Quería soltarle una retahíla a Jinki solo por
aparecer de la nada. Quería desgarrarlo por no dejarme saber lo que había
estado sucediendo y quería abrazarlo y besarlo en la frente porque se veía tan
destruido y maltratado. Mi primer instinto fue llamar a Sungmin y hacerle venir
a revisar a mi hermano para asegurarme de que estaba bien, pero Jinki parecía
que estaba a punto de romperse, de modo que eso iba a tener que esperar.
Jinki derivó hacia el sofá y en cierto modo se
plegó sobre sí mismo mientras se sentaba. Fui al refrigerador y saqué un par de
cubos de hielo que envolví en un paño de cocina. Le di la improvisada bolsa de
hielo y me senté en la mesa de café frente a él.
La tez de Jinki era más clara que la mía y la
forma en que los moretones oscurecían su piel y ensombrecían sus ojos me hizo
saborear el asesinato en la punta de mi lengua.
—¿Cómo llegaste aquí? —Supuse que sería mejor
empezar suave con él dado que parecía tan asustado.
—Conduje. Oliver no me dejó ir al hospital y
sabía que mi muñeca estaba realmente en mal estado. Esta vez fue demasiado
lejos.
—¿Esta vez? —Habían estado casados durante un
par de años. Ni siquiera quería adivinar cuánto tiempo había estado sucediendo
esto. Sentí como si debería haberlo sabido cuando Jinki comenzó a alejarse de
mí.
Él se encogió de hombros.
—Llamé a papá y le dije lo mal que estaba
herido y que necesitaba ayuda. Él me dijo que debo haber hecho algo para
provocar el tratamiento de Oliver sobre mí. —Empezó a temblar y llorar de nuevo
y la mano que no sostenía el hielo sobre su cara se enroscó en un puño en su
pierna—. Después de todo, Oliver es un diácono en la iglesia y es un hombre
bueno y temeroso de Dios, de modo que la culpa debe recaer en mí.
—¿Papá sabe que ese tipo te ha estado
golpeando y te está culpando por ello? —Mi voz era temblorosa de rabia.
Él solo asintió con la cabeza y gimió, porque
el movimiento obviamente le dolía.
—Esperé hasta que Oliver se fuera a trabajar,
empaqué una bolsa, y me fui. Conduje y conduje. No tenía idea de a dónde iba.
Solo sabía que me dolía y me sentía enfermo y que el último lugar donde quería
estar era Hyehwadong. No fue hasta que me detuve para conseguir gasolina en la
frontera que me di cuenta que estaba dirigiéndome a ti.
Estiré mi brazo y le tomé la mano.
—¿Por qué no me pediste ayuda? Yo te hubiera
alcanzado y rescatado.
Él sacudió la cabeza y siguió llorando.
—Ya no soy un niño. Sabía que lo que estaba pasando
estaba mal. Él me había estado golpeando en lugares que nadie podía ver durante
años. No fue sino hasta hace poco que comenzó a perder el control y terminé
viéndome así. Esto solo se volvió peor y peor.
—Jinki...
Él soltó una carcajada que estaba tan rota y
afilada que yo, literalmente, le sentí arañar a través de mi piel y dejar
marcas.
—Estábamos hablando de tener hijos. Yo no
quería, no con alguien como él. No con una vida así. —apartó la mano libre y la
agitó delante de su cara maltratada—. Este fue el resultado de mí diciendo que
no.
—Jesús.
Él se echó a reír de nuevo.
—Jesús no tiene nada que ver con esto.
Me quedé mirándolo en estado de shock por un
minuto.
—No puedo creer que no tenía idea de que algo
de esto estaba pasando.
El levantó un hombro y lo dejó caer.
—No es exactamente algo de lo que estoy
orgulloso. Debería ser capaz de hacer lo que hiciste y alejarme. He sabido
desde la primera vez que Oliver me levantó la mano que estaba en una mala
situación. He estado allí antes, y solo no aprendí mi lección.
—¿Es esto de lo que Jjong estaba hablando
cuando te vio?
—No puedo creer que no te dijo todos los
detalles sangrientos, teniendo en cuenta que ustedes dos son obviamente mucho
más cercanos ahora de lo que lo eran cuando éramos niños.
—Él me dijo que era tu historia para contar.
Una pequeña sonrisa que de hecho tenía un poco
de vida en él, coqueteó con su boca rota.
—Él siempre tuvo más integridad que cualquier
otro hombre que he conocido.
—Me dijo que te pidió que te casaras con él y
que lo rechazaste. —Sonaba como si las palabras tuvieran que luchar por salir
porque me molestaba mucho decirlas.
—No, Kibum, él no me lo pidió, me lo ofreció.
Eso es muy diferente. Estaba embarazado con el bebé del capitán del equipo y el
tipo me dijo que me deshiciera de él así no arruinaría su oportunidad de
convertirse en profesional o arruinar su reputación como un inmaculado coreano.
Cuando me negué a terminar el embarazo el tipo me golpeó. Jjong fue la única
persona con la que sentí que podía hablar de esto, y él no se perdería los ojos
negros. No había manera de que pudiera aceptar su oferta, él realmente no me
amaba o quería casarse conmigo, así que le dije que no, que lo amaba como a un
hermano, y entonces fue y casi asesinó al padre del bebé y huyó. Él estaba
tratando de salvarme de mí mismo. Una semana después de que él se hubiera ido
tuve un aborto involuntario y el tipo ni siquiera me miró de nuevo.
¿Quién era éste joven? Me sentí como si
estuviera mirando a un extraño en el cuerpo de mi hermano.
—Papá estaba devastado por la ruptura con la
estrella de fútbol. Le encantaba la idea de que me ligara a un atleta famoso.
—hizo una mueca—. Él siempre dijo que ayudaría a reparar la mancha que dejaste
en el nombre de la familia. Fui un idiota. Nunca me gustó el chico. Solo estaba
haciendo lo que siempre hice y soportando las peticiones porque eso era lo que
se esperaba de mí. Así fue como terminé de nuevo en una situación con un hombre
que piensa que está bien hacerle daño a una persona a la que supuestamente ama.
No puedo hacerlo más. Tuve que romper las cadenas. Fue hace mucho tiempo.
—Rompiste el corazón de Jjong, Jinki. —No
podía dejar de sonar un poco acusatorio.
—Oh, vamos, Kibum. No seas ridículo. Jjong
nunca me amó. Él se engañaba a sí mismo pensando que yo era su chico perfecto
porque yo nunca iba a ser tú. No había una gran aventura esperándome. No había
ningún riesgo. No imprevisibilidad. No podía haberme amado porque él estaba
enamorado de ti. Aún lo está por cómo se ven las cosas.
—¿Qué? —Me quedé sin habla al oírle decirlo
como si fuera tan obvio.
—Él nunca actuó como él mismo conmigo. Siempre
fue la versión "iglesia" de Jjong a mi alrededor. Contigo él era
despreocupado, estaba abierto, y se dejaba tener un momento en el que no
siempre se estaba preocupando por lo que iba a ocurrir a continuación. Y luego
te fuiste.
Dejé que mi cabeza colgara por un segundo.
—Y entonces me fui. —Y dejé un desastre en mi
huida para las dos personas que más amaba.
—Pero volviste.
—No estoy seguro de cuanto importa eso. El
abandono parece ser una cosa que se pega. —Suspiré y me puse de pie—. Por si
sirve de algo, me alegro de que estés aquí y te ayudaré a romper las cadenas y
cualquier otra cosa que necesites con el fin de alejarte de tu vida en Hyehwadong,
Jinki. Nadie merece esto. —él me dejó inclinarme y abrazarlo sin pestañear, así
que pensé que era el momento de empujar mi suerte—. Tengo un amigo que es
enfermero. Debes dejar que lo llame y que te dé un vistazo.
Iba a preguntarle sobre presentar cargos
penales una vez que estuviera seguro de que él estaba lo suficientemente fuerte
como para tener esa conversación. El suspiró y empujó un poco de su cabello
fuera de su cara sin darme una respuesta. No creo que quisiera que nadie más lo
viera así. La vergüenza que sentía era prácticamente palpable.
—Me alegro de estar aquí, también, y creo que
es increíble que hayas encontrado tu camino de regreso a Jjong aunque te tomó
un tiempo muy largo.
Era gracioso que utilizara la palabra
“encontrado”, porque de repente me sentí más perdido de lo que jamás había
estado. No sabía cómo me había perdido de mi hermano siendo abusado y mi padre
siendo un tirano hasta el punto de que podía pasar por alto el hecho de que su
hijo estaba siendo herido.
No sé cómo me había perdido que lo que sea que
se estaba filtrando entre mí y Jjong cuando éramos más jóvenes, era algo más
importante e iba más lejos del parentesco y la camaradería de lo que siempre
pensé. Y tal vez lo más importante es que no sabía exactamente cómo me sentía
por el hecho de que el fantasma que siempre se movía entre Jjong y yo estaba
aquí en carne y hueso e iba a ser imposible de ignorar, para los dos.
Necesitaba ir a casa y tomar una ducha y
lavarme el sudor y el sol de mi piel, pero no estaba de humor para estar a
solas, y la única persona con la que quería estar estaba acompañada en este
momento por la única persona que nunca pensé que vería otra vez. Siendo ese el
caso, me dirigí al único lugar donde sabía que había alguien con quien podía
compadecerme y me daría tragos incluso en una apacible tarde del lunes.
El bar estaba bastante ocupado teniendo en
cuenta que todavía quedaba una hora o así antes de la hora feliz y los lunes no
eran generalmente días de grandes multitudes, también había un grupo de chicos
más jóvenes reunidos en torno a las mesas de billar en la parte de atrás que
estaban siendo ruidosos y ridículamente escandalosos. Kangin los observaba con
ojos cuidadosos.
—Se ven divertidos. —El sarcasmo era pesado en
mi voz mientras Kangin ponía una cerveza en frente de mí y entrecerró los ojos
aún más cuando un coro de gritos y alaridos aumentó mientras Minha dejaba una
bandeja llena de bebidas.
—No sé desde dónde vienen pero me hubiera
gustado que encontraran su camino de vuelta allí.
—Necesitas un gorila para mantener la paz.
—Siwon solía encargarse de la mayoría de los
ruidosos, pero con el bebé y Heechul, él no está aquí tanto como lo estaba
antes. No tengo ningún problema en romper una cabeza aquí o allá, pero tengo un
historial, así que tengo que cuidarme a mí mismo.
—Contrata a alguien para hacerlo si Siwon no
es capaz de hacerlo.
Él bajó por la barra para hacer una ronda de
bebidas que Minha pidió y regresó secándose las manos en la parte de atrás de
sus jeans.
—Siwon mencionó a un tipo con quien estuvo en
el ejército. Supongo que el chico será dado de alta pronto y están hablando
sobre venir aquí. Creo que él le está guardando el lugar. Sabes que Siwon no pasará
la oportunidad de ayudar a un compañero
soldado, si puede.
Asentí con la cabeza y piqué la etiqueta de la
cerveza con una uña.
—Él trajo al bebé a la caminata de hoy cuando
subimos por las montañas. Debiste verlo. Este gigante soldado corpulento que
parece que podría mover toda la cordillera con sus propias manos llevando a
este pequeño bulto rosa toda envuelta en moños y dulzura. Es tan pequeño en sus
manos y él lo sostiene como si fuera de cristal. Son un buen equipo y es obvio
que Minki tiene a su papá envuelto alrededor de su dedo.
—Siwon es un hombre con suerte. Se merece cada
pizca de bien que pase por su camino después de todo lo que sacrificó en su
vida.
Empujé el borde de mi sombrero y lo miré
porque tenía muchas ganas de conocer la respuesta a la pregunta que estaba a
punto de hacer.
—¿Es eso lo que se necesita para ser
recompensados por el destino, para encontrar la verdadera felicidad en la vida?
¿Sacrificio?
Los ojos de Kangin brillaron
especulativamente.
—No lo sé. Tal vez. Sé que nunca he vivido una
vida en la que he puesto a nada ni a nadie antes de mí mismo. No puedo ver un
camino en el que merezca tener el tipo de vida que Siwon tiene o incluso el
tipo de cosa real que Zhoumi tiene con Henry. ¿Y sabes qué...? —Se apoyó en la
parte posterior de la barra frente a mí y cruzó los brazos sobre el pecho—.
Estoy bien con eso. Nunca he hecho nada para merecer lo que ellos tienen.
—¿Qué hay de darle la vuelta? ¿Estar aquí
ahora y ayudar a Siwon, limpiar tus actos para que Zhoumi no tenga que vivir su
vida preguntándose qué va a pasarte o qué tipo de problemas vas a dejar caer en
su puerta? ¿Eso no es igual al arrepentimiento y una oportunidad para la
verdadera felicidad y la bondad para ti?
Odiaba pensar que el pasado iba a definir para
siempre el futuro de cualquier persona. Para Kangin especialmente, porque bajo
todo su encanto relajado y actitud temeraria pensaba que era un muy buen tipo.
—Lo he dicho antes, solo porque puedo actuar
bien y ser un hombre honrado no quiere decir que esa sea mi configuración por
defecto. Es trabajar todos los días para recordarme a mí mismo lo que tengo que
perder si caigo de nuevo en los viejos hábitos, pero siempre está ahí, la
tentación de tomar el camino fácil, el deseo de pensar solo en mí mismo. Ese no
es el tipo de hombre que se merece nada bueno y verdadero en su vida. Estoy
bastante seguro de que si alguna vez llega a mis manos algo que parezca que estaba
destinado a ser, probablemente lo destruiría. Solo pregúntale a Zhoumi. Siempre
me las arreglo para destruir lo bueno en mi vida.
Suspiré y tomé otro trago de cerveza.
—Bueno, mierda. Terminé con la esperanza de
que me pusieras en un mejor estado de ánimo.
Se apartó de la barra mientras un vaso se
rompía en la parte de atrás y él frunció el ceño mientras Minha se movía en la
dirección para ayudar a limpiarlo solo para ser sometida a una serie de
silbidos despectivos.
—Te veías un poco fuera de quicio cuando
entraste. ¿Qué pasa?
Y esa era la razón por la que Kangin era tan
malditamente bueno detrás de una barra. Podía hablar de cualquier cosa. Era
brutalmente honesto acerca de quién era y lo que había hecho, lo que a menudo
hacía que los chicos que frecuentaban este lugar se sintieran mucho mejor
acerca de las cosas con las que estaban luchando ellos mismos, y él siempre
parecía como si tuviera una respuesta para cualquier carga que estuviera puesta
en la barra frente a él. Incluso si la mayoría de los consejos que repartía
eran una mierda, todavía sonaban bien cuando llegaban con una sonrisa engreída.
—El hermano de Kibum se presentó sin previo
aviso. —Fue como ser disparado de vuelta en el tiempo, ver a Jinki todo en
negro y azul—. No estaba preparado para ello. Nunca voy a estar preparado para
ello.
Me quité el sombrero de paja y pasé mis dedos
por mi cabello enmarañado de sudor.
—Tenías que saber que era inevitable. Estás
durmiendo con un hermano, en algún momento el otro estaba obligado a hacer acto
de presencia.
Me reí secamente.
—Honestamente pensé que Kibum se habría
aburrido a esta altura y seguiría adelante como él hace. Nunca pensé que iba a
volverse así de serio.
—Estás engañándote a ti mismo, Jjong. Ha sido
serio desde el primer minuto.
—Dímelo a mí.
—¿Así que el hermano?
—Jinki. Él es un joven dulce. El tipo que es
constante, un poco pasado de moda, y verdadera familia orientada. Ahora está casado.
Siempre he pensado que sería el joven perfecto para mí, pero ahora estoy viendo
que yo podría haber estado tratando de protegerme del hecho de que sabía,
incluso entonces, que Kibum me iba a dejar. —Hubo más gritos de la parte
posterior y otro sonido devastador a medida que más vidrio caía al suelo. Vi la
mandíbula de Kangin flexionarse y comenzó a moverse hacia el extremo de la
barra donde estaba abierto para llegar al otro lado.
—¿Que trajo al hermano aquí si tiene un hombre
en casa?
Minha llegó corriendo mientras me daba la
vuelta en mi taburete y apoyaba los codos en la barra cuando Kangin se detuvo a
mi lado. Sus ojos eran grandes y sonaba agitada.
—Esos chicos están fuera de control. Tenían
una jarra de cerveza y están actuando como si fueran veinte. Lanzaron dos de
sus vasos de cerveza en el suelo y uno de ellos trató de agarrarme cuando les
dije que no les estaba trayendo algo más. No les estoy sirviendo nada más.
Kangin extendió la mano y le dio unas
palmaditas en el brazo.
—No tienes que hacerlo. Ellos no van a estar
aquí por mucho más tiempo.
Kangin siempre había llegado a ser tan suave y
un poco tranquilo, por lo
que fue un poco alarmante ver un tic trabajar
en su mandíbula y su mirada normalmente tranquila brillando con chispas
fundidas de ira.
—¿Necesitas que haga algo?
No solo iba a sentarme allí mientras él
trataba de enredarse con un grupo de chicos borrachos fuera de control que lo
superaban en número.
—No. Lo tengo. —Él se rio un poco y copió mi
pose—. Solía ser uno ellos.
Hice una mueca.
—¿Así de mal?
—Mucho peor, en realidad.
—No creo que me hubieras gustado mucho antes
de que esos motociclistas golpearan tu culo, Kangin.
Me miró por el rabillo del ojo.
—A no mucha gente le gustaba. De todos modos,
termina de contarme acerca de la
hermano.
—Él siempre tuvo una habilidad especial para
encontrar la peor clase de chico con el que pasar el tiempo. Desde su aspecto,
éste lo tomó demasiado lejos. No hay manera de que su padre pudiera haberlo pasado
por alto, y creo que puede que finalmente haya tenido suficiente. ¿Cuál es la
utilidad de ser leal a una familia que va a esperar y verte ser herido y no
hacer nada al respecto?
—Eso es muy malo.
—Sí, y el hecho de que puedo o no haber
actuado como si fuera golpeado en la cara con una bolsa de ladrillos cuando lo
vi seguro como la mierda que no le cayó bien a Kibum.
—Tiene que ser duro para Kibum. Él te tiene
ahora, pero piensa que su hermano aún tiene una parte de ti desde aquel
entonces. Eso es un tapiz bastante retorcido de la historia, el presente y el
futuro, que él está mirando.
—Jinki no tiene ninguna parte de mí que no sea
simpatía y tal vez una gran parte de arrepentimiento. Verlo hoy hizo eso muy
claro. Me quedé muy sorprendido al verlo y preocupado de que estaba todo negro
y azul, pero eso fue todo. La forma en que Kibum me calienta, la forma en que
me entiende... Nunca tuve nada de eso con Jinki. Kibum fue siempre el único
hacia el que yo gravitaba, estaba demasiado joven y demasiado
asustado para entender lo que
significaba en aquel entonces.
Kangin hizo un ruido de comprensión y luego se
apartó de la barra cuando uno de los chicos del grupo agarró un taco de billar
y lo balanceó a la cabeza de uno de sus amigos. El otro chico borracho se
agachó y se lanzó contra las piernas del atacante. En una fracción de segundo
rodaron por el suelo en una maraña de brazos y piernas mientras la pelea falsa
se convertía en una pelea real muy rápido.
Kangin se movió en la dirección de la pelea
con un paso decidido y rápidamente lo seguí. Los chicos estaban rodando por el
suelo, los puños estaban volando, y sangre se estaba derramando de las bocas
mientras palabrotas y amenazas confusas enfatizaban golpes fuertes. Kangin
consiguió agarrar al chico que había comenzado todo el lío y trató de tirarlo
fuera de su amigo. Uno de los otros chicos del grupo se movió hacia Kangin y yo
negué con la cabeza y le dije:
—No quieres hacer eso, amigo.
El chico me miró como si estuviera
considerando sus posibilidades de enfrentarse a mí, cuando me distraje por Kangin
dejando escapar una larga serie de palabrotas. El chico al que había apartado
del evidente perdedor de la pelea de borrachos había vuelto su ira hacia Kangin
y le estaba dando a mi amigo un mal rato.
Kangin tenía al chico por la parte posterior
del cuello y uno de sus brazos apretado entre sus omóplatos, pero lo que sea
que el chico había estado bebiendo había entumecido el dolor y lo estaba dando
todo por soltarse. Echó la cabeza hacia atrás y trató de darle un cabezazo a Kangin
y lanzó sus piernas hacia atrás tratando de patear al hombre mucho más alto y
mucho más sobrio.
—Para ya, pequeño pedazo de mierda. —Kangin
sacudió al chico y me miró cuando me agaché para ver cómo le estaba yendo al
otro. No demasiado bien si sus ronquidos y su cara ensangrentada eran una
indicación—. Todos ustedes han terminado aquí. Todo el mundo muévanse a la
puerta principal.
El chico con el que estaba forcejando se
liberó lanzando su cuerpo hacia adelante y sorprendiendo a Kangin lo suficiente
como para que lo dejara ir y el joven revoltoso cayó de bruces en el suelo. El
chico rodó sobre su espalda y alzó la vista hacia nosotros con ojos siniestros.
—Que te jodan. Puedo comprar y vender este bar
cien veces.
Kangin me miró y luego volvió a mirar al chico
bocazas que había conseguido ponerse rodillas.
—Bueno, hasta que tu nombre esté en la
escritura, tú y tus amigos pueden sacar sus alegres culos de mi bar.
Un par de sus compañeros se acercaron al chico
por detrás y lo ayudaron a ponerse de pie.
—¿Me vas a obligar, chinito? Me pones la mano
encima y te demandaré, lo demandaré. —El chico me señaló cuando levanté una
ceja hacia él—. Voy a demandar a cada hijo de puta en este lugar y te tendré
arrestado por asalto. Conozco mis derechos.
Gruñí cuando Kangin dio un paso adelante.
—Ten cuidado. —No estaba seguro si la
advertencia era para el chico o para Kangin, fuera como fuera podía ver esta
situación yéndose por el retrete aún más a cada segundo.
—He estado en la cárcel, pequeño pedazo de
mierda. Más de una vez. Así que ¿qué más tienes?
A estas alturas dos de los otros chicos del
grupo empezaron a entrar razón y un par de los clientes habituales se habían
abierto camino para ver de qué se trataba el alboroto. Ahora incluso había unas
cuantas probabilidades más, pero el chico en el centro de todo estaba mirando a
Kangin como si fuera su propio archienemigo personal.
—Tengo esto. —El chico se agarró la
entrepierna y Kangin dio un paso amenazador hacia adelante, por lo que extendí
un brazo para mantenerlo atrás.
—¿Quieres que llame a la policía? —Pensé que
era una buena pregunta para hacer considerando las circunstancias, pero tanto Kangin
como el chico me lanzaron dagas con la mirada. Levanté mis manos en un gesto de
rendición y di un paso atrás.
—Sal. De. Una. Puta. Vez —Claro y simple; no
había dudas de que era la última advertencia que el rubio iba a darle al grupo.
Los amigos del tipo le insistieron en que lo
dejara pasar y le dijeron que había un montón de bares diferentes a los que
podían ir a pero el tipo estaba en un punto muerto con Kangin y ninguno de los
dos quería ceder. Finalmente el chico se quitó de encima a sus amigos y apuntó
con el dedo a mi amigo.
—Esto no ha terminado, imbécil. —Miró a su
grupo y gritó—: Andando. —Como si todo el tiempo hubiera sido su idea abandonar
la propiedad. Se aseguró de escupir una bocanada de sangre en el suelo y
derribar una mesa en su salida.
Kangin estaba prácticamente vibrando de rabia
y su comportamiento normalmente despreocupado se encendió como una hoguera. Sus
ojos brillaban en su rostro y sus manos estaban cerradas en puños de hierro.
Parecía que iba a atravesar una pared con la mano.
Uno de los clientes habituales murmuró:
—Yo le hubiera dado un puñetazo en la boca.
—Mientras serpenteaba de nuevo hasta la barra y Kangin dejó escapar un profundo
suspiro.
—¿Recuerdas cuando dije que hacer lo correcto
es jodidamente difícil? Primer ejemplo. —Extendió una mano y la restregó por su
cara—. Hace un tiempo simplemente le hubiera dado una paliza de muerte, habría
tomado todo lo que tenía en su cartera y probablemente a su pareja, y me habría
ido por mi camino. O incluso más probablemente habría encontrado a alguien para
hacer el trabajo sucio por mí y tendría a dos grupos de imbéciles yendo por mi
sangre cuando todo hubiera terminado. Ahora tengo que pensar que si hago ese
tipo de cosas, Siwon podría ser demandado, yo podría ir a la cárcel o terminar
en una bolsa para cadáveres, y es una mierda.
Estaba de acuerdo con él, así que no dije nada
y solo lo seguí de vuelta a la barra para poder pagar mi cerveza y finalmente,
volver a casa para darme una ducha.
—Bueno, a veces lo correcto es lo injusto
porque si alguien se merece un puñetazo en la cara, es ese chico. —Y cualquiera
que hubiera utilizado a Jinkig como saco de boxeo. Lancé unos cuantos billetes
sobre la barra y me volví a poner el sombrero en la cabeza—. Nos vemos pronto,
hombre.
—Sí y, Jjong... —Me detuve y volví a mirarlo—.
Tu chico solo necesita saber que ahora él es el único. Tal vez estabas
confundido cuando eras más joven, tal vez estabas asustado y aferrado a la
apuesta segura, pero ahora estás aprovechando la oportunidad y solo necesita
saber que depende de él. No hay nada malo con él siendo el de después, siempre
que sea el último.
—Maldita sea. Eres bueno en esto de los
consejos de camarero.
Se echó a reír.
—Cuando todo lo que haces es cometer errores
aprendes cómo ayudar a que otras personas los eviten. Gracias por respaldarme.
No estoy acostumbrado a eso.
—Tal vez te mereces más de lo que crees, chinito.
—Me puso mala cara y me reí mientras me dirigía afuera y hacia mi camioneta.
Ay por Dios....
ResponderEliminarAsí que eso fue lo que paso en la universidad!!!
Ahhhhh
Noooooo
Ay Jinki...pero bueno,al menos ya se alejo del dichoso esposo y del padre que no sirvió para nada.
ResponderEliminarViendolo de otro manera,imagino que llego en un buen momento,ha podido hablar con kibum y le ha dicho como en verdad fue lo de que jjong le pidiera matrimonio.
Y le está aclarando un par de cosas más...y que espero él entienda y se decida a confiar en jjong y su amor por él.
Ya solo falta que jjong confie en kibum y que sepa que él no lo va a dejar...espero.
Pobre de mi bebé,Kangin trae un gran peso sobre sus hombros...él sabe que Mimi solo está esperando un fallo que haga,que cualquier cosa que haga puede meterlo en problemas...ni él espera nada bueno,aunque cree estar bien.
Jjong y kibum deben hablar y decirse cuanto se aman.
Que kibum no se irá y que para jjong él es el único