me tengo
que ir. Dame eso.
Kangin levantó las cejas
al mirarlo y se retiró la sábana, para que pudiera ver su tatuaje… y su
excitación.
—Cariño, ya sabes que me
encantaría dártelo.
Leeteuk sintió ganas de
reír. Quiso acercarse a él y besarlo, pero se tenía que ir.
Le quiso quitar el
zapato, pero él no le dejó.
—¡Kangin!
—Dilo.
—¡Kim Kangin!
—Venga sólo una vez más.
Despacito y con dulzura, como sólo tú lo sabes hacer.
—Te quiero, Kangin.
Le tendió el zapato,
pero cuando Leeteuk fue a alcanzarlo lo agarró del brazo.
—¡Kangin!
Empezaron a dar vueltas
por la cama, riendo y besándose. Los besos se hacían cada vez más intensos.
—Kangin, de verdad que
me tengo que ir.
—Vale, vale —le pidió un
último beso y lo dejó marchar.
Leeteuk se sentó en el
borde de la cama y se puso el zapato.
—Volveré dentro de una
hora, más o menos.
—Ya lo sé.
Se inclinó sobre él para
recibir un último beso y después echó a correr escaleras abajo.
Minutos más tarde
entraba en su casa. En la cocina encontró a su madre, vestida con su bata azul
acolchada, sentada a la mesa, esperándolo.
Ya no podía hacer nada
más que tratar de salir del aprieto lo más airosamente posible.
—Buenos días, mamá.
Inyoung miró a su hijo
con indignación.
—No me lo puedo creer.
—¿Ah, sí? ¿Dónde está Boom?
—Está durmiendo todavía
y me alegro, porque no me gustaría que pudiera verte en este momento. Tienes
todo el pelo despeinado y la ropa… me faltan las palabras. Ya sabes muy bien la
pinta que tienes, ¿verdad?
Leeteuk pensó que un
poco de cafeína le vendría muy bien, así que se sirvió un poco del café que
había preparado Inyoung y después se sentó a la mesa, frente a su madre.
Inyoung estaba furiosa.
—Te marchaste a
escondidas para pasar la noche con él, ¿verdad?
Leeteuk bebió un poco de
café y se sintió reconfortado por su calor.
Dejó la taza de café en
la mesa, preguntándose por qué no le había dicho la verdad a su madre la noche
anterior. Habría aguantado entonces sus protestas, pero evitado así el
enfrentamiento que estaban teniendo aquella mañana.
—¿Y el pobre Sungmin?
—preguntó Inyoung.
—El nunca lo sabrá, a no
ser que se lo digas tú.
—¿Por qué dices eso —le
preguntó su madre, visiblemente ofendida—. Yo nunca haría nada semejante.
—Entonces no te tienes
por qué preocupar por él —Leeteuk bebió más café.
Inyoung suspiró
ruidosamente.
—Oh, Leeteuk…
Leeteuk dejó la taza de
café de nuevo encima de la mesa, con más firmeza que la vez anterior.
—Déjalo ya, mamá. Te
dije anoche que se trata de mi vida y vas a tener que dejarme vivirla a mi manera.
—Pero no puedo soportar
verte…
Leeteuk le interrumpió.
—Puedes aceptarlo o no,
tú decides. Pero tengo un montón de cosas que hacer durante los dos días que
quedan para la boda. ¿Has venido para ayudarme o para hacerme las cosas más
difíciles?
—Yo…
—Mira mamá, vas a tener
que escoger entre ayudarme aquí o marcharte a casa.
A Inyoung empezó a
temblarle la boca.
—¿Irme a casa? ¿Quieres
decir antes de la boda?
—Sí, eso exactamente he
querido decir.
—Pero, yo no…
—Sí, claro que lo
entiendes. Te quiero, pero no deseo que te quedes si es para predecirme todo
tipo de desventuras, darme la charla sobre cómo debo pasar mis noches… y ser
desagradable con Kangin a la mínima oportunidad.
Inyoung meneó la cabeza.
—Bueno, yo no… no tenía
ni idea de que… —Inyoung se quedó mirando a su hijo—. ¿No irás a echarme?
Leeteuk respondió con
sincera tristeza.
—Sí, si me obligas a
ello.
Inyoung se cerró la bata
aún más.
—Yo sólo quiero ayudar.
—Muy bien.
—Y te quiero —descansó
una mano sobre la mesa y se inclinó hacia Leeteuk—. Y tú lo sabes.
—Sí, lo sé.
Inyoung miró el fondo de
su taza.
—Boom me dijo que no me
metiera en esto.
Leeteuk puso la mano
sobre la de su madre.
—Deberías hacer caso a Boom.
Después de desayunar, Inyoung
y Boom llevaron a Min a la capital para que se comprara ropa para la boda y
además hicieron algunas compras que les había encargado Leeteuk. Cuando
regresaron, Inyoung se encargó de comprobar que todo lo referente al banquete
nupcial iba a estar preparado y revisó con el pianista las piezas musicales que
iban a sonar durante la ceremonia.
Y aquella noche, durante
la cena, Inyoung trató de ser amable con Kangin y como la noche anterior, Leeteuk
acompañó a Inyoung y Boom a casa, pero esta vez Kangin no le insistió en que
regresara.
Pero lo hizo, un poco después
de las diez, tras dar las buenas noches a sus invitados.
Se encontró la puerta
del garaje abierta y la luz encendida. Kangin tenía la cabeza metida bajo el
capó del coche de Seyoung. Cuando se dio cuenta de que tenía compañía bajó el
capó y cerró la puerta del garaje.
Se miraron. Leeteuk
estaba pensando en Seyoung.
—Tu madre tuvo ese coche
muchos años. Hasta le puso un nombre.
—Ya me acuerdo.
—Duck —dijeron a la vez,
y se echaron a reír.
Leeteuk dijo:
—Ojalá estuviera aquí el
sábado.
—Si estuviera aquí no
nos casaríamos, ¿recuerdas?
Leeteuk se sintió como
un idiota.
—Ya lo sé, pero tú sabes
lo que quiero decir.
—Sí, claro que sé lo que
quieres decir.
Se quedaron en silencio.
No le solían resultar incómodos los silencios con Kangin, pero este sí, porque
transmitía la sensación de que quedaban cosas sin decir.
Leeteuk tosió.
—¿Le pasa algo?
—¿Qué?
—Al coche.
—Parece que el
carburador no funciona bien y además pierde aceite. Es un coche bastante bueno.
Tal vez lo arregle para venderlo después.
—Tal vez Min lo quiera
algún día.
Kangin se encogió de
hombros.
—Para cuando Min pueda
conducir un coche ya podremos comprarle algo mejor.
Leeteuk esperó a que
fuera a lavarse las manos. Cuando regresó le acarició una mejilla. Percibió el
olor a limpio de aquella mano y sonrió, pensando en la primera noche que
pasaron juntos. Le parecía increíble que pudiera haber sido hacía menos de una
semana.
—¿A qué se debe esa
sonrisa?
Leeteuk recorrió con los
dedos una de las cremalleras de la cazadora de Kangin.
—Sólo estaba pensando.
—¿En qué?
Rozó la cruz de plata
que colgaba de su cuello.
—En ti.
Kangin le pasó la mano
por la cintura.
—Así me gusta.
Leeteuk le miró a los
ojos.
—¿Se ha ido ya Min a la
cama?
—Sí.
Kangin le empezó a
acariciar el cabello.
—¿Qué le hiciste a tu madre?
—Tuvimos una pequeña
charla esta mañana.
—Le marcaste el límite,
¿verdad?
—Sí.
Le besó la punta de la
nariz.
—Me gustan los jovenes
que saben marcar los límites.
Se puso de puntillas y
se frotó la mejilla contra la barba incipiente de Kangin, estremeciéndose con
la sensación de cosquilleo que le provocaba.
—Vaya, gracias.
—De nada.
Leeteuk volvió la cabeza
un poco y sus labios se encontraron, dulcemente.
—Ummm…
Kangin le mordió el
labio inferior y luego se lo soltó.
—¿Leeteuk?
—¿Sí?
—Hoy, en el trabajo, he
oído decir algo a Changsoo, uno de mis hombres.
Leeteuk dio un paso
atrás.
—¿Qué pasa? ¿Conoces a Changsoo?
—Sí —admitió, muy a su
pesar.
Leeteuk hizo una mueca.
—El invierno pasado
trató de ligar conmigo en un bar y lo rechacé. Estaba con Hee, cuando todavía
no era novio de Siwon. Lo amaba, pero no quería admitirlo. Bueno, pues como Changsoo
no me dejaba en paz decidió defender mi honor y se enfrentó a él.
Kangin silbó con
admiración.
—¿Con Changsoo? Pero si
es tres veces más grande que tu hermano. ¿Y qué pasó?
—Siwon apareció de
repente y como resultó que Changsoo y su amigo le conocían decidieron no pegar
a mi hermano. Siwon les invitó a una ronda y se fueron a la barra con él.
—¿Te ha molestado desde
entonces?
—¡Changsoo? —le había
pillado una o dos veces mirándola en la calle, pero no podía llamar a eso
molestarla—. No, en absoluto. ¿Y qué es lo que te ha dicho hoy?
—Si te molesta, dímelo.
—Te prometo que lo haré.
Y ahora dime qué es lo que te ha dicho.
—Me dijo que la noticia
de la boda se ha extendido. Sólo quería prevenirte.
—¿Prevenirme?
—Sí, podría haber
motoristas en la ciudad. Muchos.
—¿Por qué te vas a
casar?
—Sí.
—¿Es algo que
acostumbren a hacer los motoristas? ¿Asistir a bodas?
De repente, pareció
incómodo.
—Supongo que depende de
qué bodas.
—¿Entonces, por qué en
la tuya?
—Leeteuk…
—Venga, dímelo.
—Es algo que los
motoristas que me han conocido no se esperan de mí, eso es todo.
—¿De verdad?
—Sí.
—¿Por qué?
—Porque juré que nunca
perdería mi libertad, que nadie conseguiría atarme —rió de nuevo—. Supongo que
todos quieren ver quién es la persona que ha convertido en un mentiroso al
Jinete de Medianoche.
—¿Qué harán?
—No mucho.
Leeteuk le pareció
preocupado y Kangin trató de tranquilizarlo.
—Darán vueltas por la
ciudad, se tomarán unas cervezas en su bar favorito y después nos escoltarán
tras la boda.
—¿Nos escoltarán?
—Sí, una escolta de
motoristas. Harán filas dobles detrás de nosotros.
—Mi madre enloquecerá.
—Probablemente —la idea
parecía gustarle.
—Tenle un poco de cariño
a mi pobre madre.
—Sí —gruñó—, como el que
ella me tiene a mí.
Leeteuk fingió
enfadarse.
—No te mereces que te
quieran, Kim Kangin. Eres m-a-l-o.
Lo agarró y lo apretó
contra su pecho.
—Vámonos arriba y te
enseñaré lo malo que puedo ser.
Se acurrucó contra su
cuello.
—Lo sé. Cuento con ello.
—No me gustaría
decepcionarte.
—Seguro que no lo harás.
No lo has hecho todavía.
—Bésame.
Lo hizo antes de subir
por las escaleras que daban a la habitación de Kangin.
Al día siguiente era
viernes, la víspera de la boda.
Leeteuk había cerrado la
cafetería y Kangin también planeaba quedarse en casa. Habían pensado en
aprovechar ese día para estar con la familia y ultimar los preparativos de la
boda. Y después de la boda se marcharían tres días de luna de miel. Inyoung y Boom
se habían ofrecido gustosos a cuidar de Min hasta que ellos regresaran.
Desayunaron todos en
casa de Kangin. De vez en cuando, a lo lejos oían el rugido de una Harley.
—Dios mío —dijo Inyoung,
mientras ponía azúcar en su tostada—, parece que esta mañana hay muchos
motoristas por ahí, haciendo ruido.
Leeteuk no se atrevió a
mirar a Kangin por miedo a que le diera un ataque de risa.
Zhoumi, el tercero de
las hermanos, después de Leeteuk y Hee llegó con su marido, Henry y sus tres
hijas, un poco antes de las diez.
Donghae, su marido y sus
dos hijos llegaron poco después. Se iban a alojar en la gran casa que Siwon y Hee
poseían en la ciudad, pero por el momento se encontraban en casa de Kangin, que
nunca había estado tan llena de gente.
Hubo algunos momentos un
poco violentos, sobre todo cuando Leeteuk presentó a Kangin a Donghae y Zhoumi.
Ambos le miraron con desconfianza, hasta que vieron que su madre parecía
haberlo aceptado, entonces se relajaron y decidieron pasárselo lo mejor
posible.
Los niños de Donghae se
pusieron a jugar con las hijas de Zhoumi, y la casa se encontraba inmersa en un
alegre bullicio cuando el timbre de la puerta sonó y Kangin fue a abrir. Leeteuk
pensó que serían Hee y Siwon, pero al abrir se encontraron con Kwan Kangsoon.
Leeteuk corrió al lado
de Kangin.
—Yo, um, ¿podría hablar
contigo un momento a solas? —miró a Leeteuk—. Tal vez deberías estar presente
tú también, querido.
—¿De qué quieres que
hablemos? —Kangin habló con calma, como siempre, pero la hostilidad se
reflejaba claramente en su voz.
Se oyó reír a Min en la
cocina y Leeteuk pensó que se preocuparía si veía a Kangsoon. Tocó a Kangin en
el brazo.
—¿Sí? —le miró.
Leeteuk le hizo una seña
con la cabeza, con la que quería indicarle que la casa estaba llena de
familiares.
—¿Por qué no salimos al
porche?
—Bien —salieron todos al
porche y Leeteuk cerró la puerta tras de él.
—Bueno, di lo que tengas
que decir.
Kangsoon se frotó
nervioso la barbilla y después se pasó la mano por la calva.
—Yo, bueno, hay algo que
quiero que sepáis.
—¿El qué?
—Bueno, me siento en
parte responsable por lo que pasó cuando Jaejoong y tú estaban en el instituto
—se pasó la lengua por los labios, resecos de repente—. Debería haber
intervenido porque sabía, al igual que el resto de la gente que Jaejoong te
quería. Pero temía a mi mujer y le permití que asustara al pobre Jaejoong para
que te acusara de un acto que no habías cometido y después permití que Hakyeong
llamara a la policía y te llevaran arrestado.
Kangin frunció el ceño.
—No entiendo adónde quieres
llegar.
Kangsoon tosió un par de
veces y se volvió a frotar la barbilla. Le tembló la mano.
—Estoy intentando
deciros que sé que tengo parte de culpa en lo que hizo Hakyeong. Y Jaejoong,
bueno, siempre se ha sentido fatal por lo que te hizo.
Kangin rió con ironía.
—No me digas.
—Es verdad —protestó Kangsoon—.
Siempre ha deseado poder enmendar su error y por eso se ha quedado en la ciudad
desde el funeral de tu madre.
—¿Para hacer qué?
—Para ayudarme a
convencer a Hakyeong de que abandonara esa estúpida idea del pleito por la
custodia de Min. Jaejoong y yo pensamos que es injusto. Si el niño desea
quedarse contigo, no se debería permitir a Hakyeong que lo apartara de tu lado.
Por supuesto no es una persona fácil de convencer, pero no nos hemos dado por
vencidos y al final lo hemos conseguido.
Kangin parpadeó.
—¿Que habéis qué?
—Hemos conseguido que Hakyeong
retire la demanda de custodia. Dentro de poco recibirás una llamada de Lee Onew.
Onew os dirá que ya no habrá batalla legal por la custodia.
Leeteuk no podía creer
lo que oía.
—¿De verdad es cierto?
—Sí —dijo Kangsoon.
Kangin no parecía muy
convencido.
—Nadie es capaz de
conseguir que Kwan Hakyeong dé marcha atrás cuando se empeña en algo.
Kangsoon parecía triste.
—No fue fácil. Al final
hasta tuve que amenazarla con el divorcio, si seguía empeñada en seguir
adelante. Y por supuesto si me divorciaba de ella, tenía pocas posibilidades de
ganar el pleito para convertirse en tutora del niño —dijo, con una sonrisa
triste—. ¿No os parece?
—Vamos, nunca harías tal
cosa —aseguró Kangin.
—Lo haría, si fuera
necesario.
—Por alguna razón estoy
empezando a creerte.
—Lo creas o no es
verdad. Francamente, lo que menos deseo a mi edad es una desagradable batalla
legal, que podría culminar con la custodia de un niño que no desea vivir en mi
casa. He trabajado muy duro para mi jubilación y planeo disfrutarla. Así que me
habría divorciado de Hakyeong si hubiera insistido en seguir con esto.
—Entonces es seguro que
no va a iniciar un proceso judicial, ¿verdad?
—Eso es. Nuestro abogado
ya lo sabe. Jaejoong ha regresado a su casa y Hakyeong está muy enfadada
conmigo —Kangsoon suspiró y dejó caer un poco sus estrechos hombros—. Pero eso
no es nada nuevo. De hecho, al fin y al cabo tal vez el divorcio sea la mejor
solución para nosotros —por un momento los ojos vidriosos de Kangsoon miraron a
la lejanía con tristeza. Volvió a suspirar y movió la cabeza—. He dicho más de
lo que debía —miró a Kangin, luego a Leeteuk y después otra vez a Kangin—. Me
doy cuenta de que están muy ocupados, pero pensé que desearían saberlo lo antes
posible. Además siempre he pensado que os debía una disculpa.
—¿Eso es todo?
—Sí.
Kangin miró largamente
al hombre y después le tendió la mano.
—De acuerdo. Gracias.
—Mucha suerte —dijo Kangsoon,
al tiempo que se la estrechaba—. Para los dos.
Kangin y Leeteuk
permanecieron en el porche hasta que Kangsoon arrancó el coche y desapareció de
su vista. Dos motoristas aparecieron sobre sus flamantes Harley, y al ver a Kangin
lo saludaron, levantando los puños. Kangin levantó la mano e hizo lo mismo, en
respuesta.
Después miró a Leeteuk.
—¿Qué piensas de lo que
nos ha dicho Kangsoon?
—Parecía sincero.
—Me gustaría creer en
él.
—¿Pero?
—Pero no puedo evitar
preguntarme si hay algún tipo de truco.
—Podríamos llamar a Onew
—sugirió Leeteuk—, pero no hay privacidad en la casa. Llamemos desde tu
habitación.
—Buena idea —le agarró
la mano y bajaron las escaleras, para dirigirse al garaje.
Una vez en la habitación
marcaron el número de Onew. Leeteuk esperó, nervioso, a que Kangin explicara a
la asistente social lo que le había dicho Kangsoon, deseando poder oír el final
de la conversación.
—Muy bien, gracias
—terminó diciendo Kangin y colgó.
Casi antes de que dejara
el teléfono, Leeteuk le preguntó:
—¿Y bien?
—Onew dice que no sabe
nada.
—¿Y ahora qué pasa?
—Ha prometido llamar al
abogado de Hakyeong y después ponerse en contacto con nosotros.
—¿Cuánto tiempo tardará?
—Quién sabe. Con un poco
de suerte media hora, o si el abogado está ocupado hasta la semana que viene
nada. Lo único que prometió fue informarnos de lo que averiguara, en cuanto
supiera algo.
—O sea que tendremos que
seguir soportando el suspense.
Kangin lo abrazó y lo
besó en la cabeza. A Leeteuk le agradó sentir su contacto, así que se apretó
contra él, con una sonrisa.
—Escucha, volvamos a
casa, porque si seguimos aquí, alguien terminará por venir a buscarnos.
—Tienes razón —Leeteuk
levantó la cabeza y Kangin lo besó ligeramente en los labios—. Vámonos.
Volvieron a bajar las
escaleras y entraron en la cocina, donde los niños jugaban en el suelo y Min
estaba ayudando a Inyoung a hacer galletas. Les sonrió al verlos entrar.
—¿Qué estáis haciendo?
—No mucho —respondió Leeteuk,
con una sonrisa radiante.
—Entonces poneos a
trabajar.
—Hasta luego —murmuró Kangin
y se marchó a la salita con los demás hombres.
De repente se volvieron
a oír rugir motores de Harley Davinsons.
—¡Otra vez! —exclamó Inyoung—.
No hacen más que pasar motos. Os aseguro que me están volviendo loca.
—He visto un montón de
ellas aparcadas y delante del centro comercial —comentó Donghae, sentado a la
mesa con su hijo en brazos—. Sora me dijo que habían venido a la boda.
—¿Cómo? —preguntó Inyoung,
con asombro, dejándose caer en una silla.
Leeteuk se dio cuenta de
que había llegado el momento de las explicaciones, pero no sabía por dónde
empezar.
—No hay razón para
preocuparse, mamá. Los motoristas han venido para mostrar sus respetos a Kangin
el día de la boda.
—Dios mío, mi hijo va a
tener una de esas bodas de motoristas, ¿verdad?
Leeteuk se acercó a ella
y la rodeó con sus brazos.
—Mamá, son inofensivos.
Te lo aseguro.
—¿Y tú cómo lo sabes?
—Kangin me lo ha
explicado todo.
—Sí, seguro que lo ha
hecho.
—Escucha, no te puedes
creer todas esas viejas historias sobre motoristas. Esos chicos sólo han venido
para divertirse un poco.
—Eso era lo que me temía
que dijeras.
—Mamá, todo va a ir
bien.
Inyoung suspiró.
—Eso espero. De verdad.
—Ya lo verás. Andarán
por ahí. Gastarán dinero y harán felices a los comerciantes. Y tras la boda nos
escoltarán hasta que salgamos de la ciudad.
—¿Cómo?
—Irán detrás de nosotros
cuando nos marchemos. Serán muchos e irán en doble fila para mostrar sus
respetos a Kangin, como ya te he dicho.
Inyoung movió la cabeza.
—¿De verdad va a pasar
eso?
—Vamos, mamá.
—¿Me traes dos
aspirinas?
Leeteuk besó a su madre
en la mejilla.
—Claro que sí —encontró
las dos aspirinas y se las dio a Inyoung, después siguió ayudando a Min con las
galletas, hasta que, de repente, sonó el teléfono.
Donghae, que se había
levantado de la mesa para servirse un poco de café, fue a responder.
—¡No lo toquéis! —Leeteuk
no se dio cuenta de que estaba gritando hasta que vio que todos en la cocina se
le habían quedado mirando—. Yo responderé —terminó diciendo, un poco
avergonzado—. ¿Diga?
—Hola, Leeteuk.
—¿Sí?
—Soy Lee Onew.
Kangin acababa de entrar
en la cocina y se puso a su lado.
—¿Podría hablar con Kangin?
—Sí, claro —Leeteuk le
pasó el teléfono.
—Sí —dijo con cautela.
Escuchó todo lo que le dijo Onew y después murmuró— Sí gracias. Muchas gracias
—y colgó.
Miró a Leeteuk que puso
los ojos en blanco, indicándole que no tenía por qué decir nada que no quisiera
que oyeran los demás, que en ese momento le estaban mirando con interés. Kangin
se quedó callado.
El silencio se empezaba
a hacer insufrible, hasta que Inyoung, que no podía más preguntó:
—¿Qué está pasando?
Kangin miró a Leeteuk,
deseoso de que le echara una mano, pero tenía la mente completamente en blanco,
así que Kangin se vio forzado a valérselas él solo delante de la madre de Leeteuk
y a sonreír, mostrando toda la calma que pudo.
—No pasa nada, Inyoung,
nada en absoluto.
—¿Quién era?
—¿Cómo?
—La persona del
teléfono.
—Ah, la del teléfono.
Inyoung se limitó a
mirarlo, meneando la cabeza.
—Era… era un amigo
—respondió aturullado—. Un amigo que quería, eh, pedirme prestada una manta.
—¿El qué?
Kangin desvió la mirada,
agobiado.
—Eh, tal vez te hayas
dado cuenta de que hay muchos motoristas en la ciudad.
—Como para no darme
cuenta.
—Bueno, pues uno de
ellos es un viejo amigo mío.
—¿Y?
—Va a dormir en el
camping y se le ha olvidado traer el saco de dormir, así que me ha llamado
desde un bar preguntándome si podría ayudarlo —Kangin miró a Leeteuk, dándose
cuenta de lo malo que era mintiendo—. Leeteuk, ¿puedes venir conmigo a buscar
la manta?
—Por supuesto Kangin.
Hola~ no había leído este XD te seguía en Hato pero no había comentado aquí kkkk~ esta genial!! Amooo el KangTeuk y este esta hermosoooo ahora tengo miedito que ellos duden de la boda pero ya solo quedan 2 capis así que esperó que nooo, quiero luna de miel (hay?) Jajajajaa mi usuario es Yosemin y vi lo de la privacidad te mandare mensaje para que no me dejes de mansar mp bye~
ResponderEliminarjhasdjdghjdghdsa
ResponderEliminarya no habra boda'! :o si la habra cierto?
ahhhh
gdhghdasghd
m imagino al kangteuk con sus guardaespaldas en moto hsdghds
ahhhhhh
solo espero que si se casen porque aunque lo nieguen se aman!! xD
Gracias una vez mas unnie *-*
¿Una Manta? en serio Kangin, una manta xD Lo de mentir no es lo tuyo ¬¬
ResponderEliminarMe alegró mucho que de una vez por todas LeeTeuk tuviera esa charla con su mamá y como dice Kangin "le pusiera los límites" al menos ahora sí su mamá trata de llevarse mejor con Kangin y de paso ya no se mete tanto en las decisiones de Teukie.
Por otro lado, no sé si alegrarme o preocuparme por lo que dijo Kangsoo, ya que al menos esa arpía ya no va a intentar quitarle a SungMin, pero esa era la "principal" razón para que se casen, no? solo espero que la boda siga en pie porque es obvio que ya hay sentimientos entre ellos.
Gracias por el Mp, ahora te mando mi email.
Bye ^^
Excelente capitulo!!! fue muy bueno que Teuk tuviera una conversacion con su madre!! pude imaginarme a Kangin molestando a Teuk por que era un niño malo y que su madre lo regañaría fue tierno a la vez!
ResponderEliminarEspero que aunque Kangin tenga la custodia de Min se case ya que en ellos hay amor!!
Gracias por el MP esperare de nuevo
cuidate
Rox Andres
ahhhh ya solo faltan dos cap y ya!! -llora como niña chiquita- ahh~
ResponderEliminarjajajajajajaja no puedo con mi vida!! ese mapache si que es un mal mentiroso!! un punto a favor del pato!!
ahh que si se casen!!!!! no importa que la bruja loca ya no quiera pelear por Min! que si se casen!!! y hagan muchos hijitos!! y vivan happy happy para siempre!! ♥
Revisaba todos los dia haber si habías actualizado y nada y por fin hoy llego el día este historia me da miedo todo va tan bien que no se que pueda venir después ojala nada tannnn malo .
ResponderEliminarGracias por actualizar
Y ahora la boda corre peligro supongo que el hecho de que ahora Min se quedara con su hermano ya no hay necesidad de que se casen...espero no lleguen a pensar en que ya no es necesario unir sus vidas, en tanto la madre de Leeteuk no se de cuenta todo estar bien, salvo los motokeros se porten bien y no hagan nada demasiado loco.
ResponderEliminargracias por el MP y bueno te dejo mi correo para que no me dejes fuera de tus actualizaciones
dinnarex@gmail.com....y ya sabes te espero en el siguiente capitulo.
Primero,felicito a leeteuk por ponerle un limite a su mama.
ResponderEliminarFelicito a su mamá por "entender" y tratar un poco mejor a kangin
Lo primero que pense cuando kangin hablo con Onew,pense que le habia dicho la verdad,de que ya se habia detenido la demanda,y que le mintio a teuk para que siguieran con los planes de la boda.
Pero ahora con la otra llamada,esa platica sera definitiva,para seguir o terminar con esto de una vez.
No sé,esta claro que se gusta, y esas palabras de te quiero,seguro que teuk no las dice sin un minimo de fundamento,yo opino que sigan con esto y que vean lo lindo que la pasan juntos.
Ademas,ya admitieron que se gustan,coordinan muy bien,Min esta feliz,falta tan poquito,boda...boda....boda
Y que por favor,la mama de teuk NO se entere
ohhhhh.... ahora viene la parte decisiva porque al haberse solucionado todo con min ahora no existiría el motivo real por el que habían decidido casarse espero que aun así decidan hacerlo porque realmente son el uno para el otro a pesar de que aun no afronten sus sentimientos .....
ResponderEliminarme encanta esta historia ya quiero leer la continuación
saludos y cuídate ::::::
Espero Que si se casen son el uno para el otro se aman jajaj, no creo que estro se arruine, no puede ser sobre todo si medio domaron a la mama de Teukkie, shtt, que haya boda siiii..........gracias por el MP
ResponderEliminarNooooooooooooo lo puedo creer que este pasando esto tan bien que iban las cosas porfavor dime que todabia va ver boda ahora que madre de teukie ya no sr oponia tanto a la boda ellos tienen que estar juntos ya que se aman
ResponderEliminarGracias yota por el MP nos leemos en la siguiente actualisacion te cuidas mucho kiss kiss
Att Eidenelf