—Yesung, no quiero que me beses el pie.
Yesung se incorporó riéndose y posó la mano en el lugar en
el que parecía estar a punto de escapar el corazón de Wook.
—¿Por qué no? —repitió Yesung, en un tono en el que la burla
se mezclaba con una satisfacción que provocó su furia—. Wook, no te hagas el
tímido. A mí no me vas a manejar con la facilidad que a tus otros amantes. Mi
intención es besarte en todas partes, en cada sedoso y aromático centímetro de
tu piel y en cada uno de tus miembros, hasta que te conozca también que pueda
reconocerte hasta en la más oscura de las noches. Y si estás convencido de que
sólo existe una postura para hacer el amor, tendré el placer de hacerte cambiar
de opinión.
Wook sentía que todo su cuerpo era recorrido por un caudal
de candente lava y, aturdido, sacudió la cabeza.
—Sí —aseguró Yesung con una determinación que a Wook le
produjo un escalofrío— Decídete, Wook. Vas ha casarte conmigo... lo sabes tan
bien como yo.
Habría sido tan fácil y sencillo rendirse, pero a Wook le
resultaba muy sospechoso aquel cambio tan brusco, ya que Yesung no solía tomar
esa clase de decisiones. Era demasiado sensible, inteligente y pragmático para
basar su futuro en un capricho.
-Y que te ha hecho cambiar de opinión y dejar de pensar que
soy el malvado que ha venido a alterar la vida de tus hijos? ¿Hay algo aparte
del sexo?
-Quizá que ya me he cansado de luchar en contra de ello.
- Ello?
-El sexo, como tú tan encantadoramente lo llamas,
Esta...atracción, fascinación, hechizo, o lo que sea. Y no se te ocurra decirme
que no sabes a qué me refiero. Es algo; que empezó durante el verano que
cumpliste diecisiete años. Sentíamos una atracción mutua, aunque los dos
tratamos de ignorarla. Si once años no han bastado para terminar con ese
sentimiento, quizá lo mejor sea rendirnos.
Ante aquella voz sin inflexiones y carente de emoción, el
pequeño brote de esperanza que había empezado a surgir en el corazón de Wook,
murió sin haber nacido. Yesung odiaba tanto como él la esclavitud física que
los unía. Era una mala base para un matrimonio, pero quizá la única que lo
haría volverse a casar. Después de todo, si su corazón yacía en la sepultura de
su esposo, cualquier otra cosa que no fuese la lujuria sería una falta de
fidelidad.
Wook se conocía demasiado bien y sabía que, si cedía,
llegaría a odiarlo; lo deseaba todo: amor. ternura, y una pasión tan intensa
que lo hiciese olvidar todas sus experiencias anteriores. En suma, deseaba el
banquete completo, no sólo las migajas de la mesa de Sunjoon.
Todavía estaba sacudiendo la cabeza cuando él se inclinó
para besarle en la boca.
-No te servirá de nada —le aseguró, y después apretar los
labios para sofocar las traicioneros pequeños jadeos que pugnaban por salir—.
No soy tan estúpido como para hacer algo que sé que es malo para mí.
—A mí siempre me han gustado los retos —le besó la cadera y
empezó a mordisquearle—. Wook, ¿por qué crees que sería malo para ti?
—Porque el apetito sexual debe de ser la peor de las razones
para contraer matrimonio.
Yesung levantó la cabeza y contempló la desesperación que
había en el semblante de Wook.
—Pero nosotros tenemos mucho más que compartir. Tenemos dos
hijos —dijo, deslizando la mano desde su vientre hasta su pecho.
—Supongo que no debería sorprenderme el hecho de que estés
dispuesto a usarlos para salirte con la tuya —le espetó Wook con salvajismo.
Yesung adoptó una expresión peligrosa, pero continuó
acariciándolo con la misma sensualidad.
—Por supuesto que representan un papel muy importante en
este asunto. Pero a ti en realidad no te interesan, ¿no es así? —repuso Yesung
con actitud calculadora y mirada implacable—. La verdad es que no quieres que te
cueste ningún trabajo educarlos, sino ser un appa que los mima, y cuando te
canses de ellos, volverás a dejarlos en mis manos.
-¡No!
—Entonces, Wook, ¿por qué no quieres casarte con migo?
Explícamelo, pues no lo entiendo.
En el silencio cargado de tensión que se hizo en ese
momento, el único sonido audible era el de los latidos del corazón de Wook.
Debería hablar; debería decirle la verdad. Decirle que lo amaba demasiado para
casarse con él. Pero si lo dijese, Yesung se alejaría a una velocidad
humillante.
El amor implicaba responsabilidad por su felicidad del otro,
y Yesung no querría eso. Lo que él deseaba era una pareja con la que poder
acostarse todas las noches, que dirigiese su casa y un appa para sus hijos,
alguien que nunca tocara sus sentimientos y dejase intactos sus recuerdos de Sunjoon
en el altar de su corazón.
No, no le diría nada. No se arriesgaría a que usase su amor
como un arma.
-No funcionaría —declaró con calma, aunque lleno de dolor- y tú lo sabes. Si cuando dos personas
enamoradas se casan el matrimonio es arriesgado, para nosotros no habría
ninguna esperanza de éxito.
-Creo que estás equivocado —a pesar de que detuvo sus
atormentadoras caricias, no cambió de posición para poder observar hasta la más
mínima reacción de Wook- la mayoría de
los matrimonios fallan porque uno o ambos no entienden lo que se espera de
ellos. Nosotros lo sabríamos. Y esto... —se inclinó para besar la curva de sus
hombros, y no levantó la cabeza hasta dejarle tembloroso de deseo—... esto es
bueno. Y durará siempre.
-No quiero ser manipulado —le aclaró Wook con brusquedad,
haciendo acopio de furia para ayudarse, en vista de que la lógica no parecía
llevarle a ningún lado.
-Limitarse tan sólo a señalar uno de los beneficios no
construye manipulación alguna. Tú has sido un magnifico joven de negocios y
debes darte cuenta de las ventajas de lo que te propongo.
-Ventajas? Quizá para ti las haya —repuso Wook enfadado.
-También para los niños.
-tienen a Bada —musitó negándose a reconocer la derrota.
-Lo hace lo mejor que puede, pero no puede descuidar su
propia vida. Lo que a los niños les hace falta es un appa, no un ama de llaves.
Wook, si te casas conmigo habría ventajas para todos. Y recuerda que si has vuelto
aquí, ha sido por tus hijos, y que por ellos has hecho caso omiso al documento
que firmaste. Sólo verlos no es suficiente, necesita saber más acerca de ellos,
¿o no es así? Si nos casamos, ocuparías el lugar más importante de sus vidas.
Con un esfuerzo de voluntad del que no se habría creído
capaz, Wook se incorporó apoyado en uno de sus brazos.
—Yesung, quiero irme a mi habitación —dijo, con un miedo que
él debió advertir, pues estuvo de acuerdo y le proporcionó una bata para cubrir
su desnudez.
—Piensa en mi propuesta —le indicó antes de que saliese de
la habitación—. Creo que todos podríamos ser muy felices.
Mientras lo contemplaba, Wook se preguntó que se necesitaría
para lograr traspasar aquella distante y atormentadora autosuficiencia.
Con toda seguridad, Sunjoon lo había logrado. Pero él no era
Sunjoon, y nunca lo sería.
—Vamos, te acompañaré a tu dormitorio —dijo Yesung.
A pesar de los excelentes modales de Yesung, pensó Wook
cuando estuvo ya en la seguridad de su propio lecho, era tan primitivo como el
más bárbaro de los invasores. Tenía el corazón en la tumba de Sunjoon, y había
decidido ser práctico. Casarse con Wook significaría que no iba a tener que
preocuparse por la posibilidad de que su esposo se llevase bien con sus hijos.
Y él había sido educado por el mismo Sunjoon así que haría
un buen papel como su esposo. Además, los diez años durante los cuales había
tenido trato con gente rica y famosa aumentaban sus habilidades sociales. Sin
duda alguna, a Yesung le gustaría tener un esposo así.
Sobre todo, teniendo en cuenta su enorme compatibilidad en
la cama. Yesung era un atleta sexual, tenía tanta capacidad para dar placer en
la cama que parecía estar especialmente preparado para ello, y cuando le tocaba,
toda traza de sentido común volaba por la ventana.
Pero Wook consideraba el matrimonio como algo más que ser un
excelente anfitrión, tener una buena relación en la cama y ser appa para unos
niños.
De pronto recordó lo que le había dicho Judo, su fallido
amante, cuando se habían encontrado en una fiesta y le había contado que,
después de terminar con él se había casado con otro modelo, pero que su matrimonio
había fracasado.
Me casé porque entre nosotros había una poderosa atracción
sexual, pero me encontré atrapado con un joven que estaba obsesionado conmigo y
no me dejaba paz. Yo no soy un hombre cruel, Wook, y no podía irme porque sabía
que lo destruiría. Pero llegó un momento en el que ya no pude soportar más y
nos separamos.
Wook tenía muy en cuenta la advertencia. El sexo podía ser
maravilloso, pero no bastaba para mantener unido un matrimonio. No obstante, le
indicó su insidiosa mente, si se casara con
Yesung tendrían en común algo más que sexo, por ejemplo los niños. Y la
vida en Mouserabbit podría ser maravillosa para él.
Se metió en la cama y se tapó con las sábanas. Movió lentamente
la muñeca pero todavía le dolía demasiado.
Se dijo que debería haber oído la voz de la prudencia y no
haber ido nunca allí. Pero cualquier sufrimiento valía la pena a cambio de
haber visto a sus hijos y haber descubierto que todavía amaba a Yesung con todo
su corazón.
Quizá cuando se fuese de Mouserabbit Yesung se diese cuenta
que sentía por él algo más que atracción sexual; pero Wook no se casaría sin
antes consignar a Sunjoon al pasado.
Al día siguiente, mientras salía de su habitación para bajar
a desayunar, oyó con atención los ruidos matutinos de la casa.
La voz de Yesung, firme pero llena de afecto, cuando llamó a
los gemelos, la de ellos respondiendo. En el exterior, las plateadas flores
de un árbol llamado micelia lanzaban el canto de su corazón al ser agitadas por
la brisa. Abajo, un enorme árbol ejercía su vigilancia sobre un grupo de
pequeños arbustos. Mientras Wook observaba, varias hermosas palomas nativas, pasaron volando con sus brillantes torsos reflejan-do la luz del sol.
Mouserabbit era un lugar idílico al que ni el tiempo ni nada
afectarían, en el que siempre brillaría el sol y habría amor y risas.
La vida de Wook había sido muy triste hasta que Sunjoon se
había casado y se había ido a vivir allí. Para el solitario Wook, ir a Mouserabbit
era como salir de cortante frío del invierno para llegar un día de verano.
Y por esa razón amaba aquel lugar.
Pero una cosa era el pasado y otra el presente. ¿Se sentiría
desilusionado por la clase de vida que tendría en la granja?
No, pensó mientras se dirigía al cuarto de baño. La serenidad
y el ritmo de la vida rural, la instintiva e inmutable respuesta a las
estaciones, llenarían el vacío dejado por los años que había pasado
trabajando
como modelo. Allí, su alegría sería natural.
Más tarde, cuando ya se encontraba a punto de entrar al
comedor, aprovechó su experiencia para asumir diferentes expresiones para los
fotógrafos y adoptó la que le pareció más conveniente para acercarse a Yesung.
Después de darles los buenos días tanto a Yesung como a los
niños, tomó asiento.
- Has dormido bien? —le preguntó Yesung, con una nota en la
voz que le recordaba lo que había sucedido la noche anterior.
-muy bien, gracias —respondió sin mirarlo. Los niños lo
miraban con franco interés.
—¿Te vas a quedar mucho tiempo? —preguntó Hakyeon con una
franqueza que provocó que el serio Heecheol le dirigiese una mirada de
desaprobación.
—No, porque tengo que volver a Incheon —respondió Wook, sin
mirar a Yesung, aunque tomó el vaso de zumo de naranja que él le ofrecía. En
realidad, era una cobardía que le comunicase su decisión delante de los niños,
pues sabía que así no podría utilizar ninguna de sus armas contra él.
—No te irás hasta que estés mejor —se apresuró a comentar él
con calma, a la vez que le ofrecía una rebanada de pan tostado—. La muñeca te
empezaría a doler a los pocos minutos de conducir.
—No creo que sea para tanto.
—Quien debe decidirlo es un médico —aseguró Yesung con voz
muy suave, pero que no admitía réplicas, y al mismo tiempo le pasó la fuente de
la mermelada- Hasta entonces, te puedes quedar aquí. Después de todo, estamos
acostumbrados a tener huéspedes, ¿verdad, Haky? ¿No es cierto, Heecheol?
Quizá le estaba castigando por haber cometido la tontería de
comprometer a los niños, pero ellos con un entusiasmo definitivo confirmaron
que estaban muy acostumbrados a los huéspedes. A Wook le entraron ganas de
decirle a Yesung que se fuera al demonio, pero sonrió para expresar su
consentimiento.
—Entonces todo está arreglado —declaró Yesung-¿Quieres café,
o prefieres que Bada te prepara té?
—Café está bien.
—¿Quieres acompañarme en la furgoneta a revisar las cercas
traseras?
—¡Claro que sí! —exclamó a pesar de sí mismo — Gracias, creo
que puede ser muy divertido.
Aunque el viento que procedía del oeste era fuerte, hacía un
día tan maravilloso que Wook no tardó en animarse. Instalados dentro de la
furgoneta después del desayuno, Melo y otros dos perros de la granja tenían
idénticas expresiones de un interés inteligente y alerta mientras Yesung
conducía a lo largo del estrecho camino.
Wook tuvo que hacer un gran esfuerzo para luchar en contra
de la sensación de bienestar que empezó a inundarlo y, a pesar de que el
recuerdo de lo sucedido la noche anterior le quemaba el cerebro, se sentía
maravillosamente sereno.
-Desde la última vez que estuviste aquí, ha habido grandes
cambios en la agricultura —observó
Yesung, hablando con la fría reserva que se
usaba con un visitante cualquiera—. Por supuesto que también se nota algo la recesión
que ha sufrido el país.
-¿Y a ti cómo te han ido las cosas?
La mirada que Yesung le dirigió, en la que se reflejaba un
equivoco sentimiento, hizo que un traicionero deseo se apoderaba de Wook.
-Nos las hemos arreglado —le aseguró Yesung—. Soy un hombre
de suerte, no tengo ninguna deuda en la granja. Hay muchos otros como yo, pero
también algunos que han perdido hasta la camisa.
-Yo no sabía que había habido problemas, pues con tanto
viaje era difícil mantener el contacto.
En realidad, no había tenido ningún contacto porque las
cartas que le había escrito a Sunjoon nunca habían sido contestadas. ¿Habían
sido confiscadas por Yesung?
Al oír en ese momento hablar a Yesung, quedó seducido en
parte por la textura de su voz y, de pronto, sintió que se perdía en sus
palabras.
Interesado, empezó a hacer preguntas y al poco tiempo se
enfrascaron en una discusión acerca de la teoría económica moderna. Wook no
había asistido durante mucho tiempo a la escuela, pero le gustaba mucho leer y
podía hablar casi de cualquier tema. A pesar de lo mucho que ellos no se habían
dicho, y de todo lo que había entre ellos, era sorprendente la suavidad con la
que fluía la conversación, puntualizada de vez en cuando por los ladridos de
los perros cuando veían algo interesante por las ventanas.
De la economía, la conversación pasó hacia los nuevos
métodos para la agricultura, tomando un abrupto giro cuando Yesung observó que
casi había logrado que en la granja sólo se utilizara abono y fertilizante
orgánico, lo cual condujo, por supuesto, al tema de la ecología.
Al observar la fuerza de las facciones del hombre que iba a
su lado, Wook pensó que era algo más que una persona carismática, que apoyada
en su magnetismo natural y en la herencia recibida había salido adelante.
Yesung era un hombre complejo, perturbador, duro y
disciplinado, pero capaz de amar. No obstante, pensó al recordar cómo había
reaccionado la tarde anterior cuando Haky lo había desobedecido, no era ni
indulgente ni tolerante.
-Creo que ayer fuiste demasiado duro con Haky -le espetó, aunque creía que él le iba a
decir que eso no era asunto suyo.
-¿Piensas que debería haber permitido que continuara
galopando?
-Bueno no, pero él...
-Haky es impetuoso y exhibicionista, y es necesario que
aprenda que sus acciones tienen consecuencias.
Wook contempló su severo perfil y suspiró.
-Los niños son muy afortunados.
Eso lo sorprendió e hizo que le dirigiese una interrogante
mirada de soslayo, pero no dijo nada.
-Es obvio que están seguros —continuó Wook, al recordar que
a su propia madre no le había importado tanto como para ponerle límites a su
comportamiento- y saben que los quieres.
-También con Sunjoon lo estaban—repuso Yesung con dureza.
- Si, estoy seguro.
-Has cambiado tu decisión de anoche?
- No.
- No tengo ninguna prisa.
Su tono y su expresión eran tan reservados que Wook sintió
que era invadido por la indignación y el dolor.
Por supuesto que sabía que Yesung realmente no quería casarse
con él, pero por lo menos podría disimularlo.
Pero no, no le hacía falta ninguna mentira, era
suficientemente fuerte para aceptar la verdad. Por difícil de aceptar que
fuese. Media hora después de haber iniciado el viaje, por fin llegaron ante la
cerca que a Yesung le interesaba revisar. Tiempo durante el cual, pensó Wook,
ninguno de los dos había hecho ninguna referencia al hecho de que la noche
anterior habían hecho el amor. Pero en ese momento los unía un lazo mucho más
fuerte que cuando él había concebido a los gemelos porque en aquel entonces las
caricias no habían sido para él.
Todo volvía a Sunjoon.
Culpa, amor y deseo. Traición y amor, desesperación y furia
y tristeza unidos con tanta fuerza que nada podía separarlos...
La noche anterior había soñado que Yesung lo amaba, que por
fin había desaparecido el fantasma de Sunjoon y él había dejado de vivir en el
pasado para enfrentarse al futuro; pero incluso dentro de su sueño, había
llegado el momento en el que Wook había comprendido que eso era producto de una
ilusión. De lo que sí era consciente, era de que una de sus razones para haber
vuelto a Mouserabbit era que en un rincón muy bien oculto de su mente todavía
vivía la esperanza.
El que Yesung hubiese tratado de asegurarse de que él nunca
llegara a descubrir dónde estaban los niños debería de haberle demostrado la
imposibilidad de su esperanza. Aunque comprendía sus motivos; a Wook no le
gustaría tenerles que explicar, cuando fuesen mayores, a Hakyeon o a Heecheol,
en especial a este último, que habían sido concebidas en adulterio.
Sin embargo, eso no servía de excusa para el comportamiento
de Yesung.
Sabía con cuanta profundidad podía herir la falta de
conocimiento sobre la historia de la propia familia, por lo que deliberadamente
había evitado esa posibilidad para sus hijos.
—¿Quieres bajar? —le preguntó Yesung abriéndole la puerta.
Dio entonces una concisa orden y los dos perros de la granja saltaron, seguidos
con más lentitud por Melo, como si fuese consciente de su mayor edad y
dignidad.
—Sí, por supuesto —respondió Wook, quien sin pensar se dispuso
a desabrocharse el cinturón de seguridad, solo para ser detenido por una fuerte
punzada de dolor.
-Lo haré yo —dijo, Wook lo miró procurando que su expresión
no delatara su nerviosismo. Los ojos de Yesung tenían la frialdad y la claridad
del hielo, su calidad traslúcida no conseguía ocultar la determinación que
albergaban.
-No tiene caso —dijo él mientras le observaba con la
misteriosa y aterradora paciencia de un cazador tan identificado con su presa
que comprendiera los pensamientos que atraviesan su mente—. Podrás luchar lo que
quieras, pero te tengo atrapado en la jaula más antigua de todas, y nunca
podrás librarte de ella por que tu mismo has colocado los barrotes.
-Tal vez para ti el sexo sea suficiente —repuso con calma—,
pero no para mí.
Yesung se inclinó hacia la parte trasera de la furgoneta para
recoger un martillo y algunas grapas.
-Si todo lo que quisiera de ti fuese sexo, te convertiría en
mi amante —dijo Yesung con dureza—. Después de todo, estás acostumbrado a ese
papel. No obstante, no se trata tan sólo de sexo, por trascendental que este pueda
ser.
- Yo no estoy acostumbrado a ser el amante de nadie -repuso
cortante—. Me parecería una situación despreciable.
-No cambies de tema.
-De hecho —prosiguió Wook, con los ojos brillantes a causa
de la furia—, en eso me convertiría si me casara contigo, porque en la
actualidad el amor es la única razón por la que una pareja llega a casarse; y
el amor no existiría en nuestro caso.
-Existen muchas otras razones para un matrimonio y también funcionan.
Yo te puedo ofrecer algo más que la sexualidad sin ataduras ni sentimientos.
Tarde o temprano vas a acceder a casarte conmigo, porque quieres estar con tus
hijos. Ya he notado que, cuando crees que nadie te mira, los miras con ansia y
dolor.
—Creía que me considerabas un pésimo appa —repuso Wook con
acidez.
—Estaba enfadado —le explicó él—. Una sola mirada a tu
rostro cuando Haky se cayó de su pony me dijo todo lo que quería saber sobre
tus sentimientos hacia ellos.
—Es posible que para ti sea suficiente ese tipo de
matrimonios —manifestó Wook, impulsado hacia la desesperación por la despiadada
determinación de Yesung—, pero a mí no. No quiero pasarme la vida a la sombra
de Sunjoon.
—Sunjoon está muerto —le espetó Yesung con dureza.
—No, no lo está. Sin tener en cuanta tu cama, la casa está
exactamente como él la dejó. Bada hace referencia a él en cada frase. Cada vez
que tú entras al comedor miras su fotografía. Y a los niños se les fomenta que
hablen de él durante todo el tiempo...
—Un momento —gruñó él—. Los niños hablan de él porque era su
appa. El los amaba y ellos lo amaban a él; yo no quiero que lo olviden.
—Yesung, nadie quiere que sea olvidado. Yo también lo
quería. Sin embargo, es inevitable que su presencia se desvanezca hasta llegar
a ser un hermoso recuerdo en sus mentes. No veo ninguna señal de que eso
suceda. Yo no soy Sunjoon y nunca lo seré. Nunca podré reemplazarlo. A mí me
gustaría cambiar muchas cosas, pero tu reacción me hace no tener confianza para
llevarlo a cabo.
—Puedes hacer todos los cambios que quieras.
—No lo comprendes. Yesung, yo soy yo, no la sombra de Sunjoon,
ni tampoco el recipiente vacío que usaste como depósito de tu fertilidad...
—horrorizado ante sus propias palabras, se interrumpió.
Yesung tenía el rostro
distorsionado por la ira. A Wook le latía con fuerza el corazón y, durante un
fugaz instante, le invadió un miedo que le hizo sentirse enfermo.
-No es la primera vez que insinúas algo así. ¿A qué demonios
te refieres?
Wook pensó que era mejor decírselo cuanto antes.
-Cuando te enteraste de que yo estaba embarazado -empezó a decir con la mirada fija en el
semblante de Yesung- supongo que te
alegraste, ¿no es cierto? Claro, podía ser una molestia si yo me mantenía en
contacto con los niños, pues no serían tan tuyos; así que de alguna manera
conseguiste que se perdieran los expedientes y que se ocultara cierta
información para que yo nunca lograse averiguar dónde estaban mis hijos. Y para
evitar que en el futuro ellos supiesen quién era su appa biológico ¿Por eso
confiscaste todas las cartas que le escribí a Sunjoon? Me imagino que esa es la
razón por la que nunca me contestó.
-Sunjoon recibió tus cartas —repuso Yesung con una voz
carente de sentimientos. Pero al ver la expresión amenazadora que apareció en
sus ojos, Wook sintió en el estómago un nudo de pánico que le produjo náuseas;
aun así, se negaba a dejarse intimidar.
-Comprendo los motivos por los que no quieres verme por
aquí; como ya señalaste en una ocasión, seria demasiado difícil explicarles que
te habías acostado con el joven primo de su appa y que lo habías dejado embarazado.
Pero, por desgracia para ti, siempre existe el modo de lograr las cosas si se
cuenta con el dinero suficiente. El detective privado que contraté tiene muy
buenos contactos así que, a pesar de todo, logró averiguar la verdad; aunque me
especificó que era imposible demostrar que había habido algo ilegal en la
adopción.
—Ryeowook —repuso Yesung con voz sedosa—, ¿de qué me acusas?
Dilo con claridad.
—No te acuso de nada —repuso él, enfrentándose con valentía
al hielo de su mirada—. Sólo quiero saber la verdad.
aaaaaaaaah....¿por qué no pueden hablar con claridad y decirse las cosas tal cual las sienten?
ResponderEliminarya se han herido suficiente,una verdad más no le hará daño a nadie,es más,hasta pueden poner los puntos sobre la mesa y dejarse de cosas,de indirectas y decirse en definitiva,lo que quieren,a quien quieren y lo que quieren hacer en conjunto para el bienestar de los niños.
A mi nadie me quita de la cabeza que el esposo de Yesung sabía todo,y por alguna razón hizo lo posible por tener a esos niños,además de que estoy segura que él mismo planeo o ideo la noche de pasión de Wook y Yesung años atras.
Decir la verdad ahora muchas situaciones y dolores de cabeza,yesung tienes sus ideas de wook,wook tienes sus ideas de yesung,ocultan sus intenciones y sentimientos....así nunca llegarana ningun lado,y ahora sí harán lo que no quieren,daños a los niños.......y esos niños no son nada tontos
Pienso totalmente igual, el desgraciado de Sunjoon está tras todo esté enredo, el muy hijo de su mamá planeo todo esto y le salio a pedir de boca, maldito desgraciado, prácticamente robó años de la vida Wook y ni si quiera dio explicaciones, simplemente lo ignoró!!!! el odio que le estoy teniendo a ese maldito personaje es indescriptibe!
EliminarMe dan ganas de ahorcar a ambos, deberían ser más sinceros, en lugar de darle tantas vueltas al asunto, el tema de los niños parece que cada vez se enreda más ¿Algo ilegal en la adopción? al parecer Wookie sabe algo realmente importante >_<
ResponderEliminarNo me gusta como le habla Yesung a Wookie sobre el matrimonio, como si fuera un negocio, además de que siempre se la pasa haciendo mención de "sus otros amantes" lo peor es que creo que Yesung ama a Wookie, solo que no lo quiere admitir.