La primera cosa
que Hee notó fue lo bien que se sentía. Parecía que él había estado antes en
tal
dolor… ¿había sido
un sueño?
Abriendo los ojos,
supo inmediatamente que no estaba en su habitación o en la casa más allá del
velo. Lentamente,
se paró y miró a su alrededor.
—Ya no estamos en
Kansas, Tonto —murmuró en el vacío.
No había color, no
había oscuridad. Sólo luz, una blancura a su alrededor. Era silenciosa y, si
fuera honesto, realmente
espeluznante. Esto no era un sueño. Todo parecía demasiado real.
—¿Hola? —El no gritó,
pero habló con firmeza y lo suficientemente alto para que alguien que no
estuviera parado
en su cercanía la escuchara.
Esperó.
—Bueno, me
trajeron aquí. Lo menos que pueden hacer es mostrarle el alrededor a una.
Nada.
—Por lo menos dime
si estoy muerto o no.
—Esa es la
pregunta, ¿no es así?
Hee se giró en la
dirección de la voz y vio, para su conmoción y confusión, a Dambi.
—¿Qué haces aquí?
—He venido a
interferir donde no debería. Pero entonces, obedecer nunca fue mi fuerte.
Hee resopló.
—Una mujer de las
mías. —hizo una pausa y miró alrededor—.Entonces, ¿estoy muerto?
—Técnicamente, sí.
Pero también no.
—Vaya, eres muy
comunicativa —dijo Hee sarcásticamente.
—Se supone que
morirías. Pero he visto lo que ocurre con tu ausencia en sus vidas. No es
lindo.
Así que voy a
desafiar al destino. Creo que hicieron esto mal.
—Sabes, dije eso
mismo acerca de Dios dándome el cabello rubio. Uno pensaría que estos tipos lo
hacían bien,
siendo profesionales y todo eso.
Dam sonrió ante
las agallas de Hee y apreció que no se estaba arrastrando o estaba asustado.
Muchos seres
humanos recurrían a perder los estribos cuando no entendían las cosas.
—Entonces, ¿cómo
regreso?
Dam levantó una
sola ceja hacia él.
—¿No estás
preocupado por desafiar al destino?
Hee meneó la
cabeza, frotando su cara con la mano.
—Acabo de
vincularme con mi compañero y me he casado con el hombre que amo. Ni siquiera
logré ir desde el
altar a nuestra habitación. En serio, mujer, ¿has visto su cuerpo? Bueno, lo
siento,
pero he esperado
mucho tiempo y he sido demasiado bueno para no tener un pedazo de eso. Así
que me disculparás
si no estoy temblando sobre mi cadáver acerca de desafiar al destino. Quiero
volver; necesito
regresar. Ellos me necesitan. Ya has visto a ese grupo disparejo. ¿Quién
diablos los
mantendrá en línea
si no estoy allí?
Dam se estaba
riendo entre dientes mientras que Hee terminaba su diatriba.
—Oh cielos, va a
ser divertido tenerte alrededor, Heechul, compañero de Siwon. Bueno, creo que
tu
compañero ha
sufrido bastante. No ha matado a nadie todavía, pero el tiempo se está
acercando
cuando intenten
tomar tu cuerpo. Alguien va a morir si no conseguimos regresarte.
—Bueno, menos
charla, mi amiga hada, y un poco más de acción.
Dam se acercó a Hee
y puso sus manos sobre ambos lados de su cara. Ella estaba hablando un idioma
que Hee no
conocía. De repente Hee sintió como su cuerpo estaba siendo destripado y
entonces
estaba cayendo.
Intentó gritar, pero ningún ruido salió.
Luego, se detuvo.
Sintió a la calidez envolverle y el aire llenó sus pulmones. Sus ojos se
abrieron y jadeó mientras se
sentaba, golpeando algo duro en su regazo. Miró hacia abajo ante los completos
ojos aturdidos de su
compañero.
—Siwon? —La voz de
Heechul era ronca, como si no la hubiera usado en un tiempo.
Siwon pensó que
tal vez estaba alucinando, pero luego recordó que no le importaba. Él había
tirado la
racionalidad por la puerta.
—Heechul. —Siwon
abrió sus brazos para llegar a él, pero antes de que pudiera llegar donde
estaba, se lanzó
contra él. Tiró de él con tanta fuerza.
—¿Eres…? —Trató de
alejarse para poder mirarle—. ¿Eres real?
Hee soltó una
risa.
—¿Quieres que te
muestre qué tan real soy, chico grande?
Siwon sonrió y le
acarició el rostro.
—Lo eres, ¿verdad?
Pero… —Él tropezó con sus palabras mientras miraba al joven que pensó había
perdido para
siempre—. Regresaste a mí.
—Nada podría
mantenerme alejado de ti. Ni siquiera la muerte.
Él tomó su cara en
sus manos y lo besó profundamente, luego lo levantó y lo sentó en su regazo,
recostándose en la
cama. Cuando por fin se echó hacia atrás, todo lo que podía hacer era mirarlo,
acariciar su mejilla,
su cabello. Inclinó su cabeza hacia el lado que todavía llevaba y que revelaba
sus marcas. Ahí
estaban, sin cambios. Siwon pasó sus dedos a través de ellas y lo abrazó
fuerte.
—Mío.
—Siempre. —Hee lo
besó en la nariz y río cuando le regresó el gesto.
—No puedo creer
que estés vivo. —Y una y otra vez, mientras besaba cualquier parte que pudiera
alcanzar o tocar,
él susurró—: Te amo. Eres mío. Nunca te dejaré ir.
Hee lo dejó
sostenerle y hacer las cosas que necesitara para asegurarse de que en verdad
estaba aquí,
en su regazo,
respirando. Podía imaginarse lo que debió ser para él verlo morir y luego
aceptar que
había perdido a su
compañero, su otra mitad.
Finalmente cuando
pareció calmado y recompuesto, acarició su cara y lo miró.
—¿No deberíamos ir
a decirle a los otros que no estoy muerto?
Siwon acarició su
cuello y besó el lugar donde la había mordido.
—No estoy listo
para compartirte todavía. —Besó su cuello y Hee se estremeció.
—¿Por qué me dolió
eso?
Siwon en verdad pareció
culpable.
—En cierto modo te
mordí.
Hee frunció el
ceño.
—¿Cómo que “en
cierto modo” me mordiste? ¿Cómo “en cierto modo” muerdes a alguien,
bola de pelos?
—No quería que
fueras al más allá sin llevar mi marca. Y quería probarte —confesó a regañadientes—. Eres mi compañero,
mi esposo. No podía dejarte ir sin que tuvieras una parte de ti en mí. Al menos por el poco tiempo
que iba a estar aquí. Planeaba seguirte en cuestión de días.
Hee se quedó sin
aliento.
—¿Qué? ¿De qué
estás hablando?
—No voy a vivir
sin ti. No puedo. Soy peligroso sin ti. Hubiera matado a cualquiera, Heechul, a
CUALQUIERA… Teukkie,
Donghae, Junjin, si hubieran tratado de alejar tu cuerpo de mí. No me mires enojado, amor.
Estaría protegiendo al mundo de mi furia.
Hee pudo ver que Siwon
estaba en verdad lastimado por su reacción. No quería ser la razón por su
dolor de ninguna
forma.
—Lo siento,
cariño. No me di cuenta. —Hee pasó sus dedos a través de su cabello y presionó
su
mejilla con la
suya—. Yo tampoco viviría sin ti. No guardo rencor contra ti.
Siwon gruñó y Hee sintió las vibraciones en su pecho.
—Hubiera extrañado
mucho eso. —Hee pasó sus manos sobre su pecho y la envolvió alrededor de su
nuca.
—¿Extrañar qué,
amor?
—El gruñido, la
cosa de retumbar el pecho.
Siwon río.
—Haré el gruñido y
la cosa de retumbar el pecho en cualquier momento que quieras.
Hee sonrió.
—Te haré cumplir
eso, sabes. Porque si estamos de pie en alguna fila y de repente tengo la
urgencia
de acurrucarme, es
mejor que estés listo para retumbar tu pecho.
Siwon presionó un
beso en su cabeza.
—En verdad no
quiero abrir esa puerta. Quiero mantenerte aquí conmigo. Quiero terminar los
Ritos de Sangre, contigo
viva esta vez —dijo, enfáticamente.
Hee se inclinó
para poder ver sus ojos.
—No vamos a abrir
esa puerta hasta que los Ritos de Sangre estén completo. Los demás pueden
esperar, pero no los
Ritos de Sangre.
Hee jaló el cuello
de su camisa hacia abajo sobre su hombro, e inclinó la cabeza para darle acceso
a
Siwon.
Siwon gruñó y su
agarre se tensó sobre él. Cuando se inclinó hacia adelante, Hee sintió su
lengua
correr a través de
su piel y luego un dolor agudo que se fue tan rápido como llegó. Envolvió su
brazo
alrededor de su
cuello fuertemente.
Había esperado
algo de dolor, tal vez no un horrible dolor, pero al menos algo. Esto se
sintió… bien.
Sabía que Teukkie
había dicho que el intercambio era íntimo, pero nunca explicó el inmenso placer
que viene con él.
Un gemido entrecortado escapó de los pulmones de Hee mientras sentía a Siwon
jalarlo más cerca.
Su boca era cálida y, aunque firmemente pegada a él, suave. Cuando comenzó a
retirarse, Hee fue
completamente desvergonzado cuando le susurró a su compañero:
—No pares.
Siwon río entre
dientes.
—No somos
sanguijuelas, cariño. Solo tomamos lo suficiente para completar los Ritos y
dejar nuestra
marca.
—Bueno, si se
siente así cuando una sanguijuela hace lo que hace, entonces estamos
subestimando
seriamente el
valor de ser una sanguijuela. —La cabeza de Hee se adormeció a nivel de su
cuello
mientras Siwon
lamía la mordedura limpia.
—¿Estás bien? —preguntó
él gentilmente.
Hee sonrió.
—Mejor que bien.
Siwon lo besó.
—¿Estás listo?
Él asintió, luego
preguntó:
—En verdad tengo
que morderte esta vez, ¿no?
—Sí, amor. Sólo
deja que tus instintos te guíen.
Hee se dio vuelta
en su regazo para así poder estar frente a él, sus piernas envueltas a su
alrededor.
Siwon alzó una
ceja hacia él.
—¿Qué? Esto es más
cómodo que voltear mi cuello. —Sus ojos estaban muy abiertos con inocencia,
pero Siwon vio la
leve sonrisa en sus labios.
Hee se inclinó
hacia atrás lentamente mientras Siwon agarraba el borde de su sueter y lo sacó
por
su cabeza. Trató
de no babear sobre su compañero cuando miró su ridículo y tonificado cuerpo.
Las marcas que
cubrían el lado derecho de su pecho, hombro y brazo, y todo el camino hacia su
cuello,
era innegablemente
sexy. Hee fue forzado a terminar de comérselo con los ojos cuando Siwon aclaró
su garganta.
—¿Te gusta lo que
ves? —Él movió sus cejas.
—Gustar es decir
poco —admitió con valentía. La mirada en los ojos de Siwon se intensificó y Hee
sintió un
escalofrío bajar por su espina.
—Completa los
Ritos de Sangre, mi amor —susurró Siwon mientras volteaba su cabeza, desnudando
su cuello.
Hee se inclinó
hacia él, sosteniendo un lado del cuello de Siwon con una mano y apoyándose en
su
hombro con la otra
mano. Aspiró su olor y cuando sus labios tocaron su piel, sintió su respiración
vivificada. Como
cuando se despertaba en la mañana y se estiraba, así sintió a su lobo
despertarse
y estirarse. Luego
su enfoque regresó a su compañero.
Hee sintió que sus
dientes se alargaron, quería estar un poco sorprendido en el momento, pero el
lobo que tenía
escondido dentro, tenía una cosa en mente y era marcar a su compañero,
completar
esta danza
milenaria de su especie.
Abrió grande su
boca y mordió. Sus dientes succionaron dentro de su carne sin resistencia.
Sintió
calidez y humedad
fluir dentro de su boca y los brazos de Siwon se envolvieron a su alrededor,
una
mano descansando
justo dentro de su ropa sobre sus marcas, la otra en la nuca de su cuello,
sosteniéndolo
junto a él. Como si fuera a irse a alguna parte.
No podía creer
lo bien que sabía. Dulce, pero tan indescriptiblemente así. Enterró sus dientes
más profundo y
escuchó a Siwon reírse.
—Un poco codicioso,
¿no? —Él tiró de su cabello gentilmente mientras hablaba—. Heechul, princesa, es suficiente.
Hee se alejó
cuando había terminado, lamiendo la marca de mordedura. Estaba sonriendo de
oreja a
oreja cuando abrió
sus ojos y lo miró.
—¿Por qué sonríes,
hermoso?
—Eso fue
jodidamente increíble.
Siwon se río de él
y gentilmente acarició su espalda. Estaban sentados en silencio, disfrutando
uno del otro, abrazándose,
cuando de repente Hee sintió un tirón dentro de él. Sus ojos se abrieron de par
en par cuando el
vacío que había estado presente desde que Ryeowook había roto su vínculo fue de repente llenado
con luz intermitente.
Hee pudo sentir su
vínculo tejiéndose por sí mismo de nuevo, y sus ojos encontraron los de Siwon,
su conexión estaba
restaurada.
—¿Siwon?
Él le jaló cerca
de él, respirando su esencia.
—Te escucho, princesa.
Te siento.
Hee dejó salir un
largo suspiro de alivio cuando se desplomó contra él y comenzó a sentirse
completo de nuevo.
—¿Lo sientes? ¿El
vínculo?
—Sí —respondió
él—. Puedo sentir tu presencia en mi mente.
Hee se sintió casi
intoxicado con emociones mientras su presencia se mezclaba con la de Siwon.
Sonrió hacia él
mientras susurraba.
—Hagámoslo de
nuevo.
El ceño de Siwon
se frunció.
—¿Hacer qué de
nuevo?
—Ya sabes, lo de
morder y eso. —Hee sonrió con malicia—. Solo puedo imaginar que es
probablemente más
intenso cuando puedes sentir las sensaciones del otro. Creo que, como mi
compañero, me
debes la más maravillosa experiencia de los Ritos de Sangre.
Siwon estaba
sacudiendo su cabeza, una sonrisa en su rostro.
—No podemos
hacerlo de nuevo, amor. Todos necesitan saber que estás viva y yo…
Antes de que
pudiera continuar, Hee lo interrumpió con el ceño fruncido.
—No te atrevas a decirme
que tienes dolor de cabeza.
Sin pensarlo, Siwon
tiró su cabeza hacía atrás y se carcajeó. Su cuerpo temblaba y Hee tuvo que
envolver sus manos
alrededor de él para evitar caer de su regazo.
Continuó riéndose
mientras Heechul lo miraba fijamente.
Cuando las puertas
se abrieron, la risa de Siwon se cortó abruptamente y, en un movimiento nacido
en él como un
lobo, empujó a Hee instintivamente detrás de él y tomó un postura de protección.
Hee se inclinó
hacia adelante para susurrar en su oído.
—Mira lo que
hiciste. Y no pienses que olvidaré lo que me negaste. Recuerda, mi dulce
compañero,
la venganza es una
perra. —Hee le mandó una imagen de lo que tenía en mente y río cuando Siwon
gruñó.
—Deja de
distraerme, compañero.
Los únicos sonidos
en la gran sala eran sollozos ahogados, y sonidos tranquilizadores viniendo de
aquellos que
trataban de consolarlos. Hongki y Zhoumi sentados a ambos lados de Yunho y él
sostenía a ambos cerca, un
compañero de manada ofreciendo consuelo a dos parejas que amaba como hermanos.
Hyesung estaba
envuelto en los brazos de Junjin, sentados en una de las sillas más grandes
cerca del
fuego. Hacía mucho
tiempo que Junjin no había visto a su compañero perder el control y eso rompió
su corazón.
Kangin y Teukkie
se sentaban en un extremo del sofá, mientras Hyukjae y Donghae en el otro.
Aunque cada uno estaba
envuelto en brazos fuertes se habían acercado al otro a través del sofá para
agarrar sus manos.
Donghae había
enterrado su rostro en el pecho de Hyukjae y aunque sabía que debía apartarse
no
podía. Sus brazos
eran tan fuertes, tan seguros. Sus palabras susurradas en su oído se vertieron
sobre
él como una lluvia
sanadora.
En un momento
había sentido su abrazo aflojarse y pensó que estaba liberándose de él. Así, había
envuelto sus
brazos alrededor de su cuello en un férreo control y suplicó para que no lo
dejara ir. Su
respuesta había
sido simple pero absoluta:
—Nunca —le había
susurrado al oído. Eso, por supuesto, hizo a Donghae llorar con más fuerza,
porque él lo dejaría. Al
igual que Hee, no tendría otra opción. Hyukjae encontraría su verdadera pareja
y entonces él
estaría roto y llorando de nuevo, sin brazos fuertes para sostenerlo.
El corazón de Hyukjae
se había roto durante la misma escena, quería gritar porque no sabía cómo
consolarlo. Así
que sólo siguió abrazándolo, diciéndole que cuidaría de él. Por ahora, eso era
todo lo
que podía hacer.
Teukkie miró a Kangin
y él limpió las lágrimas de sus mejillas.
—Lo siento mucho, Angel.
Estoy tan apenado. —Kangin estaba al borde y su lobo estaba aún peor
sabiendo que su
compañero estaba sufriendo tanto y sabiendo que había una amenaza muy peligrosa
para él al otro
lado de esa puerta.
—Voy a tener que
llamar a su familia. —Hundió la cara en su cuello y con voz entrecortada
gritó—:
¿Qué le voy a decir
a sus padres, Kangin? ¿Qué puedo decirles acerca de cómo murió su hijo de
dieciocho años?
—Shh, amor. Vamos
a averiguarlo luego.
Entonces, como si
se diera cuenta por primera vez, lo miró con horror.
—Alguien tiene que
quitárselo.
Kangin asintió.
—Sí.
—Él va a matar a
cualquiera que entre en esa habitación.
Kangin miró a su
padre, quien asintió.
—Probablemente,
tendremos que dormir a Siwon, Leeteuk.
Teukkie se quedó
sin aliento.
—¿Quieres decir
como un perro? ¿Van a practicarle eutanasia? —La indignación que sentía no sólo
estaba en su voz,
sino un fuego en sus ojos.
—Él no es seguro, Teukkie.
—Esto vino de Junjin—. No va a ser seguro para nadie nunca más. La luz que Hee le traía
se ha ido. Su lobo buscará la sangre… sangre de cualquiera. Sólo quiere
reivindicación para su compañero.
Y sería natural para Siwon morir con él. Ese es el camino de nuestra especie y
la única razón por la
que no ha pasado aún es porque los Ritos de Sangre no se completaron.
—No pueden
simplemente matarlo. No está bien.
—Nosotros no somos
humanos —dijo Junjin con firmeza—. Leeteuk, eres el compañero de mi hijo y mi nuero, pero
también eres de la manada y soy tu Alfa. No me vas a retar.
Teukkie sintió el
poder de Junjin sobre él y su cabeza se inclinó en sumisión. No se sentía sumiso,
pero su Alfa había
hablado y no lucharía contra sus palabras.
—Angel, todo
estará bien. —Kangin trató desesperHenryente consolarlo. La cabeza de Teukkie
se
levantó y gruñó a
su compañero:
—¡Hee ha muerto!
Nada volverá a estar bien otra vez.
La habitación se
quedó inmóvil, las palabras de Teukkie resonando con fuerza en el silencio. Teukkie
comenzó a
levantarse del regazo de Kangin, necesitando salir de la atmósfera sofocante,
cuando oyó
una risa
proveniente de la habitación donde yacía Hee.
Inmediatamente
todo el mundo se puso de pie. Teukkie llevaba la ventaja y cuando giró el pomo,
la
sintió cerrada con
llave. Kangin lo hizo a un lado y giró el pomo con firmeza. La cerradura se
rompió y la puerta se
abrió, sin saber qué esperar. Una cosa era segura… no lo que encontraron.
Teukkie entró y
vio a Siwon de pie, listo para atacar cualquier cosa que amenazara al chico de
pie
detrás de él.
El chico era Hee.
Ahhhh
ResponderEliminarQue alguien bese a Bambi!!!
Jodida hada!!!
Yo sabía que no podía que darse de brazos cruzados!!!
Asdjdhagagshsjakañañsdjagfajsj
Ahhhh
Hee es el mejor!!!!
Me encanto!!!
HjajajajajJajaj
Hee es un goloso!
Lo único en lo que pensaba era sexo!!!
Aksjshdjdjxbjskakalslsjsh
Jajajaja
Siwonshis te jodiste!!!
"La venganza es una perra"
Jajajajaja
Ay siwon!!!
Y lo sabras de primera mano!!!!
Ahhhhhh
Pensaban matar a Siwonshis!!!!
Que horror!!!!
O.o
Ahhhhhh
Ojala y no se traumen cuando vean a Hee vivo!!!!