Cuando Jjong entró a la tienda la siguiente
tarde esperaba que saltara sobre mí y me exigiera respuestas por mi admitámoslo
terrible comportamiento últimamente, pero no lo hizo. Me sonrió con su normal
forma encantadora y fue a su estación a arreglar todo desde que tenía citas
consecutivas durante el día.
No me miró o trató de hablar conmigo más allá
de lo necesario para el negocio durante el turno. Me estresó y me hizo sentir
incluso peor de lo que ya me sentía, y por supuesto desde que no lo había visto
por unos cuantos días, todo lo que quería hacer era mirarlo y recordar cómo se
veía usando nada más que su maltratado sombrero de vaquero. Eso hizo una tarde
bastante desagradable y tensa.
Iba a pregúntale si quería almorzar conmigo y
por “almorzar” significaba manosearlo en algún lugar privado mientras trataba
de darle mi mejor disculpa y explicarle todos los locos y frenéticos
pensamientos que me habían estado persiguiendo desde que vi sus brazos
alrededor de mi hermano. Él se desvaneció antes de que lo hiciera. Eso me puso
en un modo agrio y molesto por el resto del día.
Sabía que no era lógico desde que yo había
sido el que jugó a las escondidas toda la semana, pero no podía evitarlo.
Afortunadamente el primer envío de cosas de la tienda llegó más tarde y tuve
que ir arriba y revisar cómo había llegado todo.
Estaba en el cielo de la ropa y ya estaba
pensando sobre la siguiente ola de diseños y vestimentas además de obtener un
sitio en línea para administrar cuando escuché botas en las escaleras. Sabía
que era Jjong y miré a mi teléfono para ver qué hora era. Estaba sorprendido de
ver que ya era pasada la hora de hacer el conteo de dinero del día e ir a casa.
Cuando él alcanzó la parte de arriba me di
cuenta que tenía la bolsa del banco en su mano y que había una determinada
inclinación en su boca normalmente sonriente.
—Todo en la parte de abajo está hecho. Esto
está listo para depositarlo. ¿Tienes algo más que hacer aquí arriba?
Iba a desempacar algunas de las cajas con ropa
que habían llegado y tratar de hacer un camino entre las pilas así Heechul
podría caminar entre ellas, pero no había nada que no pudiera esperar hasta el
lunes. No quería desperdiciar mi oportunidad si Jjong estaba finalmente
dispuesto a hablarme después de su frío comportamiento todo el día. Odiaba que
me mereciera su brusquedad.
—No. Terminaré el lunes. Vendré cuando la
tienda esté cerrada así puedo tomarme mi tiempo.
Asintió y caminó alrededor de mis pilas de
cosas delicadamente para ir a la oficina de Heechul. Entró y salió cargando una
pequeña bolsa negra. Bloqueó la puerta detrás de él y caminó hasta donde estaba
esperando. Enredó sus largos dedos alrededor de mi muñeca y sin decir ni una
palabra me empujó detrás de él para bajar las escaleras, diciéndome que apagara
las luces mientras nos íbamos.
—¿Qué hay en la bolsa, Jjong? Te dije que
podríamos hablar después del trabajo, entonces, ¿por qué te estás comportando
tan bruscamente?
—Brusco ni siquiera es la punta del iceberg,
dulzura.
Sabía que tenía que estar realmente molesto si
estaba usando uno de sus términos desechables de cariño en mí. Acentuó más esa
creencia cuando me arrastró hasta su camioneta a pesar del hecho que estaba
acribillándolo con preguntas y quejándome sobre mi auto estando en el
estacionamiento al otro lado de la calle.
—Jinki vino y se llevó tu auto cuando me trajo
esa bolsa para ti en el almuerzo. Desde que has estado evitándome toda la
semana te estoy llevando a algún lado donde no haya ni un solo lugar para que
corras y vamos a arreglar está mierda. Si quieres ignorarme por dos días más
está bien, pero vas a estar aburrido.
Se giró para mirar el parabrisas y noté el tic
saltando en su fuerte mandíbula.
—Te dije que estaba listo para hablar. —Crucé
mis brazos sobre mi pecho porque no me gustaba ser emboscado y odiaba sentirme
castigado.
—También me dijiste que no ibas a huir de mí
de nuevo y eso es exactamente lo que hiciste esa semana.
Era cierto y no podía negarlo.
—Solo necesitaba un minuto, Jjong. No fui a
ningún lado. Estuve ahí todo el tiempo.
Dijo una palabrota y me lanzó una dura mirada
por el rabillo de su ojo.
—Estabas ahí pero no podrías haber estado más
lejos si lo hubieras intentado.
La camioneta salió del camino y se dirigió al
norte. Miré la ciudad desvanecerse en la parte trasera y le pregunté una vez
más a donde estábamos yendo.
Podía decir que se estaba debatiendo si quería
decirme o no solo para fastidiarme pero eventualmente su innata cortesía ganó.
—Shindong tenía una cabaña en el bosque en un
lago privado que le dio a Kyuhyun. Kyuhyun la tiene porque no soporta venderla,
y creo que quiere convencer a Sungmin de tomarse un tiempo libre en el invierno
y esconderse con él por una semana o dos desde que ambos están muy ocupados
trabajando todo el tiempo. Me dijo que podía prestármela por unos cuantos días
mientras arreglaba su mierda. No hay electricidad ni comodidades modernas, así
que todo lo que se puede hacer es pescar, follar y hablar. —Alzó una ceja hacia
mí con una mirada lasciva—. No traje ninguna caña de pescar.
Miré fuera de la ventana al cielo oscurecido y
murmuré:
—No puedo creer que mi propio hermano te
ayudara a secuestrarme.
—Alguien tenía que ceder, Kibum. Aun si
estamos haciendo esto o no, tengo que saberlo de un modo u otro. Jinkig solo
quiere que seas feliz. Diablos, él quiere que yo sea feliz después de todo este
tiempo y el camino hacia ese lugar para ambos corre a través de ti.
No estaba seguro sobre qué decir ante eso pero
sabía que una cosa era sensacionalmente, perfectamente, absolutamente clara
como el cristal después de estar estos días sin él.
—Definitivamente estamos haciendo esto, tal
vez no estamos haciéndolo bien todo el tiempo, y el camino tal vez tenga un
rápido freno o dos.
Al menos el tic en su mandíbula se había
calmado después de decir eso y sus manos se habían relajado en el volante.
La cabaña no estaba realmente lejos de los
límites de la ciudad, pero una vez que comenzamos a adentrarnos en la montañas
y los caminos se volvieron cosas que se veían apenas como senderos, me di
cuenta que iba a estar bien oscuro cuando llegáramos a donde estábamos yendo.
No era un joven de naturaleza pero la paz y
serenidad de este lugar eran realmente bienvenidos después de una semana en el
borde de la duda y confusión.
Cuando Jjong finalmente se detuvo una hora y
media después, decidí que llamar a este lugar una cabaña era realmente generoso.
Se veía más como una choza de madera en el medio del bosque. Todo lo que podía
pensar que era que si se veía así de mal en la noche, realmente no quería verla
en la mañana.
Jjong salió de la camioneta y llevó nuestras
bolsas hacia las escaleras y las dejó en el suelo. Se movió alrededor hacia la
parte trasera del vehículo mientras yo salía de él y miré mientras sacaba una
gran hielera y la depositaba con el resto de las cosas.
Me miró interrogativamente, así que suspiré y
delicadamente hice mi camino hacia donde estaba esperando, cuidadoso de no
romperme un tobillo.
—No estoy exactamente vestido para esto, Jonghyun.
Me sonrió burlonamente y mantuvo la puerta
abierta y me hizo entrar en el pequeño espacio. Casi me doy la vuelta y salgo
corriendo por la puerta. No había nada ahí. Cuatro paredes, una estufa de
leñas, sin luces brillando, lo que nos llevaba a todo siendo sumido en
espeluznantes sombras. Una silla destartalada que parecía que se había caído de
la parte trasera de un camión de basura y un catre viejo estilo militar eran
los únicos muebles. Me di la vuelta para decirle rotundamente:
—No voy a dormir en el suelo y es mejor que no
haya murciélagos.
Se rio en voz alta y tiró todas nuestras cosas
dentro. Desapareció en la parte posterior de la camioneta de nuevo y trajo
consigo un contenedor de donde sacó un par de linternas que encendió de
inmediato y un colchón de aire que tenía un adaptador para inflarlo desde el
encendedor del auto. También sacó varias mantas y se ofreció a dejarme rebuscar
entre los suministros que trajo para encontrar algo de comer. Había un montón
de cerveza, algunas botellas de agua y cosas para sándwiches y el desayuno.
Tenía que reconocerlo, estaba súper preparado para esta aventura.
Una vez que forzó al colchón hinchable a
meterse en su lugar e hizo la improvisada cama, se quitó las botas vaqueras y
se dejó caer de espaldas para mirar al techo. Se puso las manos detrás de la
cabeza y solo se quedó allí en silencio, así que yo me saqué mis propios
zapatos, agarré un par de cervezas, y fue a reunirme con él. Puse las latas en
el suelo y me senté al lado de su cadera en la cama blandita.
—¿Cómo vas a sobrevivir sin tener porquería
que ponerte en el cabello por un par de días? —Jugueteé con los mechones rubios
peinándolos hacia arriba.
Él me agarró el brazo con la mano y la llevó
hacia abajo para poner un beso en mi latiente pulso en la parte inferior de mi
muñeca. Levantó una ceja y ladeó la barbilla hacia abajo para poder mirarme.
—Traje mi sombrero de vaquero.
Oh, dulce bebé Jesús, entonces teníamos que
hacerlo realmente rápido.
Extendí la mano para poder trazar la línea de
una de sus cejas.
—Siento mucho que te hayas sentido como si
tuvieras que llegar a tal extremo solo para hablar de nuestra relación. Eso no está
bien y no es justo para ti. Me volví loco y sé que no lo manejé correctamente.
Su pecho subía y bajaba mientras exhalaba
ruidosamente. Me tomó de la mano y la utilizó para acercarme a él así quedaba
acostada sobre su ancho pecho.
—No es que te vuelvas loco o la forma en que
lo manejaste lo que me preocupa. Es el hecho de que te sintieras como si
tuvieras que volverte loco en primer lugar. Sé que todo el asunto de Jinki es
complicado e incómodo, pero creo que lo tengo todo resuelto ahora. Pero incluso
si no lo hiciera, has sido solo tú desde hace meses, Kibum. Simplemente no
entiendo cómo no puedes saber eso.
Me pasó los dedos por el cabello y se sentía
tan bien que quería ronronear como un gato y frotarme contra él.
—No lo sé. Supongo que es lo mismo que yo
diciéndote que estoy aquí porque tú estás aquí y eso significa que no me voy a
marchar, y sin embargo, todavía me miras todo el tiempo como si fuera a
desvanecerme en el aire. Podemos saber una cosa, Jjong, pero nuestro corazón se
aferra a otra.
—Yo no quiero que siga aferrándose más a eso.
Tan solo quiero que se aferre a ti.
Cerré los ojos y tuve que tragar saliva por lo
feliz y aterrorizado que sus palabras me hicieron sentir.
—¿Sí?
Él asintió con la cabeza y frotó la barbilla
contra la parte superior de mi cabeza.
—Sí.
—Solo tenemos que dejar que todo se vaya.
Tenemos que confiar el uno en el otro si vamos a estar juntos. Te he echado de
menos esta semana y Kkomde también.
Bostezó tan fuerte que escuché su mandíbula
chasquear y me apretó más cerca de él.
—Ahora soy mayor y mucho más grande que tú.
Alejarse no va a ser tan fácil como lo fue antes, Kibum. Ya no voy a dejarte
huir.
Sonaba tan seguro, y por primera vez desde que
todo esto comenzó entre nosotros le creí. Le creía. Creía en mí y creía en esto
entre nosotros teniendo suficientes piernas para ser real y ser para siempre,
porque eso era lo que el destino, y tal vez algo más grande que el destino,
quería para nosotros dos.
—No estoy planeando alejarme, Jjong.
Estaba esperando por algún tipo de remontada
inteligente, una de sus ocurrencias improvisadas, pero lo único que obtuve fue
una constante subida y bajada de ese
fuerte pecho y su aliento moviéndome el cabello mientras inhalaba y exhalaba
por encima de mi cabeza. El gran imbécil se había quedado dormido encima de mí.
Suspiré y me aparté de él para poder subirle
las piernas al colchón de aire de modo que estaría más cómodo. No podía
culparlo. Había sido un duro reto después de un día completo de trabajo y
estaba seguro de que su semana no había sido mucho mejor que la mía. Me
fastidió mucho que cayera redondo y mandara a la mierda todas mis visiones de
jugar al vaquero sexy encima de él sin nadie alrededor para oírme gritar de
infernal placer.
Moviéndome ligeramente, rebusqué en la bolsa
que mi hermano preparó hasta que encontré un par de pantalones de yoga y una
camiseta para dormir. Hice sándwiches de mantequilla de maní y jalea para la
cena y traté de enviarle a Jinki un mensaje para asegurarme de que había sacado
a Kkomde antes de acostarse pero me disgusté aún más al ver que al estar tan
lejos en el bosque no había cobertura.
Maté una hora y luego decidí que todo lo que
había para hacer era acurrucarse junto a Jjong y tratar de dormir, así que
apagué las linternas y me acurruqué junto a él lo más cerca que pude. Su masivo
cuerpo ocupaba la mayor parte del espacio disponible.
Escuché los sonidos calmantes del bosque y la
noche. Escuché la respiración rítmica de Jjong y suspiré cuando envolvió el
brazo alrededor de mí mientras dormía y me arrastró con fuerza a su lado.
Me di cuenta de que realmente era todo acerca
de dónde había terminado y no donde había estado, porque mientras que él
estuviera ahí, lo que sea que tenía que ocurrir, también iba a ser donde se
suponía que debía estar.
Incluso si ese lugar era una cabaña olvidada
en las montañas de Seúl.
Fue la primera noche completa de sueño que
había conseguido desde que se alejó de mí a principios de semana. No sé lo que
me despertó antes del amanecer, tal vez el hecho de que el colchón de aire se
hundía en el medio o la llamada de los pájaros en los árboles de pino, pero
algo tenía mis ojos estallando abiertos antes de que hubiera luz afuera.
Automáticamente alcancé el cuerpo que se
suponía iba a estar acurrucado junto al mío y me levanté en una posición
sentada cuando me encontré con las manos vacías.
La cabaña era pequeña, así que era fácil ver
que estaba solo y no podía por mi vida averiguar a dónde habría ido mi chico de
la ciudad antes de que el sol estuviera siquiera en el cielo. Es decir, no
había baño, el lugar estaba más allá de lo rústico, pero no pensé que Kibum
fuera del tipo de ir pisoteando por el bosque sin dejarme saber a dónde iba o
despertarme para sostener la linterna por él. Así que empujé mi desordenado
cabello fuera de mi cara, me puse botas, y fui a buscarlo.
No tomó mucho tiempo. Había un lago cerca de
la cabaña, este no era un lago que permitía cualquier cosa con un motor en el
agua, pero todavía había un muelle lleno de botes de remos y kayaks
sobresaliendo de la rugosa costa. Kibum estaba sentado en el extremo con las
piernas colgando por un lado, una manta envuelta alrededor de sus hombros
mientras miraba los primeros rayos del amanecer cruzar el cielo. Cuando me
acerqué me di cuenta de que tenía una cerveza abierta en la mano y una suave
sonrisa en su hermoso rostro. Si hubiera tenido papel y algo con qué dibujar,
habría capturado el momento para la posteridad.
Me senté detrás de él y lo atrapé entre mis
largas piernas y pasé un brazo sobre su pecho tirando de él hacia atrás para
que estuviera descansando en mi pecho.
—El desayuno de los campeones. —Le quité la
cerveza y bebí un trago, haciendo una mueca mientras lo hacía. Era demasiado
temprano para una, pero lo que sea.
—No pude encontrar la manera de encender la
pequeña estufa.
Había traído una estufa de campamento para que
pudiéramos tomar el desayuno y café, pero no me había molestado en enganchar el
propano a ella. Algo bueno. Kibum probablemente nos habría volado con eso. La
cerveza era un pobre sustituto del café tan temprano en la mañana, sin embargo.
—Te levantaste temprano. —Junté nuestros dedos
en una mano y apoyé mi barbilla en la parte superior de su cabeza. No había
nada como el amanecer y la puesta de sol en las montañas. Todo el cielo se
volvió naranja y rojo y parecían llamas que corrían por los picos dentados.
—Estaba muy tranquilo y nunca he estado en
tanta tranquilidad. Quería disfrutarlo durante un minuto. No creo jamás haber
visto algo tan bonito.
—Yo tampoco. —Por supuesto, estaba hablando de
él y él lo sabía, porque se echó a reír e hizo que su suave cabello rastrillara
contra mi barbilla.
—Jjong…
—Kibum…
Era un buen momento, uno que había tardado
tanto tiempo en llegar. No podía pensar en ningún lugar en la tierra que fuera
mejor que esto. Y sabía a ciencia cierta que no había ningún joven mejor.
—Me haces muy feliz, siempre lo has hecho.
—Todo estaba en su voz. La forma en que el pasado y el futuro estaban enredados
alrededor del otro, pero aún nos mantenían fuertes y juntos justo en el medio
de eso.
Solté una respiración profunda y le quité la
lata de cerveza y lo acomodé abajo para poder girarlo alrededor en mis brazos
para que quedáramos uno frente a otro. La manta cayó y se estremeció cuando el
aire fresco de la mañana rozó sus hombros. Tomé su cabello de ébano en una mano
y lo utilicé para tirar su cabeza hacia atrás para que estuviera mirándome con
ojos soñolientos y sexys.
—Siempre pensé que eran las primeras las que
importaban, pero ahora sé que son las últimas, las que se quedarán con uno.
Su boca se frunció en un pequeño gesto de
confusión y me incliné para besar ese rubí encima de su labio. Se estremeció de
nuevo y esta vez sabía que no tenía nada que ver con el frío en el aire.
—Creí durante mucho tiempo que nunca iba a
superar a la primera pareja que me hizo sentir como si estuviera enamorado. Lo
usé como excusa para mantener a otras a la distancia de un brazo porque estaba
aterrorizado de ser herido de nuevo. Tenía miedo, todavía lo tengo, pero me doy
cuenta de que el hecho de que quiero estar contigo, de que me preocupo mucho
por ti, significa mucho más que el miedo.
Él suspiró y movió una de sus manos para
descansarla en mi mejilla.
—No quiero que me tengas miedo, Jjong.
—Fuiste y has sido la fuente de una gran
cantidad de novedades para mí, Kibum. EL primer joven que besé. El primero al que
lloré, al que alguna vez le di un presente. El que nunca olvidé. Eres el primer
joven que alguna vez me ha mantenido por toda la noche y el primer joven que me
hace tanto daño por la forma en que te deseo. Mirando hacia atrás, creo que
cuando condujiste lejos ese día, te llevaste contigo una parte de mí que nunca
conseguí de regreso hasta que te vi en la tienda. Todos esos primeros son importantes
y me hicieron ver las cosas más claramente y sin el filtro del tiempo y el
resentimiento en el camino, pero lo que realmente importa es el último.
Me agaché para poder besarlo. Solo apreté mis
labios ligeramente contra su boca abierta y susurré:
—Tú eres la última persona que quiero besar. El
último joven que quiero en mi cama. Quiero que seas el último joven que toca
cualquiera y todas las partes de mí, Kibum, y eso significa mucho más que el primero.
¿A quién le importa si Jinki estaba allí primero o si había gente sin nombre en
el medio? Todo lo que importa es que al final de todo esto eres solo tú, solo
tú, y nadie más.
No dijo nada durante un largo tiempo. Sus ojos
oscuros eran tan profundos e insondables que hacía difícil leer lo que estaba pasando
dentro de su cabeza. Frotó su pulgar hacia arriba y hacia abajo a lo largo de
una de mis patillas y luego se inclinó hacia delante para devolver el mismo
tipo de beso suave y dulce que yo acababa de darle.
—Me tomó mucho tiempo llegar aquí, Jjong. Es
donde se suponía que estaría siempre. Este es mi destino final, así que al
final eres tú y solo tú también. El viaje en el medio nos formó a los dos, no
hay que negarlo, pero me gusta ser el último… con tal de que me pueda mantener
sorprendiéndote con algunas primeras veces en el camino.
Me reí porque era típico de Kibum. Nada podría
ser lo suficientemente bueno. Podríamos estar juntos, amándonos, acabar juntos,
pero siempre iba a querer que fuera nuevo, desafiante y sorprendente. Esa era
una de las principales razones por las que nunca había sido capaz de superarlo
y nunca lo haría.
—He estado alrededor de todo. No quedan
demasiadas primeras veces.
Era la verdad, pero él había logrado sacar una
o dos en los meses que habíamos estado juntos. Una de sus cejas de color negro
azabache se disparó y me sonrió con picardía.
—¿Eso es un reto?
Me reí de nuevo porque era feliz. Realmente,
realmente feliz por primera vez desde que se fue cuando tenía quince años.
—Puede ser.
—¿Has tenido sexo afuera cerca de un lago,
mientras que el sol está saliendo después de beber una cerveza para el
desayuno?
Empujé mis manos bajo el borde de su camisa
para poder aferrarme a su cintura mientras me inclinaba y lo aplastaba debajo
de mí en la descartada manta que había llevado afuera. Él separó las piernas
para mí y yo atrapé su cara entre mis palmas así podría besarlo con todo lo que
había estado ausente de mi vida por la semana que habíamos estado separados. No
estaba haciéndolo de nuevo, estar separados, y él tenía que ser capaz de sentir
eso.
—Nop. La única de esas cosas que he hecho
antes es tener una cerveza para el desayuno.
El se rio y empujó su pecho contra el mío
—He visto tu refrigerador, por lo que no me
sorprende. Déjame ser tu primer y último, Jjong... y tú puedes ser el mío.
Dejé que me besara de nuevo y lo ayudé a jalar
de un tirón mi camisa por encima de mi cabeza. La piel de gallina corrió por mi
piel mientras el aire de la montaña golpeaba la carne desnuda.
—El primero y último, Kibum.
Hola, soy yo o no está el cap. 15... No lo encuentro :(
ResponderEliminarPense que era la unica que no podia ver el 15
EliminarDisculpen, al parecer hubo un error al programar el capítulo, si revisan podrán encontrarlo. Gracias por hacerlo notar y así yo poder corregir.
EliminarMuchas gracias
EliminarTe amo mujer
Muchas, muchas gracias!
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