Jongkook vio con
horror como hechiceros y brujas por igual se retorcían de dolor, algunos
agarrándose de la cabeza y otros agarrándose de sus estómagos. Sonidos de
arcadas comenzaron a llenar el aire y luego lamentos de angustia empezaron a
trepar por las paredes de la sala de techo alto en la montaña.
Jongkook se
adelantó, corriendo a la primera persona que pudo alcanzar. Era Indigo, uno de
sus compañeros de armas, y vio como su piel estaba empapada en sudor y
enrojecida con fiebre. Él puso su mano contra el rostro de Indigo y sintió que
estaba ardiendo. Cuando el hombre volvió la cara hacia Jongkook, vio como sus
ojos iban de verde a rojo ardiente. Indigo respiró profundamente varias veces y
luego cerró los ojos.
Jongkook dio un
paso atrás y esperó mientras trataba de aislarse de los gritos a su alrededor.
Por último, el guerrero se enderezó, abrió los ojos que continuaban siendo de
color rojo brillante, y dejó escapar un profundo suspiro.
—Indigo —dijo Jongkook
con cautela—, ¿estás bien?
—Lo estoy
—respondió Indigo.
—Bien —dijo con
frustración—, ayúdame con los otros. —Jongkook hizo un gesto hacia la
habitación que seguía llenándose de más y más hechiceros enfermos. Indigo
asintió y luego se dirigió hacia la persona enferma más cercana.
Jongkook comenzó
a dirigirse hacia otro guerrero, pero cambió de rumbo cuando vio a Taeyong, una
de sus sanadoras, viniendo corriendo.
—Taeyong —casi
gritó Jongkook—. ¿Qué es esta locura?
Taeyong miró a su
alrededor lentamente y Jongkook se recordó de por qué ella era la jefa de los
sanadores. Era famosa por su actitud tranquila y serena en momentos de estrés y
era muy evidente ahora que ella era exactamente lo que necesitaba.
—Es la oscuridad
—dijo Taeyong finalmente con frialdad—. La magia negra está trabajando en este
lugar, General.
—¿Qué hacemos?
—No lo sé. —Lo
miró y, a pesar de su control, aún pudo ver el miedo en sus ojos.
Jongkook sintió
otra punzada de dolor en el estómago y entonces su visión nadó mientras caía de
rodillas. Las palabras “magia negra” flotaron en su cabeza a medida que sentía
que su mente era envuelta en una niebla de confusión.
Trató de empujar
a través de la neblina y pensar con claridad, pero no pudo aferrarse ni a un
solo pensamiento. Oyó su nombre siendo llamado, pero no pudo responder. Se
sentía completamente fuera de control de sus facultades, y justo cuando estaba
seguro de que iba a perder la cabeza, de repente, todo se despejó.
Se levantó del
suelo mientras se abrían sus ojos. Hizo girar su cuello, quitando la rigidez.
Cuando escuchó su nombre siendo dicho, esta vez, respondió.
—Mi Rey. —Jongkook
se volvió para ver a Jungsoo acercándose a zancadas hacia él. Cayó sobre una
rodilla mientras inclinaba la cabeza—. ¿Cuándo regresaste?
—He estado de
vuelta desde hace aproximadamente una hora. ¿Te estás sintiendo mejor?
Jongkook se puso
de pie y asintió.
—Estoy mucho
mejor ahora, y toda nuestra gente va a estar bien.
Jungsoo asintió.
—Bien. Tenemos
una guerra que planear.
—Exactamente mis
pensamientos —concordó Jongkook.
—¿Hablaste con Hyungsik
hoy?
—Sí, señor, va a
hacer los arcos y las espadas.
Jungsoo asintió
mientras observaba alrededor del gran salón. Vio cómo uno a uno los hechiceros
y brujas que habían estado enfermos hace solo unos momentos ahora comenzaban a
ponerse de pie, sacudiéndose los efectos y abriendo sus ojos revelando irises
rojo sangre.
—Pídele que
duplique la cantidad. Los Trolls pueden ser duros de matar.
—Jungsoo… —Una
voz habló desde el otro lado del pasillo. Jungsoo levantó la mirada y sus ojos
se estrecharon.
—Minwoo, ¿qué
estás haciendo aquí?
El joven Guardian
Fae caminó lentamente hacia él.
—Hyungsik
mencionó que Jongkook parecía estar enfermo hoy, cuando él estuvo aquí. —Minwoo
observó al Rey con el que había pasado más de un mes viajando y se dio cuenta
que, como los demás, sus ojos eran de un rojo brillante. Su piel hormigueó al
sentir la enfermiza sensación en el aire intentando adherirse a él. Pero
rápidamente se retiró de la bondad que él tenía en su corazón.
Jungsoo rió
sombríamente.
—Parece que todos
hemos estado un poco enfermos hoy, pero como puedes ver estamos sanando muy
rápidamente.
Minwoo miró a su
alrededor y sus labios se apretaron. Algo estaba muy mal y estaba empezando a
darse cuenta que era el único que pensaba así.
—¿Has notado algo
diferente en tu gente, o en ti mismo, Rey?
Jungsoo sonrió.
—¿Aparte de
sentirme más fuerte de lo que me he sentido en mucho tiempo? Pues no, no noto
nada diferente.
—¿Cómo está tu compañera?
—preguntó de repente. Sus ojos destellaron regresando brevemente a su amarillo
habitual, pero el rojo estuvo de regreso en un abrir y cerrar de ojo.
—Ella no es mi
preocupación en este momento.
—¿Por qué no?
—preguntó Minwoo. Estaba buscando, pero qué no lo sabía aún. Por el momento, se
contentó con solo mantenerlo hablando.
—En tiempos de
guerra, no hay lugar para estar preocupado por una mujer. —Jungsoo cambió su
peso de un pie a otro y Minwoo pudo notar que las palabras casi parecían
forzadas, como si verdaderamente estuviera peleando para que ellas salieran.
—¿Guerra? —Minwoo
alzó su voz solo un poco, atrayendo efectivamente la atención de los otros
hechiceros en la habitación—. ¿Guerra con quién?
Los ojos de Jungsoo
se volvieron aún más brillantes y una sonrisa que hizo que la piel de Minwoo
hormigueara se desplegó en su rostro.
—Los Trolls. Ya
es hora de que paguen por su traición.
Un rugido en
acuerdo provino de los otros en la habitación mientras los puños se alzaban en
el aire y las cabezas asentían. Tenía que irse, y tenía que irse ahora.
—Estoy de camino
a ver a Junjin y sus lobos. ¿Debo enviarle un mensaje?
—Dile que él está
ya sea con nosotros o en contra de nosotros.
Minwoo se movió
con tal propósito mientras cruzaba a través del velo. Su mente estaba tan
distraída por lo que acababa de ver y oír, que no se dio cuenta de a dónde se
había llevado a sí mismo hasta que oyó su voz.
—Dos veces en un
día, Guardian —dijo Hyungsik mientras observaba a Minwoo moverse a través del
bosque hacia él como si fuera una parte de este—. Me siento honrado. ¿Qué te
trae de vuelta a mi reino tan pronto? —El tono insinuante en su voz era uno al
que Minwoo por lo general le daba la bienvenida, pero él se dio cuenta que no
respondió en consonancia.
—Por mucho que
disfrute tus burlas Príncipe, tengo que pedirte que nos privemos de esa parte
de nuestra conversación habitual.
Hyungsik notó una
vez que estuvo más cerca que su rostro estaba plagado de preocupación, su
cuerpo rígido con la necesidad de actuar.
—¿Qué ha
ocurrido? —preguntó él con la urgencia provocada por su evidente malestar.
—Mencionaste que Jongkook
había parecido extraño hoy cuando lo viste, así que pensé que tal vez debía
comprobar al Rey Hechicero y asegurarme de que todo estaba bien —explicó—. Resulta
que todo está lejos de estar bien.
—¿Están enfermos?
—Algo los ha
afectado. Lo último que Jungsoo me dijo fue que iba a la guerra con los Trolls.
Hyungsik dio un
paso hacia él, bajando el arco que había estado sosteniendo.
—¿Guerra?
—preguntó él. Minwoo asintió.
—Pero eso no fue
lo único. Sus ojos brillaban de color rojo.
—¿Los de Jungsoo?
—No solo los
suyos, los de todos ellos, cada hechicero, hombres, jóvenes y mujeres tenían
brillantes ojos rojos. —Minwoo se estremeció internamente ante la imagen en su
mente—. Sus ojos brillaban de color rojo —continuó—, y sus rostros eran una
máscara de ira.
—¿Jungsoo dijo
algo más? —preguntó Hyungsik mientras daba un paso hacia él.
—Le dije que iba
a ver a Junjin y le pregunté si había un mensaje que le gustaría que yo le
diera. Solo quería ver lo que iba a decir. —Sus ojos se encontraron con los de
él—. Me dijo que le dijera a Junjin que los lobos estaban con ellos o contra
ellos.
—¿Jungsoo está
dispuesto a correr el riesgo de ir a la guerra con los lobos? —Hyungsik negó
con la cabeza—. Ese no es el Jungsoo que conocemos, Minwoo.
—Estoy de acuerdo.
—¿Le has dicho a Junjin?
Negó con la
cabeza.
—Pensé que estaba
en mi camino allí, pero luego terminé aquí.
Los labios llenos
de Hyungsik se extendieron en una sonrisa.
—¿Estás preocupado
por mi seguridad, Guardian? ¿Viniste a protegerme?
Minwoo puso los
ojos en blanco.
—Vine para
decirte que no hagas las armas para ellos. Jungsoo planea usarlas contra los
Trolls.
—Tienes razón.
Definitivamente no queremos que los hechiceros tengan armas Élficas si van a
posiblemente esgrimirlas contra los Trolls. —Sus cejas se juntaron mientras la
miraba. Pareció estar estudiando sus rasgos mientras daba otro paso hacia él—.
Me encuentro bastante frustrado por el momento —dijo él.
Minwoo inclinó la
cabeza hacia un lado.
—¿Por qué?
—preguntó lentamente.
—Porque
finalmente te tengo en mi vida de nuevo… —Hizo una pausa.
—¿Y eso te
frustra?
Él se rió entre
dientes.
—No amor, lo que
me frustra es que todo el mundo parece empeñado en matarse los unos a los
otros, cuando lo único que quiero hacer es pasar tiempo con el joven que amo,
lo que no puedo hacer, porque el joven que amo tiene un corazón muy bueno y
generoso y se niega a dejar a estas especies a su propia desgracia.
Minwoo sonrió
cálidamente y se sonrojó.
—¿Crees que soy
generoso?
Hyungsik dio otro
gran paso hacia él y lo envolvió en sus brazos. Minwoo se quedó sin aliento
ante la velocidad de sus movimientos, pero no lo empujó.
—¿Te acabo de
decir que te amo, y lo único que escuchaste fue que creo que eres generoso?
—Ya sabía que me
amabas —le dijo él con naturalidad.
—¿En serio?
Minwoo asintió.
—Pero no tenía ni
idea de que pensabas que era bueno y generoso, y eso lo cambia todo —bromeó.
Hyungsik echó la
cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. Minwoo raramente jugaba; era por lo
general muy serio, pero cuando jugaba, cuando le mostraba su lado más suave, Hyungsik
se encontraba a sí mismo queriendo acaparar toda la alegría que le traía.
Él tomó un último
aliento después de recomponerse y lo miró a los ojos.
—Tenemos que
advertir a los lobos.
—Sí —le dijo,
pero no trató de apartarse de él. Encontró su mirada con la misma intensidad de
la que él le estaba dando.
—Pero antes que
pueda hacer cualquier otra cosa, tengo que darte un beso.
—¿Tienes o
quieres? —susurró.
—Ambas.
Minwoo asintió y
se lamió los labios nerviosamente. Los ojos de Hyungsik siguieron la punta de
su lengua mientras ésta viajaba a través de su boca y gimió cuando se inclinó
hacia delante y cerró la distancia entre ellos.
Hyungsik lo besó
profundamente, con una validez de siglos de pasión. Envolvió sus brazos
alrededor de su cuello y se acercó más a él, finalmente cediendo a las emociones
que amenazaban con consumirlo.
Lo había deseado
durante mucho tiempo, pero se mantuvo lejos porque él se negaba a ser parte de
cualquier mundo, excepto el suyo propio. Sabía que no podría estar con alguien
que pensara que las necesidades y seguridad de su propia gente eran más
importantes.
Pero todo eso
había cambiado cuando había acudido a él en busca de ayuda hace apenas unos
meses. Él había dado un paso adelante y le dijo que ya no mantendría a su
pueblo separado del resto del mundo sobrenatural o humano. Estuvo de acuerdo en
que, como una de las más poderosas razas sobrenaturales, era su deber ayudar y
proteger cuando fuera necesario. Cuando él había decidido eso, Minwoo había
decidido que si todavía lo quería, sería suyo.
Cuando finalmente
se apartaron el uno del otro, sus respiraciones eran rápidas y sus labios
brillaban con la pasión de su beso. Levantó la mano y trazó sus labios con las
puntas de sus dedos y el calor de su aliento sobre su piel le hizo temblar.
—¿Es eso un sí?
—dijo él finalmente una vez que su respiración estuvo tranquilo de nuevo.
—¿Sí? —preguntó.
—A la pregunta
que hice hace mucho tiempo. ¿Serás mío y solo mío?
Minwoo sonrió una
de sus raras sonrisas que mostraba cuán hermosa era, no solo en el exterior
sino en el interior también.
—Lo es —respondió.
Hyungsik se
inclinó y lo besó de nuevo, pero esta vez fue suave.
—Finalmente
—susurró él contra sus labios.
—¿Podemos ir a
decirle a los lobos ahora? —preguntó.
—Sí, pero cuando
todo esté dicho y hecho, no voy a olvidar lo que ha sucedido hoy aquí, Minwoo.
Él se echó hacia
atrás y sonrió con picardía.
—Si lo llegaras a
olvidar, entonces yo por lo visto no hice las cosas bien y tal vez tendría que
preguntarle a Sora qué estoy haciendo mal, ya que a Jungsoo parece gustarle
regresar para segundas partes tan a menudo.
—Habrá un montón
de veces para segundas, y terceras partes, para lo que importa una vez que
tratemos con los hechiceros.
—Y Gura —agregó.
—Está bien
—acordó él—, y Gura.
—Oh, y tenemos
que traer de regreso a las parejas de los Estados Unidos. Ah, y poner a salvo
al bebé de Hee y Siwon.
Hyungsik agarró
su mano y empezó a tirar de él rápidamente.
—¿Hyungsik?
—gritó casi riendo—. ¿Tienes prisa?
—Sí, al ritmo que
sigues lanzando nombres para ser salvados por nosotros, nunca llegaré a las
segundas.
—O terceras
partes para el caso —agregó Minwoo y luego se rió cuando lo oyó gruñir.
—Puedo llevarnos
allí más rápido, Príncipe —le dijo mientras continuaba riéndose ante su
evidente frustración. Lo hizo detenerse y luego en un instante estuvieron
parados delante de la mansión de la manada Coreana.
Minwoo se volvió
y lo miró.
—¿Mejor?
—Te mantendré
informado. —Pero suavizó sus palabras con un guiño mientras él le conducía
rápidamente hacia la puerta principal.
—La librería
parece que ha ido bien —le dijo Teukkie a su madre mientras caminaba por el
espacio familiar. Habían estado de vuelta en los Estados Unidos por más de un
mes y, aunque Sora había ido a la librería casi todos los días, los otros no se
habían aventurado a salir mucho de la casa gracias al interludio de Dambi con Gura.
Todo el mundo
estaba poniéndose claustrofóbico y Donghae realmente quería ver a sus padres. Hee sabía
que iba a tener que ver a sus padres también, pero no estaba muy seguro de cómo
iban a reaccionar al ver que su hijo de 18 años estaba bien y absolutamente
embarazado.
Así que hicieron
planes para unirse a Sora en la librería esa noche para ayudarla con el
inventario. Pidieron pizza, bajaron las cortinas de las ventanas, pusieron
música, y trataron de olvidar el mundo exterior.
—Ha ido bien, y
me alegro porque es de esperar que eso signifique que será más fácil de vender.
La espalda de Sora
estaba hacia la habitación cuando hizo la declaración por lo que no vio el
shock en los rostros de Teukkie, Hee y Donghae .
—¿Qué? —espetó Hee
finalmente—. ¿Estás vendiendo tu tienda?
—Bueno, va a ser
un poco difícil cuidar de una tienda cuando viva en otro continente —dijo Sora
mientras continuaba desempacando la caja de libros en el suelo junto a ella.
Era una de las muchas que tendrían que ser desempacar esa noche.
—¿Cuándo
decidiste esto, mamá? —preguntó Teukkie.
—Después de
hablar con Jungsoo hace más o menos una semana — admitió—. A su lado es donde
se supone que debo estar, Teukkie. Sé que entiendes eso.
Teukkie lo entendía,
tan raro como era escuchar a su madre decirlo. No podía discutir con ella
porque sabía exactamente lo que quería decir. Junto a Kangin era donde se
suponía que debía estar, y en su lugar estaba en Coldstone, Texas, en una
librería. Sí, la vida apestaba a veces.
—Bueno, es tu
tienda, así que si eso es lo que quieres hacer, entonces hazlo. —Donghae sonrió mientras miraba a Sora.
—Gracias Donghae .
—Sora rió.
La sonrisa de Donghae
vaciló cuando su teléfono comenzó a
sonar a todo volumen. Lo sacó de su bolsillo trasero y tragó saliva cuando vio
el nombre emergente de su mamá.
—Son los padres,
¿no? —preguntó Hee. Donghae asintió en
silencio.
—Bueno, tiempo
para hacer frente al pelotón de fusilamiento. —Hee dio unas palmaditas en el
hombro de Donghae mientras caminaba
junto a él—. Acabemos con ello rápido Hae, como arrancando uñas.
—¿No quieres
decir curitas? —preguntó Zhoumi. Hee negó con la cabeza.
—Uh, no. Cada vez
que estás tratando con los padres, no es como arrancar una curita. Siempre es
mucho, muchísimo más doloroso.
Zhoumi se rió
entre dientes.
—Estoy tan
contento de haber sido un joven lobo durante todo este tiempo.
Donghae finalmente golpeó la tecla para contestar el
teléfono y lo puso en su oreja.
—Hola —dijo
tentativamente.
—¡Donghae ! —La voz
de su madre llegó gritando a través del aparato y Donghae tuvo que apartar el teléfono de su oreja.
—Sí, soy yo
—respondió—. ¿Cómo estás?
—¿Cómo estoy?
¿Preguntándome cuánto tiempo va a estar mi hijo de vuelta sin venir a verme? ¿Y
trajiste a ese chico tuyo? ¿Cómo va la escuela? ¿Te gusta Corea? ¿Cómo están Teukkie
y Hee?
—Mamá, mamá. —La
voz de Donghae se elevó mientras trataba
de hacer que su madre redujera la velocidad—. Un momento, ¿de acuerdo? No puedo
responder a todas tus preguntas a la vez.
—Oh, lo siento,
simplemente te he extrañado.
—Lo sé. Te he
echado de menos. —Donghae se sorprendió
al sentir sus ojos comenzar a llenarse de lágrimas, pero rápidamente las secó
antes que pudieran escapar—. ¿Puedes venir con papá a la librería de Sora?
—Oh, cariño
—arrulló su mamá—, tu papá está de viaje. No va a estar de vuelta en una semana
o más.
Donghae sintió que su pecho se apretó por la culpa de
no ponerse en contacto con sus padres antes. Si lo hubiera hecho, habría
llegado a ver a su padre, pero había esperado y ahora él no estaba. Tal vez
estaría de vuelta antes que se fuera. Pero ese pensamiento era una espada de
doble filo, porque a pesar de que quería ver a su padre, estaba bastante listo
para volver a Hyukjae.
—Pero yo puedo
ir. —Su madre terminó sacándolo de sus pensamientos.
—Está bien,
estamos todos aquí ahora mismo.
—¿Todos, quiénes?
—Um, bueno, Sora,
Hee, Teukkie y los demás —dijo Donghae vagamente.
—¿Oh, así que
trajiste a tu chico?
—No mamá. Son
solo parejas. Oh, mamá, ¿puedes parar y recoger a los padres de Hee? Ellos no
saben que Hee está aquí, así que vamos a hacerlo una sorpresa.
—¡Oh! Esa es una
idea maravillosa; nos vemos dentro de poco.
Donghae golpeó la tecla finalizar y ya se estaba
moviendo antes de oír la voz de Hee detrás de él.
—¡Voy a patear tu
dulce trasero gitano, Donghae Lee! —Risas nerviosas revolotearon alrededor de
la tienda mientras los demás observaban a Hee intentar perseguir a Donghae .
Dambi extendió la
mano y agarró el brazo de Hee antes que pudiera agarrar el caballo de Donghae.
—Cálmate Hee o
vas a entrar en labor y hacer que el lindo suelo de Sora quede bastante sucio
con tus fluidos corporales embarazados.
Hee miró a Dambi
y sonrió.
—¿En serio acabas
de decir fluidos corporales embarazados?
Dambi puso los
ojos en blanco.
—Sí, lo hice, ¿y
por qué ustedes tres siempre insisten en preguntar si alguien dijo algo en
serio? ¿Creen que no lo dicen en serio, y por eso sienten la necesidad de
comprobar su audición preguntando?
—¿En serio acabas
de preguntar eso? —preguntó Hee y la sala estalló en carcajadas.
Dambi resopló
mientras empujaba a Hee.
—¿Por qué
demonios decidí venir con ustedes?
—Debido a que
somos entretenidos —le dijo Changmin.
—Sí, y también lo
es una jaula de chimpancés. Solo estoy esperando a que todos comiencen a cagar
en el piso y luego arrojarlo los uno a los otro, todo el rato chillando y
señalando.
La risa saltó a
un nivel superior.
Ahhhh
ResponderEliminarAhora si los hechiceros estan jodidos!!!!
Nooo guerraaaaaahhhhh
Jajajajaja esa Dambi "fluidos corporales embarazados"
Creo que alguien pasa demasiado tiempo con las parejas americanas(?)
jajajajaja