- Pues qué maldita vida llevabas? —preguntó Yesung
disgustado.
Una vida vacía, lo cual apenas estaba empezando a comprender.
Claro que sus días habían estado llenos de actividad, pero sentía que algo le
faltaba.
Sobre
todo cuando estaba con niños. La herida que le había dejado la pérdida de sus
propios hijos nunca había cicatrizado y le hacía muy vulnerable
-Una vida en la que he aprendido mucho y que ha tenido sus
buenos momentos.
-Como por ejemplo aquella vez en Londres que bailaste desnudo
encima de una mesa?
Wook esbozó una sonrisa desdeñosa.
—Eso no sucedió nunca. Sunjoon debería saber que no todo lo
que se lee en las revistas es cierto —aseguró, pero al notar el desprecio con
el que Yesung le miraba, añadió—: Aunque estoy seguro que en realidad no lo creía.
—Quizá. No obstante, leer aquellos chismes era el único
medio que tenía de mantenerse en contacto contigo, ya que tú nunca te tomaste
el trabajo de hacerlo directamente.
—Le escribí —contestó Wook con voz dura—. Y no sólo una,
sino varias veces. Aunque como nunca me contestó, dejé de hacerlo —y una imperativa
y oculta necesidad le hizo decir—: Hasta llegué a preguntarme si tú se lo
habrías dicho.
—No —respondió Yesung con reprimida pasión. Dios me libre.
Por supuesto que no.
Sí, era comprensible.
—¿Por qué no me dijiste que estabas embarazado? —preguntó Yesung
poco después.
Wook se encogió de hombros. Se había sentido tan avergonzado
e impresionado por el odio que él le había demostrado, que ni siquiera se le
había ocurrido avisarle. A semejanza de un animal herido, se había ocultado del
mundo.
—¿De qué habría servido?
—¿No se te ha ocurrido pensar que yo podría haber sentido
cierta responsabilidad?
—Si tú lo hubieses sabido, ¿cómo podríamos habérselo
ocultado a Sunjoon? Yo no podía hacerle eso a él.
—Es cierto —admitió Yesung con una sonrisa sardónica—. A los
dioses debió de parecerles muy divertida la situación cuando yo adopté a mis
propios hijos
—Yo ni siquiera sabía que ustedes estaban pensando en la
adopción.
—Llevábamos unos dos años en la lista. Sunjoon decía que en
cuanto vio a los niños se enamoró de ellos.
—¿Y ninguno llegó a sospechar la verdad? —a Wook
le parecía que era imposible.
—Gracias a Dios, no —respondió Yesung.
—Me alegro de que fueran ustedes los que los adoptastaron
—respiró hondo y se armó de valor para comunicarle a Yesung su decisión—. Pero
ahora no voy a mantenerme fuera de su vida, Yesung.
-Me prometiste que te irías después de verlos —repuso Yesung
con frío enojo.
-Sé que no tengo ningún derecho legal sobre ellos, pero si
derechos morales. No quiero que sufran ningún daño, ni preocuparlos o
confundirlos, pero quiero mantenerme en
contacto con ellos.
-Y si yo te digo que no, recurrirás a los medios de comunicación
—hizo un gesto de desprecio—. Lo que los dañaría de por vida.
-Sólo si tú decides no ser razonable —dijo Wook con
desición—. Yesung, son hijos míos, tanto como tuyos y de Sunjoon. Los llevé en
mi vientre ocho meses y medio y los últimos tres meses los pasé en cama debido
a que existía el peligro de perderlos. El parto fue difícil. Los tuve entre mis
brazos durante una semana porque eran muy pequeños y les hacia falta empezar
con fuerza la vida, y desde entonces nunca he dejado de preocuparme por ellos.
No voy a alejarme de su vida como si yo nunca hubiese existido.
-Y estas decidido a irrumpir con la sutileza de un
coche-bomba —repuso Yesung con voz tranquila—. Supongo que cuando algún día
lleguen a preguntar quiénes eran sus padres, no vas a resistir la tentación de
decírselo, y entonces se darán cuenta de que su padre engañó a su appa.
Sunjoon. ¡Siempre Sunjoon!
—Para entonces ya podrán comprenderlo. Con toda seguridad si
les explicamos cómo sucedieron las cosas... que hubo un terrible error...
Yesung le agarró la muñeca y le dirigió una mirada que le
hizo encogerse en su silla.
—¿Sinceramente piensas que van a creerlo?
Preguntó Yesung con duro desprecio. Wook levantó la
barbilla.
—Si ninguno de nosotros les hemos mentido nunca, ¿por qué no
iban a creernos? ¿Qué planeabas hacer cuando empezaran a hacer preguntas?
—Ayudarlos todo lo que pudiese —respondió Yesung.
—¿En serio?
—Sí. Era Sunjoon el que tenía la esperanza de que nunca
preguntasen. Decía que tú nunca habías mostrado ningún interés por saber quién
había sido tu padre.
Sólo porque su madre había dejado muy claro que no tenía
ninguna intención de decírselo.
—Sunjoon estaba equivocado. Es natural que los hijos
adoptivos quieran saber quiénes fueron sus verdaderos padres.
- Y sabes tú ahora quién fue tu padre?
-Si —respondió Wook con una sonrisa desprovista de humor:—.
No fue difícil averiguarlo —su padre, era el hijo mejor de una familia muy
conocida, dueño de uno de los consorcios
industriales más importantes del país. Había fantaseado durante años con la
posibilidad de encontrarlo, pero cuando había descubierto su identidad no había
tratado de ponerse en contacto con él. Al no ser ya un niño ingenuo carente de
amor, había comprendido que para un hombre como él, saber que tenía un hijo
ilegítimo tan sólo significaría una molestia.
- Lo sabe él? —preguntó Yesung.
- Y por qué iba a decírselo?
-tal vez le gustaría conocerte.
Wook soltó una dura carcajada.
- Debido a que he logrado cierta fama y dinero al explotar
mi rostro y mi cuerpo? No, no creo que le importara. Él sabía que mi madre
estaba embarazada y nunca la ayudó. No quiero tener nada que ver con él.
-Tenía esposa e hijos —señaló Yesung. Wook lo miró extrañado.
- Sabes quién es?
-Sí.
La ardiente sensación de haber sido traicionado alimentó su
reprimida furia.
-Te lo contó Sunjoon?
-Sí —hizo una pausa, miró a Wook a los ojos y continuó sin
prisas—. Tu madre tenía el propósito de destruir ese matrimonio. Él estaba
encaprichado con ella, pero sus berrinches y su determinación de salirse
siempre con la suya muy pronto le mostraron qué clase de vida tendría a su
lado, por lo que la dejó para volver al lado de su esposa, que con paciencia
esperaba que él recuperarse la cordura.
—Según Sunjoon... —musitó Wook casi entre diente y cuando Yesung
lo miró intrigado, dijo—: Oh, no importa.
—En realidad, fue tu madre la que se negó a volver con sus
padres y a recibir ayuda de tu padre, y se alejo de todos. Supongo que a sus
padres les vino muy bien librarse de ella, pues durante años había sido un
dolor de cabeza para ellos. Pero Sunjoon era de corazón blando y mantuvo
contacto con ella.
—Sí, lo sé —comentó Wook.
Según su madre, era su familia la que la había rechazado; no
obstante, Wook le creía a Yesung, pues sabía que su madre era muy capaz de
provocarse daño a sí misma con tal de fastidiar a los demás.
Envuelta en su
capa de furioso orgullo, culpaba a todos menos a sí misma de su situación y
mantenía a todo el mundo a distancia, sobre todo al hijo que tanto le
necesitaba.
Pero nada de eso hacía que el comportamiento del hombre que
había engendrado a Wook fuese menos despreciable.
—Pero no apruebo el hecho de que tu padre les diera la
espalda a su amante y a su hijo. Yo no te habría abandonado a ti si hubiese
sabidos que estabas embarazado.
En la mente de Wook volvió a surgir la sospecha. Le habría
contado Sunjoon también que estaba embarazado? Si era así, Yesung debía saber
que los gemelos eran hijos suyos y los habría adoptado a propósito. Pero Wook
nunca sabría la verdad. Aunque las consecuencias de aquella posibilidad le
provocasen náuseas.
—Pues tal como sucedieron las cosas fue una ventaja para ustedes,
¿no es cierto? —preguntó con dureza- Y ha sido una pena que yo haya vuelto para
arruinarlo todo.
—Maldición. ¿Por qué has tenido que volver?¿Lo has hecho
para atormentarme.? Pero para eso no era necesario que vinieses hasta aquí.
De pronto, la ira y las sospechas de Wook fueron ahogadas
por una corriente de comprensión.
-Yesung, la reacción de los niños no debe preocuparte ahora,
ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él y todavía faltan varios años
—dijo poniéndose de pie y poner una mano sobre el brazo de Yesung; pero el sensual
contraste de la frialdad de sus dedos contra la piel de Yesung, le hizo tragar
saliva y retroceder, aunque no con suficiente rapidez, pues él lo agarró por la
muñeca.
- Por qué hablas en plural? —quiso saber—. Aquí no hay ningún
futuro para ti, Ryeowook.
-Lo se —musitó él, hipnotizado por el gélido brillo de
aquellos ojos.
La tensión que había en el ambiente la intensificó cuando se
miraron a los ojos.
- ¿Yesung? —dijo Wook, casi sin atreverse a respirar al
sentir que el peligro le amenazaba a través de aquella mirada.
Tardo demasiado en darse cuenta de que la frustración y la ira de Yesung eran reemplazadas por otro sentimiento mucho más primitivo. Y él, el cielo le ayudara, sentía algo parecido al quedar por fin liberado un deseo reprimido durante tantos años; un deseo que exigía de forma implacable ser gratificado.
- No! —gritó. Giró rápidamente sobre sus talones y, a pesar de su pie herido, escapó corriendo de Yesung.
Creyó haberlo logrado, pero cuando estaba terminando de subir la escalera, sintió que Yesung lo agarraba por un hombro y lo hacía girar hacia él.
Por un momento, se sintió presa del miedo primitivo de una persona que se sabía a punto de ser atacada sin ninguna piedad; pero al contemplar aquel rostro en el que toda pretensión de reserva había desaparecido para dar paso a una extraña máscara de deseo, el miedo se evaporó y Wook le rodeó el cuello con los brazos con un intenso y absoluto goce no desprovisto de alivio.
El juego que habían representado les había servido para marcar territorios, siendo intercambiables los papeles de víctima y depredador. Pero la caza y la persecución habían terminado y la presa se encontraba asegurada dentro de unos lazos a temporales.
Yesung le dio un beso cruel y exigente, como si quisiese castigarle, pero con la completa rendición de Wook, su actitud cambió milagrosamente, conjurando una radiante y seductora dulzura procedente de aquel lugar secreto al que ningún otro hombre había podido llegar.
Wook le dio todo lo que le pedía, todo lo que el quiso, estaba tan inmerso en la magia de aquel momento que olvidó todos sus recelos. Y, cuando Yesung lo levantó en brazos, apenas lo notó, pues el clamor de su sentido común fue acallado por la peligrosa seguridad que le proporcionaban aquellos brazos y el rápido palpitar de Yesung del hombre contra su mejilla.
Pero cuando Yesung lo bajó y Wook sintió la aspereza de la alfombra en sus pies se rompió el encanto y Wook miró preocupado a su alrededor. Se encontraban dentro del dormitorio de él y, sin embargo, no se trataba de la misma habitación que recordaba.
No parecía la misma habitación, pero en realidad lo único que había cambiado era la cama, ya que aquella de bronce que tanto le gustaba a Sunjoon había sido sustituida por una cama antigua de madera. Resultaba extraño encontrar una cama así en aquel dormitorio que Sunjoon había decorado en azul y blanco, con que rubines y trozos de seda.
—La hice bajar del ático —comentó Yesung al ver su expresión.
Y, de algún modo, esa sencilla aclaración extinguió todas las dudas de Wook, que sonriente y con las pestañas bajas, le rodeó el cuello con los brazos y lo besó con el fervor y el deseo que había contenido durante tanto tiempo.
- Wook —dijo Yesung con voz ronca y profunda—,¿Cuanto tiempo llevas esperando esto? ¿Tanto como yo? No, porque supongo que tú has llenado muy bien tu vida con tu trabajo y tus amores.
-Eso no importa —le aseguró él poniéndole un dedo sobre la boca—. Lo único que tiene importancia en esto, este lugar, tú.
Y Yesung a su vez lo silenció con un ardiente beso que le llegó hasta el alma. Con un suspiro, Wook le dio la bienvenida dentro de su boca. Su cuerpo se amoldaba al suyo como si estuvieran hechos el uno para el otro.
El deseo se convertía en un clamor que ya no podía ser negado.
Cuando Yesung le hizo tumbarse en la cama, por fin Wook entendió lo que tanto había ansiado durante los años perdidos: el aroma de su pasión, el calor y fuerza de su cuerpo, la primitiva magia de su unión, el excitante peso de su mano sobre su pecho mientras lo acariciaba con algo parecido a la reverencia.
En aquel momento, Yesung era tanto de él como él de Yesung; olvidados en aquella agotadora inundación de fuego y alejados de todos los convencionalismos. En ese momento Yesung ya no lo medía según el rasero de Sunjoon, ni Wook recordó que llevaba a esa hombre en el corazón.
Eran tan sólo una pareja libres de los grilletes del pasado, uniéndose en un abrazo tan viejo como el tiempo y tan fresco como el mañana. Súbitamente, como si la delgada barrera de su camisa fuese demasiado para él, la arrancó con violencia, con lo cual los botones quedaron libres de la sujeción de los ojales, y agachó la cabeza para acercarla boca a su pecho.
El instinto le hizo arquear la espalda y estrecharse contra él. Con dedos torpes y temblorosos. Intentó sin éxito desabrocharle la camisa.
—Lo deseo... lo deseo... maldición, no puedo... —musitaba Wook.
Yesung levantó la cabeza y él estuvo a punto de lanzar un grito al sentir que el placentero calor de la succión cesaba.
—¿Qué es lo que deseas? —preguntó Yesung, con una sonrisa tan fiera e implacable como la pasión que coloreaba su semblante—. Dímelo, Wook. Te daré cualquier cosa que desees, todo lo que quieras, no quiero que vuelvas a necesitar nada. Sólo dímelo y lo tendrás.
Tardo demasiado en darse cuenta de que la frustración y la ira de Yesung eran reemplazadas por otro sentimiento mucho más primitivo. Y él, el cielo le ayudara, sentía algo parecido al quedar por fin liberado un deseo reprimido durante tantos años; un deseo que exigía de forma implacable ser gratificado.
- No! —gritó. Giró rápidamente sobre sus talones y, a pesar de su pie herido, escapó corriendo de Yesung.
Creyó haberlo logrado, pero cuando estaba terminando de subir la escalera, sintió que Yesung lo agarraba por un hombro y lo hacía girar hacia él.
Por un momento, se sintió presa del miedo primitivo de una persona que se sabía a punto de ser atacada sin ninguna piedad; pero al contemplar aquel rostro en el que toda pretensión de reserva había desaparecido para dar paso a una extraña máscara de deseo, el miedo se evaporó y Wook le rodeó el cuello con los brazos con un intenso y absoluto goce no desprovisto de alivio.
El juego que habían representado les había servido para marcar territorios, siendo intercambiables los papeles de víctima y depredador. Pero la caza y la persecución habían terminado y la presa se encontraba asegurada dentro de unos lazos a temporales.
Yesung le dio un beso cruel y exigente, como si quisiese castigarle, pero con la completa rendición de Wook, su actitud cambió milagrosamente, conjurando una radiante y seductora dulzura procedente de aquel lugar secreto al que ningún otro hombre había podido llegar.
Wook le dio todo lo que le pedía, todo lo que el quiso, estaba tan inmerso en la magia de aquel momento que olvidó todos sus recelos. Y, cuando Yesung lo levantó en brazos, apenas lo notó, pues el clamor de su sentido común fue acallado por la peligrosa seguridad que le proporcionaban aquellos brazos y el rápido palpitar de Yesung del hombre contra su mejilla.
Pero cuando Yesung lo bajó y Wook sintió la aspereza de la alfombra en sus pies se rompió el encanto y Wook miró preocupado a su alrededor. Se encontraban dentro del dormitorio de él y, sin embargo, no se trataba de la misma habitación que recordaba.
No parecía la misma habitación, pero en realidad lo único que había cambiado era la cama, ya que aquella de bronce que tanto le gustaba a Sunjoon había sido sustituida por una cama antigua de madera. Resultaba extraño encontrar una cama así en aquel dormitorio que Sunjoon había decorado en azul y blanco, con que rubines y trozos de seda.
—La hice bajar del ático —comentó Yesung al ver su expresión.
Y, de algún modo, esa sencilla aclaración extinguió todas las dudas de Wook, que sonriente y con las pestañas bajas, le rodeó el cuello con los brazos y lo besó con el fervor y el deseo que había contenido durante tanto tiempo.
- Wook —dijo Yesung con voz ronca y profunda—,¿Cuanto tiempo llevas esperando esto? ¿Tanto como yo? No, porque supongo que tú has llenado muy bien tu vida con tu trabajo y tus amores.
-Eso no importa —le aseguró él poniéndole un dedo sobre la boca—. Lo único que tiene importancia en esto, este lugar, tú.
Y Yesung a su vez lo silenció con un ardiente beso que le llegó hasta el alma. Con un suspiro, Wook le dio la bienvenida dentro de su boca. Su cuerpo se amoldaba al suyo como si estuvieran hechos el uno para el otro.
El deseo se convertía en un clamor que ya no podía ser negado.
Cuando Yesung le hizo tumbarse en la cama, por fin Wook entendió lo que tanto había ansiado durante los años perdidos: el aroma de su pasión, el calor y fuerza de su cuerpo, la primitiva magia de su unión, el excitante peso de su mano sobre su pecho mientras lo acariciaba con algo parecido a la reverencia.
En aquel momento, Yesung era tanto de él como él de Yesung; olvidados en aquella agotadora inundación de fuego y alejados de todos los convencionalismos. En ese momento Yesung ya no lo medía según el rasero de Sunjoon, ni Wook recordó que llevaba a esa hombre en el corazón.
Eran tan sólo una pareja libres de los grilletes del pasado, uniéndose en un abrazo tan viejo como el tiempo y tan fresco como el mañana. Súbitamente, como si la delgada barrera de su camisa fuese demasiado para él, la arrancó con violencia, con lo cual los botones quedaron libres de la sujeción de los ojales, y agachó la cabeza para acercarla boca a su pecho.
El instinto le hizo arquear la espalda y estrecharse contra él. Con dedos torpes y temblorosos. Intentó sin éxito desabrocharle la camisa.
—Lo deseo... lo deseo... maldición, no puedo... —musitaba Wook.
Yesung levantó la cabeza y él estuvo a punto de lanzar un grito al sentir que el placentero calor de la succión cesaba.
—¿Qué es lo que deseas? —preguntó Yesung, con una sonrisa tan fiera e implacable como la pasión que coloreaba su semblante—. Dímelo, Wook. Te daré cualquier cosa que desees, todo lo que quieras, no quiero que vuelvas a necesitar nada. Sólo dímelo y lo tendrás.
—Tu camisa —dijo contemplándolo con ojos brillantes.
—¿Quieres que me la quite?
Wook tragó saliva y asintió sin decir nada, pues tenia seca la garganta.
—Entonces también tienes que quitarte tú la tuya. A menudo me he preguntado qué aspecto tendías desnudándote para mí. Déjame ver cómo te desnudas sólo para mí.
Wook se sentó y con manos temblorosas se desabrochó los botones del puño de la camisa. Aunque un súbito dolor en la muñeca le hizo fruncir un poco el ceño, insistió en aquel empeño que podía llevarle hacia una meta que ni siquiera reconocía.
—Diablos —exclamó Yesung de pronto—. Se me había olvidado. Déjame, lo haré yo...
Le quitó la camisa con tan tierna solicitud que a Wook se le llenaron los ojos de lágrimas. Entonces él se quito la propia y Wook volvió a tragar saliva.
—Somos tan diferentes —dijo Yesung con calma al comprender los motivos que impulsaban a Wook a mirarlo tan detenidamente—. Y sin embargo nos ajustamos tan bien. Me pareces un ser extraño, iluminado por la luna -musito Yesung—. Alguna fiera diosa céltica que exige tanta adoración como amor. O quizá seas una ninfa de la antigua Grecia y yo el sátiro —su sonrisa casi fue sardónica—. Eso es lo que siempre he sentido, que me apodere de ti y te violé, pero que a la vez senté las bases de mi propio castigo...
Incapaz de concentrarse en sus palabras, Wook le acaricio la mejilla.
—No digas nada —le pidió antes de inclinar la cabeza y cerrar los labios alrededor de los desconocidos y pequeños montículos de su pecho.
Yesung se estremeció y de pronto todo pensamiento quedo excluido en aquella salvaje y devoradora fiebre.
Después Wook no podría recordar cómo desapareció el resto de su ropa; lo único que supo fue que se encontraba tumbado en la cama encima de las sábanas y que Yesung estaba encima de él.
Sonriente, movió las piernas en una muda invitación y entonces él deslizó la mano hacia abajo para buscar y encontrar su entrada, mientras le besaba en el cuello. Wook emitió un gemido y, una vez más, volvió a arquearse en una silenciosa invitación.
Si Wook seguía permitiéndoselo de esa forma no sabía si podía seguir controlándose, su cuerpo estaba reaccionando a la desnudez de Wook, su miembro le latía frenéticamente. Se llevó una mano hacia su miembro y lo apretó mientras seguía buscando entre las piernas de Wook, que soltaba gemiditos guturales.
— Yesung…— gimió Wookie cuando un dedo se deslizo en su entrada para prepararlo.
Envolvió los brazos en su cuello y le dio un suave beso entre sus labios, Wook soltó una risita al sentir la desesperada respuesta de Yesung y como atacaba su boca con su lengua devorando su cavidad bucal.
No podía creer que esto estuviera sucediendo, ¿En verdad estaba con Yesung? ¿El mismo que decía le odiaba? Dejó de pensar, justo cuando Yesung soltó un gruñido y lo apretó entre sus brazos sin romper el beso, tumbándose encima de él.
Wook tragó saliva y asintió sin decir nada, pues tenia seca la garganta.
—Entonces también tienes que quitarte tú la tuya. A menudo me he preguntado qué aspecto tendías desnudándote para mí. Déjame ver cómo te desnudas sólo para mí.
Wook se sentó y con manos temblorosas se desabrochó los botones del puño de la camisa. Aunque un súbito dolor en la muñeca le hizo fruncir un poco el ceño, insistió en aquel empeño que podía llevarle hacia una meta que ni siquiera reconocía.
—Diablos —exclamó Yesung de pronto—. Se me había olvidado. Déjame, lo haré yo...
Le quitó la camisa con tan tierna solicitud que a Wook se le llenaron los ojos de lágrimas. Entonces él se quito la propia y Wook volvió a tragar saliva.
—Somos tan diferentes —dijo Yesung con calma al comprender los motivos que impulsaban a Wook a mirarlo tan detenidamente—. Y sin embargo nos ajustamos tan bien. Me pareces un ser extraño, iluminado por la luna -musito Yesung—. Alguna fiera diosa céltica que exige tanta adoración como amor. O quizá seas una ninfa de la antigua Grecia y yo el sátiro —su sonrisa casi fue sardónica—. Eso es lo que siempre he sentido, que me apodere de ti y te violé, pero que a la vez senté las bases de mi propio castigo...
Incapaz de concentrarse en sus palabras, Wook le acaricio la mejilla.
—No digas nada —le pidió antes de inclinar la cabeza y cerrar los labios alrededor de los desconocidos y pequeños montículos de su pecho.
Yesung se estremeció y de pronto todo pensamiento quedo excluido en aquella salvaje y devoradora fiebre.
Después Wook no podría recordar cómo desapareció el resto de su ropa; lo único que supo fue que se encontraba tumbado en la cama encima de las sábanas y que Yesung estaba encima de él.
Sonriente, movió las piernas en una muda invitación y entonces él deslizó la mano hacia abajo para buscar y encontrar su entrada, mientras le besaba en el cuello. Wook emitió un gemido y, una vez más, volvió a arquearse en una silenciosa invitación.
Si Wook seguía permitiéndoselo de esa forma no sabía si podía seguir controlándose, su cuerpo estaba reaccionando a la desnudez de Wook, su miembro le latía frenéticamente. Se llevó una mano hacia su miembro y lo apretó mientras seguía buscando entre las piernas de Wook, que soltaba gemiditos guturales.
— Yesung…— gimió Wookie cuando un dedo se deslizo en su entrada para prepararlo.
Envolvió los brazos en su cuello y le dio un suave beso entre sus labios, Wook soltó una risita al sentir la desesperada respuesta de Yesung y como atacaba su boca con su lengua devorando su cavidad bucal.
No podía creer que esto estuviera sucediendo, ¿En verdad estaba con Yesung? ¿El mismo que decía le odiaba? Dejó de pensar, justo cuando Yesung soltó un gruñido y lo apretó entre sus brazos sin romper el beso, tumbándose encima de él.
Ryeowook gimió cuando Yesung tomó sus manos y las coloco por encima de su
cabeza, inmovilizándolo con una sola mano. Movió su mano libre por el cuerpo
ruborizado y anhelante de tacto de Wook. Paso su mano por su pecho y luego jugó
con su pezón, apretándolo entre sus dedos. Interrumpieron el beso cuando Yesung
deslizó su boca por el cuello de Wook hacia su pecho, metiendo un pezón a su
boca y comenzó a chuparlo.
El mismo trato que recibió uno, se lo dio al otro, lamiéndolo todo a su paso. Yesung se deleitaba con el sabor de la piel de Wook. Cuando los pezones estuvieron duros y erguidos, Yesung los dejó y dejando libres las manos de Wook, continuo bajando por su cuerpo hasta tocarle con su boca el borde de la ingle.
Se retiro un poco de aquel lugar, deslizando sus manos por los muslos y poco a poco abrió las piernas de Wook, dejando a la vista su apretada y palpitante entrada, que lo invitaba a probarla.
Wook no había bajado sus brazos, los mantenía sobre su cabeza, dejándolo en una posición despreocupada con sus piernas abiertas. Su cuerpo ofreciéndose a la vista de Yesung.
— Wook, eres hermoso…—susurro al mismo tiempo que acercaba su rostro a su entrepierna.
Wook arqueó su cuerpo al sentir como la lengua de Yesung comenzaba a saborear la dulce entrada con su lengua trazaba círculos alrededor y daba pequeños toques a su centro. Wook gemía y gritaba de placer mientras trataba de amortiguarlos con una mano en su boca, algo imposible con lo que le estaba haciendo.
Yesung podía sentir como se acercaba el clímax de Wook, cuando su cuerpo comenzaba a temblar debajo su boca y como su miembro se endurecía más con solo ver como respondía a sus caricias.
Con ayuda de sus dedos preparo a Wook para tomarlo, estaba aguantando, pero llegó a un punto en que Yesung no podía más. Rápidamente se acomodó entre sus piernas listo para hundirse en él, estaba listo para entrar en esa calidez que recordaba y al poco tiempo se dio cuenta que también extrañaba.
—Sí —le aseguró Yesung con voz ronca—, sí, eso es, eso es. Un fuego, un esplendor, un premio que se me entrega...
Trató de esperar, pero Wook patentizó su deseo atraiéndolo hacia él, y entonces le llenó por completo. Apenas estaba empezando Yesung a moverse cuando Wook llegó a la cumbre del placer en imponentes oleadas que hacían que cualquier otra consideración desapareciese ante la ciega necesidad de rendirse a un ritmo que nacía en lo más profundo de su ser. Yesung se hundía cada vez más, abrazándolo para obligarlo a ir más allá del mundo hacia un lugar desconocido, el joven se aferró a Yesung con fuerza y soltó un grito al sentir aquella culminación de su deseo.
De pronto, Wook sintió que Yesung se tensaba para reunir fuerzas para saciar su necesidad, después echó la cabeza hacia atrás y se derritió dentro de él.
Wook lo agarró con fuerza por los hombros aceptando la implacable posesión como si sólo para eso hubiese nacido.
Sonriente, sin pensar, sin tener ninguna preocupación, satisfecho como nunca antes lo había estado, sostuvo aquel amado peso entres sus brazos.
El mismo trato que recibió uno, se lo dio al otro, lamiéndolo todo a su paso. Yesung se deleitaba con el sabor de la piel de Wook. Cuando los pezones estuvieron duros y erguidos, Yesung los dejó y dejando libres las manos de Wook, continuo bajando por su cuerpo hasta tocarle con su boca el borde de la ingle.
Se retiro un poco de aquel lugar, deslizando sus manos por los muslos y poco a poco abrió las piernas de Wook, dejando a la vista su apretada y palpitante entrada, que lo invitaba a probarla.
Wook no había bajado sus brazos, los mantenía sobre su cabeza, dejándolo en una posición despreocupada con sus piernas abiertas. Su cuerpo ofreciéndose a la vista de Yesung.
— Wook, eres hermoso…—susurro al mismo tiempo que acercaba su rostro a su entrepierna.
Wook arqueó su cuerpo al sentir como la lengua de Yesung comenzaba a saborear la dulce entrada con su lengua trazaba círculos alrededor y daba pequeños toques a su centro. Wook gemía y gritaba de placer mientras trataba de amortiguarlos con una mano en su boca, algo imposible con lo que le estaba haciendo.
Yesung podía sentir como se acercaba el clímax de Wook, cuando su cuerpo comenzaba a temblar debajo su boca y como su miembro se endurecía más con solo ver como respondía a sus caricias.
Con ayuda de sus dedos preparo a Wook para tomarlo, estaba aguantando, pero llegó a un punto en que Yesung no podía más. Rápidamente se acomodó entre sus piernas listo para hundirse en él, estaba listo para entrar en esa calidez que recordaba y al poco tiempo se dio cuenta que también extrañaba.
—Sí —le aseguró Yesung con voz ronca—, sí, eso es, eso es. Un fuego, un esplendor, un premio que se me entrega...
Trató de esperar, pero Wook patentizó su deseo atraiéndolo hacia él, y entonces le llenó por completo. Apenas estaba empezando Yesung a moverse cuando Wook llegó a la cumbre del placer en imponentes oleadas que hacían que cualquier otra consideración desapareciese ante la ciega necesidad de rendirse a un ritmo que nacía en lo más profundo de su ser. Yesung se hundía cada vez más, abrazándolo para obligarlo a ir más allá del mundo hacia un lugar desconocido, el joven se aferró a Yesung con fuerza y soltó un grito al sentir aquella culminación de su deseo.
De pronto, Wook sintió que Yesung se tensaba para reunir fuerzas para saciar su necesidad, después echó la cabeza hacia atrás y se derritió dentro de él.
Wook lo agarró con fuerza por los hombros aceptando la implacable posesión como si sólo para eso hubiese nacido.
Sonriente, sin pensar, sin tener ninguna preocupación, satisfecho como nunca antes lo había estado, sostuvo aquel amado peso entres sus brazos.
Al cabo de un rato, cuando sintió moverse, musitó una
protesta y lo abrazó con más fuerza.
—Está bien —dijo Yesung, con voz ronca. Se tumbó a su lado y
le hizo apoyar la cabeza en su
hombro.
Wook yacía sin fuerzas, relajado e inerte, consciente del
olor de la mezcla del sudor de ambos y del aroma de pasión que impregnaba la
habitación.
—Quiero que te cases conmigo.
Al oírlo, se evaporó inmediatamente la paz de Wook.
Palideció y levantó la cabeza para mirarlo.
—¿Cómo dices?
—Lo que has oído.
Si en la voz de Yesung hubiese habido algún sentimiento,
algo que no fuese el hielo de su mirada, lo más probable era que hubiese dicho
que sí en ese momento, pero aunque la palabra luchaba por salir de su boca,
ella sabía que esa posibilidad no era aceptable.
-Por qué? —preguntó mientras trataba de alejarse de él- Te
has puesto un preservativo, así que no es probable que esta vez me quede
embarazado.
-No es eso, y tú lo sabes.
-Entonces? Y no trates de decirme que piensas que seria lo
mejor para los niños, pues ellos no me conocen.
- Están deseando tener un appa. ¿Cuál es el problema? No
querías verlos crecer? Creía que por eso habías venido aquí.
- Maldito seas, no uses a mis hijos contra mí —musitó furioso,
olvidándose de lo que acababa de ocurrir. Volvería a ver a Yesung como un
enemigo obstinado en salirse con la suya.
-Usaré lo que sea necesario —le aseguró él, mientras con
dedos expertos le hacía volver a la vida—. Y me has proporcionado suficientes
argumentos, mi hermoso, fiero, seductor y sensual Wook.
Se inclinó para besarle el pecho. O por lo menos eso fue lo
que se imaginó Wook que iba a hacer. Preparado para recibir el contacto de su
boca, sufrió un impacto cuando Yesung buscó con la lengua la pequeña cavidad de
su ombligo y empezó a explorarla.
-Alto! —exclamó Wook, impresionada por la intensidad de su
propia respuesta.
Sintió la sonrisa de Yesung contra la suavidad de su piel y
el deseo empezó a surgir con languidez desde el fondo de su vientre. De modo
sorprendente. Yesung también estaba excitado.
-No, no puedes... —gimió—, todavía
no.
-Tus amantes no deben haber sido nada eficaces—se mofó él—.
Tócame, Wook... siente por ti mismo si puedo o no.
Wook desvió la mirada y cerró los ojos intentando bloquear
su propia e incontrolada reacción.
Yesung rió y le pasó la mano por la pierna, hasta llegar a
darle un lento y sensual masaje en el tobillo y sobre el arco del pie.
—Todavía debe dolerte —comentó Yesung antes de besar la
pálida piel del pie.
—No lo hagas —le pidió, tan excitado como asombrado.
—¿Por qué no? —el contacto de su aliento contra su piel hizo
que se le pusiese carne de gallina.
Al finnnnnn (*_*) amo esté fic :'D me hiciste quedar sin uñas esperando esté capítulo, pero no tardes lo mismo con el qu sigue ^^
ResponderEliminarAaaaaaAaaah por fin,y que buen cap.
ResponderEliminareish,yesung ya me caia mal,toda esa prepotencia,altivez y sus comentarios hacia wook ya me estaban cansando.......pero oh dios,solo lo hacia por una cosa,lo estaba probando. Esto me hace pensar cosas. Ese enojo hacia wook por haber ido a su casa,en realidad es un enojo con él mismo......lo queria de vuelta,se sintio mal por la "traición",pero lo queria de vuelta,queria tener a wool con él,y ahora sin esposo,no se siente atado para tener lo que quiere.......wook lo quiere tambien,pero seguro que pasa algo ㄱㄱ
No sé, a mi que me cuelguen si me equivoco, pero estoy casi segura que Sunjoon de inocente no tenía nada, cada vez estoy más convencida de que ella planeo todo, peor aún con lo de la lista de espera ¬¬
ResponderEliminarEstos dos sienten él uno por el otro más de lo que quieren admitir, si ni siquiera pudieron resistirse y terminaron haciendo el amor, no sé como le van hacer si todavía no confían el uno en el otro.
Gracias por la actu ^^