Pensé que una vez que Jjong se asegurara, de
que estaba de acuerdo en pasar el fin de semana con él, iba a terminar con
nuestro tiempo en el parque, y me apuraría, para pasar a la superficie horizontal más cercana
que pudiera encontrar. Como siempre estaba confundiéndome, y después de un muy
tórrido, y no en todo apropiado para cachorros o parques, besuqueo, me tenía
todo sonrojado y excitado. Se puso de pie y me sonrió.
—No es, ni el momento, ni el lugar adecuado, Kibum.
Solo lo miré, un poco borracho por la lujuria,
mientras agarraba una pelota de tenis de Kkomde y decidía que el perro era,
mejor compañía que yo. Solo los vi a los dos en silencio por un tiempo, sobre
todo porque en algún momento, Jjong se acaloró y se sacó su camiseta, lo que
significaba que no podía apartar la mirada aunque quisiera. Subí mis rodillas
hasta mi pecho, y apoyé la barbilla en la parte superior de una, disfrutando de
la vista.
No había nada del chico pequeño en él. Era
todo líneas duras, en un cuerpo delgado, cubierto de músculos fuertes y tinta
brillante. Todos esos músculos que pasaban a través de su pecho y abdominales,
estaban cubiertos con una capa de tatuajes, que ponían a la mayor parte de
cualquier otra cosa que jamás hubiera visto y usado en mí misma, en vergüenza.
Él también tenía el nombre "Liyin"
en letras enormes a lo largo de sus costillas en un lado, y me tendría
realmente flotando en el camino equivocado, si no hubiera sabido que Liyin era
el nombre de su madre.
Cada letra gigante tenía lindos angelitos
sosteniéndolas. En su espalda, en el lado opuesto del tatuaje conmemorativo,
estaba una chica, que iba desde el hombro hasta el final de la parte superior
de sus jeans. Estaba vestida como un pirata y juro que estaba sonriéndome
mientras se me caía la baba sobre él, cada vez que los músculos se tensaban y
flexionaban al lanzar la pelota.
Tenía mangas tatuadas en los dos brazos. Una
en realidad muy similar a la mía cubierta con un trabajo muy tradicional, de la
vieja escuela, de estilo marinero. La otra, sin embargo... era probablemente,
la cosa más hermosa que he visto poner con tinta, en la piel de alguien.
Alrededor de su bíceps y hasta el codo había una muestra de los Lirios en el
Agua de Monet. El tatuaje lucía como si alguien hubiera arrancado la pintura al
óleo de una pared y la hubiera envuelto alrededor de su brazo. Desde el codo
hasta la muñeca había una recreación de la Noche Estrellada de Van Gogh. Eran
simplemente hermosos y parecía que deberían estar fuera de lugar en un chico rockanrolero
que solía ser un atleta. Pero no, en Jjong las obras de arte clásicas no solo
encajaban, servían para hacerle aún más impresionante e interesante.
Cuando hizo su camino de regreso a mí, traía a
mi desgastado, pero obviamente muy feliz cachorro. Tampoco estaba solo. Tres
chicos adolescentes estaban detrás de él, mirándolo con obvia admiración. Me
entregó a Kkomde y empujó sus Ray-Ban a la parte superior de su cabeza.
—Les falta uno para un juego. ¿Te importa si
juego con ellos muy rápido?
Negué con la cabeza. Realmente creo que
querían utilizar a Jjong para impresionar a los jóvenes adolescentes que había
cerca.
—Nop. ¿Qué te parece si vas a ser un chico, y
yo me dirijo de nuevo a mi apartamento, y hago algo muy rápido de comer? Tengo
hambre y Kkomde parece que necesita una siesta.
Una de las cejas rubias de Jjong se disparó y
la comisura de su boca se arqueó en una sonrisa.
—¿Ve a ser un chico?
Extendí mis manos hacia los adolescentes que
esperaban y saqué mis gafas de sol hacia abajo para que pudiera mirarlo por
encima del borde.
—Ya sabes, rodar en la tierra, sudarte todo y
esas cosas. Ve a revivir tus días de gloria.
Me puse de pie y puse a mi perro, que se
retorcía, en el suelo para poder volver a colocarle su correa. Jjong extendió
la mano y tiró de mi cabello.
—Algo me dice que mis días de gloria están
empezando. —Bueno, mierda. ¿No era eso lo suficiente como para hacer que mi corazón
diera un resbalón, se deslizara todo el camino hasta mis dedos de los pies, y
de nuevo al centro de mi pecho?
—Te veo en un rato.
Se dio la vuelta y oí el parloteo emocionado y
los suspiros colectivos de los adolescentes. No podía culparles. Verlo moverse
mientras estaba solo a medio vestir, era sin duda un espectáculo que no debes
perderte.
Regresé al apartamento y le di el cachorro un
poco de agua. Decidí que tenía que tomar una ducha ya que estaba cubierto de
protector solar, y tenía trozos de hierba pegados a mí de estar sentado en el
suelo toda la tarde.
Al salir de la ducha me cambié; dejé mi cabello
mojado, sin arreglar, y mis pies descalzos. Estaba tan acostumbrado a estar
pulcro, todo brillante y perfecto, que estando casual en casa, estaba empezando
a sentirse cómodo.
Mi estilo peculiar y pulcro, era la armadura
que llevaba para mostrar al mundo y, de alguna manera, a mi padre; que podía
lucir y actuar como quería, y aun así ser una persona con éxito, hermosa
totalmente en mi propia creación. Era extraño que Jjong pareciera preferirme
desarreglado, la versión desnudo de mí, pero no iba a quejarme. Lucir impecable
y arreglarme todo el tiempo tomaba un montón de trabajo y, a veces solo no
quería hacer el esfuerzo.
Estaba mendigando alrededor en la nevera en
busca de algo que hacer para el almuerzo, y las reservas eran escasas. No era exactamente
un cocinero gourmet y vivía justo al lado de una de las principales carreteras
que corrían a través de Seúl, así que pasar tiempo en la cocina no era algo que
hiciera muy a menudo.
Decidí que sándwiches de mantequilla de maní y
jalea, y algunas papas fritas tendrían que servir; pensé que Jjong estaría bien
con ello, teniendo en cuenta que todo nuestro día había pasado reviviendo
momentos de nuestra juventud. Estaba poniendo los sándwiches en un plato cuando
se produjo un fuerte golpe en la puerta, que tuvo a Kkomde despierto de su
siesta y ladrando.
Abrí la puerta, mientras estaba lamiendo la
mantequilla de maní del cuchillo. Jjong estaba apoyado en el otro lado, todavía
le faltaba la camisa y aún más desaliñado y sudado de lo que había estado hace
una hora cuando lo dejé en el parque. Su camisa estaba colgando como una cola
en la parte trasera de sus jeans, y toda la tinta que le cubría brillaba como
pintura húmeda sobre su suave piel. Su cabello rubio estaba desordenado, caía
por su frente.
Dejé que la mano con el cuchillo cayera a mi
lado mientras nos mirábamos en silencio el uno al otro. Su mirada se desvió por
encima de mi cabello húmedo, a través de mi cara asombrada, y hacia abajo, a
mis pies descalzos. Dio un paso dentro por la puerta, lo que me obligó a dar
uno hacia atrás.
―¿Ganaste? ―Sonaba tembloroso, y nervioso, a
pesar de que realmente no me sentía inseguro. Estaba mucho más sin aliento y
necesitado.
―Oh, con seguridad creo que estoy a punto de
ganar. ―Una sonrisa atractiva tiraba en los bordes de su boca―. ¿Tienes algo debajo
de eso? ―dijo señalando mi ropa.
Su pregunta era audaz, seguida por él
quitándome el cuchillo la mi mano y arrojándolo peligrosamente en dirección a
la cocina. Cayó sonoramente, ya que aterrizó en el fregadero, y ni siquiera eso
fue suficiente para ahogar el sonido de mi corazón latiendo con fuerza en mis
oídos. Él estaba totalmente en mi cara y sabía que los sándwiches ya no estaban
en el menú para el almuerzo.
Yo lo estaba.
—¿Por qué no lo descubres por ti mismo? —Podía
jugar a este juego con él.
Me gruñó y pateó la puerta, para cerrarle
detrás de él, con la suela de sus zapatillas deportivas, mientras merodeaba
hacia mí. No dejó de venir a mí hasta que estuvimos uno contra el otro. Olía
como el exterior y el césped del parque. Se sentía duro, fuerte, y cualquier
idea de que este seguía siendo el chico de al lado, se desvaneció mientras la
abultada erección en la parte delantera de sus jeans, entraba en contacto con
mi estómago.
Sus ojos ardían más calientes que el cielo de
verano, y cuando deslizó sus manos alrededor de mi cabello aún húmedo, me sentí
como que todo era demasiado, que estaba a punto de derretirme en un charco de
anticipación y anhelo a sus pies.
No dijo nada más, solo comenzó a caminar en
dirección a la habitación, me obligaba a coincidir con él paso por paso
mientras me llevaba hacia atrás.
—Apesto. —Su voz era escalofríos bruscos,
enviados corriendo arriba y abajo de mi espina dorsal mientras nos dirigíamos
al dormitorio a oscuras. Mi cama ni siquiera estaba hecha y la mitad de mi
clóset estaba tendido en el suelo. Nada de eso le ralentizó mientras seguía su
ritmo hasta que la parte trasera de mis piernas golpeó el borde de mi cama.
Envolví mis dedos alrededor de cada una de sus
muñecas tatuadas y lo miré. Lamí mi labio inferior y él gimió.
—Como que me gusta.
—Mierda. —En realidad no fue una palabra, fue
más una exhalación con sonido, entonces su boca estaba sobre la mía y ya nada
más importaba. No había nada más que la forma en que me hacía sentir, todo el
salvajismo y la inquietud que siempre me acosó parecían desvanecerse bajo sus
labios y su toque.
Me besó con fuerza. Me dio uno largo. Me besó
sin aliento, luego se echó hacia atrás y lo hizo de nuevo desde otro ángulo. El
chico era bueno con su boca, tan bueno que no me di cuenta del hecho de que sus
manos habían encontrado su camino hasta el dobladillo de mis pantalones y la
tela estaba avanzando lentamente hasta la parte superior de mis piernas.
Su lengua se retorció alrededor de la mía, sus
dientes pellizcaron la punta de la misma, y me quedé sin aliento cuando sus
grandes manos se cerraron sobre cada lado de mi trasero. Tal vez había estado
planeando durante todo el tiempo, pero ponerme ropa interior después de mi
ducha, había parecido un paso inútil cuando sabía que estaría fuera en algún
momento.
—Lindo. —No había nada más que apreciación en
su tono y su respiración subía mientras su torso desnudo se movía contra el
mío.
Soltó un lado de mi culo y pasó la mano por mi
columna vertebral. Entre un suspiro y el siguiente estaba desnudo frente a él;
y estaba, obviamente, disfrutando. Juró una vez y alargó la punta del dedo para
tocar uno de los pequeños aros plateados que adornaban mis pezones. Tapaban los
picos oscuros y brillaban, con un rubí que hacía juego con el de mi labio.
Soltó mi culo completamente y usó sus pulgares
para rastrear la gran flor de loto, que estaba marcada a un lado de mi hueso de
la cadera y la arqueada, extensa flor de cerezo que decoraba la otra. Ambas
fueron delicadamente hechas y parecían brillantes contra mi piel.
—Belleza contra todo augurio y la fragilidad
de la vida. —Su voz era callada mientras él se inclinaba y me daba un beso en
mi clavícula.
—Supongo que es una de las ventajas de
desnudarse con un artista del tatuaje, se reduce el mostrar y contar.
Se rio un poco y lo sentí todo el camino hasta
mi corazón, porque me estaba inclinado sobre uno de sus brazos, que había
puesto detrás de mi espalda y usando mi nueva posición arqueada para rodear
cada pezón perforado con la lengua.
Estaba bastante seguro de que nada se había
sentido tan impresionante en toda mi vida. Cada pico se frunció por la
atención; cuando él usó sus dientes y chupó el pequeño aro de metal en su boca,
los puso calientes y húmedos para cuando aterrizaron de nuevo contra mi piel.
Realmente pensé que iba a morir a causa de la sobrecarga de sensaciones.
Estaba aferrándome a sus hombros para tratar
de mantenerme un poco en tierra y no totalmente perdido en el placer, cuando se
movió solo un paso más, perdí el equilibrio y caí sobre mi espalda, golpeando
el colchón con un pequeño rebote. Él se cernió sobre mí y la sonrisa en su
rostro no podía ser llamada otra cosa que malvada.
Besó mi esternón y trazó una línea húmeda todo
el camino hasta el centro de mi cuerpo, con su lengua, parando en mi ombligo y
dando pequeños besos en cada uno de mis tatuajes, que enmarcaban la parte más
expuesta, más sensible de mi cuerpo, a dónde obviamente se estaba dirigiendo.
—Jjong... —Era en parte pregunta, en parte
demanda porque estaba listo para él. Me sentí como si hubiera estado esperando
por esto, para que él pusiera sus manos sobre mí, para que pusiera su boca
sobre mí para siempre, a pesar de que solo habían pasado unas pocas semanas.
Él dejó escapar un suspiro que hizo que mis
pliegues ya húmedos temblaran en necesidad, y lo sentí reír contra la suave
piel de mi estómago.
—Te he oído decir mi nombre en un montón de
maneras, Kibum. Tengo que decir que escucharlo en la cama cuando estoy a punto
de comerte es probablemente mi favorito hasta la fecha.
Iba a decirle que se fuera al infierno, pero
perdí la capacidad de pensar, de hablar, cuando sin ninguna advertencia cayó de
rodillas en el borde de la cama y me llevó a su rostro. Era demasiado.
Demasiado íntimo. Demasiado invasivo e intenso. Era lo mejor. El chico era
realmente muy bueno con la boca.
Pasó la lengua por toda la longitud de mi
apertura. Puso mis piernas sobre sus hombros y se apoderó de mi culo con sus
manos, mientras exploraba cada centímetro de mi miembro, con su boca. Me
retorcí en la cama, el placer casi era demasiado para manejar. La sensación
corrió a lo largo de cada terminación nerviosa que tenía, y no podía respirar
por todo lo que estaba sintiendo.
Agarré un puñado de su cabello para mantenerme
atado al momento y debo haber dado un tirón más fuerte de lo que pensaba,
porque dejó escapar un suspiro que se sintió en todas las superficies húmedas
de la piel que tenía entre las piernas. Murmuró algo oscuro y sexy que no pude
distinguir, y deslizó una de sus manos de mi culo a la parte delantera, y así
mientras atrapaba con sus sus grandes y talentosos dedos para reemplazar la
caricia de su lengua; y enloquecí.
La doble estimulación, los giros de sus
fuertes dedos combinados con la aspiración incesante de su boca caliente, fue
demasiado para tomar. No hubo acumulación, sin subida constante a un orgasmo de
felicidad. No, en cambio, todo vino hacia mí en una carrera deslumbrante que me
barrió en una ola de placer abrumadora y liberadora. Eso le hizo reír de nuevo,
lo que trajo ondulaciones de gratificación sin diluir, persiguiendo el sonido a
lo largo de toda la carne sensible con la que todavía estaba jugando y
manipulando.
Nunca había tenido un orgasmo que realmente me
hiciera daño antes. Me dolió tan bien, que lo sentí en cada célula, en cada
respiración, en cada parpadeo mientras peleaba para mantener mis ojos abiertos
y trataba de recordar dónde estaba, quién era, y con quién estaba.
Todavía tenía agarrado su cabello, así que le
di un tirón para conseguir que se alejara. Dejó que mis piernas se deslizaran
lánguidamente de sus hombros y se arrastró hasta la cama para moverse sobre mí.
Se preparó sobre mí con las manos a ambos lados de mi cabeza mientras me
sonreía. Parecía demasiado satisfecho de sí mismo.
—Oh, Kibum… —Dejó
escapar un largo
suspiro y se
inclinó para besarme en la
frente—. Vas a estar, sin duda, muy contento de que ambos seamos adultos.
Ese era el lado dulce, coqueto que normalmente
se reservaba para todos los demás menos para mí. Sabía exactamente por qué lo
hacía. Una manera de mantener esto en un nivel liviano y juguetón. Una manera
de mantener las cosas en perspectiva, porque a pesar de que había sido el
extremo receptor de su atención, mientras él bromeaba y jugaba conmigo, también
sabía que había sentido la conexión más profunda que tuvimos.
No había duda de que algo estaba pasando entre
nosotros, que tenía sombras del pasado y sabores de todo el futuro, mezclados
entre sí, en una gigantesca bola de emoción y experiencia.
Froté las manos en sus mejillas, mis dedos
cosquilleaban por el suave roce de sus patillas, y utilicé mi pulgar para
cepillarlo a lo largo de la curva húmeda de su labio inferior. Arrastré mis
manos a través de sus amplios hombros y en los planos definidos de sus tatuados
pectorales. Seguí las palabras desplazadas allí y encontré su mirada solemne.
—El Jjong adulto tiene partes decisivas que me
gustan, pero también lo hacía Jjong, que era el chico de al lado.
Lo vi girar otra vez en su cabeza por un
minuto, pero estaba encaminado en conseguir desabrochar su cinturón y sacar sus
jeans, así que si él tenía una respuesta, se perdió mientras trataba de
conseguir que estuviera tan desnudo como lo estaba yo.
Llevaba ajustados y cortos bóxers negros y me
tomé un segundo para apreciar lo bien que se veía su mitad desnuda, con la
cabeza de su pene esforzándose por sobresalir de la cintura de su ropa
interior. Yo no era el único con algunas sorpresas ocultas bajo la ropa. Empujé
sus pantalones hasta las rodillas y le insté a rodar sobre su espalda. Lo hizo
y puso sus manos detrás de su cabeza con su erección señalando hacia el techo,
mientras comprobaba todo lo que él estaba trabajando allí abajo.
Sentí que mis dos cejas se disparaban con
sorpresa.
―¿Un Magic Cross? ―Había estado en el negocio
de la modificación corporal por un tiempo, y había visto mi cuota de pollas que
llevaban adornos. Tenía que decir que este era mi primero, sin embargo. Estaba
intrigado por su herramienta y me encendí por ella al mismo tiempo.
Al otro lado de la cabeza regordeta y lista
había un piercing Apadravya vertical que salía de la parte superior de la barra
visible, tanto por encima, como por debajo de la cabeza. Corriendo
horizontalmente y un poco detrás de ella estaba una perforación ampallang que,
combinada con la primera. Había cuatro pequeñas bolas
brillantes, que descansaban sobre la superficie, de su ya impresionante
erección, por lo que la experiencia con él en efecto sería mágica.
—Uno de mis mejores amigos es un perforador
corporal. No muy a menudo te encuentras a alguien de suficiente confianza para
que se acerque a tu pene con un objeto afilado y puntiagudo.
Usé mi dedo pulgar para hacer un círculo entre
los puntos y observé como la acción hacía que sus ojos se pusieran vidriosos. Él gruñó mi nombre y se dobló hacia la
caricia. Supongo que el tiempo de juego había terminado.
Se despojó de sus zapatos y sacó fuera el
resto de la ropa, una vista que, ojalá pudiera ver para siempre, y merodeó
hacia mí, con los ojos brillando como un faro, tratando de decirme que era
donde estaba el hogar todo este tiempo.
—¿Condón?
Me deslicé sobre la cama y rebusqué en la
mesilla de noche, hasta que encontré uno. Lo abrió y le hizo señas para que se
acercara. Dio un paso entre mis piernas abiertas y me dio un beso en la parte
superior de mi cabeza mientras, trabajaba el látex sobre él, y sobre todo ese
metal. Le di un último apretón para sopesarlo y susurró en mi cabello:
—Una sola vez no va a alcanzar.
—Te prometí el fin de semana. —De repente me
sentí agradecido de que ninguno de nosotros tuviera nada más que hacer hasta
que fuéramos a trabajar el martes.
—Gracias a Dios. —Él tiró de mí hacia arriba y
sobre él, me dejó adaptarme en su posición mientras frotaba las palmas hacia
arriba y abajo de mis costillas. Me hundí hacia abajo para que solo la punta
perforada se arrastrara a través de mi entrada, y ambos gemimos ante el
contacto. Esas pequeñas bolas de metal hacían cada movimiento que hacía, cada
manera en que se movía y flexionaba contra mí, incluso más intensos. Lo sentía
en cada parte de mí mientras me colocaba todo el camino hacia abajo y caía
hacia adelante en mis manos para que pudiera llegar a su boca con la mía.
Lo besé de la misma manera que él me besó, duro,
consumidor, con lenguas bailando y respiraciones mezclándose mientras sus dedos
se clavaban en la curva redondeada de mis caderas y me forzaban a comenzar a
moverme hacia arriba y abajo.
Al principio fue un deslizamiento sexy que nos
tenía a ambos jadeando y nuestros dedos apretándonos el uno al otro. Se sentía
tan bien, y la forma en que me miró, me estaba volviendo del revés y estaba
teniendo un mal rato tratando de mantener un ritmo constante. Me levanté en mis
rodillas un poco más alto mientras nos presionábamos el uno contra el otro y
luego dejando que mi cabeza cayera hacia atrás en un jadeo sin aliento cuando
una de sus manos de repente desapareció entre mis piernas, donde nos unía y se
concentró en esa parte que pedía atención.
Entre sus dedos, la fricción de las barras, y
solo el usual arrastrar y tirar de su polla, no pasó mucho tiempo para que
sintiera el final de la carrera en mí. Dijo mi nombre y su mano libre dejo mi
cintura para ahuecar uno de mis pezones. Rozó el pulgar hacia atrás y adelante
a través del punto apretado y dolorido hasta que estaba viendo las estrellas y
teniendo un momento muy difícil aferrándome a cualquier tipo de movimiento
regular.
El placer estaba montando duro en la base de
mi columna vertebral, mi piel estaba brillante y resbaladiza por el esfuerzo y
la necesidad de dejarme ir. Si él no se ponía al día me iba a ir por el borde
sin él y no me iba a sentir mal por ello.
Chillé de sorpresa cuando él se movió
rápidamente y nos dio la vuelta. Utilizó una rodilla para empujar mis piernas
más separadas para hacer espacio para moverse mientras giraba sus caderas de
una manera que hizo que mis ojos se cruzaran mientras él recuperaba su ritmo
tan pronto como se situaba en la nueva posición.
Agarró mis manos en una de las suyas y las
extendió hacia arriba y por encima de mi cabeza. La otra la usó para apuntalar
su peso mientras empujaba y me bombeaba como si estuviera persiguiendo todo el
deseo que se había construido entre nosotros, para reclamarlo como suyo.
La presión de su gruesa polla en mi hinchado
canal ya era suficiente para tenerme listo para venirme, pero la sensación
añadida de esas bolas de metal arrastrando y masajeando a lo largo de cada
pared, cada terminación nerviosa, estaba seguro de que iba a tener mi cabeza
explotando por lo alto al tener un cuerpo rompiéndose en un orgasmo cegador.
Jjong dejó caer su cabeza de modo que descansaba en el hueco de mi cuello y sentí
la aguda punzada de sus dientes en la delicada piel allí, y eso fue todo lo que
tomó para que estuviera terminado para mí.
Sentí mis paredes internas agarrarlo, lo sentí
perder el control, y de pronto se estaba moviendo tan desesperada y
frenéticamente como yo lo había hecho. Me encantó la forma en que su corazón
tronaba en sintonía con el mío. Me encantó la forma en que su fuerte cuerpo se
inclinó y lo sentí como piedra a lo largo de mis mucho más suaves curvas.
Me encantó la forma en que él jadeó su
finalización en mi oreja y la forma en que se derrumbó encima de mí cuando
estaba todo escurrido y vacío. Me encantó que el sexo con él era todo lo que el
sexo debe ser y algo más. Él era muy bueno, con mucho más que solo la boca y
solo me había mostrado todo lo que había estado buscando cuando me puse en
camino a ciegas hacia Seúl.
Puede ser que fuera salvaje, desinhibido, y un
poco sucio, pero el sexo con él todavía se sentía como un lugar más seguro que
en cualquiera que hubiera estado antes.
Él se levantó en una flexión de brazos y miró
sin vergüenza de manera que hizo su abultar sus bíceps.
—Probablemente el mejor gol que puedo
recordar. —Estaba tratando de hacer una broma, pero sus ojos estaban muy
serios, así que no respondí. Solo levanté una mano y ahuequé su mejilla
mientras nos mirábamos el uno al otro.
Fue un buen momento, otro dulce recuerdo que
podía esconder y añadir a los que ya tenía a causa de él, pero fue interrumpido
por el gemido quejumbroso de un cachorro.
Sorbí una respiración mientras Jjong se
alejaba de mí y rodaba para mirar por encima del borde de la cama.
—Creo que podríamos haberlo escandalizado. —Él
agarró al perro y lo puso sobre la cama mientras balanceaba sus largas piernas
por encima y se ponía en pie—. Me olvidé de él cuando te vi lamiendo el maldito
cuchillo.
Me había olvidado de él, también. Era un
terrible appá de cachorro. Kkomde me lamió la barbilla y, efectivamente, parece
que estaba dando a Jjong una celosa mirada de cachorro.
—Hice algunos sándwiches. Voy a dejarlo salir
y podemos comer.
Él asintió y miró hacia atrás por encima del
hombro, para mirarme con un destello de dientes blancos.
—Ahora pregúntame si gané Kibum.
Gemí y tiré una almohada en su cara presumida.
—Creo que los dos ganamos, sabelotodo.
Se dirigió hacia el cuarto de baño riendo todo
el camino.
Oh por Dios!!!
ResponderEliminarQuien fuera cachorro para ver tal espectáculo!!!
Hasta que se comieron eso!!!!!
Oh si!!! 😎
Por fin \(*0*)/
ResponderEliminarUn poco de tensión fuera del camino y por fin sedieron a sus impulsos.
Esto debe de quitar un poco de pesar a kibum,debe decirle lo mucho que jjong fue,es y será para él.
Creo que aquí ganamos todos
Quien fuera el cachoro...o un livestream por lo mejor...cachorro envidioso
Una aprende cosas nuevas,me tuve que ir a buscar el magic cross y...madre mia (/.\)