En casa del duque todos se enteraron enseguida de la llegada de Donghae y Siwon, gracias a los gritos y chillidos con que el joven saludó a los presentes y a los abrazos efusivos que les dispensó. Hasta la abuela salió de su habitación, atraída por el ruido.
—¿Eres tú,Jul?
—Soy yo, abuela. Hae.
—Sube a darme un abrazo, Jul.
Donghae alzó la vista al techo y
subió la escalera corriendo para saludarla y ayudarla a volver a su habitación.
Hacía años que su abuela confundía los miembros de la familia y de nada servía
corregirla. Pensaba que le gastaban bromas y se enfadaba. Por eso, si te
confundía con otra persona, lo mejor era seguirle la corriente.
—Mamá me llama por tu nombre
últimamente —dijo Choi Kangta, el décimo duque de Shiyuan, mientras daba a
Siwon un abrazo de oso, su forma habitual de saludarse—. Espero volver a ser yo
cuando nos vea juntos.
Siwon sonrió. Su padre era un
hombre corpulento. Ambos tenían la misma estatura, hasta el mismo color de pelo
y de ojos, aunque Kangta ya lucía algunos mechones grises entre los rubios.
Apenas se le notaban pero se había quejado de ellos durante la última visita de
Siwon. Con el paso de los años Kangta también se había ensanchado un poco.
—¿No será por eso que me has
llamado? —preguntó Siwon.
—Vamos —dijo Kangta dirigiéndose al
salón. Enseguida, sin embargo, cambió de dirección—. Mejor vamos a mi despacho,
donde nadie nos interrumpirá.
Siwon siguió a su padre a través
del vestíbulo con el ceño fruncido. «Nadie nos interrumpirá» no era un buen
augurio, ya que él asociaba el despacho del duque con los castigos. Era una
vieja costumbre. Donghae y él sabían que, cuando los llamaban al despacho,
tenían problemas.
—Me parece que debo felicitarte
—dijo Kangta al sentarse tras el escritorio.
El tono de su voz, no del todo
reprensor, puso a Siwon a la defensiva.
—¿De veras? No pareces muy
satisfecho.
—Porque habría preferido ser el
primero en saberlo en lugar de enterarme por las habladurías. Siéntate. Me lo
vas a contar todo.
—Desde luego —dijo Siwon—. Aunque
me sería más fácil si supiera por qué me felicitas.
Kangta arqueó una ceja.
—¿Has hecho más de una hazaña
últimamente?
Siwon frunció el entrecejo.
—En realidad, lo único de lo que me
siento orgulloso no es del dominio público. ¿De qué estamos hablando,
exactamente?
—De tu compromiso, claro está.
Siwon, que en ese momento empezaba
a sentarse, volvió a ponerse de pie como impulsado por un resorte.
—No... estoy... prometido —dijo
pronunciando cada palabra con claridad.
—Más vale que lo estés, creo, si
tenemos en cuenta lo que se dice por ahí.
Siwon cerró los ojos. Santo Dios,
¿qué había hecho Heechul? Ni por un momento se le ocurrió que su padre pudiera
referirse a otra cosa.
Kangta continuó:
—Mi viejo amigo no podía esperar
para felicitarme, vino aquí a toda prisa a propósito pero, claro, suponía que
el padre del novio ya...
—¡No soy novio!
—... ya conocía la noticia. —La
expresión de Kangta decía: «no vuelvas a interrumpirme»—. No sabía que caería
de espaldas al enterarme. Él, sin embargo, daba por hecho que las otras cosas
que tenía que contarme, y se aseguró de tener todos los detalles antes de
venir, me dejarían anonadado. Puedes imaginar mi desconcierto.
—Supongo que esto depende de qué
detalles te comunicó.
—¿Hay muchos? —preguntó el padre.
—Probablemente. Kim Heechul es un
joven muy controvertido. Porque estamos hablando de Heechul, ¿no es cierto?
Kangta se limitó a apretar los
labios y Siwon prosiguió
—Lo quieres o lo odias. O, para ser
justos, así solía ser. Ahora ha cambiado mucho o, como mínimo, había cambiado
hasta hace unos días, cuando sufrió una conmoción que, o bien lo dejó desvastado,
o lo puso en pie de guerra. No tengo ni idea cuál es su sentimiento ahora.
—Siéntate, Siwon.
El joven se sentó y pasó los dedos
de la mano por el cabello en un gesto de frustración.
—No sé por qué me sorprende el giro
de los acontecimientos. Al fin y al cabo, él era experto en propagar rumores.
Ésta sería su primera línea de defensa.
Fue el turno de Kangta de suspirar
exasperado.
—Deja de hablar solo y háblame a
mí. Lo que me contaron no parece provenir de un joven señor, salvo que quiera
arrastrar su nombre por el lodo.
—¿Qué te contaron, exactamente?
—Te vieron partir de Raccoon Glade
con él. Eso disparó los rumores, y el hecho de no ser vistos, ninguno de los
dos, durante la semana siguiente. No hace falta que te diga qué tipo de
especulaciones produjo eso. A lo largo de aquella semana su padre hizo correr
la voz de que lo habíamos invitado aquí. Parece que se inflaba de orgullo como
un gallo, aunque esto es comprensible. Normalmente, no invitamos a extraños a Shiyuan
Hall.
Siwon hizo una mueca y empezó a
explicar:
—La culpa fue mía. Le dije que
tomaba a Heechul bajo mi protección y que estaría visitando a mi familia.
—¿Le mentiste, pues?
—No, simplemente no especifiqué qué
miembros de la familia visitábamos. Nuestra familia está por toda Inglaterra y,
de hecho, visitamos a tu hermana, Boa, que nos acompañó al Trimage.
Kangta se levantó bruscamente.
—¿Llevaste a un joven debutante
virgen al Trimage? Por Dios, Siwon, ¿en qué estabas pensando?
—Pues, desde luego, en que no se
haría público y no se hizo. ¿Me equivoco?
—No, gracias a Dios —respondió Kangta—.
Aunque el solo hecho de haberlo invitado a conocer «a la familia» no puede
conducir sino a una conclusión.
—¡Y un cuerno!
—Así es, cuando te vieron besarlo
en su propia casa, con sus padres presentes, el primerísimo día de tu vuelta a
Londres.
Siwon se desmoronó en el asiento.
—No fue mi culpa, me besó él.
—¿Crees que importa quién besó a
quién?
Siwon suspiró.
—¿Algo más?
—Pedirle el primer baile en la
fiesta de los Wilcott en su segunda noche en la ciudad.
—Maldita sea, ¿fue el primero?
—Eso parece.
—¿Quién se fija en estas cosas?
—preguntó Siwon.
—Las viejas damas que no tienen
nada mejor que hacer. Aunque esto es irrelevante. Todo el mundo está de acuerdo
en que ya estáis prometidos aunque todavía no lo habéis anunciado oficialmente.
¿Sabes lo duro, que resulta deshacer una opinión cuando ya está formada?
—En este caso no. Me basta con
negarlo.
—¿Te parece tan fácil? —Kangta se
puso filosófico—. En este caso hay una pega. Dado que huíste con él en su
propio carruaje sin acompañante apropiada...
—Su doncella estaba allí...
—Sin acompañante apropiada —repitió
Kangta entornando un poco los ojos—. Y dado que lo besaste..., no, no vuelvas a
interrumpirme. Aunque empezara él, tú participaste. Dados estos dos
significativos detalles del rumor, sabes muy bien que su reputación quedará
arruinada si no os prometéis. Así que imagino que mi siguiente pregunta ha de
ser: ¿Os habéis prometido... ya?
Siwon no necesitaba que le
golpearan la cabeza con un mazo para saber que su padre acababa de darle la
orden de casarse. Se hundió todavía más en el asiento.
—¿Te contó tu amigo algo del joven
que quieres que introduzca en nuestra familia?
Kangta se encogió de hombros.
—¿Como que es el joven más hermoso
que haya visto Londres jamás?
—Bueno, eso también.
—Y que es un tanto engreído por
ello —agregó Kangta.
—Lo era.
—Y un tanto arpía.
—Ya no lo es.
—¿De veras? Estupendo, ya me parece
mejor este compromiso no deseado.
—A mí no —argüyó Siwon—.
Seguramente Heechul querrá matarme cuando sepa que nos tenemos que casar a la
fuerza, no quería matarme ya antes. De hecho, podría rechazarme y sufrir las
consecuencias.
—Tonterías.
—No sabes lo destructivo que puede
ser cuando pierde los estribos.
—No he criado idiotas y tú,
muchacho, eres todo un seductor cuando te lo propones. No me cabe duda de que lo
convencerás.
Siwon pasó un día más con su
familia. No volvió a surgir el nombre de Heechul aunque el joven siempre estaba
en sus pensamientos. No lo volvieron a mencionar porque, después de la
conversación inicial, Siwon pasó varias horas en el despacho de su padre
explicándole prácticamente todo lo que había hecho por él, y por qué. Kangta no
cambió su opinión respecto a la necesidad de la boda pero Siwon estaba
convencido de que no lo decepcionaría demasiado si hallara la forma de librarse
sin repercusiones perjudiciales.
Lo único que no dijo, y esperaba no
tener que decir nunca, fue que le había hecho el amor. Su padre era de la vieja
escuela. Esta información lo ataría a Heechul tan rápidamente que todo habría
terminado antes que Siwon se diera cuenta.
¿Ahora qué? ¿Seguía resuelto a
fastidiar a su padre rechazando a Siwon o estaba tan enfadado que prefería
fastidiarlo a él asegurando el matrimonio entre ambos? No tenía forma de
saberlo ni la tendría hasta hablar con él. Si Heechul accedía a hablar con él.
Si no intentaba matarlo antes.
Regresaría a Londres para
asegurarse de que no ocurriría pero, al mismo tiempo, no se podía quitar la
idea de la cabeza. Casarse con Heechul. Por supuesto que no podía. No estaba
preparado para sentar la cabeza. Todavía le faltaba disfrutar plenamente de su
soltería. Incomprensiblemente, sin embargo, lo último que se le ocurría era la
idea de estar con otros jóvenes.
Maldita sea. Sabía que fue un error
acostarse con él. Era el mejor, el más exquisito, el más ingenioso, el más
hermoso, el más apasionado de los jóvenes que había conocido nunca. Cualquier
otro en su lugar ya lo habría decepcionado. Al fin y al cabo, ¿qué más se puede
esperar después de haber tenido lo mejor?
Casarse con Heechul. Podría ser un
infierno. Podría ser el paraíso.
—Yo también pediría tu cabeza —dijo
Donghae, como si pudiera leer sus pensamientos.
Volvía a Londres con él. Llevaban
más de una hora de viaje y todavía no le había dirigido la palabra. Estaba tan
inmerso en sus pensamientos que casi había olvidado su presencia. Hasta ahora.
—¿De dónde has sacado esta idea, si
eres tan amable? —preguntó Siwon arqueando una ceja.
—De la apuesta. Sí, estuve
escuchando mientras hablabais en el despacho. ¿Qué esperabas, cuando no
quisiste decirme qué hacías con Heechul en el Trimage? Me moría de curiosidad de
saberlo.
—¿Cuánto oíste?
—Todo. —Le dirigió una sonrisa
triunfal—. Bajé enseguida después de acompañar a la abuela a su habitación. Lo
único que quería saber era por qué te habían hecho venir a casa. No esperaba
descubrir también tus secretos. No creerías las miradas de reproche que me
echaban los sirvientes que pasaban por el vestíbulo. Estaba tan fascinado que
ni siquiera fingí no escuchar.
Él lo miró iracundo.
—Ni una palabra de eso a nadie, Hae.
Su hermano le devolvió una mirada
dolida.
—No dudes de mi lealtad. La
advertencia era innecesaria.
—Lo siento. —Siwon suspiró—. En
este momento estoy un poco deshecho.
—No me sorprende —admitió Donghae—.
Tener que casarte cuando ni siquiera te lo habías planteado es todo un
acontecimiento en tu vida.
—No voy a casarme.
—Pero padre dijo...
—Préstame atención, querido. En
primer lugar, es probable que Hee no me acepte. En segundo lugar, tu primera
suposición es, probablemente, la acertada. No me cabe duda de que pedirá mi
cabeza.
—Preferiría no estar en lo cierto.
—Donghae suspiró a su vez—. Aunque no me sorprende. ¿Cómo pudiste hacerle eso,
tratar de cambiarle la vida por una estúpida apuesta?
—Creía que has dicho que lo oíste
todo.
—La abuela volvió a asomarse a la
escalera para ver por qué se retrasaba. Le había dicho que volvería enseguida.
Tuve que esconderme unos minutos. ¿Me perdí algo importante?
—La apuesta con Youngwoon no hizo
más que poner el mecanismo en marcha. Fue un proyecto bastante noble, si me
permites que lo diga, y había muchas razones para intentarlo, la felicidad de
Heechul incluida. Ya sabes cómo era él antes. Y has visto como es ahora. ¿No te
parece que ha cambiado mucho?
—Desde luego. Aunque me sorprende
que él accediera a aceptar tu tutela..., cosa que no hizo, ¿verdad? Sólo
dijiste a papá que contabas con el permiso de sus padres. Dios mío, Siwon, lo
secuestraste, ¿no es cierto?
Él chasqueó la lengua.
—Qué palabra tan terrible. Sólo
despotricó y protestó durante unos días. Pronto se dio cuenta de que mi
intención de ayudarle era sincera. Y me mostró un lado de su carácter que poca
gente conoce, si es que lo conoce alguien. Cuando deja la amargura de lado es
ingenioso y encantador. Y era obvio que deseaba cambiar. Cooperó plenamente
antes de regresar a Londres.
—¿Te dijo por qué hizo correr todos
aquellos rumores?
—Hablamos de todo, Hae.
—Entonces llegaste a conocerlo
bastante bien. —Donghae le dirigió una mirada pensativa—. ¿Seguro que no
quieres casarte con él?
Por todos los demonios, no..., no
estaba seguro.
—¿Te estás quedando sin trajes de
baile? —preguntó Soogeun desde el pie de las escaleras cuando Heechul bajó para
reunirse con él en el vestíbulo.
—No del todo aunque, tal vez
necesite un par de trajes más antes del fin de la temporada —respondió
Heechul—. ¿Por qué?
—Sólo llevas un traje de noche
—dijo Soogeun, señalando lo obvio—. Muy bonito. Esta tonalidad de azul te
favorece, sin duda. Pero esta noche vamos a un baile. No me gustaría que te
sintieras fuera de lugar.
Heechul rió por lo bajo.
—No sería la primera vez que no
visto para la ocasión, ni siquiera llamativamente. Aunque el baile es mañana, appá.
Hoy vamos a la velada musical y la cena de lady Cade.
—Ay, entonces el que ha exagerado
soy yo. —Soogeun se quitó la capa para enseñar su traje de baile—. Me temo que
hemos aceptado demasiadas invitaciones de golpe. Tendré que hacer una lista
para no equivocarme. Dame unos minutos para cambiarme. En serio, no tardaré
mucho.
Heechul entró en el salón para
poder sentarse mientras esperaba pero, enseguida, deseó no haberlo hecho. Su
padre estaba allí, leyendo un libro. Lo miró con cierto aire de burla.
—No tendrías que esperar si te
acompañara yo —dijo. Evidentemente, había oído las palabras de Soogeun—. Fue
ridícula la excusa que encontraste para ir con tu appa y no conmigo.
—No fue una excusa en absoluto.
¿Cómo esperas que me concentre en buscar marido si estoy tan furioso que
ahuyento a todos los pretendientes?
Su padre rechinó los dientes y la
sonrisa burlona desapareció.
—No es necesario que tú y yo
discutamos.
—Tampoco es necesario que controles
mi vida, pero esto nunca te impidió hacerlo.
—Basta ya —gruñó él—. No hace falta
volver sobre el tema. A propósito, este color te favorece mucho. Deberías
llevarlo más a menudo.
¿Un cumplido? ¿De su padre? Se le
ocurrió pellizcarse en el brazo para ver si estaba despierto. Se le ocurrió
decirle que llevaba a menudo trajes de color azul pálido y tonalidades afines,
aunque él estaba demasiado ocupado en sus cosas para darse cuenta.
En cambio preguntó ceñudo:
—¿Me he perdido algo? Sólo esta
mañana me gritabas porque no te decía cuándo volverá Siwon a Londres.
—Sí, sí, y tú me gritabas que te
importa un comino si vuelve o no —protestó Janghoon—. No es, precisamente, la
actitud más correcta cuando se trata de tu futuro marido. Él es el único
pretendiente que debe preocuparte y, puesto que medio Londres ya piensa que
estáis prometidos, no tienes más que...
—Esos rumores ridículos no
corresponden a la verdad.
—Os vieron besándoos la otra noche.
No tengo palabras para decirte cuánto me alegro de que, por una vez, hayas
seguido mis consejos.
—Me han besado docenas de veces.
¿Significa eso que tengo otros tantos prometidos? —apuntó Heechul.
—Los besos robados sin testigos son
irrelevantes, los que tienen testigos son muy importantes.
Heechul aspiró profundamente e
intentó calmarse. Esos inoportunos rumores eran del todo inopinados. Estaba
convencido de que encontraría la manera de acallarlos aunque todavía no se le
había ocurrido cómo. No obstante, no volvería a tener la misma discusión con su
padre.
Si bien aún veían las cosas de
forma muy distinta, durante los últimos días que Heechul había pasado en casa
él no se había mostrado tan tirano. Sin duda, porque los rumores acerca de él y
Siwon lo habían puesto de muy buen humor. Su padre daba por hecho que las
habladurías confirmaban el inminente matrimonio de su hijo con el futuro duque
de Shiyuan. No le gustaba que Heechul desmintiera esa impresión.
—¿Es ésta tu nueva estrategia?
—preguntó, mucho más calmado—. ¿Enfadarme tanto que no quiera salir de casa?
Fue el turno de su padre para
suspirar. Hasta apoyó la cabeza en el respaldo del sofá donde estaba sentado.
—No. Sinceramente, no sé por qué tú
y yo ya no podemos mantener una conversación normal.
¿Ya no? ¿Y cuándo habían podido? En
ese momento reapareció su appa y a Heechul no le pareció necesario responder a
su padre. ¿Qué podría decir que no lo enfadara de nuevo?
—Ya estoy —anunció Soogeun desde la
puerta—. Te dije que no tardaría mucho.
—Estás precioso, appá. Tenemos que
irnos ya. No quiero llegar tarde a la cena, tenemos el estómago vacío.
Soogeun respondió en su
característico tono maternal:
—¿Seguro que no te apetece cenar
algo aquí antes de irnos? Ya sabes que está muy de moda picar sólo un poco en
las reuniones sociales.
Si retrasaban más la salida, sin
embargo, Heechul cambiaría de opinión y ya no querría ir. Todavía no se sentía
capaz de mantener conversaciones triviales y cualquier comentario podría hacer
aflorar las lágrimas. No lloraba desde el día anterior, sin embargo. El enfado
sustituyó a la tristeza cuando se enteró de los rumores. Y aún tenía que
encontrar marido. Ojalá Choi Siwon siguiera lejos de Londres hasta que Heechul
se prometiera de veras y no sólo según los rumores.
—Ni una palabra, ¿me has oído?
—siseó Heechul a su compañero de mesa en el momento de ocupar su asiento junto
a él.
Siwon llegó a la residencia de los
Cade justo cuando los invitados se disponían a sentarse a cenar. Se hubieran
encontrado en los extremos opuestos de la mesa, ya que el único asiento vacío
estaba muy lejos de Heechul, pero la anfitriona hizo algunos cambios de último
momento para que pudieran sentarse juntos. Otra vez los tediosos rumores.
En realidad, nadie le había pedido
que los confirmara. Sería su tercer compromiso de la temporada, todo un récord,
y alguien debería haber preguntado. Sin embargo, parecía que la suposición ya
era sólida como una roca y nadie sentía la necesidad de verla confirmada, por
eso a Heechul no le sorprendió que, encontrándose en la lista de lady Cade,
Siwon recibiera también una invitación.
Los rumores.
Al menos, Soogeun estaba sentado al
otro lado y Heechul se volvió hacia su appa y le dijo:
—Háblame, appá. Di cualquier cosa.
Finjamos estar inmersos en una conversación.
—Claro, querido. Aunque no pasa
nada si hablas con él en público. Ya casi es un miembro de la familia.
Heechul lo miró incrédulo. ¿Su appa
también? Sin duda, era obra de su padre. Evidentemente, había convencido a su esposo
de que el matrimonio de Heechul con el vizconde era un hecho.
Siwon rodeó con el brazo el
respaldo del sillón de Heechul y se inclinó hacia él, como si estuvieran
conversando los tres.
—No hablas precisamente en
susurros, Hee —dijo en tono burlón.
Él se volvió, le dedicó una sonrisa
para quedar bien con la concurrencia que los observaba y gruñó:
—Creía haberte dicho que no me
dirijas la palabra.
Él suspiró.
—No sé por qué estás tan enfadado...,
bueno, sí lo sé pero si reflexionas un poco verás que mis esfuerzos por
ayudarte eran sinceros. Aquella estúpida apuesta sólo sirvió de estímulo. No
hacerme caso no nos ayudará a salir de este embrollo.
—No hacerte caso es mi única opción
—susurró enfadado—, salvo que quieras formar parte de una escena de la que te
avergonzarías durante el resto del siglo.
—Paso de los escándalos, gracias.
—Se volvió hacia el hombre sentado al otro lado y empezó a conversar con él.
Heechul se quedó mirándole la nuca
con la boca abierta de incredulidad. ¿Siwon se rendía ante la simple amenaza de
un escándalo? ¿No pensaba decir nada más en su defensa, no intentaría
convencerlo de que Youngwoon y él no se habían reído de él? Había dado un
vuelco a su vida por una estúpida apuesta y, en realidad, no podía decir nada
para hacérselo más llevadero.
¡Era exasperante! Ni siquiera podía
echarle en cara que prefería a cualquier otro hombre antes que a él. Bien,
pues, se casaría con él y encontraría mil maneras de hacerle lamentar haberse
metido en su vida.
No era la primera vez que pensaba
en eso desde que supo de la apuesta con Youngwoon. La idea permanecía en algún
rincón de su mente, a pesar de los accesos de llanto. Quería que Siwon pensara
que había fracasado por completo, que no había ganado la apuesta en absoluto,
que la conversión de Heechul en una buena persona sólo había sido un truco para
conseguir volver a Londres.
Los pensamientos, sin embargo, no
son acciones. En realidad, no haría nada de eso. El antiguo Heechul, tal vez,
pero él... Dios, ¿por qué no intentaba Siwon aliviar, al menos, el dolor y la
ira que le provocaba?
Su madre le dio un empujoncito en
el brazo.
—Hace cinco minutos que te espera
tu cena. Juraría que dijiste que no querías perdértela. ¿Te encuentras bien?
—Muy bien. —Heechul cogió el
tenedor—. Estaba un poco distraído.
—O planeando mi muerte —dijo Siwon
desde el otro lado, demostrando que seguía pendiente de sus palabras.
Se volvió y lo traspasó con la
mirada.
—¿Cómo lo has adivinado? Los
obtusos no suelen ser tan perspicaces.
—¿Conque volvemos a los insultos?
—¿Quién vuelve? ¿No creerás que ganaste
de veras aquella estúpida apuesta?
Allí terminó su convicción de poder
mantener en el reino de la fantasía los sucesos hirientes. Horrorizado consigo
mismo por lo que acababa de decir, no obstante, le complació descubrir que
había dado en el blanco. Siwon se envaró. Un músculo tembló en su cuello. Y la
expresión de sus ojos dejó de ser cordial.
—¿Fuiste tú quien hizo correr los
rumores acerca de nosotros? —preguntó en voz baja y amenazante.
—Resulta que no eres tan obtuso
—repuso y hasta consiguió esbozar una sonrisa irónica como guinda del pastel.
—¿Con qué propósito? Tú no deseas
casarte conmigo —dijo Siwon.
—Para hacerte pagar, sí, haría
incluso esto. Escúchame bien, quitarte tu preciada soltería será sólo el
principio.
Como respuesta, Siwon se puso de
pie, lo agarró de la mano y lo arrastró fuera del comedor, dejando atrás un
silencio conmocionado. Horrorizado con la idea de que él acababa de provocar la
escena con que lo había amenazado, Heechul quedó sin habla. Hasta que Siwon lo
condujo al despacho y cerró la puerta tras ellos.
Heechul se soltó la mano de un
tirón y se revolvió contra él.
—¿Te has vuelto completamente loco?
—Sí, furiosamente loco.
—Demente, diría yo —completó.
—No me falta mucho.
—Acabas de alimentar los malditos
rumores. ¿Te das cuenta?
—No, acabo de encontrar una salida.
Riña de amantes, etcétera, demasiado enfadados para reconciliarse, etcétera.
—¿Con qué pretexto? —preguntó
Heechul—. ¿Porque decidí ir contra la moda y comer la cena que me sirvieron?
Siwon lo miró inexpresivo por un
momento, casi esbozó una sonrisa pero enseguida gruñó:
—Maldita sea, Hee. ¿Cómo has
podido?
—Cómo he podido ¿qué? ¿Engañarte en
pensar que habías ganado la apuesta? Muy fácil. Debí ser actor. No, en serio.
Me parece que desatendí mi verdadera vocación.
Él lo miró con dureza. Heechul casi
cedió, se sintió muy incómodo. Si no estuviera tan enfadado, seguramente habría
puesto fin al engaño en ese mismo momento. Pero seguía enfadado y, en lugar de
eso, le dirigió una sonrisa tacaña.
—¿Cómo se siente uno al estar
arrinconado y sin vías de escape? No es muy agradable, ¿verdad? —se burló—. ¡Es
lo que me hiciste a mí, bastardo! Y ¿para qué? Para ganar una estúpida apuesta.
Alguien llamó a la puerta, su appa,
seguramente. O, tal vez. era Lord Cade, que se oponía al uso de su despacho.
Siwon apoyó la espalda en la puerta cerrada para que nadie pudiera abrirla y
gruñó:
—¡Un momento! —Los golpes cesaron—.
Te pido que reflexiones bien. —Logró hablar con voz tranquila—. Casarse por las
razones equivocadas, especialmente por despecho, es mucho más perjudicial de lo
que imaginas. Sé que eres capaz de hacerlo. Antes no querías casarte conmigo
por despecho a tu padre, ahora vuelves tu enfado contra mí, pero considera
esto: la venganza es pasajera, estamos hablando del resto de nuestras vidas Hee.
—¡Me da igual!
—¿Ni siquiera pensarás en ello?
—¡Sólo pensaré en cómo hacerte
sufrir! —admitió con resentimiento.
—Muy bien, pues, no hay por qué
esperar.
No le dio la oportunidad de
preguntar a qué se refería. Lo agarró de nuevo de la mano y lo llevó a rastras
al comedor, donde anunció a los invitados:
—Heechul y yo hemos decidido
pronunciar nuestros votos esta noche. Todos los que deseen acompañarnos y ser
testigos serán bienvenidos.
Y a esto señoras, se le dice ser impulsivo.... .Jajajajaja esos dos..... Me encanta! ! ! 😎
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAAJAJJAJAJAJAJAJJAJAJA
ResponderEliminarYo estoy leyendo de corrido porque voy bastante(toda) atrasada ...pero este capítulo merece comentario...y es que estoy rodando y riendo al mismo tiempo.
No me creo como es que llegaron a pasar de pelearse,rumores,peleas,beso,pelea,primer baile,pelea,compromiso,peleas y BOOM....boda😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂
Estoy riendome y fuerte...pinchi Hee...pinchi Siwon,se enrredadon un su propia telaraña...nada les salio como pensaban.
Ay madre mia😂😂😂😂😂😂😂