Taeheon observó como Juny se corría gritando su nombre. Sonriendo, se
dio vuelta con él a fin de que pudiera finalmente tomar el control de ese
juego. Se movió más rápido contra sus flexibles caderas, aumentando su placer
cuando sus uñas se clavaron en su espalda.
Y cuando él encontró su propio orgasmo, podría jurar que vio las
estrellas.
Se derrumbó, su corazón golpeaba mientras sentía la más increíble dicha
de su vida. No había nada sobre la tierra que pudiera igualarse al calor de
Juny tendido bajo él. De la sensación de su mano caliente en contra de su fría
piel.
La bestia dentro de él podría devorarlo. Ya estaba gruñendo y
preparándose para probar otra vez su cuerpo.
Junyoung jugó con su pelo mientras el aliento de Taeheon cosquilleaba a
través de su piel. Amaba la sensación de su peso sobre ella. De su cuerpo
todavía unido al suyo. Era caliente y duro.
Restregó sus pies sobre la parte de atrás de sus piernas, deleitándose
en sentir todos sus finos músculos. Podía sentir que su hambre por él comenzaba
a elevarse otra vez profundamente en su interior. Ahora finalmente entendía
cómo Taeheon podía hacerle el amor durante horas.
Era intrínseco.
Una risa profunda salió de su garganta cuando lo notó poniéndose duro,
mordiéndose el labio, se movió contra él, lento y fácil, saboreando toda su
anchura y longitud.
—Creo que mi pequeño joven tigre todavía tiene hambre.
Junyoung gimió como Taeheon se metió a sí mismo a la fuerza en él
profundo y duro.
Y él todavía quería más. Ahuecando su trasero, lo urgió a ir más rápido
y levantó sus caderas para aspirarle aun más profundo. Todavía no era
suficiente.
Como si pudiese sentir eso, Taeheon se apartó. Junyoung lloriqueó hasta
que él lo volvió sobre sus rodillas. Él tomó sus manos y las apretó contra en
el cabecero mientras le separaba los muslos con los de él.
—Confía en mí, Juny —respiró en
su oreja un momento antes de que estuviese dentro otra vez.
Junyoung se quedó sin aliento ante la profundidad de su penetración.
Usando el cabecero de asidero, le encontró golpe a golpe. Él tomó su miembro en
sus manos instante antes de que enterrase sus labios contra la nuca de su
cuello.
Junyoung gimió ante lo caliente de sus labios, la sensación de la mano
en su miembro. Su respiración se cortó cuando él jugueteó con el al mismo
tiempo que empujaba. Nunca había sentido nada más increíble que Taeheon dentro
y alrededor de él. Era como si fuese consumida por el tigre.
Y cuando llegó otra vez fue tan intenso y devastador que literalmente
gritó.
Taeheon se rió con satisfacción hasta que su propio orgasmo lo reclamó.
Él se sepultó profundamente en su interior mientras su cuerpo entero vibraba.
Nunca había sentido nada como eso. Su corazón latiendo deprisa, sus poderes
crepitando, él se abrazó a su alrededor y lo jaló de regreso a la cama a fin de
que Junyoung yaciese sobre su pecho, completamente expuesto.
Junyoung dejó escapar un harapiento pero satisfecho suspiro mientras
Taeheon acariciaba su pecho mientras yacía encima de él. Estaba tan saciado que
se sentía como un gatito bien alimentado listo para una larga siesta.
Taeheon se enganchó sus tobillos con los de Junyoung y abrió sus
piernas de para en par.
—No creo que pueda tener nunca suficiente de ti, Juny, —susurró él
cuando lentamente comenzaba a juguetear otra vez.
Junyoung tembló ante la sensación de sus largos y delgados dedos
acariciando su miembro. De ellos explorando profundamente de su cuerpo,
encendiendo todavía fuego dentro de él.
—¿Qué tiene de agradable el estar emparejado? —preguntó Junyoung,
preguntándose si podría ser mejor que eso.
—Para la pareja, el cielo. Para un macho, es una mierda.
Frunció el ceño ante su tono, casi fiero.
—¿Cómo así?
—Una vez que nuestra clase forma una pareja, realmente es hasta que la
muerte nos separe. No hay libertad para ninguno de los dos mientras ambos
compañeros vivan.
Junyoung empezó a corregirle acerca de lo "nuestro" hasta que
se dio cuenta de que él era ahora de su clase.
Ya no era completamente humano
—¿Es tan malo?
—No si ambos son leales el uno para el otro. El trabajo del macho es
proteger a su pareja. Para mantener a su pareja y a sus hijos a salvo. Siempre
que la pareja viva, el macho nunca más podrá tocar sexualmente a otra.
Esencialmente, nos volvemos impotentes alrededor de alguien excepto nuestros
compañeros.
Ahora Junyoung entendió la cólera de su padre.
—¿Tu padre ni siquiera puede tomar a una amante?
—No. Ningún varón puede. Pero las parejas tienen libertad de compartir
sus cuerpos con quienes elijan. Solo que no pueden reproducirse con alguien que
no sea su compañero.
—Eso no parece justo.
— No lo es. Fue una de las maldiciones que los tres Destinos lanzaron a
mi gente cuando fuimos creados.
A todo esto, lo que él describía no sonaba tan mal.
—¿Así que, si uno de los compañeros muere, el otro es libre?
—Sí, a menos que hayamos combinado nuestras fuerzas vitales. Entonces
si uno muere, ambos mueren.
—Suena romántico.
Él acarició su pelo con su cara mientras continuaba acariciándole.
—En cierto modo lo es. Es el último sacrificio entre dos seres que
nunca quieren vivir separados. Dicen que ni siquiera los Destinos pueden romper
tal unión. Si uno de los amantes es reencarnado, entonces los Destinos deben
reencarnar el otro a fin de que pueden estar juntos otra vez en sus nuevas
vidas.
Junyoung abrió sus ojos cuando Taeheon se apartó de él. Se movió sobre
la cama hasta quedar tendido entre sus muslos abiertos.
—Eres tan hermosa —dijo él con
la voz ronca.
Junyoung quería decirle cuánto lo amaba, pero le daba miedo. El no
estaba ni siquiera seguro de por qué. Pero algo dentro de él temía que si se lo
decía, arruinaría ese momento y no quería que eso acabase.
Taeheon tomó sus manos en las de él y las dirigió al centro de su
cuerpo.
—Quiero verte tocándote tu mismo mientras te saboreo. —dijo él, su voz ronca
Tembló ante sus palabras cuando accedió a complacerle. En el mismo
momento en que lo hizo, él sumergió su cabeza en su entrepierna. Junyoung
lloriqueó de placer mientras su lengua le atormentaba con el éxtasis más dulce
que había conocido alguna vez.
¿Cómo podía ningún hombre sentir de esa manera? Y en ese momento, se
dio cuenta de algo.
Quería estar emparejado con él. Para siempre. ¿Estás loco?
Pero su corazón no escuchaba a su cerebro. Pues, los corazones eran
rara vez racionales. Todo lo que sabía era lo que sentía. Amaba a ese hombre
con una profundidad de emoción que nunca había conocido antes.
¿Cómo no podría?
Taeheon le había dado a él más que cualquier otro que alguna vez
hubiese conocido. Él le escuchaba. Cuidaba de él.
Junyoung realmente lo había domesticado. Al menos en cierta forma.
Cuando se habían conocido, él nunca había sabido lo que era tocar a una pareja.
Él había sido salvaje y fiero.
Ahora era tierno. Cuidó de él. Y ahora él quería cuidar de Taeheon.
Junyoung echó la cabeza hacia atrás cuando volvió a correrse. Se
estremeció por la intensidad de su placer mezclado con sus volátiles emociones.
Él nunca podría ser suyo… No, Taeheon Tigarian nunca podría
pertenecer a Moon Junyoung, en su mundo de sangre azul y conformidad de
plástico, él siempre sobresaldría.
Pero ya no era Moon Junyoung, al menos no completamente. Él era Moon
Juny.
Humano.
Joven Tigre.
Y quería a Taeheon Tigarian como suyo. Solo tenía que convencer a
los muy tercos Tres Destinos que él era una bestia a tener en cuenta.
Taeheon yacía desnudo, acunando a Juny mientras dormía al abrigo de sus
brazos. Presionó su mejilla contra la de él mientras le escuchaba respirar. Él
estaba cansado también, pero quería abrazarlo como hombre al menos un poco más
mientras su aroma se colaba en sus sentidos.
Era el cielo estar en sus brazos, y él maldijo a los Destinos por no
permitirles emparejarse. No era justo o correcto. Seguramente ellos querían
juntarlos… De repente oyó algo en el pasillo de fuera.
Taeheon se movió lentamente de la cama cuando sintió una extraño
escalofrío recorriendo su columna vertebral. No era igual al que tuvo cuando su
padre se acercaba.
Era… espeluznante, poderoso, perturbador.
Él cruzó el cuarto, su atención se enfocó en lo que había oído afuera.
Cerrando sus ojos, se vistió a sí mismo y a Juny un instante antes de
que sintiese una presencia detrás de él.
Taeheon se giró para encontrar a uno de los tigres en forma humana que
lo habían asaltado en The Empire.
El tigre se movió para intentar poner un collar en el cuello de
Taeheon.
Taeheon apartó de un empujón al Katagaria, lanzándolo contra la pared.
El collar cayó al suelo con un sordo ruido cuando el tigre le gruñó.
Juny se despertó con un grito sofocado.
—Huye, Juny, —dijo Taeheon mientras se ponía entre él y el tigre. Dos
tigres más hicieron su aparición.
Los ojos de Junyoung se estrecharon ante la vista de los tigres y el
hombre detrás de Taeheon. Una desenfrenada furia se inició profundamente en su
interior. Él nunca había sentido nada
como eso elevándose.
Era la bestia dentro de él. Lo sabía. Realmente la sentía esforzándose
y rechiflando.
Doliendo.
Y queriendo sangre. La sangre de ellos.
Actuando por puro instinto animal, se lanzó desde la cama al tigre más
cercano. Este se volvió contra él para la pelea. Por un instante fugaz, el
temor lo cautivó, y luego se marchó, lavado por su furia.
Y en su lugar estaba una confianza como la que nunca había
experimentado. Confiando en sí mismo completamente, mantuvo su terreno y atrapó
al tigre por el cuello.
Taeheon quedó aturdido cuando vio a Juny coger al tigre. Él sonrió un
instante antes de que algo le golpease. Él no podía respirar cuando la energía
eléctrica pasó a través de su cuerpo ente, emitiendole de tigre a humano una y
otra vez.
Cayó al suelo, aterrado de lo qué le ocurriría a Juny mientras él estaba completamente incapacitado.
Junyoung se congeló al ver a Taeheon. Él estaba en el suelo
contorsionándose como si lo aquejase un agudísimo dolor mientras cambiaba de
forma una y otra vez a un ritmo alarmante.
El tigre con el que había estado peleando se manifestó a un varón
humano.
—Ponerle el collar al bastardo.
El no sabía que era eso, pero estaba seguro de que era malo. Volvió a
cambiar a forma humana.
—¡No! —gritó, abalanzándose
sobre ellos. Se tiró al suelo encima de Taeheon y deseó sacarse a si mismo del
cuarto.
¡Por favor deja que funcione!
Dos segundos más tarde, estaba en el dormitorio del padre de Taeheon. Erick
levantó la mirada de su escritorio con ceño.
—¿Juny?
Antes de que pudiese contestar, los tigres se aparecieron en el cuarto
con ellos.
—Están tratando de matar a Taeheon, —advirtió.
El padre de Taeheon dejó su silla listo para luchar contra ellos.
Cuando el humano se movió hacia Taeheon, Junyoung se abalanzó sobre él.
Lo empujó tan fuerte que él en realidad agrietó la pared.
—Quédate fuera de esto, o muere, —le advirtió.
Junyoung lo miró con odio.
—El único que va a morir esta noche eres tú, capullo.
Erick atrapó al hombre cuando se abalanzaba hacia Junyoung. Retorció la
cabeza del hombre hasta oír un horripilante sonido. El hombre se convirtió en
tigre antes de caer al suelo, dónde yació inmóvil.
Los otros dos tigres se desvanecieron.
Solo parcialmente aliviado, Junyoung se arrodilló al lado de Taeheon,
quien todavía flasheaba entre sus formas.
—¿Cariño?
—Debieron darle con un Taser, —dijo Erick— Tú probablemente también
estarías así si te hubiese alcanzado. No podrías mantener ninguna forma después
de que te alcanzara esa cosa.
Bien era bueno saberlo, pero eso no iba a ayudar a Taeheon.
—¿Qué podemos hacer para ayudarle?
—Nada, —dijo Erick tristemente—.
La electricidad tiene que dejar de rebotar alrededor de sus células. Una vez
que lo haga él volverá a la normalidad, pero mientras tanto él está indefenso.
Erick encerró su mirada en la suya. El calor y miedo en sus ojos le
abrasaron.
—Y a vosotros dos se os acaba el tiempo. Ahora que saben que estáis
aquí, volverán a por ambos. Por la fuerza.
—¿Qué debemos hacer? —preguntó él, dispuesto a pelear o hacer cualquier
cosa que fuera necesaria para proteger a Taeheon.
Su padre colocó una mano en el brazo de Taeheon.
—La Luna está alzándose. Es hora de que ambos vuelvan al lugar del que
han venido.
Junyoung asintió cuando un nuevo temor la cautivó.
—Es demasiado pronto. No tenemos pruebas de su inocencia.
—Confía en mí. Acudan a la oficina de Abogados Choi y pídanle un
paquete. Lo enviaré desde aquí y lo mantendrán a salvo, esperando por ustedes.
Probará la inocencia de Taeheon .
Sonaba tan más fácil.
—¿Está seguro usted?
—No tienes alternativa, Juny, —insistió él. — Si se quedan aquí ambos
morirán. Sólo espero que tenga bastante de mis poderes después de regresar para
cumplir con esto.
—¿Y si no?
Él apartó la mirada.
—Está todo en las manos de los Destinos. Esperemos que no estén
totalmente carentes de compasión.
Junyoung abrió su boca para discutir, pero antes de que pudiera
hacerlo, todo a su alrededor se volvió borroso.
Un minuto más tarde, que se encontró en un césped cubierto de hierba no
demasiado lejos de su pequeña casa en Nueva Orleans.
Asombrado y un poco confundido, miró alrededor. Era mediodía, y todo
parecía normal. El sol era luminoso y brillante sobre su cabeza. El día daba la
apariencia de estar calmado y tranquilo.
Sólo que no había nada de tranquilo en lo que les ocurría ahora mismo.
No había nada tranquilo en el miedo y la ansiedad que sentía.
En forma humana, Taeheon refunfuñó, luego dejó caer de golpe la cabeza
contra la hierba. Contuvo el aliento, esperando que se transformara en un
tigard otra vez.
Él no hizo.
Él se quedó inmóvil contra la hierba, sus ojos abrieron con una mirada
distante llena de remordimiento y culpabilidad.
—¿Taeheon? —preguntó con vacilación.
—Maldita sea, Papá, —jadeó enfadado— ¿Cómo pudiste?
Junyoung vio la angustia en los ojos de Taeheon y eso lo encendió.
—Lo siento, Taeheon. Debería haberle detenido.
Él se veía como si quisiera gritar la injusticia. Esto solo duró un
instante antes de que él se pusiese de pie con una sombría determinación en su
cara.
Taeheon le tendió la mano.
—Vamos. Acabemos de una vez. No estoy dispuesto a dejar que haya muerto
en vano.
Junyoung entendía exactamente lo que él sentía y estaba igual de
dispuesto a corregir esto.
—Adelante.
Tan pronto como tocó su mano, él los emitió de la calle para una
pequeña alcoba en el callejón detrás de La Firma de Abogados Choi. Para su
alivio, sus ropas volvieron a cambiar a su usual atavío del 2005.
—Gracias, —dijo, mirando hacia abajo a su suéter rosado y sus
pantalones caquis. —Me siento mucho más normal ahora, lo cual es realmente muy
extraño si tienes en cuenta todo lo usted considera anormal me he vuelto.
Sonriendo, Taeheon le dio a una alentadora mirada antes de que él le
guiase adentro.
La morena recepcionista les miró ceñuda cuando entraron. Era obvio ella
no reconoció a Taeheon.
—¿Puedo ayudarles? —dijo ella serenamente.
Taeheon se pasó la mano a través del pelo. Juny podía sentir su
ansiedad mientras él le dirigía la palabra a la mujer, quien tuvo una actitud
snob que enorgullecería al padre de Junyoung.
—Sí. Soy Taeheon Tigarian y
me dijeron que mi padre envió algo a la firma para que me lo tuviesen guardado.
El nombre inmediatamente se registró en la cara de la mujer cuando ella
se levantó. Ella lo miró con mucho más respeto.
—Oh, usted es uno de los clientes personales del Sr. Choi. Si usted y
su amigo esperan aquí mismo, Sr. Kim, yo iré a buscarle —ella hizo una pausa cuando llegó a la puerta
de la oficina— ¿Les gustaría beber alguna cosa?
Taeheon miró a Junyoung.
—Estoy bien, —dijo él rápidamente.
La mujer miró a Taeheon, quien negó con la cabeza en declinación.
—Muy bien, señor. Volveré en seguida con el Sr. Choi. Siéntanse como en
su casa
Wow, el cambio en su tono era considerable. Junyoung podía sentir la agitación de Taeheon
mientras esperaban a Jinhyuk.
No que tuvieron que esperar mucho. Él entró en la área de recepción un
paso detrás de su recepcionista, quien regresó a su asiento.
Jinhyuk frunció el ceño nerviosamente tan pronto como los vio. No es
que Junyoung lo culpase. Todavía estaban siendo cazados.
—¿Qué estás haciendo aquí, Taeheon?
—Mi padre te envió algo. Él me dijo que lo tendrías en la caja fuerte.
Jinhyuk negó con la cabeza.
—No, nosotros no tenemos nada.
Taeheon habló en voz baja a fin de que sólo Junyoung y Jinhyuk pudieran
oírle.
—Acabo de dejarlo, Jinhyuk, y él me dijo que iba a enviar algo aquí
para que tu lo guardaras. Él dijo que probaría mi inocencia.
Los ojos de Jinhyuk se abrieron desmesuradamente para propio fastidio
de Taeheon.
—Nunca llegó ninguna carta de él. Créeme. No hay nada aquí. Te lo
habría dicho hace mucho tiempo si hubiese tenido algo para ti.
Junyoung vio la decepción que reflejada en la cara de Taeheon.
—¿Estás seguro usted?
—Nunca bromearía con esto.
Maldición. Junyoung se estremeció. ¿Cómo pudo su padre no haberlo
enviado? O, Dios no lo permita, cayó víctima del servicio de correos. Eso era
desastroso.
—¿Qué vamos a hacer? —le preguntó a Taeheon.
Taeheon se restregó la cabeza para aliviar el dolor que empezaba a
andar propiamente detrás de sus ojos. Él estaba enojado y decepcionado.
Pero sobre todo él estaba triste. Su corazón se dolía por el padre al
que él apenas había conocido. Un padre que no le había odiado después de todo.
Ese solo conocimiento había valido el viaje al pasado. ¿Y qué si él no
podía probar su inocencia? Al menos finalmente sabía que su padre le había
amado.
Miró a Juny, quien estaba en sus manos el mantenerlo a salvo. Y en su
corazón él sabía lo que tenía que hacer.
—Voy al Omegrion.
Su tono fue bajo a fin de que la recepcionista no le pudiese oír
inintencionadamente.
—¿Estás loco? —siseó Jinhyuk—. Te matarán.
—Me matarán si no lo hago. Lo sabes.
Taeheon lo miró, esperando hacerle entender por qué tenía que hacerse.
—Phoenix es mi única esperanza. Le pediré un diki y luego ya lo veremos
lo que ocurre.
—¿Qué es un diki? —Preguntó Junyoung, su voz apenas más que un susurro.
—Una prueba para combatir
—aclaró Jinhyuk—. Taeheon se enfrenta a su acusador y pelean.
—¡No! —dijo firmemente.
—No tenemos alternativa, Juny. Vendrán tras nosotros. Ni tú ni yo
descansaremos alguna vez de ellos. No hay ningún lugar en el que podamos
escondernos sin que nos encuentren. Díselo, Jinhyuk.
Jinhyuk suspiró con exceso.
—Él tiene razón. Aunque odie admitirlo. No se detendrán hasta que él
esté muerto.
Junyoung se compuso y miró a Taeheon con cruda determinación.
—Bien. Entonces voy contigo.
—Juny...
—No, Taeheon, —dijo severamente—. No vas a hacer esto a solo. Necesitas
a alguien en tu rincón.
Taeheon clavó los ojos en él. Y fue entonces que supo la verdad.
Él amaba a este joven. Amaba su fuerza y su coraje. Era absolutamente
todo para él. Emparejado o no, él nunca sentiría esto hacia otra pareja.
En verdad, él no quería ir solo. Si tenía que morir, quería morir en
los brazos de Juny, con el contacto de su mano en su piel para facilitarle su
camino.
—De acuerdo —Taeheon miró a la
recepcionista.
Jinhyuk siguió su línea de vista.
—¿Terry? ¿Puedes cogerme el expediente que tengo en mi escritorio y
traérmelo?
—Seguro, Sr. Choi. Volveré en seguida.
Taeheon esperó hasta que ella estuviese fuera de su vista. Rodeando a
Juny con sus brazos, él cerró sus ojos y los tele transportó a la casa de Phoenix.
Taeheon no se movió durante varios segundos mientras recorría con la
mirada el enorme cuarto circular. Si bien él tenía un asiento en el concejo, él
nunca había estado aquí antes. El cuarto era inmenso, casi abrumador.
—¿Dónde estamos? —preguntó Juny mientras miraba boquiabierta la
opulencia del lugar.
—Una Isla ambulante.
—Él arqueó ambas cejas.
—¿Una qué?
—Es una isla del tipo de Brigadoon. Esta aparece y se desvanece a deseo
de Phoenix
El parecía aún más confundido
—¿Y quién es Phoenix?
—Ese sería yo.
Ambos se volvieron para ver a un hombre increíblemente alto de pie
detrás de ellos. Vestido todo de blanco como el típico surfista, Phoenix tenía
el cabello marrón oscuro hasta los hombros y un profundo bronceado.
Taeheon abrió la boca cuando reconoció a Phoenix.
—¿Tú?
Se me hace que Phoenix es el hombre desconocido que rescató a Taeheon cuando la casa se incendió
ResponderEliminarAhhhhhhh
ResponderEliminarNoooo
Ahhhhhh
Esto se esta poniendo bueno...miy muy bueno!!!
Ahhhh por qué el papá de Tae hizo eso! TT___TT
No se vale!
:(
Ahhhh ño
Ahhhhh Phoenix!!!! Nooooo
Esto esta muy muy bueno!
mas misterios y yo mas desesperada por saber quien lo salvo de niño
ResponderEliminarmas misterios y yo mas desesperada por saber quien lo salvo de niño
ResponderEliminar3 capítulos que afortunadamente leí de corrido y mirdiendome las uñas....por un momento crei que le habia hecho daño a Jun y resulta que solo ha logrado "converirlo" para que este con Tae.
ResponderEliminarAl menos algu bueno salio de todo esto y el viaje al pasado
Pero ahora Tae va contra ese tipo,que creo es quien ayydo a Tae
Ese tipo debe saber que Tae es inicente...y si lo sabe;por algo no dice nada